junio 2, 2025

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#LaOrquestaDiario | Dos años tocando en papel

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El equipo de La Orquesta le dedica unas palabras a este medio, por su segundo aniversario de periódico impreso

Por La Orquesta

 

En enero de 2018 no hubiera siquiera pensado que formaría parte de esta Orquesta llena de instrumentos de todo tipo, cada uno con talento y amor a la profesión (después de todo, cómo nos iría si nos dedicaramos a algo que nos disgusta). Y ahora, a dos años del comienzo de la edición impresa, y unos cuantos meses para mí, aprovecho para felicitar  y sobre todo agradecer porque, aunque no lo parezca, he aprendido algo de cada uno de ustedes.

Tanto me he enamorado de este periódico que aquella edición cuya portada fue la victoria de México contra Alemania en el Mundial forma parte del librero de mi casa, y no olvidaré el gusto que le dio a mis padres leer esa crónica que redacté con lágrimas en los ojos y temblando (¡No mames! ¿Neta el Tri le ganó a Alemania?).

Esperando seguir escribiendo esos textos que quizá muy pocos leen, pero que hago con el corazón para nuestro Culto Público: ¡Feliz cumpleaños, Orquesta!

– Sebastián Escorza.

 

LaOrquesta.MX: aún recuerdo el primer día que entré a trabajar como reportero, todo nervioso porque pensaba que no daría el ancho; ya cumplí un año de estar contigo y tú dos en tu edición impresa, ¡Qué orgullo! ¡Gracias por tanto y vamos por más!

– José Luis Vázquez.

 

Felicitaciones al esfuerzo y dedicación puestos en estos ya dos años. Son la medida de los cimientos y logros para otros muchos más.

– Gildardo Martínez S.

 

Felicidades, Orquesta, por este segundo año con tu periódico impreso. Gracias por dejarme ser parte, ya un año, de este proyecto en el que he crecido como profesional y como persona y de la misma manera he visto el progreso de todo el equipo que la conforma ¡Que lo mejor esté por venir!

– Israel Miranda.

 

Más que una empresa, es una familia. La Orquesta cumple dos años de su diario impreso y todos los que colaboramos en él sabemos todo el esfuerzo, trabajo, profesionalismo y cariño que acompañan cada número. No ha sido fácil, pero vale la pena  estar aquí. Estos primeros dos años han sido una gran aventura para los que aquí laboramos, vamos por más.

– Ixchel Rodríguez.

 

Jorge Saldaña siempre dice que a él la suerte no le sonríe sino que lo busca, le coquetea y hasta le llama por teléfono. Cualquiera que haya conocido las dificultades que La Orquesta ha sorteado pensará que algo de razón tiene. Pero la realidad es que la suerte tiene poco que ver cuando se cuenta con un equipo talentoso, capaz y tan creativo como el propio Jorge. A dos años del surgimiento de su proyecto más ambicioso, todos quienes trabajan y hemos trabajado en este medio, podemos voltear a ver hacia atrás y estar orgullosos del campo minado que hemos recorrido con muchas cicatrices bonitas para mostrar.

– Luis Moreno.

 

Felicidades a todos los que conforman La Orquesta en su segundo aniversario del impreso. Gracias por hacerme parte de un equipo tan grande, noble y chingón, al cual siempre les he dicho que admiro mucho. Con su apoyo he crecido en muchos aspectos de mi vida, y me hacen superarme en muchos otros, que no pensé me encantaran. ¡FELICIDADES A TODO EL EQUIPO! Que sigan los premios y los éxitos para todos, gracias por hacerme parte de esta familia llamada La Orquesta.

– Edgardo Pérez Díaz de León.

 

Gracias por estos dos años de aprendizaje que me han hecho crecer profesionalmente y por ser uno de los mejores empleos que jamás olvidaré en mi vida.

A nuestro director general, Jorge Saldaña, que me dio la oportunidad y que nunca ha dejado de creer en nosotros y a todo el equipo por ser parte de mi vida.

Ninguna persona puede silbar una sinfonía, hace falta La Orquesta para poder interpretarla.

Se vienen nuestros mejores años. Felicidades.

– Luis Antonio Martínez.

