#4 Tiempos
¿Por qué no hay influenza -ni sincicial-? | Columna de Andreu Comas García

La Ciencia de la Salud
Cuando hablamos de influenza, no hablamos de un solo virus mas bien son muchos tipos y subtipos de virus. Tenemos influenza tipo A, B, C y D. La influenza A puede afectar humanos, aves, cerdos, caballos, perros, etc., en cambio influenza tipo B y C solo afecta al humano.
Los virus de influenza son uno de los patógenos que están clasificados como una amenaza para la supervivencia de la raza humana. Los virus de influenza A al tener la capacidad de infectar a múltiples seres vivos, son capaces de generar nuevos virus de influenza mediante el intercambio de sus genes con otros virus e influenza A. A este mecanismo se le conoce como cambio antigénico mayor. Estos virus también pueden generar pequeñas modificaciones en sus proteínas de superficie (hemaglutinina y neuroaminidasa). Las pequeñas modificaciones en sus proteínas de superficie son denominadas cambios antigénicos menores.
Los cambios antigénicos mayores son los culpables de generan nuevos tipos y subtipos de influenza, y por lo tanto causan la aparición pandemias de influenza. Se estima que cada 10 a 40 años ocurre una nueva pandemia de influenza.
Los cambios antigénicos menores son producto del efecto que ejerce el sistema inmune particularmente el mediado por anticuerpos (ya sea por infección natural o por vacunación). Esta presión causa pequeñas modificaciones en las proteínas que tienen que ver con unirse, entrar y salir de la célula. Los cambios antigénicos menores son los responsables que cada año haya que modificar la composición de la vacuna de influenza.
En el caso de influenza B este no hace cambios antigénicos mayores, únicamente cambios antigénicos menores y por lo tanto no causa pandemias. La influenza C solo infecta al humano, generando casos esporádicos, pero sin capacidad de causar epidemias ni pandemias. La influenza D es muy similar a la influenza C, pero esta solo afecta a los cerdos.
Los virus de influenza A y B, junto con el virus sincicial respiratorio (del cual escribí hace unas dos semanas) son los tres principales patógenos respiratorios que afectan al humano. Cada año existe a nivel global una competencia entre los virus de influenza con el virus sincicial respiratorio para ser el principal patógeno que infecta la vía respiratoria de los humanos.
Ecológicamente, influenza tiene varias diferencias con respecto al virus sincicial. Influenza infecta a múltiples seres vivos y el sincicial solo a humanos. Para los virus de influenza tenemos vacunas y medicamentos antivirales específicos y para el sincicial no. La duración de la enfermedad y del tiempo en que una persona es infecciosa, es mayor para el sincicial que para influenza. Finalmente, la capacidad de infección del sincicial es mayor que la de influenza. Las epidemias de sincicial duran al menos el doble que las de influenza. Cuando en una población el virus predominante es sincicial casi no hay circulación de influenza y viceversa.
La interacción ecológica o poblacional de ambos virus se puede explicar con la teoría de presa-depredador generada por Alfred Lotka y Vito Volterra en 1926. Por todo lo explicado antes sabemos que existe un agente superior y predominante es decir el depredador (el virus sincicial respiratorio) y un ser cuyo tamaño de la población esta limitada por la presencia del depredador, es decir la presa (los virus de influenza).
Cuando predomina a nivel mundial la circulación del virus sincicial respiratorio, particularmente el subtipo A, entonces la circulación de influenza es mínima. Las epidemias de sincicial duran más tiempo y causan mas casos, hospitalizaciones y muertes que las epidemias de influenza. Cuando por motivos climáticos o por que se alcanzó la inmunidad colectiva (de rebaño) en los niños menores de cinco años, entonces predomina influenza y causa su brote anual. Las epidemias de influenza duran menos tiempo y son más abruptas.
Sí en una temporada de otoño-invierno predomina el virus sincicial tipo B en lugar del A, este no es tan infeccioso y por lo tanto influenza puede vencer a su depredador y causa epidemias de mayor tamaño. La adaptación de la teoría presa-depredador a la explicación ecológica entre el sincicial y influenza fue propuesta por uno de los mejores matemáticos de América Latina, el Dr. Jorge X. Velasco Hernández y la Dra. Mayra Núñez (ambos chilangos) y recibió el nombre de la Teoría de la Superinfección.
