abril 26, 2024

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#4 Tiempos

Pensamientos sobre el amor | Columna de Juan Jesús Priego

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Pintura de: Edvard Munch – Amor y Dolor 

LETRAS minúsculas

 

El amor quiere todo el tiempo; quiere la ancha, la profunda eternidad. Como dijo Carlos Fuentes en un libro de marcados tonos autobiográficos, «el amor sólo se concibe a sí mismo sin límites» (En esto creo).

Imaginemos lo que pasaría con el joven que dijera secretamente al oído de su amada: «Te querré diez años». Tratemos de adivinar la reacción que semejantes palabras suscitarían en el semblante de la joven: acaso la sonrisa se le congelaría en el rostro; tal vez crisparía las manos en señal de enojo o de combate, o incluso, si es audaz, hasta daría un empellón al autor de semejante disparate. «Te querré diez años». ¿Por qué diez años y no veinte?, ¿por qué diez años y no mejor uno o ninguno? «Si sólo me querrás diez años, lo mejor es que no me quieras», le diría la pobre mujer al borde de las lágrimas. O quizá también: «Si has fijado de antemano un plazo a tu amor es que en realidad no me quieres».

El amor no se conforma, no se resigna. Lo quiere todo, y dice para sí lo que aquella mujer de Esos cielos, la novela de Bernardo Atxaga, cuando salió de la prisión en la que había estado recluida durante tres años, once meses y veintisiete días: «Es preferible la soledad a las relaciones mediocres». El amor es así: si no obtiene todo, prefiere, orgullosamente, no quedarse con nada.

En una carta dirigida a Regina Olsen, su novia, Sören Kierkegaard (1813-1855), el filósofo danés, escribió un día estas palabras verdaderas: «El hombre que está enamorado desea estarlo siempre: su inquietud, su aspiración, su ardiente deseo hacen que él anhele a cada instante lo que él es en ese mismo instante». Lo diremos con nuestras pobres palabras: el que ama a un ser ni siquiera piensa que pudiera alguna vez dejar de amarlo, y si por ventura contara de antemano con tal posibilidad es que su amor no es aún definitivo ni total.

Cuando escucho hablar a dos jóvenes que piensan casarse y descubro que entrevén, aunque sólo sea remotamente, la posibilidad de divorciarse algún día, me atrevo a rogarles encarecidamente que mejor no lo hagan: ¿para qué, si en realidad no se aman?

El enamorado no puede concebir un mundo en el que la persona amada no exista o esté ausente, ni tampoco puede concebirse a sí mismo sino en cuanto enamorado de este ser. Tal es el motivo por el que decir: «Te querré diez años» es lo mismo que decirle: «No te quiero».       Una vez, una pareja a punto de contraer matrimonio discutía conmigo hace algunos meses acerca de las palabras que tendrían que pronunciar el día de la ceremonia religiosa, que les parecían anacrónicas.

-Eso de toda la vida –me decía él- es irreal, es pretencioso. Hace dos mil años, cuando la media de vida de las gentes era de treinta, decir esto estaba bien: sí, toda la vida, porque ésta era muy corta. Pero ahora, que vivimos más que entonces, prometemos, al decir esto, demasiado.

-La expresión todos los días de mi vida –me decía ella- debería ser cambiada por esta otra: Hasta que el amor nos dure, lo cual es mucho más realista y sensato.

-Bueno –dije yo, a mi vez-, en vista de que tales son sus pens amientos, ¿para qué se casan? Podrían perfectamente vivir juntos sin hacerse promesas de ningún tipo. ¿Para qué van a jurarse públicamente un amor del que en el fondo desconfían?

