diciembre 3, 2025

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#4 Tiempos

Sobre el comité que manda, el 21 y la Sierra de San Miguelito | Columna de Jorge Saldaña

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Sierra de San Miguelito

Tercera Llamada

 

Me han preguntado mucho respecto a la fotografía que acompañó a mi anterior columna y que repite en ésta que usted, Culto Público, me hace el favor de estar leyendo. Por eso, si me permite, comentaré un poco más a fondo el contexto de la instantánea así como los significados e interpretaciones que muy pronto se generaron alrededor.

Para empezar la foto es una prueba innegable de la existencia de un comité de privilegiados que convidan y pactan con los poderes formales. Es la foto de la Oligarquía Potosina en pleno, es la foto de una escena de El Padrino, es la Última Cena antes de que alguien salga traicionado, es la pintura de los perros más grandes de la ciudad cuando están jugando al póker.

A los del Valle, Tamayo, López Medina, Mahbub, Torres y Valladares los une su esférica riqueza, sus entrelazados círculos sociales, familiares y de intereses. Nada de extraño tendría que se encontraran, una vez más, en uno de los salones de un Club social o deportivo, pero ¿De qué hablan con el gobernador, Juan Manuel Carreras, el alcalde capitalino, Xavier Nava, y el eterno gran elector agazapado, Horacio Sánchez Unzueta?

Se me ocurren varios temas:

A) Se estaban poniendo de acuerdo para celebrar una posada con intercambio
B) Querían venderle unos palos de golf al gobernador Carreras y le explicaban las bondades del llamado “deporte de los ricos”
C) Plantearon sus posturas, intereses y compromisos alrededor de la Vía Alterna (no la de mi amigo Pablo, sino la avenida de conexión con la ciudad y la Zona Industrial) y la urbanización de 2 mil 69 hectáreas en la Sierra de San Miguelito
D) Se pusieron a vender y negociar sus apoyos/afectos frente a la elección del 2021
E) Las dos anteriores
F) Hablaban sobre los riesgos de no revisarse la próstata

Todo es posible, pero ya en serio la reunión capturada en la fotografía no fue casual ni desarticulada en establecimiento de posiciones tanto del negocio inmobiliario del siglo como del todavía muy desacomodado tablero electoral del 21, simplemente en esa mesa, los dos temas se hicieron uno. Por eso causó tanto revuelo su filtración.

Sí. En esa reunión se agitaron las aguas y se sacudieron las jaulas. Nadie lo dude. La prueba está en que ya se ha escrito que Xavier Nava voló los puentes entre su otrora mecenas electoral, López Medina, como con su tío Horacio Sánchez, al impulsar un Plan de Ordenamiento Territorial que en apariencia (ojo, solo en apariencia) no abona a los intereses ni del Chato ni de Horacio, pues a los dos los deja descobijados del cambio de uso de suelo anhelado para el proyecto de Cañadas y la urbanización de los terrenos de la Minera México respectivamente.

La consulta preparada por la gente de Nava con ese fin, de plano “cayó gorda” en los círculos cercanos de las personas fotografiadas. “Un salón de doctores en urbanismo se queda corto” me dicen, por lo pedantemente técnico, elevado y purista en que diseñaron la propuesta. Participar en sus términos resulta casi imposible para los desarrolladores (ya no se diga para los ciudadanos), lo que la convierte en la práctica en una imposición anunciada.

Pero no hay nada, todavía, de qué preocuparse, los afectos y desencuentros entre los personajes retratados son como las olas del mar y los camiones Morales: van y vienen. Nadie crea que si hoy dos posturas están encontradas, no puedan reconciliarse con el paso de los meses.

La consulta saldrá, y más temprano que tarde habrá en la mesa un Plan de Desarrollo Urbano y Territorial que presumirán como un gran logro de la presente administración, sobre todo porque se procuran medallas en el camino que les resulten rentables electoralmente.

En teoría, y solo en teoría, Xavier Nava podrá decir que se enfrentó a los desarrolladores (léase López Medina y Tamayo) impidiendo que se urbanizara la Sierra de San Miguelito.

En discurso, y solo en discurso, podrá vender a la federación que respetó la palabra del presidente López Obrador para declarar esa tierra como Área Natural Protegida.