 

Eran las primeras horas del 17 de enero de 2017. Había un fin de semana de mucho trabajo y algunas frustraciones, en el que buena parte del equipo de La Orquesta sufrió derrotas personales. Así se echó a andar por primera vez la rotativa para este periódico. Pero cuando los primeros ejemplares salieron de esa enorme máquina de tinta, papel y rodillos, todo lo anterior se olvidó, porque para los que estábamos entonces en esta empresa, que es como una familia, un objetivo más se había cumplido.

Pero ver nacer a ese hijo de papel no era suficiente: había que cuidarlo y alimentarlo. Esforzarse todos los días por hacer las cosas lo mejor posible. A veces lo hemos logrado, otras nos hemos quedado cortos, pero desde hace dos años, nuestro compromiso es buscar contenidos de calidad y un trabajo periodístico que destaque.

En este tiempo, algunos han dejado La Orquesta y muchos otros más se han sumado. También a nivel personal hemos tenido pérdidas y ganancias. Lo importante es que esta Orquesta siga tocando en armonía.

Han sido dos años felices. Gracias por seguir con nosotros, #CultoPúblico.

-Roberto Rocha.

 

Parece que fue ayer cuando vimos los primeros ejemplares salir de la rotativa con mucha ilusión. Iniciamos un proyecto en que pocos creían, pero por el que nunca bajamos los brazos. El que a muchos incomodó, sigue y seguirá incomodando. Muchos malos pronósticos sonaron en aquellas fechas, pero LaOrquesta.MX seguirá tocando cada vez más fuerte para cada vez llegar a más personas, con el único fin de informar a nuestra manera a la sociedad potosina.

-Daniel F. Cerda.

 

Dos años más tarde he aprendido que el verdadero reto está en la constancia, en el trabajo, en el compromiso y en las ideas.

Veo que lo que creímos imposible hoy está en marcha, crece y se construye de nuestros aciertos pero también de nuestros yerros. Estamos sonando.

Los felicito. Nos felicito. Y también los reto.

– María José Puente.

 

Con mayor o menor dificultad, cada semana compramos papel para alimentar la rotativa. Hemos echado a perder placas, pero nos hacemos de otras. Hemos roto piezas para conseguir o construir nuevas. Los errores, aunque han dolido, los reemplazamos por coraje y mayor empeño, mayor esfuerzo, mayor cantidad de alma entregada en cada edición. Se han acabado las sillas. En ocasiones hasta el agua de garrafón. Perdí dos gatas, pero gané tres. Computadoras que volviéndose recipientes temporales de agua se han ido a la basura. Casas y oficinas por las que hemos pasado para impregnarles de la mejor energía. Nos ha dado por cambiar secciones, dejar ir colaboradores, recibir a nuevos talentos, despedirnos de otros. Hemos borrado mil veces el pizarrón. Hemos convivido hasta acabarnos las viandas y bebidas. Todo lo hemos podido reponer, incluso lo costoso o doloroso. Son dos años de La Orquesta impresa y una sola cosa se ha vuelto irremplazable: Su amistad en esta aventura. Gracias equipo. Gracias al Culto Público.

– Jorge Saldaña.

 

Dos años de la edición impresa de La Orquesta bien pueden medirse por los kilómetros de esfuerzo, litros de café y toneladas de entrega que han ido detrás de cada uno de los ejemplares que llegan a las manos de los lectores. Cualquiera que haya tenido contacto con el proyecto sabe que se trata de una propuesta diferente, muy propia de un equipo que no ha olvidado los motivos que hacen que el periodismo a fin de cuentas valga la pena. Tanto los aliados como los detractores sabrán reconocer, si son honestos, que la llegada de La Orquesta representó un parteaguas en San Luis Potosí que ofrece cada día dosis de crítica, humor y la muy sana burla que de algún modo le ponen un freno a nuestros gobernantes. Que siga así por mucho tiempo.

– Carlos López Medrano.

 

El número de ediciones es irrelevante cuando te das cuenta que envejecer es un privilegio que se le niega a muchos. Me enorgullece decir que he estado aquí desde la edición número uno, aunque prefiero contar las maravillosas anécdotas que tengo de cada una, porque cada día ha sido una preciosa aventura. Aquí es donde he conocido personas con talentos invaluables, que día a día se esfuerzan por hacer un mejor trabajo y seguir construyendo este magnífico proyecto, que un día solo fue un sueño y que poco a poco hemos crecido juntos. Feliz día a todos los que somos parte de esta familia que llamamos La Orquesta.

