diciembre 9, 2023

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#4 Tiempos

¿Guía Ética o Constitución Moral? | Columna de Víctor Meade C.

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SIGAMOS DERECHO

En el año de 1944, el eminente Secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet, le solicitó a su amigo Alfonso Reyes —poeta, humanista y diplomático, hijo del general Bernardo Reyes— que le redactara una cartilla de principios y valores universales para incluirla en los libros de texto gratuitos dirigidos a los niños y jóvenes de las escuelas públicas. En solo tres días Alfonso
Reyes culminó la redacción de su encargo, aunque dicho texto salió publicado 12 años después, cuando Rosario Castellanos le solicitó publicar una edición de su cartilla para distribuirla a escuelas rurales. Reyes, según escribió en su diario, accedió a publicar su obra “más griega” en un “libro para indios”. Cabe mencionar que el texto de Reyes tiene una profunda influencia de una cartilla de valores militares que guardaba su padre; el texto, el día de hoy, lo podemos calificar de ser extremadamente conservador.

El jueves pasado en la Mañanera, el presidente destinó más de una hora a la presentación y lectura de la nueva “Guía Ética para la Transformación de México” (https://bit.ly/3leWVK8). El documento consta de una breve presentación y de 20 “principios, valores y preceptos […], para promover soluciones moralmente aceptables cuando entran en conflicto los fines particulares y los fines colectivos […]”. Desde la presentación, el texto anuncia rápidamente que el contenido de los 20 principios girará en torno al ya conocido discurso —por demás, jeremías— del neoliberalismo oligárquico. No hay ninguna sorpresa, como tampoco lo hubo en su anterior publicación “Hacia una economía moral”: ambos textos son una síntesis de lo dicho todos los días en las conferencias
matutinas.

Rápidamente sorprende el uso y desuso indiscriminado que hacen a los conceptos de “ética” y de “moral”. En campaña, López Obrador prometió que publicarían una Constitución moral y desde entonces no había cambiado el término utilizado. Ahora, el cuadernillo hace la sutil pero significativa modificación de que ya no se trata de una guía moral, sino de una guía ética. De todos modos, el presidente se sigue refiriendo a ella como moral y como ética, sin distinción.

Sabrán, la diferencia entre ambos términos no puede pasar desapercibida así sin más. En un principio, la palabra “ética” proviene del latín ethos, que significa “hábito”, “temperamento” o “personalidad”. La palabra “moral” proviene del latín mos, traducción de ethos. Cicerón, el gran filósofo y retórico de la República romana, acuñó el término moralis. Esta traducción del griego al latín hace que, de manera inherente, el concepto de moralidad tenga un núcleo fincado en mandamientos religiosos. En segundo término, otra diferencia entre estos dos conceptos es que la ética tiene un sentido y un carácter estrictamente personal, mientras que la moral está construida por la comunidad.

Estos breves datos etimológicos y lexicográficos son especialmente relevante para entender las inconsistencias en la Guía Ética. Me explico. La moral, por tener una textura porosa y ser modificable según el lugar y momento en el que se desarrolla, no puede estar redactada en un libro; va a ser, en buena medida, irrelevante en cuanto pasen los años. Ahora, si además quieren vaciar principios morales en una constitución, la 4T está doblemente equivocada: las constituciones son preceptos sobre los cuales se limita y da forma a la construcción del futuro — constituyen las normas que de ella emanan. Quererle dar una configuración inmóvil y constitutiva a la moral es una vacilada.

