#4 Tiempos
“Jusílalos y luego ‘viriguas”… o no | Víctor Meade C.
SIGAMOS DERECHO.
“Fusílalos y luego averiguas” es una de las muchas frases célebres que se le atribuyen a José Doroteo Arango, mejor conocido como Pancho Villa. Al Centauro del Norte poco le importaba meterse en la complicada tarea de asegurarse si el acusado era realmente culpable; le era más práctico dar la instrucción de ajusticiarlos en el momento y librarse de cualquier duda. ¿Quién iba a tener tiempo de averiguar, si estaban en plena revolución?
Esta misma metodología parece haber encontrado en el presidente de la República a su nuevo representante. López Obrador ha decidido aplicar la misma lógica de fusilar sin averiguar a todo aquello que, a su parecer y discreción, huela a corrupción o que simplemente no vaya de acuerdo con sus (des)propósitos. Ya han tenido esta suerte las estancias infantiles, el NAICM, dependencias de gobierno como ProMéxico e incluso el propio Seguro Popular. La lista es bastante extensa; el día de mañana le toca el turno a los fideicomisos que se salvaron del primer machetazo, dado el 2 de abril mediante un decreto.
Son 109 fideicomisos en cuestión: se trata de los fondos de ciencia y tecnología, de todos los centros públicos de investigación del país, de fondos para los deportistas de alto rendimiento, de inversión y estímulos al cine, cambio climático, protección para periodistas, migrantes y defensores de los derechos humanos, minería, financiamiento a emprendedores, incluso los fondos de la financiera rural y hasta de los desastres naturales. Las razones —oficiales, al menos— que motivan esta decisión son las clásicas: son corruptos, hay opacidad y se necesita el dinero para seguir combatiendo la pandemia.
Primeramente, es preciso señalar de qué estamos hablando. Un fideicomiso es un contrato en el que una persona le transmite a título de confianza uno o más bienes a una institución fiduciaria para que los administre bajo lineamientos específicos y para cumplir con actividades determinadas. Este contrato es muy útil para una entidad paraestatal, por ejemplo, ya que estas no pueden simplemente abrir una cuenta de banco y ahí administrar una parte de sus recursos. Los fideicomisos tienen candados; el fiduciario se encarga de reconocer para qué está entrando el dinero, y que eventualmente esos mismos fondos salgan directamente a cumplir el objetivo predeterminado.
¿Son opacos y están plagados de corrupción? La realidad es que no. Estos fideicomisos cuentan con comités técnicos que supervisan la entrada y salida del dinero; son auditados por la Función Pública y por la Auditoría Superior de la Federación; rinden informes al Congreso de su utilización; la información es transparente y pública. Lo que sí es realmente opaco es el destino que tendrían los fondos: la iniciativa de ley únicamente dice que el dinero será integrado a las arcas públicas para su uso discrecional.
¿Se necesita el dinero para seguir combatiendo la pandemia? Sí, claro que sí, pero en los fideicomisos no van a encontrar la solución. Los recursos ahí guardados no provienen únicamente del gobierno; ahí se guardan recursos autogenerados y financiamiento de terceros para llevar a cabo proyectos a largo plazo. La mayoría de ese dinero ya está comprometido con obligaciones contractuales y no todo ese dinero es líquido. También, argumentar que se necesita el dinero para la pandemia pone sobre la mesa el falso dilema de estar en favor de comprar más respiradores o en favor de producir una nueva película, por ejemplo. La discusión no va por ahí. Para hacerle frente a una pandemia se necesita de mucha ciencia, que en gran medida sustenta su operación en estos fideicomisos. Recordemos que las grandes obras de infraestructura del presidente no han reducido su presupuesto en estos tiempos de crisis, ni tampoco el dinero que se quema todos los días con Pemex.
