marzo 19, 2024

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#4 Tiempos

La penúltima tentación de Cristo | Columna de Juan Jesús Priego

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De las tentaciones sufridas por Cristo en el desierto, la segunda me parece la más insidiosa de las tres por ser al mismo tiempo la más sutil, la más terriblemente espiritual, por decirlo así.

La primera de ellas («Si eres el Hijo de Dios, haz que estas piedras se conviertan en panes») es demasiado grosera, y la tercera («Todo esto te daré si, postrándote delante de mí, me adoras»), demasiado vulgar. ¿Cómo el que hace crecer el trigo en los campos no va a poder convertir en pan las piedras? ¿Cómo el que hizo la tierra no va a ser ya por eso mismo el dueño y Señor de ella? ¡Ah, pero la segunda tentación, la que San Mateo pone en medio de las dos, esa sí que es diferente!

«Entonces el diablo lo llevó a la parte más alta del Templo, y le dijo: “Si eres el Hijo de Dios, arrójate desde aquí, pues está escrito: A sus ángeles enviará para que tu pie no tropiece en piedra alguna”» (Mateo 4,5-6).

¿A qué equivale esto? «Si eres el Hijo de Dios, arrójate, lánzate por los aires, que no va a pasarte nada. ¿Qué te puede pasar a ti si de veras eres el amado del Altísimo? A los que Dios ama no les pasa nunca nada. ¡Anda, tírate!

¡Di al mundo quién eres! Y Dios demostrará que te ama enviando a sus ángeles sobre ti para que la roca no hiera tus huesos. En el momento de caer, el duro piso de convertirá para ti en mullido colchón de plumas. A otros no les digo que lo hagan: seguro que ellos sí revientan. Pero tú, no. A ti no puede pasarte nada. A ti no te pasaría nunca nada de esto».

Es la tentación del orgullo, de la vanidad espiritual, a la que Jesucristo, por supuesto, no sucumbió: «Aléjate de mí, Satanás, porque también está escrito: “No tentarás al Señor tu Dios”» (Mateo 4,7).

Cuando algunos meses o años después Jesús anuncia a sus discípulos que será puesto en manos de los judíos y que éstos lo humillarán y lo crucificarán, Pedro trata de consolarlo diciéndole: «¡No lo quiera Dios, Señor!

¡De ninguna manera! ¡Esto no puede sucederte a ti!» (Mateo 16, 22). Pero a Jesús esas palabras le resultan demasiado conocidas –recuerda perfectamente dónde las escuchó, en qué circunstancias-, y, poniéndose a la defensiva, responde a Pedro con estas palabras que a menudo nos parecen duras: «¡Aléjate de mí, Satanás!».

Cuando era yo muy joven, siempre que leía este pasaje, me parecía que el Señor era demasiado severo con aquel discípulo impulsivo. ¿Qué había de malo en decirle a Jesús que eso no podía sucederle? ¿No es acaso saludable decirle a alguien que está a punto de marcharse que todo le irá bien en ese país extranjero al que se va, y que no va a pasarle nada malo? ¡Si se trata sólo de un deseo!

No obstante, aquel reproche de Jesús me parece ahora más que justificado, pues, si se las observa bien, son las mismas palabras que pronunció el demonio en el desierto: «¡Esto no puede sucederte a ti!».

Es una tentación terrible, pues lleva a hacer leer el sufrimiento en clave de lejanía de Dios y, en último instancia, de desamor. Quiere el demonio que Cristo, en la cruz, blasfeme contra el Padre y se aleje afectivamente de Él; quiere que le pregunte en su agonía: «¿Es que no me amas? ¿Por qué, entonces, permites que me suceda esto? ¿Es que me has rechazado y por eso me abandonas?».

¡Qué tentación más insidiosa! Pues bien, también a nosotros nos tienta el demonio cuando nos dice: «Si de veras eres hijo de Dios, esto no puede sucederte a ti».

¿Por qué se accidentó tu hijo, ese niño de veinte años por quien, de haber podido, habrías dado incluso la vida, o cien vidas si las tuvieras? ¿Por qué nació tu hija, como se dice hoy, con capacidades diferentes, cuando tú te hubieras conformado con las mismas capacidades de todo el mundo? ¿Por qué ser diferente cuando se podría ser igual? Si en realidad Dios te amara, si te amara de veras, como dices, esto no te hubiera sucedido a ti».

