mayo 5, 2025

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#4 Tiempos

El primer doctor en ciencias en San Luis | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

En el siglo XIX las instituciones en Europa particularmente en Alemania, ofrecían el grado de doctor, siguiendo la tradición de las grandes instituciones, como la de minería de Freiberg de donde surgieron los principales catedráticos del Real Seminario de Minería que llegaron a la Nueva España en el último cuarto del siglo XVIII.

Varios fueron los científicos latinoamericanos preparados en Europa y que a su regreso hicieron importantes contribuciones a la ciencia a través de publicaciones especializadas a lo largo del turbulento siglo XIX. En particular, el mexicano Vicente de Ortigosa, fue seguramente el primer estudiante de doctorado del continente americano y que obtuvo su grado en la Universidad de Giessen, en Alemania, en 1842. Su trabajo de investigación, bajo la tutela de J. von Liebig, le permitió establecer por primera vez la fórmula de la nicotina.

Treinta años después aparece el registro de otro mexicano que estudió también en Alemania, el potosino Pedro Garza, quien sería el primer estudiante de doctorado potosino y a la postre primer doctorado de San Luis y posiblemente el segundo en el país.

En 1874 un corresponsal mexicano, enviaba una noticia a la Tribuna un periódico de México acerca de la defensa de tesis de doctorado del potosino Pedro Dionisio de la Garza y que comentaba el Periódico Oficial del Estado de San Luis Potosí el 11 de marzo de 1874. Sus estudios en Alemania los realiza de manera destacada al otorgársele una calificación distinguida en su examen final donde presenta su tesis sobre propiedades ópticas de cristales y contribuye al entendimiento de los mismos, pues al parecer a través de su trabajo, se registra su aportación en la lista de nuevos inventos o descubrimientos. El joven Garza descubrió un nuevo modo de construir los ejes ópticos y de doble refracción en los cristales emisótropos; además, él fue el primero que planteó la fórmula del cilindro polarizado en los mismos cristales. A su regreso se tienen contemplados cursos de matemáticas en escuela preparatoria, presumiblemente en la ciudad de México. Se indica por el corresponsal que es el primer trabajo publicado en español, por lo que sería el primer estudiante de habla hispana que cursa su doctorado en la Universidad de Goettingen.

A su regreso a México se dedica a dictar lecciones de matemáticas en una escuela preparatoria y llama la atención por sus conocimientos considerándosele todo un sabio, respondiendo a las expectativas que despertó su llegada de Alemania y se insta a conseguírsele alguna plaza para pueda desempeñarse en su actividad académica. El periódico Oficial del estado, La Sombra de Zaragoza, casi un mes y medio después de la anterior nota vuelve a tomar el caso del joven Garza, reproduciendo una nota del Federalista. En esta nota nos podemos enterar de la edad del joven Pedro Garza, veintitrés años y de la posibilidad de su regreso a Alemania. En ese corto tiempo de estancia desde su regreso, no ha conseguido aún un lugar en donde realizar su actividad académica, los cursos en donde ha impartido lecciones de temas matemáticos, al parecer son cursos no regulares en la escuela preparatoria, posiblemente de la capital de la República.

Para el mes de agosto Pedro Garza está instalado ya en San Luis Potosí y publica un anuncio ofreciendo al público en general sus servicios en matemáticas, física y mecánica,

así como profesor del idioma alemán. En el mismo mes de agosto de ese año, logra colocarse en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí, encargándose de la subdirección del Instituto. Su tarea en la subdirección, obedece también a que las clases que comenzaban en el mes de enero y terminaban en noviembre, estaban en curso y en este primer periodo en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí, no ofreció algún curso regular en el Instituto y contribuyó en las tareas de apoyo a la dirección del Instituto.

Al parecer Pedro Garza regresa a Alemania y durará al menos tres años y medio para regresar posteriormente a San Luis Potosí, reincorporándose al Instituto Científico de San Luis.

Así que a principios de junio del año 1877 se encontraba Pedro Garza de vuelta en San Luis Potosí listo a incorporarse al Instituto Científico con una valiosa carga de libros y equipamiento para los diferentes gabinetes del Instituto.

Al finalizar dicho mes en acto protocolario se le toma la protesta a Pedro Garza como vice-director del Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí. Nuevamente llega Garza a mediados del año escolar por lo que en esta nueva ocasión aún no dicta cátedra de manera formal en el Instituto. A fines de ese mes Pedro Garza es nombrado catedrático del Instituto haciéndose cargo de la cátedra de Geometría Sintética. La cual no es claro si ya formaba parte del plan de estudios o fue propuesta para su impartición por el propio Pedro Garza.

