enero 21, 2025

Conecta con nosotros

#4 Tiempos

Los ojos de Kurhajec | Columna de Adrián Ibelles

Publicado hace

el

Postales de viaje



Cuando lo vi entrar, con su guayabera blanca, su frente quemada por el sol, y la mirada perdida en el arte, no pensé que fuera un artista con 60 años de carrera, que convivió con Warhol, de Koons y Liechtenstein, exponiendo en museos de la talla del Guggenheim (NY), la Galerie Caroline Corre (París) o Galleria Etrusculudens (Roma).

Me pidió un asiento, y fue cuando se presentó. Pero no por su nombre, si no por su arte. Sacó de su bolso un pequeño grabado, que me ofreció “This is for you”, un detalle que suele reservarse para el dueño de la galería o el curador, y no para el gallerino, el asistente o el recepcionista del lugar, que vienen a ser más mis funciones.

El grabado, hecho con una base de linóleo y superpuesto en una base de madera, se titula “Five Cats” y lleva la firma del artista Joseph Kurhajec (1938-). El artista de 80 años me visitó un par de días más, al ofrecernos obra para vender en la galería y después, para adquirir algunas piezas de arte popular que fueron de su agrado. Yo aproveché para conocerlo más. Algo en su mirada me intrigaba, y aunque sigo sin saber a ciencia cierta qué fue, tengo una teoría.

Joseph nació en Wisconsin. Su padre era cazador, y viajó por el mundo repartiendo balas y recogiendo trofeos “he kill everything, from lions, to elephants”. Le preguntó si él cazaba también, a lo que me contesta que no. Su hermano fue quien recibió el honor de acompañar a su padre a la cacería, mientras él, debido a la distancia con su padre, se esmeraba en otras cuestiones. Principalmente, en el arte.

“He didn’t accept that I wanted to be an artist, until he was too old to care”. Su voz es áspera, y mientras habla mueve sus manos como lo haría un director de orquesta en pleno concierto. Sus manos llaman mi atención; son grandes, están maltrechas de tantos cortes de la piedra, del metal y del tiempo. Pero siguen siendo su herramienta más importante.

Impulsado por su necesidad de encontrar su sitio en un mundo mayormente ajeno, Joseph comenzó a viajar por el mundo. Curiosamente, uno de sus primeros destinos fue Mérida, un paraíso que en 1962, recibió al joven egresado de Historia del arte y la escultura por la Universidad de Winsconsin.

Llamado por lo místico de la cultura Maya, Kurhajec vivió en Yucatán por un par de meses, antes de regresar a su ciudad de origen, donde abrió la galería The New Generation. Es ahí donde expone sus esculturas fetiches que él llamaba “mummified art”. Es la década de los 60’s, y Joseph se topa con artistas controversiales, como Leon Golub, Nancy Spero y Richard Hunt.

Es difícil saber sobre él y su carrera. Suelta pocas cosas, pero pregunta muchas más. Es curioso. Quiere saber qué estudié, dónde aprendí inglés y cómo es la vida en Chiapas. Me pregunta por mis hijos. Y sólo así me cuenta de los suyos. “I have three sons, they are wonderful boys; one is graphic designer, he is in the movies, making posters and advertising in Rome; the other one is a photographer, he made me this pictures (me dice, mientras muestra uno de los tantos catálogos que trae consigo, pero que me muestra tan rápido que apenas capto algo). Le pregunto qué hace su tercer hijo, y me dice que también es escultor. “He is more into restoration in Italy, it’s very talented but his wife told him that he had to bring money home, so he doesn’t make too much art”. Quiero saber si su relación con sus hijos es mejor que la que él tuvo con su padre. “Yes, yes, they love me and I love them”.



