abril 9, 2025

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#4 Tiempos

El médico potosino que introdujo la imprenta | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

El 2 de diciembre se cumplieron los doscientos veinte años del nacimiento de Francisco Javier Estrada, padre del eminente físico del mismo nombre. Francisco Javier Estrada fue un médico, impresor, bibliotecario y político potosino que contribuyó al desarrollo educativo y cultural de su ciudad. Su nombre completo Francisco Javier Bibiano Estrada Zapata, emparentado con los héroes insurgentes potosinos Nicolás Zapata y Mariano Jiménez, nació el 2 de diciembre de 1801 en la ciudad de San Luis Potosí.

Su formación se debe a la tutela de Francisco Salazar que fuera párroco de Cerro de San Pedro, así Francisco Estrada, después de su formación en primeras letras, la continuó con los padres franciscanos en la ciudad de Zacatecas y posteriormente con los mercedarios en San Luis Potosí, aprovechando la llegada a la ciudad potosina del padre Dr. Uribe con quien pudo estudiar cursos superiores de filosofía que incluían la filosofía natural, pudiendo estudiar temas de matemáticas y física

La llegada del Dr. Uribe fue un sorbo de agua en el desierto, pues por primera vez se daba oportunidad a los jóvenes potosinos que no contaban con los recursos para ir a estudiar fuera de la ciudad, el poder llevar cursos superiores en su ciudad que ayudaran a su formación. El padre Uribe accedió a atender a los jóvenes con la condición de que pudieran reunirse al menos una docena de jóvenes. Catorce potosinos que ya habían cursado la gramática latina se reunieron por iniciativa de Francisco Estrada y se logró impartir el deseado curso, donde participaría como condiscípulo de Estrada, Francisco Terán que sería posteriormente un religioso franciscano, que ostentando título de bachiller formaría parte del primer cuerpo de profesores en educación superior en San Luis, el del Colegio Guadalupano Josefino.

El curso de filosofía superior del Dr. Uribe se impartía en 1820 y como parte de la presentación pública del aprovechamiento de los alumnos, Estrada visitó la imprenta de Alejo Infante en la Villa de Armadillo, para tratar la impresión de unos cuadernillos conociendo el equipo, que meses después negociaría para implantar una imprenta en la ciudad de San Luis Potosí, siendo así la primera imprenta que habría en la ciudad, lo que sucedió en el año de 1821.

De esta forma Francisco Estrada introduciría un elemento cultural importantísimo, convirtiéndose así en el introductor de la imprenta en San Luis Potosí, capital. También introdujo la imprenta en la ciudad de Zacatecas, donde se desempeñó por un tiempo como impresor.

El curso del Dr. Uribe, quien falleciera cuando el curso estaba en proceso, tuvo el apoyo del padre Fray Juan Soriano que se encargaría de su culminación con los temas de matemáticas y física. Este curso fue un paliativo importante en la formación de los jóvenes potosinos y en particular, propició que Francisco Javier Estrada pudiera culminar sus estudios de medicina en la ciudad de México en 1827, regresando a San Luis para fungir interinamente en la dirección del Hospital de San Juan de Dios que también funcionaba como escuela de médicos y por donde pasaron importantes personajes como Anastasio Bustamante, que llegara a ser presidente de la República y José Eleuterio González “Gonzalitos” de mucha influencia pública, educativa y política en la ciudad de Monterrey.

En 1832 Francisco Estrada se encontraba nuevamente en la Ciudad de México donde conoce a Luisa Murguía y con quien se casa el 2 de junio de 1832. La familia Estrada Murguía procrearía trece hijos, siendo el físico Francisco Javier Estrada el cuarto hijo de la familia y el primer varón

Convino la carrera de médico practicando su profesión alternándola con cargos públicos, entre otros, el de pro-secretario de Oficial Mayor del Gobierno del Estado, redactor del Periódico Oficial, vocal de la junta departamental, diputado y senador del Congreso General.

Francisco Estrada impulsó la escuela Lancasteriana en San Luis Potosí al promover la contratación, mediante oposición, del maestro Pedro Vallejo.