Otra contradicción salta a la vista cuando, durante la Mañanera, el presidente señaló que espera que estos valores sean aceptados de manera universal. Ciertamente, es deseable que todas las personas se rijan por un piso mínimo de valores positivos. Sin embargo, estrictamente la universalidad no puede empatar con la ética: reitero, cada persona da el sentido y alcance a su propia ética, de manera individual y no universal. Sobre esto, López Obrador aclara en repetidas ocasiones que esta guía es solamente eso: una guía que por ningún motivo pretende ser una imposición de valores. La manera en la que llegará a la gente, dice, es entregando ocho millones de ejemplares a los adultos mayores beneficiarios de programas sociales para que se las lean a sus nietos. Imagine usted: por un lado, una buena cantidad de abuelos y abuelas ya tienen la tarea de cuidar a los nietos debido a que ya no hay estancias infantiles. Ahora, también deberán leerle la cartilla a los nietos. Por otro lado, la pandemia por la que atravesamos no nos ha permitido a muchas familias pasar tiempo con nuestros abuelos y adultos mayores. La estrategia, al menos de momento, no será tan efectiva en esos términos.

La Guía Ética fue redactada por un grupo de seis personas, quienes a lo largo de dos años llevaron a cabo diversos foros y discusiones. En estos foros se recibieron propuestas de la población en general, participaron 18 iglesias e incluso algunas logias masónicas. Del grupo de seis redactores, uno de ellos es Jesús Ramírez —quien actualmente funge como el Vocero de la presidencia— y no es precisamente un líder moral y ético: actualmente está siendo investigado por la UIF por contratar empresas fantasma para dar servicio al periódico morenista Regeneración.

En fin. La Guía Ética pinta para ser un documento que tendrá poca relevancia en la vida de las y los mexicanos. Es una lectura sencilla y rápida: la liturgia de las mañaneras pero en versión escrita. Sin duda es deseable que haya una reconstrucción profunda del tejido social, severamente lastimado por la violencia, misoginia, discriminación y otros males. Me temo, la Guía Ética no abonará significativamente a la solución. Lo que sí es realmente deseable es que haya políticas públicas razonadas; que las instituciones e instancias de procuración de justicia sí funcionen.

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#4 Tiempos

Pesadilla | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Se acabó el sueño, y terminó en pesadilla, la luna de miel se convirtió en tragedia y el América le dio una de las noches más tristes a la historia del futbol potosino, en el partido más trascendente de la franquicia hasta el momento, nos regresaron a nuestra realidad, simplemente San Luis no existió.

Buscar culpables es muy fácil, a toro pasado podemos poner mil argumentos, y probablemente todos sean válidos, alineación, falta de personalidad, suerte, lo complicado de la cancha, superioridad en nóminas, carencias evidentes de todo el torneo, en fin, todo parece ingrediente de un contundente 0-5 para la visita.

Pero demos vuelta a la página de lo que parece una eventual eliminación en semifinales, San Luis firmó una buena temporada, un torneo que despide a un equipo que se mantuvo durante varias jornadas peleando el liderato, un grupo que a pesar de las carencias, demostró buen futbol y que no es presa fácil para cualquier equipo. San Luis volvió al panorama nacional y le pinto la cara a varios rivales a lo largo del torneo.

Estamos hablando de un equipo que va en búsqueda de su consolidación, a pesar de ser un equipo catapulta, en donde las figuras se van, hoy parece haber encontrado un nivel bastante aceptable. La palabra clave en este momento es sin duda continuidad.

Es muy probable que el próximo sábado se termine la temporada, una semifinal que parece definida y un torneo que se acaba para San Luis, hay que repensar lo que sigue, corregir errores y reforzar áreas clave, entre las que destaco portería y centro delantero, muy probablemente se vayan jugadores y otros puedan llegar a reforzar, pase lo que pase, hoy se necesita unión, no abandonar y cerrar filas para el proyecto. No olvidemos que este equipo es muy joven, y que en poco tiempo ha dado muy buenos resultados, no tiremos la toalla, recapitulemos y volvamos a empezar, pero no desde el principio, sino aprendiendo de todo lo que estos torneos en primera, ya nos han enseñado.

Venga San Luis, con orgullo potosino.

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#4 Tiempos

Te adoré, te perdí, ya ni modo: Aguas del Poniente | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

 

Por darle rienda suelta a mis antojos, dice Vicente (Fernández y no Rangel) por no tener conciencia de mí mismo (y las miles de almas que viven de “su agua”), ayer la empresa junto concesión, empezó a entregarse.