Ese mismo día me visita dos veces. La segunda, llega acompañado por dos amigos franceses, que entiendo, son sus guardianes en este viaje. De unos 50 años, hombre y mujer, hablan poco español, algo que Joseph no hace. Me explican que no encuentran la tarjeta de crédito del artista, y han venido seguros de que la habría olvidado conmigo. Yo les explico que la devolví tras cobrar, y que seguro la puso en algún otro sitio. Joseph, muy preocupado, saca papeles, billetes sueltos y copias de sus exposiciones y sus catálogos. Al final, encuentra la tarjeta entre su pasaporte.

El tercer y último día, pasa del taxi a la silla, muy cansado si quiera para permanecer de pie. “My mind it’s not fine. I’m getting old. I can’t walk anymore and I’m tired”. Quisiera preguntarle si está cansado de la búsqueda, del día, de la vida. Sus amigos salen a dar una vuelta mientras él recupera el aire. Platicamos sobre sus viajes por África, de donde trae artículos de rituales vudú.

“I’m a collector of fetish art, i collect masks from Japan, from Mexico, but mostly from Africa. I like to go to Morocco, Congo, and Ivory Coast, and met with my dealer of this ritual voodoo objects. They’re facing with modern times. If the chief of the tribe gets sick, they call a doctor. They want cellphones, and cars, and money. They don’t care for the rituals anymore”.

Me dice que su colección es de más de 300 máscaras, pero sólo porque vende muchas, luego de intervenirlas. Me muestra algunas fotos, le gusta agregar cuernos, colmillos, pequeños cráneos de cerámica, y principalmente listones rojos “(that’s my signature)”.

¿Qué va a pasar con toda su colección? -la cual está dividida entre sus casas de París, Nueva York y Mérida-. Me cuenta que él quería hacer un museo en Mérida, que es donde más le gusta vivir, pero ya no tiene la energía, ni los recursos para hacerlo. Al final se ha resignado a que tal vez, nunca ocurra. Dice que no sabe cuánto más le queda.

“I hope my sons can make some money of that”.

Nos despedimos. Me dice que intentará volver en mayo (“I’ll bring my wife with me, she’s gonna love this place”), y me encomienda ir buscando un lugar donde montar una exposición de sus máscaras y juguetes. Le digo que buscaré, y que espero vender pronto su obra. “You’re doing great, Adrian. Keep studying and learning. You are at a good age for art dealing”.

Lo envío en taxi a su hotel. Se despide tan cansado como siempre. Pero también, como siempre, un poco más feliz de encontrar a alguien nuevo para contarle todo esto.

Entonces sé (o me imagino al menos) que sus ojos buscan una nueva mirada, buscan que se les confronte, que se les presenten rostros con preguntas y con historias. Joseph es curioso, y aunque está cansado de andar, no se ve agotado creativamente, ni de escuchar las historias de la gente común, que vive en pueblos remotos donde nadie ha escuchado de su obra ni de su nombre.

Nos despedimos con la promesa de trabajar juntos, y de mostrarle esto que escribo hoy.



También lea: Sonidos de una generación perdida | Columna de Adrián ibelles

 

#4 Tiempos

Gente que se rindió | Columna de Carlos López Medrano

Publicado hace

el

Mejor dormir

 

Sobran maneras de identificar a quienes han sido derrotados por la vida. Basta con observar al que no responde a los buenos días soltados por un desconocido, rocas impermeables ante un bello gesto. O al que, en el elevador, presiona con ansia el botón de cerrar la puerta, apenas por ganar un par de segundos, como si el destino que lo espera —ay, el trabajo— fuese algo más que una condena.

Se rinden también quienes ya no se detienen a disfrutar las curiosidades ofrecidas por las calles: la estampa de un borrego pegada en un poste, una hoja seca con forma de corazón, un perro rascándose el lomo con la ayuda de una banca. Poco queda de espíritu en quienes llevan semanas, quizá meses, sin alzar la vista al cielo para contemplar las estrellas por la noche o descubrir, como niños, las formas caprichosas de las nubes.

