diciembre 12, 2025

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La oposición en tiempos de López Obrador

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Ningún partido ha logrado articular una estrategia para ser un contrapeso frente a la 4T

Por El Saxofón

 

Sin contrapesos reales, el gobierno de López Obrador no ha encontrado, hasta ahora, resistencia a las medidas que busca implementar para resolver los problemas nacionales.

En los primeros tres meses de su gobierno, López Obrador ha logrado la aprobación de iniciativas polémicas como la Guardia Nacional, la Revocación de mandato, y está en puerta la abrogación de la reforma educativa impulsada por su antecesor Enrique Peña Nieto.

No podemos saber por ahora cuál será el resultado de estas decisiones, lo que sí podemos ver es que la oposición no ha logrado instalarse como un verdadero contrapeso para el ejecutivo y apenas ha logrado lanzar tímidas voces antes de terminar reducida por la mayoría del partido del presidente.

Visto desde esta perspectiva, nada ha cambiado, como ocurría antes de la Cuarta Transformación, a la hora de discutir los problemas del país, el discurso del Ejecutivo Federal se impone sobre el de los partidos de oposición sean estos cuales fueren. Baste recordar que durante el sexenio de Peña Nieto, nada lograron quienes se oponían a la Reforma Educativa, o a la Reforma Energética.

Las llamadas reformas estructurales fueron aprobadas en el Congreso de la Unión, si acaso con mínimas modificaciones derivadas de las reservas de lo que entonces era “la oposición”, y hoy por hoy, el mismo Poder Legislativo, en su nueva conformación, las echa abajo. Incluso, algunos de quienes hicieron esas reformas en una cámara (ya sea la de diputados o la de senadores) ahora ven su debacle desde la otra.

La oposición ha quedado reducida a un montón de escombros, unas cuantas voces que no logran hacer mella en el lento pero aplastante discurso de López Obrador.

Las elecciones del 1 de julio de 2018 dejaron un saldo evidente: partidos en crisis política y económica que poco pueden hacer ante la hegemonía del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que se hizo con la mayoría en el Senado de la República, y en la Cámara de Diputados, así como en 19 congresos locales.

Ante la falta de contundencia por parte de los candidatos del PRI y PAN, la mayoría de los votantes se decidieron por la alternativa presentada por AMLO en los comicios de 2018.

UNA DEBACLE ANUNCIADA

PRI, PAN y PRD, otrora partidos mayoritarios se hicieron harakiri, en 2018. El PRI postulando a un candidato impopular hasta entre los propios priístas, como fue José Antonio Meade Kuribreña, ex ministro de distintas carteras en las administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

El PAN, se autoflageló imponiendo la candidatura de Ricardo Anaya, sobre quien pesaban acusaciones por actos de corrupción, y que tampoco era un candidato muy popular que digamos.

El PRD se hundió al aceptar la imposición de un panista, Ricardo Anaya, en una coalición que nunca logró establecer un discurso atractivo para la ciudadanía.

Y la debacle de la oposición no para: en los tres primeros meses de gobierno de López Obrador, el Partido de la Revolución Democrática se ha quedado con apenas 10 diputados en la Cámara Baja tras la renuncia de nueve legisladores y su coordinador de bancada, Ricardo Gallardo Cardona; diputados del partido Verde Ecologista de México se han sumado a Morena a cambio de prebendas a favor de su figura más importante, Manuel Velasco, ex gobernador de Chiapas y Senador de la República.

El PRI por su parte, no ha tenido empacho en apoyar iniciativas de Morena, bajo el argumento de que es “en beneficio de los mexicanos”.

 

Pacto por México, firmado por el entonces presidente Enrique Peña y los presidentes de los partidos rivales, en 2012.

LA OLA DE MORENA

Quienes hablan de la oposición, sugieren que esta quedó desmantelada por la decisión ciudadana que se inclinó mayoritariamente por la oferta electoral de Morena. Sin embargo, podría no ser así. Quizá la oposición fue desmantelada durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, con la firma del pacto por México.