Es de importancia indicar que si bien otros personajes que han participado en la vida pública, política y cultural del San Luis Potosí del siglo XIX, a pesar de ser desconocidos han trascendido, y se cuenta con registros, el caso de Pedro Garza resulta totalmente desconocido. El Dr. Pedro Garza, primer doctor en ciencia que hubo en San Luis Potosí y por lo tanto el primer doctor que tendría el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí en la década de los setenta del siglo XIX. Esta situación es importante, pues la ahora Universidad Autónoma de San Luis Potosí llegó a tener dos doctores en ciencias en la década de los cincuenta del siglo XX y en la década de los setenta llegó a contar con apenas tres doctorados en ciencia. En la actualidad, la UASLP cuenta con más de 600 profesores con doctorado.

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#4 Tiempos

Variaciones sobre el mismo tema | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

 

Cuenta Simone de Beauvoir (1908-1986) al comienzo de su ensayo Pirrus et Cineas que una vez Pirro, el general, hacía en voz alta proyectos de conquista:

“-Primero someteremos Grecia –decía.

“-¿Y luego? –le preguntó Cineas, el filósofo, que estaba por allí cerca y lo escuchaba con atención.

“-Luego conquistaremos África.

“-¿Y después de África?

“-Después de África pasaremos a Asia, conquistaremos Asia Menor, Arabia.

“-¿Y después? –volvió a preguntar el filósofo.

“-Después iremos a la India.

“-¿Y después de la India?

“-¡Ah! –exclamó Pirro-. Descansaré.

“-¿Y por qué no descansas de una vez?

“Cineas –comenta la novelista filósofa- parece sabio. ¿Por qué partir si es para volver? ¿A qué comenzar si hay que detenerse? Y, sin embargo, si no decido en primer término detenerme, me parecerá aún más vano partir. ‘No diré A’, dice el escolar con empecinamiento. ‘¿Por qué?’. ‘Porque después de eso habrá que decir B’. Sabe que, si comienza, no terminará: después de B será el alfabeto entero, las sílabas, las palabras, los libros, los exámenes y la carrera; a cada minuto, una nueva tarea que lo arrojará hacia una nueva tarea, sin descanso. Si no se termina nunca, ¿para qué comenzar?… Pero en tanto que permanezca vivo –dice Pirro- es en vano que Cineas me hostigue, diciéndome: ‘¿Y después? ¿Para qué?’. A pesar de todo, el corazón late, la mano se tiende, nuevos proyectos nacen y me impulsan hacia adelante”.

Quién tiene la razón: ¿Pirro o Cineas? Quizá los dos: Cineas advirtiéndole que el punto de partida no está nunca lejos del punto de llegada y que no es preciso conquistar el mundo para tomarse un descanso. Pero, ¿cómo descansar sin haber antes conquistado el mundo, es decir, sin haberse  cansado? Pirro, pues, tampoco se equivocaba: no es lo mismo descansar antes que descansar después. Antes, el descanso es pereza; después, es recompensa.

“¿Conoces la historia del napolitano? –pregunta ahora Christiane Rochefort (1917-1998) por boca de uno de los personajes de Les Stances à Sophie-. El milanés lo ve tirado al sol y le dice:

“-¿Por qué no trabajas? Así tendrías dinero.

“-¿Y luego? –pregunta el napolitano.

“-Te comprarías una casa.

“-¿Y luego?

“-Llevarías e ella a una mujer, ascenderías en la escala social, te enriquecerías.

“-¿Y luego?

“-Y luego –dice el milanés- podrías pasar las vacaciones al sol.

“Y el napolitano responde:

“-¡Pero si ya estoy al sol!”.

En este caso nos parece mucho más sabio el napolitano que el milanés, pues éste sólo piensa en el dinero, en una casa con alberca y amplios jardines: en una comodidad, en fin, que aquél ya goza sin tener que molestarse. ¿Tanto trabajo, tanto desvelo para luego tirarse sol? Bien, él ya está al sol,

y no desea sino una sola cosa: que lo dejen en paz.

Si trabajamos únicamente para “ganar”, el napolitano tiene razón. Pero los hombres no sólo trabajamos para “ganar”, sino, ante todo, para ganarnos a nosotros mismos: para que el mundo gane algo y sea un poco más rico con los frutos de nuestra acción. Eso fue lo que se le olvidó decir al milanés: y, por lo tanto, perdió justamente la partida.

Para terminar, he aquí otra historia del mismo tenor. La cuenta Giovanni Papini (1881-1956) en un capítulo de su libro Palabras y sangre. Iba un hombre caminado por la orilla de un río –imagino que sería el mismo Papini- cuando vio a un joven que se disponía a echar las redes:

-¿Por qué haces eso? –preguntó el paseante.

