julio 26, 2024

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#4 Tiempos

Huesera; o el arte de no saber qué significan tus propias metáforas | Columna de Guille Garregha

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Criticaciones

 

Huesera es una película que cree que tiene algo interesante que decir, pero que al final no dice nada. Es una película que se limita a poner la pregunta de “¿a poco no está bien denso eso del embarazo y todo lo que representa?” frente al público sin molestarse en profundizar en la idea y dejando que la audiencia haga todo el trabajo por ella, como si fuera un maestro de secundaria terminando su clase del viernes por la tarde con una pregunta capciosa que cree, ilusamente, hará pensar a sus alumnos durante todo el fin de semana, convirtiéndose en el germen de una acalorada discusión intelectual el lunes por la mañana que tiene cero probabilidades de suceder. O sea, no puedo negar que la película se toma la decencia de presentar la cuestión central de una manera visualmente atractiva, pero no deja de ser un “ahí se los pongo, ¿eh?, jóvenes, para que lo mediten, ¿eh? Ahí se los pongo”, mientras sonríe picaronamente para esconder el hecho de que todos sus pensamientos al respecto son tan profundos como una cortada de papel.

Es decir, la idea en sí funciona. El problema es cómo – o más bien, cómo no – la llevaron a cabo. Parece el ejercicio narrativo de alguien que todavía no termina de envolver su cabeza alrededor de la idea de la narrativa. De alguien que sabe que sabe que la mayoría de las películas cuentan una historia, pero rara vez le pone atención a este aspecto del cine porque su TAD solo le deja enfocarse en lo bonito que es ver a la gente moviéndose en una pantalla. A la creadora de esta cosa se le ocurrió una premisa un día, pero nadie le dijo que el punto no es “describir cada detalle de la premisa hasta que se te acabe el vocabulario”, sino llevar a ésta a una conclusión satisfactoria que, o hable acerca de algún aspecto de la condición humana, o sea, por lo menos, entretenida de escuchar. Es el clásico “voy a hacer un corto de 30 minutos donde seguimos el viaje de una nube pasando encima de mi azotea en tiempo real mientras alguien lee los cuentos de Poe en tagalo de fondo” que muchos hemos encontrado en nuestro andar por la vida.

Aún así, me imagino que la premisa de Huesera, descrita en una mesa redonda atestada de personas cuya vida inicia y termina en la felación (y autofelación) cinematográfica del día a día, obsesionadas con “el poder inherente que tiene la imagen en movimiento para revolucionar el mundo” en un mundo que ha visto ya cuatro películas de HuevoCartoon, convertiría a los asistentes de la plática en chimpancés extasiados que brincan sobre sus asientos, aplaudiendo hacia el cielo y ululando como vuvuzelas a las que se les está acabando el aire.

“Imagínate que hagamos una película de terror, ¿sí?, donde la personaje principal está embarazada, ¿va?”

“Ajá.”

“Y, pues, ya ves que, cuando te embarazas, pues, de entrada, físicamente cambias, ¿no? Se te reacomodan los órganos, se te mueven los huesos, ya sabes. Así, bien escabroso todo. Y, deja tú, aparte de todo, aparte de ser físicamente algo que no eras antes, adentro de ti está creciendo una criatura. O sea, un ser vivo, que se te metió en el cuerpo, y ahí está, más o menos nueve meses, creciendo y viviendo de ti. Y estás consciente de que todo eso está pasando en tu interior. O sea, no, no. Terrible si te pones a pensar.”

“Uff, me encanta hacía dónde vas. ¿Y luego?”

“Pues, ¿qué tal, que hacemos un paralelismo de un embarazo, con cuando se te mete un fantasma, una entidad, a tu casa y empieza a hacerte daño? Y entonces, estas dos cosas pasan en paralelo. Piensa, estaría de miedo.”

“No mames, ¡sí! ¿Y qué pasa después?”

“¿Cómo que qué pasa después? Pues eso es todo, ya te conté la idea completa. La morra se embaraza, y una entidad que refleja cómo se siente el embarazo, la espanta al mismo tiempo. Y pues, ya. Qué miedo, ¿no?”

“Pero, ¿y luego?”

“¿Cuál luego? Es una embarazada, y la espantan. Fin. ¿Qué más hay que decir?”

“Pero, ¿en qué acaba o qué?”