Hemos perdido a los que olvidan vacacionar al menos una vez al año. No se trata del dinero, que al final siempre encuentra su acomodo; basta con cruzar la esquina para pasarlo en grande si uno sabe cómo acomodar las piernas. También se pierden los que llevan demasiado tiempo sin brindar, como si faltaran motivos, cuando cualquier pretexto sirve para alzar la copa y desbordarse en espuma, aunque sea por el estreno de un tapete en la cocina. Y sabemos que estamos ante un alma en coma cuando alguien deja de celebrar la Navidad. Porque, cariño, aunque la ilusión se haya marchado, hay que forzarse a poner el árbol con luces y esferas. Así es como comienza el ascenso.

Sobre todo, alguien está derrotado cuando deja de arreglarse. Cuando sale al supermercado en pijama o se olvida de la ducha. El pudor es síntoma de amor propio y de cortesía hacia los demás. Soy muy importante como para ser visto en fachas por el vecino, debería pensar uno. Pero mal vamos si ni siquiera eso te detiene. Un hombre conserva su dignidad mientras se afeita o da forma a su bigote; sé que sigo en pie de lucha cuando me miro al espejo y trato componer lo que ya no tiene compostura.

Es un fantasma quien ha perdido el pulso amoroso. Quien ha dejado de coquetear y no intenta ya ninguna aventura. El que no suelta un piropo a su pareja, quien no imagina una nueva vida con la mesera o la cajera en el supermercado, muy lejos de aquí, donde nadie nos juzgue, donde nadie nos diga que hacemos mal; alejados del mundo, donde no haya leyes ni nada.

 

Está muerto en vida quien no se cree merecedor del amor y el deseo, quien descuidado su cuerpo como si no tuviera nada bello que preservar.

 

He topado tantas veces con estos derrotados. Se les percibe en la mirada, en el vacío que se abre paso hacia la negrura. Gente que se rindió. Banderas blancas —lavadas con llanto— tras tantas decepciones y reveses. Los ves derrumbados en el transporte público, indiferentes incluso a las injusticias más obvias, conformes con lo que hay, sin hervidura de sangre (otro síntoma de la debacle: dejar de ceder el asiento a mujeres y ancianos; desprovisto de galantería, un ideal perdido). Son piltrafas resignadas, oxidadas allí donde un día hubo fuentes y jardines.

Y, con todo, me consuela saber que hay remedio para un buen número de estos casos. Los suficiente como para creer que merece la pena luchar por la resurrección. Porque, al final, se trata de un arte: el arte de remontar. Y de entender que nadie lo hará por ti. Nadie ayudará con la parte que más cuenta, la más difícil. Y no desanimarse por ello, al contrario, encontrar ahí un estímulo para imponerse ante la adversidad.

Como Richard Dadier le decía a su esposa en Blackboard Jungle: Sí, me han golpeado, pero no estoy derrotado. Hay una gran diferencia. No estoy derrotado, y no voy a rendirme. Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado, frase de Hemingway.

El truco está en la determinación. Seguir el consejo de San Agustín: ser mejores que los tiempos malos. Una fe que baja el humo a los demonios. Levantarse un round más tras notar que el lloriqueo te dejó seco. Eres ya tu propia tierra firme.

Contacto:

Twitter: @Bigmaud
Correo: [email protected]

También lee: Cary Grant en la regadera | Columna de Carlos López Medrano

Continuar leyendo

#4 Tiempos

Del semi desierto potosino a misiones espaciales | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

Publicado hace

el

EL CRONOPIO

A principios del siglo XX y durante su primera mitad, hubo una emigración importante de familias del altiplano potosino a los Estados Unidos. Varios matrimonios comenzaron a formar sus familias en los Estados Unidos mientras trabajan para subsistir e incluso apoyar a familiares que quedaban en México, en especial en esa región del semi desierto potosino. Uno de esos matrimonios fueron los padres de Dorothy Ruiz Martínez que de Matehuala emigraron a Texas, donde Dorothy nacería.

