marzo 27, 2024

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#4 Tiempos

Donald Trump no es Ronald Reagan | Columna de Carlos López Medrano

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Luces de variedad

 

Donald Trump no es Ronald Reagan. En este punto ha quedado claro para casi cualquiera, pero no está de más recalcarlo para poner en su justa dimensión a cada personaje.

Desde que Trump se erigió a sí mismo como aspirante paras las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, tanto él como algunos de sus seguidores quisieron trazar paralelismos entre su candidatura y la que en su momento representó Reagan, ambos outsiders y con notable pragmatismo en sus políticas y sencillo uso del lenguaje, muy propio de sus líneas no ortodoxas y escaso vínculo con la prudencia académica.

La supuesta influencia quedó sellada cuando Trump eligió como eslogan de campaña el célebre (y poderoso, hay que decir)  Make America Great Again, un versión del Let’s Make America Great Again que Reagan utilizó en 1979 para llegar a la presidencia en 1980, en tiempos también complicados para la economía estadounidense.

La frase, y esto es una cuestión que se comenta poco, de hecho viene de más atrás, y fue utilizada por primera vez en 1950 por el partido conservador en el Reino Unido, incluso por una de sus más jóvenes representantes: una tal Margaret Thatcher (en aquel entonces Margaret H. Roberts) que con 24 años llegó a utilizar el Make Great Britain great again, con el que no tuvo mucho éxito en las elecciones generales en las que fue derrotada por Norman Dodds en su lucha por el escaño de Dartford.

Aunque algunos siguen encontrando en Trump ese aire fresco que en su momento Reagan representó para revitalizar la imagen de Estados Unidos ante el mundo, es evidente que existe una distancia abismal entre uno y otro. Principalmente porque Ronald Reagan era un caballero.

Con sus virtudes y defectos, el espíritu religioso y de cowboy llevó a Reagan a ser alguien osado en su forma de hablar, pero al mismo tiempo respetuoso. Lo era hasta con sus adversarios contra los que utilizaba de forma recurrente el sentido del humor. De algún modo sus ataques tenían algo de afable que aunado a su carisma natural lo llevaron lejos en la carrera.

 

En contraste, Trump es soez, inclemente y resulta antipático en casi cualquier aspecto posible. Ronald Reagan estaba conformado por una serie de valores y una sensibilidad notable para atender la realidad. Era un hombre de familia, alguien sonriente y de alta estima por la figura de las mujeres, las minorías y aquellos en situación vulnerable.

Y hay mucho más. Dejando de lado los rasgos personales, hay puntos que separan por completo a ambas figuras, por más se les pretenda ver como equivalentes en lo que respecta al modo republicano de incentivar el capital como concepto básico de acción.

Donald Trump es proteccionista en lo económico y atiza a los peores sentimientos del pueblo norteamericano, mientras que Ronald Reagan apeló en todo momento a los valores universales de su país como una guía que pudiera alumbrar al resto de las naciones en la vertiente mesiánica que durante años caracterizó a la política exterior estadounidense.

En 1988 Ronald Reagan pronunció un mensaje en la radio que parecía premonitorio de lo que vendría con Trump años después, quien en aras de un malentendido supremacismo político-electorero ha fracturado la relación con amigos históricos, en especial en lo que respecta a Europa, Asia y México, con quienes más de una vez ha entablado verdaderas guerras comerciales.

«Todavía en la actualidad, el proteccionismo es usado por algunos políticos estadounidenses como una forma de nacionalismo barato, una cortina de humo para aquellos que no desean mantener la fortaleza militar de Estados Unidos y que carecen de la voluntad de enfrentar a nuestros verdaderos enemigos: los países que están dispuestos a usar la violencia contra nuestros aliados».

«Nuestros pacíficos socios comerciales no son nuestros enemigos; son nuestros aliados. Debemos cuidarnos de los demagogos que están preparados para declarar una guerra comercial a nuestros amigos —debilitando así nuestra propia economía, nuestra seguridad nacional y al mundo libre por completo— mientras de forma cínica ondean la bandera de los Estados Unidos».