Ahí los partidos, con la aparente intención de trabajar de la mano “por el bienestar del país”, diluyeron sus fronteras ideológicas, y adoptaron la retórica y la demagogia del gobierno en turno. Ahí se agotó la idea de oposición, es decir, los partidos que anteriormente se oponían al PRI se convirtieron en sus aliados, y aunque en el discurso podían seguirse llamando opositores, o contrapesos, no lo fueron en la práctica.

Lo peor para estos partidos fue que las promesas del bienestar que produciría dicha alianza no se cumplieron a los ojos de los ciudadanos.

La verdadera oposición quedó reducida a la minoría que era entonces el movimiento lopezobradorista que se solidificó con la fundación de Morena y que unos años después, al despertar la mañana del 2 de julio de 2018, había mutado en una mayoría indeseada por muchos, inesperada por otros tantos ingenuos, pero prevista incluso por las encuestas de las que muchos querían desconfiar.

Y ahora, los partidos que antes eran mayoritarios, se convirtieron en una minoría, y esa minoría es la oposición. Una oposición débil en representación, y con un discurso ramplón, plagado de los lugares comunes habituales de la política.

 

El gobernador de Chihuahua, Javier Corral.

¿PARA CUÁNDO UN PARTIDO DE CONTRAPESO?

Analistas políticos opinan que es difícil que en el corto plazo surja en México un contrapeso real y no surgirá porque la oposición carece de cuadros capaces de articular un discurso creíble.

Los dirigentes nacionales de los tres partidos que se disputaban el poder en las últimas décadas, Marko Cortés, del PAN; Claudia Ruiz Massieu, del PRI, y Ángel Ávila del PRD, apenas aparecen en la prensa, y no dicen nada nuevo.

Lo cierto, es que el discurso de Andrés Manuel López Obrador ha desarticulado el discurso de los partidos de oposición. El presidente echó sobre ellos la pesada losa de la corrupción, que ellos mismos ya iban cargando al no actuar en contra de sus militantes que evidentemente estaban incurriendo en actos ilícitos.

PRI, PAN y PRD respaldaron hasta que ya no se pudo a sus actores que fueron señalados de corruptos. Los dejaron ser y hacer hasta que fue políticamente necesario enviarlos a la hoguera. Un buen ejemplo son los gobernadores que fueron a parar a prisión, como es el caso de Javier Duarte, Guillermo Padrés, (hoy libre).

Hasta ahora no ha habido un ejercicio de articulación por parte de la oposición, la minoría (en términos de representación en los Congresos y de partidos políticos) que constituye la oposición se mantiene dividida, y no ha dado ninguna muestra de unirse.

El primer intento de formar un grupo que hiciera contrapeso al Ejecutivo Federal vino del gobernador de Chihuahua, Javier Corral, y tal intento le mereció el regaño de quienes se dicen opositores, y la burla del propio López Obrador.

Cuestionado al respecto, el mandatario hizo su análisis del estado actual de la oposición en el país: “Qué sucede, que están atravesando una crisis y se están precipitando pensando que de la noche a la mañana pueden crear un grupo, no. Tienen que formar cuadros, no sacar la nota, ‘ya se reunieron tantos y van a hacer contrapeso’. Pero eso es muy ficticio, es como para decirles ternuritas”, ironizó.

Sin embargo, en medio de la burla, les dio un consejo: “formar una escuela de cuadros” y “hacer bien las cosas”, para dejar de “hacer el ridículo”.

“Hay muy buenos intelectuales de derecha, conservadores, incluso con apariencia de liberales, entonces podrían ellos hacer una escuela para tener a los políticos del conservadurismo”, sugirió, “hay escritores, en la prensa ‘fifi’, en la academia, gente de derecha, conservadores, (…), nada más que no hagan el ridículo, que hagan bien las cosas”, sentenció.

De cualquier modo, después de este episodio, el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, se ha planteado el objetivo de “organizar a la oposición”, una vez que concluya su mandato, quizás con el objetivo de buscar la presidencia en 2024.

