abril 28, 2025

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#4 Tiempos

Rachmaninov, preludio en la desesperación | Columna de Carlos López Medrano

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MEJOR DORMIR

 

El hambre es canija, reza un viejo refrán mexicano. Pero el hambre también es profundamente inspiradora. Un motor que extrae fuerza de la escualidez. Tomemos el ejemplo de Serguéi Rachmaninov. La manera en que tocaba el piano estaba impregnada por la necesidad, aunque su maestría no delatara debilidad alguna. En una carta escrita a finales del siglo XIX, cuando aún era un joven veinteañero, el compositor ruso confesó a su amigo y colega Mikhail Slonov que para calmar las tripas tendría que chuparse los pulgares. No era broma. Estaba en la precariedad absoluta, la pobreza lo llevaba al límite y cada centavo faltante era motivo de angustia. La situación le removía.

Cuando te encuentras acorralado o has tocado fondo, no queda más que remontar. Con la incomodidad brotan habilidades y combustible que no creías poseer. Esa condición estaba presente en Rachmaninov: los dedos que rozaban las teclas del piano no pertenecían a un joven acomodado al que sus padres le pagaban clases particulares para apaciguarlo por las tardes. No. En cada una de sus inclinaciones había un sentido de urgencia, la piel que buscaba respuestas en la resina o en el marfil; escapar de la miseria y hallar la prosperidad bajo una combinación precisa de notas. El comienzo del Concierto para piano n.º 2 es el sonido de alguien jugándose la vida y que luego, al descender, contempla la belleza de lo conseguido y el dolor que ha quedado.

La musicalidad de las personas rotas. El sonido que emana de sus fisuras, el arpa de las cicatrices, la melodía de una lágrima. Para el pianista, la dermis nutriéndose de la superficie del instrumento. Pese a las adversidades que cargó en su carrera, fue esa necesidad la que impulsó a Rachmaninov. El abandono no era opción para él: la lucha diaria es la obligación de quien carga un apremio. Tirar la toalla es un lujo propio de quienes tienen un sitio en donde dormir.

No es casualidad que la mayoría de los grandes boxeadores provengan de orígenes humildes. Tampoco lo es el caso de las estrellas de la música popular que surgen de contextos asfixiantes. Pongamos Liverpool o Manchester, lugares en los que o eres obrero, ladrón o marinero, o te las apañas como cantante si es que no quieres pasar el resto de tus días sumido en el paripé. Todos combatimos de cierto modo en nuestras respectivas trayectorias. Los atormentados lo hacen con enjundia añadida.

El arte es una batalla ante las afrentas de la vigilia. Considerar cada espacio distante del ideal como un ataúd que debemos patear con fuerza. La supervivencia es un coctel que requiere agitación. Las preocupaciones carcomen, así que el antídoto es la acción. La soledad es otro impulso: sin compañía no hay distracciones… distracciones que anhelamos y que perseguimos a través de nuestras obra. Carnadas al vuelo frente a la indiferencia de los demás, una forma de rebelión contra las circunstancias.

Esta clase sutil es detectada por quienes tienen sus propios padecimientos continuos. Como Hemingway, quien comprendió mejor los paisajes de Paul Cézanne cuando se quedó sin dinero para comer. «El hambre era una buena disciplina», dijo alguna vez. Por qué los años te han tratado tan mal, te preguntas, calculando cuánto ofrecerán allá afuera por tus botones de hojalata.  Aquel que está cubierto de fango no puede permitirse el descanso en un sillón. La derrota lo carcome, la angustia serpentea por su garganta. Los parpadeos no cambian lo que hay, debe mover ficha si no quiere que la tarde siguiente plantee el mismo escenario.

Cioran (que le tenía cierta tirria a Rachmaninov) decía que la inseguridad conduce al dinamismo. Para disimular las faltas que nos atribuimos, hay que redoblar el esfuerzo, hacer alguna pirueta por aquí o por allá que al final conduzcan a una genialidad inesperada. Igualmente pasa con la incertidumbre. Qué más quisiera uno permanecer dormido o estar de vacaciones perpetuas en las Bahamas.