A mediados de junio se llevó a cabo un parlamento abierto en la Comisión de Presupuesto con los representantes de los posibles afectados. Este ejercicio resultó ser pura simulación, pues los argumentos no fueron escuchados. En cambio, las bancadas de Morena, el Verde, PT y PES sostienen con arrogancia que están legitimados por la voluntad de más de 30 millones de mexicanos. Lo que no les ha caído en cuenta es que el presente los está rebasando: esos 30 ya no son 30, ni la voluntad popular es un cheque que se firma en blanco , ni tampoco se puede ser así de demagogo a estas alturas del partido.
La votación estaba programada para llevarse a cabo el viernes pasado, pero en una jugada estratégica, las bancadas de la oposición se retiraron y ahora la votación será el día de mañana en el pleno de la Cámara de Diputados. De aprobarse, pasará al Senado, en donde el escenario tampoco pinta bien. Hay que saber que una decisión como estas no resuelve ningún problema; por el contrario, lo hace más grande. El dinero se va a esfumar rápidamente en manos del gobierno, mientras que todos los sectores afectados por esta medida verán décadas de progreso tiradas por la ventana. Dice el gobierno federal que ahora van a entregar los recursos sin intermediarios, pero también dicen que lo van a usar para el sector salud. ¿Van a multiplicar el dinero como si fueran peces y panes? ¿De dónde va a salir para las dos cosas?
De concretarse esta iniciativa, los fondos para los desastres naturales, para la ciencia y la investigación, para la cultura, el deporte, la defensa y protección de periodistas y activistas, el campo, los emprendedores y el resto de los sectores afectados van a quedar completamente sujetos a los tiempos políticos y económicos. La figura del fideicomiso sirve, entre otras cosas, para que en tiempos de crisis económica no esté en riesgo ese dinero ni la capacidad operativa de nadie. De concretarse esta iniciativa, también, quedará demostrado nuevamente que esta “transformación” no tiene (ni está a) la altura para tomar decisiones que sean realmente benéficas en el mediano y largo plazo. Las decisiones son reaccionarias y tajantes; fusilan, como hacía Villa, y no se meten en la inútil tarea de investigar o presentar prueba alguna. ¿Quién va a tener tiempo para eso, si estamos en plena transformación?
No es para nada deseable en un contexto como éste politizar ni a la ciencia, ni a la cultura ni a ningún otro sector. No hay motivo para tenerlos de manos dobladas. Uno podría pensar: << bueno, ¿pero aquí en México qué se investiga?; ¿cine mexicano? ni me gusta; ¿mineros? no conozco ninguno; ¿financiera rural? yo vivo en la ciudad; ¿desastres naturales? ahí vemos como le hacemos.>> La actual coyuntura representa el momento ideal para sobrepasar esta barrera de apatía y desinformación. Conozcamos la importancia de salvaguardar la autonomía y permanencia de estas actividades. No permitamos la desaparición de los fideicomisos.
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#4 Tiempos
Sobre el ateísmo | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
¿Era de mañana cuando Moisés apacentaba el rebaño de su suegro Jetró? ¿Caía ya la tarde? La Escritura no nos lo dice; pero dice, en cambio, que a lo lejos vio Moisés una zarza que ardía sin consumirse. «¿Qué misterio es éste?», se preguntó, intrigado. Y ya se acercaba a contemplar el extraño fenómeno cuando una voz lo paró en seco:
-«No te acerques. Quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado».
¿Quién era el que así hablaba? Moisés no sabe qué pensar; además, ni siquiera tiene tiempo para ello, pues la voz continúa hablando así:
-«Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob».
«¡Trágame, tierra!», se diría Moisés a sí mismo. ¿De modo que era Dios mismo quien le hablaba? ¿Y para qué, si podía saberse?
-«He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Y he bajado a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, una tierra que mana leche y miel… La queja de los israelitas ha llegado a mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios. Y ahora, anda, te envío a Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, los israelitas».
¡Señor mío! Como si fuera tan fácil! Moisés tartamudea, no sabe qué pensar, de modo que se limita a decir:
-«¿Y quién soy yo para acudir al Faraón o para sacar a los israelitas de Egipto?
