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“No nos sentimos derrotados”: Octavio Pedroza
El ex candidato de “Sí por San Luis” aseguró: “la verdad no siempre triunfa”
Por: Redacción
Ayer, en sesión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) se validó el triunfo de Ricardo Gallardo Cardona en la elección de gobernador del estado el pasado 6 de junio. Ante esto, Octavio Pedroza Gaitán, quien fuera el candidato de la coalición “Sí por San Luis” al mismo puesto, publicó en sus redes sociales un desplegado en el que mencionó no sentirse derrotado, “afligido sí, porque la verdad no siempre triunfa”.
Octavio Pedroza reconoció que no se obtuvo la victoria que se esperaba y comentó que el “capítulo se cerró” luego de que la máxima autoridad electoral del país determinó el resultado final, el cual ahora es inapelable, pues la Sala Superior era la última instancia a la cual se podía recurrir, además de que se cumplió la fecha límite para hacerlo.
El ex candidato de Sí por San Luis indicó que espera que a la entidad le vaya bien, aunque dejó entrever su desconfianza en el próximo gobierno:
“Serán otros los que conduzcan los destinos de nuestro Estado. Que la Providencia permita que se logre lo que aspiramos los potosinos. Deseamos siempre el bien y ni por asomo que este no se consiga. No seremos jamás nosotros los que contribuyamos a la desazón y el desasosiego… La historia juzgará el actuar de cada quien…”
“Habrá, no tengo duda, jóvenes, mujeres y hombres dignos, que enarbolen nuevas y mejores banderas para que más pronto que tarde, encabecen nuevas batallas para recuperar a nuestro San Luis, el San Luis de la Patria”, finalizó.
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#4 Tiempos
Visita presidencial de “caras y gestos” | Crónica de Jorge Saldaña
“Shhhhhhh… cállense”. El dedo índice de Rosa Icela Rodríguez, la potosina de carrera en el periodismo y en la política, llevaba y traía su dedo índice hacia sus labios como metrónomo de maestra en salón rebelde. La escena ocurría en la entrada sur del Centro de Negocios Potosí, donde se agrupaban familiares, diputados, dirigentes y devotos de Morena. Esa especie de club VIP de primera fila, que coreaba sin pudor:
—“¡Gooo-ber-nadora, gooo-ber-nadora, gooo-ber-nadora!”
La secretaria de Gobernación, vestida como maestra de convento —ataviada de negro, pelo recogido de bolita, lentes de armazón grueso—, parecía cargar todavía las tablas de quien sabe poner orden con solo mirar.
Silencio, les exigía, porque tras de ella estaba por entrar la mujer con la que compartió luchas, marchas, sobremesas y hasta hospedajes serranos en casa de las hermanas Rodríguez Velázquez, allá en Xilitla. Era su amiga de décadas, su aliada, su cómplice: Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta de México.
La presidenta, la primera en la historia, llegaba a San Luis Potosí. Y no era cualquier visita: era el estreno de su primer informe en territorio potosino, ese suelo donde las lealtades se pintan de guinda y verde fosforescente, y donde la coreografía del poder es más elocuente que cualquier discurso.
El bloque guinda y el invitado inesperado
En el corazón del bloque morenista, tras las vallas que los separaban del resto de mortales, una presencia destacaba como pez en pecera ajena: Enrique Galindo, alcalde de la capital, priista de cepa y panista circunstancial, en un raro equilibrio de acercamientos. Invitado directo desde la oficina presidencial, se estrenaba en un evento federal en su propia ciudad. Una foto en ese lugar y con esa compañía, equivalió a un mensaje cifrado.
El resto del cortejo federal entró casi inadvertido: Mario Delgado, secretario de Educación, prefería mirar su celular que a la multitud; otros pasaban como sombras de reparto en una obra que no les pertenece. La expectativa estaba arriba: Sheinbaum aún no entraba, y ya el aire olía a electricidad contenida.
La entrada del “Pollo”
Un poco antes, del otro lado del recinto, por la puerta opuesta, apareció Ricardo Gallardo Cardona, gobernador del estado. Pantalón claro, camisa blanca de lino, aire festivo pero contenido. Su arribo fue anunciado por el micrófono, pero el sonido falló y nadie pareció darse cuenta. El gobernador, acostumbrado a entradas estruendosas, se detuvo un instante: esperaba reacción, y la reacción no llegaba.
El salvavidas vino de José Luis Fernández, diputado federal y animador de la “pollobancada”. Con brazos en alto, agitó a la multitud como director de orquesta desesperado:
—“¡Ya entró el gobernador!”