»Eres sacerdote: tu vida es útil y hasta necesaria. Sí, por supuesto, hay quien no te quiere, y hasta quien te hace caricaturas en los periódicos. Pero, ¿y qué? A pesar de todo, te necesitan. ¿Y cómo es que te han diagnosticado esta enfermedad que poco a poco irá quitándote el movimiento? ¿Por qué Dios no se la envió a aquel amargado, tu vecino, que en lo único que piensa es en morirse? ¡En una ocasión, hasta intentó ya suicidarse! Pues bien, el que se morirá, y pronto, serás tú, mientras que él seguirá quejándose cuando ya no estés aquí para escucharlo».

»¿Por qué te dejó tu marido para irse con otra? ¿Por qué este cáncer precisamente a ti, que eres más bueno que el pan? ¡Esto no podía, no debía sucederte a ti! ¿Por qué se incendió tu casa y no en cambio la casa de a lado, que es una casa de malísima reputación, en la que entran y de la que salen grandes camionetas negras con vidrios plarizados? ¡Esa casa es la que debió incendiarse y no la tuya! ¿Y por qué te quitaron el trabajo para dárselo a ese patán que no lleva una vida nada ejemplar y que hasta tiene dos mujeres? ¿Será para que le alcance el dinero y pueda darse así ese pequeño lujo? A ti, en cambio, que no te pierdes la misa de los domingos, mira cómo te va. ¿De veras serás el amado del Señor, como dices a tus hijos? A juzgar por lo que te sucede, quizá no lo seas tanto, después de todo. Confiésalo: Dios prefiere a los otros, mientras que tú, en cambio, le desagradas».

»Toda tu vida te has esforzado en ser bueno, sirviendo a tu prójimo con cordialidad y abnegación. ¿Cómo es que ahora el médico te ha salido con que estás grave, y muy grave: con un pie en el sepulcro casi?».

Antes estas palabras del demonio, el corazón se rebela y dice: «Es verdad, Dios no me ama. Si me amara, habría enviado a sus ángeles para…».

Y el mal estará hecho, porque entonces nos habremos alejado afectiva y espiritualmente del único que podría sostenernos en semejante tribulación: nos habremos apartado de Dios, que era –precisamente- lo que quería el enemigo. Lo que quería en aquel desierto palestimo y lo que quiere hoy en el desierto de mi ciudad…

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#4 Tiempos

Las campañas y cómo te va mi amor | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

 

Culto Público, hijos de mis “que sorpresas da la vida encontrarte en plena calle” estamos a una semana del Viernes de Dolores, a tiempo para recordar que no es buena idea ser acusado por Neptuno de comerse a una bellísima sirena en desayuno.

Es viernes también de registros a las presidencias municipales y es viernes de apuntes de su servidor.

Hablando del “fue el encuentro tan pequeño que no pude sincerarme” les platico anécdota breve ocurrida el martes pasado.

Es el hotel Fiesta Americana, un candidato a diputado federal desayunó con el secretario general de gobierno Guadalupe Torres Sánchez (seguro que platicaron del clima y de sus intenciones cuaresmales).

A la salida piden el elevador, “Tiiiiin” se abren las puertas del aparato subeybaja, ¡sopresa! adentro como pasajeros están el alcalde capitalino Enrique Galindo con Rita Ozalia Rodríguez, candidata de Morena al senado y en los hechos presidenta del partido guinda en San Luis. Afuera los personajes ya mencionados.

Segundo incómodo.

¿Qué parte de la instrucción “desde muy arriba” (por no decir presidencial) no se entendió que en SLP se formaría la Alianza con el Partido Verde y del Trabajo?

Tras el segundo incómodo vino el saludo cordial, caray, los cuatro son políticos y hasta abrazo se dieron. Es hora de la diplomacia aunque las muecas y la comunicación no verbal, a veces traiciona.

Fue para los cuatro, como dice la canción, una chispa en mi equilibrio y dinamita que estalló.

