#4 Tiempos
Perros y gatos: consolidación democrática del país | Columna de Víctor Meade C.
SIGAMOS DERECHO.
Durante la última década del siglo pasado y en los primeros años del siglo en marcha, la estructura institucional del país estuvo sujeta a grandes cambios que han sido paradigmáticos para la consolidación democrática.
Posterior al fiasco protagonizado por Bartlett y de la Madrid en las elecciones presidenciales del 88, las organizaciones civiles exigieron con gran seriedad que se ciudadanizaran los organismos electorales. Era una necesidad impostergable. Así, un par de años después fue creado el Instituto Federal Electoral (IFE) para el ejercicio de las tareas administrativas y, para atender las cuestiones jurisdiccionales, fue creado el Tribunal Federal Electoral (TFE). Este Tribunal había tenido unos atropellados antecedentes, pues, previo a la reforma constitucional de 1990, las resoluciones que emitía eran fácilmente revocadas por los Colegios Electorales de la Secretaría de Gobernación. Fue entonces hasta la reforma de 1993 que dejaron de existir los Colegios Electorales y, ahora sí, el TFE quedaba habilitado para emitir sentencias definitivas en su materia.
Con el cambio de administración —en el caótico 1994—, el presidente Zedillo promovió desde el inicio de su mandato una profunda reforma al Poder Judicial. En ese contexto, donde el sistema político era distintivamente más plural que antes y se necesitaba asegurar la imparcialidad de un árbitro ajeno al presidente, la Suprema Corte fue renovada en su totalidad. Hubo una reducción en el número de ministros —de 26 a 11— y se creó el Consejo de la Judicatura Federal, con el objeto de delegar la pesada carga de trabajo administrativo que ya no le correspondía a la Corte. En consecuencia, con el Consejo de la Judicatura en marcha, el TFE fue integrado a la estructura del Poder Judicial de la Federación (PJF) en 1996 y, desde entonces, lleva el nombre de Tribunal Electoral del PFJ.
De esa manera, ahora configurados como plenamente autónomos, el Tribunal Electoral y el IFE iniciaron una relación de perros y gatos: los consejeros del IFE tenían la iniciativa de crear una comisión que indagara —por ejemplo— la inmemorial práctica de la compra de votos del PRI e inmediatamente el Tribunal les revocaba los acuerdos, con el argumento de que se estaban sobrepasando en sus facultades. En contraste, cuando era necesario favorecer al Ejecutivo, el Tribunal cambiaba de criterio y le daba atribuciones al IFE que no tenían ningún fundamento legal.
Ya en el nuevo siglo y con Fox en el poder, el Tribunal y el IFE tuvieron su auténtica época de oro entre el 2000 y el 2005. Tras la alternancia, la democratización y el fortalecimiento de los órganos electorales estuvo acompañada de procesos paralelos, como lo fue la creación de la Ley de Acceso a la Información (LAI) y el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI). Impulsada por el denominado «Grupo Oaxaca», conformado por notables integrantes de la prensa y academia, la LAI fue aprobada por unanimidad en el 2002 y, sin lugar a dudas, ha sido un instrumento fundamental para la consolidación democrática del país.
Justo en esos años —y durante su periodo de oro—, el IFE llevó a cabo las investigaciones correspondientes a los famosos casos Pemexgate y Amigos de Fox. En el primero, el IFE encontró que se desviaron cerca de 500 millones de pesos del sindicato de Pemex a las arcas del PRI —presumiblemente para ser utilizados en la campaña de Madrazo— y le impusieron una multa al partido por la misma cantidad. Ante las impugnaciones del Revolucionario Institucional, el Tribunal Electoral confirmó la sanción. En el caso de Amigos de Fox, la situación fue más interesante, pues él era el presidente en turno. El IFE realizó las investigaciones correspondientes y, después de varios litigios, encontró que la coalición PAN-PartidoVerde desvió más de 90 millones de pesos para su campaña. En consecuencia, el IFE impuso multas por más de 500 millones a la coalición, mismas que fueron confirmadas por el Tribunal. De este modo, el mensaje que la dupla IFE-Tribunal mandaron era muy claro: había coordinación y compromiso por garantizar los derechos electorales de la ciudadanía.
