#4 Tiempos
Cielo, Mar y Tierra…. ¡La Baja a 1,000%! | Columna de Luis Miguel Dorador
Un fin de semana sin celular
Cielo:
Este último fin de semana arrancamos despegando de Guadalajara hacia Los Cabos en un vuelo que, tardo más la espera en sala que el tiempo que estuvimos arriba de los 10 mil pies de altura…. El aeropuerto de Guadalajara se veía repleto de pasajeros que iban de un lado a otro. Algunos corriendo para alcanzar su vuelo y, como siempre, las despedidas cargadas de emociones de quienes viajaban muy lejos y se sienten desprendidos de la mitad que les faltaba. A mí me faltaba un café y tanto Starbuck´s como Punta del Cielo estaban abarrotados, de manera que fui a Krispy Kreme (lugar que se caracteriza por sus deliciosas donas de distintas cubiertas y sabores) pero en lugar de pedir donas, pedí un café y estaba delicioso….
¡No hagaas filas, ve a donde las donas y en lugar de donas, pídete un café!
La llegada al aeropuerto de San José del Cabo bien pero, es una locura que salir del estacionamiento para formarte en una fila que avanza a vuelta de rueda para llegar a la primer caseta de la “autopista”, se me hace muy cruel para los viajeros internacionales que representan, prácticamente el 90% de los turistas que eligen como destino Los Cabos para vacacionar y perder más de 45 min en ese “libramiento”… !Líbranos Dios!
Algo debe suceder para que esa vía cumpla con su objetivo de evitar perder el tiempo a la derrama económica que llega en más de un millón 57 mil turistas que visitan este destino de talla internacional al año… ¡Por favor!
Jueves muy tranquilo y nos fuimos a cenar al Así y Asado que es un lugar de tacos (principalmente de carne asada) que tiene su historia siendo uno de los mejores lugares para comer un buen taco y después de ahí, a la marina de Cabo San Lucas. Esta ocasión me sorprendió que no hubiera un mar de gente paseando por la zona comprando recuerdos y artículos que van desde los más sencillos de tipo artesanal, hasta los más exclusivos que puedes encontrar en lugares como Luxury Avenue. Tenía ganas de quedarme en el Cocks que es un bar de esquina en el centro neurálgico de la actividad en El Médano pero tenía un encuentro programado con un gran amigo en D´PIETRO, donde tuvimos la oportunidad de actualizarnos en muchos temas y brindar al calor de un par de whiskys.
¡Gracias M4X8A!
El viernes, fue una mañana agitada porque tenía varios trámites que realizar personalmente en oficinas de gobierno y aunque no logré sacarlos todos, al menos los principales ya quedaron!
A la hora de la comida, tipo las 3:00pm ya cerradas las oficinas de papeleo y tramitologías burocráticas, me fui al Cabo Seafood del bordo y por supuesto, llegaron las almejas chocolatas y las tostadas del atún más fresco que puedes encontrar en el Universo Universal, bien acompañadas de una micheladita “cubana” (con salsa negra sin clamato) y un buen caldito de camarón para abrir el apetito. Aquí nos encontramos con dos amigos muy queridos y platicamos de muchas cosas…. Todos los grupos de amigos siempre van evolucionando y los cambios que en estos se dan son muy interesantes porque cuando la amistad sobrevive a ellos, significa que si hay amistad.
¡¡¡Gracias Victor y Enrique!!!
Tenía muchas ganas de poder ver a mis Compadres pero a veces el tiempo no alcanza y cuando trae uno la agenda llena se complica más pero pronto regresará la oportunidad de reunirnos y convivir.
¡¡¡Gracias Ale y Severino!!!
En la noche fui al Nowhere Bar, para recordar grandes momentos y saliendo de ahí por un queso fundido con sirloin a El Paisa. Todo sigue delicioso.
El sábado no podía faltar una visita a Santa María. Esta es una de las bahías más pequeñas que conozco pero tiene una playa que disfruto mucho porque además de arena y olas intermedias, siempre recibe embarcaciones que tiran el ancla para disfrutar del snorkel y el paddle board, entre otras actividades acuaticas.
