#4 Tiempos
La autoestima del mexicano | Columna de Juan Jesús Priego
LETRAS minúsculas
El mexicano padece un infinito, persistente e incurable complejo de inferioridad: he aquí el diagnóstico que Samuel Ramos (1897-1959), uno de nuestros más grandes intelectuales, certificó en el ya lejanísimo año de 1934. Y no es que sea inferior, ni mucho menos, pero siente serlo, y nadie puede quitarle de la cabeza que lo es.
Para comprobar que esto es de veras así, me propongo acompañar a un mexicano medio únicamente a dos lugares: a una tienda de ropa y a una librería. Podría acompañarlo, es verdad, a otras partes de la ciudad además de éstas, pero no lo haré por falta de tiempo.
Entremos con él, en primer lugar, a la tienda. Se trata de un negocio que vende lo que se ha dado en llamar ropa de marca. ¿Cuánto cuesta este pantalón «Dockers» color negro que tan poderosamente ha llamado su atención? Los ojos se le salen de las órbitas: 1500 pesos. Pero finge no espantarse, pues cualquier interjección de sorpresa delataría su triste suerte y prevendría al vigilante. Un pantalón exactamente igual le costaría en una tienda de los Estados Unidos la cantidad de 15 dólares o, llevando las cosas al el extremo, 20, es decir, entre 300 y 400 pesos mexicanos. No obstante, aquí le cuesta tres o cuatro veces más.
A nuestro mexicano medio le ha gustado también una chamarra color beige. La ve de lejos, se le acerca y la toca para luego lanzar un grito de terror al ver el precio: ¡3000 pesos!, cuando la misma prenda le costaría en un «Ross» norteamericano la cantidad ya no tan terrorífica de 40 dólares. ¿Y no es esto, me pregunto, un acto de humillación al mexicano? Al etiquetar las cosas con tantos ceros, me imagino que los dueños de esas tiendas se dirán entre ellos: «¿Quieren éstos aborígenes ponerse un pantalón bueno y una chamarra más buena aún? ¡Pues que lo paguen a precio de oro, pues no merecen llevar en sus cuerpos tercermundistas prendas de tanta calidad!».
Nuestro mexicano medio ha salido de la tienda profundamente abatido y casi pateando latas. Y como hoy precisamente es el cumpleaños de alguien muy cercano a su corazón, se dirige ahora a una librería para comprarle un regalo.
Recorre los pasillos del negocio y se detiene ante una novela de Umberto Eco en edición de bolsillo; se trata de La misteriosa llama de la reina Loana, que en España cuesta 8,95 euros y que aquí ha de pagar a 299 pesos, si bien le va. Un español medio, es decir, uno que en su país gane el salario mínimo, podrá comprar este libro con dos o tres horas de trabajo; a nuestro mexicano medio, por el contrario, no le será suficiente la paga de tres días para poder adquirirlo. ¿Y no es esto minimizar al mexicano, considerarlo un ente inferior? «No te mereces este bien, pero, puesto que lo quieres, tendrás que talonearle mucho para adquirirlo»: tal es el mensaje que el librero envía a su visitante.
¿Y esa moda de forrar los libros con papel celofán, ¿no es también un agravio? Quizá sea éste el momento para incluir aquí un recuerdo personal. Una vez que saqué un libro de su envoltura plastificada, el dependiente de una librería de mi ciudad me miró indignado y me dijo como si le hablara a un niño:
-Eso no se hace, señor.
A lo que respondí con paciencia y amabilidad:
-Lo que no se hace, señor, es comprar un libro sin saber lo que contiene.
¿Cómo voy a llevármelo si ni siquiera le puedo ver el índice?
Pero el dependiente se enojó aún más, me arrebató el libro de las manos
–cual si se tratara de una corona de la Virgen que ya se llevara el ladrón- y me
volvió a decir indignado:
-O se lo lleva así como está…
Pero no lo dejé terminar: me di la media vuelta y me marché; ya era mucho, y además no se puede tratar así a la gente.
En otra librería que conozco, bien visible en un muro, hay un letrero que dice: «Ponga usted su mejor sonrisa, pues está siendo grabado por una cámara secreta», lo cual es una manera de decir: «Cuidado, delincuente lector: un solo movimiento en falso, o sospechoso, o misterioso, y ya verá». ¡Qué denigrante!