Ronald Reagan sabía que el libre mercado y la expansión del comercio no significaba un riesgo para Estados Unidos. Más bien representaba el triunfo de los ideales americanos que llevaban prosperidad a quienes respetaban los derechos individuales y daban cauce al potencial de su gente.

Pero si hubiera que encontrar un rasgo distintivo, aquel en el que mejor queda patente la distancia entre ambos personajes, no cabe duda que tendría que apuntar a sus visiones contrapuestas en lo que respecta a la inmigración.

Trump ha enarbolado una retórica xenofóbica y antiinmigrante en su trayectoria dentro de la política. Aparte de una convicción individual, se ha tratado de una forma de llamar la atención y de lucrar estratégicamente con la parte más primitiva y prejuiciosa de su base electoral. Lo ha hecho sin contemplaciones, hablando de muros y generalizando como criminales a quienes buscan una oportunidad lejos de casa.

Ronald Reagan por el contrario fue un gran defensor de los inmigrantes y el papel imprescindible que juegan en cualquier parte del globo. Supo leer la importancia que los foráneos han tenido para fortalecer a Estados Unidos hasta convertirlo en la potencia más grande en la historia de la humanidad.

Así lo manifestó cuando luchó por la candidatura republicana frente George H. W. Bush, en tiempos donde ya había discusiones encendidas y reclamos que un sector de la población tenía contra los inmigrantes, a quienes algunos acusaban de estar quitándole sus espacios.

En uno de los debates de la campaña en 1980, ante una pregunta expresa de un ciudadano texano que le cuestionaba si había que aceptar a niños sin papeles en las escuelas de Estados Unidos, Reagan fue firme al mencionar la relación que debían tener con México.

Implantó una idea fundamental: por el bien de ambas partes, los países vecinos estaban condenados a entenderse.

«Creo que ha llegado el momento de que Estados Unidos y nuestros vecinos, en especial nuestro vecino del sur, tengan un mejor entendimiento y la mejor relación que jamás hemos tenido. […] En vez de hablar de poner una valla entre nosotros, por qué mejor no trabajamos en reconocer nuestros mutuos problemas, haciendo posible para ellos [los inmigrantes mexicanos] venir aquí legalmente con un permiso de trabajo. Y de este modo, mientras trabajan y ganan dinero aquí, también pagan impuestos aquí. Y cuando quieran regresar a sus lugares de origen puedan hacerlo y cruzar. Y abrir así la frontera en ambas vías, entendiendo sus problemas. Esta es la única válvula de seguridad que tienen en este momento, con esos niveles de desempleo que padecen… la válvula probablemente evita que colapsen».

En 1986, ya como presidente, Reagan promulgó la famosa Ley de Reforma y Control de Inmigración, que aunque puso candados a la contratación de trabajadores en situación irregular, dio amnistía y abrió las puertas a cerca de 3 millones de indocumentados que estuvieran dispuestos a llevar un modo honesto de vida.

El presidente dijo que el objetivo era establecer un sistema razonable, justo, ordenado y seguro (palabras que resuenan en el reciente Pacto Mundial sobre Migración) “sin discriminar en forma alguna alguna forma a ningún país en particular ni a su gente”.

Con el paso de los años, el también actor se volvió aún más incisivo al respecto. El 19 de enero de 1989, horas antes de dejar de ser presidente, Ronald Reagan dio su último discurso bajo la investidura del cargo. Una exposición conmovedora que dio acompañado de su esposa Nancy. En él, casi como profecía, se refirió a lo importante que sería defender a los inmigrantes como factor decisivo en la primacía de Estados Unidos como potencia.