Mediante esta teoría hemos logrado entender como ambos virus compiten en las poblaciones de seres humanos durante las épocas de mayor transmisión de ambo virus (otoño e invierno). Además, nos ha permitido aprender como la presencia o ausencia de uno afecta al otro.
Desde que apareció el SARS-CoV-2 la cantidad detecciones y hospitalizaciones por influenza y el sincicial se han vuelto escasas, por no decir anecdóticas a nivel mundial. Prácticamente ambos han dejado de circular entre los humanos.
Este fenómeno podría tener varias explicaciones. La primera sería que debido al diagnóstico masivo que se esta haciendo de SARS-CoV-2 no se este buscando influenza ni sincicial. Sin embargo, en los lugares donde aún se hace la búsqueda de virus respiratorios no se reporta una cantidad relevante de influenza ni de sincicial.
La segunda explicación podría ser que el uso de mascarillas, geles antibacteriales, distanciamiento social, cierre de fronteras, disminución/suspensión de clases y cuarentenas haya impedido la circulación de ambos virus. Probablemente todas estas estrategias hayan facilitado la desaparición -momentánea- de influenza y sincicial, pero tampoco han sido estrategias que hayan parado por completo la circulación del coronavirus. Entonces, ¿por qué sería que dichas estrategias sí funcionen muy bien contra influenza y sincicial pero no contra el coronavirus?
La tercera explicación retoma la Teoría de la Superinfección. Ahora llegó al ser humano un depredador mas dominante y poderoso, el coronavirus. El SARS-CoV-2 tiene mayor capacidad de transmisión que los otros dos, su periodo infeccioso es mayor, hay nula historia de anticuerpos en el ser humano, no hay tratamiento específico y apenas vamos teniendo vacunas disponibles.
Por lo tanto, la explicación más plausible sería que la desaparición -por el momento- de influenza y sincicial se debe a la circulación predominante y masiva del SARS-CoV-2 como nuevo depredador y por lo tanto este ha desplazado a los otros dos.
¿Entonces estamos ante el fin de influenza y sincicial?, no. Ahora más que nunca es muy importante que todos los países estemos realizando no solo detección de ambos virus, también su caracterización. Esto es de gran relevancia porque existe la posibilidad que para que influenza o el sincicial puedan vencer al coronavirus se generen nuevas variantes virales. La presencia de nuevas variantes de estos virus podría llegar a causar una nueva pandemia de influenza o un gran brote de sincicial.
Lee también: Ciencia básica y libertad de expresión | Columna de Andreu Comas García
#4 Tiempos
Todo para la vuelta | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
La final del Torneo Clausura 2025 de la Liga MX entre América y Toluca se definirá en una serie muy pareja. Los dos mejores equipos del torneo se han colocado en la final con puntos clave importantes que seguramente marcarán diferencia:
Ambos equipos tienen bloques defensivos sólidos y juego por el centro. Los dos equipos prefieren defender en bloque bajo y atacar principalmente por el mediocampo, lo que anticipa un duelo de control y precisión en el medio sector.
El equipo de André Jardine destaca por limitar las oportunidades de alto valor del rival y alternar entre posesión prolongada y contragolpes letales, con Álvaro Fidalgo como eje creativo y generador. Toluca, por su parte, se apoya en transiciones rápidas y un ataque vertical centrado en Alexis Vega, su jugador más destacado, buscando aprovechar la velocidad para desequilibrar.
A balón parado, ambos equipos están entre los mejores (América con 9 tantos y Toluca con 7), por lo que estas jugadas serán armas tácticas importantes para romper el empate.
América tiene ligera ventaja en duelos defensivos (74% vs 71%) y aéreos (63% vs 57%), lo que puede ser clave para neutralizar las ofensivas rivales.
Toluca suele anotar primero con frecuencia, lo que indica que buscarán imponer ritmo desde el arranque de la vuelta para tomar ventaja psicológica.
El enfrentamiento entre Álvaro Fidalgo (América) y Alexis Vega (Toluca) será fundamental para el control del mediocampo y la generación de peligro.
Alexis Vega ha jugado 21 partidos en el torneo, siendo el máximo referente ofensivo con 12 goles y 10 asistencias, con una precisión de pase del 83% y un 69% en pases largos completados. Su regularidad y participación ofensiva lo hacen vital para Toluca.
Del lado de América, Álvaro Fidalgo destaca con un promedio de 90.2% de pases completos, siendo uno de los jugadores con más pases intentados (84.4 por partido) y progresivos (11.4 por partido), lo que refleja su rol como eje creativo y distribuidor del América. Su valoración promedio es muy alta (7.72).