Una historia completamente distinta fue la del 2006, donde el IFE, francamente, se valió de argumentos risibles para no escrutar los votos de la elección presidencial que tuvo como ganador a Calderón. El Tribunal, por su parte, se mantuvo al margen y evitó meterse en problemas, regresando entonces a una interpretación letrista de la ley y lejos de lo que fue en los casos recién mencionados.
Hoy, el contexto político juega de nuevo en contra de los órganos electorales del país. Por un lado, tenemos un presidente que cuenta con un respaldo popular arrollador y que aprovecha cualquier oportunidad para hacer todo tipo de comentarios en contra de las candidaturas de la oposición y, en contraste, es reservado con las cuestiones que no le favorecen, como el caso de Salgado Macedonio y demás candidaturas de impresentables.
Del otro lado está el INE aplicando la ley —paradójicamente, muchas leyes que fueron impulsadas por el obradorismo— y buscando evitar la intromisión del Ejecutivo en las elecciones, o que se presenten en la boleta candidatos y candidatas que no cumplieron con los requisitos. Hay que destacar que el INE no tiene ninguna facultad de emitir acuerdos o sanciones a discreción; el INE aplica los procedimientos sustentados por las leyes de la materia, mismas que son únicamente emitidas por el Congreso. Además, se enfrenta a las cargadas intimidatorias del partido en el poder y su séquito, que buscan deslegitimar al árbitro electoral precisamente en unas elecciones tan relevantes como las de este año.
En medio de ambos se encuentra un tristísimo Tribunal Electoral. El magistrado José Luis Vargas asumió la presidencia del Tribunal en noviembre del año pasado con una votación arreglada en privado. A Vargas, casi inmediatamente después de su nombramiento, se le abrieron carpetas de investigación en la Unidad de Inteligencia Financiera por operaciones con recursos de procedencia ilícita. Además, ha llevado al Tribunal varios casos que (muy sospechosamente) favorecen al Ejecutivo; tiene el caso de Pío López Obrador detenido sin justificación alguna; y emite comunicados oficiales con información distinta a lo votado en las sesiones, lo que le ha valido que el resto de los magistrados y magistradas que integran el Tribunal se hayan deslindado de sus acciones.
La existencia de organismos electorales administrativos y jurisdiccionales —como el INE y el Tribunal Electoral— es fundamental para el funcionamiento de una democracia que se dice consolidada. Históricamente, ambos órganos han llevado una relación de perros y gatos: han funcionado bien por momentos; han funcionado mal en otros, normalmente cuando está el Ejecutivo de por medio. La crisis en la que está sometido el Tribunal está a punto de tornarse insostenible, pues nos encontramos justo en medio de «las elecciones más grandes de la historia». La confrontación que el presidente acarrea en contra del INE no resultará en nada positivo para el país, aunque sí para su proyecto político.
Hoy será el primer día en que no se puedan tocar temas políticos en la mañanera; hay que estar pendientes a los posibles litigios que acaben en manos del Tribunal respecto a este tema y también a la resolución que tendrán que emitir sobre Salgado Macedonio.
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#4 Tiempos
La IA, periodismo, y la coartada perfecta | Apuntes de Jorge Saldaña
““Vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito”
Por: Jorge Saldaña
Hay épocas en las que la tecnología acelera más rápido que la ley en una carrera en pista sinuosa, de esas con curvas tan cerradas que hasta el volante tiembla.
Estamos ahí. La inteligencia artificial (IA) ya es capaz de imitar una voz al grado de confundir a tu mamá, de injertar un rostro en un cuerpo ajeno con precisión perfecta, de producir un “comunicado oficial” con sellos y sintaxis idénticos a los originales. Qué peligroso.