Cuando falta el dinero y la fortuna, cuando las mujeres han retirado su bendición, corresponde calzarse las botas y apretar las tuercas. Es hora de ponerse en marcha. Así surge la épica. El contragolpe que nos redime. La forma en que tenemos de decirle al universo y sus contratiempos: canalla, por más que lo intentes, aquí sigo yo. Toda el alma resumida en un movimiento.

 

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#4 Tiempos

Vida silenciosa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

 

El anciano hizo finta de proseguir, pero calló una vez más. Parecía más aburrido que fatigado, aunque no podría asegurarlo: tal vez estuviese más fatigado que aburrido. Luego, tras una pausa larga, continuó así:

Es paradójico que para hablar del silencio haya que maltratar el silencio, ¿no le parece? ¡El silencio no admite explicaciones y menos aún definiciones! Y, sin embargo…

Sin embargo, pese a lo que acababa de decir, tras otra pausa ahora más breve, el anciano siguió maltratando el silencio que tanto decía amar:

-Es preciso acostumbrarse al silencio. El silencio es bueno; es reparador. El ruido, en cambio, mata. Al sonido de los cláxones, los pajarillos caen de las ramas exhaustos, muertos de cansancio.

-¿De cansancio? –pregunté.

-De cansancio, sí. Porque nacieron para volar y cantar, y desean hacer siempre que pueden una cosa y la otra, pero al tratar de hacerse oír por los transeúntes, inmersos en el rumor del ambiente, mueren de fatiga.

-No lo sabía –dije.

-Y, además, estaremos en silencio mucho tiempo, de manera que sería bueno ya desde ahora aprender a estarnos con la boca cerrada. ¡Los cementerios son silenciosos!

Una risita extraña iluminó su semblante.

-¡Así es, amigo mío! Los muertos no hablan porque tienen la boca llena de tierra. Morir significa partir sin maletas, sin nada, al país del silencio.

Como no sabía yo qué decir, dije:

-En una novela de Flannery O’Connor, la escritora norteamericana, aparece un anciano, Mason Tarwater –vea, recuerdo su nombre de memoria-, que dice un día a su sobrino nieto, a quien tiene secuestrado para hacer de él, en el futuro, un profeta: “El mundo ha sido creado para los muertos. Piensa en cuántos muerto hay. ¡Hay un millón de veces más de muertos que de vivos! Y los muertos permanecen muertos millones de años más de cuanto permanecen vivos los vivos”.

-Je, je –hizo el anciano. No reía en a, sino en e: no con franqueza, sino con algo de malicia-. ¡Es verdad! ¡Es verdad! Pero considere que, de alguna manera, esto lo había dicho ya, mucho antes que Mason Tarwater, la más grande mujer que ha dado la antigüedad: me refiero a Antígona, por supuesto. La valiente, la aguerrida. ¿Recuerda el argumento de la tragedia que nos cuenta su historia?

-¡Sí! Creonte, el tirano, su tío, ha prohibido dar sepultura a unos rebeldes, y entre esos rebeldes está Polinices, el hermano de Antígona, y entonces…

-Entonces ella trató de convencer a su hermana Ismene que debían hacerlo, pese a todas las prohibiciones del tirano, pues antes que las leyes de los hombres estaban las de los dioses. ¡Enterrar a los muertos era un deber sagrado, y tanto más cuanto que, entre esos muertos, estaba nada menos que uno de su sangre! Para convencerla, pues, de que tenía que ser audaz, le habló en los siguientes términos: “Es mejor estar de parte de los muertos que de los vivos, ya que de éstos seremos compañeros durante un tiempo muy breve, mientras que de los muertos lo seremos durante siglos y siglos…”. ¿Y no es éste un razonamiento irrefutable? Por eso, es preciso amar la vida silenciosa: para acostumbrarnos a ella. Parafraseando a Antígona se podría decir también: “Con los vivos hablaremos durante un tiempo muy breve, en tanto que estaremos en silencio con los muertos durante siglos y siglos

”. Se trata, para decirlo ya, de irse entrenando. No sé si me entiende usted.