“Pues, en que nace el bebé.”

“¿Y el bebé está horrible? ¿Es un ente infernal? ¿Un reflejo de sus miedos?”

“No, ¿Cómo crees? Es un bebé, así, bonito, como todos los bebés.”

“Ah, entonces, cuando nace, ¿se terminan las apariciones?”

“Nombre. Se ponen peor.”

“¿Pero no era su miedo al embarazo? Ahora que ya no está embarazada, ¿por qué siguen espantándola?”

“Ay, no sé, al final ponemos una mamada, así como de que se cura con brujería o una de esas cosas en las que cree la gente rara, o no sé. El chiste es que se vea todo aterrador y raro y así. El por qué es lo de menos. Total, a la gente ni le importan esas cosas. Nadie va al cine a que le cuenten historias, ¿cómo crees? Lo importante es lo del embarazo. O sea, ya, nomás con mostrar el embarazo, un montón de metáforas visuales y, ¡pum!, terror garantizado, vas a ver.”

Cualquier potencial inherente en la idea principal de Huesera se perdió en el momento en que alguien decidió empanizarla en las migajas de un machote de guion usado por cualquier película gringa de principio de los 2010 – de las particularmente olvidables – que pretendían vender sustos baratos debajo de un disfraz de filosofía de primer año de secundaria que, una vez que reflexionabas sobre ella por más de un minuto (o dejabas de tener quince años), te dabas cuenta que eran un montón calorías cinematográficas vacías. El ver Huesera se siente como sentarse a ver unas de esas películas que lanzaban a mitad de enero, cuando nadie está emocionado por salir al cine y a duras penas hay otras tres almas compartiendo función contigo, de esas películas que se ponen en las salas de cines para cumplir con un contrato o una cuota mínima de películas estrenadas en determinado mes, pero que no deja de ser nada más que un bonito ejercicio de venta de humo capaz de convencerte de que tiene un significado oculto mientras la observabas porque, pues, era “bien edgy” y “contracultura” porque “se rehusaba a tener un final feliz estilo Hollywood porque ‘la vida no es como las películas’”.

Aunque, pensándolo bien, Huesera tiene más en común con las sex comedies estadounidenses de principio de los 2000, aquellas que no eran más que una colección de sketches ligeramente unidas por un tema principal. Huesera es lo mismo, pero en vez de sketches, presenta una serie metáforas visuales extremadamente obvias, pero igual de extremadamente vacías, unidas entre sí por el hilo conductor de un espectador pensando que todo va a tener sentido al final. SPOILER: no lo tiene.

Por un lado, sí, es válido que una película sea imágenes mamalonas con significado tras imágenes mama lonas con significado, un torrente de ellas sin un guion narrativo por debajo que les dé coherencia interna. Ellas mismas se dan su propio sentido. Seguro hay cientos de ejemplos maravillosos de este tipo de cine, pero en este momento no se me ocurre absolutamente ninguno – al menos no una que pudiera recomendar sin tener que empezar con un “bueno, pero, tomando en cuenta el contexto de la época y sus autores, además de los movimientos artísticos que se fraguaban…”. La clave es, precisamente, que estas imágenes tengan un significado (o estén expresamente faltas de) en vez de contradecirse a sí mismas al momento de ser puestas en cierto orden porque al realizador se le olvidó que las imágenes de una película generan su discurso precisamente al ser presentadas una después de la otra. Es uno de los ladrillos de LEGO más básicos del cine – y Huesera

ni siquiera puede lograr eso.

De entrada, se supone que es la historia de una mujer que es obligada a quedar embarazada. Aunque, bueno, de eso solo te enteras si lees análisis de la película en internet, porque hay un total de cero indicios de ello a lo largo del filme. Todos los seres humanos alrededor de la vida de la personaje principal expresan directamente en su cara que no esperaban que ella quisiera ser madre y que creían que jamás tendría niños, subtextuando en que no hay problema si decide rendirse antes de que sea muy tarde porque, pues, la maternidad ni lo es todo ni es para todas. Pero ella reniega. Reafirma que sí es lo que quiere. Es más, ella comienza la película emocionada por la idea, haciendo todo lo posible por quedar embarazada. Quizás en la mente de las realizadoras estaba el agregar algún diálogo o escena que ejemplificara el que lo hace porque “es lo que toca” y, por lo tanto, “la sociedad la obligó”, pero definitivamente no supieron traspasarlo de sus neuronas al fotograma.