Sin intenciones de pasar por alto, me detuve en El Sebas por unos tacos de cabeza de res, por supuesto, lengua.
¡¡¡Gracias Mónica y a seguir bateando!!!
Mar
La llegada al Puerto de Pichilingue en La Paz me hizo recorrer los caminos que en otra época acostumbraba a deslizar en moto y siempre es grato recordar la sensación que te provoca un motor 1800cc con dos ruedas y toda la libertad por delante. Subimos al ferry y aunque el abordaje fue lento porque se les “fue” el internet por un rato, finalmente zarpamos hacia Mazatlán, Sinaloa. Entre los pasajeros me encontré a un grupo de motociclistas muy variado porque habia Harleros, BMW´s, Kawazaki´s y hasta “Tupper Ware” (ntc), quienes hicieron un recorrido por Baja California Sur para festejar los 50 años del Pollo y por eso sus playeras tenían impreso “Pollomanía”. Les gustó mucho la “Baja Sur” y recorrieron Loreto, La Paz, La Ventana, Los Barriles, Todos Santos….. Baja California Sur tiene bellezas increibles por descubrir porque aunque lo más icónico es El Arco, la verdad es que siempre hay lugares que son un espectáculo para la mirada de los viajeros más experimentados…
Tierra
De Mazatlan a Durango por carretera hay un recorrido que es de gran atractivo para quienes nos gusta disfrutar del manejo responsable en carretera y pasar por mas de 30 túneles y un montón de puentes donde El Baluarte hace gala de su impresionante ingeniería por la altura de más de 400 metros sobre el barranco y una longitud de más de 1km para que, al paso de unos kilómetros más llegáramos a la frontera de Sinaloa y Durango, donde empieza un paisaje increíble de pinares y aserraderos… de ahí bajamos hacia Zacatecas y tanto la vegetación como el clima cambian y todo se vuelve más árido, como si estuvieras regresando a la baja pero en lugar de cardones, nopales. Por esos límites entre Durango y Zacatecas hay un lugar que se llama Nombre de Dios, Durango, donde puedes disfrutar de sus tradicionales gorditas y muy buen mezcal de agave cenizo (Duranguensis).
Nada genra más emoción en un viajero que ver las luces del destino final en el momento del crepúsculo al atardecer porque te hace sentir que ya estás en casa y que en cualquier momento vas a besar a quien amas.
¡¡¡Los quiero Chómpiros!!!
Y luego de un puentote revolucionario….
¡¡¡Ánimo que ya casi es viernes!!!
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#4 Tiempos
La incansable divulgadora del conocimiento, Ikram Antaki | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Hace cincuenta años llegaba a México una siria recién graduada de doctora en etnología en la Universidad de París VII, y fincaría su actividad profesional en este país nacionalizándose mexicana y realizando diversas actividades relacionadas con su área de interés convirtiéndose en una de las intelectuales mexicanas más importantes de la segunda mitad del siglo XX en México; Ikram Antaki que había nacido en Damasco en 1947 en el seno de una familia de juristas y humanistas.
Su madre estudió la literatura rusa del siglo XIX y su abuelo que fuera el último gobernador de Antioquía, salvó a miles de armenios del exterminio en 1915, durante el asedio otomano. En 1969 viajó a Europa y siguiendo la vena familiar estudiaría literatura comparada, antropología social y el doctorado en etnología del mundo árabe.
En 1975 abandonó Francia para venir a México; Antaki narra su decisión que tomó abriendo un compás sobre el mapamundi y, siguiendo una línea horizontal imaginaría paralela al Ecuador, determinó que México era el país más lejano a Siria, “era el fin del mundo” un lugar que ella quería conocer. Al poco tiempo nacería su hijo y formaba así una familia mexicana e iniciaba su intenso trabajo intelectual.
Ikram se dedicaría a la docencia, el ensayo, el periodismo y la radio, convirtiéndose en una de las más importantes divulgadoras del conocimiento, encajando de manera natural en la vieja tradición mexicana en divulgación de la ciencia, donde caben de manera conjunta todas las disciplinas y que inciden en el ámbito cultural.