Fue profesor del Colegio Guadalupano Josefino y del Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí haciéndose cargo de cursos de latinidad y filosofía. Fue bibliotecario de la Biblioteca Pública del Instituto Científico, hasta su muerte ocurrida en 1885.

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#4 Tiempos

Malkuth Zavala, entre la educación y la música | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

Siguiendo el camino formativo de sus padres, quienes estudiaron física en la antigua Escuela de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Malkuth Zavala Diaz de León, comenzaría a estudiar matemáticas en la ya Facultad de Ciencias de la UASLP. Desde entonces se manifestó su interés y habilidad para la música, camino que seguiría posteriormente en su formación; obtendría su licenciatura como instrumentista en la Escuela Estatal de Música de San Luis Potosí en el año 2012. Sin embargo, en el campo de la ciencia, después de la matemática, seguiría una maestría en educación en la Universidad Tec Milenio donde obtendría el grado de maestra en educación en 2016. Realizó su Doctorado en Gestión Educativa en el Centro de Investigación en Administración Educativa (CINADE).

Este transitar entre la ciencia, la educación y la música ha orientado su docencia en música donde forma a nuevas generaciones de músicos. En la propia Escuela Estatal de Música, su carrera musical ha sido brillante y actualmente es una destacada pianista que forma parte del ambiente musical potosino.

Dentro de su carrera musical, Malkuth Zavala Diaz de León participó en 1999 en el Encuentro Nacional de Orquestas Juveniles en Palacio de Bellas Artes. Obtuvo el primer lugar en el Concurso Estatal para piano Julián Carrillo 2001. Como solista ha participado con la Orquesta Sinfónica Juvenil de México, interpretando el Concierto para Piano y Orquesta en Re mayor de Haydn en el auditorio del Conjunto Cultural Ollín Yoliztli. Actualmente, labora como pianista de la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí y como docente en la Escuela Estatal de Iniciación Musical Julián Carrillo, así como en la Escuela Estatal de Música, y en la Escuela Estatal de Danza.

Ha dictado conferencias donde involucra las matemáticas con la música, aludiendo a las aportaciones de Pitágoras en ese campo que incluye los números y la armonía en el concepto pitagórico de la música.

Su presencia en el ambiente cultural potosino relacionado con la música es constante, participando en conciertos de música de los grandes compositores clásicos y barrocos, entre ellos a compositores mexicanos en canciones de concierto, como Julián Carrillo, Arturo Rodríguez, Héctor Marroquín, Leticia Almazán, así como en recitales de música popular acompañando a cantantes. La difusión de autores potosinos no ha quedado de lado en su labor, pues en esos acompañamientos pianísticos con el Chino González daban vida a autores potosinos con boleros y canciones

que han llevado a San Luis al escenario nacional en ese repertorio clásico de la canción mexicana.

En el homenaje que le realizamos a Julián Carrillo en el 2015, participó con la interpretación de los seis preludios para piano de Julián Carrillo y contribuyó en la serie de videos 13 conceptos del Sonido 13 que recogieron las aportaciones de Julián Carrillo a la nueva música en el mundo de los microtonos, así como en la música dodecafónica.

Los preludios para piano de Julián Carrillo que dedicara a su hija Dolores Carrillo fueron interpretadas por Malkuth Zavala y pueden verse en las direcciones:

https://www.youtube.com/watch?v=RlauI-bNnVA&t=99s
https://www.youtube.com/watch?v=SdH2-vcw96I
https://www.youtube.com/watch?v=vs3-yc87eTU

Nos congratulamos de contar con artistas y profesionales de la educación como Malkuth Zavala que contribuyen al desarrollo cultural de San Luis Potosí y que participan en la educación de los jóvenes potosinos para contar con una mejor sociedad donde las artes y las ciencias sean los ejes de formación. El Sistema Educativo Estatal Regular reconoció la labor educativa de Malkuth Zavala otorgándole el Premio Municipal en el 2019.

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Sílabas de cicuta: Este no es un cuento… aunque lo parezca

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Por: Jorge Saldaña

Alma toma los respiros incompletos. Se encuentra decidiendo si está dormida o despierta. Lo que es seguro es que está enojada. Lo nota porque, aunque ella no puede, su cintura grita.

