mayo 16, 2024

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#4 Tiempos

Los tiempos que fueron buenos | Columna de Carlos López Medrano

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MEJOR DORMIR

Decía Orson Welles que tener un final feliz depende de dónde cortes la historia. Una gran verdad. El problema radica en lo difícil que resulta detenerse cuando todo marcha de perlas. Es en esos momentos en los que menos deseamos el fin. Por eso exprimimos cada instante, tratando de prolongarlo al máximo. Creemos que el apogeo puede ir a más, que podemos mantenernos en la cima, y seguir y seguir. La consecuencia irremediable es darse de bruces con un muro. 

Por un tiempo, podemos engañarnos a nosotros mismos. Percibir que el ritmo ha bajado un toque y fingir que no es así, porque todavía está bien. Ya no como antes, pero todavía hay un rastro de aquello. Continúas descendiendo, adentrándote en un punto en el que la simulación se estanca. Y no solo eso, llegas a donde comienza a doler. Lo álgido son los besos, la sonrisa cómplice y una foto de álbum. El derrumbe es quedarse sin aire en los pulmones.   

Antes de que la decadencia se haga evidente, si hemos sido diligentes en nuestra administración, podemos detenernos antes de que nuestras piernas se arrastren. En el deporte, hay casos de quienes saben retirarse a tiempo. Evitar convertirnos en una de esas antiguas glorias que, a los 41 años, se aferran a la segunda división.

En retrospectiva, a casi cualquier historia se le podrían quitar tramos enteros. Eliminar escenas que, en el mejor de los casos, serían incluidas como extras en un DVD. Las páginas que te ponen como una cabra, las que aun te tiran para abajo. Cuánto podrías recrearte en el pasado si te olvidaras de los finales tristes que tanto te enredan las tripas. Si tan solo te quedaras con los topes del amor, los grandes arrebatos de felicidad que tuviste con personas que formaron parte de tu vida, aunque ya no estén más aquí.

Es crucial elegir nuestras memorias con cuidado. Si surgen de manera imprevista, debemos tener la astucia de direccionarlas hacia el lado que menos nos atormente. Evitemos ser amantes de la carne que, al atacar el plato, solo se enfocan en los chícharos. En cambio, dejemos en paz el relleno, la sabrosa intrascendencia del pasar de los días.

La mente, tan cruel, desplaza los tramos de ternura. Le gusta el drama, la intriga, por lo que tiende a recordar las decepciones, los baches, los altercados. Y, poco a poco, borra en su oleaje las bondades que había en la arena.

Focus on the good times, como diría Tony Soprano. Recuerda los tiempos que fueron buenos. Te perderás mucho si renuncias a ellos por un mal capítulo de la tercera temporada. Al igual que con los grandes artistas, el juicio postrero debe enfocarse en la mejor obra, no en la peor. Conviene entonces colocar el punto final en el momento adecuado. Transportemos el arte de la escritura a nuestra vida personal. Demostremos maestría en la edición.

Detente ahí, muchacho, deja la manía de las tardes obscuras, de buscar imperfecciones en el arroz, por tentador que sea. Conmuévete sin hacerle caso a la razón, esa señora amargada que vive en alianza con el orgullo.  Mejor rememora aquella vez que rieron juntos sin saber por qué. El milagro de sentirte en casa con tan solo mirarle. Piensa en que valió la pena, aunque haya terminado. 

Tampoco te confundas. No pretendas volver a lo que ya no existe. Si persigues un espejismo, podrías acabar como al poeta chino Li Bai, quien, según la leyenda, murió ahogado tras intentar darle un abrazo al reflejo de la luna en un río mientras estaba borracho. No, ya no puedes regresar a la antigua vereda. Terminarías perdido en el laberinto. Un error igual de grave que permanecer crispado por lo que ya fue. 

Simplemente recuerda lo bello de vez en cuando. Las rosas que, entre la maleza, conforman lo que eres ahora. Ya no puedes recuperarlas, pero su brizna te acompaña siempre.

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#4 Tiempos

El innecesario wikipediazo de cinco horas llamado “El Show” | Columna de Guille Carregha

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CRITICACIONES

 

Hace tiempo, en uno de los tantos grupos de shitpost que frecuento en Facebook (¿hay algo más que hacer en esa plataforma?), preguntaron en dónde estábamos el día que mataron a Paco Stanley. Honestamente, a pesar de contar ya con 10 años en aquel 7 de junio de 1999, no tengo ni idea de siquiera haber registrado que mataron a Paco Stanley. De hecho, creo que, hasta esa fecha, lo más probable es que no supiera quién era ese tal Paco. A lo mucho, me enteré del suceso al día siguiente en clase cuando algunos de mis compañeros decidieron empezar a hablar del tema, sin llegar a nada más que un “no manches, qué impactante” a manera de conclusión. Cosa completamente esperable, porque tampoco les vamos a andar pidiendo tanto poder cognitivo a niños de esa edad.