Escribió alrededor de veintinueve libros y agradecía a sus lectores “el deseo de saber”. Libros que proyectó su creación desde los ocho años y que guiarían sus intensas lecturas de obras literarias y de ensayo. Dejó en borrador muchos otros escritos de sus ambiciosos proyectos de divulgación.
Ikram Antaki, se definía a si misma: “Ahora me proclamo, de manera un poco simple, conservadora, aunque de hecho no es exactamente así; en la práctica sigo la frase de Averroes: ‘sean renovadores en todo lo que se refiere a la ciencia y el pensamiento, sean conservadores en lo que se refiere a los asuntos de los hombres’”.
Al morir en la Ciudad de México en el año 2000, Ikram Antaki estaba completamente dedicada a cumplir con la meta más ambiciosa de su vida: “He descubierto, en este país, que soy un ‘buen maestro’, no solo ‘un buen escritor’, alguien que sabe algunas cosas y que no las quiere guardar, sino compartir”.
Además de la escritura, a la que considera resguardadora de la memoria ante la memoria de la información mediática que es frágil, tuvo un importante papel en medios audiovisuales colaborando en los canales oficiales, once y trece , y en numerosos programas de radio y conduciendo los propios, como fueron los célebres: el Banquete de Platón y el Ágora.
Los interesados en adentrarse al mundo de la divulgación científica, sobre todo cuando no existen instituciones formadoras para ello, pueden recurrir a las obras de Ikram Antaki y aleccionarse con sus narrativas llenas de información y basadas en el pensamiento crítico, como trabajos de síntesis del pensamiento y que traspasan los campos de la especialidad uniendo de manera natural la ciencia y el humanismo y su responsabilidad con la sociedad.
Su programa El Banquete de Platón, ha sido base de varios de sus escritos donde recoge lo tratado en el programa. En especial el libro, mas que recomendado, que lleva como título, simplemente: Ciencia, editado por Penguin en su colección De Bolsillo, no puede faltar en la lectura de quienes se interesan por el pensamiento y conocimiento desarrollado a lo largo de la historia de la humanidad.
Escrito en forma rigurosa y fácilmente asimilable, ayuda al lector a tener una idea rápida y actualizada de la naturaleza humana, el origen de las lenguas, las razas, el racismo, la inteligencia, la genética, el principio del universo, el tiempo, el cerebro y la descorazonada aventura de la modernidad científica que venció el oscurantismo.
Como le decía Ikram Antaki: “El merito de su parte (refiriéndose al lector), está en el hermoso y agradecible deseo de saber. El mérito, de mi parte, está, en la tentativa de síntesis”.
Recordamos así a una extraordinaria mujer que tomó a México como su casa y que contribuyó a la educación del pueblo con base en la divulgación y educación no formal, a través de sus libros y programas audiovisuales, convirtiéndose en una importante divulgadora del conocimiento en México.
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#4 Tiempos
Buscad el alfiler | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
-¡Qué hombre tan amargado! –exclamó una vez una dama de cierta edad señalando con el dedo, desde la distancia, a un compañero al que yo estimaba mucho-. ¿Qué traumas habrá sufrido en su infancia para haber perdido de tal manera el gusto por vivir?
¡Los traumas de la infancia! Sí, he oído hablar de ellos, pero no me convencen ni mucho ni poco. ¿Por qué debemos ir hasta la infancia de un hombre para explicarnos su mal humor de hoy? ¿Y si la infancia, por lo menos en el caso de este conocido mío, no tuviera nada que ver? ¡Ir tan lejos cuando la causa podría estar tan cerca!
Pero yo conocía la razón de ese permanente mal humor, de esa amargura: este amigo sufría a causa de su jefe, un déspota que trataba a sus subordinados como le daba la gana. ¡Ya sólo faltaba que les exigiera a todos bolearle los zapatos! Además, el ambiente de trabajo era, en aquella oficina, atroz y deprimente: allí todos envidiaban a todos y se ponían zancadillas los unos a los otros por el puro placer de ver cómo caían de la gracia de su superior, para observar cómo se despeñaban y se rompían la cabeza. Cada día de trabajo transcurría casi siempre entre gritos, susurros y rumores, y, por lo que he podido saber, nadie estaba seguro –ni lo está todavía hoy- de que mañana seguiría conservando el puesto que ocupaba apenas el mes pasado. Ahora bien, ¿quién no va a amargarse en un ambiente rancio como éste?