 La idea de la película es que, entonces, asumas esta supuesta falta de interés de ser madre en las acciones que realiza a lo largo del filme. Como, por ejemplo, todo eso de verse obligada a cambiar detalles de su vida, como el hecho de perder espacios personales en un departamento de tres habitaciones en donde hay que empotrar una cuna, o en su pérdida tiempo, sueño, salud y energía a raíz de tener cuidar del ente que se forma en su vientre. Es como si, no sé, el hecho de acoger a otro ser vivo en tu hogar sea una de esas decisiones que mueven cientos de engranajes pequeños que cambian la rutina de cualquiera.

Y ese es el nivel de reflexión al que llega Huesera, y ya no da para más. Se siente como si la película fuera una niña de tres años acercándose a la maestra de kínder con la revelación de “¡Miss! ¡El agua está mojada! ¡EL AGUA MOJA!” esperando que toda persona que escuche la aseveración se desmaye de la sorpresa y cambie por completo el rumbo de su vida al enterarse. “¿Me estás diciendo que el acto de traer una nueva vida que dependerá emocional, física y monetariamente de ti por, por lo menos 18 años, ¡te cambia la vida!?” ¡JODER! ¡ESTO ES A LO QUE LLAMO INESPERADO!

De esa calaña son todas las “revelaciones” y “giros de tuerca” de la trama. Una vez más, son preguntas hechas al aire con la intención de explotarte la mente sin tener la mínima decencia de profundizar, aunque sea un poquito, en la idea. No es un “te cambia la vida” y, por lo tanto, esto puede desembocar en estas aterradoras situaciones hipotéticas. Es un “te cambia la vida – eso es lo aterrador.”

“Pero, entonces, ¿de dónde viene el miedo?”

“De que toda la gente a su alrededor es súper culera con ella.”

“Ah, porque son como de una secta o algo, ¿no? La maltratan para que sufra y su creatura nazca, tipo, ya habiendo pasado por el calvario del pecado original o algo, y sea como un reflejo de la santidad que ella nunca pudo poseer, ¿no?”

“No, ¿cómo crees?”

“Ah, va, va. Es porque se lo imagina, ¿no? Porque está tan traumada por el embarazo que cree que todos están en su contra, ¿no?”

“No, para nada. Son culeros con ella porque, pues, así es la gente. Culera.”

Ejemplos de que la lógica y el sentido común intentaba alcanzar a las guionistas, pero ellas fueron más rápidas hay varios. Y en todos, la historia se rompe a sí misma, restándose importancia desde el ya, antes de que se la reste quien tenga a mal observarla.

Por ejemplo, la primera imagen que aparece en pantalla es una aterradora estatua de treinta y tres metros de la Virgen de Guadalupe, misma a la cual la protagonista le reza para quedar embarazada, grabado desde la perspectiva de que confiar en entes divinos es invitar al caos a tu vida. Sólo para que, 90 minutos después, las apariciones se resuelvan a través de una limpia y unos sahumerios que *claramente* no tienen ningún fundamento espiritual y son *enteramente* una cosa terrenal – escenas, por cierto, grabadas con un aire de superioridad moral por parte de los realizadores, como si todo esto fueran “creencias de gente pendeja. La mera neta, mano” y, por lo tanto, exageradamente spooky.

En otra instancia, se hace especial énfasis en cómo el único escape que tiene la protagonista ante las apariciones genéricas de película de terror genérica es recaer en una (relativamente tóxica) relación lésbica con una ex. Todo “bien”, hasta que se vuelve en extremo obvio que, cada vez que tiene relaciones con esta mujer, misteriosamente, suben de nivel los sucesos sobrenaturales en su vida. Más adelante, nos enteramos que una de sus tías, un personaje que existe nada más para ser una caja de exposición en el más clásico estilo de película noventera que necesita a alguien que explique los conceptos importantes pero que no tiene dinero para crear un personaje real, también fue asediada por apariciones similares en su juventud. *Casualmente* resulta que también es lesbiana y, *casualmente* resulta que solo ella podía ver a esas cosas. Es casi como si la trama de la película girase en torno a que la única manera de contraer enfermedades de transmisión espiritual es siendo cualquier cosa que no sea heterosexual. Casi como si, no sé, la película que empieza con imágenes religiosas pareciera querer decirnos que la gente se merece un castigo divino de esta calaña por el simple hecho de atreverte a ser homosexual.