Nuestro mexicano medio, pues, compró el libro de Eco como estaba (forrado y a un alto precio) y se encaminó a su casa. Acompañémoslo hasta allá. Él, como ya dijimos, ese libro no va leerlo, pues se trata de un regalo que va a hacer esta misma tarde, pero lo que sí deberá leer es un mensaje que le envía la Secretaría de Finanzas recordándole el pago de la tenencia de su auto. En otro país del mundo se comprendería que tener un auto es parte de los derechos de un ciudadano; pues bien, en México no lo es. En otras partes acaso se paga un impuesto a la Tesorería sólo en una ocasión, al comprar el vehículo; pues bien, aquí hay que pagarlo cada año. Y así el mexicano recibe del gobierno un mensaje que dice: «No te mereces un auto, pero si quieres tener uno, deberás págame cada vez que te lo indique. ¡Y no protestes, porque ya se acerca ese día fatídico para ti, pero venturoso para mí».
En un libro de Corman McCarthy, el famoso novelista norteamericano, me encuentro con el siguiente chiste de mal gusto: «¿Tú sabes por qué Jesucristo no nació en México?… Porque no huno forma de encontrar una virgen. Ni a tres hombres justos que hicieran de reyes magos» [El abogado del crimen, México, Mondadori, 2013, p. 48].
Habría que acompañar a nuestro mexicano medio por las calles de la ciudad y por muchos otros lugares, pero, como hemos dicho, no tenemos tiempo para ello.
Quede como conclusión de nuestro viaje que el mexicano sí que se siente inferior, pero no porque lo sea, sino porque en todas partes le han dicho que lo es y él ha acabado creyéndoselo.
Lee también: Saber que vendrás | Columna de Juan Jesús Priego
#4 Tiempos
El tormentoso futuro y sus pronósticos | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Se llega al inicio del torneo y como siempre, la ilusión, el deseo y un poco de esperanza regresan a los campamentos del fútbol mexicano.
Ya con algunas semanas de partidos amistosos, preparación de pretemporada y contrataciones interesantes, arrancamos con la idea de pronosticar el futuro de San Luis en la liga.
La mecánica es simple, ir jornada tras jornada sumando (cuando lo amerite) los puntos que puede obtener el equipo, para al final hacer una suma e intentar predecir si es suficiente como para pelear por un lugar en la liguilla o no, así que comencemos.
Jornada 1: León (Derrota) 0 puntos
Jornada 2: Monterrey (Derrota) 0 puntos
Jornada 3: Chivas (Derrota) 0 puntos
Jornada 4: Cruz Azul (Derrota) 0 puntos
Jornada 5: Puebla (Empate) 1 punto
Jornada 6: Querétaro (Victoria) 4 puntos
Jornada 7: Toluca (Empate) 5 puntos
Jornada 8: Tijuana (Victoria) 8 puntos
Jornada 9: Santos (Victoria) 11 puntos
Jornada 10: América (Empate) 12 puntos
Jornada 11: Pachuca (Empate) 13 puntos
Jornada 12: Mazatlán (Victoria) 15 puntos
Jornada 13: Atlas (Victoria) 18 puntos
Jornada 14: Pumas (Derrota) 18 puntos
Jornada 15: Necaxa (Victoria) 21 puntos
Jornada 16: Juárez (Victoria) 24 puntos
Jornada 17: Tigres (Derrota) 24 puntos
24 puntos representan una real posibilidad de jugar play in y con ello pensar en llegar a la liguilla. Sin embargo, el pronóstico habla de un arranque muy complicado llegando a sumar alguna unidad hasta la jornada 5, lo cual preocupa para la estabilidad del equipo y su nuevo cuerpo técnico. Un torneo que luce complicado y de adaptación para el director técnico y una base muy consolidada de jugadores que conocen muy bien la liga.
Por el bien del fútbol en San Luis, esperemos que la bola ruede a su favor, que renazca el buen toque de balón y se demuestre que con poco se puede competir, no queda más que esperar y en unos meses hacemos el recuento de lo logrado contra este complicado pronóstico, que comience la fiesta del fútbol mexicano, una vez más.
