julio 4, 2024

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#4 Tiempos

Entre la ciencia y las letras: Profesora Refugio Marmolejo | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

De las primeras mujeres en estudiar cursos de física en San Luis Potosí se encuentran las profesoras que cursaban la carrera del magisterio en la Escuela Normal de Profesoras de San Luis Potosí al finalizar la década de los setenta decimonónicos.

Una de dichas mujeres sería Refugio Marmolejo que figuraría en el campo de la educación potosina y dirigiría la propia Escuela Normal para Profesoras. Una característica de la profesora Marmolejo sería el desempeñarse en el mundo científico y en el mundo de las letras. Su formación propició que ligara ambas ramas en los procesos educativos, más allá de los cursos formales que le tocó atender y las directrices educativas en las escuelas en las que estuvo al frente, tanto de niños como de jóvenes que seguirían la carrera magisterial.

Su formación en física estuvo bajo la tutela del Dr. Gregorio Barroeta quien posteriormente se encargaría de la cátedra de física en el Instituto Científico y Literario, Barroeta era profesor de física en la Escuela Normal que fura abierta a fines de los cuarenta de aquel siglo bajo la dirección del Profesor Pedro Vallejo, donde se ofrecían inscripciones tanto a hombres como mujeres, aunque el número de mujeres era muy reducido, con todo ello en 1861 se titularía la primera mujer Josefa Negrete.

Como parte de este auge de desarrollo educativo, no tardaron en abrirse espacios para las mujeres, de esta forma en mayo de 1868 abrió sus puertas la Escuela Normal para Profesoras.

En 1879 en esta escuela eran muy limitados los ramos que cursaban las alumnas, por lo que se creyó conveniente para el adelanto intelectual de la mujer, agregar a los ramos reglamentados el estudio de la lógica, primer curso de matemáticas y física, dotando las clases de los elementos necesarios, de acreditados profesores en esas ciencias y de un gabinete para la última.

Los primeros actos públicos relacionados con la física en la Escuela Normal para Profesoras se realizaron en 1880. En el periódico oficial del estado La Unión Democrática, número 353, del 27 de noviembre de 1880, en la sección gacetilla aparece la siguiente nota:

Las señoritas Benita Bustamante, Guadalupe Rodríguez y Concepción López Hermosa.

Estas recomendables damas, apadrinarán el acto de Física que sustentarán el 1 de diciembre en el salón de actos de la Escuela Normal, á las 7 de la noche, las Señoritas Refugio Flores, Refugio Marmolejo, Dolores Vargas y Josefa Flores. El bello sexo va extendiendo mas el campo de sus conquistas científicas

. Adelante, siempre adelante.

Refugio Marmolejo, profesora titulada de primer orden, sería en la década de los noventa del siglo XIX directora de la Escuela Normal para Profesoras. Josefa Flores, profesora titulada de segundo orden aunque en la lista de egresadas de la Escuela Normal para Profesoras aparece como profesora de primer orden, fungiría como directora de la sección de párvulos de la Escuela de Niños número 12.

Refugio Marmolejo tendría también inclinación a las letras y fue de las fundadoras de la Academia Dominical Literaria para Señoritas en 1885, conformada por un grupo de escritoras asociadas a la Escuela Normal para Profesoras y para 1887 publicaban primer número de La Esperanza. Órgano de difusión de la Academia Dominical Literaria de Señoritas, en la imprenta de la Escuela Municipal que se denominaba: Periódico literario y científico. Órgano de la “Academia Dominical Literaria de Señoritas”. En esta publicación Refugio Marmolejo fungía en el grupo de redacción donde escribió, al menos, los artículos A Hidalgo, A mis lectoras y la prosa La Modestia.

De esta forma Refugio Marmolejo figura también como una de las primeras escritoras potosinas, que abriría el camino de la participación de la mujer en la vida cultural y productiva de San Luis Potosí apoyando la emancipación y derechos de la mujer, destacando como uno de los pilares de la educación en San Luis Potosí.