O sea, quiero pensar que todo esto sin querer queriendo, pero da la impresión de que Huesera es más moralina que las canciones de Martín Valverde. Esas por lo menos tienen la decencia de decirte que Dios te ama así como eres. Acá hay notas al pie de página para que nadie se sienta seguro de ser quien es.

Y, bueno, todo eso sin contar que absolutamente todos los personajes actúan como si estuvieran conscientes de que están en una película de terror y se les pago para ser personas detestables que no hacen más que reflejar la inherente falta de carisma de la protagonista.  Ni siquiera se preguntan sobre qué es lo está sucediendo realmente cuando ella les dice que hay apariciones. Mínimo el típico “debe ser tu imaginación” de los escépticos del día a día. Nada. Siempre es un escueto “no es posible, la realidad no funciona así” porque absolutamente nadie en este universo conoce los términos “fantasía” o “historias de fantasmas”, ni nació con siquiera un ápice de curiosidad. Son bots de Twitter comentándole a cualquier político en turno, repitiendo “hechos”, incapaces de hacerse la pregunta de “bueno, ¿y si sí?” porque su IA no da para tanto.

Pero lo peor es la resolución. O la falta de una, más bien. Si alguna vez llego a conocer a la directora de este bodrio me gustaría preguntarle si, durante el proceso de pre-producción o producción de Huesera, algún inversionista o productor le obligó a cambiar la historia de su película en aras de que se viera “más comercial” y “tuviera más oportunidad de ganar público”, o si de verdad aquel desenlace tan trucho formó parte de su visión narrativa desde el comienzo. De haber sido cosa de una intervención por un tercero, sería completamente entendible que su ópera prima terminara emulando

Si, por el contrario, resulta que, efectivamente, ese era el tercer acto que Michelle siempre soñó con grabar para concluir su película de terror, no estaría mal recordarle que hay miles de guionistas competentes viviendo en México, capaces de contar historias decentes, y que no están activamente trabajando en algún proyecto en este momento porque están dándole una clase de análisis cinematográfico a cinco pelados en una casa de cultura. Es más, las posibilidades de ser parte de la (in)existente industria cinematográfica de México como escritor profesional son tan bajas, que cientos de estos guionistas renegarían haber compartido memes burlándose de Eugenio Dérbez pagando con experiencia para acomodar sus presupuestos mensuales y vivir de la exposición que les daría ver su nombre aparecer en una película de la cual, más de la mitad de su audiencia, está compuesta por gente que la vio porque venía incluida en la subscripción de Prime que paga su suegra. Recordarle que no es de a huevo eso de escribir todas las películas que diriges, también es válido filmar la idea de alguien más y ponerle tu propio sello, o contratar gente para estructurar tu idea sin que te tengas que preocupar por esas cosas tan molestas como “estructura” o “lógica”, porque jijo mano, desde Haute Tension que no veía una película que destrozaba por completo todo el trabajo audiovisual que llevaba construyendo por más de una hora con un final pinchurriento hecho nada más para cumplir con la necesidad de tener una conclusión y que rompe absolutamente todo lo que se había estado planteando con anterioridad.

¿La razón? Todo se resuelve con la ya mencionada limpia. Ni siquiera un ritual de esos que te obligan a hacer una procesión a inserte tal lugar, o que te obliga a regresar durante varios días con la curandera para eliminar cualquier indicio de maldad. Nada más le pasan unas palmas por el cuerpo durante diez minutos y ¡puf! sanseacabó. Y ya. La acarician con unas palmas mientras susurran palabras que el mezclador de sonido decidió esconder debajo de sonidos de película de terror y no se hable más de la maldición.

¿Era en verdad una maldición? ¿La perseguía un demonio? ¿Quién la embrujó? ¿Me estás insinuando que estamos en un universo en donde te puedes embrujar a ti misma because reasons? Quién sabe y qué importa. Lo importante es que la magia salvó el día una vez más. Más o menos así acaban las películas de The Conjuring y a esas les fue bien en taquilla, así que, ¿por qué esta no puede copiarles?