Yo conocía pormenorizadamente esta triste historia. Por eso me reí en silencio de las suposiciones de aquella señora que, por haber tomado un curso relámpago de psicología, ahora me hablaba de traumas infantiles y actos fallidos.
Sí, los humanos somos muy propensos a generalizar y elaborar hondas teorías que se vienen abajo justo en el momento en que comprendemos que las cosas no eran como pensábamos. De esta manía elucubradora se burló Alain (1868-1951), el filósofo francés, al escribir así en uno de sus Propos sur le bonheur: «Cuando un bebé llora sin consuelo, la nodriza suele hacer las más ingeniosas suposiciones respecto a este joven carácter y a lo que le gusta o le disgusta; invocando incluso a la herencia, ya reconoce al padre en el hijo. Estos ensayos de psicología se prolongan hasta el momento en que la nodriza descubre el alfiler, causa efectiva y real del llanto».
¡Ah, era eso! ¡Había un alfiler entre los pañales! Y pensar que la nodriza ya empezaba a sospechar ciertas cosas…
El hombre, según se ha dicho aquí y allá, es un filósofo que se ignora a sí mismo. Yo de esto nada sé. Lo que sí sé, en cambio, es que muchas veces, en lugar de buscar el alfiler, se pone a concebir graves y hondas teorías cuyo fundamento, para decirlo ya, es más que dudoso.
Una vez se quejaba conmigo un dentista diciéndome:
-¿Por qué la gente ya casi no me busca para arreglarse los dientes? Las nuevas generaciones son muy descuidadas. ¡En qué tiempos tan tristes nos han tocado vivir!, etcétera.
Pero no; por lo menos aquí no se trataba de los tiempos: era que este dentista tenía fama de trabajar sin anestesia –para ahorrarse un dinerito-, y la verdad es que sus pacientes lo que menos querían en su consultorio era ponerse a practicar el estoicismo.
El 4 de julio de 1765, Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799) estaba quitadísimo de la pena leyendo un libro al pie de una ventana cuando de pronto… Pero dejemos que sea él mismo quien nos cuente lo que le pasó aquella vez: «Leía, cuando, de pronto, la mano que sostenía el libro se movió imperceptiblemente y esto hizo que recibiera menos luz. Entonces pensé que una nube espesa debía estar pasando de frente al sol y todo me pareció más oscuro, por más que no había perdido nada de luz». Y concluye el pensador alemán: «Con frecuencia sacamos nuestras conclusiones de esta forma: buscamos en la lejanía causas que muchas veces están junto a nosotros». «¡Oh! –hubiese exclamado otro que no fuera él-. El cielo se está nublando. Acaso llueva toda la tarde. ¡Y maldita la gana que tengo de que llueva esta tarde!». Pero no, el cielo no se nublaba: era el ángulo de su cabeza lo que había variado, produciendo en la página del libro una sombra que en el cielo no existía.
Yo me entretenía recordando estas palabras mientras aquella señora se quejaba de mi amigo. ¿Y por qué había que ir tan lejos -¡nada menos que hasta los traumas infantiles!- para buscar las causas de su amargura, puesto que éstas estaban casi al alcance de la mano? ¡Era el ambiente en el que se movía el que lo sacaba de sus casillas y lo ponía de mal humor! De modo que, una vez aireado ese ambiente, ¡adiós traumas infantiles!
Además, convendría no olvidar la lección que las semillas nos imparten todos los días. ¿Qué lección? Ésta: que no es posible crecer y desarrollarse en cualquier terreno. Una semilla de arroz, por ejemplo, jamás crecerá en el desierto, ni una semilla de mostaza en el frío de la tundra. Cada semilla, para crecer, necesita estar, por decirlo así, en su ambiente.