En el viejo panteón del Saucito entrando por la puerta principal y a la izquierda en las primeras tumbas se encuentran depositados los restos de esta insigne potosina.

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#4 Tiempos

Exhuma: Cuando el nacionalismo se supone que no debe dar miedo | Columna de Guille Carregha

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CRITICACIONES

 

Corea es uno de esos lugares que no han logrado generar en mí una genuina curiosidad por el país en sí. Es decir, si alguien me invitara a visitarlo o tuviera la oportunidad de ir allá, no dudaría ni un segundo en subirme a un avión y atesorar por siempre el sellito que pondrían en mi pasaporte al cruzar la frontera antes de darme cuenta lo poco que en realidad vale un peso mexicano cuando se intenta sobrevivir en el extranjero haciendo conversiones monetarias. También es cierto que es allá donde vive uno de los señores bonitos más tiernos que he conocido en mi vida (¡Hola, SungJung! Sé que nunca te enterarás de este saludo porque no sabes leer español, pero la intención es lo que cuenta). Así que tampoco es como que me sea indiferente – solo no me causa emoción.

Aunque sí es verdad que he disfrutado infinidad de media emanando de este país, como doramas, películas, canciones y uno que otro manwha, nunca me ha llamado la suficiente atención como para investigar su historia o entender mejor el funcionamiento de su sociedad moderna. Existe, y pues, qué padre por ellos, la verdad.

Y, aún así, hasta yo, totalmente alejado del conocimiento de la historia coreana, sé lo deplorables que fueron los japoneses para con ellos cerca la segunda guerra mundial. Pero, así, lo que se dice culeros pero con una “Q” mayúscula reemplazando la sílaba “cu” para denotar el superlativo de una manera impresionante en lenguaje escrito.

Hicieron básicamente un “España llegando a México en 1519”, pero empezando el siglo XX, donde se podía documentar hasta con fotografías las acciones de los “pobres soldados que eran inocentes porque, en realidad, sólo estaban siguiendo órdenes” que decidieron despachurrar a un país entero nada más porque un día se levantaron de la cama y les pareció divertido eso de ver el mundo arder. El artículo de Wikipedia sobre ese periodo utiliza solamente 12465 palabras para describir las atrocidades. No es competencia, pero el artículo de la conquista española es de 12885 palabras. Solo para contextualizar un poquito del tamaño de las listas de actividades.

Es bajo ese contexto de “pinches japoneses culeros” que se desarrolla la trama de Exhuma (O “La Tumba del Diablo, como le pusieron aquí en México porque, ¿cómo íbamos a saber que se trataba de una película de horror si no especificaban que era “del diablo” en el título? ¿Somos adivinos o qué?), una de las películas coreanas más exacerbadamente nacionalistas que he visto en mi vida. Bueno, en comparación, es tan patriótica como cualquier película de acción genérica estadounidense que aparece un día en Netflix y nadie sabe cómo es que consiguieron el presupuesto para tremendo bodrio lleno de banderas gringas. Pero, en cuestión de producciones coreanas, no es algo que se vea tanto – al menos no en lo que deciden exportar.

Bajo la premisa de *exhumar* una tumba de hace más de 100 años, la película desarrolla la idea temática principal: el verdadero mal viene en dos formas: jurarle lealtad a Japón o, en su defecto, ser japonés. Cualquiera de estas dos vertientes generará espíritus chocarreros capaces de descuartizar seres humanos con sus poderes de maldad. O 悪魔の力 para ser más específicos.

Dentro de lo que viene siendo “la calidad fílmica del producto”, todo está excelentemente cuidado. La fotografía, muy bonita, con esa calidad clásica de un tinte medio azulosa encima de todo para que se sienta como película de terror coreana. Hay una cobertura de ángulos de rodaje impresionante que sólo se puede conseguir con el presupuesto de una producción coreana que despilfarra dinero porque tiene, y no recuerdo haber notado ningún error de edición ni nada parecido. O sea, la presentación es prístina nivel Corea quiere demostrarle al mundo que son mejores haciendo audiovisuales de ficción que el 90% del mundo, nomás por el puro ego de saberse capaces. Los efectos especiales si están un poco… no tan maravillosos, pero, pues, tampoco tan terribles como los de Marvel o DC, así que no distraen tanto de la acción.