«El enamorado –sigue diciendo Kierkegaard- se esfuerza a cada instante por adquirir lo que ya posee en ese instante. No dice: Ahora estoy seguro, ahora puedo entregarme al descanso

, sino que corre sin cesar, más rápido que cualquier otra cosa, gastándose a sí mismo en la carrera». En el amor no hay conquistas definitivas, ni es posible ese «reposo del guerrero» del que habló Nietzsche en uno de sus libros. Nada es más contrario al amor que la idea del descanso. Los caballeros andantes lo sabían, y por eso hablaban de «trabajos» para referirse a la conquista de su dama, conquista que debía recomenzar, como el día, cada mañana. El que ama no duerme. Amar, si puede decirse así, consiste esencialmente en no dormir.

En otra carta a Regina, Sören Kierkegaard volvió a referirse al amor con estas palabras: «Cada vez que me repites que me amas desde lo más profundo de tu alma, me parece oírlo por primera vez, y así como un hombre que poseyera el mundo entero necesitaría toda su vida para abarcar con los ojos su esplendor, así parece que necesitaría toda mi vida para reflexionar en el recogimiento sobre toda la riqueza encerrada en tu amor».

¿Habría que acusar al filósofo de cursilería? Él habla de «toda la vida»; dice que ni toda la vida le bastaría para abarcar la riqueza del amor de Regina. ¿Exagera? De ningún modo, pues tal es, precisamente, lo que quiere el amor. En realidad, no es que la Iglesia exija a los esposos «amarse y respetarse todos los días de su vida»; si así fuera, la Iglesia sería la institución más intransigente del planeta. No, no es ella la que pide estas cosas: es el amor mismo el que lo exige. ¿Y cómo podría la Iglesia bendecir un afecto que se impusiera de antemano límites y plazos? Eso no sería amor, y por lo tanto, no habría nada que bendecir. Como dijo Paul Bourget (1852-1935), el novelista francés, «todo lazo de amor queda deshecho en el instante mismo en que uno de los dos amantes ha creído que era posible la ruptura» (Physiologie de l’amour). Durar toda la vida recomenzando cada día: he aquí la esencia del amor, esencia que el sacerdote dominico y miembro de la Academia Francesa, A. M. Carré, condensó en esta sola máxima que decía siempre a las parejas a las que asistía durante la Misa de bodas: «Esposos para siempre, permaneced novios».

Sí, es preciso que el amor renazca cada día, que no se acostumbre ni alce la voz; es preciso que los esposos que estarán juntos «hasta que la muerte los separe» se sigan contemplando con estupor y con sorpresa en vez de ponerse a concebir vanas teorías: que sigan, en una palabra, conquistándose mutuamente y siguiendo siendo novios, como cuando eran jóvenes y se decían a cada paso palabras bellas.

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#4 Tiempos

Se va Leal | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

Y sí, lo que muchos sospechábamos, se ha confirmado. San Luis dejará de ser dirigido por Gustavo Leal, con todo y que se le había renovado hasta 2025.

Casi siempre es lógico cortar por lo más fácil, director técnico y cuerpo de entrenadores, son los primeros en irse de un plantel. Justo esto es lo que ha sucedido.

Pero, ¿es Leal el principal culpable? ¿Con esto el equipo podrá regresar a ser protagonista? Las respuestas de ambas preguntas, me parece que son rotundos “no”.

Para bien o para mal, Gustavo Leal buscaba implementar con San Luis un estilo de juego, algo definido, una especie de escuela que tuviera su sello de calidad, algo que pudieras distinguir con sus jugadores. Aunque estos cambiaran en el 11 titular, el estilo y las formas siempre estuvieron presentes, lo que falló por el desempeño.

Un increíble bajón de juego por parte de ciertos jugadores (extrañamente) como Bilbao, Dourado, Bonatini, Dominguez o Klimo (solo por mencionar algunos) dieron al traste con lo intentado en el papel por Gustavo; si los jugadores no responden, ni la mejor estrategia va a funcionar

.

Por otro lado, espero, pero dudo, de la capacidad de resiliencia de esta escuadra. No puede ser que termines tan bajo un torneo con prácticamente el mismo plantel que el campeonato anterior. Los jugadores deben asumir su responsabilidad y levantar la cara para el próximo torneo, sea cual fuere el entrenador a llegar.