Sobre la oposición Javier Corral dijo en una entrevista para el diario español El País:

“La elección del 1 de julio no solo debemos entenderla como el gran hartazgo ciudadano, sino como la ruina del sistema de partidos. Los dos partidos que indistintamente se alternaron la presidencia quedamos hechos añicos por faltas bien acreditadas. El PRIAN [la suma del PRI y el conservador PAN] construyó palmo a palmo la paliza del primero de julio. Se jugó durante mucho tiempo con fuego y la gente fue a desquitarse con contundencia sin razonar muchas cosas”.

Corral hace una diferencia entre la oposición y los contrapesos, para él la oposición es tema de los partidos, y los contrapesos, el equilibrio, como él lo llama, vienen de los gobernadores.

“El federalismo en sí mismo es el contrapeso originario del poder central. El gran problema es que los contrapesos originarios están diluidos, asustados o tienen faltas acreditables con las que no pueden echarse para adelante”, reconoce.

¿Hay gobernadores asustados?, le pregunta el corresponsal Luis Pablo Beauregard.

Sí, veo a muchos muy asustados que no dicen nada porque estaban basados en otra estrategia. Dependían del presidente de la república”.

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Una carta con crayolas para el alma | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

Hace poco menos de veinte años, cuando la vida todavía tenía forma de casa compartida y de futuro en plural, aprendí una de esas lecciones que no se anuncian, no se presumen y casi nunca se cuentan. Me la dejó quien fue mi compañera excepcional —la persona que me acompañaba en la vida— junto con una década de recuerdos, una despedida sin rencores y una enseñanza que hoy, por primera vez, me atrevo a escribir.

Nunca he hablado de esto. No por falsa modestia, sino por una creencia muy firme: ayudar en silencio es la única forma honesta de ayudar. No quiero que esto suene a presunción ni a chantaje emocional. Es una crónica pero también un cuento verdadero, una anécdota que se quedó años esperando turno y que hoy les comparto a Ustedes mi Culto Público.

En los primeros años de nuestro matrimonio, una Navidad, el DIF Estatal la llamó —o ella llamó, no lo recuerdo bien— para preguntarle si quería hacerse cargo de una “cartita navideña” de un niño o niña de alguno de los albergues de San Luis Potosí. Dijo que sí. Me involucró de inmediato. Yo también dije que sí (Así funcionan las cosas cuando uno comparte la vida con alguien que tiene brújula moral)

La dinámica era sencilla: los niños escriben su carta; tú compras los regalos; alguien más se encarga de entregarlos.

Durante años fuimos el Santa Claus de infancias invisibles. Nadie lo sabía, nadie lo contaba. Los regalos solicitados eran modestos: muñecas, colores, carritos, tenis, peluches. A veces —con otra letra, más adulta— aparecían tallas de ropa o números de calzado. Las maestras metían mano, porque los niños no piden sudaderas o zapatos… pero las necesitan.

Y entonces llegó esa carta: Una hoja doblada a la mitad con un dibujo torcido que pretendía ser un arbolito de Navidad, y una frase que aún hoy me hace un nudo en la garganta:

“Me llamo Ana (no es su nombre)… tengo cinco años y en esta navidad quiero una bolsa de papitas…para mí sola.”

(Lo juro: cada vez que lo escribo, algo se me rompe un poco por dentro).

Aquí no hay sorpresa solamente.Hay culpa.Hay coraje.Hay rabia contra todos pero sobre todo contra uno mismo.Hay tristeza. Hay un espejo que desnuda.

Porque ante una niña que no ha podido tener en toda su vida una bolsa de frituras para ella sola, cualquier cosa es despilfarro.