Ah, ¿que en las de The Conjuring si explican estas cosas? Pues en esta no. Eso es precisamente lo que la hace más “madura” – que te hace pensar. Bueno, eso y que hay escenas de desnudos. Con eso distraemos a la gente y le vendemos falsa profundidad.

En resumen, todo se resuelve de la misma manera que comenzó: porque así decía el guión que tenía que pasar y cada quien para su casa.

Huesera es película para poner en silencio y hacer el ejercicio de inventarte la trama tan solo basándote en las imágenes que ves en pantalla. Es una película para poner en el camión, pretendiendo que le pones atención entre ronquidos de señores y los 12 kbps que te permiten oír los audífonos incluidos en el viaje. Contiene varias ideas visuales interesantes y, a decir verdad, la fotografía está muy bien lograda. Es atractiva para el ojo. El problema es que cree que está contando algo, deja tu “interesante” – “algo”. Es de esas que ponen en las pantallas de un restaurante en mute mientras prefieren poner a todo volumen el playlist del top 40 de México en su cuenta de Spotify gratuita. De esas películas que volteas a ver mientras pretendes que estudias un martes en la madrugada, sin verdaderamente prestarle mucha atención, pero tratando de encontrarle sentido para distraerte del texto frente a ti que habla sobre las monocotiledóneas y sus hojas no pecioladas. Cualquier cosa que se invente el espectador que está pasando en cualquiera de estas instancias va a estar, por lo menos, siete veces mejor que la historia oficial.

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#4 Tiempos

Leagues Cup 2024: favoritos y sorpresas | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

La Leagues Cup 2024 está apunto de arrancar, y como siempre, vale la pena hacer algunos pronósticos ante el parón de la liga. Los equipos de la Major League Soccer (MLS) y la Liga MX se preparan para un torneo que promete ser tan impredecible como una jugada de último minuto. Así que, veamos quiénes son los favoritos y quiénes podrían sorprendernos, porque, seamos sinceros, siempre hay un equipo que se cuela en la fiesta.

Los favoritos:

1. Inter Miami
Ah, Inter Miami, el equipo que se ha convertido en sinónimo de “¿Quién necesita un plan de juego cuando tienes a Messi?” Defensores del título, han logrado que todos los ojos estén puestos en ellos. Sin embargo, la dependencia excesiva de Messi podría ser un arma de doble filo. Si el astro argentino no brilla como se espera o se lesiona, el equipo podría verse en problemas. Además, la presión de ser favoritos puede llegar a pesar en momentos complicados, ya lo vimos en la Concachampions.

2. América
Los de Coapa, siempre en la conversación, es como ese amigo que aparece en todas las fiestas y siempre tiene una historia que contar. Aunque tienen un plantel lleno de talento y experiencia, su tendencia a cometer errores en momentos críticos y el hecho de que no llegan en su mejor momento, podría jugarles en contra. La presión de ser un gigante del fútbol mexicano también puede ser un peso que algunos jugadores no logren soportar, sobre todo jugando en terreno ajeno.

3. Monterrey
Monterrey, el equipo que parece tener un botón de “fácil” en su control remoto. Sin embargo, su inconsistencia en partidos importantes ha sido un tema recurrente, el mal de Fernando Ortíz. A pesar de tener una plantilla increíblemente competitiva siempre se encuentran en situaciones donde no logran cumplir con las expectativas.

Si no logran superar esta barrera mental, podrían quedar atrapados en el ciclo de “siempre a un paso de la gloria”.

4. Los Angeles FC
Con un estilo de juego tan ofensivo que a veces parece que están jugando al ataque por defecto, Los Angeles FC también se encuentra en la lista de favoritos. Pero, su defensa muchas veces es su punto débil, lo que podría ser un problema en partidos de eliminación directa. Si no logran equilibrar su enfoque ofensivo con una defensa sólida, podrían ser sorprendidos por equipos que saben aprovechar los errores.

¿Quiénes podrían robar el show?

– Pumas UNAM
Pumas, el equipo que podría ser el caballo negro de este torneo. A pesar de no ser considerado dentro de los favoritos, han mostrado un crecimiento que podría hacer que los demás sufran. Sin embargo, su falta de experiencia en torneos importantes así como los malos ratos en finales internacionales, podría ser un obstáculo. Si no logran manejar la presión, podrían desinflarse rápidamente.