¿Pero qué cree? Como acostumbran a hacerlo en esta administración municipal, en cada paso que dan hay un subtexto, una motivación oculta, un tiro más largo, en pocas palabras: hay truco.

Las 14 mil hectáreas que pertenecen a 329 comuneros reconocidos de San Juan de Guadalupe se pueden convertir -sin necesidad de autorización o intervención municipal- en terrenos perfectamente delimitados con factibilidad y derechos para venderse como propiedad privada y en los que no exista impedimento alguno para urbanizar.

Para el caso de interés, solamente serán 2 mil 96 las hectáreas que pasarían por ese procedimiento, que está contemplado en la Ley Agraria (Título 4to, del artículo 40 en adelante) y que en absoluto requiere de la “bendición” municipal.

El empresario López Medina lo sabe. A estas alturas no dudaría en que incluso ya hubiese comenzado con el trámite o esté por convocar a una asamblea de comuneros para dar el primero de tres pasos -insisto- estrictamente agrarios, para poder desarrollar el proyecto Cañadas.

No es un trámite sencillo, el suelo de uso común se tendrá que convertir en parcelario, luego en solares delimitados y alguna parte como asentamiento humano.

El Chato López y sus socios no necesitan pues a Xavier Nava para llevar a cabo el proyecto Cañadas, pero tampoco les gusta que no los tomen en cuenta. Sus opciones son: esperar a que ya no sea alcalde (asunto muy probable por los tiempos que se llevan los trámites) o aceptar las condiciones que Xavier imponga para crear un camino legalmente mas terso.

¿Cuál es ese camino? Que un despacho jurídico asesore el asunto agrario del Chato, uno que convierta lo más rápido posible la tierra de uso común en, parcelas, luego en solares y finalmente en áreas de asentamiento humano, uno que lleve al dedillo todos los trámites y garantice que los dictámenes federales salgan lo más pronto posible.

¿Quién podría hacer ese trabajo? Muy pocos, pero les dejo un dato: el último antecedente que existe de un procedimiento agrario como el que implica la metamorfosis de Sierra de San Miguelito a Proyecto Cañadas, fue en una fracción ejidal ubicada en Villa de Reyes en el año 2013.

La comunidad se llamaba “Rodrigo” en aquel entonces, pero hoy la conocemos como el proyecto de Ciudad Maderas, que vende sin problema ni restricción alguna sus lotes y terrenos. Los antecedentes se pueden consultar en el Registro Agrario Nacional sin problemas.

No es que sea yo mal pensado pero ¿Quién fue el asesor de ese procedimiento? Nada más ni nada menos que Germán González Martí…sí, adivinó Culto Público, el mismo que fue socio de Xavier Nava en el despacho KNP.

Hugo, Paco y Luis, otra vez, haciendo de las suyas (ellos entienden la referencia).

¿De verdad cree el alcalde que puede engañar a todo el mundo todo el tiempo? ¿Va a intercambiar el apoyo municipal y sus influencias por la garantía de un gran (y jugoso, muy jugoso) contrato con sus exsocios? ¿Está blofeando contra el grupo económico más poderoso de San Luis? ¿Sacar el procedimiento a flote es la ficha de intercambio para someter tanto al gobernador del Estado como a los empresarios para que lo apoyen en su proyecto político? ¿Les está haciendo manita de puerco? ¿Quiere engañar a la ciudad con un Plan de Ordenamiento aparentemente pulcro, pero en el fondo diseñado para conseguir sus ambiciones personales?

De ser así, creo que el alcalde le está pisando la cola al diablo. El poder reunido en esa mesa retratada, le puede quitar cualquier día la silla y sacarlo del juego. El gobernador Carreras será gobernador hasta las 12 de la noche del 25 de septiembre del 2021, entre tanto, querer mangonearlo de más y endilgarle solamente los yerros tampoco parece la mejor idea. Todos se cansan, e insisto: Los afectos van y vienen.

Mientras tanto, el resto de los jugadores estarán atentos a la ganancia del río revuelto, porque el 2021 y la Sierra de San Miguelito están amarrados con tres nudos. Al tiempo.