Pensar en cualquier cuenta de restaurante, todos los excesos a los que luego uno se da el gusto. cualquier viaje innecesario o cualquier fanfarronería, pensar en todo lo que se tiene y andar ocupado como si eso fuera símbolo de éxito, mientras hay alguien que deposita su esperanza navideña en algo tan sencillo…

Ninguno de esos años conocimos a los niños. La institución se encargaba de entregar los regalos. Nos explicaron por qué: evitar vínculos. Muchos de esos niños cargan una herida de abandono. (Creo que esa herida es el requisito número uno para estar en un albergue…) Por lo tanto, conocer a alguien externo, generoso, tierno, y luego volver a perderlo, puede ser delicado, es decir el que llega… también se va.

Han pasado los años.Los agostos después de los julios. Los diciembres antes de los eneros.

No tuve crisis de cuarentón sin hijos (guiño, guiño), pero sí una crisis conmigo mismo: preguntas, silencios largos, rompecabezas sin imagen en la tapa. Los caminos de aquella mujer excepcional y los míos se separaron sin estruendo, sin terceros, sin odio. Un adiós que luego trajo muchas bienvenidas, unas largas, otras no tanto.

Pero la tradición siguió. Estoy seguro de que también del otro lado.

Solo, entre comillas, invité a otras familias: la de sangre y la otra, la del trabajo que con el tiempo se vuelve casa. Desde entonces nunca ha sobrado una cartita. Siempre hay más manos que papel.

Recuerdo que hubo una excepción triste: La de un amigo, de esos del chat de toda la vida, que estalló cuando le llevé la carta:
—Jorge, no tengo tiempo ni para mis hijos. No voy a ir a comprar una sudadera de “Lady Bug” para una niña que ni conozco. Diles que vengan a una de mis tiendas y que agarren lo que quieran.

Pensé, con tristeza: qué pobre es mi amigo.

Con todo lo que tiene, no le alcanza para regalar treinta minutos a una niña que no tiene nada… salvo un deseo dibujado con crayola. El que verdaderamente no tiene nada es él y de verdad me conduelo hasta la fecha.

Pero este año algo cambió: Por primera vez nos avisaron que nosotros (los “cartahabientes”) llevaríamos los regalos en persona . Pregunté por el tema de los vínculos. Me explicaron que las nuevas terapias permiten visitas cuidadas. Los niños no se apegan por un regalo.
—A diferencia de muchos adultos —pensé— que sí se venden por uno.

Llegamos y había 19 niñas y niños sentados en hilera sobre un escalón, esperando turno para romper la piñata.Tan pequeños.Tan vivos. Tuvimos todos que desempolvar de la garganta el “dale, dale, dale, no pierdas el tino”.

Antes, casi al entrar y verlos lo entendí de golpe: Mientras escuchaba el jalón de mocos o la voz entre cortada de alguno de mis compañeros, me di cuenta que los de la hilera en el escalón no estaban tristes…simplemente porque no saben que deberían estarlo.

Ellos no cargan su historia.La historia la cargamos nosotros, los de enfrente. Los extranjeros llenos de culpas.

Los que esperan turno por romper un jarrón que promete dulces, son las 19 almas más puras y energéticas de toda la colonia, quizá de toda la ciudad.

Y entonces nos incorporamos. Vi a Toño arrullar a un bebé dormido. A Charlie jugar a darle de comer a una muñeca. A Fermín repartir paletas y prender un pingüino bailarín.A Ana abrir un celular de juguete. A Adriana contar cuentos.

A mí me tocó jugar a las princesas… con una princesa. Una niña de cara luminosa que tenía la boca pintada de azul por una paleta enorme de esas mucho más grandes que sus pequeños dientes. Le pregunté su nombre varias veces. Nunca le entendí.

Entre otras cosas, me tocó llevar un cuento. Llevé tres de Oliver Jeffers: Cómo encontrar una estrella, Perdido y encontrado y De vuelta a casa. Historias simples que dicen lo que a los adultos nos cuesta décadas entender: que a veces nada está perdido; que volver a casa no siempre es regresar y que las estrellas no se esconden, solo que uno deja de mirar.

Mientras leía, entendí algo brutalmente sencillo: las respuestas que mis noches oscuras no me dieron durante años, estaban ahí, sentadas en un albergue.