«Como este es el último discurso que daré como presidente, creo que es adecuado dejar un pensamiento final, una observación acerca de un país que amo. La idea se entiende mejor en una carta que recibí no hace mucho. Un hombre me escribió y me dijo: “Puedes irte a vivir a Francia, pero no puedes convertirte en francés. Puedes ir a vivir a Alemania, Turquía o Japón, pero no puedes convertirte en alemán, turco o japonés. Pero cualquier persona, desde cualquier rincón de la Tierra, puede venir a vivir a América y convertirse en americano».

«Sí, la antorcha de la Estatua de la Libertad […] representa nuestra herencia, el pacto con nuestros padres, nuestros abuelos y nuestros antepasados», añadió Reagan. «Esa dama es la que nos da nuestro gran y especial lugar en el mundo. Porque es la gran fuerza vital de cada generación de nuevos estadounidenses que garantiza que el triunfo de Estados Unidos continuará sin igual en el próximo siglo y más allá. Otros países pueden tratar de competir con nosotros; pero en un área vital, como un faro de libertad y oportunidad que atrae a la gente del mundo, ningún país en la Tierra se acerca».

Si Estados Unidos es grande no ha sido por la cerrazón ni por hacer caso a charlatanes. Si Estados Unidos llegó a ser la gran superpotencia del siglo XX fue debido, entre otras cosas, a la apertura, al respeto de la legalidad y la justicia y a la idea de que podías hacerte de un lugar si estabas dispuesto a trabajar duro por él. Fue así como Estados Unidos logró vencer al monstruo de la Unión Soviética: respondiendo con libertad y pluralidad a la tiranía y al aislamiento.

Estados Unidos es el ejemplo de que la inmigración no debilita, al contrario, fortalece. Fue así que se convirtió algo así como en la selección de “Resto del mundo” que acogió a individuos de orígenes diversos que lograron enriquecer su tierra y sus instituciones. Trabajadores de origen europeo, latinoamericano, asiático, africano y de todos lados aportaron su respectivo grano de esfuerzo.

No, Donald Trump no es Ronald Reagan. Patti Davis, la hija de Reagan, lo manifestó hace tiempo. Su padre jamás respaldaría el comportamiento grosero, mezquino y demencial de quien ahora ocupa y deshonra a la Casa Blanca. Estaría horrorizado con él.

@Bigmaud

Contacto: [email protected]

 

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#SoyPaella!!! | Columna de Luis Miguel Dorador

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Un fin de semana sin celular

 

Este fin de semana inició con mucha actividad porque, luego de mucha insistencia por parte de amigos y familiares me decidí a emprender un negocio con una actividad que me apasiona… La cocina, y esto arranca con la preparación de un platillo que siempre me ha gustado como lo es la paella valenciana.

Empezamos por elaborar un volante para publicar en mis redes sociales que el fin de semana prepararía paella y para evitar la merma lo haría cuidando en todo momento no hacer más que lo que hubiera sido pedido por los clientes que esta vez se dieron la oportunidad de probar mi versión de este delicioso platillo clásico de la cocina española que ya tiene una fama y gusto en cualquier lugar del mundo.

Desde el miércoles que empezaron a llegar los pedidos, unos para el viernes, otros para el sábado y finalmente los más previsores que hicieron lo propio para contar con una orden de paella en domingo para disfrutar en familia. El jueves me dediqué a realizar las compras para este fin de semana y aproveché para poner especial atención en cada uno de los ingredientes pues de ello depende que una buena receta se convierta en extraordinariamente sabrosa.

El viernes temprano iniciamos con los preparativos para cocinar este platillo una vez nos dieran la 1:00pm en punto y poder armar las órdenes para entregar a partir de las 2:00pm. En todo este proceso me acompañó mi Soldadito de Oro que, todo me indica que le va a gustar mucho el tema de la cocina y lo hace muy bien.

En punto de las 2:00 pm empezaron a llegar los clientes que uno a uno se fueron llevando sus órdenes de paella y fue muy gratificante recibir a una o dos horas más tarde el agradecimiento y la felicitación porque el platillo fue de su total agrado y eso es algo que provoca muchísima felicidad a quienes nos gusta cocinar para los demás.