No obstante, lo que de veras me quita el sueño (y eso que soy dormilón) no es solo lo que la IA puede fabricar, sino lo que su misma sombra puede desmentir, es decir, que lo verdadero sea tirado a la basura señalándolo a la ligera como “irreal”.
Dicho en pocas palabras: sí temo a la mentira hecha con IA, pero temo más que la IA se vuelva la coartada perfecta para negar la verdad. ¿Me explico?
Pienso en un audio que exhibe una extorsión, en una foto que capta a un político con un criminal, en un contrato auténtico que documenta un desvío.
Con la reforma aprobada en San Luis Potosí (con tan solo 10 días de análisis) que tipifica el “uso indebido” de IA para provocar alarma, alterar la paz social, o dañar la imagen de un tercero, creo que nos pone a todos, pero aún más a los que nos dedicamos al periodismo, en un altísimo riesgo de que la primera reacción del involucrado no sea la responder al fondo, sino señalar al mensajero: “Eso lo creó la IA”, y entonces deberá ser el reportero, y no el delincuente exhibido, el que deberá de demostrar que su evidencia no es sintética o artificial, o se va al bote.
Invertimos la carga de la prueba: del hecho al emisor; del culpable al periodista.
No exagero: Artículo 19 ya advirtió lagunas de precisión en conceptos como “alarma pública” o “paz social” (que son ambiguos y propensos a la interpretación) y un riesgo de discrecionalidad que podría alcanzar desde la crítica política hasta la edición creativa.
Es cierto, la iniciativa del diputado Héctor Serrano, incorpora exclusiones para fines periodísticos, académicos, artísticos y de parodia “siempre que no exista dolo y se indique expresamente ese carácter”. Bien intencionado, sí. ¿Suficiente? No, porque el campo de juego queda resbaladizo y no hay árbitro judicial ni peritos especialistas en el tema.
Las modificaciones al Código Penal producto de la iniciativa de regulación a la IA, no define con precisión cómo demostrar el dolo, qué es alarma y, sobre todo, quién y cómo lo acredita.
Byung-Chul Han lo dijo en su libro Infocracia, (que me gusta mucho citar): “vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito.
Nuestro tiempo es el de la sospecha permanente, la duda como política de Estado.
El tema me recuerda a Orson Welles que lo anticipó en 1938 con La guerra de los mundos: una ficción radial que, contada como boletín, desató pánico.
Hoy no necesitamos actores; bastan modelos generativos, un par de clics y un algoritmo de difusión.
Imaginen —no es ciencia ficción— un boletín “verosímil” de la Sedena ordenando toque de queda; una “conferencia” de la presidenta aceptando una invasión o un “video” de un presunto homicida de un estudiante de Estomatología confesando un delito… (saben a lo que me refiero).
¿Qué tal que el homicida alega que el video que se filtró fue hecho con Inteligencia Artificial? ¿Se va a perseguir al medio que lo difundió? En una de esas, hasta el homicida sale libre…¿Ya me entiende, Culto Público a lo que me refiero, me preocupa, y me da comezón?
La IA escribe el guion; las redes, el miedo.
Ahora bien: San Luis Potosí ya legisló. ¿Hacía falta? Sí. Pero… ¿Así? ¿Tenemos la suficiente fortaleza académica, experiencia profesional y capacidades para fundamentar una legislación sobre esta materia que nos va ganando la carrera? ¿No será esto un acelerón en plena curva?
El que esto escribe, aprendiz de reportero, alcanza a ver al menos tres riesgos que no podemos ignorar:
1) La coartada perfecta del poderoso.
Frente a una investigación sólida, la respuesta fácil será: “es IA”. Si la norma deja ambigüedades, el periodista puede terminar litigando su autenticidad en vez de publicar, y esto puede generar un efecto inhibidor, una autocensura preventiva por miedo a ser acusado de crear “realidades sintéticas”.
2) La puerta trasera de la censura.