La bruma que forma su aliento y un poco de vapor van y vienen entre su nariz y su boca. El aire le sabe a óxido. Su pecho arde.

Alma decide que está dormida porque no puede ser de otra manera. Solo en los sueños se puede lidiar con un toro, montar a un búfalo en estampida y volar hacia las estrellas.

-Eso debe ser, se consuela a sí misma: nada más que la continuación de un sueño, pero… ¿acaso la continuación de un sueño no significa también despertar?

El lomo del búfalo es duro, más duro de lo que debería. Como el asfalto. Pero Alma no lo piensa demasiado. Recuerda ir sentada allí, primero quieto, luego desbocado. Sus brazos apretaban en forma de nudo a Veloz, su acompañante, con el que viajaba unida: la espalda de él, el pecho de ella, el abrazo de nudo, el lomo del bisonte y el camino.

Con su galope, Alma y Veloz cortaron la luz gris de una luna presagiosa y díscola, de esas que dejan ver el polvo y que alcanzaba a iluminar apenas a un murciélago posado en el dintel de una puerta.

Vino el estruendo. Un rugido de hierro. Lo que estaba de frente y luego encima, y luego en todas partes, era un toro embravecido, rabioso, envenenado. Negro como la obsidiana en el fondo del océano. Negro como el susurro de la muerte.

Los ojos del astado fueron un par de lanzas de luz penetrante que empaparon a los que venían en el mismo polvoriento camino, pero en sentido contrario.

Las patas desbocadas del búfalo no se detuvieron. Tampoco las del negro envenenado.

Alma saltó al firmamento y extendió sus brazos como queriendo alcanzar una fulgurante. Pero no era una estrella. Era una farola que parpadeó al verla.

Veloz se desató del nudo y soltó violentamente los cuernos del bisonte, que se desangró en el lomo del negro animal embravecido.

Ebrio del estruendo y del golpe, lastimado en su astado, apagadas sus lanzas y derramando veneno, el toro aprovechó lo negro de la noche como su pelaje para continuar su camino sin importarle más que cortar ahora la luz gris de la luna presagiosa y perderse en su destino.

El murciélago, allá arriba del dintel de una puerta, lo vio todo y se encargó de contar lo ocurrido. Le va la vida en encontrar al toro.

—Automóvil embiste a pareja en motocicleta —una voz irrumpe en el sueño de Alma. Es un murmullo, lejano, pero insistente.

Su cintura sigue gritando. Su respiración sigue incompleta. Pero ahora escucha.

—El responsable, en estado de ebriedad, huye de la escena —continúa la voz, más clara, más real.

La bruma de su aliento se disipa. Sus ojos pesan. Algo punza en su costado.

—Alma Báez y su amigo fueron víctimas de un grave accidente…

Un destello. La farola. No, no es una estrella. No es un sueño.

Alma despierta.

Veloz ya no lo será. Por lo menos no será el mismo. Sus piernas están rotas y no le queda más que, tendido como si un toro lo hubiera embestido en el ruedo, rezar por su Alma.

¿De qué serviría encontrar al toro si ya iba camino al infierno? maldito destino indiferente…

*NOTA DEL AUTOR: De acuerdo a reportes periodísticos y de redes sociales, el accidente ocurrió en la colonia UPA en San Luis Potosí, el 15 de febrero del 2025. No se ha encontrado a los responsables a pesar de las evidencias en video.

Hasta la próxima

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El Don Juan Tenorio Potosino de 1627 | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Antes de la publicación de las novelas el burlador de Sevilla de Tirso de Molina en 1630 y del célebre Don Juan Tenorio: drama religioso-fantástico en dos partes José de Zorrilla en 1844, en el entonces Pueblo de San Luis Minas del Potosí, a los treinta cinco años de fundado, hacía de las suyas un vecino de Cerro de San Pedro Potosí, Miguel de Becerril, quien sería acusado de allanamiento de morada y faltas a la moral pública en 1627.