Entonces sí, estalló el coro verde:
—“¡Gobernador, gobernador, pollooo, poollooo!”
Aplausos, algarabía, una ola que creció de norte a sur. El gobernador respondió saludando a la primera fila, esa franja VIP donde se mezclaban empresarios, diputados locales, rectores, dirigentes sindicales, dueños de medios y hasta representantes de pueblos originarios con su quesqueme de gala. Un mural de México en miniatura, puesto ahí como escenografía.
De un lado, la élite verde, con chalecos que parecían uniforme; y si en la zona VIP de Morena resaltó la presencia de Galindo, en del Verde se extrañó a la senadora Ruth González.
Entre ambos bandos, saludos medidos y a lo lejos. Sonrisas tensas, cortesías que se dan mirando de reojo. La política en versión zoológico.
El templete y el ruido
El salón estaba lleno: 12 mil asistentes, según el conteo oficial. Playeras blancas con vivos verdes, otras con letras guindas, contingentes magisteriales con camisas del SNTE. Un mosaico tricolor que parecía más un mitin de campaña que un acto de gobierno.
El sonido, pésimo. Se anunciaban nombres y cargos en el presidium, pero la mayoría no escuchaba nada.
Cuando llegó el turno de la presentación de la secretaria de gobernación, Rosa Icela Rodríguez, se escuchó un vergonzoso abucheo: —“Buuuuuuuuuhhhhhh”.
Un bochorno. Gallardo, serio, negó con la cabeza, apretó los dientes y recriminó con la mirada a los suyos, como maestro a niños indisciplinados. Ese gesto, más que regaño, era advertencia: ¿Cómo se les ocurre?
Minutos después, vino el turno del gobernador que dudó de su presentación hasta que se inclinó hacia la presidenta:
—“¿Ya me nombraron? ¿Ya paso?” —“No sé…”, respondió Sheinbaum. —“Es que no se oye nada.”
Y se levantó al atril.
Gallardo habló breve, cálido, festivo. Usó la frase de Sheinbaum en Palacio: “Con nuestra presidenta vamos bien y vamos a ir mejor”.
El aplauso verde sofocó los abucheos tímidos de algunos mor enistas y maestros. Otra vez, la marea fosforescente se impuso en volumen.
El turno de la presidenta
Y entonces sí, llegó la voz que todos esperaban. Claudia Sheinbaum, con brazos alzados, saludó a la multitud. El grito fue unánime:
—“¡Presidenta, presidenta!”
Pero el griterío no paraba y la presidenta tuvo que poner orden:
—“¿Me van a escuchar? Les traigo buenas noticias…”
El silencio se abrió paso. Anunció que el gobierno federal apoyaría a San Luis Potosí para pagar a los maestros. No explicó cómo ni cuándo, pero bastó. El alivio se convirtió en aplausos, como si una promesa ya fuera pago en efectivo.
Enumeró programas sociales, destacó la labor de las mujeres, habló del tren de pasajeros, del aeropuerto de Tamuín, de 40 mil viviendas y de un programa de agua. Más que detalles técnicos, ofreció horizonte político. Y como en cada gira, recordó que no se volvería al pasado de la “noche triste neoliberal”.
El evento, con presidenta presente, duró cincuenta minutos. Al final, abrazo con palmadas al gobernador; abrazo fraternal, largo, entrañable con Rosa Icela. Ese gesto se volvió foto, y la foto mensaje.
Caras, gestos y señales
El himno nacional cerró el acto oficial. Todos de pie, todos correctos, todos con la misma solemnidad que en segundos se esfuma cuando el poder baja del templete.
La presidenta, una vez más acompañada de Gallardo, recorrió la primera fila, esa parte que no atendió en su llegada. Saludó rápido a diputados, (extrañamente el diputado Héctor Serrano ya no se encontraba. Testigos aseguran que al llegar la presidenta, se le vio salir apurado del recinto) empresarios, sindicalistas. Pausa breve con el rector Zermeño, y otra pequeña parada para recibir un obsequio y firmar un libro. Más selfies que conversaciones. Más sonrisas que palabras.
José Luis Fernández, siempre dispuesto al guiño, se presentó: —“Soy diputado federal de la pollobancada.” La presidenta sonrió.
Pero el tiempo real de Sheinbaum estaba reservado. El reencuentro fue en el bloque guinda, donde Rosa Icela había impuesto silencio al inicio. Ahí, sin prisa, Sheinbaum se tomó fotos con todos, abrazó, escuchó, sonrió. Ahí sí se detuvo.