Cuando “alarma social” o “paz pública” no tienen parámetros verificables, cualquier pieza incómoda puede ser encuadrada como “desestabilizadora”. Hoy se promete que no; mañana basta un fiscal con prisas o un juez con miedo o a modo.
3) La prueba imposible.
En la práctica forense, demostrar que algo no fue generado por IA requiere peritajes especializados, sellos de procedencia, cadenas de custodia digitales. No los tenemos para temas como la IA ¿Quién los hará? ¿Con qué estándares? ¿Con qué independencia? Si no definimos eso, la balanza se inclina contra el informador.
Ante ello, creo que necesitamos definiciones más concretas, cerradas y taxativas, lo mismo que una “mente culpable” o como dicen los abogados una Mens rea probada, exigir dolo específico: intención de provocar alarma…me-di-ble y no de “sensación” de la misma.
Además, si alguien alega que una pieza es sintética o fabricada, que lo acredite con peritajes de laboratorios independientes (no “peritos de parte” -que además no hay en SLP- a modo).
Los periodistas también tenemos que tener garantías reales y no meramente declarativas.
Efectivamente hay una exclusión en la iniciativa aprobada para el ejercicio del periodismo, arte, academia y sátira, sin embargo, ¿quién garantiza que opere en los hechos, cuando alguien -como dije arriba- nada más porque sienta calor le llame a los bomberos…?
No se trata de negar el dilema —que es brutal y de múltiples aristas—, sino de evitar que la cura mate al paciente. Porque, paradójicamente, la IA que nos amenaza con fabricar mundos, también puede servir para validarlos.
A ver, para Usted mi Culto Público, le comparto dos escenarios de pesadilla y uno de esperanza:
Un “Falso con consecuencias reales”: Un “comunicado” apócrifo de Protección Civil que ordene evacuar colonias. Pánico, saqueos, accidentes. Nadie herido por la IA; todos por la estampida.
Un “Verdadero desmentido como falso”: Un video auténtico que documenta un abuso policial. Los responsables gritan “deepfake”, “IA”, un juez timorato concede medidas cautelares, y el reportero enfrenta proceso. La evidencia muere antes que el delito.
Uno de esperanza: que la norma haga lo que promete: perseguir mentiras sintéticas dañinas, proteger a víctimas (como las 400 estudiantes de Zacatecas) y blindar la crítica. Se puede, si se afina y lo hacemos de forma acompañada y profesional. No a la ligera.
La delgada línea entre vigilar y castigar —permítanme el guiño— no debería cruzarse hacia castigar al que vigila. La prensa, con sus errores y excesos que a veces tenemos (no me subo al púlpito ni tiro la primera piedra), sigue siendo el semáforo en una avenida oscura: si se apaga “por seguridad”, lo que viene no es orden, sino una carambola con trágicas consecuencias.
Cierro con una imagen. La IA es el Orson Welles de nuestros tiempos: puede narrar invasiones que no existen y desmentir revoluciones que sí ocurrieron. La diferencia será si, en San Luis, ponemos reglas claras, peritos que sepan, y un principio simple grabado en piedra: a la verdad no se le pone grillete; a la mentira, sí.
Insisto, si lo hacemos bien, con profesionalismo y sin miedo, quizá esta vez la radio hablando de marcianos no provoque pánico, sino lucidez.
Mañana será el diputado de Morena Carlos Arreola (qué casualidad) el que anuncie el desarrollo inmediato de foros con ciudadanos, académicos, especialistas, periodistas, abogados y otros grupos para discutir, plantear y afinar la iniciativa aprobada. Aunque lo convoque Arreola, ni modo, me apunto.
Nota: Esta columna no fue redactada con IA, sino con MIR (Mi Ignorancia Regular).
Hasta la próxima.
Yo soy Jorge Saldaña.
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#4 Tiempos
Francisco Gándara, primer ingeniero higromensor potosino | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En 1886 se titulaba de ingeniero en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí un joven que aportaría al estudio y solución de problemas de sistemas hídricos en la población, así como contribuiría y sería testigo de uno de los acontecimientos científicos más importantes a nivel mundial y que impacta en la sociedad actual, la comunicación inalámbrica, el joven en cuestión Francisco de la Gándara.