Lo único que recuerdo de aquella época fue que, poco más de un mes después del asesinato, a una tía de CDMX le pareció súper adecuado llevarme a mí y a mi familia a comer al restaurante donde lo mataron. Ni siquiera me acuerdo si disfruté la comida, porque me la pasé viendo a mi alrededor espantado todo el tiempo al pensar que ese era un lugar donde llegaban a matarte de la nada en Ciudad de México. Pero, bueno, en 1999, ¿qué lugar del DF no podía ser un lugar donde llegaran a matarte de la nada?

Ahora, en 2024, después de recibir un correo de mi proveedor de internet anunciándome que parte de su servicio es regalarme un acceso a VIX, dije “¿por qué no?” y le di una oportunidad al magno documental de CINCO horas sobre el asesinato del señor al que solo conocía por su estelar como “cadáver baleado en el asiento de una camioneta” y “el señor al lado del otro señor al que se le cae una bolsa de cocaína cuando baila”. Total, mi conocimiento tanto de sus programas o su muerte se limitaban a “pues, pasaron, wey”, así que pensé sería interesante enterarme de qué demonios podía haber pasado en aquella época.

En defensa del bodrio que tuve que aventarme por pura decisión propia, como producto audiovisual se ve bastante decente. Tampoco es como si fuera lo más complicado del mundo hacer que un montón de entrevistas en un foro de televisión se vean culeras pero, por lo menos, parece que tenían una idea clara de cómo querían que se vieran todos los entrevistados y las vibras que querían transmitir. No se fueron por el clásico “iluminación y encuadre de documental de Netflix hecho al aventón”, pero a lo más que llegaron fue a un “que parezca que los está interrogando un policía de Hollywood en un cuarto oscuro”. Y, pues, está OK. Las imágenes de archivo están muy variadas, siempre en la mejor calidad posible, y rara vez repiten cosas. O sea, para verse, no está mal.

El problema recae en que el documental está más hueco que el currículum que implementó la facultad de ciencias de la comunicación hace 3 años. Bueno. Tal vez menos hueco. Pero ahí se dan un tiro.

De entrada, muy a pesar de que el subtítulo sea “Crónica de un Asesinato” en plan mamalón (porque El Show, como título es tan vacío que nadie te entiende que viste esta cosa si dices “Acabo de ver El Show”), no explica nada. Pero nada. Es más, ni siquiera es una crónica del asesinato, la cual era la razón por la que decidí ver esta miniserie toda tocha. Es más una crónica de “lo mucho que sufrió TV Azteca al pelearse con el gobierno de la ciudad a raíz de este asunto, y de cómo TV Azteca se encargó de que Cárdenas no ganara la presidencia. *Suena El Gallinazo para que se sienta relevante todo*.

Teniendo en sus manos todo el acervo de notas periodísticas, programas, crestomatías, parodias y hasta videos musicales de Pedrito Fernández because reasons, además de acceso a TODOS los involucrados en el asesinato que aún siguen con vida, el documental se puede resumir en:

“Pues, un día mataron a Paco, le gente lloró, culparon a estos weyes, los metieron a la cárcel, y al final salieron. FIN”

Peor aún, la serie está construida precisamente para que la vea gente que ya sabe qué pasó. Asumen que conoces ya toda la información presentada, por lo que “se ahorran tiempo” evitando presentar detalles que son parte de la cultura popular. Por ejemplo, de la nada, sin antes haberla presentado ni mucho menos mencionado, alguien dice “Y ese fue el día que apresaron a Paola Durante” – corte a Paola Durante hablando de lo mucho que sufrió cuando la arraigaron.

Una vez más, como alguien que no está al tanto del evento, mi pregunta inmediata fue “¿quién chingados es Paola Durante?” a lo que el documental procede a contestarme, MEDIA HORA DESPUÉS, que era una edecán del programa. ¿Y por qué la ligaron al proceso? “Ah, es que un sujeto dijo que el asesinato se planeó con una güera y, pues, ella era la única güera de México en ese momento, así que…”. Digo, no es como si acabáramos de tener EPISODIO Y MEDIO hablando de porque se creía que había sido planeado por Mario Bezares, o qué momentos del programa en vivo sustentaban esa teoría. Tampoco es como si, después, nos tomáramos la molestia de describir A DETALLE la vida y obra del sujeto apodado El Cholo a quien acusaron de ser quien disparó el arma que mató a Paco.