La cocina es una experiencia muy especial porque a diferencia de muchas otras actividades, donde pueden mezclarse la adrenalina o el especial gusto de ciertas acciones, en la vida solamente encuentro un tema que llega a ser tan íntimo como cocinar y eso es hacer el amor.

¿Porque lo pongo en este plano que para muchos puede sonar ridículo? Por una sencilla razón…. No conozco otra actividad en la que lo que haces llega hasta adentro de las personas y en el caso de los alimentos, estos recorren todo el cuerpo desde la boca hasta el cerebro, recorriendo en cada paso el flujo sanguíneo a través de los nutrientes y provocando una interacción de todos los sentido…. Es verdaderamente fascinante.

Y lo más increíble es poderlo hacer tres días consecutivos alcanzando la satisfacción de los paladares más exigentes.

Por eso, GRACIAS a tod@s por haber permitido que mi aprecio y cariño llegara hasta sus cerebros a través de la paella valenciana del fin de semana.

#SoyPaella!!!

El domingo luego de terminar de entregar las órdenes de los clientes levanté todo lo que había utilizado para este proceso culinario y nos fuimos al cine mi suschef y yo a ver Los Cazafantasmas y nos divertimos mucho comiendo palomitas en Cinemarket de The Park.

¡¡¡Ánimo que ya es Semana Santa!!!

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La mujer potosina en la lucha contra el cacicazgo | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

En la década de los cincuenta se agudizaba el movimiento contra el cacicazgo del Alazán Tostado, Gonzalo N. Santos que movía a su antojo la política potosina e imponía a dirigentes a su voluntad. A mediados de los cincuenta un movimiento opositor importante se formó al interior de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí que a través de la academia y de la educación de calidad mostraba las mejores armas para desprenderse de esa sujeción dictatorial que sucedía en San Luis. El Dr. Manuel Nava en conjunto con un importante número de intelectuales y de científicos se echaron a cuestas crear una universidad moderna con la formación de recursos humanos con conciencia social e interés en el progreso de la cultura y educación científica de la población.

Este grupo de hombres preparados, intelectuales, ponían a funcionar instituciones de investigación científica en humanidades y en ciencias exactas con la creación de las entonces Facultad de Humanidades y Facultad de Ciencias que estaba conformada por el Departamento de Física. La respuesta del cacique no se hizo esperar y se inició un golpeteo a este grupo de académicos y a la propia universidad, sin quedar eximidos los periodistas que se manifestaban en la prensa independiente de entonces, en particular del Periódico El Heraldo. Las arremetidas fueron agresivas y se hizo común que el periódico expusiera espacios en el periódico indicando que ahí se suprimía una nota por órdenes del dictador, como una forma de manifestar su descontento.

Así letreros como: retirado por la amenaza santista, centrada en un marco blanco que formaba un hueco en las páginas de El Heraldo, o letreros como: propaganda cancelada por orden del tirano, eran comunes como protesta por los redactores de El Heraldo, otro anuncio quitado por consigna santista, o menciones directas: publicación retirada bajo amenazas del cacique Gonzalo N. Santos, aparecían en las páginas de El Heraldo.

En el propio Heraldo fueron publicados algunas inserciones de agrupaciones femeninas potosinas, que lejos de organizar marchas como ahora se acostumbra, tomaban la pluma y publicaban comunicados contra el cacicazgo. Las inserciones solían salir con el nombre de las mujeres que las escribían, llamando a las propias mujeres a manifestarse y exigiendo a la intelectualidad centrara su protesta contra el estado de cosas que sucedían en San Luis. En esos años, mediados de los cincuenta las mujeres recién habían adquirido el carácter de ciudadanía y lo comenzaron a ejercer con valentía.