Afuera, la realidad
Mientras tanto, los asistentes —12 mil según el conteo— esperaban la salida. No había puertas abiertas hasta que la presidenta abandonara el recinto. El aire se hacía espeso, los ánimos cansados.
No llegaron caminando ni tarde. Desde las seis de la mañana, camiones verdes y guindas se estacionaron en el Tangamanga. El acarreo de siempre, con lonas y listas. Para muchos, la visita presidencial duró diez horas entre esperar, escuchar, aplaudir, salir.
La crónica se cierra como se abre: con gestos. El silencio impuesto por Rosa Icela, la sonrisa diplomática de Gallardo, los abucheos inoportunos, el abrazo largo, las palmadas de rigor, los camiones alineados en el parque. Todo cuenta, todo dice.
Así se vivió y se sintió la gira de Claudia Sheinbaum en territorio potosino: un acto de Estado vestido de mitin, una coreografía donde cada quien jugó su papel, un episodio contado con caras y gestos que, más que narrarse, se lee entre líneas.
Una visita que más que registrarse en boletines, se recordará como postal política: entre presencias y ausencias notorias, entusiasmos forzados, abucheos imprudentes, abrazos sinceros y silencios que pesan más que los discursos.
San Luis Potosí, por un día, se convirtió en espejo: verde y guinda frente a frente, disputando el micrófono, midiendo aplausos, compartiendo escenario. Y en medio, una presidenta que promete futuro con frases de alivio inmediato.
Una visita que, como suele pasar en la política mexicana, más que se cuenta… se descifra.
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Destacadas
Ricardo Gallardo conmemora el 215 aniversario del inicio de la Independencia de México
El gobernador del estado realizó la representación del Grito de Dolores desde el Palacio de Gobierno, destacando la importancia de la identidad mexicana
Por: Redacción
Enmarcado en un ambiente familiar y festivo, el Gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Cardona, conmemoró el 215 Aniversario de Inicio de la Independencia de México, además de realizar, desde el balcón principal del Palacio de Gobierno, la representación del Grito de Dolores que realizó Miguel Hidalgo y Costilla la madrugada del 16 de Septiembre de 1810.
Previamente, Ricardo Gallardo cortó el listón de la Verbena Popular Mexicana que se realizó en la Plaza de Armas, en donde recorrió, junto a las familias potosinas, los puestos que tenían toda clase de antojitos mexicanos que eran ofrecidos gratis a los asistentes, esto, en condiciones de seguridad y tranquilidad social que prevalece en la capital potosina y demás municipios del Estado.
El Gobernador del Estado, además de nombrar a los héroes de la Independencia que destacaron por sus actos en tan importante acontecimiento, enalteció a las cuatro regiones de la entidad potosina: “¡Viva el Altiplano, viva la región Media, viva la Huasteca potosina!”, para terminar con un contundente “¡Viva San Luis Potosí!” y “¡Viva México!”.
Finalmente, Ricardo Gallardo dio paso a la presentación de los Alameños de la Sierra, quienes ofrecieron sus mejores éxitos a los miles de potosinos reunidos en el primero cuadro de la capital potosina para disfrutar, un año más, de la identidad nacional y del orgullo de ser mexicano.
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Ciudad
Comisión de Movilidad dará formalidad al futuro urbano de SLP: Galindo
El alcalde detalló que definirá proyectos clave: ciclovías, sentidos viales y expansión de la ciudad
Por: Redacción
Enrique Galindo Ceballos, alcalde de San Luis Potosí, destacó que la reciente aprobación de la Comisión de Movilidad representa un paso clave para dar formalidad y respaldo ciudadano a las decisiones en materia de desarrollo urbano de la capital.
Recordó que ya existen una Dirección de Movilidad y reglamentos que han marcado el rumbo de proyectos como ciclovías, cambios de sentido en vialidades y la planeación del crecimiento urbano. Sin embargo, subrayó que hacía falta un órgano colegiado que integrara a especialistas, universidades y centros de investigación.
“Ya lo hemos venido trabajando, pero la Comisión de Movilidad lo que le dará es formalidad en papel ; es un órgano máximo que nos permitirá tener consenso ciudadano para tomar decisiones”, apuntó Galindo.
El edil señaló que en este nuevo consejo participarán instituciones como el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (Ipicyt), el Implan, la Dirección de Desarrollo Urbano y expertos en el tema, con la finalidad de garantizar que las políticas de movilidad respondan a una visión incluyente y técnica.
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