Para terminar respondo a dos dudas: De acuerdo con lo que he escudriñado un poco con mis fuentes, el personaje tapado o borrado en la fotografía, presumiblemente corresponde a un empresario de apellido Leos aunque no lo puedo afirmar con certeza. Segundo, la fotografía me la encontré encima de un pelo, en un sapo, en un palo, en un hoyo, en el fondo de la mar. ¿Listo?

BEMOLES

MÁS DESTAPADOS

Que Toño Lorca de verdad cree que es un aspirante a candidato a gobernador por Morena, que él mismo trae sus encuestas ganadoras y que soñar no cuesta nada. En fin, hay que ver qué trae el hombre en realidad. También ya se maneja un nombre como pretendiente a la candidatura al gobierno del estado por un partido que todavía no es partido. Las Redes Sociales Progresistas, las de la maestra Elba Esther Gordillo, quieren que un funcionario de éste gobierno los abandere. ¿Ya adivinó quien? En la siguiente entrega les comento. #MuchosSonLosLlamados

Hasta la próxima

@jfsh007

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#4 Tiempos

El Piano eléctrico: desarrollo potosino | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Los diseños de pianos electromecánicos tuvieron su auge en 1929 y en la década de los cincuenta del siglo XX comenzaron a usarse en audiciones públicas. La historia de su desarrollo menciona los nombres de Lloyd Loar, Benjamin Meissner, Rudolph Wurlizer, Harold Rodhes y el piano Neo-Bechstein, entre los principales.

Sin embargo, el nombre de Francisco Javier Estrada no aparece en estos recuentos, a pesar de haber sido el primer reporte de un diseño de piano eléctrico a nivel mundial, como resultado de sus investigaciones en reproducción del sonido por medios eléctricos. El reporte público de Estrada se realizó el 19 de diciembre de 1878 en el periódico El Siglo XIX, donde Estrada daba cuenta de sus experimentos con una cuerda vibratoria y su transducción a señal eléctrica, mediante una membrana de tambor que amplificaba el sonido. Estrada, solo presentó su idea y diseño y la puso al servicio de los interesados a finde que pudieran materializarla y mejorarla, al no poder solventar los gastos necesarios para su construcción y la falta de servicios artesanales especializados. Estrada decidía publicar los principios y la descripción del instrumento citado, temeroso de que algún día, no muy lejano, se presentara del extranjero algún instrumento de música idéntico o semejante, o lo que era peor, alguna petición exótica de privilegio con perjuicio de los artesanos mexicanos.

Ochenta años mediaron entre la publicación del diseño de Estrada y la materialización en el extranjero de un piano eléctrico con funcionamiento electro-mecánico.

Para mayores detalles y más información pueden consultar mi artículo alojado en la dirección:

(PDF) Francisco Javier Estrada el inventor del piano eléctrico. Available from: https://www.researchgate.net/publication/396325293_Francisco_Javier_Estrada_el_inventor_del_piano_electrico.

Francisco Javier Estrada insigne científico potosino que destacó a nivel mundial en el ámbito de la física en el siglo XIX convirtiéndose en el físico más importante de México, tiene una numerosa contribución de aportes, de primicias mundiales, las cuales en su mayoría son desconocidas o adjudicadas a otros personajes.

Hemos estado realizando investigación y difusión sobre la vida y obra de este genial potosino, Francisco Javier Estrada y en esta columna del Cronopio en la Orquesta, hemos tratado algunas de esas trascendentales aportaciones.

Una de las aportaciones técnicas de Francisco Javier Estrada que no aparecen en los registros científicos históricos es la propuesta de reproducción del sonido por medios eléctricos. Su tema central de trabajo que implementó en la década de los setenta decimonónicos fue la reproducción del sonido, colocándose en la frontera del conocimiento en ese tema.

Como hemos apuntado en trabajos anteriores, muchas de sus aportaciones y primicias mundiales han quedado en el olvido y poco a poco se están rescatando para colocar en la palestra mundial el gran genio de Estrada, como el físico mexicano más importante del siglo XIX y uno de los principales a nivel mundial,

cuyas glorias no se proyectaron por la idiosincrasia social del país, aunque su genio de cierta forma era reconocido en el país, aunque no lo suficiente.