No, ya, innecesario. “Alguien dijo ‘güera’, ella es güera, y ya, con eso. ¿Para qué perder el tiempo?”

Pero, eso sí, entrevistan a Chumel Torres y a Sofía Niño de Rivera para que cada uno diga UN ENUNCIADO TODO ESTÚPIDO y no vuelvan a salir en cámara otra vez. O sea, es más importante tener la validación de dos deleznables del mundo de la comedia que explicar, no sé, EL TEMA QUE ESCOGISTE PARA HACER TU DOCUMENTAL.

Este documental está tan plano y desenfocado en sí mismo que la parte más interesante es cuando, durante una de las entrevistas a Mario Bezares, él pide permiso para ir al baño y, en tiempo real, mientras su silla está vacía, se toman la molestia de editar a un montón de personas hablando mal de Mario, de cómo es sospechoso, de cómo no confían en su inocencia; vaya, de todos sus errores como humano, actor y persona del entretenimiento. Pero ahí se queda eso. No sacan el tema con Mario, no expanden la situación, ni lo ligan con nada más. Solo es un chusco momento de “en la farándula todos hablan de ti a tus espaldas” que no lleva a nada más.

Y, todo esto, ¿para qué?

¯\_(ツ)_/¯

No hablan de ninguna de las teorías populares o de las vertientes de las que me tuve que enterar después de ver esto. A duras penas se menciona el asunto de que, quizás, tal vez, se dice, por ahí se expresa, que Paco le vendía coca a medio Televisa y qué el asesinato pudo haber sido eso. Se menciona, como por encimita, que Paco recibía dinero de narcotraficantes para lavar dinero en producciones audiovisuales, pero POR SUPUESTO que eso no tuvo nada que ver con el asesinato. Nada de infidelidades, nada de problemas con televisoras, ni políticos.

Nada.

Es como si hubiera sido un documental financiado por Mario Bezares para limpiar su nombre de la manera más aburrida posible. Y ni eso logra correctamente, porque todo está editado para que dudes siempre de su veracidad. O sea, ni eso.

A lo mucho, la idea general desemboca en un “por supuesto que lo mando matar Mario Bezares, porque eso pasó en un episodio de los Simpson, y ahí, el patiño manda matar a su jefe, Y LOS SIMPSON NUNCA SE EQUIVOCAN.”

La barra no estaba alta, pero tampoco era como para que la bajaran tanto.

Y, después de cinco horas, así termina el documental. Sin conclusión. Relatando los hechos, cual si lectura de IA de una página de Wikipedia se tratara. No llegamos a nada ni aprendemos nada. Cosa completamente esperable, porque tampoco les vamos a andar pidiendo tanto poder cognitivo a los realizadores de este “show”.

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#4 Tiempos

Agua, luz, seguridad… ¿qué más falta? | Columna de Luis Miguel Dorador

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Un fin de semana sin celular

Esta última semana fue desastrozamente vergonzosa en el ámbito político internacional y la verdad es que hay muchos temas en el aire… Si lo que dijo el presidente, que si la candidata oficial lo dijo de corazón, que sí… en ocasiones fastidia escuchar tanta barbaridad de quienes se supone van a administrar este país y definitivamente eso no solo queda aquí, porque en potencias mundiales vemos con verdadera tristeza que no hay candidatos que puedan ser dign@s representantes de cada país.

Las protestas que vemos de jóvenes en universidades de distintas ciudades en el mundo por conflictos internacionales de medio oriente nos hacen reflexionar en lo que está pasando y quizás no nos damos cuenta porque hay un infinito de información que distrae la atención de los asuntos relevantes.

Hace unos meses se habló de que México invertía en varias plantas productoras de energía eléctrica que se integrarían al sistema nacional para garantizar la demanda que requiere la nación, pero los días de calor nos hacen encontrarnos cara a cara con una realidad frustrante porque si el encendido de equipos de aire acondicionado para tratar de sobrellevar los embates que el clima extremadamente cálido y de sequía que vivimos actualmente nos requiere, nos trae como consecuencia apagones en nuestros hogares.