En fin, se cierra un capítulo más del peor puesto de trabajo en el San Luis? Se va Leal y a seguir soñando, ojalá que esos sueños se puedan hacer pronto algo de realidad.

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#4 Tiempos

Así que… el documental que te recomendaron, resultó propaganda conspiranóica | Columna de Guille Carregha

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CRITICACIONES

 

Existe un período en la vida de muchos seres humanos, ente los 15 y los 18, dependiendo de qué tan católico tradicional sea el lecho de su hogar, en donde las personas se empiezan a cuestionar la validez de las enseñanzas religiosas. Generalmente no en las materias de “tratar bien a los demás seres humanos” o “intentar ser una persona buena que ayude a la sociedad”, sino, más bien, en el campo de “¿CÓMO ES POSIBLE QUE UN SEÑOR BARBÓN RIJA EL FUTURO DE LA HUMANIDAD DESDE UNA NUBE?” y similares. Es justo en esta edad, en la que empiezas a leer artículos de la Wikipedia en español poco o nada moderados, pero no libros porque “eso es muy complicado y no me da tiempo”, que empiezas a encontrar ciertos elementos de “información conflictuada” que puede incluso hacerte cuestionar la realidad misma en la que vives.

                  De esa manera, datos duros como “los españoles, en la conquista, simplemente cubrieron a los íconos religiosos de los aztecas con íconos religiosos católicos” en vez de significar “los españoles nos vendieron lo mismo que ya creíamos, PERO CON UN SOMBRERO NUEVO, para agilizar más el proceso de conversión al cristianismo” pasan a ser frases como “¿Ya se dieron cuenta que la virgen de Guadalupe se parece mucho a Tonantzin? ¿NO SERÁ ACASO QUE LA RELIGIÓN ES UNA INVENCIÓN HUMANA QUE SOLO RECICLA INFORMACIÓN? ¡ESTO CONFIRMA QUE LOS CATÓLICOS SABEN QUE SU RELIGIÓN ES FALSA Y LO ADMITIERON EN LA NUEVA ESPAÑA ANTE NUESTROS OJOS!”

                  Ahora imagina que una persona con estas capacidades de dar brincos de lógica sustentados en los pelitos rizados de sus testículos se encarga de escribir (y realizar) un pseudo-documental que se cuestiona cosas con estas fórmulas. Es así que se consigue la existencia de productos tan tochos y lerdos como Zeitgeist: The Movie.

                  Me acuerdo mucho que a lo largo de la carrera, un número nutrido de personas respetables hablaban mucho sobre este documental como un visionado importante, como un “abrir de ojos” ante la situación, que se cuestionaba la realidad “ficticia” en la que vivíamos actual o alguna otra mamada de ese calibre. Eso era por allá del 2008 o 2009. Siempre me causó curiosidad acercarme a esta cosa, pero también era mi época en la que “qué flojera, ver documentales, lo único interesante es ver cine de ficción”, así que lo ignoré durante muchos años, aunque siempre con la espinita clavada en la parte trasera de mi cerebro recordándome de su existencia cada cierto tiempo.

                  Ahora, en 2024, finalmente decidí darle un +1 en el contador de vistas a esta cosa que POR SUPUESTO que fue subida originalmente a YouTube como principal medio de distribución.

El documental comienza con 15 minutos de clips auditivos de gente importante hablando de la importancia de la espiritualidad o burlándose de la religión. Todo mientras aparecen en pantalla animaciones decentes o visualizadores de Windows Media Player creados para generarte ataques de epilepsia.

Una vez que se le termina el contenido con derechos de autor que se robó, el autor procede a hablar durante media hora acerca de cómo descubrió que la religión es un mito perpetuado desde la antigüedad. Resulta que, además de leer en algún foro de internet de Halo que todas las deidades tienen elementos similares en su concepción histórica, el creador de este documental decidió creerle al anon que lo mencionó en un post y decidió no investigar más.