-»Yo estoy contigo –le dice Dios-, y ésta es la señal de que yo te envío: que en cuanto saques al pueblo de Egipto, ustedes darán culto a Dios en esta montaña».
De acuerdo, sí. Todo esto está muy bien; pero, ¿cómo iba a sacar Moisés a los israelitas: cargándolos, empujándolos, llevándolos a rastras, o cómo? Además, había aún un par de cosas que necesitaban ser aclaradas:
-«Mira –dice Moisés, tuteando al Altísimo-, yo iré a los israelitas y les diré: el Dios de sus padres me ha enviado a ustedes. Pero si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?
-»Yo soy el que soy. Esto dirás a los israelitas: Yo soy me envía a ustedes» (Éxodo 3, 1-14).
Yo soy el que soy. Ehyeh ‘ser ‘ehyeh. Desde que Dios pronunció estas palabras extrañas, los hombres no han dejado de preguntarse qué es lo que podrían significar. Y, a este respecto, dicen los estudiosos de la Sagrada Escritura que la traducción más aceptable del Nombre divino (Yo soy el que soy) bien podría ser ésta: Yo soy el que está contigo, y se apoyan para defender su posición argumentando que, para los israelitas del tiempo de Moisés, el verbo ser (de Yo soy) denotaba no solamente el hecho de estar-ahí (como lo es para nosotros), sino sobre todo el hecho de estar-con, pues su concepto de la vida era absolutamente comunitario. Uno de estos estudiosos, el jesuita John C. Murray, profesor de teología en la Universidad de Yale, escribió así, por ejemplo, en uno de sus libros:
«Para los antiguos israelitas, como para todos los pueblos primitivos, la existencia era una cuestión de comunidad: ser era estar con los demás. La existencia, pues, era un asunto efectivo: ser era estar-en-acción” (véase su interesante libro El problema de Dios).
De este modo, decir: Yo soy el que soy equivalía en aquellos tiempos a decir también: Yo soy el que está contigo, el que actúa por ti, o, incluso, el que combate por tu causa. Esto es más o menos –a decir del padre Murray- lo que aquellos judíos esclavizados entendieron cuando Moisés les reveló el nombre divino.
Para un judío de aquellos tiempos remotos era, pues, inconcebible que alguna vez alguno de entre ellos pudiera llegar a preguntarse, como hacemos nosotros: «¿Existe Dios?». Ésta, para ellos, hubiera sido una pregunta carente de todo sentido. Pero, en cambio, podían preguntarse –como de hecho lo hicieron, y no una, sino innumerables veces-: «¿Está entre nosotros el Señor o no?» (Éxodo 17, 7).
Esto ha hecho pensar a más de un estudioso que el ateísmo en cuanto tal no existió –ni pudo existir- entre los israelitas de la antigüedad. Ahora bien, si por ateo se entiende aquel que pone en duda o incluso niega la existencia de Dios –cosa que un judío del Antiguo Testamento no hubiera podido hacer por nada del mundo-, entonces es claro que no hubo ateos entre ellos; pero si se piensa que el ateo era más bien quien ponía en duda la cercanía de Dios («¿Está el Señor con nosotros o no?»), entonces es claro que sí los hubo, sólo que la Escritura nos los llama ateos –que es una palabra de cuño más bien reciente-, sino insensatos. «Dice el insensato para sí: no hay Dios» (Salmo 13,1). Y concluye el padre Murray:
«La negativa del insensato no se refiere a la existencia de Dios en algún sentido metafísico, sino a su existencia activa en medio de su pueblo. El hombre insensato se dice a sí mismo: Dios no está aquí, ahora, conmigo».
En sentido genuinamente bíblico, pues, ateo no es el que, tras una serie de razonamientos lógicamente encadenados, llega a la conclusión de que no existe ninguna entidad que pueda llamarse divina, sino el que se siente abandonado, solo y como a merced de los vientos.