Sobre este personaje ambientado en el San Luis potosí de 1886 escribí un artículo que puede consultarse en: San Luis Potosí en 1886, esplendor de la alta cultura potosina: https://www.researchgate.net/publication/394853478_San_Luis_Potosi_en_1886_esplendor_de_la_alta_cultura_potosina
En 1885 se abría en San Luis Potosí el Liceo Científico y Literario “José María Morelos”, fundado por los estudiantes del Instituto Científico y Literario que habían sido expulsados de este por el gobernador del estado. De esta forma el 23 de febrero de 1885 el Liceo abría sus puertas para que los estudiantes expulsados pudieran continuar sus estudios.
El director del Liceo y parte de sus profesores serían alumnos aventajados del Instituto que habían sido expulsados. Entre ellos se encontraba Francisco Gándara, alumno de excelencia del Instituto, en su momento ayudante de Francisco Estrada en algunos de sus experimentos y demostraciones en la cátedra de física. Este personaje tendría un papel importante y se convertiría en uno de los ingenieros egresados del Instituto Científico y Literario.
Los alumnos del Liceo que terminaban sus estudios superiores en esa institución, podían presentarse al Instituto Científico y Literario para examinarse en las materias que tenían pendientes en el Instituto después de cursarlas en el Liceo. Así, el 5 de septiembre de 1885 se examinaba en el Instituto Científico y Literario el alumno expulsado Francisco Gándara que era catedrático de física en el Liceo Morelos ; Gándara fue examinado en topografía y mecánica siendo calificado por el jurado con PB en ambas materias.
A fines de 1886 Francisco Gándara se titulaba como ingeniero topógrafo e higromensor en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí y ofrecía sus servicios profesionales como tal en la cuarta calle del Apartado número 52, ahora calle de Francisco I. Madero.
Gándara con el tiempo se convertiría en un reconocido ingeniero experto en perforación de pozos y quien terminó la construcción de la Presa de San José.
En su época de estudiante de la cátedra de física, de 1881 a 1882, ayudó a Francisco Javier Estrada en sus experimentos de comunicación y fue testigo de los experimentos de comunicación inalámbrica que sería una de las aportaciones extraordinarias y de primicia mundial realizadas en ese año de 1886.
En 1897 Gándara recordaba, al anunciarse el descubrimiento de Marconi de la comunicación inalámbrica y que la prensa local y nacional promovía con loas a su autor, que dicho descubrimiento había sido realizado más de diez años antes por el potosino Francisco Javier Estrada en pleno centro de la ciudad de San Luis Potosí y en el edificio donde profesaba su cátedra de física. Para entonces, el olvido sobre la obra de Estrada y su persona, ya hacia acto de presencia, y sus motivos deben ser dignos de estudio.
Francisco Gándara, estudiante del curso de física que dictaba Estrada, narra, su reacción ante la noticia del experimento de Marconi, asegura que el tema fue para él, nada sorpresivo, pues él, al igual que sus condiscípulos, pudieron presenciar la comunicación telegráfica sin hilo conductor, tanto en el aire (en el espacio dice Gándara) como a través de la tierra (refiriéndose a la detección de temblores de tierra). Refiere Gándara que los experimentos con los más mínimos detalles quedaron consignados en los libros en que Estrada apuntaba el resultado de sus grandes estudios. Libro que infructuosamente, hasta el momento, hemos buscado y que representa un tesoro para la historia de la ciencia y para la historia de nuestra propia cultura.
Gracias a Francisco Gándara sabemos detalles de esos históricos experimentos de Estrada, al ser participa en ellos y registrarlos en su diario de experimentos.