Lo que sí es un *chef’s Kiss* tamaño industrial son las coreografías. Como buena historia asiática oriental basada en tradiciones nacionales, la gran mayoría de ideas y acciones presentadas a lo largo de la historia se basan en rituales clásicos (¿?) de la cultura en cuestión. En este caso particular, la mejor escena es sin duda aquella en donde la protagonista hace una complicada danza (con tambores y bocinas JBL a todo volumen incluidas) para pedirle permiso a los espíritus para *EXHUMAR* la tumba que le da pie a la trama. Es una secuencia de 6 o 7 minutos impresionante, con un juego de música, movimiento y cortes que va subiendo de intensidad a cada segundo que pasa y que se queda fácilmente grabada en la memoria de la audiencia.

Ahora, mi desconocimiento total de la cultura coreana (detallado en el primer párrafo) me prohíbe confirmar si este ritual que incluye la presencia y subsecuente recortación minuciosa de los cadáveres de cinco cerdos al ritmo de, literalmente, gritos y tamborazos, es algo que los shamanes coreanos han hecho alguna vez en la historia de la humanidad, o si los creadores de Exhuma se lo sacaron de la manga. Lo interesante es que, en mi cerebro de normie desinformado que escribe tontería y media porque puede, todo se ve tan impresionante y explicado de manera tan lógica que en ningún momento dude que fuera algo más que el ritual número 3 de la lista de los más pedidos por coreanos desesperados. Es lo malo de tener un cerebro colonizado de occidental inculto. Me pones en frente una cosa que se vea súper folklórica y digo “si, a huevo, así ha de ser” sin dudarlo ni un segundo.

Creo que ese es un problema. Habría que tratarlo.

Y, continuando con las tradiciones orientales de “¡FINTA!” incorporadas en el ADN de sus producciones de ficción, la historia parece resolverse sin mayor problema como a la hora de haber empezado con la única finalidad de que la gente se pregunte “¿y ahora a dónde va esta historia?”, solo para que te quiten la cobijita de tranquilidad que tú solo te pusiste y te avienten la verdadera trama, con todas sus implicaciones, directo en la mollera hundida. Obviamente, todo va hacia el lado de “¡Qué bella esta nación! ¡Nación bella que deseo dejarle a futuras generaciones para que disfruten de lo bello de esta nación! ¡Y que chinguen a su madre los japoneses!”

O sea, la cosa no es nada críptica. Lo dicen, literal, en los diálogos.

Es una película muy buena – sobre todo si puedes obviar/entender la necesidad del nacionalismo. Se vende como película de terror, pero excepto por dos o tres jump scares ahí medio tochos, solo tiene ese descriptivo porque habla de temas sobrenaturales. Es más como un thriller de suspenso bastante bien logrado, muy accesible, muy bonita.

Y, sí, el viejito principal sí es el que salió en Oldboy. Sí. A mi también me impacta la existencia del tiempo y su paso.

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#4 Tiempos

La copa de las dos Europas | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Turquía definió de último minuto su clasificación a la segunda ronda de la Eurocopa 2024. Los Turcos necesitaban por lo menos empatar ante Chequia para quedarse con el segundo puesto del grupo, mismo que fue dominado por Portugal.

Del otro lado un extraño equipo de Georgia veía su única esperanza si vencía a Portugal en la última fecha, extrañamente así fue.

Turquía por su parte venció 2-1 a Chequia un equipo rudo que se dedicó a intentar destruir las ofensivas turcas, más allá de intentar ofender verdaderamente.

Justo ese partido, es el motivo de esta columna, un partido rocoso, feo, deslucido, con muchos errores de construcción, un partido donde ambas escuadras mostraron un nivel poco atractivo, algo del llamado fútbol rústico, ese que solo se da para sacar un resultado. Y está bien, no se les culpa, ambas selecciones tienen justo ese nivel.