No pasaron los años y si acaso pasarán 19 días y 500 noches (aproximadamente) para que, lo que hoy recauda el “Chato López” (disculpa a la juez, quise decir: Don Carlos López Medina) de las miles de tomas de agua desde la glorieta rumbo a la plaza y la plaza incluida, las colonias de Las Lomas y club de golf incluido, pasen a ser recibidos por las manos del municipio.

¿Por fin? No.

No es “Por fin”.

Chato no se deshace de una deuda ni tampoco se hace el desentendido.

Ni modo, hay que decir como es: Me consta que las negociaciones llevan al menos dos años y un día, como dijo Pimpinela, y el “o me voy o te vas” del Buki, no es momentáneo.

“Si te hago tanto mal, pues mejor déjame tranquilo” -dijo el Chato Buki Solís- a la ciudad y hasta a sus condóminos, por que dijo que a él “a esto lo metieron” (refiriéndose al tema del agua).

Tiene razón en parte. Las condiciones en aquellos dosmiles de Jorge Lozano no son las mismas que hoy. Si Chato quería hacer todo eso que hizo, tenía que asegurar infraestructura y tecnología para dar agua (obvio cobrándola).

¿Y la deuda?

La deuda se tiene que pagar, porque esto no es de “dame un beso y dime adiós”.

“Me preguntaron que si te extrañaba y sin dudar le contesté que sí” dijo Carin León pero… “es un poco tarde porque cambió de dueño ya tu dirección (sic)”.

Interapas no puede y no pudo. De la noche a la mañana no se puede dejar de dotar agua miles de familias (y mire Usted Culto Público, qué familias…) por lo tanto, el acuerdo es el siguiente:

En un trabajo de “entrega y recepción” (que es como un divorcio); van a ver quién se queda con los perros.

La empresa AguasdelPoniente (no me la corrijas Anita) hará cuentas de los Pozos, la tratadora, la infraestructura, los tubos y hasta las llaves, que pasarán a ser propiedad municipal.

También harán cuentas, y si no me equivoco (como con alguna de mis mi ex) los contribuyentes seguirán teniendo el (odioso lugar común que no es tan común) del vital líquido. Pero con una diferencia entre tu yo: que el dinero va a caer en arcas municipales y no en arcas chatoLopezcas.

Todo lleva trámite ¡Ni modo!

Nadie nos queríamos quedar sin poca.

Madre de la gracia de Escalerillas (así se llama el Ejido) podrá contar con un pozo de inmediato que además… era de ellos hace años.

Yo no te pido la Luna dice Galindo (al estilo Daniela Romo) pero no quiero que no quede ni un espacio entre tu yo para darte tu libertad, dice El Chato.

El tema, ya en serio, resolvió en dos años un conflicto que ahorcaba y que apretaba en muchos niveles.

Chato “regalará” su infraestructura. Municipio recibirá ya dividendos de los buenos y la Dirección de Aguas que está por crearse, se acerca mucho al futuro de Interapas.

Adiós y “que te vaya bonito y ojalá se acaben tus penas ..que te den lo que no pude darte” dijo Chente. Y les queda a tres partes, nosotros incluidos.

A mí no hagan caso, y “aléjate de mí que en nada te convengo” es la humilde opinión de este bohemio de afición en esta mañana de viernes.

A mi amigo Enrique y a mi estimado Carlos: les recomiendo una canción: “si te duele, finge que no” (es de las Flans)

Pronto regreso (sigo en puntos suspensivos)

Jorge Saldaña.