¿Quiere decir esto, entonces, que sentirse desesperado era, para el judío bíblico, tanto como negar a Dios e incurrir en ateísmo? Sí. Porque Dios había mandado decirle al pueblo por boca de Moisés: Yo soy el que soy, es decir, el que está contigo, a un lado tuyo, y Dios no puede mentir.
El que cree que anda por la vida sin quién por él; el que cree que Dios ni siquiera lo mira; el que se cree abandonado: ése es al ateo genuino, aunque diga que no lo es. ¡Vaya noticia!
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#4 Tiempos
Más que un torneo, un paso a la igualdad | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
San Luis Potosí vive esta semana una fiesta distinta. El balón rueda en el Campeonato Internacional Azteca de Fútbol 5 para Ciegos y Débiles Visuales, un torneo que reúne selecciones nacionales y que coloca a la ciudad en el mapa de un deporte que merece mucho más reflector. Durante varios días, el Centro de Desarrollo Comunitario Simón Díaz se convierte en escenario de partidos intensos, cargados de pasión y de un nivel competitivo que desarma cualquier prejuicio.
Brasil, Estados Unidos, Chile, Perú, además de las escuadras de México en categoría mayor y juvenil, se enfrentan con el mismo deseo: demostrar que el fútbol no tiene límites cuando existe disciplina, técnica y hambre de triunfo. Lo que en apariencia parece un torneo menor, en realidad es una muestra de que el deporte puede ser un terreno donde la inclusión se ejerce, no se promete.
Cada jugada es un recordatorio de lo que significa competir desde la adversidad. Los jugadores disputan la pelota con una entrega que pocas veces se ve en el fútbol profesional, comunicación constante, concentración absoluta, confianza en el compañero y un respeto genuino por el rival. Aquí no hay contratos millonarios ni reflectores mediáticos, pero sí un compromiso que debería sonrojar a más de un equipo de primera división.
En el marco de este torneo, la selección de Estados Unidos ha decidido aprovechar su participación para grabar parte de un documental que retrata su camino hacia los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028. Más allá de los resultados deportivos, la presencia de cámaras en sus entrenamientos y partidos busca dejar testimonio del proceso, de la disciplina diaria y de la construcción de un proyecto que quiere llegar con fuerza a la máxima cita paralímpica. Ese esfuerzo añade otra capa de significado. San Luis no sólo es sede de un torneo, también se convierte en escenario de una historia que trascenderá fronteras.
Para San Luis Potosí, la responsabilidad es doble. No basta con ser sede, hay que estar a la altura de lo que significa recibir un torneo internacional, dar difusión y demostrar que el fútbol adaptado tiene un lugar real en la vida deportiva del estado. Este campeonato es también una oportunidad para darle continuidad a proyectos locales que ya han trabajado con empeño y sacrificio en el fútbol para ciegos.
Pero la pregunta inevitable es qué pasará después. ¿Será este torneo un punto de arranque hacia la consolidación del fútbol 5 en México o quedará en la memoria como un evento aislado? El reto está en no conformarse con la foto del arranque ni con los discursos de ocasión. Se necesitan torneos más sólidos, entrenadores formados, recursos permanentes y, sobre todo, la voluntad de tratar este deporte con la seriedad que merece.
En San Luis Potosí no se está jugando sólo un campeonato, se está jugando la credibilidad de un país que dice apostar por la inclusión. Cada gol, cada atajada, cada aplauso, es un grito contra la indiferencia. Porque en esta cancha, más que el resultado, lo que importa es entender que el fútbol también se juega con el corazón cuando los ojos ya no alcanzan.
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#4 Tiempos
Sobre la oficina de la abogada de la UASLP: La réplica desperdiciada
El pasado 22 de agosto, quien esto escribe publicó una columna de opinión titulada “La abogada y el diablo”, en la que hice un recuento de las continuas, constantes y costosas derrotas jurídicas que ha venido acumulando la oficina de la abogada general de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
En el texto, también fui revelando las curiosas casualidades entre los actos jurídicos fallidos de la UASLP, representada por la licenciada Urenda Queletzú Navarro Sánchez, y las revelaciones de los medios propiedad del empresario Miguel Maya Romero, a quien me refiero cariñosamente en varias ocasiones con varios sinónimos y parafraseados de su apodo: “el diablo”.