– Ornella Dalle-Mese.

 

Cuando llegué a La Orquesta como invitado, me pude rodear de gente que ya admiraba desde la universidad, personas con un talento indudable y con gran disposición a compartir su conocimiento. Luego tuve el honor de integrarme al ensamble, y estar presente en el alumbramiento, en la llegada de esta nueva afrenta, un diario impreso con arduo trabajo y ante todas las dificultades imaginables. Las palabras que nuestro director llamó esa noche, aun me emocionan. Hoy, el diario cumple 2 años, sigo rodeado de profesionales que admiro, respeto y quiero; los abrazo, han sido 2 años muy especiales para cada miembro de esta gran familia que somos. ¡Viva La Orquesta!

-Adrián G. Ibelles

 

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#4 Tiempos

Ingeniero Labarthe, pionero de la cartografía geológica en México | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Hace sesenta y cinco años, en el mes de mayo, el Ing. Eugenio Pérez Molphe impulsaba el proyecto para la creación de un Instituto de Geología en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, que sería presentado por el Ing. Rubén Ortiz Díaz Infante, Director de la Escuela de Ciencias Químicas, un par de meses después en julio de 1960 se formalizaba la propuesta al Consejo Directivo Universitario de a UASLP, la cual sería aprobada iniciando así las actividades del Instituto de Geología y Metalurgia, como fue llamado en un ´principio, siendo nombrado el Ing. Pérez Molphe como su director.

El proyecto de inicio de la formación en Geología en San Luis se venía gestado dos años atrás, motivada entre otros factores, por la celebración del Año Geofísico Internacional donde estaban participando algunos universitarios potosinos, entre ellos el Dr. Gustavo del Castillo, que recibió en 1957 a investigadores que realizarían algunos experimentos geológicos en el marco de esta celebración.

En 1958 con motivo del Año Geofísico Internacional estuvieron en San Luis Potosí el doctor en geología Robert P. Mayer de la universidad de Wisconsin y el ingeniero geodesta Hermilio Cepeda del Departamento de Oceanografía de la UNAM, con el objeto de realizar experimentos geológicos a fin de determinar la velocidad con que se transmite el movimiento de la tierra, para lo que buscaban una mina abandonada para emplear un sismógrafo a fin de poder colocarlo a considerable profundidad, seleccionando para ello al mineral de Cerro de San Pedro. Para realizar sus mediciones se haría una explosión de dinamita en el Cerro del Mercado en Durango y mediante comunicación por radio con Cerro de San Pedro se trataba de registrar en el sismógrafo el evento.

En 1959 el Ing. Luis S. Jiménez López presidente de la Comisión Nacional de Fomento Minero en el Estado de San Luis Potosí, en un análisis minucioso sobre el panorama minero en México, declaraba que el país necesitaba más ingeniero geólogos, señalando la necesidad de una nueva dinámica en los campos de exploración y explotación de minerales cuyo factor propicie el justo y adecuado aprovechamiento de este núcleo de profesionales.

En esos años, terminaba sus estudios de ingeniería geológica el potosino Guillermo Labarthe Hernández en la Universidad Nacional Autónoma de México, titulándose en la licenciatura como ingeniero geólogo en 1958, año en que contraería matrimonio y regresaría posteriormente a San Luis Potosí.

Guillermo Labarthe Hernández nacería en San Luis Potosí en febrero de 1934, a principios de los sesenta se incorporaría al Instituto de Geología de la UIASLP que contaba con un número mínimo de profesores y sus actividades se orientarían al apoyo a la docencia y el impulso de la carrera de geología en la UASLP que iniciaba actividades en 1961 a la que se incorporarían alumnos que ya estudiaban ingeniería en la UASLP y que reorientaban su vocación a la geología.

El vínculo del Ing. Labarthe con la UNAM se reflejaría al realizar los primeros trabajos de cartografía en colaboración con esa institución que propició se titularan los primeros geólogos de la UASLP

un par de años después en lo que fue la primera generación de ingenieros geólogos, la cual estuvo formada por Arturo Elías, Jorge Fraga y Manuel Mendiola, que recibieron sus títulos en 1963.

El Instituto de Geología de la UASLP sería el tercer instituto de investigación creado en la UASLP y el segundo que se formaba en el país. Si bien, sus primeros años estuvo enfocado principalmente en el apoyo a la docencia se establecían las raíces que propiciarían se realizaran se manera intensa actividades de investigación a mediados de los setenta.