En su niñez sus padres la trajeron a Matehuala a casa de sus abuelos donde vivió toda su niñez y parte de su adolescencia, porque la situación de sus padres no era muy estable. Estudió secundaria en la escuela Francisco Zarco, entre otras cuestiones se caracteriza por dar buena enseñanza en matemáticas, es una de las características que tiene esta región comparada con el resto del estado y del país. De esa escuela ha salido mucha gente destacada en matemáticas para posteriormente trasladarse a Texas a continuar sus estudios en busca de mejores opciones de preparación en los temas que ya le habían llamado la atención desde su vida en Matehuala. El área aeroespacial le había llamado la atención cuando, en 1986, le tocó ver en la televisión el accidente del transbordador Challenger, lo que la hizo interesarse por su actual profesión.

Su formación básica en Matehuala le permitió desarrollarse en un lugar donde se suele ser muy competitivo como es en Estados Unidos, donde después de estudiar la preparatoria, Dorothy Ruiz ingresara a la Universidad de Oklahoma y posteriormente a la Universidad de Texas, conocida como A&M a estudiar ingeniería espacial. Al titularse hizo, en 1998, una pasantía académica por medio del programa de Langley Aerospace Research Summer Scholars del centro de investigaciones de NASA Langley lo que le permitió tener su primer acercamiento a lo que sería su carrera profesional.

Tuvo la oportunidad de entrar a varios de los proyectos de la NASA cuando empezaba su formación y eso le ha permitido ingresar a varias áreas relacionadas todas con ingeniería espacial que fue donde se interesó en formarse, pero además dentro de esos proyectos ha estado en contacto con otras agencias aeroespaciales como la Rusa, donde trabajó un tiempo.

Dotothy Ruíz Martínez es una ingeniera aeroespacial que actualmente trabaja para National Aeronautics and Space Administration (NASA), la agencia del gobierno estadounidense más importante del programa espacial, donde realiza actividades como control de misiones de vuelo

. El trabajo de Dorothy Ruíz consiste en enlazar comunicaciones entre la tierra y los astronautas que se encuentran en un satélite espacial.

De sus primeros trabajos en el área aeroespacial fungió como instructora de astronautas y de operadores de vuelo en el sistema de control y propulsión para el Transbordador Espacial, de ahí pasó al área de Operaciones de Misiones Espaciales como Ingeniera de Planificación de Actividades Espaciales en Tiempo Real (RPE). Ha participado en la planificación total de actividades espaciales de 12 misiones espaciales del transbordador, contribuyendo desde la tierra con otros ingenieros y científicos, en el ensamblaje final de la Estación Espacial Internacional.

Dorothy Ruiz dice con orgullo:

Los nopales, representan la región del desierto del altiplano donde crecí, pero también son parte de mi historia de vida y de mis tradiciones en familia. Mi bisabuela removía las espinas y cortaba las pencas de los nopales en trocitos con una destreza y rapidez incomparables y luego los cocinaba muy al estilo ranchero (de la región donde ella creció en los ejidos de La Puerta de Aguilar y San Miguel, en el municipio de Doctor Arroyo). Esa manera de cocinar los nopales fue traspasado a mi abuela y después a mí.

En el 2011 propuse un proyecto de investigación en la NASA junto con otro colega para estudiar el nopal opuntia y sus posibles usos en la Estación Espacial Internacional. En este proyecto también invitamos a un colaborador científico de México. El proyecto fue aprobado e hicimos la investigación, pero nunca fue mandado al espacio. Aun así, espero un día retomar este proyecto y, que fregón sería, mandar nopales a la luna y a Marte”.

Dorothy Ruiz es un ejemplo de inspiración para jóvenes mujeres que quieren desarrollarse en áreas que en principio no consideran socialmente para mujeres. Su desempeño y formación es digno de alabarse.