– Tigres UANL
Tigres es un equipo que siempre puede dar la sorpresa. Con una plantilla experimentada y talentosa, tienen el potencial para superar a cualquier rival. Si logran mantener su cohesión y jugar a su máximo nivel, podrían convertirse en serios contendientes por el título.

– Cruz Azul
Cruz Azul ha mostrado destellos de calidad en la liga, y aunque ha tenido altibajos, su capacidad para sorprender a los grandes equipos no debe subestimarse. Si logran encontrar su mejor forma y aprovechar las oportunidades, podrían ser un equipo a tener en cuenta.

– San Jose Earthquakes
En la MLS, San Jose Earthquakes ha tenido un rendimiento sólido y podría ser el equipo que sorprenda en este torneo. Con un estilo de juego dinámico y un enfoque ofensivo, podrían aprovechar cualquier debilidad de los equipos más grandes.

La Leagues Cup 2024 promete ser un torneo que ahora sí, cumpla las expectativas. Con equipos como Inter Miami, América y Monterrey liderando la lista de favoritos, la competencia será feroz. No obstante, no hay que subestimar a Tigres, Cruz Azul y San Jose Earthquakes, quienes, con un poco de suerte y mucha audacia, podrían cambiar el rumbo del torneo.
¡Que comience la acción y que gane el mejor, o al menos el que tenga más suerte!

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#4 Tiempos

La mujer que descubrió el Templo Mayor de Tlatelolco | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

El Templo Mayor de Tlatelolco fue descubierto el 12 de mayo de 1944 por la maestra en Antropología María Antonieta Espejo Vázquez del Mercado, quien estaría a cargo de los trabajos de campo realizados en dicha zona arqueológica. La presencia de una mujer en trabajos de campo era algo insólito en esa época y no dejaba de haber cierto rechazo, incluso después de los trabajos realizados por la maestra Espejo en Tlatelolco. En eventos relativos a recordar ese importante descubrimiento arqueológico, los encargados del proyecto referían a los participantes varones anteponiendo su grado académico, ya sea ingeniero, arqueólogo, etc. Sin embargo, en el caso de la maestra Antonieta Espejo se referían sólo como “señora”, minimizando así su extraordinaria labor.

Parte de los logros de la maestra Espejo, en esa época, se encuentran, además, la creación del primer museo de sitio de la zona arqueológica, la excavación de la Etapa II del Templo Mayor de Tlatelolco y el primer plano de los vestigios, contribuyendo además para que la iglesia de Santiago, la cual fue utilizada como almacén de explosivos, regresara a manos del culto franciscano; primer paso para que, en julio de 1946, bajo la presidencia de Manuel Ávila Camacho, se decretara que el patio y anexos del antiguo convento, para entonces prisión militar, fueran cedidos al INAH, por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Afortunadamente en tiempos modernos ha tratado de reivindicarse la figura y aportaciones de la maestra Antonieta Espejo por parte de los especialistas y las instituciones relacionadas con nuestra historia como lo es el Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Academia Mexicana de Historia (AMH), como fue la difusión de los trabajos de la maestra Espejo en el ciclo: mujeres: aportes a la historia, el arte y otras ciencias sociales, organizados por la AMH.

En la actualidad la Zona Arqueológica de Tlatelolco está a cargo de otra mujer: arqueóloga Edwina Villegas Gómez, por lo que dicha zona ha estado en manos de mujeres.

Salvador Guilliem Arroyo, quien en algún momento también estuvo a cargo de la zona arqueológica, en el ciclo citado comenta sobre la Antonieta Espejo: “Cuando Antonieta Espejo empezó a abrir los pisos para hacer el primer pozo, el cual quedaba encima del Templo Mayor, se localizaron miles de entierros, según menciona en su diario de campo. Ella calculaba 10 mil. Para ese momento, aún desconocía que se trataba del edificio principal del recinto sagrado. En ese pozo, en la parte sur del Templo Mayor, es decir, Tlatelolco (900-1200 d.C.). Los pozos 1 y 2 llevarían al registro de la Etapa II, las excavaciones se extenderían al poniente y fueron liberando, escalinata tras escalinata, las sobreposiciones del Templo Mayor. Algo fundamental de los trabajos encabezados por la arqueóloga Espejo –

continuó–, es que los pozos derivaron en calas, no es realmente una búsqueda de cerámica con capas estratigráficas, como fue la propuesta original, sino que el equipo sabía que iban a descubrir el gran Templo Mayor.