También lee: El sabor uruguayo del futbol potosino | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
#4 Tiempos
Personas como espejos | Columna de Carlos López Medrano
Mejor dormir
Los pasos dados en una mañana cualquiera conducen a uno de esos espejos piadosos en los que uno aparece más guapo de lo habitual, más limpio, más esbelto, casi heroico. La imagen llega como ráfaga: ese instante fugaz en que parecemos la mejor versión de nosotros mismos. Al siguiente paso, otro espejo devuelve ya el reflejo habitual: el rostro cansado, la camisa con esa arruga que antes no estaba, el pelo que ya no da. Así son los espejos: unos nos bendicen con la gracia de un tenista que acaba de salvar un set y lanza un guiño a la muchacha de la tercera fila; otros nos exhiben hasta el patetismo, y no hay ángulo que salve esas ojeras de un sueño perdido o la mancha que jurábamos no llevar puesta.
Entre uno y otro reflejo, se instala la duda: saber si somos el mal reflejo o la estampa bella de aquel aparador, si somos lo que vimos primero o lo que vemos ahora. Si somos el destello o la derrota.
En las relaciones humanas ocurre un duelo parecido. Hay personas que funcionan como espejos benévolos y nos devuelven lo mejor de nosotros mismos, iluminando lo que tenemos de amable, de inteligente, de vivo. Con ellas todo fluye: la conversación, el silencio, el juego de miradas. Traen de vuelta nuestro humor. Su sola presencia aligera la carga del día y perdonamos así el paso de las moscas.
En el ámbito de las relaciones es preciso rodearse de personas que son como los espejos en los que uno se ve bien y que nada complican. Gente que con su paciencia y simpatía ponen en bandeja las sonrisas y alumbran los más elevados sentimientos.
Pero también hay espejos rotos con forma de persona. Espejos manchados que te reducen y desaniman, cual les marca su hebra cochambrosa y su afán por ensuciar lo que les rodea. Sujetos cuya sola cercanía oscurece, reduce. Imanes del infortunio, empeñados en arrastrar a los demás a su fango personal. Su forma inmunda de consuelo.
Famosa es la frase en la que John Keats contaba que la poesía ha de acontecer con la misma naturaleza y espontaneidad con la que una hoja cae del árbol, y no forzada ni sostenida por andamios y tornillos. Las relaciones humanas de mayor calado fluyen sin tener que desgañitarse. No se gritan, no se empujan: florecen. Como esas novelas que uno lee sin darse cuenta, y al mirar la página ya vamos por la mitad. Tenemos libros que se arrastran (uno nomás no ve la luz al final del túnel) y otros que vuelan.
Vuelvo a mi maestro Jardiel Poncela: aquellas mujeres que no se acomodan a nosotros valen menos que un lavafrutas, aunque sea la resurrección de Friné envuelta en perfume de Le Galion.
Hay personas que te jalan consigo a su piscina de indecencia; y están otras, las que valen su peso en azafrán, que elevan y de la mano te guían a lo que has anhelado para ti en ratos de dulce vanidad. Son los rayos de sol que se cuelan entre las hojas en la última hora de la tarde.
Los buenos modales siguen siendo la pauta a la hora de definir a la gente de la que me quiero rodear. Aquellos que te alientan, saben escuchar y con los que aún puedes platicar de viejos álbumes.
Recordar, por ejemplo, aquella canción de The Velvet Underground cantada por Nico:
Seré tu espejo
Reflejaré lo que eres, por si acaso no lo sabes.
Déjame estar de pie para mostrarte que estás ciego.
Por favor, baja las manos,
Porque yo te veo.
Me cuesta creer que no sepas
La belleza que eres.
Pero si no lo sabes, déjame ser tus ojos,
Una mano en tu oscuridad para que no tengas miedo…
Contacto
Correo: [email protected]
Twitter: @Bigmaud
También lee: La Habana que vive en Mérida (yo sé que volverás) | Columna de Carlos López Medrano
#4 Tiempos
Un encuentro con la tabla periódica: la participación potosina | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En la sesión del mes de junio de La Ciencia en el Bar se llevó a cabo la presentación del libro Un encuentro con la tabla periódica, ensayos, cuentos y anécdotas, publicado en 2024 por el Fondo de Cultura Económica, dentro de la serie La Ciencia para Todos, en la cual corresponde al número 262. El libro fue coordinado por el Dr. Juan Carlos Ruiz Suárez, investigador del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV) unidad Monterrey y en el cual participaron alrededor de ochenta investigadores del país de varias instituciones educativas y de investigación de los diversos estados de la República Mexicana.