Si alguien se perdió la columna de opinión a la que me refiero, les comparto el enlace para que tengamos, tengan todos mis lectores y Culto Público, el mismo contexto.
🔗 https://laorquesta.mx/la-abogada-y-el-diablo-apuntes-de-jorge-saldana/
Producto de esa publicación, la oficina jurídica y su titular usó el derecho de réplica que nos concede a todos la Constitución y sus leyes reglamentarias, por considerar que la publicación –como se asentó por oficio– incurre en “inconsistencias derivadas de información incorrecta e imprecisa”.
El texto que mandó la titular de la oficina jurídica universitaria a este medio (mismo que también adjunto) no solo es triste, disperso y contradictorio, sino que deja claro, punto por punto, que a quien defiende su titular, Urenda Navarro, no es a la Universidad Autónoma… sino a sí misma.
En cuatro cuartillas repletas de errores ortográficos, de sintaxis y gramaticales, que se podrían esperar de cualquiera, pero no de una doctora en Derecho (tengo la duda: ¿sí tiene el grado? Porque eso nunca ha quedado claro) y titular de la representación legal de la centenaria institución académica.
Pero eso es lo de menos, creo que nadie espera que la autora de la réplica (con acento, licenciada) sea también experta en redacción y sintaxis. Lo que sí se espera por parte de toda la comunidad universitaria y la sociedad en general es que la titular del área sea, por lo menos, conocedora y entendida en temas legales. No obstante, uno a uno de los asuntos legales que enlisté en mi columna original se han confirmado como errores, omisiones y derrotas, legales o de facto, que se apuntan a su gestión, mismas que, inexplicablemente, no los combate en su airada respuesta y en su lugar se exhibe y expone al rector Alejandro Zermeño Guerra.
En el primer punto de las aclaraciones, la oficina de la abogada intenta precisar que, respecto al contrato de arrendamiento (“contrato” va en minúscula porque no es nombre propio) de los terrenos propiedad de la universidad con la empresa VEM, que no fue Urenda Navarro quien elaboró el documento, sino su antecesor, Joel González de Anda, y advierte que en la columna de opinión no se partió de la verificación de las fuentes a las que se alude.
Si fuera acuciosa su oficina y su titular en leer mi columna en cuestión, en ningún fragmento se afirma que fue ella la que redactó el documento, lo que se cuestiona es la razón por la cual, después de un año de estar al frente de la responsabilidad jurídica, no advirtió de los detalles del poroso (y lo reitero: poroso y abusivo) contrato que les generó un problema jurídico mayúsculo en el que aún están inmersos como institución.
Y lo más grave: con la redacción de su réplica, deja ver explícitamente que ni ella, ni el rector Zermeño conocían siquiera los detalles del contrato elaborado por su antecesor, y que de manera reactiva, tuvieron que buscar el contrato para apenas conocer sus cláusulas.
¿Es así como la titular de la oficina de la abogada general defiende a la Universidad y a su jefe que lleva el mando de la misma?
El texto –insisto– evidentemente redactado para la propia defensa de quien lo firma, Urenda Navarro Sánchez, pone de manifiesto la irresponsabilidad con la que tanto ella como su jefe dejaron pasar en absoluto descuido un asunto tan delicado.
En el segundo punto del reclamo, se argumenta que en mi columna afirmé que la vía por la que se debió presentar un recurso contra la empresa VEM era la vía penal, lo que es totalmente falso y se contradice al citar mi texto de opinión, que deja claro que en la redacción nunca se sugirió una u otra vía, lo que se escribió fue una aclaración, entre paréntesis, para dejar claro que no es lo mismo una denuncia y una demanda. Nada más.