El sentido de la vida no era una señal divina. Era un niño que vuelve a casa. Era levantar la vista. Era salir de casa, o de la cárcel interna, para dar un vistazo a los demás. En eso estábamos cuando una adulta nos interrumpió:

—¿Ya te dijo cómo se llama? —preguntó una maestra.
—Sí, pero no le entendí.
Se inclinó y me susurró:
—Se llama Flor… pero ella dice que se llama Flor del Campo.

Flor del Campo. Claro.

No era un nombre. Era una respuesta.

Los perdidos no están ahí. Estamos afuera. Las estrellas no están escondidas.
Y los que tenemos que volver a casa… somos nosotros. Entonces caí en cuenta que este año tuve la mejor cosecha: una Flor del Campo que me sanó el alma.

Gracias, Bárbara.
Gracias, Ximena.
Gracias a todos.

Jorge Saldaña.

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#Crónica | Tres cobertores y una promesa: relato de un camino guadalupano

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Francisco avanzó de rodillas con ayuda de cobertores rumbo al Santuario, mientras cientos de historias pasaban a su lado

Por: Ana G Silva

A las 9:17 de la noche, la Calzada de Guadalupe respira una solemnidad que solo se siente en diciembre. El día 12 todavía no llega, pero desde horas antes la fe ya comienza a mover cuerpos, a sostener promesas, a encender velas que iluminan el camino como pequeñas estrellas terrenales.

Frente al reloj junto al Mercado Tangamanga, Francisco se coloca sobre sus rodillas. No hay ceremonia, no hay discursos; solo el silencio íntimo de dos hombres —él y su primo, Alex— que saben que el camino será duro, pero necesario. A unos pasos, su familia organiza los tres cobertores envueltos con cinta, improvisación que la experiencia ha enseñado para que el pavimento, frío y áspero, no hiera más de lo inevitable.

Inician.

Las luces del reloj en este emblemático corredor peatonal quedan atrás; la Caja del Agua se acerca. Los cobertores se colocan, se levantan, vuelven a colocarse. Dos familiares avanzan unos pasos, extienden el siguiente tramo de tela para que Francisco y Alex puedan seguir. Se turnan sin decir palabra.

La Calzada esta noche no es un tránsito: es una procesión viva. Y aunque hay momentos en que otras personas rebasan a Francisco, también hay instantes en que él y su primo pasan frente a peregrinos que han pausado a recobrar fuerzas. Pero nadie compite. Aquí, cada quien camina —o avanza de rodillas— al paso de su promesa.

A los lados, un río de historias avanza en silencio y oración.

Hay quienes caminan sosteniendo un rosario, murmurando avemarías que se pierden entre las luces navideñas. Muchos peregrinan de rodillas: algunos con rodilleras; otros sin nada que amortigüe el dolor; algunos acompañados solo por una persona que les ofrece agua o un hombro; y otros rodeados por familias enteras que avanzan como escudos humanos para protegerlos del tumulto.

Entre los miles de cuerpos alineados hacia el Santuario, aparece un hombre que llama la atención: camina de rodillas con la espalda descubierta, y en ella luce un gran tatuaje de la Virgen que brilla con el sudor y el reflejo de las luces. A su lado, un amigo lo acompaña de cerca, moviendo un cobertor, ayudándolo a incorporarse cada ciertos metros, dándole palabras de aliento mientras ambos escuchan, desde un aparato portátil, canciones dedicadas a la Virgen de Guadalupe. Sus rostros muestran cansancio y devoción en partes iguales.

En distintos puntos se encuentran elementos de Protección Civil, la Cruz Roja, voluntariado de la iglesia, Policía Municipal y Guardia Civil Estatal. Se detienen junto a quienes necesitan descansar; cargan botellas de agua; preguntan por mareos y dolores; algunos alumbran el camino con linternas mientras otros ofrecen palabras de calma. Son pr esencia discreta pero esencial, un recordatorio de que la fe es un acto personal, pero el camino siempre es acompañado.