El libro nació de una iniciativa en la conmemoración del Año Internacional de la Tabla Periódica que fuera proclamada por la Unesco en el año 2019; el libro es un recorrido por todos y cada uno de los elementos que conforman la tabla periódica, elementos que son la base para el desarrollo científico y tecnológico de la humanidad. A través de los siglos se han ido identificando estos elementos que al conjuntarse con otros conforman las moléculas y estructuras diversas de la materia y de nuestro universo.
El libro se enfoca en cada uno de estos elementos y es presentado por un investigador de la comunidad científica nacional, sea como un ensayo que acerca al lector al entendimiento del elemento en cuestión y su importancia para nuestra sociedad. Estos acercamientos también se dan, en algunos casos, a manera de cuentos y de anécdotas, tal como se subraya en el subtítulo del libro.
Hasta el momento se conocen ciento diez y ocho elementos, entre naturales y los sintetizados en los laboratorios modernos; la tabla no está cerrada y en años próximos se piensa pueda seguir creciendo con la síntesis de nuevos elementos, si bien, los naturales que son del orden de noventa y dos prácticamente está agotada.
La comunidad científica de San Luis Potosí, también participó en la elaboración de los artículos que conforman este libro encargándose de algunos de los elementos de la tabla periódica. Trece fueron los investigadores de San Luis Potosí que participaron en el libro; figuran así:
La Dra. Mildred Quintana, con el tema, Boro: un elemento primordial en el origen de la vida. La dra. Mildred Quintana es investigadora de la Facultad de Ciencias y del Centro de Investigación de Ciencias de la Salud de la UASLP.
Con el tema: Sodio: la velocidad de aliento, participa el Dr. Braulio Gutiérrez Medina, del Instituto Potosino de investigación Científica y Tecnológica, IPICyT, quien trabaja en sistemas biológicos.
La Dra. Viridiana García Meza, investigadora del Instituto de Metalurgia de la UASLP, que trabaja con microorganismos quimioautótrofos y fotoautótrofos, escribe sobre el Azufre: el elemento oloroso y amistoso del vecindario.
Sobre el Níquel: un duende travieso, escribe la Dra. Vanesa Olivares Illana, quien es investigadora del Instituto de Física de la UASLP y quien se centra en el estudio de interacciones biomoleculares involucrados en el cáncer.
El Dr. Daniel Ignacio Salgado Blanco, investigador del IPICyT, colabora con el tema, Kriptón: el elemento oculto. El Dr. Salgado es especialista en simulaciones moleculares de la materia a escala microscópica y nanoscópica.
El Dr. Pedro Miramontes que es investigador de la Facultad de Ciencias de la UNAM y colaborador como profesor visitante de la Facultad de Ciencias de la UASLP, especialista en evolución biológica en una perspectiva física y matemática, escribe sobre el Rubidio: rojo carmesí.
Por su parte la Dra. Marissa Robles Martínez, especialista en efectos antimicótico de nanopartículas de plata y investigadora del Instituto de Física de la UASLP, trata el tema, Antimonio: contra monjes.
El Dr. Eduardo Gómez García, investigador del Instituto de Física, especialista en enfriamiento por láser de gases a temperaturas cercanas al cero absoluto, escribe sobre el Cesio: el átomo del tiempo.
Sobre el Lantano: el titular de la familia rara, escribe el Dr. Luis Felipe Cházaro Ruiz, investigador de la División de Ciencias Ambientales del IPICyT, que entre otras líneas de investigación trabaja en sistemas bioelectroquímicos y sistemas electroquímicos de conversión de energía.
De la Facultad de Ciencias Químicas de la UASLP y tratando el tema Praseodimio: imita al periodoto, participa el Dr. Miguel Ángel Waldo Mendoza en colaboración con Nancy Araceli Rivera García investigadora de la empresa Greennova.
Vianney Rangel, investigadora de la UASLP y especialista en biofísica, trata el tema Naodimio: en imanes poderosos.
Junto a su colega de la Universidad Autónoma de Zacatecas, Sonia Saucedo Anaya, el Dr. Said Aranda Espinoza, investigador del Instituto de Física, trabajan el tema Gadolinio: excelente en refrigeración, que también desarrolla el tema de Iridio: en honor a la diosa Iris.
Los invitamos que lean el libro en cuestión sobre la tabla periódica que fuera presentado en La Ciencia en el Bar en el cierre de su ciclo número treinta y nueve y previo al vigésimo aniversario de este peculiar programa de difusión.
También lee: Jorge Echevarría y su taller de Sonido 13 | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
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