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#4 Tiempos

Algo sobre piratas | Columna de Guille Carregha

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Criticaciones

 

Hace poco empecé a ver el anime de piratas conocido como One Piece, tal vez en un futuro escriba unas cuantas columnas sobre esta serie, alguna reseña, alguna crítica por ahí, dependerá en gran medida si siento que tengo algo que decir al respecto. Nunca había sido mucho de ver cosas sobre el tema de la piratería, pero debo aceptar que sido una experiencia relativamente grata hasta ahora. O sea, me he divertido bastante, pero así que tú digas “amar, amar” la serie, pues no. La verdad es que, a veces, me siento extraño porque parece que el ver más de veinte episodios de esta serie debería convertirme en un fanático rabioso incapaz de decir algo más que “One Piece, best serie ever”, pero supongo que en algún momento de la vida adquirí anticuerpos para ese virus. Como dije, lo estoy disfrutando, más no he alcanzado a sentir el amor incondicional que sienten todos los demás miembros de este fandom que les obliga a cortar lazos fraternales si alguien “no disfruta correctamente” a la serie que resume a su personalidad entera.

Ahora, para quienes no sepan qué es One Piece, se trata de un anime de piratas con más de 1000 episodios (con la promesa implícita de que llegaremos a tal vez 3000 o más episodios, siempre y cuando un meteorito no acabe con la humanidad antes) que lleva siendo emitido casi sin interrupción desde 1999. A grandes rasgos, la serie se enfoca específicamente en los Sombreros de Paja, una de tantas tripulaciones de piratas en un mundo en el que absolutamente toda la conversación social, política, económica y cultural gira alrededor del tema de la piratería. El día a día de quienes viven en este universo es un “Piratas. ¿Cómo nos afectarán hoy?” Pero esa es una conversación para otro día. Lo importante es que el grupo de monigotes a los que seguimos en modo “ámalos que estos son tus protagonistas y los vas a ver por más de 22806 minutos (asumiendo que no te saltas los rellenos, pero sí los openings)”, a pesar de ser piratas, entes considerados históricamente como parte del crimen organizado, son enmarcados narrativamente como diferentes a los demás.

Es decir, aunque tal pareciera que cualquier otro sujeto en el mundo de esta serie que profese ser “pirata” a los cuatro vientos se sienta orgulloso de destruir ciudades, robarles bienes materiales a los civiles, matar gente nada más porque sí o ser la persona más cruel y sin corazón que el mundo jamás haya visto, – nivel cualquier persona que tomó la decisión de no ser pirata, o les teme o decide ignorarlos por el bien de mantener su vida – los protas de One Piece son del tipo pirata bueno. En otras palabras, a lo largo de sus viajes, no se dedican a disfrutar de un buen “observar cómo la vida se escurre de los ojos de un hombre en tus brazos” o “experimentar con cuánto dolor puede soportar un cuerpo humano antes de perder su alma”, ni siquiera el consabido “darle un nuevo significado a la palabra violación” a donde quiera que vayan por las que tantos criminales se han convertido en leyendas amadas por países y generaciones enteras *inserte aquí chiste sobre Pancho Villa*, sino que prefieren tener aventuras más clasificación A, para todas las edades. De hecho, lo más común es que, a cualquier lugar al que vayan, se desvivan por ayudar a los habitantes con sus problemas y los defiendan de “los verdaderos villanos”.

Generalmente, los villanos con los que luchan son, a veces, otras tripulaciones de piratas dedicadas al mal de manera independiente, pero, en su mayoría, se trata de organizaciones gubernamentales o empresariales cuyo principal objetivo es controlar a la población, limitar el uso de recursos naturales o, simple y llanamente, esclavizar a quien sea que se les ponga en frente en “pro del progreso”. Lo que terminan haciendo los Sombreros de Paja a lo largo de su viaje es, usualmente, desestabilizar estas estructuras de poder para que los habitantes de tal o cual lugar sean capaces de acceder a cosas como agua, una paga adecuada por sus labores, entretenimiento, libertad – a “saber qué es realmente la felicidad”, podría decir un escritor de cuentos para niños relativamente cursi. Nunca lo hacen por beneficio propio, en plan “si los ayudamos nos dan dinero y fama”. Simplemente ven una injusticia, dicen, eso no está chido, y entran a los guamazos (porque, pues, es una de esas series en donde todo se resuelve con un “el que pegue más fuerte es el que tiene la razón” y en el 90% de los casos, el prota es quien pega más fuerte).