Otros jugadores azulcrema que sobresalen son Henry Martín y Cristian Borja, figuras importantes en goles decisivos en la semifinal, han sido titulares constantes en el equipo. Del lado de Toluca, resaltar sin duda a Marcel Ruiz, Paulinho y Gallardo, por solo hacer mención de jugadores que resaltan en la alineación de Mohamed.
En la dirección técnica, ambos equipos tienen experiencia en finales, técnicos campeones los respaldan, ambos saben muy bien jugar con los tiempos, los cambios y las posibilidades cerradas para el de vuelta.
En fin, la final de vuelta será un choque táctico entre la experiencia y orden del América contra la intensidad y velocidad de Toluca, donde pequeños detalles en defensa, balón parado y transiciones rápidas definirán al campeón, nada está escrito y el domingo en la bombonera, veremos al campeón. Probablemente, el nuevo campeón.
También lee: Se juegan las finales | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
#4 Tiempos
Ingeniero Labarthe, pionero de la cartografía geológica en México | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Hace sesenta y cinco años, en el mes de mayo, el Ing. Eugenio Pérez Molphe impulsaba el proyecto para la creación de un Instituto de Geología en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, que sería presentado por el Ing. Rubén Ortiz Díaz Infante, Director de la Escuela de Ciencias Químicas, un par de meses después en julio de 1960 se formalizaba la propuesta al Consejo Directivo Universitario de a UASLP, la cual sería aprobada iniciando así las actividades del Instituto de Geología y Metalurgia, como fue llamado en un ´principio, siendo nombrado el Ing. Pérez Molphe como su director.
El proyecto de inicio de la formación en Geología en San Luis se venía gestado dos años atrás, motivada entre otros factores, por la celebración del Año Geofísico Internacional donde estaban participando algunos universitarios potosinos, entre ellos el Dr. Gustavo del Castillo, que recibió en 1957 a investigadores que realizarían algunos experimentos geológicos en el marco de esta celebración.
En 1958 con motivo del Año Geofísico Internacional estuvieron en San Luis Potosí el doctor en geología Robert P. Mayer de la universidad de Wisconsin y el ingeniero geodesta Hermilio Cepeda del Departamento de Oceanografía de la UNAM, con el objeto de realizar experimentos geológicos a fin de determinar la velocidad con que se transmite el movimiento de la tierra, para lo que buscaban una mina abandonada para emplear un sismógrafo a fin de poder colocarlo a considerable profundidad, seleccionando para ello al mineral de Cerro de San Pedro. Para realizar sus mediciones se haría una explosión de dinamita en el Cerro del Mercado en Durango y mediante comunicación por radio con Cerro de San Pedro se trataba de registrar en el sismógrafo el evento.
En 1959 el Ing. Luis S. Jiménez López presidente de la Comisión Nacional de Fomento Minero en el Estado de San Luis Potosí, en un análisis minucioso sobre el panorama minero en México, declaraba que el país necesitaba más ingeniero geólogos, señalando la necesidad de una nueva dinámica en los campos de exploración y explotación de minerales cuyo factor propicie el justo y adecuado aprovechamiento de este núcleo de profesionales.
En esos años, terminaba sus estudios de ingeniería geológica el potosino Guillermo Labarthe Hernández en la Universidad Nacional Autónoma de México, titulándose en la licenciatura como ingeniero geólogo en 1958, año en que contraería matrimonio y regresaría posteriormente a San Luis Potosí.
Guillermo Labarthe Hernández nacería en San Luis Potosí en febrero de 1934, a principios de los sesenta se incorporaría al Instituto de Geología de la UIASLP que contaba con un número mínimo de profesores y sus actividades se orientarían al apoyo a la docencia y el impulso de la carrera de geología en la UASLP que iniciaba actividades en 1961 a la que se incorporarían alumnos que ya estudiaban ingeniería en la UASLP y que reorientaban su vocación a la geología.
El vínculo del Ing. Labarthe con la UNAM se reflejaría al realizar los primeros trabajos de cartografía en colaboración con esa institución que propició se titularan los primeros geólogos de la UASLP
un par de años después en lo que fue la primera generación de ingenieros geólogos, la cual estuvo formada por Arturo Elías, Jorge Fraga y Manuel Mendiola, que recibieron sus títulos en 1963.El Instituto de Geología de la UASLP sería el tercer instituto de investigación creado en la UASLP y el segundo que se formaba en el país. Si bien, sus primeros años estuvo enfocado principalmente en el apoyo a la docencia se establecían las raíces que propiciarían se realizaran se manera intensa actividades de investigación a mediados de los setenta.