«Hay que florecer donde Dios nos ha plantado», dice una frase que aceptamos sólo por el hecho de que Dios es un buen sembrador que no se equivoca nunca, aunque por lo demás bien podría ser cursi y hasta falsa. ¡Un grano de trigo, por más que quiera hacerlo, jamás dará nada de sí si es sembrada en los hielos polares!
Y bien, tal es lo que había sucedido con mi amigo: que sencillamente no estaba en su elemento. ¿Y cómo, entonces, iba a crecer y a desarrollarse? «La impaciencia de un hombre –vuelve a decir Alain- tiene a veces por causa el haber estado mucho tiempo de pie; en vez de razonar contra su mal humor, ofrecedle un asiento… No, no digáis nunca que los hombres son malos; no digáis jamás que tienen tal carácter. Buscad el alfiler».
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#4 Tiempos
¿Y si un día dicen que ya no hay abortos… porque los escondieron todos? | Columna de Ana G Silva
CORREDOR HUMANITARIO
Imaginemos que dentro de unos años, alguien desde el poder diga: “En San Luis Potosí ya ni se practican abortos, ¿para qué mantenerlo legal?” Esa frase, tan simplona como peligrosa, podría ser suficiente para justificar que se dé marcha atrás a un derecho conquistado a pulso. Y lo más grave es que, si revisamos los datos oficiales, el argumento ya estaría servido.
Porque según los Servicios de Salud del Estado, desde que se despenalizó el aborto hasta las 12 semanas de gestación, 132 mujeres han interrumpido su embarazo en San Luis Potosí. Pero —y aquí está la trampa— ninguna lo hizo por decisión propia. De acuerdo con las cifras, las 132 interrupciones fueron por motivos médicos. Cero voluntarias. Cero por libre elección.
Entonces, ¿qué nos están diciendo? ¿Que en todo un estado, con más de dos millones de mujeres, ni una sola decidió interrumpir su embarazo de forma voluntaria? ¿O que los hospitales y las instituciones están borrando esos datos, diluyéndolos entre diagnósticos clínicos para esconder una realidad incómoda?
Hace un año, San Luis Potosí celebraba lo que parecía un triunfo de la razón sobre el prejuicio: la despenalización del aborto. Hoy, ese avance empieza a parecerse a una mentira institucional. Porque si las cifras se maquillan, si la objeción de conciencia se convierte en excusa y si las mujeres siguen siendo rechazadas en hospitales, entonces el derecho a decidir se está convirtiendo en una simulación.
De los 107 puestos médicos en hospitales habilitados para practicar la ILE, uno de cada tres profesionales es objetor de conciencia. En Ciudad Valles, por ejemplo, 10 de 17 médicos y enfermeros se niegan a realizar el procedimiento. ¿Y qué pasa con las mujeres que viven en la Huasteca o en el Altiplano, donde no hay alternativas cercanas? ¿Qué pasa si una mujer llega al hospital de Valles, con doce semanas cumplidas, y le dicen que nadie puede atenderla porque todos son objetores ? Lo que pasa es que su derecho desaparece.
La colectiva ILE San Luis Potosí ha documentado estos casos, las negativas, la opacidad y la simulación. Han sido ellas —y muchas otras colectivas— quienes han tenido que acompañar a mujeres que, en teoría, ya no deberían estar suplicando por un derecho reconocido por la ley.
Y entonces hay que decirlo con claridad: un derecho que no se garantiza, es un derecho abolido en silencio. La resistencia institucional existe, y es tan sutil como efectiva: se disfraza de papeleo, de moral médica, de estadísticas convenientes. Pero su consecuencia es brutal: mujeres obligadas a continuar embarazos que no desean, porque el Estado decide mirar hacia otro lado.
San Luis Potosí tiene una ley que reconoce el derecho a decidir, pero no una estructura que lo haga realidad. Y si las autoridades siguen escondiendo las decisiones de las mujeres tras diagnósticos médicos, no solo están borrando datos: están borrando voces.
A un año de la despenalización, el aborto en San Luis Potosí sigue siendo un privilegio y no una garantía. Y si no se exige transparencia y acceso real, pronto podrían decirnos —con una sonrisa burocrática— que aquí ya nadie aborta. Y entonces, el silencio sería la excusa perfecta para volver atrás.
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