“-Para coger peces –respondió el pescador.

“-¿Y para qué quieres coger peces?

“-Para venderlos.

“-¿Y qué haces con el dinero que obtienes?

“-Compro pan, vino, aceite, vestidos, zapatos y todo lo demás.

“-¿Y para qué compras todas esas cosas?

“-Para vivir.

“-¿Y para qué quieres vivir?”.

He aquí una pregunta realmente filosófica: “¿Para qué quieres vivir?”. Una vez que hemos respondido a esta pregunta y sabemos la respuesta, nuestro obrar tendrá sentido, pero únicamente hasta entonces y nunca antes.

El pescador se quedó callado. Y como no supo qué responder, se limitó a decir: “Para pescar”. Ignoraba para qué hacía, en el fondo, lo que hacía. Su vida era un círculo vicioso, un malentendido. 

“¿Para qué quieres vivir?”. Es preciso responder. Y sólo hasta que lo hagamos también nuestro descanso formará parte del plan, y tendremos paz. Nuestro corazón no nos acusará de haber gozado de una tarde libre, ni nos reprochará por habernos tomando unas breves vacaciones. Seremos, entonces, los hombres más sabios. Y también los más tranquilos. 

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#4 Tiempos

Algo raro | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Esta semana que termina se ha hecho oficial la salida de Domènec Torrent de la dirección técnica de San Luis. Las razones no son muy claras y, como siempre, los rumores abundan. Unos dicen que fue falta de acuerdo económico, otros la falta de refuerzos, algunos incluso piensan que fue una salida pactada para firmar con otro equipo de la liga. La razón verdadera solo ellos la saben y solo ellos podrán hablar (cosa poco probable) si así lo quisieran.

Pero más allá de la salida del técnico español, algo raro pasa al interior del equipo. Y es que no solo el constante cambio de técnicos que no han hecho malos papeles como Jardine, Leal y ahora Torrent, sino que también han desfilado jugadores que de una u otra forma deciden deslindarse del equipo.

Unaí Bilbao es uno de esos que pidió salir, un jugador emblemático del cuadro potosino que de hecho sentó raíces en tierras potosinas. Muchos pensábamos que se quedaría por largo tiempo en San Luis, ya que después de su paso por Necaxa, regresó para una última temporada con los potosinos.

Abel Hernández, internacional con Uruguay, se marchó apenas meses después de haber firmado con San Luis. Jugó 35 partidos y anotó 11 goles. Si bien no es una gran marca, sí dejó algunos buenos recuerdos en la afición, como aquella voltereta a Pumas donde en el Lastras anotó 3 goles para el triunfo 3-2.

Cristiano Piccini, el italiano, decidió terminar abruptamente su contrato, según declaró, por sentirse en deuda con el equipo y para dejar su puesto para otro extranjero, mismo que nunca llegó. A pesar de las lesiones, Piccini siguió su carrera en Suiza, donde prefirió estar en lugar de San Luis.

Frank Bolí, delantero de interesantes características, con un ritmo semilento provocaba oportunidades de gol debido a la velocidad con la que normalmente se marca en el fútbol mexicano, jugó 28 partidos con San Luis, donde marcó 9 goles, siendo su tercera mejor marca con un club. Al final, el de Costa de Marfil se fue y mucho se dijo que respondía a un tema familiar y la poca adaptación al idioma y la cultura.

John Murillo, más allá de los problemas extracancha que tuvo el venezolano, su rendimiento no es tan cuestionable, al menos en número, jugando 87 partidos en las dos etapas que tuvo en el club, anotando 8 tantos y dando 7 asistencias. Si bien Murillo no era la solución del equipo de Torrent, sí es un jugador más que decidió alejarse por su cuenta de las filas del San Luis.

Interesante y raro, estos son solo algunos de los jugadores que se han ido del equipo bajo “razones extrañas”. Se dice que han pedido salir, y hasta han renunciado a sus contratos vigentes. Cada uno de ellos sabrá los reales motivos para terminar lejos de la institución. Sin embargo, esto solo nos pone a pensar si dentro del equipo existe algún tipo de presión, cláusula no pública o simplemente no muy buenos tratos como para que los jugadores se vayan de la noche a la mañana. Una ciudad que históricamente recibía a los futbolistas para quedarse a vivir aún incluso después del retiro, hoy ha sido solo trampolín o paso para los antes mencionados. Muchos se quieren ir de San Luis.