En el mes de noviembre de 1962 salió a la luz pública la revista “Geología y Metalurgia”, con temas técnico-científicos de interés y que posteriormente, hacia 1977 daría lugar a la serie de boletines publicados como “Folletos Técnicos del Instituto de Geología”. En 1979 el Ing. Guillermo Labarthe Hernández era nombrado director del Instituto de Geología y se iniciaba un intenso trabajo de cartografía geológica siendo un esfuerzo pionero en el país.

En 1976 inicia los trabajos formales de investigación en cartografía geológica del Estado enfocando esfuerzos en la Zona Media y Altiplano del estado de San Luis Potosí, dirigidos por el Ing. Labarthe; estos trabajos serían los primeros que se realizaban en México. Los cuales sirvieron para definir los acuíferos de la zona de San Luis Potosí y Villa de Reyes. Por lo que al perforarse los pozos se sabía que tipo de rocas estaban en el subsuelo gracias al trabajo de cartografía realizado. En cuanto a recursos minerales, los depósitos de caolín que existen en la zona suroeste del estado fueron descubiertos por la cartografía realizada.

Todos estos recursos, acuíferos y minerales están encajonadas en rocas volcánicas, tema que sería parte de la especialización del Ing. Labarthe del que era un experto. La zona de San Luis fue una zona volcánica, y los estudios han ayudado a comprender la evolución de la corteza.

El Ing. Labarthe falleció iniciando el mes de mayo dejando un importante legado para la geología mexicana y en especial la potosina, siendo uno de sus pioneros y el iniciador de la cartografía geológica moderna.

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#4 Tiempos

Entre tangas, roscas y tamales | Columna de León García Lam

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VOLUTA

 

En una nota del Universal publicada el último del año 2024 una comerciante de la Ciudad de México afirmó: “ya no se venden los calzones rojos y amarillos, se está perdiendo la tradición” y al parecer sí, la euforia por las tangas rojas ha perdido el interés de las nuevas generaciones chilangas que ya no creen en el amor, ni en las tradiciones o no tienen dinero para pagarlas. Sin embargo, en estados como Jalisco, las ventas de ropa interior se dispararon hasta el cielo y un dato llamó mi atención: para este año 2025, los consumidores tapatíos buscaron vorazmente los calzones amarillos. ¿Qué nos querrá decir este indicador popular?

Hace unos días, en una cápsula trasmitida por Radio Universidad (de SLP) se escuchó, en la voz de mi querido amigo Jonathan Gamboa, una explicación genealógica acerca de las tradiciones de fin de año: comer lentejas, hacer maletas y meterse debajo de la mesa son tradiciones que provienen de culturas bien lejanas en el tiempo y en el espacio. Entonces ¿por qué las aceptamos con tanta facilidad? No sé si usted lo note, querida culta lectora de La Orquesta, pero las tradiciones del fin de año o del año nuevo pretenden controlar el futuro incierto que tenemos enfrente: que las doce gotas de la felicidad, que las cabañuelas y los borregos de la buena fortuna, pero ¿qué tienen en común todas estas “tradiciones” a las cuales también llaman “rituales”?

Pues bien, yo que empleo parte de mi valioso tiempo en buscarle chichis a las lombrices, creo que lo que es común a una buena parte de estas tradiciones de Año Nuevo es el juego de esconder o revelar algo que está dentro. Me explico, la tradición de salir a la calle con una maleta requiere guardar dentro de la maleta elementos de lo que se desea atraer. La tradición de meterse debajo de una mesa es, de alguna manera, situarse dentro del centro de la abundancia que es la mesa. Sin embargo, el mejor ejemplo es la rosca de reyes:

¿Cómo debe ser la tradicional rosca de reyes? Unas personas afirman que la tradicional rosca lleva un monito, otras dicen que debe llevar 3 monitos y hay quien piensa que la mera tradicional rosca de reyes debe esconder además de los monitos, dedales y anillos. No hay manera de fijar una norma estandarizada. Lo que sí es interesante es la forma de la rosca. ¿Usted sabe cómo se llama la forma geométrica de una rosca? Se llama toro y algún otro día le contaré sobre sus propiedades matemáticas que son formidables. Me gusta pensar que, si la rosca es una representación del año, entonces el tiempo es algo que da vuelta, regresa al mismo lugar y en su interior, al igual que los tamales, esconde sorpresas insospechadas.