Sin embargo la cuestión es la siguiente, por lo menos hay dos eurocopas, la de los paises que deslumbran con su nivel, y la de los que llegaron y pelean por la supervivencia.

Hace poco algunos jugadores de la selección de Estados Unidos se quejaban del triste nivel de la Copa América comparada con la Euro, y sí, creo que tiene todos los fundamentos para validar ese juicio, pero no en todos los juegos.

El partido de Turquía contra Chequia, fue muy malo, y eso que ambos equipos estaban buscando su pase a la siguiente fase, una Eurocopa de segundo nivel.

Un torneo tan complejo, con tantas selecciones que buscan su clasificación (55 en esta ocasión) no da para un gran nivel de todos sus equipos. Y aunque algunas estrellas como Mbappé se atrevan a decir que se ve más nivel en la euro que en el mundial, la verdad es que en la cancha existen por lo menos dos Eurocopas, los brillantes de donde saldrá el campeón, y los medianos que muchas veces aburren con su juego, mención especial para Turquía, que aparece en este segundo grupo.

Pero ojo, no todo es malo, la tribuna sí es de primer nivel en todos los partidos, no importa si es Georgia o Inglaterra, la pasión de la Euro se vive igual para todos, cosa que desgraciadamente no se siente en una Copa América jugada en los Estados Unidos, en fin, cosas extrañas que nos regala este verano.

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#4 Tiempos

Creatividad sin Rumbo: La Desilusión de Baby Assassins | Columna de Guille Carregha

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CRITICACIONES

 

En otra entrega de las hilarantes aventuras de este humilde autor de gustos mamadores dándose el tiempo de ver películas japonesas de manera gratuita en internet, tocó el turno de observar la única opción de acción comedia ofrecida en el Japanese Film Festival Online 2024 – Baby Assassins. Este enunciado aquí presente es su amable recordatorio de que, lamentablemente, ya no es posible ver estas películas de manera legal en el sitio del festival. Énfasis en LEGAL

Desde el momento en que vi el póster de esta película supe que iba a estar interesado en ella. Sobre un fondo amarillo nivel “soy un candidato del PRD en la capital potosina y estoy obsesionado con pintar toda la ciudad con el color del partido que me enseñó cómo es eso de hacerme de dinero de maneras súper legales a modo de agradecimiento”, aparecen dos chicas de aproximadamente 16 años de edad, apuntándole con unas pistolas a un maniquí de entrenamiento de boxeo. Con tan poca información visual, mis niveles de intriga estaban a tope. O una de dos: o era una historia de unas asesinas especializadas en matar bebés – que, aunque exageradamente oscuro, se presta para ser una premisa excelsa de ser bien manejada –, o estaban haciendo el símil de que son tan jóvenes que es como si un par de bebés fueran asesinos.

Por desgracia para mi imaginación exageradamente activa y que se emociona con mucha facilidad, la película aborda la segunda opción. Aunque, eso no quería que el potencial no estaba, digamos, potencialmente allí. Por lo que, al presionar play me preparé para disfrutar una película que, a lo menos, iba a estar palomera. Además, con solo 95 minutos de duración, era una de las más cortas de un festival empeñado en recopilar películas de 2 horas (o más) de duración.

Baby Assassins es la historia de dos asesinas a sueldo que llevan una cantidad indeterminada de tiempo siendo patrocinadas por “la asociación”. Una vez que se gradúan de la preparatoria, deben conseguir trabajos normales y vivir por su cuenta porque “la asociación” ya no puede patrocinarles sus vidas al ser mayores de edad, y para que aparenten ser miembros útiles de la sociedad. Como suele ser usual en películas japonesas, eso de tener un conflicto no es una necesidad cinematográfica, por lo que, una vez más, no hay conflicto. Son dos chicas que son asesinas, viviendo juntas. A veces se llevan, a veces no. A veces tienen trabajo de asesinas, a veces tienen trabajos normales. Y, pues, ya.