Sistemas como el motor eléctrico, nuevos sistemas de telefonía y la comunicación inalámbrica son parte de sus aportaciones trascendentes que cambiaron a nuestras sociedades y cuyas aportaciones aprovechadas por otros científicos dejan de lado la aportación primaria de Estrada en la historia de la ciencia y la tecnología. Como una aplicación de sus investigaciones en electromagnetismo y reproducción del sonido, se encuentra su propuesta de un piano eléctrico, cuyos experimentos base realizó en San Luis Potosí y con los que propuso un diseño para la construcción de un piano eléctrico que transformaba las vibraciones acústicas en eléctricas con el fin de amplificar el sonido.

El piano como tal no pudo construirlo por carecer de recursos suficientes, así como problemas para abastecerse de los materiales necesarios y el apoyo de los constructores artesanos; sin embargo, publicó en medios de comunicación masiva sus propuestas con el fin de registrar su idea, sus experimentos y su diseño para la construcción del piano eléctrico y su extensión a otros instrumentos de cuerda.

Su propuesta era resultado de experimentos anteriores de Estrada con sistemas telefónicos, donde había realizado mejoras a los ya existentes, logrando construir teléfonos cuya reproducción del sonido era más clara y de mayor intensidad. Parte de esas mejoras las utilizaría en su propuesta del piano eléctrico, entre ellas los fundamentos de micrófonos de carbón y de la comunicación inalámbrica.

Los potosinos debemos estar orgullosos de Francisco Estrada y colocar su nombre como debe de ser, en la historia de la civilización.

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#4 Tiempos

Consideraciones sobre la amabilidad | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

 

Tenía Víctor Hugo, el gran escritor francés, veintisiete años de edad cuando publicó, en 1829, El último día de un condenado, novela o largo relato en el que se pone a describir los pensamientos íntimos, las agitaciones interiores y los estados de ánimo que se apoderan de un hombre que pronto -muy pronto- va a tener que morir. La justicia ha señalado ya el día y la hora en que deberá tener lugar la ejecución; todo, pues, está listo…

Pero, no: ¡no todo está listo! Puede que lo esté el cadalso, puede que lo esté el verdugo, pero este hombre todavía no está listo. ¡Aún no sabe por qué debe morir! «Soy joven, estoy sano y fuerte –gime en el calabozo-. La sangre circula libremente por mis venas; todos mis miembros obedecen a todos mis caprichos; estoy robusto de cuerpo y de mente, preparado para una larga vida. Sí, todo esto es verdad; y, sin embargo, padezco una enfermedad, una enfermedad mortal, provocada por la mano del hombre».

Afuera, en la calle, todos ríen y se gozan: el calor del sol es bueno, la vida es bella. ¡Ah, tienen razón al mostrarse tan alegres! Para ellos hay futuro. ¿Cómo no sonreír cuando a la noche sigue el día, cuando se espera vivir muchas noches y muchos días? En cambio él… ¡Quizá no haya para él ni otra noche ni otro día!

Llama la atención, sin embargo, cómo es que este hombre se da cuenta de que no le queda mucho tiempo: ¡por la amabilidad del personal penitenciario! ¿De cuándo acá se mostraban tan amables estos monstruos de indiferencia? ¿De cuando acá? «El camarero de guardia acaba de entrar en mi calabozo, se quita el gorro, me saluda, pide perdón por molestarme y me pregunta, suavizando en lo posible su voz ruda, lo que deseo para el desayuno. Me entran escalofríos. ¿Será hoy?».

Es decir, ¿será hoy cuando tenga que ser ejecutado? Tanto refinamiento, tanta delicadeza le parecen francamente sospechosos. Hasta hace poco todos le hablaban a gritos, brutalmente, pero hoy se descubren la cabeza para saludarlo y hasta ejecutan ante él respetuosas reverencias. Sí, es posible que sea hoy. El condenado, entonces, se pone a temblar. Es que no era normal, no era normal en absoluto que…

Pero las cosas se complican todavía más cuando, de pronto, la reja del calabozo se abre y aparece en el marco de la puerta una figura pequeña, de largos bigotes negros, y amable hasta la falsedad. «Sí, es hoy –piensa el condenado al ver a este individuo ejecutando todas las ceremonias de la cortesía-. El mismo director de la prisión ha venido a visitarme. Me pregunta lo que me gustaría o podría serme de utilidad; incluso hasta expresó el deseo de que no tuviera quejas de él o de sus subordinados; se interesó por mi salud y por cómo había pasado la noche. ¡Al salir me llamó señor! ¡Sí, es hoy!».