Juana Martínez Zamarrón, el 15 de enero de 1955 firmaba uno de los desplegados a nombre del Partido Femenino Independiente, con el título El Despertar de San Luis, donde apuntaba, entre otros detalles, “es verdaderamente triste para cualquier ciudadano libre, (no importa el sexo) ver siempre a su patria chica sumida en la miseria, víctima de la explotación de unos cuantos”, remataba el escrito apoyando la labor de la prensa independiente, “a pesar de que la mujer potosina se ha discriminado voluntariamente para tratar sobre los problemas que afectan a la Patria y en particular a nuestro Estado, tengo el gusto de manifestarle que el 99% de estas mismas mujeres, raciocinan, reflexionan y se conduelen de la actual situación porque atravesamos sintiéndose espiritualmente unidas a sus mismos ideales,

que son los de una causa justa que anhela, sobre todo, el mejoramiento de México, y muy especialmente de nuestra provincia”.

El 13 de enero de 1955, Mariana de la Cruz publica el desplegado a nombre del Partido Independiente de Mujeres del Pueblo, con el título: Mujer Potosina: el problema actual es tu problema. “Mujeres de San Luis Potosí, la situación actual plena de sinsabores y sobresalto que se presenta en nuestro Estado, hacen que las representantes del sexo femenino, salgamos de este marasmo de calma y ensimismamiento en que estábamos aletargadas”, … “Mujeres Potosinas: a través de la historia de nuestra Patria, hemos visto cómo el sexo femenino se ha revelado en cuantas ocasiones se han violado o tratado de violar, los sagrados principios de libertad o amenazas a lo constituye la voz y el sentir de un pueblo”; … Mujeres de San Luis Potosí: es preciso despertar, defender con el derecho que nos ha sido otorgado, la supremacía de los sagrados deberes del ciudadano y la Libertad de Prensa que debe imperar en todo pueblo libre”.

El 22 de enero de 1955 Rosa María del Valle, de muto propio publica, Llegó La Hora, donde llama a los intelectuales y profesionistas como personas preparadas tomaran parte activa y dieran soluciones a los múltiples problemas que existen en el estado y en México por las decisiones dictatoriales que se hacían comunes. “Que no se conformen los intelectuales con lamentarse y vivir su propia vida; hay que ver más allá, son miles de seres humanos que esperan de ustedes la luz que ilumine sus tinieblas”.

En otro desplegado en ese mes de enero del cincuenta y cinco, la propia Rosa María del Valle, Juana María Tovar y Carlota García Luna publican el desplegado de título: La Mujer Potosina ante el Cacicazgo. En él apoyan la labor del periódico y apuntan, “Que recuerden los que hacen elecciones a su arbitrio, que ya el pueblo de México y muy especialmente el de San Luis, está lo suficientemente preparado para elegir a sus representantes y que nosotras las mujeres no queremos que se nos mangonee como hasta hoy lo han sido los hombres, especialmente los campesinos y lo sobreros. Pero también, ¿por qué no decirlo?, y lo decimos con tristeza, los intelectuales indiferentes en su mayoría, se conforman con ser simples espectadores de las violaciones que se hacen de la Constitución. Si acoso se lamentan y nada más. Realmente es desesperante esta situación; pero con fe y valor venceremos”.

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Paradojas: los navistas en el rancho de Gallardo | Apuntes de Jorge Saldaña

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Apuntes

 

Esto es ficción:

Xavier Nava, Rodrigo Portilla, Oscar Valle y Sebastián Pérez disfrutando de una buena barbacoa, asado de boda, frijoles charros cortes con ensalada fresca y aguas de sabor en el rancho de Don Ricardo Gallardo Juárez.

Cada uno con sus parejas.

“Siéntate hija, pásale” -dice la señora Pilar Cardona de Gallardo a alguna de las invitadas-

“Sírvanle a los muchachos, mira que están muy flacos” – Ordena don Ricardo en tono muy alegre, y agrega: “Ya lo pasado, pasado, están en su casa y aquí todos somos amigos”.

“Muchas gracias, qué gentiles en recibirnos” dice muy mansito Rodrigo Portilla que se acomidió a llevar unos bolillos y un refresco de dos litros.