¿Qué le dejamos completamente expuesto a los extranjeros que pretenden invertir en México?

¿Será cierto que el “Nearshoring” nos alcanzará para las expectativas que tenemos como mexicanos?

Hace algunos días visitaron a un cliente personal de CFE para realizar una revisión de sus equipos de medición e instalación eléctrica de su casa y, casualmente (tiempos electorales), le determinaron que existía un consumo que no había sido cobrado y la cuenta que le determinaron llego a varios cientos de miles de pesos, casi medio millón.

Gracias a nuestra legislación podemos revertir dicha situación que es por demás injusta y abusiva, pero cuando no cuentas con un abogado que te defienda… ¡Maaaaaaacas!

Las pagas.

Ese temita de que ahora el dinero de particulares pueda ser dispuesto por el Estado para los fines que se le ocurrieron recientemente me hace pensar en lo complicado que resulta pensar en la distancia que existe entre México y Venezuela pues ahora, también traen una idea de concesionar la propiedad privada y definitivamente esto supera la sobradamente irresponsable ocurrencia de darle al ejecutivo federal el poder para perdonar a la delincuencia. En verdad, despertemos ya y salgamos a votar el próximo 2 de junio porque no se trata del futuro para nuestr@s hij@s, se trata del presente que queremos vivir con nuestr@s hij@s.

El momento es ahora, no después.

Ahora sí, entrando en el tema que nos ha unido a través de esta columna que es la crónica de cosas divertidas y alegres…. El fin de semana inició el viernes 10 de mayo, día de las madres y recuerdo con nostalgia esa epoca en que varios de los amigos de la secundaria o prepa nos organizabamos para en una noche previa llevar serenata a las mamás de todos los que nos juntábamos… esas eran otras épocas porque no había la inseguridad que penosamente vivimos hoy día en todo el país pero bueno, muchos lugares famosos, nuevos y tradicionales, de moda y de siempre fueron el punto de reunión para festejar a las Mamás en esta fecha tan especial y al final del día se cumplió con el cometido de no pasar el día sin abrazar al ser que nos hizo posible la existencia.

A Todas las Mamás: ¡mi respeto y admiración por ser Mamás!

¡¡¡Felicidades con mucho placer y GRACIAS con mayúsculas por ser y estar física, emocional y espiritualmente con nosotr@s siempre!!!

El sábado el calor insistió hasta ya muy entrada la noche y entonces me acordé de un vecino que tenía en Cabos que cada ocasión que nos encontrábamos me decía: “vecino, casi no

usas tu alberca…” y definitivamente estos días me hacen recordar lo agradable que es darse un chapuzón cuando el calor está así de intenso… sin embargo, debo comentar que este tipo de crisis climática nos hace futurearle a las expectativas sobre calidad de vida que podríamos hacernos tan sólo de pensar en el tema del agua.

Las temperaturas de más de 50 grados centigrados en zonas como la Huasteca nos preocupan y mucho. El comentario de que el rió Valles puede cruzarse caminando sin enlodarse los zapatos me pone a temblar porque eso significa que el nivel de sequía ha sido muy fuerte en este 2024, al grado de que la zafra terminó antes del tiempo en que normalmente se realiza y cuando me dijeron que en Valles se estaban vendiendo los garrafones de agua purificada hasta en $500.- pesos me hace reflexionar muchas cosas:

1. El Agua es un tema mundial y la situación es crítica.
2. Los gobiernos de algunos países han hecho inversiones magnas en proyectos
hídricos para garantizar el abasto a la demanda y en consecuencia el desarrollo
equilibrado de esas naciones.
3. ¿Qué ha hecho el gobierno de la CDMX que durante tanto tiempo ha sido
administrado por la gente de la hoy 4T?
4. ¿Qué podemos esperar de los aspirantes a gobernar sin proyectos reales de obra
hídrica que nos garantice el derecho humano a la vida con base en este vital líquido
(no hablo de seguridad)?
5. El “guachicol de agua” que varias administraciones municipales en todo el país ha
realizado a través de secuestrar el recurso cerrando la llave para vender las pipas,
¿no debería ser algún tipo de delito?
6. ¿Por qué no se ha legislado en relación al consumo del Agua tasando las tarifas con
base al tipo de uso que se le destine?
7. ¿Ya se agotaron de tantas preguntas, y se les secó la boca de pensar en este tema?

Pues tómense un vaso con agua y asegúrense de que contenga sales minerales para que el efecto hidratante se logre con éxito porque es penoso, de dolor, que tengamos una decena de muertos por golpe de calor en el estado y mayo a penas va a la mitad.