Y admírese usted: los pensamientos del condenado resultaron ser ciertos; su intuición no lo engañó. Era hoy, precisamente cuando debía morir. No se equivocaba.

¿Por qué los humanos dejamos la amabilidad y la cortesía para el último momento? Al parecer, sólo los muertos –o los que están a punto de serlo- logran conmovernos. «¡Cómo admiramos a los maestros que ya no hablan y que tienen la boca llena de tierra! –exclama el personaje único de La caída

, el famoso monólogo de Albert Camus (1913-1960)-. El homenaje se les ofrece entonces con toda naturalidad, ese homenaje que, tal vez, ellos habían estado esperando que les rindiésemos durante toda su vida… Observe usted a mis vecinos, si por casualidad sobreviene un deceso en el edificio en el que usted vive. Los inquilinos dormían su vida insignificante y, de pronto, por ejemplo, muere el portero. Inmediatamente se despiertan, se agitan, se informan, se apiadan».

¡Los hombres sólo somos corteses con los muertos! He aquí lo que el Nóbel francés quiso decir. Pero no sólo lo dice él. He aquí, por ejemplo, lo que Máximo Gorki (1868-1936), el escritor ruso, escribió en su autobiografía: «¡Las misas de difuntos son las más bellas de toda la liturgia! ¡Hay en ellas ternura y piedad para los hombres! ¡Nuestros semejantes no compadecen sino a los muertos!».

Está bien, está bien, así es. Y, sin embargo –me digo-, he aquí un método para cultivar la cortesía: ver en el otro, ese que ahora está junto a mí, un condenado a muerte -¡que lo es, sólo que él no lo sabe, o lo ignora, o no quiere pensar en ello!- y tratarlo como si mañana ya no fuera a estar aquí; tratarlo, en una palabra, con las mismas atenciones que el carcelero dispensó al condenado a muerte en el relato de Víctor Hugo. ¡Ah, si nos viéramos como somos, es decir, como mortales, qué dulces seríamos en nuestras relaciones, y qué corteses!

Dice Aliosha a Lisa en Los hermanos Karamazov, la novela de Fiodor Dostoyevski (1821-1881): «Hay que tratar muy a menudo a las personas como si fueran niños, y a veces como si fueran enfermos». No está mal, no está del todo mal. ¿Con qué delicadeza no trataríamos a una persona si supiéramos que quizá hoy mismo va a morirse? ¿Y cómo estar seguros que no será hoy el día en que morirá? Por eso, más vale ser amables con él.

Otra cita más; ahora la he tomado de Sobre héroes y tumbas, la novela de Ernesto Sábato (1911-2011), el escritor argentino: «¿Sería uno tan duro con los seres humanos si se supiese la verdad que algún día se han de morir y que nada de lo que se les dijo se podrá ya rectificar?».

Todos los hombres son mortales, Juan es hombre, luego Juan es mortal. El silogismo nos sale bien; en el fondo, los hombres no somos tan ilógicos como parecemos a primera vista. Sólo que no siempre sacamos de nuestros razonamientos todas las consecuencias pertinentes al caso.

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#4 Tiempos

“México, esta niebla que arde” | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

Culto Público, si no han leído la novela “Niebla Ardiente” de la muy joven escritora, Laura Baeza, les recomiendo hacerlo como desde ayer

Tuve la oportunidad de conocer a Laura personalmente hará unos cuatro años, ¿Qué les digo? Una de esas circunstancias alineadas que convergieron en el segundo piso de la librería Gandhi del centro, la de los Arcos Ipiña.

Fue en un taller breve de escritura creativa previo a la presentación formal de su libro, el que les recomiendo. Si conocerla fue una circunstancia, convivir con ella e intercambiar casualidades fue de plano como regalo de estrella fugaz.

Fui de los selectos y afortunados que en grupo terminamos sentados con ella en “La Oruga y la Cebada” en el Callejón San Francisco, conversando sobre lo que duele y lo que salva, entre un par de cervezas y una cena sencilla.

Ella me firmó su libro con una frase que ahora, en este 25 de noviembre, regresó a mi atormentada cabeza: “A Jorge, que siempre nos una el deseo por hallar algo más en esta realidad tan rara…con todo cariño, Laura Baeza”. El momento de por sí, ya era una realidad rara.