Es así como llegamos a la sección en la que malinterpreta toda la mitología de Horus para decir que es EXACTAMENTE igual a la historia de Jesús, muy a pesar de que Horus naciera de un acto necrofílico, no tenía apóstoles, no fue bautizado, ni resucitó después de morir – pero nació el 25 de diciembre, lo cual es la prueba más fehaciente de que el catolicismo se copió el mito.

Digo, eso si olvidamos que el catolicismo indica que el 25 de diciembre es una fecha conmemorativa, porque nadie sabe cuándo carajos nació el Chuy, o si recordamos que, OBVIAMENTE, los antiguos egipcios se regían por el calendario gregoriano implementado en 1582.

¡TODO TIENE TODO EL SENTIDO DEL MUNDO!

Y, con este mismo nivel de brincos de lógica y falta de investigación, pero hipnóticos efectos de visualizador de WinAmp, nos pasamos a hablar acerca del “mito del 11 de septiembre” y de “la realidad de la economía mundial”. Si este individuo fue incapaz de conseguir información pertinente acerca de un tema tan ampliamente investigado como es la religión, ¿qué podemos esperar de sus reacciones anales a temas más contemporáneos como el 2001?

Todos los argumentos parecen haber sido escritos por un niño de preparatoria que un día no le creyó a su maestra de historia algún detalle que mencionó en clase y se encargó de redactar un ensayo de 500 páginas para demostrarle a la señora su error. Es una colección inimaginable de puros saltos de lógica bien idiotas y conspiranóicos que solo funcionan si apagas tu cerebro y se te olvida pensar.

Son dos horas enteras de una sarta de estupideces que comienzan desde un interesante “¿y si cuestionamos…?” para pasar inmediatamente a un “pero si miras entonces esta evidencia que me saqué del sobaco, y la observas a un ángulo de 38° durante el solsticio de invierno en Mumbay, podrás notar que la policía sí sabía que asuntos internos les tendía una trampa – y es por eso que los judíos controlan al mundo, para ponerle chips a la población.”

Much Smart.

Very intelligence.

Wow.

Su cuestionamiento sobre el 9/11 pasa a entenderse como un “Tengo preguntas pertinentes sobre esta información que no cuadra, pero la primera es, ¿cómo es que un político puede mentir en cadena nacional? ¡Eso es ilegal, porque juega con mis sentimientos! ¿Es porque no me quieren?” que parece decirle a todos los muertos de aquel día que, pues, ni modo, peones políticos que el gran cabal necesitaba para avanzar la historia mundial.

El man este es como un mameitor que a los 15 cree que sabe más de religión, astrología, política, economía y (perdón, pero es que no me cabe en la cabeza lo de que desconoce) INCLUSO CÓMO FUNCIONAN LOS CALENDARIOS Y SU IMPLEMENTACIÓN que la planta docente de su escuela. Y se aventó esta chaqueta mental (progresivamente peor editada) de DOS HORAS para demostrarle al mundo entero que él sí le sabe, que él es súper capaz y tiene el cerebro de siete supercomputadoras en su cabeza.

Y ya. No le sacas nada de provecho. Es como sentarte a consumir un podcast conspiranoico de poca monta del 2021, de esos grabados en un celular NOKIA del 2004, que te dice que te tragues cloruro de sodio para escapar de la Mátrix, cuya única fuente es “un anónimo en 4Chan me explicó cómo funciona el mundo y abrí los ojos”.

Cosa horrible, cosa mal hecha, con puros argumentos pendejos que dependen de que no sepas como funciona la historia o la vida para que concuerdes con ellos.

Prueba fehaciente de que no necesitas investigar, mucho menos ser elocuente, para tener una carrera exitosa haciendo propaganda.