Pero relájense todos, esto es política electoral y como tal, se va transformando de acuerdo a cálculos, unos que se tienen que hacer muy rápido respecto a lo que hagan los demás y otros más de tiros largos de piedra que se verán a largo plazo…

Con esto último me refiero a que la elección 2024 se llama 2027 en el postpretérito. En lo inmediato el juego del tablero se llama “¿Tu con quién estás?

Con esto me refiero por supuesto a que todos están jugando lo mejor que pueden sus piezas respecto a sus cálculos.

Mi amigo Enrique Galindo, por ejemplo, hace bien en buscar que una de las circunstancias por las que pudo ganar la alcaldía en 2021 se repita a su favor, y esto no es otra cosa que buscar que el agravio y el enojo de los simpatizantes y más férreos militantes de Morena, por no haber podido siglar en la capital un candidato guinda, se conviertan en una ventaja y nicho de mercado electoral para él.

En otras palabras: Buscar que los morenistas enojados porque la candidata a la capital es Sonia, tengan una opción de revancha y voten todo por Morena, excepto en la capital, donde podrían ayudar a Enrique.

Le pasó a Xavier Nava en su momento. Le pasó a Mónica Liliana Rangel. La lección es clara: a los de Morena no les gustan los “Outsiders”.

Rita, por su parte, confía en el voto cautivo de Morena, con los que siempre arrancan y que no pertenecen a nadie excepto al presidente de la república, su aprobación y esa fe casi dogmática de sus seguidores que en SLP representan entre un 30 y 32 por ciento de las preferencias del electorado.

Así arrancan siempre pero aún con esos buenos números, en San Luis, excepto el presidente, no han ganado los morenos gran cosa más allá de diputaciones federales pluris y las locales que les correspondieron. (¿Si es así, u “otra vez me equivoqué”?)

Pero los números cambian, se alteran y el tiempo no es su aliado, parece que las campañas no maduran su querer.

Por ejemplo, de las encuestas al 29 de febrero que vienen desde gobernación federal y que son celosamente compartidas entre ciertos círculos muy pequeños, la fórmula de Morena al senado, es decir Rita, bajó en una semana tres puntos, mismos que subió la fórmula del Verde.

La alianza prianista de los Xochilovers, se mantuvo con los mismos números.

¿Qué está pasando?

No se si lo han notado, pero el compañero de fórmula de Rita Ozalia Rodríguez, el ex titular de Sedesore en el estado y pieza clave del grupo verde, Ignacio Segura, en los hechos no está en la contienda.

Si Rita no está apoyando al verde en la capital, como lo parece con el encuentro del elevador y las sorpresas de la vida, (en política lo que parece es…dicen) el verde tampoco está haciendo gran cosa para ayudar a la que en lo estrictamente oficial, es su aliada.

El cálculo entonces es más notorio que un elefante escondido detrás de un trébol:

Se apuesta a que la fórmula de la señora Ruth González Silva y Gilberto Hernández Villafuerte, alcancen el primer lugar al senado, dejando la primera minoría, si a caso y no se desfondan, a Rita Ozalia, dejando fuera a Ignacio Segura, que aparentemente asume el “sacrificio” pero seguramente será compensado quizás hasta con un puesto en el gabinete federal en caso de que gane Claudia Sheinmbaum (que hoy parece muy, muy probable).

En la capital el cálculo de corto plazo también está mas “cantado” que el himno nacional.

El cuarto, el octavo, y sexto distrito local, serán cruciales y serán en los que concentrarán ambas fuerzas para lograr el triunfo en la presidencia municipal.

Movimiento Ciudadano por su parte, y si es que tiene integridad su candidato (que sé que la tiene) no se prestará a “flanquear” a Galindo, al golpeteo, a la guerra sucia y a convertirse en el palo con picos de la campaña para hacer ganar a los que se supone eran sus enemigos mortales: el Gallardismo.

La “Paradoja de Sebastián” será título de una próxima entrega.

En el tablero de la capital hay un caso de excepción que tenemos que tomar en cuenta y es el del V distrito federal.

¿Por qué toma más relevancia hoy un distrito históricamente ganado por el PAN? La respuesta es muy sencilla: La competencia real del distrito no son Daniel Guillén y David Azuara. Hay mucho más en juego detrás de ellos. Se está jugando el futuro.