El domingo fue publicado en algunos de los principales diarios del país el anuncio del inicio de la temporada de huracanes (o ciclones) 2024 y francamente esperamos que estos traigan consigo suficiente agua para calmar las necesidades humanas y que el arribo de estos fenómenos meteorológicos no venga acompañado de desastres como el ocurrido el año pasado en Guerrero por el huracán Otis.

Espero de todo corazón que tod@s hagamos algo al respecto desde la posición que nos toca para poder salir adelante con esta temporada tan sinigual.

Finalmente este fin de semana que viene salgo de la ciudad para dar un servicio de catering y no habrá paella, pero regresamos con mucho entusiasmo el fin del 25 y 26 de mayo para continuar cocinando para Tod@s Ustedes.

#soypaella : ¡Gracias!

¡¡¡Ánimo que ya casi es viernes!!!

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#4 Tiempos

Pasar un momento en el pasado | Columna de Carlos López Medrano

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Mejor dormir

 

A un sentimental de primera categoría se le distingue por su anclaje en el pasado. Mientras otros lo dejan atrás, él cada tanto se recrea en los días dorados e intenta aferrarse a ellos. Aunque nunca lo logre, continúa en la escapada. Con suerte araña un rastro de aquellos viejos polvos, si bien no puede ya cambiar lo que hubo, ni enmendar un camino que se definió con un pequeño giro, un gesto que en su tiempo parecía insignificante.

Yo soy uno de esos nostálgicos empedernidos, un embalsamador de recuerdos. A menudo recurro a la agencia de viajes de Albert Hammond para pasar unos momentos en el pasado. El aterrizaje llega casi siempre después de una turbulencia y el destino deja un sabor agridulce en los labios. Uno cree que conoce las viejas rutas, que tienes los mapas de llegada a cualquier rincón, a cualquier memoria, y al llegar al punto marcado descubres que se ha desvanecido. No está más. Y si está, ya no es lo mismo. No puedes recuperar los antiguos anhelos de amor. You can’t go home again, ni con el permiso de Thomas Wolfe.

Para muchas personas el pasado carece de importancia. Lo que vale es el fulgor del aquí y ahora. La promesa de lo que viene. Para los sentimentales, en cambio, el pasado está presente, va con ellos a cada paso como definió magistralmente William Faulkner a través del personaje Gavin Stevens en la obra teatral Réquiem por una mujer: «el pasado nunca está muerto. No es ni siquiera pasado».

A algunos nos gusta arrastrar una red que lleva todo lo que hemos transcurrido. Otros se desafanan, el pasado les causa indiferencia. Esta es el contraste crucial entre los propensos al drama y los pragmáticos que no vuelven sobre sus huellas. Para los melancólicos hace una década es lo mismo que ayer. Acaba de pasar. Recién nos vimos en 1996. Demándenme si quieren, me sigue importando lo que ocurrió.

El pasmo llega cuando uno enfrenta al otro tipo de mirada, como experimenté hace poco cuando por azar electivo (más electivo que azar, debo admitir), topé de vuelta con alguien que alguna vez fue importante para mí. Hola, Mariana, cómo has estado, le dije. Bien, tú qué tal. Me sorprende saber de ti, respondió. Ya ves, le dije, ¿estás bien de salud? Sí, todo bien. Me da gusto, dije, yo estoy bien, solo un tanto saturado. Qué bien, me dijo. ¿Has ido aquel lugar a donde ibas?, le pregunté. Hace tiempo que no, respondió. Me dio gusto saber de ti, dije. Igualmente, contestó, y añadió un «saludos» que equivalía a encajar un puñal en el cuello.

No insistí. No había nada que hacer. El lenguaje común se había perdido para la eternidad. Llamarla por su nombre, en vez del mote de cariño, era ya una señal de debacle. La confianza se había ido. Lo sospechaba de antemano, pero uno tiene que comprobar ciertas cosas. Comprobar que está lloviendo, por ejemplo, aunque estés mojado bajo nubes grises y escuches el sonido de los truenos. Es la tarea de todo un sentimental de verdad. Como decía aquel personaje de Woody Allen, perdóname si tiendo a romantizar el pasado, quiero decir, no siempre fue así de tormentoso…

También por eso uno escribe, para preservar y darle respiración boca a boca a ese pretérito moribundo que al reanimarse propina un gancho fulminante a tus anhelos de retroceder en el tiempo.

 

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