Y aunque a esa hora el flujo de peregrinos es constante, conforme la noche avanza hacia las 12:00 de la madrugada, la Calzada comienza a llenarse aún más. Cada vez llegan más personas —familias completas, parejas, jóvenes, adultos mayores— todos atraídos por la misma intención: ir al encuentro de la Virgen.

En el trayecto, Francisco sigue avanzando, lento pero firme. Sus familiares continúan el ritual de los cobertores: uno se coloca bajo sus rodillas, otro se prepara metros adelante, un tercero queda listo para el siguiente turno. El tiempo se convierte en una mezcla extraña: a ratos parece detenerse en el peso del dolor y la concentración; a ratos parece correr, empujado por la multitud que pasa, que susurra, que reza.

En ese mar de historias, ocurre una escena que queda grabada:

Una mujer, también de rodillas, comienza a llorar del dolor. Faltan apenas unos 250 metros para llegar al Santuario. Sus familiares intentan darle ánimo, pero sus piernas ya no responden. Paramédicos de la Cruz Roja se acercan de inmediato; revisan su respiración, valoran si puede continuar. Desde la distancia, Francisco alcanza a ver el movimiento, los gestos de preocupación. Por respeto, no se sabe si la mujer pudo seguir o no. Pero la imagen queda como un recordatorio del límite humano… y de la inmensidad de la fe que empuja incluso cuando el cuerpo falla.

Finalmente, después de una hora y cuarenta minutos, Francisco y su primo llegan al Santuario.

Ahí, la imagen cambia por completo: frente al templo no hay silencio, sino un océano de personas que ya aguardan su turno para entrar, para agradecer, para ofrecer un ramo, una veladora, una intención. Algunos llegan caminando, otros llorando, otros con las rodillas marcadas por el trayecto. Pero todos llegan.

Porque aunque cada uno trae su propia historia —un milagro pedido, una promesa, un agradecimiento, un duelo, un deseo de consuelo—, lo que los une es ese movimiento colectivo, esa peregrinación que no se mide en kilómetros, sino en fe.

Y así, en la víspera del 12 de diciembre, la Calzada de Guadalupe vuelve a demostrar que el camino a la Virgen nunca se recorre solo. Se avanza con la familia, con desconocidos que ayudan, con cuerpos cansados que dan ejemplo, con autoridades y voluntarios que cuidan, con música que consuela… y con la certeza de que al final, la fe siempre encuentra su destino.

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Reforma educativa abre paso para que 30 docentes regresen a aula en SLP

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La medida deriva de una reciente reforma legislativa que busca proteger a quienes enfrentan acusaciones sin fundamento

Por: Redacción

La Secretaría de Educación del Gobierno del Estado (SEGE) estima la reincorporación de 30 docentes que habían sido separados temporalmente de sus funciones tras enfrentar diversas denuncias. Según varios medios de comunicación, esta medida deriva de la reciente aprobación de una reforma legislativa diseñada para salvaguardar al personal docente.

El titular de la SEGE, Juan Carlos Torres Cedillo, explicó que el objetivo de esta nueva legislación es defender a las y los catedráticos que son señalados sin fundamento por parte de padres de familia o tutores. Si bien los 30 docentes aún no han sido exonerados de manera definitiva, su reincorporación es un paso que se prevé gracias al nuevo marco legal.

El funcionario estatal detalló que cuando existe una acusación contra un maestro, ya sea ante la SEGE o la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), se procede a su separación parcial de la impartición de clases. Torres Cedillo reconoció que este proceso administrativo provoca una carencia de maestros

frente a grupo, lo que a su vez genera afectaciones directas a los escolares, quienes pierden continuidad en sus clases.

La reforma legislativa, de acuerdo con las declaraciones del titular de la SEGE, busca mitigar estas afectaciones al proporcionar un mecanismo legal que defiende a los docentes de acusaciones infundadas, permitiendo que la mayoría regrese a sus aulas para continuar con su labor educativa.

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