Aunque no lo parezca a simple vista, están jugando ahí Ricardo Gallardo, el gobernador, contra un personaje salido de la nada, que apoya al PAN a través de su candidato, David Azuara, y al mismo tiempo representa a Morena a través de su cercanía con uno de los hijos del presidente, se llama Gerardo Sánchez Zumaya.

Para muestra, un hogar de botón: en estos días entrevisté a David Azuara y cuando le pregunté por su opinión respecto a Morena me respondió que es “una catástrofe”, cuando le pregunté por Gerardo Sánchez contestó: “Mi amigo”. Están publicados los videos y es un secreto a voces el “eje” David-Gerardo-Andy.

Qué escándalo y era en silencio la pregunta entre tu y yo: ¿Entonces Morena o uno de los hijos del presidente indirectamente está apoyando a un candidato del PAN? Sí.

¿Entonces Xavier Azuara se va a la banca tres años?

No necesariamente, quizás pronto lo veamos en una cartera del CEN nacional del PAN, desde donde querrá construir, si gana, una plataforma para la presidencia municipal de su hermano (igual hasta por Morena) y por qué no, atizar el ego del de Tanquián y beneficiario de millonarios contratos con CFE, hasta hacerle creer que puede competir por la gubernatura en tres años.

La batalla del V distrito federal pues, y todo lo que implica sobre los distritos locales y la presidencia municipal, podría resumir una cosa: la batalla del 2027.

Uff, se me acaba el espacio Culto Público, pero no crean que será asunto olvidado, hijos de mi “a ver cómo te va mi amor”.

A partir del 20 de abril. Viene lo mejor.

Bemoles:

Me platicaron que el rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Alejandro Zermeño Guerra, es un buen ajedrecista, por lo tanto estoy seguro sabrá ver cuando en el tablero y ya cerca del primero de abril, le quieran alinear una torre y un alfil.

Hasta la próxima

Jorge Saldaña

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#4 Tiempos

Se acaba el torneo | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Sí, aún quedan 7 fechas y matemáticamente existen posibilidades para que San Luis se pueda meter al play in, sin embargo, poco se ve con esperanza de obtener puntos.

De los 7 partidos que restan, dos son los que tal vez puedan dar algo para la cosecha.

Juárez y Atlas, son los dos que parecen (de cierto modo) posibles, el último lugar de la tabla solo ha podido obtener 3 empates, no conoce la victoria y juega para sobrevivir, los de la frontera están verdaderamente perdidos desde hace tiempo. Del otro lado, los rojinegros viven un presente muy parecido al cuadro potosino, un equipo con altibajos que por momentos no juega mal, pero cuyos resultados lo tienen sumido en una realidad mediocre.

Fuera de esos dos, el calendario es poco más que complicado para San Luis. El suplicio comienza el domingo, recibir a Pachuca que piensa en grande, es complejo, los de Hidalgo vienen de perder de locales en la liga, pero también de golear a media semana en Concacaf, un cuadro bien dirigido con nombres importantes como Rondón que ya es figura no solo de su equipo,

sino de la misma liga. El partido del domingo parece una derrota cantada para los de casa, Pachuca está obligado a ganar.

Después de ese rival, la cosa no mejora, pues la siguiente semana se tendrá que visitar al campeón, un América que posiblemente enfrente a San Luis con bancas, pero que aún así, le pondrá las cosas difíciles. Parece que tendremos 0 de los próximos 6 puntos.

Esto es futbol, todo puede pasar, pero hay que ser congruentes y entender que poco se puede rescatar de este torneo, el campeonato prácticamente ya acabó para San Luis, cualquier cosa que pueda pasar, es ganancia ante este triste panorama.

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#4 Tiempos

Así que… Los Óscares… | Columna de Guille Carregha

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Criticaciones

 

Siendo la persona que decidió que lo que estaba genial como decisión de vida era gastar el poco tiempo que tengo sobre esta tierra escribiendo acerca de películas y cosas relacionadas con el cine, se siente la presión en esta época del año (léase, la semana después de los premios Óscar) de hablar acerca de este supuesto magno evento, y lo que se vivió, lo que se sintió, la emoción de ver a gente que crees conocer porque las has visto por años en pantallas, entregándole estatuas a otras personas a quienes también crees conocer por haberlas visto por todavía más años en pantallas, y esas cosas.