“Al que esto escribe, discípulo del Sr. Estrada por aquellos años, cúpole en suerte ayudarle en la práctica de sus experiencias, para las cuales por la imposibilidad en que el sabio electricista se encontraba, necesitaba el concurso mecánico de alguien, y ¡cuántas veces me dejó sorprendido del resultado maravilloso de sus ideas que yo ejecutaba sin conciencia!
Yo mismo escribí de mi puño y letra la teoría del descubrimiento que hoy como de Marconi se presenta y asenté los experimentos que llevábamos a efecto con magníficos resultados, así como muchísimos de los frutos de la singular ilustración y gran saber del Sr. Estrada”.
Francisco Gándara (1897)
También lee: La incansable divulgadora del conocimiento, Ikram Antaki | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Tomar chocolate y ponerse amarillos | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
Culto Público, hijos de “a mano y jugando”:
Cómo se los adelanté en exclusiva desde el jueves por la tarde (porque ya saben que los quiero) el trámite del pago del adeudo de gobierno a la UASLP sería realizado en cuestión de horas (dije entre 24 y 48) y que sería hoy lunes cuando se diera el anuncio oficial.
Pues así es. El propio rector, Alejandro Zermeño declaró el viernes que habría recibido una llamada de parte de las más altas esferas del gobierno estatal para avisarle que estaría por recibir el pago. (No es un pago que se haga en el cajero o desde el teléfono…) También confirmó, tanto él, como el secretario general de gobierno, Guadalupe Torres Sánchez, que se llevaría acabo una reunión entre el jefe del ejecutivo y el rector hoy, pero el pago era un hecho.
Tengo confirmada además la reunión que se llevará a cabo en las próximas horas y en privado, entre el gobernador Ricardo Gallardo y el rector Alejandro Zermeño en las oficinas del primero.
Pero, en esta mañanita de asueto les doy más novedades: Durante este fin de semana hubo negociaciones de último minuto, y es que previo a la transferencia, se planteó por ambas partes el tema de la construcción de los estacionamientos en la facultad de ciencias y la construcción de un gimnasio en la facultad del Hábitat.
Se puso en la mesa que el gobierno invirtiera 50 millones en ambas obras y entregase en recursos líquidos el resto, los otros 158 MDP.
Esta posibilidad puesta en la mesa fue analizada, sin embargo, tanto el gobierno del estado y sus asesores como la rectoría y su equipo, encontraron que se debían apegar al convenio con la federación, que no tiene contemplado los pagos en especie.
Por lo tanto, el gobierno d el estado cumplirá con su obligación pactada
en los términos estrictamente apegados al convenio y entiendo que será a través de un cheque de caja y certificado, (de los que no rebotan como los míos) que el gobernador entregue en mano al rector el documento esta mañana y se ponga fin a la larga y torcida historia de multi-capítulos.Asumo por la información que tengo a la mano que la entrega del cheque se llevará a cabo de manera privada (Gobernador y rector en solitario)
Lo que sí sé de cierto es que por ahí de la una “pe eme” se dará a conocer de manera pública y a medios de comunicación el anuncio en el que podría solo estar el gobernador o ambos personajes, eso todavía no lo tengo claro.
Del modo que sea faltan pocas horas para saberlo y les estaré informando.
Lo importante es que se cumple lo anunciado y se paga lo debido. La comunidad puede estar tranquila, los salarios, prestaciones y aguinaldos están asegurados. Los paros serán innecesarios.
En otras noticias, como seguramente ya lo saben para esta hora, está confirmada la detención del homicida del estudiante de estomatología y dos de sus tres cómplices.
Toda la información y el video (que obtuvo en exclusiva Plano Informativo y al que le reconozco todo el crédito por el material) la puede encontrar en nuestras redes y en nuestra página.
Todo concuerda con lo que les he ido contando, lo único que no me “cuadra” es el por qué bajaron del auto a Jorge Dávila y lo vuelven a subir en la parte trasera… eso sigue estando muy extraño.
En fin, les daré más información más tarde y agradezco su atención.
Yo soy Jorge Saldaña y les mando un abrazo a todos y todas.
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