-Sí, pero… -dije.

-Piense en los monjes. ¡Cómo guardan el silencio! ¿Y sabe por qué? Porque ellos ya están muertos: muertos, al menos, para el mundo. Y ya que hablamos de literatura, hay una novela traducida al castellano en la que uno de mi edad habla a una niña, que lo escucha arrobada, y lo que le dice es esto:

“-¿Que si es muy malo ser sordo? Nada de eso. No sabes tú lo que me alegro de no tener que oír tanto jaleo. ¡La tranquilidad y la paz son cosas tan buenas…! Además, yo sólo oigo cuando quiero; cuando no quiero oír, me basta con cerrar los ojos… ¡Ah, tú no sabes todavía lo que es el silencio! ¿Quieres que te lo explique?

“-¡Explícamelo! –le rogó la niña.

“-El silencio es eterno. Lo fue siempre y siempre lo será. Es invariable e infinito. Tú vienes de él y a él vuelves de nuevo. Él ama únicamente a los que no lo temen, y llegará un momento en que seremos presa suya todos y todos los que estás viendo alrededor de ti… Los hombres luchan contra el silencio, pero llega un momento en que él los hunde en su interior, les ahoga la palabra en la boca y los mata… Llegará el momento en que todos habremos muerto”.

-¡Interesante! –exclamé-. ¿Y qué novela es?

-¿Qué te importa? Por otra parte, no recuerdo el título. Apunté la cita en una libreta, pero me olvidé de anotar la referencia. ¡Qué más da! Por eso, amigo, intente ejercitarse en el silencio desde ahora. Intente descubrir su dulzura. ¡Es más hermoso callar que hablar! Y los gestos de cariño que marcan más hondamente el alma son casi siempre silenciosos. Amar el silencio es, en cierto modo, amarnos a nosotros mismos. Porque, de aquí un tiempo, usted se habrá convertido en un gran silencio, y yo también. Quizá los azares de la vida nos hagan estar juntos en el cementerio, pero, esto sí que puedo asegurárselo, por más cerca que estemos, no nos hablaremos. ¡Ni una palabra saldrá entonces de nuestros labios! Estar muerto es haber sido devorados por el silencio…

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#4 Tiempos

El socio 88,235 | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

“2 de diciembre de 1979, avenida La Plata al 1700. Lugar y fecha del último partido de San Lorenzo en el barrio de Boedo, ese barrio que lo vio nacer y donde tantas batallas luchó. Ese día quedó marcado con lágrimas de tristeza en la afición del ciclón, un último partido en el Viejo Gasómetro con un empate a cero ante Boca Juniors, los últimos minutos del inicio de un peregrinar tan largo que dolería hasta el alma. En 1979, el gobierno militar solicitó a San Lorenzo vender su antiguo estadio, el plan de la dictadura era que Huracán, San Lorenzo y Vélez compartieran escenario; los de Boedo tuvieron que vender sus terrenos a la ciudad de Buenos Aires por las presiones económicas y deportivas que incluso los llevarían al descenso poco tiempo después; ahí comenzó el suplicio de los Cuervos”. Así, con estas palabras, escritas en el corazón de Buenos Aires, comenzaba mi columna del 2 de julio de 2019.

Hoy, algunos años después, vuelvo a hablar de San Lorenzo de Almagro.

En 1946, San Lorenzo de Almagro levantó el título nacional, un campeonato que costó mucho para los cuervos. Sin embargo, la historia es caprichosa y teje caminos increíbles en muchas vidas. En aquel San Lorenzo de 46 puntos, 3 más que Boca para levantar el título, ese llamado Trío de Oro, donde jugaban Farro, Pontoni y Martino, ese San Lorenzo de los 90 goles en 30 partidos, ese que hizo historia de la mano de Diego García, ese San Lorenzo que pasó a la memoria, no solo por sus jugadores, sino también un hincha que los acompañó en cada partido de local e incluso uno de visitante.