Dentro de lo que cabe, es algo que suena bastante interesante. Si hubiera leído una sinopsis así antes de darle su visionado yo, posiblemente, si hubiera dicho “¡Esa! ¡Quiero ver esa!”. 

Pero ahora que ya la vi, estoy conflictuado.

Por un lado, es verdad que Baby Assassins tiene una identidad bien marcada. No es como si tuviera una fotografía bien exagerada, o una corrección de color nivel tipo forros de plástico de libretas de niño de primaria. Visualmente se ve tan normal como cualquier película de acción genérica que, debatiblemente, Netflix escribe con inteligencias artificiales en dos días (o salones llenos de monos con maquinas de escribir, lo que salga más barato) para que Dwayne Johnson o Ryan Reynolds tengan algo que hacer durante la próxima semana. O sea, sin chiste, con colores apagados, y negros tan oscuros que a veces no sabes si sí le subiste al brillo de tu pantalla.

Pero, dentro de ese genérico modo de película de acción gringa con nombres intercambiable, se encuentra una versión de Japón que no se parece a nada que haya visto antes. Los creadores lograron plasmar una locación que sí parece sacada de “la mente torcida del visionario director [inserte aquí nombre de visionario director]”. Se siente como un Japón que no se encuentra en otra historia, con personajes que sólo podrían habitar en esta versión intensificada del país.

El problema es que todos los personajes son desagradables a más no poder. Hay un sinfín de decisiones actorales y de dirección que, la verdad, no termino de entender.

Por ejemplo, cerca del principio, vemos como una de las asesinas principales está en su trabajo de medio tiempo: una cafetería chiquita, con dos personas detrás de la barra haciendo la comida y espacio para tres mesitas. Y, de la nada, la actitud de esta chica es la de una persona que se creyó las mentiras de Gonzalo Patiño y se fue a consumir peyote al cerro con un señor que casi le triplica la edad: se mueve de forma errática, se ríe de la nada, baila y canta a la mitad de los pasillos… Actúa como un NPC de Skyrim haciendo ragdolls por alguna falla de código.

Nosotros, como audiencia, se supone que digamos “LOL qué random”, nos acordemos del humor de Dan Schneider en iCarly y pensemos “qué bien me cae la loquita esta” seguido de una carcajada. 

Y la mayoría de los chistes son eso: gente actuando raro por el simple hecho de actuar raro. Esta misma chica pone caras extrañas, inclina la cabeza y dice frases sin sentido a lo largo de toda la película. Hay una hija de mafioso que se la pasa brincando y gritando cada vez que aparece nivel “mi chiste es que soy igual de random que la otra”, como si estuviéramos viendo un desfile de personas intentando ser graciosas en los sketches de Saturday Night Live, pero que llegaron ahogados en ácido a la grabación y se les olvidó cómo funciona eso de ser humanos y dar risa.

Grima. La palabra que busco es grima. Esta película me da mucha grima.

Lo cual es bastante triste, porque también tiene escenas majestuosas en el campo de la comedia cinematográfica, como la secuencia en la que observamos a dos yakuza genéricos en un maid café haciendo lo posible por entender el concepto y seguir los preceptos intrínsecos de un lugar como este. Es una maravilla de escena, excelentemente llevada a cabo. Pero, después, reaparece la hija del mafioso emulando a Cat de Sam & Cat (ya nisiquiera de Victorious)… y ese es el chiste. Que hablar chistosón, grita cada tercera palabra y baila como mosquita creyendo que puede sobrevivir al Raid. Y se te olvida que te la estás pasando bien.

A veces, esta película es demasiado japonesa para su propio bien. A veces intenta ser demasiado Nickelodeon de principio de los dos miles. Y, a veces, solo a veces, sí logra su objetivo de ser tan divertida como su premisa cree serlo.

Pero no hay conflicto. Solo son cosas que pasan en las vidas de las protagonistas por un período de tiempo y, oh, mira la hora, se acabó el período de tiempo, así que supongo que créditos finales.

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