Oscar Valle se sirve al vuelo un taco de nopalitos y Sebastián se apura a acercar más sillas plegables. Todo es armonía. El pan y la sal los reúne a todos los personajes…

Termina la ficción. Este pasaje jamás ocurrió ni creo que jamás ocurra, es inventado, producto de mi irreversible daño cerebral pero lo escribí para Usted, mi Culto Público, con el fin de ejemplificar lo tremendo y escandalosamente paradójico, irónico, locuaz y contradictorio escenario que montó Movimiento Ciudadano en la candidatura de Sebastián Pérez a la alcaldía por la capital.

Antes un descargo de responsabilidad e integridad: Sebastián, el candidato registrado por los naranjas, está metido en un tupido platanar (¿Por qué siempre decir “berenjenal”?) y está caminando en un camino de rosales recién podados, es decir, puras espinas, asunto que no le resta ni un milímetro de genuina voluntad, vocación de servicio, y muchas otras cualidades que como ser humano posee.

La paradoja es aquello que le juega las contras a la lógica, esa que al menos en este momento, a 24 días de que arranquen oficialmente las campañas a diputados locales y ayuntamientos, dicta que no arrancan los candidatos en tercios, y que en la capital potosina, la contienda se disputara seriamente entre Sonia Mendoza, de la coalición Verde, Pe-Te- y uno de los Morenas, en contra de Enrique Galindo Ceballos.

Intentar terciarla a partir solo de la narrativa parece algo ingenuo, aunque hay que tomar en cuenta que estando en oposición y a distancia de los punteros se tiene siempre la ventaja de poder prometer prácticamente lo que sea (así como me hizo una ex ☹).

Ya en serio, Sebastián tiene la oportunidad de contrastarse por su juventud relativa al resto de los candidatos, por verdaderamente proponer una plataforma y no centrarse en el ataque con elementos del pasado, pero por sobre todo, no puede prestarse al “flanqueo” y coordinación de ataque a ninguno de los candidatos.

Esa es la paradoja: Si MC en algún momento, previsible por lo cerrado que puede ser la elección capitalina, colabora en tierra o en narrativa a favor de Enrique Galindo, estaría entonces cometiendo una traición a su equipo, al circulo ese de los “niños sin hambre” del que por lo menos en la tierra que lo vio nacer, acompañó en todo un gobierno.

Sería estar del lado de quien les arrebató el poder. Del lado del “Policía” como se referían despectivamente al hoy alcalde, al que les ganó todo, por el que perdieron todo.

En contraparte, si en la recta final, en el último jalón, la posición de Sebastián es la de apoyar a Sonia, aliarse con ella en el debate –solo por ejemplo- y por debajo del agua reponer recursos utilizados en campaña a cambio de atacar sistemáticamente a Galindo, entonces veríamos a Sebastián justamente en la comida del Rancho en Soledad.

Estaría jugando a favor de a quienes combatió calumniosamente (porque de todas las denuncias que entre el 2018 y 2021 interpuso el gobierno en el que fue secretario general, ninguna prosperó).

Sería un “Sebas-Gallardista”.

Así de paradójico, contra la lógica, así de irónico, Sebas a la mesa con sus “nuevos aliados” así de contradictorio, así de absurdo.

En casa de Sebas, y disfrutar de lo rico que es comer pollito. Despacio que llevo prisa y mal vecino es el amor, pero donde no hay es peor, son ejemplos de otras paradojas.

Ojalá que la campaña capitalina, una de las que más entusiasmo genera y más relevancia implica, como ya lo he dicho antes, como un anticipo evidente de la sucesión gubernamental del 2027, no se torne en un torbellino de disparates.

Nadie le cree al diablo cuando vende escapularios, lamentablemente algunos insisten y apuestan por las viejas prácticas.

Y es que los próximos veintitantos días y de ahí hasta junio, las fakenews, las cuentas falsas, los bots, los hackeos, las cadenitas de Whats con cuentas “huroncito”

(¿por qué siempre contra los patitos?) y las mentiras serán cosa de todos los días.