Foco de atención para con la afición, algo raro puede estar pasando dentro del club, pero tiempo al tiempo, la gente de San Luis solo pide un equipo competitivo con jugadores que se arraiguen a esta tierra, potosinos, nacionales o extranjeros, da lo mismo, pero para la afición es importante que los jugadores quieran esta tierra y se acostumbren a defenderla con orgullo deportivo, al final esa tendría que ser la identidad que esperemos podamos recuperar algún día, a pesar de los pesares.

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Genoma de las plantas, el tema en La Ciencia en el Bar | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Continúa el ciclo número treinta y nueve de La Ciencia en el Bar, con la charla de este miércoles 30 de abril en punto de las ocho de la tarde noche en La Cervecería San Luis ubicada en Calzada de Guadalupe número 326, con una charla sobre el genoma de las plantas. El acceso es libre.

La charla estará a cargo del Dr. Luis Gabriel Brieba, que es investigador de la Unidad de Genómica Avanzada del Centro de Investigación y de Estudio Avanzados en Irapuato, Guanajuato. La charla tiene como título: ¿Por qué los genomas de plantas son tan resistentes?, y lo complementa el subtítulo de: ¿te atreves a pasar doce horas bajo el Sol todos los días de tu vida?

En la charla el Dr. Gabriel Brieba nos explicará el sistema fisiológico de las plantas y la forma en que contribuyen al medio en que vivimos, así como su papel energético, entre otros aspectos que nos ayudaran a comprender el papel de las plantas. Sus líneas de investigación comprenden la Estructura-función y evolución de proteínas; Metabolismo de ácidos nucleicos (transcripción, replicación y reparación) en organelos de plantas y levadura; y, Ingeniería y cristalografía de proteínas.

El Dr. Luis Brieba es Ingeniero Bioquímico por el Tecnológico de Monterrey Campus Guaymas. Realizó estudios de posgrado en el Departamento de Bioquímica de la Universidad de Texas con el financiamiento de una beca Fulbright-Garcia Robles-CONACHYT teniendo como mentor al Dr. Rui Sousa y trabajando en estudios sobre la estructura-función de la T7 RNA polimerasa. Realizó sus estudios postdoctorales del 2002 al 2005 en la Escuela de Medicina de Harvard con el financiamiento de la beca Pew, investigando los determinantes de la fidelidad de replicación del ADN. A partir del 2005 es investigador del Cinvestav y desde el 2007 se encuentra adscrito como investigador de la Unidad de Genómica Avanzada del Cinvestav. El Dr. Brieba pertenece al Sistema Nacional de Investigadores como Nivel III y es investigador Cinvestav 3D. El Dr. Brieba cuenta con cerca de 100 publicaciones, y su trabajo ha recibido más de 1700 citas. Ha recibido numerosas distinciones como la beca Howard Hughes, o ser alumno distinguido de la Universidad de Texas.

Las investigaciones que realizan los miembros de su grupo de investigación se centran en entender cómo se replican y reparan los genomas organelares de plantas

, en temas relacionados con la biología estructural e ingeniería de proteínas y en la aplicación biotecnológica de procesos enzimáticos. El Dr. Brieba ha contribuido a la formación de recursos humanos con cerca de 20 alumnos graduados de doctorado, de los cuales la mitad de ellos son ahora profesores-investigadores en destacados centros como el CIBNOR, el Centro de Envejecimiento del Cinvestav, la Universidad de Guanajuato o el Instituto Politécnico Nacional. Las contribuciones de su grupo de investigación han servido para entender cómo el DNA polimerasas replican lesiones, cómo se mantiene un genoma libre de mutaciones y como co-evolucionan los organelos de plantas. Su grupo de investigación está interesado en entender cómo se ensamblan y regulan los replisomas organelares y los procesos de la reparación del DNA en organelos de plantas. Recientemente su grupo se ha interesado en entender cómo se repara el material genético nuclear de plantas.

El tema que tratará en la sesión de La Ciencia en el Bar es uno de los temas que investiga en el Laboratorio de Bioquímica Estructural del Cinvestav en Irapuato y se relaciona con los Genomas organelares de Arabidopsis.

El genoma organelar de Arabidopsis se refiere al ADN presente en las mitocondrias y los cloroplastos. Estos orgánelos son esenciales para la vida de la planta, ya que las mitocondrias producen energía y los cloroplastos realizan la fotosíntesis.

El laboratorio de Bioquímica Estructural se enfoca en el estudio de los sistemas de replicación y reparación de los genomas organeleras de plantas. El grupo explora de forma sistemática los procesos enzimáticos de la replicación y reparación del DNA y buscan entender su singularidad.

Los esperamos este miércoles 30 de abril en la sesión de La Ciencia en el Bar que contará con la visita de este prestigiado investigador nacional Luis Gabriel Brieba de Castro.

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