A la distancia, empiezo a creer que su frase fue más que optimismo, y es más un deber moral, y es que su ficción (vuelta a releer en estos días) se parece demasiado a México.

No es “spoiler” (o como se diga) pero “Niebla Ardiente” detalla el regreso de su protagonista Esther a México pensando en encontrar a su hermana Irene, quien había desaparecido hace años, y a quien creía muerta, cuando de la nada, un primero de enero en un reportaje que vio en la televisión, Esther la reconoce en una marcha y se lanza en su búsqueda.

Pero la novela, la primera de Laura (y creo que premiada) realmente no comienza allí. Comienza donde casi todas las historias de violencia en este país empiezan: en los pasillos de la burocracia, en los que los papeles cuentan más que las personas.

Esther aparece en un México reconocible para cualquiera: expedientes mutilados, archivos “perdidos”, oficinas donde la verdad siempre llega después de que las secretarias coman sus gorditas grasosas y funcionarios que usan el futuro para encubrir lo que nunca harán.

Es en esa atmósfera donde la desaparición deja de ser un crimen y se convierte en un proceso. Como alguien escribió: los países se definen por cómo recuerdan; México, al parecer, se define en cómo olvida.

En medio de esa maquinaria oxidada, Esther descubre a un policía. No es un héroe: es un hombre cansado que simplemente no rompe las reglas pero las dobla para que la realidad duela un poco menos. Ese personaje era como algo que escribió una pensadora feminista de la que en este momento no recuerdo su nombre “la dignidad aparece cuando alguien no mira hacia otro lado”.

En fin, siguiendo con la novela y nuestra realidad, este policía mira. Acompaña. Abre una grieta. Y sin embargo, ni siquiera es lo suficientemente poderoso para luchar contra un país donde las fosas clandestinas actúan como el archivo nacional.

La comparativa y reflexión con la novela va porque hoy es 25 de noviembre y México sigue siendo esa tierra donde la violencia parece que no importa, sino que se repite. Casi 2 feminicidios cada día. 3,284 mujeres asesinadas en 2024. 89% de impunidad. Una agresión física cada siete minutos. Más de 10 millones de mujeres violentadas digitalmente. En San Luis Potosí, 24,000 víctimas por cada 100,000 mujeres.

Uno quisiera creer que estos números son de un país lejano, pero no. Están aquí, sobre las mismas banquetas que caminamos todos los días. Ese es el verdadero crimen de México: haber entrenado a la gente para no sorprenderse.

Sí, no se debe negar que mucho se ha hecho pero poco alivia (hoy casi todos los gobiernos e instituciones hablan de esto, pero mañana la rutina sigue).

Sí, con la llegada de Claudia Sheinbaum como la primera presidenta de México, llegaron todas…excepto las que no alcanzaron a llegar porque les truncaron la vida.

El nuestro, es un país donde buscar es amor—y protesta.

Igual que como ocurre en la novela de Laura, que no describe un país imaginado sino nuestro México. Uno donde las hermanas encuentran hermanas, donde las madres encuentran hijas, donde las mujeres salvan mujeres. Un país donde todavía hay justicia, pero casi siempre fuera de los edificios públicos.

Y así como Esther enfrenta la niebla, miles enfrentan la opacidad del Estado día tras día: ventanas cerradas, sistemas incompatibles, versiones contradictorias, funcionarios que deletrean la palabra “protocolo” como si lanzaran un hechizo contra la verdad.

México es hogar de una burocracia tan grande que hasta la violencia tiene formularios que completar.

Tras varios años de no recordar la anécdota con la escritora, hoy vuelvo a esa dedicatoria: “encontrar algo más en esta extraña realidad…”

Ese “algo más” no es una esperanza ingenua. Es algo que se parece más a la obligación de nunca acostumbrarse, “la memoria es la única defensa contra la repetición del horror”.

Por esa razón, espero, que por cada mujer desaparecida o mujer luchando por no desaparecer, o lidiando contra cualquier tipo de violencia, recordemos que la niebla espesa arde. Y que si arde, es porque la herida está abierta.

Hasta la próxima. Jorge Saldaña.

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