#4 Tiempos
¿Podemos dejar de darle tanta importancia a los Óscares? ¿Plis? | Columna de Guille Carregha
Criticaciones
En la universidad a la que (desgraciadamente) asistí, había una especie de tradición al final de los cuatro (horrorosos) años de (falta de educación de calidad, pertinente o estructurada a la que lamentablemente le llaman) la licenciatura. Se trataba de un evento que lleva décadas siendo un clásico cierre de preparatorias y secundarias a lo largo de la República Mexicana: una entrega de premios cotorros organizada por y para el alumnado, donde se celebran cosas tan importantes para un CV profesional como “La más amiguera”, “El que recursó más materias” o “La que vendió más drogas ilegales a precios accesibles a las 7 AM de un martes en el salón de ‘El Cachetes’”. Todo es en plan jijijí jajajá, en onda “seremos amiguis por siempre y este será uno de los momentos cumbres de nuestra nostalgia cuando hablemos de nuestro tiempo como estudiantes”. Una cosilla sencillona con la que rellenar el vacío que nos deja el saber que estamos a nada de entra al mundo adulto y la universidad no hizo absolutamente nada para prepararnos para lo que se viene. De vez en vez, la raza se emociona y organizan un evento de gala en el auditorio de la escuela, con estatuillas mandadas a hacer en algún local de trofeos perdido en e interior de una plaza comercial abandonada desde la década de los 70 en el centro de la ciudad. A veces, a falta de presupuesto real, se intercambian monitos de alambre que claramente hizo una mamá desvelada una semana antes, o ya de plano, pequeñas plaquitas de cartón dibujadas a mano con los plumones de la niña de los plumones. Aún así, por más pompa y circunstancia que se le imbuya a esta ocurrencia de la chaviza, no deja de ser completa y totalmente irrelevante para cualquiera que no sea parte de este cerrado grupo de individuos. Quienes están ahí se la pasan bomba. Para los vecinos de los involucrados es un martes más.
En mi escuela, estos premios se llamaban “Micrófonos”. El evento estuvo, efectivamente, muy cotorro. Nos prestaron la cancha de fútbol a mitad de la escuela (también conocida en aquella época como “el salón de usos múltiples”), y hubo mesitas llenas de fruta y refresco para que tuviéramos algo que hacer con las manos en lo que los maestros hacían funcionar la bocina de mediados de los 80 que debió haberse retirado pasando el Y2K. Si mal no recuerdo, hasta contrataron mariachis para que la reunión de 50 individuos vestidos con ropa de diario leyendo nombres a través de un micrófono que a duras penas se escuchaba se viera más jovial antes los espectadores. Nos la pasamos bien, nos reímos, nos terminamos el refresco, dejamos la mitad de las sandías y toronjas en sus platos, y se creó un instante de vinculación fraternal y, de acuerdo a mucha raza, fue un buen recuerdo de la juventud.
Por ahí de 2018, después de una celebración exactamente igual a la aquí descrita, uno de los integrantes de la generación que se graduaba ese año, tras ganarse un “Micrófono” relacionado a su interés por el periodismo durante sus ocho semestres de estudio, decidió venderle la primicia de su galardón a un medio de noticias local. Medio local del cual él era parte, pero igual. Se los vendió, y se la compraron. Así, la situación cotorra de que tus amiguis de la universidad te digan “wey, te esforzaste un chingo en las materias de periodismo, yo creo que te va a ir bien en tu carrera si sigues así” se convirtió en un “Otorgan a S. Vega reconocimiento al mejor periodista de la FCC de la UASLP”, acompañado de una imagen en donde el señor Sergio V. se encuentra hablando con Carmen Aristegui. Para darle legitimidad, que le dicen.
Es como si alguno de los miles de papás que a diario recibieran una taza con la leyenda “El mejor papá del mundo” la llevaran a su trabajo como prueba fehaciente de que merecen, no solo un aumento, sino ser parte de la junta directiva de la empresa. Y la empresa les dijera “Claro, ¿cómo no? La taza en sí le da legalidad y precedente a tus habilidades como padre y persona, y aunque no hay manera de comprobar que no compraste tú mismo esa taza, como tampoco se puede comprobar que la mesada que utilizó tu hija para regalarte la taza no haya salido de tu nómina, por cuestiones éticas de apariencia y de buena fe, asumiremos que obtuviste esa presea de manera legítima y te otorgamos el puesto más alto al que se pueda aspirar en esta empresa.” Procede, entonces, el imaginario papá de esta historia a intentar dar un discurso de agradecimiento antes de que una orquesta sinfónica le corte sus palabras a la mitad.
En otras noticias nada relacionadas con lo anteriormente escrito aquí, se acaban de anunciar las nominaciones a los Óscares. Como cada año, el discurso en Twitter se centra en “a quién le robaron la nominación” o en el clásico “esta nominación valida mi opinión de que esta es una muy buena película y definitivamente no soy un cinéfilo mamador con accesos al internet”. Lo de siempre. La gente se pelea, se desamiga, se lanza memes agresivos, se quote retweetea con insultos velados. Bueh, un día normal en Twitter, solo que con temática específica.