La maestra en Antropología María Antonieta Espejo Vázquez del Mercado fue profesora de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, en la desaparecida Facultad de Humanidades que tuvo vida académica de 1955 a 1962. Participó como profesora de Arqueología en cursos intensivos, modalidad que configuró la Facultad de Humanidades para contar con profesor de calidad que estaban incorporados a otras instituciones. Los cursos de la maestra Espejo en la UASLP se impartían del mes de marzo al mes de octubre. Antonieta Espejo donó parte de su biblioteca a las colecciones que se formaban en aquella época en las bibliotecas potosinas enriqueciendo la biblioteca donada por el profesor Alcorta, uno de los fundadores y primer director de la Facultad de Humanidades de la UASLP, con el fin de contar con un centro de estudios e investigación potosina.

Al cierre de la Facultad de Humanidades Antonieta Espejo se trasladó a Reynosa, Tamaulipas, trabajando en la catalogación y rescate del archivo histórico de esa ciudad. También fue directora de la biblioteca de esa ciudad, Amalia Castillo Ledón.

La maestra en Antropología María Antonieta Espejo Vázquez del Mercado pionera de la participación de las mujeres en el campo de la arqueología convirtiéndose en un referente en esa área al descubrir el Templo Mayor de Tlatelolco, contribuyó con sus saberes al desarrollo de la investigación en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí siendo profesora de la desaparecida Facultad de Humanidades.

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#4 Tiempos

La búsqueda de la redención | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Hoy San Luis y Xolos de Tijuana, se enfrentan en el Alfonso Lastras, este partido se presenta como una oportunidad de oro para ambos equipos que, tras sufrir derrotas en la jornada anterior, buscan recuperar la confianza y el rumbo en el Apertura 2024. Sin embargo, hay varios puntos negativos que podrían influir en su desempeño y que merecen ser destacados.

El equipo potosino, dirigido por Domènec Torrent, inició la temporada con una sorprendente victoria ante el América, lo que generó expectativas entre sus aficionados. Sin embargo, su reciente caída ante Pachuca (0-2) ha puesto en duda su capacidad para mantener un rendimiento sólido. Esta falta de consistencia puede ser perjudicial, especialmente en un torneo donde cada punto cuenta.

Además, la delantera de San Luis, a pesar de contar con jugadores como Mateo Klimowicz y Bonatini, ha mostrado dificultades para concretar oportunidades. La falta de goles en momentos clave puede ser un factor determinante que impida al equipo alcanzar sus objetivos en puntos, sin mencionar el juego vistoso que todos quieren ver.

Otro aspecto a considerar es la presión que enfrenta San Luis. La afición potosina espera un buen espectáculo y una victoria que les devuelva la ilusión. Si el equipo no logra un buen desempeño, esta presión podría convertirse en una carga, algo que es común en la grada del Lastras, afectando la confianza de los jugadores en el campo.

Por su parte, Xolos de Tijuana, bajo la dirección de Juan Carlos Osorio, también llega con problemas. La reciente goleada sufrida ante Cruz Azul (0-3) expone las debilidades en su defensa. Errores individuales y falta de cohesión han permitido que el equipo reciba demasiados goles, algo que es inaceptable en un torneo tan competitivo.

La falta de efectividad ofensiva también es un problema. A pesar de contar con jugadores habilidosos, Tijuana ha tenido dificultades para traducir su posesión en goles. Esta falta de contundencia puede ser un obstáculo significativo para conseguir puntos en un partido tan crucial.

Finalmente, el cambio de estrategia que ha traído Osorio ha generado una lenta adaptación en el equipo. La confusión táctica puede afectar el rendimiento general, lo que se traduce en un juego menos fluido y más propenso a errores.

El partido de hoy es una oportunidad para que San Luis y/o Xolos se recuperen de sus recientes tropiezos. Sin embargo, la inconsistencia, la vulnerabilidad defensiva y la presión de la afición son factores que podrían determinar el resultado del partido. Ambos equipos deberán abordar estas debilidades si desean salir airosos en este crucial enfrentamiento. La afición espera un espectáculo emocionante, pero ese camino hacia la redención, no será fácil.

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Opinión