En el mismo punto, la oficina de la abogada explica la razón por la que la demanda mercantil contra la empresa fue presentada hasta el mes de junio y no en enero, esgrimiendo que su equipo tuvo que trazar la ruta más adecuada y que se abocaron a dar cumplimiento al contrato y reunir los elementos necesarios para después tomar una decisión.
Sin embargo, la explicación apura una pregunta: ¿Por qué en la primera parte del texto se asegura, y hace hincapié, en que la vía correcta de proceder era la de imponer una demanda mercantil, pero en la segunda parte de su argumento concede que su oficina tardó cuatro meses en llegar a esa conclusión?
¿Estaba segura o no la oficina jurídica universitaria en el cómo proceder?
Porque lo que declara la firmante en su atento oficio es que para decidir entre interponer o no una demanda, se tardaron cuatro meses. Que es justamente lo que le hago ver y le cuestiono en mi texto, al que por lo menos en este punto, y tras su respuesta, se me otorga la razón cuando hago ver su evidente tardanza.
El tercer punto aclaratorio de la abogada general de la UASLP es una joya:
Luego de citar mi texto (siempre en negrillas, detalle que agradezco) en la parte en la que infiero que el convenio en cuestión fue filtrado a los medios del empresario Maya Romero, la abogada general responde y ahora yo la cito:
“…al momento en que se puso en conocimiento al titular de la rectoría (con minúscula porque se refiere al cargo) del contenido del contrato de arrendamiento, también se le informó que mi antecesor en el cargo había ordenado no subir el instrumento jurídico a las obligaciones de transparencia en las que se dan cuenta los convenios y contratos que suscribe la institución…”
En pocas palabras, lo que dice el oficio es que por más de un año, como lo admiten explícitamente, tanto la oficina de la abogada general como el doctor Alejandro Zermeño fueron omisos en cumplir una obligación de transparencia, y hasta ese momento, (en el que se filtra a los medios propiedad de Maya Romero) se giró la instrucción de atender la normativa.
A continuación, la titular y solicitante de la réplica, niega que el documento se haya “filtrado” a los medios, y asegura que se giró una instrucción para que se subiera a la plataforma de transparencia, además de que –plasma en su texto y confirma con su anexo 4– que la Universidad recibió y atendió una solicitud de transparencia el 20 de noviembre por parte de un periodista para obtener el documento.
Esto es evidentemente contradictorio y falaz, pues antes de ese 20 de noviembre, el portal Astrolabio ya tenía en su poder el documento, mismo que recibió en un sobre cerrado, tal como lo confirmó a este reportero, cara a cara, el empresario Maya Romero.
Por lo demás, los anexos que acompañan al oficio de réplica, fechados el 20 de noviembre y recibidos por la oficina de la abogada general el día 25 del mismo mes, pudieron ser confeccionados y sellados cualquier día, es la oficina a cargo de Urenda Navarro la que tiene la papelería y los sellos para poder hacerlos.
No hay evidencia real de una solicitud de transparencia registrada por una plataforma, y sí la palabra del empresario de medios, al que podemos, si la oficina de la solicitante de la réplica está de acuerdo, invitar para que nos confirme la versión, tanto a la abogada universitaria como a este reportero.
En todo caso, ¿no es demasiada casualidad que el mismo día que usted, por instrucciones de la máxima autoridad, instruyó subir a las plataformas de transparencia la documentación, haya sido presentada una solicitud de transparencia expresa sobre el documento?
Sobre la presencia de “una tercera persona” en la reunión entre la titular de la oficina de la abogada general y el rector, se solicitaría que sea mencionado su nombre, para que así tenga capacidad de defenderse ante la inferencia de la oficina jurídica universitaria de ser el autor de la filtración.
El reportero no tiene ni tuvo por qué saber quién o quiénes se presentan a las reuniones en las que, de manera privada, la Universidad Autónoma y sus funcionarios toman decisiones.