También lee: Educación en ciencias a través de las letras, el papel de Ana María Romo | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

Continuar leyendo

#4 Tiempos

Tiempo de mejora | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

Publicado hace

el

TESTEANDO

Hoy, San Luis enfrenta a Puebla, un equipo que viene con sed de revancha, justo después de dar un muy buen partido en Monterrey, donde salieron vivos con un punto. San Luis, por su parte, tuvo su primer tropiezo en casa en la era Torrent, una dolorosa derrota frente a Tigres que jugó bien y, a pesar de sus errores, pudo controlar el partido y salir con los 3 puntos del Lastras.

En el trámite, parece un partido no tan complicado, tomando en cuenta los últimos torneos de cada equipo, pero las realidades cambian y cada encuentro es una nueva oportunidad. Hay que poner atención a Puebla, equipo al que es más peligroso enfrentar en la jornada 2 que en la 15. Pero hablemos de lo visto en el Lastras.

San Luis perdió en los primeros 90 minutos del torneo su principal fortaleza del campeonato anterior, su invicto en casa. Pero además cometió el único error que no había hecho antes: una expulsión, la de Yan Phillipe fue la primera tarjeta roja de un equipo de Torrent en Liga MX. Lo del brasileño fue un partido para el olvido.

En la zona baja, la ausencia de Cata y de Chávez fue bien cubierta, pero falta coordinación. Tanto Piccini como Águila y Cruz son defensas que pueden sacar el partido, siempre y cuando atiendan en todo momento y se coordinen. Dos goles a balón parado en el mismo partido es imperdonable en jornadas avanzadas.

Por la lateral derecha, Galdames bien, a secas, un jugador que normalmente no veíamos defender, ahora tuvo que cargar con el recuerdo de Chávez y correr toda la banda. Lo hizo bien, pero se nota que necesita acostumbrarse a esa posición.

El verdadero problema de San Luis, al menos en ese partido, fue la zona ofensiva: un equipo perdido, de poca creatividad en la última zona.

En pocas palabras, no hubo delanteros. Vitinho volvió a ser ese jugador que conduce mucho y define poco. Murillo tan solo flotó en la cancha y no tuvo oportunidades. Villal solo estuvo dentro unos minutos, y de Yan Phillipe, mejor no hablamos.

Es preocupante el panorama ofensivo del equipo, teniendo la salida de Boli, la ausencia (espero temporal) de Bonatini y la confianza en un Yan que no ha demostrado ser solución en los partidos que tiene con la camiseta de San Luis. Es criticable que no se haya reforzado aún en esa zona, que se haya dicho que se jugará con jóvenes y sigan los mismos. Algo tendrán que resolver para no tener ese problema.

Confío en que el cuerpo técnico tiene propuestas, confío en que saben bien lo que están enviando a la cancha. Espero que no estén solo intentando, y más bien estén proponiendo. Creo que Torrent y su cuerpo técnico tienen la capacidad y la experiencia para saber si algo hace falta en este cuadro, si es necesario reforzar de forma inteligente lo que pueden tener en el terreno de juego.

El partido de hoy es complicado por la presión del torneo anterior, por haber perdido en el arranque y porque, en el papel, Puebla parece un equipo a modo. Si esta noche San Luis no saca puntos de su visita al Cuauhtémoc, la presión comenzará a subir en un equipo que hasta el momento poco la ha sentido. Sí o sí, es tiempo de mejora.

También lee: Tiempo de sumar | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

Continuar leyendo

Opinión

La Orquesta de Comunicaciones S.A. de C.V.
Miguel de Cervantes Saavedra 140
Col. Polanco
San Luis Potosí, S.L.P.
Teléfono 444 244 0971

EL EQUIPO:

Director General
Jorge Francisco Saldaña Hernández

Director Administrativo
Luis Antonio Martínez Rivera

Directora Editorial
Ana G. Silva

Periodistas
Bernardo Vera

Daniel Rocha

Santiago Herrera Robles

Diseño
Karlo Sayd Sauceda Ahumada

Productor
Fermin Saldaña Ocampo

 

 

 

Copyright ©, La Orquesta de Comunicaciones S.A. de C.V. Todos los Derechos Reservados