Miguel de Becerril se enamoraría perdidamente de doña María del Castillo, quien estaba al servicio de Martín del Pozo, Teniente de Capitán General en las Fronteras Chichimecas y Alcalde Mayor, y de su esposa, la señora alcaldesa, donde vivía la sirvienta en las mismas Casas Reales del Pueblo de San Luis Minas del Potosí.

Su intenso amor abrió las venas poéticas de Miguel de Becerril y se convertiría en uno de los primeros poetas potosinos que plasmara sus sentimientos a través de las letras, así como en el género epistolar, al escribir un buen número de cartas a su amada, que ahora se conservan en el archivo de su causa criminal, archivados como pruebas de sus criminales acciones al colarse a la Casa Real en busca de su amada. Así viajaba del Cerro al pueblo para visitar a su amada María del Castillo colándose en las noches al aposento de la amada, entrando posiblemente por lo corrales.

No contento con la complicidad de la noche, tuvo la ocurrencia de violar las Casas Reales en plena luz del día, sin importar que fuera visto por la gente del pueblo. El camino de Cerro de San Pedro al pueblo de San Luis se le hacía pequeño en busca de doña María y aprovechaba los días de fiesta, cuando vacacionaba Becerril estando al acecho de la amada, tratando de encontrar el resquicio adecuado para colarse a la casa, y si no insistía por una de las ventanas que daban a los portales de la plaza pública, y ahí bajo el alféizar agotaba los coloquios infinitos hasta la once y media de la noche, “dando el mal ejemplo y qué decir a todos los vecinos que lo veían tan públicamente hablando con ella a deshoras de la noche y hasta el día, poniendo escándalo en la vía pública”, al decir del promotor Fiscal en la acusación. Era un enamorado goloso, incansable, impenitente.

Cuando le era difícil encontrarse con doña María, recurría a las cartas y le escribía versos, que serían a la larga el cuerpo del delito donde se le comprobó sus escandalosas conductas, que lo llevarían a prisión y al destierro, sentencia que le iba a ser impuesta.

Le escribía a su amada: “pienso asistir a México hasta que la flota parta a España a donde, si Dios no lo remedia, pienso embarcarme para España”.

Te pido que alivies mi enorme pena
si no quieres mirarme desterrado,
por mis desdichas, a la vega amena.

En Cerro de San Pedro, posiblemente fuera minero o quizá como comerciante. Eso sí, perito en artes amatorias, de cierta cultura lo que le permitió escribir de los primeros versos en San Luis, convirtiéndose en uno de los primeros poetas de estas tierras, antes de que fuera desterrado de ellas.

La Real Justicia firmado por Lorenzo Velásquez, Promotor Fiscal, lo acusó formalmente ante el propio Teniente de Capitán General y Alcalde Mayor, de allanamiento de morada, nada menos que la residencia oficial del poder, y por faltas a la moral pública, puesto que platicaba con su prometida a vista y escándalo del pueblo. Por lo cual, “a Vuestra merced suplico mande condenar a condene al dicho Miguel de Becerril en las más graves y establecidas penas en derecho para que le sea castigo y a los demás de ejemplo”.

Miguel fue a dar a la cárcel pública y cinco días después, el 17 de abril de 1628, se firmó la sentencia en que, “Mandaban y mandaron que, vía recta de la dicha prisión, salga desterrado de este Pueblo por tiempo de dos años que corran y se cuenten desde el día que se le notificare este auto, y no lo quebrante, pena que, demás de que será castigada por todo rigor, la cumplirá en las Islas Filipinas sin sueldo”. Atrás dejaba el Cerro de San Pedro y Doña María Castillo.

Sus artes amatorias y su vena poética, anteceden al Don Juan y bien podría ser inspiración de Tirso de Molina y José Zorrilla en esos temas que les dieron fama.

Solo a tu piedad le ruego quiera
dolerse de mí en término tan largo,
pues cuanto más inmediata fuera

en tránsito tan fuerte y tan amargo
socorro hallara entre enemigas gentes
y, habiendo ya quedado a tu cargo,

 siquiera porque estamos tan ausentes,
merezca algún favor que alivie el fuego,
que el alma arroja por los ojos fuentes.

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