Estimada y culta lectora de La Orquesta: yo espero que las sorpresas de su año 2025, sean las mejores.

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#4 Tiempos

Votar entre la razón y la emoción | Columna de León García Lam

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VOLUTA

 

Eso me dijo mi papá:

-Mira Leontino, que lo que guardas en la cabeza no sea lo mismo que guardas en el corazón.

Como muchas cosas que me dijo, no le puse suficiente atención, pero ahora ese mensaje ha logrado escarbar entre todos los recuerdos y salir a flote otra vez.

Interesante: la frase de mi papá tiene razón, pero también tiene emoción. Hace uso de dos recursos -muy humanos- a la vez y los junta y los enreda torciéndolos, pero nunca dejan de ser razón por un lado y emoción por el otro. La frase significa además que la razón tiene su lugar en el cuerpo, sus formas, sus métodos y la emoción los suyos propios. Esto viene muy a cuento con la época de elecciones en la que nos encontramos.

Como una especie de vicio raro, leo con pulsión desmedida todas las columnas de opinión que mi escaso tiempo me permite. Leí, por ejemplo, la columna de mi amigo Octavio Mendoza (Astrolabio) que trata acerca de las complejas motivaciones del votante: a la mera hora, ahí escondido detrás de una cortina de plástico, el elector tacha la opción que durante meses dijo que no iba a elegir. Si un votante hace eso, no pasa nada, es como una gota de agua rebelde que lucha contra las olas del mar. La cosa se pone buena, cuando esto mismo no lo hace uno sino 5 millones de votantes. Entonces, las alarmas se encienden, los encuestadores se arrancan los pelos y se desatan los programas de opinión, que a mí me encantan, tratando de explicar lo que antes parecía imposible.

Sí, efectivamente, las masas actúan caprichosamente. No razonan. Solo actúan motivadas por sentimientos básicos como el odio, el miedo, el rencor, la venganza o el gusto. Eso motivó a millones de personas a votar hace seis años y sentimientos similares moverán a millones de personas a votar este domingo.

Por otro lado, si lo pensamos bien (lo razonamos) ¿de qué sirve ir a votar? Alguien va a ganar de todos modos y quien gane no hará que el mundo, el país, el Estado, el municipio cambien. Todos sabemos que las campañas se hacen de puras promesas que ni siquiera se piensan cumplir. Como un signo más del apocalipsis, la calidad de los candidatos de todos los partidos empeora cada elección y se nos presentan cada vez más incultos, cínicos y simplones y si seguimos pensando así, no solo se nos quitarán las ganas de votar sino de vivir.

Ambas situaciones que he presentado aquí: votar motivado por el rencor y no salir a votar porque “no sirve para nada”, significan hacer de tripas corazón, o sea poner la pasión en la cabeza y la razón en el corazón y así todo se descompone.

Para que la democracia funcione se requiere que la motivación de votar sea algo que está por encima de nuestros intereses personales: nuestros hijos, nuestra comunidad, nuestro entorno. Salir a votar no puede ser un asunto de la razón, menos aún de las razones personales, sino de la pasión ciudadana, del amor por la patria, por la matria, por la familia. El resultado aquí no es lo que importa, sino nuestra obligación a participar.

¿Por quién votamos? Aquí debe entrar la razón desapasionada. Votar por rencor o votar por conveniencia personal no sirve para elegir al mejor gobernante. Lo que se requiere, en ese momento justo de estar a solas con nuestra boleta y el crayón en la mano es razonar fría y calculadoramente el sentido de nuestro voto.

Es el corazón quien levanta del sillón al elector, lo saca de la comodidad de su casa y lo lleva a la casilla. Ya estando en la mampara, la razón toma la mano del votante y lo hace elegir si no la mejor, la menos mala de las opciones que tenemos. Después de que le marcan el dedo con la famosísima tinta indeleble (por cierto, invento mexicano) queda en el votante, una extraña satisfacción de haber cumplido de la mejor manera posible.

Yo creo que vamos bien, si tomamos en cuenta que la democracia se tarda unos 400 años en dar resultados.

Querida culta lectora de La Orquesta, que tenga felices votaciones este domingo

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