Ahí, justo en las gradas de la popular, del extinto estadio de Boedo, se encontraba un pequeño que se convertiría unos años más adelante en el socio 88,235.

La historia de los cuervos comienza en 1908, cuando el padre salesiano Lorenzo Bartolomé Massa decide abrir el Oratorio San Antonio en el corazón de Almagro, para que los jóvenes de las cercanías se alejaran de los malos pasos y cambiaran con el deporte, siendo el más popular, el fútbol.

Así, y después de varios intentos con nombres fallidos, deciden fundar el Club Atlético San Lorenzo de Almagro, en honor al padre salesiano. La historia del club comienza en la llamada era profesional en 1931, cuando disputa la primera temporada de primera división junto a otros equipos emblemáticos de la ciudad. El resto es una vida llena de logros: 15 campeonatos de primera, 1 de Segunda, 1 de Tercera, 1 supercopa argentina, 1 copa Sudamericana y el más notable, 1 copa Libertadores.

Con esa historia y palmarés, en 1946, año en el que por cierto consiguen el campeonato número 6 en primera, su notable hincha los acompañaba desde la grada.

Cada club tiene hinchas memorables, cada equipo es acompañado por personajes emblemáticos, pero cuando el hincha supera la grandeza del club, es normal que este se olvide de su equipo. Pensemos en Hamilton y su confeso amor por Arsenal, los Gallagher y el Man City, Verstappen y el PSV, Charly García y el River Plate, Cerati y el Racing; a veces el hincha es más grande que el club.

Pero este hincha fue diferente; por más grande, famoso, importante o brillante que fuera, nunca olvidaba al equipo de sus amores. Por más jerseys regalados que pasaban por sus manos (por cierto, incluyan también una camiseta del Atlético de San Luis), nunca desviaba su pasión por San Lorenzo. Un hincha humilde, generoso, que buscaba predicar el amor al fútbol como lección de vida, la lealtad como bendición y la alegría como regla irrompible.

El hincha más importante de los Cuervos, ese que gritó y abrazó a los suyos en el campeonato de la Libertadores en 2014, ese que gritaba a los cuatro vientos la alineación del 46, y la gran satisfacción de alentar a un club que con esfuerzos luchaba por hacer historia en una tierra de históricos en el fútbol, uno más que alentaba para el ciclón.

El lunes 21 de abril de 2025, a las 07:35, el socio 88,235 dejó el plano terrenal. Jorge, ese que cuando niño los acompañó por la temporada del 46, ese que los recibió y celebró a su lado el campeonato del 2014, Jorge se fue a descansar.

No cualquier club es fundado por padres salesianos, no cualquier club nace en un oratorio para jóvenes vulnerables; la grandeza se gana. Y solo hay un club, en todo el continente, solo un equipo en la tierra del buen fútbol, que puede decir con todo el orgullo del mundo: “Somos el equipo de Francisco, somos el San Lorenzo del Papa”.

Descanse en paz, Jorge Mario Bergoglio, el socio 88.235 del club de sus amores, siempre Cuervo Francisco.

P.D. El Papa Francisco falleció a los 88 años, siendo las 7:35 de la mañana en Roma, las 2:35 de la madrugada en Buenos Aires… Adiós por siempre al socio 88,235 del Club Atlético San Lorenzo de Almagro.

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2025, Año Internacional de la Ciencia y las Tecnología Cuánticas | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

Parte de la investigación científica y tecnológica que realizan los científicos en San Luis Potosí está relacionada con la mecánica cuántica, a tal grado que representa un referente a nivel nacional. Este año del 2025 la UNESCO lo ha declarado el Año Internacional de la Ciencia y las Tecnologías Cuánticas, con el objetivo de “aumentar la conciencia pública sobre la importancia de la ciencia cuántica y sus aplicaciones”.