La mención de ese tercer personaje misterioso, suena más a un truco velado para proteger, una vez más, a la abogada general Urenda Navarro, y no a la Universidad Autónoma.
Sobre el cuarto punto de la réplica, hay poco que decir, pues solo confirma que la controversia constitucional interpuesta por la Universidad a la que representa, fue efectivamente desechada por ser “no-to-ria-mente improcedente.”
En el resto del texto de ese punto, solo se resume que, en anteriores ocasiones, también ha fracasado en sus intentosporque la corte considere a la UASLP como un ente autónomo con capacidad jurídica para presentar ese tipo de controversias.
En referencia a que no hace falta tener el número de expediente para conocer el documento de la controversia constitucional, tiene la oficina de la abogada general toda la razón, y fue erróneo por parte del autor, quien esto escribe, inferir que de alguna manera la oficina reclamante facilitó a un medio en particular el camino para encontrar el documento en los archivos públicos de la SCJN.
Sin embargo, yo le solicitaría a la oficina que comanda, Urenda Navarro Sánchez, que se diera a conocer, no solamente a este medio, sino a la sociedad en general, el comunicado, boletín, entrevista o aviso público en el que se haya informado a la comunidad y a los potosinos que la Universidad interpuso esta herramienta jurídica.
Y de no existir un comunicado público, se me ayude a explicar cómo fue que el medio de comunicación que lo publicó tuvo la capacidad de adivinar a ciegas que la oficina de la abogada general de la UASLP había promovido dicha controversia.
Las dos solicitudes que rematan el oficio de la oficina de la abogada general han sido resueltas:
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Se resolvió y se publicó íntegra la solicitud de réplica de la abogada de la UASLP y sus anexos el pasado 5 de septiembre en la página, redes sociales y listas de difusión en el mismo espacio y características en que fue publicada la columna que originó el debate.
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Se publicó la réplica íntegra con inserción pagada.
Para finalizar, respecto al anexo 1 en que la abogada universitaria Urenda Navarro Sánchez comprueba que la columna fue impulsada con una pauta en redes sociales por 800 pesos, se puntualiza que la abogada debió ser más exhaustiva en su búsqueda, pues no solo esa columna fue impulsada económicamente en redes sociales.
Todos los días, a conveniencia estratégica del medio, se impulsan y segmentan artículos, videos, columnas y noticias. Todos los días y sobre diversos temas.
Dicho lo anterior, le informo a usted, licenciada Urenda Navarro, y a la oficina a su cargo, que la réplica que usted nos envió no solamente fue pautada por los 800 pesos que nos solicita, sino que se invirtió el doble de recursos.
La razón para hacer esto no responde ni a la generosidad del director y propietario del medio –su servidor– ni a una presuntuosa holgura económica, sino a la necesidad del medio que dirijo para que la comunidad universitaria tenga más posibilidades de darse cuenta en qué términos y en qué formas responde y redacta su oficina, o usted, algo tan valioso como una réplica mediática.
Para que los universitarios y la comunidad en general tengan más elementos para explicarse el por qué la oficina de la abogada general pierde, una y otra vez, casi todos sus asuntos legales, y para que los universitarios sepan que no tienen una defensora de la institución, sino una abogada que antepone sus intereses personales a los valores que representan el logotipo del águila universitaria.
Si así como responde la oficina jurídica un derecho de réplica, atiende los asuntos de mayor relevancia para la institución, es fácil descubrir el por qué se arrastran y acumulan los fracasos.
Y para concluir a todo esto, quien esto escribe deja una aclaración y una pregunta:
El texto se encuentra dentro de los géneros periodísticos de opinión. ¿Qué hace la abogada general de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí debatiendo en medios la opinión, subjetiva, de un aprendiz de reportero?
¿No tiene otros temas que atender de mayor relevancia?
Cinco-cero.
Jorge Saldaña
Aquí el enlace a la réplica íntegra y sus respectivos documentos:
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