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#4 Tiempos

La primera mujer en la Academia Mexicana de la Lengua | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Estudiosa de la literatura mexicana María del Carmen Millán Acebedo destacó en el mundo de las letras y en la difusión de escritores y principalmente escritoras mexicanas y latinoamericanas, contribuyendo a su vez en la formación de recursos humanos. Sus libros de antologías de cuentos tuvieron una importante circulación despertando la inquietud de nuevos lectores.

Recién obtuviera su grado de Maestra en Letras por la Universidad Nacional Autónoma de México en la Facultad de Filosofía y Letras con la tesis “El paisaje de la poesía mexicana” en 1954, participó en las actividades de la Academia Potosina de Ciencias y Artes dictando conferencias y cursos en el programa Cursos de Invierno que organizaba la Academia en conjunto con la Universidad Autónoma de San Luis Potosí en la década de los cincuenta.

Como consecuencia de esta colaboración fue catedrática de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí en la modalidad de cursos intensivos que se ofrecían en verano y en invierno, dictando cursos correspondientes al área de Letras Clásicas y Letras Españolas. Su colaboración con la UASLP fue fructífera, aunque es poco conocida. Se doctoró en Letras después de que fuera cerrada la Facultad de Humanidades de la UASLP con una tesis que se convierte en referente en el estudio de la literatura mexicana, que llevó como título justo ese “Literatura Mexicana”, y que fuera publicado por el sello Esfinge.

María del Carmen Millán fue la primera mujer en formar parte de la Academia Mexicana de la Lengua, al ocupar la silla número XII que llegó a ser ocupada anteriormente por Rafael Delgado, José Rubén Romero, Julio Torri y Rafael F. Muñoz, al ser designada como Miembro de Número. Su ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua fue el 28 de junio de 1974.

Varios potosinos fueron sus alumnos de letras en su estancia en San Luis Potosí, como el caso de Josefina de Ávila que llegó a ser secretaria académica de la extinta Facultad de Humanidades de la UASLP, en una época donde Carmen Millán ya era una importante académica y que aún estaba en proceso de formación; para entonces había publicado varios ensayos sobre escritores mexicanos como el caso de Agustín Yañez, y participando en revistas como Rueca

, de la que se convirtió en editora. Después de su estancia en San Luis publicaría en 1967 el que se considera uno de los más destacados aportes a la literatura mexicana, el Diccionario de Escritores Mexicanos, el cual coordinó y prologó, y fue profesora visitante en la Universidad de Wisconsin en Estados Unidos. Colaboró en varias revistas culturales potosinas como la Revista de Humanidades de la UASLP, Cuadrante y Letras Potosinas.

Entre las diferentes actividades que realizó como catedrática en la Facultad de Humanidades de la UASLP, participó en la organización conjunta con el Comité Organizador del Primer Centenario del Natalicio del poeta Manuel José Othón, y en actividades culturales como los ciclos de conferencias de la Facultad de Humanidades. Con las universidades alemanas tendría intensa colaboración dictando conferencias en las Universidades de Berlín, Bonn, Hamburgo, Colonia y Heidelberg.

Mientras se daba el golpe a la Facultad de Humanidades en San Luis con su cierre, desperdiciando trabajos como el de María del Carmen Millán, el gobierno francés le otorgaba el Premio Palmas Académicas en 1962. En 1973, fue titular de la Dirección General de Divulgación de la Secretaría de Educación Pública, al tiempo que fue nombrada directora general de Radio Educación, cargos que desempeñó hasta 1976.

María del Carmen Millán nació el 3 de octubre de 1914 en Teziutlán, Puebla, en 1937 se trasladó a la a México para estudiar en la Escuela Nacional Preparatoria. Tres años después logró ingresar a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); al término de su carrera se adhirió a la lista de profesores de la casa de estudios, impartiendo cátedra de Literatura Mexicana y Lengua y Literatura Española. Falleció el 1 de septiembre de 1982 en la Ciudad de México, dejando una serie de obras y publicaciones de gran valor para el patrimonio cultural del país.

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