En el mes de noviembre de 1962 salió a la luz pública la revista “Geología y Metalurgia”, con temas técnico-científicos de interés y que posteriormente, hacia 1977 daría lugar a la serie de boletines publicados como “Folletos Técnicos del Instituto de Geología”. En 1979 el Ing. Guillermo Labarthe Hernández era nombrado director del Instituto de Geología y se iniciaba un intenso trabajo de cartografía geológica siendo un esfuerzo pionero en el país.
En 1976 inicia los trabajos formales de investigación en cartografía geológica del Estado enfocando esfuerzos en la Zona Media y Altiplano del estado de San Luis Potosí, dirigidos por el Ing. Labarthe; estos trabajos serían los primeros que se realizaban en México. Los cuales sirvieron para definir los acuíferos de la zona de San Luis Potosí y Villa de Reyes. Por lo que al perforarse los pozos se sabía que tipo de rocas estaban en el subsuelo gracias al trabajo de cartografía realizado. En cuanto a recursos minerales, los depósitos de caolín que existen en la zona suroeste del estado fueron descubiertos por la cartografía realizada.
Todos estos recursos, acuíferos y minerales están encajonadas en rocas volcánicas, tema que sería parte de la especialización del Ing. Labarthe del que era un experto. La zona de San Luis fue una zona volcánica, y los estudios han ayudado a comprender la evolución de la corteza.
El Ing. Labarthe falleció iniciando el mes de mayo dejando un importante legado para la geología mexicana y en especial la potosina, siendo uno de sus pioneros y el iniciador de la cartografía geológica moderna.
También lee: La Primera Geóloga Mexicana | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Monólogo del profesor | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
Seamos sinceros, estimada señora: a nuestros jóvenes cada vez les importa menos lo que en la escuela podamos decirles. Un día la invitaré para que venga y vea. Entonces se sorprenderá al ver la cara que ponen cuando un servidor de usted les esté explicando, por ejemplo, la segunda ley de la termodinámica. ¿Puedo adelantarle algo de lo que verá? Un muchacho de cabellera abundante y estropajosa, con las piernas cruzadas, estará observando el estado general de las suelas de sus zapatos como en una especie de contemplación o arrobo místico; otro, sentado a dos bancos de aquél, hojeará distraídamente la revista que metió de contrabando en el salón y que ha ocultado –ni siquiera discretamente- bajo su libro de texto; aquel, pensando que nadie lo mira (o no pensando nada, pues lo mismo le da), estará ocupado enviando mensajes desde su teléfono celular y contestando los que a su vez le lleguen; en fin, todo esto los encontrará usted haciendo cuando vea y vea, estimada señora.
Mientras tanto, yo seguiré hablando en voz alta, haciendo como que creo que me escuchan. «Tú juegas a quererme, yo juego a que te creas que te creo». ¿Recuerda usted quién cantaba esta canción hace veinte años o incluso veinticinco? ¿Luz Casal? En todo caso, se trata del mismo pasatiempo: mis alumnos juegan a que me ponen atención, y yo juego a hacerles creer que me trago su mentira. De este modo ellos están en paz y yo también.
¡Oh, no me crea usted un resignado! La verdad es que en otro tiempo abrigué ciertas ambiciones pedagógicas y hasta llegué a creer que bastaba con que yo abriera la boca para que mis alumnos se apasionaran por la materia que me disponía a explicarles. Hoy ya no soy tan ingenuo, estimada señora, y hasta me he dado esos baños de realidad que si bien al principio no son nada agradables (el agua de la realidad es fría, bastante fría), al final lo sacan a uno de ese ensueño metafísico del que hablaba en uno de sus libros un famoso filósofo francés.
Al principio, debo confesárselo, casi lloraba al ver que mis alumnos me hacían menos caso que al perro del vecino; pero luego la fuente de las lágrimas se secó, y aquí me tiene usted, haciendo como que enseño y cobrando puntualmente mi sueldo, pues es bien sabido que de aire los hombres no pueden vivir.