Hace cien años, en 1925 se establecieron los fundamentos de la mecánica cuántica los cuales comenzaron ha desarrollarse desde los albores del siglo XX, pero para ese año se establecieron las teorías que dieron cimiento a la disciplina y que cambiaron nuestra visión del mundo. En la actualidad la sociedad vive inmersa en los desarrollos que la tecnología cuántica ha aportado a lo largo de estos cien años.

La teoría cuántica explica la naturaleza a escala microscópica y a muy bajas temperaturas, es decir, el comportamiento de los electrones, los fotones, en general las partículas fundamentales, de esta manera la física cuántica se encarga del estudio de la materia a escalas espaciales muy pequeñas.

Las tecnologías cuánticas nos han permitido tener computadoras más potentes, comunicaciones más seguras, materiales con mejores propiedades. Las computadoras cuánticas representan una nueva tecnología y la construcción de nuevas computadoras es equivalente a lo que fue en su momento la carrera espacial.

Las aplicaciones de la mecánica cuántica explican muchos fenómenos biológicos y físicos de la energía e impactan en la medicina, el clima, la energía, la seguridad alimentaria, el agua limpia, y la tecnología incluye la química cuántica, magnetos superconductores, láseres, microprocesadores, fibras ópticas, LED, nuevos materiales, superordenadores, resonancia magnética o microscopios de electrones, entre otros.

Con la metrología cuántica, con su medición ultraprecisa del tiempo, podemos tener mejores sistemas de posicionamiento global y una internet de mayor calidad. En la industria médica, con las simulaciones cuánticas se podrán desarrollar medicamentos personalizados más rápidamente o entender mejor algunos sistemas complejos como el genoma humano o el clima. La fotónica promete avances en el diagnóstico y la imagen médica. Además, la química cuántica está apoyando el desarrollo de nuevas vacunas y medicamentos. En la industria logística y del transporte, estas tecnologías permitirán el diseño de rutas más eficientes o de redes de energía optimizadas, que podrán resolverse mejor gracias a los algoritmos cuánticos, mejorando la gestión de innumerables recursos. A largo plazo, estas tecnologías redefinirán industrias enteras, mejorarán la calidad de vida y ofrecerán soluciones a problemas globales, como la sostenibilidad energética o la comprensión del cambio climático. También generarán nuevos empleos que requerirán formación avanzada a las nuevas generaciones de tecnólogos.

Los Años internacionales declarados por la Asamblea General de las Naciones Unidas destacan problemas globales para educar, movilizar voluntad política y fortalecer la cooperación internacional, promoviendo la acción y conciencia mundial sobre temas específicos cada año.

La propuesta para que este 2025 sea el Año Internacional de la Ciencia y la Tecnología Cuántica, ante el creciente impacto que ambas han tenido en nuestra vida diaria, y cuyas posibles aplicaciones pueden conducir a soluciones para los graves problemas de hoy en día, fue impulsado por México en un esfuerzo liderado por la Dra. Ana María Cetto investigadora destacada de la UNAM, que cristalizaría el 7 de junio de 2024, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas declarara el 2025 como Año Internacional de la Ciencia y Tecnología Cuánticas.

En ese marco se realizan múltiples actividades para el gran público a nivel mundial y en San Luis Potosí se han empezado a realizar parte de estas actividades en el seno del Instituto de Física de la UASLP, lugar donde se cultivan estas áreas. Instituciones como Instituto Potosino de Ciencia y Tecnología, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí a través del Instituto de Física, el Instituto de Investigación en Comunicación Óptica, la Coordinación para la Innovación y Aplicación de la Ciencia y la Tecnología, la Facultad de Ciencias Químicas, el Instituto de Metalurgia, la Facultad de Medicina, el Centro de Investigación en Ciencias de la Salud y Biomedicina y la Facultad de Ciencias, contribuyen al desarrollo de la ciencia y la tecnología cuántica con sus investigaciones en las áreas de su competencia.

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Opinión

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