Y tampoco es que siempre alcancen estos objetivos a través de medios cien por ciento legales. Si es verdad que evitan matar a sus enemigos, porque eso estaría muy mal, pero a fin de cuentas, siguen siendo piratas y se escudan un poco en la definición paraguas de este término para poder vivir la vida bajo los principios que consideran adecuados. Así que, sí, hay ocasiones en las que hacen cosas como “comer hasta reventarse en un restaurante sin tener el dinero para pagarle a los dueños por la comida” o “tomar prestados ropajes y vehículos adecuados para el hábitat en el que se encuentran sin la intención de regresarlos”, pero suelen hacerlo con moderación y por pura necesidad (de la trama o intrínseca – a veces ambas). Es común que tomen solo lo que necesitan para, efectivamente, poder derrocar al poder absoluto que ha convertido la vida de todos en un eterno sufrimiento, a quienes convirtieron a la población en masas de ansiedad y tristeza, incapaces de poder siquiera tomar decisiones acerca de su tiempo libre o de su vida en sí.

Como es de esperar en una serie de este tipo, la piratería buena suele triunfar sobre la mala. No se trata nada más de ir en contra de lo establecido nada más porque sí, sino para mejorar la calidad de vida de todos. Lo normal, a fin de cuentas, es que se le celebre a los Sombreros de Paja sus esfuerzos, perdonándoles sus deslices en la escala de la legalidad e, incluso, celebrando su innata piratería como algo que, utilizado de la manera correcta, puede ayudar a mejorar el mundo y darle un mensaje a quienes creen que tienen el poder absoluto sobre los demás.

Pero, citando a la filósofa Onika Tanya Maraj-Petty en su aportación al artículo editado por Electric And Musical Industries en 2011, “¿Dónde Están Las Morras?” (Guetta, 2011): “Anyways, why I’d start my verse like that?”

¿Se enteraron que Sony lanzó hace unos días un comunicado en donde le informaba a sus usuarios que, a partir del 31 de diciembre, la compañía Warner-Discovery tenía el poder de borrar archivos de video que miles de usuarios habían comprado y descargado? No estamos hablando de borrarlos del servidor de Sony, anunciando que tenían tantos días para descargarlos si no los querían perder, sino borrarlos directamente de los discos duros de los usuarios. Literalmente, temporadas enteras de reality shows en los que varios individuos invirtieron su dinero y descargaron a sus consolas, desaparecerán por completo sin que puedan evitarlo. Discovery se va a meter a las bibliotecas de estas personas y va a borrar todo rastro de los archivos que todos pensaban (erróneamente) que les pertenecían. Aparentemente es una situación que tiene que ver con licencias y cese de derechos de distribución y otros términos legales inventados por la industria del entretenimiento para “proteger los derechos de autor” de los CEOs de corporaciones multimillonarias, lo cual podría ser completamente entendible (aunque cuestionable) si se tratare de borrar estas series de algún servicio de streaming o anunciar que a partir de tal fecha ya no se va a vender tal o cual serie. Pero no. Es literal una compañía diciendo “Nel, eso es mío y ya no te lo presto. Ah, ¿pensabas que lo habías comprado? Oh, no. Me pagaste para que te lo prestara indefinidamente. Eso es mío y ya no te lo quiero prestar. Adiós.”

Y, obviamente no habrá reembolsos o vouchers o algo. Solo archivos de vídeo desapareciendo los equipos electrónicos de miles de personas, siendo borrados para siempre, mientras ellos solo pueden observar.

Ojalá hubiera alguna forma alternativa de preservar este tipo de videos, de asegurarse de contar con esos archivos digitales aún pasada esa fecha.

Ojalá.

Sea como sea, me dieron ganas de ver las Pirates of the Caribbean. No sé por qué.

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