A los muchachos ya no les digo nada, y ni siquiera los riño. ¿Qué les puedo decir, por ejemplo, cuando no hacen sus tareas? Podría, sí, hacer como que me indigno, pero esto sería llevar el juego demasiado lejos. Supongamos, por ejemplo, que me quejo con sus padres diciéndoles que sus hijos son unos holgazanes. ¿Qué voy a recibir como respuesta? ¡Ya se lo imaginará usted! Una vez, al principio de mi carrera –es decir, cuando me sentía con derecho a ser exigente- mandé llamar a uno de esos caballeros que se llaman a sí mismos padres de familia para suplicarle que pusiera más atención en los asuntos del que creo era su primogénito. Pero no me dejó ni siquiera terminar. «¿Y usted quién es para meterse en nuestra vida?», me preguntó lleno de rabia, ajustándose con brusquedad el nudo de su corbata. «A usted le pagamos para que dé su clase, pero lo demás ya no le toca».
De acuerdo, de acuerdo, me dije entonces. Quiero decir con esto que aprendí la lección. Desde entonces ya no encargo a mis alumnos ninguna tarea. ¿Para qué? Hoy mi lema es, humildemente, éste: laissez faire, laissez passer: ¡Que cada uno haga lo que le venga en gana!
La vida de mis alumnos, estimada señora, está en otra parte. ¿En qué parte? Vaya usted a saberlo, aunque todo parece indicar que ésta comienza para ellos justo en el instante en que, llegando a su casa, dejan la mochila en el suelo y encienden la computadora. ¡Entonces sí que se sienten vivir! «Ah –se preguntan-, ¿quién habrá inventado la escuela, ese mal que ni siquiera parece necesario?».
En la luna: allí veo a mis alumnos cuando les hablo de cosas que a mí me habría gustado comprender cuando tenía su edad. En la luna, sí, y parecen muy poco dispuestos a bajar a esta tierra que desde hace mucho ha dejado de interesarles.
¿De dónde acá esta indiferencia por todo lo que sea escolar o huela a ello? He encontrado aquí y allá diversas teorías, aunque la que hasta ahora me convence más es ésta del pedagogo francés Guy Avanzini. Escuche usted: «A pesar de todo, los padres, sin quererlo y sin saberlo, al menos en parte, son los responsables de este fracaso». Está hablando el pedagogo del fracaso escolar, que incluye no sólo las malas notas obtenidas en los exámenes, sino sobre todo el disgusto con que los jóvenes se presentan en la escuela. ¡Pero cómo! ¿Son culpables los padres de esta situación? Sí –responde Avanzini-, y ellos los primeros. Ante todo, porque desvalorizan el trabajo escolar, diciendo y pensando que ir a la escuela equivale a perder el tiempo, y luego exaltando el ejemplo de los que triunfan en la vida «sin haber trabajado en la escuela; haciendo la apología del mal estudiante que, sin haber llegado a la edad adulta, alcanza la notoriedad a pesar de la escasez de su cultura y de la regularidad de sus malas notas». Esto, en síntesis, es lo que dice Avanzini. Y el panorama parece tanto más desolador cuanto que nuestros muchachos oyen a cada instante noticias de verdaderos ignorantes que ganan lo que quieren sólo por saber patear un balón, aporrear una guitarra o cantar una canción. Además, ¿no escuchábamos hace poco la noticia de que muy pocos de nuestros legisladores acabaron realmente de estudiar? ¡Y mire usted lo que gana en estos contornos del mundo un legislador! Los hombres que viven mejor son los que han estudiado menos: he aquí el mensaje que les llega a los jóvenes desde todos los flancos. ¿Cómo queremos entonces, estimada señora, que la escuela les interese aunque se un poco? ¡Respóndame usted! ¡respóndame, por el amor de Dios!
También lee: La seriedad y la risa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
-
Destacadas1 año
Con 4 meses trabajando, jefa de control de abasto del IMSS se va de vacaciones a Jerusalén, echando mentiras
-
Ciudad2 años
¿Cuándo abrirá The Park en SLP y qué tiendas tendrá?
-
Ciudad3 años
Tornillo Vázquez, la joven estrella del rap potosino
-
Destacadas4 años
“SLP pasaría a semáforo rojo este viernes”: Andreu Comas
-
Estado2 años
A partir de enero de 2024 ya no se cobrarán estacionamientos de centros comerciales
-
Ciudad2 años
Crudo, el club secreto oculto en el Centro Histórico de SLP
-
#4 Tiempos2 años
La disputa por el triángulo dorado de SLP | Columna de Luis Moreno
-
Destacadas3 años
SLP podría volver en enero a clases online