Es mera presión interna, por cierto. En ningún momento alguna persona de la vida real se ha acercado a mí, tanto en esta realidad como en el mundo digital, para preguntarme algo como “¿qué tal esos Óscares, eh?” o, ya de plano, un “¿Vieron los Óscares?”. Nadie. Es como si, en general, a menos que sean entes muy clavados con la relevancia de que los viejitos blancos celebren a sus hombres blancos favoritos (entremezcladas con unas tres o cuatro personas de menos blanquitud aparente, para que no se vea tan obvia la preferencia, y un par de mujeres para decir que si son inclusivos) en posts de Twitter, el evento entero pasó sin relevancia alguna.

Este año, por primera vez, sentí a los Óscares como un “Huh. ¿Ya fueron los Óscares? Muy bien, sigamos con nuestra vida”, a nivel general.

Mi medidor de relevancia social suele ser el grupo de WhatsApp de mi familia. El año pasado, durante la ceremonia de premiación, nos llenamos de fotos, comentarios, “ojalá que gane esta película” y una larga lista de etcéteras en forma de live tweets dentro de la aplicación de mensajes. Sobre todo, se llenó la memoria interna de muchos de nuestros teléfonos cuando fue el momento de sacar las hot takes acerca de todo el asunto de la cachetada de Will Smith. Todos se sentían con la necesidad de opinar al respecto, de preguntarse entre ellos “¿habrá sido planeado para conseguir rating?”, “¿fue algo real?”, “¿cómo se le ocurre?” y toda la gama completa de hot takes que se generaron alrededor del evento durante la mayor parte del 2023. Era un caos, había emoción, se recomendaban películas. Vaya, se sintió como un evento.

Este año el grupo quedó en completo silencio la mayor parte del domingo. Como es costumbre, todos se mandaron sus saludos de buenos días, sus imágenes de “Dios te desea un buen fin de semana”, y gifs de perritos peludos con cara de recién despertados. Lo normal. Pero, a partir de las dos de la tarde, puro silencio. No fue sino hasta las once que regresamos al clásico programa de replicar el evento matutino, pero ahora deseando las buenas noches. O sea, un día normal de toda la vida. Literalmente hubo más vida en ese grupo durante el Super Bowl, en donde algunos preguntaban quién era Taylor Swift y qué importaba que estuviera en el estadio, que durante la premiación de los Óscares.

De hecho, a lo largo de las redes sociales que frecuento, los únicos comentarios se limitaban a hablar de lo bonito que se veía el perro Messi aplaudiendo (alto honor al perrito Messi aplaudiendo) o referencias a John Cena encuerado. De vez en cuando se hablaba del momento en el que Schwarzenegger y DeVito se acordaron de haber estado en las películas de Batman.

Pero el momento que más representa la falta de importancia cultural que tienen los Óscares en 2024 es el clip de Al Pacino anunciando al ganador de mejor película. Él simplemente llega al escenario, dice aquí tengo al ganador y, después de un tremendo CHSM, la abre y dice el título de la película sin más. Nada de decir quiénes eran los otros nominados o dar algo de chance de crear misterio o anticipación. “Ya llegué, aquí está el sobre, aquí está el ganador – créditos”. Creo que aquello resume perfectamente el valemadrismo social que sentimos la mayoría ante este magno evento de premiaciones.

Tampoco ayudó que la mayoría de las películas nominadas apenas y llegaron a salas de México una o dos semanas antes del evento (si es que acaso se estrenaron fuera de CDMX, porque, ya sabemos, que provincia no le importa ni a las distribuidoras de cine). O que una de las películas de las que más se hablaba era, justamente, una que la mayoría de las mamás panistas evitaron activamente porque había mucha muchacha encuerada ahí (Poor Things). Entonces, ¿quién si no los más crónicamente online que sí le saben a los torrents y cómo bajar películas piratas se iban a interesar en un evento como este?

Y, por cierto, el evento en sí se sintió como la apuesta más básica de “solo venimos a pasárnosla bien” que se ha visto en años. Todo se sintió tan seguro, tan “el mundo real está afuera y no nos va a afectar” que parecía una peda de alumnos de preparatoria antes de la semana de exámenes finales. Con un poquito menos de vómito, claro, pero igual de inmemorable y vacía.

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