No es algo que merezcamos los potosinos, pero con un poco de esperanza, creo que la capacidad de discernimiento entre una contienda de altura y un lodazal, son cosas que ya los ciudadanos sabemos reconocer.

Las fórmulas de los dos miles a los dos mil veintes de la han cambiado mucho, mientras que los “mapaches cibernéticos” no se han actualizado ocasionando que sean muy evidentes y se les noten las ojeras y las orejas.

Tengamos fe en que los candidatos apuesten por un poquito de altura y aprovecho para una línea y parámetro editorial de La Orquesta: Cero cabida a las guerras sucias.

Pasemos a otros temas.

Hace apenas unos días, el Consejo Directivo Universitario de la UASLP votó por mayoría por la negativa de que se llevara a cabo un debate entre los aspirantes a ocupar la silla de rectoría, incluido por supuesto entre los participantes del ejercicio, el doctor Alejandro Zermeño Guerra.

La pregunta interesante al respecto, no es saber los “por qué si o por qué no” de esta decisión, sino conocer quién fue el beneficiado de la misma.

De esa respuesta, según el criterio extraviado de este aprendiz de reportero, bien se puede hacer una proyección del resultado del próximo primero de abril (el mes más bonito por cierto en el que, como todos saben, nacieron todas las flores)

Este cónclave semi-cardenalicio (y digo semi, porque por lo menos el de Roma tiene a 120 miembros que pueden votar mientras que el CDU no llega ni a la mitad) es muy peculiar, y si fuera algoritmo sería uno muy, muy complejo, sin embargo van opciones en forma de preguntas:

¿Hubiera sido conveniente para el actual rector, Alejandro Zermeño Guerra, debatir con los otros dos aspirantes?

En la capa externa, pareciera que sí, pues con la experiencia de cuatro años de ventaja y una plataforma muy concreta, hubiera puesto en contraste, a su favor, las propuestas de los otros dos aspirantes (que –hay que decir- también tienen ingredientes muy interesantes)

Pero, al mismo tiempo, el debatir hubiera abierto la posibilidad a que el ejercicio se convirtiera en una táctica de flanquear al enemigo, es decir, una exhibición del “uno, dos” en términos boxísticos, o de Torre-Reina en tablero de ajedrez, en otras palabras, que los dos aspirantes se fueran con todo contra el actual rector y de ahí surgieran más votos a los retadores.

Entonces… ¿El rector tiene la mayoría de los votos del CDU y lo apoyaron para no debatir?

ó … ¿El par de nuevos aspirantes unieron fuerzas para evitar el debate evitando así el desgaste y el riesgo de participar en un encuentro que hubiera tenido que ser organizado sí o sí (Autonomía) por la oficina del contrincante a vencer?

Como el que esto escribe es muy preguntón, hice el cuestionamiento directamente al oftalmólogo, sin embargo en su calidad de rector y participante, se abstuvo gentilmente de emitir opinión y respetar lo que dicta estrictamente el estatuto.

Una tercera opción es la decisión orgánica, sin manos de interesados de por medio. Esa es la que me gusta creer a veces cuando estoy en calma.

Ya vendrá ese primer lunes de abril, día en que por cierto volveré a publicar para ustedes hijos de mi recogimiento espiritual, ya que este viernes santo, al ser un día tan grande, estaré en profunda reflexión y contrición del alma.

En pocas palabras no habrá “Apuntes de viernes” porque estaré ocupado arrepintiéndome de mis pecados.

(El viernes pasado tampoco hubo, pero eso fue porque estuve ocupado justamente cometiendo los pecados)

Hasta la Próxima.

Jorge Saldaña

BONUS:

Que ni se adorne Xóchitl Gálvez con su evento en la capital potosina. El gobernador Ricardo Gallardo llenó más la Plaza de Toros en su boda, que la de Tepatepec en su masivo (y además empezó puntual).

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