Afortunadamente para todos aquellos que le lloran a la Academia por no haber nominado a Greta Gerwig como mejor directora y solo darle *lee sus notas* 8 míseras nominaciones a su película comercial financiada por una compañía multinacional cuyo negocio principal es el de venderle juguetes de (a lo mucho) mediana calidad (¡ahora con 19% menos plomo y asbestos!) a niños de 12 años o menos, los premios Óscar sí son galardones ética y objetivamente otorgados a productos cinematográficos de calidad que serán venerados por generaciones como lo mejor que el séptimo arte le puede ofrecer a la humanidad. No es una versión más cara y pública de los Micrófonos, no señor. Definitivamente tampoco son una estrategia de marketing cuyo único objetivo es el de ponerle un sticker a la carátula del DVD o un hashtag más a la categoría de streaming en donde se encuentra la película para convencer a la gente de que gaste su tiempo/dinero en ver bodrios de tres horas que hablan de la importancia de luchar por ser parte y mantener el débil status quo genérico de Estados Unidos. ¿Qué clase de industria multibillonaria sería así de superficial?
Digo, no es como si la manera más sencilla de conseguir un premio de la academia sea literalmente gastar millones de dólares en una campaña de marketing dirigida única y específicamente a los miles de señores viejitos que conforman a la academia, geográficamente ligada a sus lugares de residencia o establecimientos a los que asisten con regularidad, en donde las productoras gastan cantidades inimaginables de dinero en regalos que *legalmente no se pueden considerar como sobornos* para recordarles lo maravillosa que es tal o cual película a través de Rolexes y jamones serranos que, mire usted qué casualidad, tienen la palabra “Oppenheimer” impresa en ellos, ¿no es curioso? Tampoco es como si los votantes de la Academia, al no estar contractualmente obligados a ver las películas nominadas, solo vieran dos o tres que medio les llaman la atención, o que sólo se dejan llevar por el “vi que hablaban mucho de esto en Facebook, debe ser buena” o un “Esa la hizo mi amigo/primo/suegra, y esa persona me cae muy bien”, o el ya conocido “Esa es de Disney. A mi me gustaba Disney de chiquito, y era bueno – seguro Disney sigue siendo bueno, porque le sigue gustando a mis nietos.” Por supuesto que no. Jamás pasaría algo así. Claramente los premios de la Academia se tratan de cientos de críticos y analistas del cine serios, quienes viven para ver cine, discutiendo los verdaderos méritos artísticos de tal o cual producción, sopesando qué tan relevante son los mensajes y temáticas que aparecen dentro de las mismas. ¿Cómo se van a dejar llevar por motivos personales o por seguir las tendencias de redes para pretender ser cool y deconstruidos para seguir recibiendo presupuesto y publicidad?
O si no, ¿cómo más se puede explicar que Crash ganó Mejor Película en 2006?
¿O que Sergio Vega haya sido el mejor periodista de la FCC de la UASLP en 2018?
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#4 Tiempos
¿Será niño o niña? | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
Qué nervios. Todavía no se sabe, pero pronto se sabrá. Estamos en etapa de gestación, una a partir de hoy, durará 18 meses y dos días.
Por más que se adelanten los calendarios para el comienzo del proceso electoral, es seguro que para el primero de marzo de 2027 sabremos los nombres de los candidatos a ser bautizados como nuevo gobernador…o gobernadora, electo o electa, el primer domingo de junio de ese año. Pregunta que ya patalea de prematura pero no hay forma de adelantar el parto.
Lo que sí se puede, como en toda etapa de gestación humana, es saber con anticipación el género de la criatura por nacer.
¿Cómo saberlo? La prueba de laboratorio se llama: la reforma a la Ley Electoral del Estado de San Luis Potosí y el ultrasonido serán los términos en los que se planteen los cambios en relación a la equidad de genero. Atentos.
Con ambas pruebas se está experimentando, realizando cálculos y escenarios. El prototipo, me informan, ya está casi listo y será cuestión de encontrar el tiempo perfecto para que la iniciativa camine de la calle de Madero a la de Hidalgo.
En el inicio del próximo periodo ordinario de sesiones o dar el anuncio en el cuarto informe de gobierno podrían ser buenas fechas.
Como anticipo a los términos en que viene la iniciativa hay poco. El Secretario General de Gobierno, Guadalupe Torres Sánchez, solo ha adelantado tres cosas de forma muy superficial: que podría haber modificaciones en la fórmula para la distribución de los espacios plurinominales (en otras palabras, pero así lo dejó ver), segunda: que se podría plantear el adelanto del proceso electoral para que inicie en noviembre y…(ahora si viene lo chido, diría Luisito Comunica) modificaciones a la ley en términos de paridad de genero.
Nuestra Ley Electoral, desde el 2014 y luego con sus modificaciones de 2022, (la del año pasado solo fue para armonizarla en materia de la elección del Poder Judicial) ya contempla la equidad y paridad de genero, teniendo incluso una Comisión de Género e Inclusión que, entre otras cosas, busca consolidar la paridad y participación equitativa de mujeres y hombres en los procesos electorales.
Para ser muy claros y simples, así como en toda la nación, los partidos políticos en San Luis están obligados a postular en equidad de género a sus candidatos a gobernador, diputados federales, alcaldes, diputados locales, presidentes municipales y listas de pluris y regidores. No hay de otra.
Con independencia de que se haga realidad la reforma que tiene en construcción la presidenta Sheinbaum (de la que ya hablamos en una entrega anterior) de las 17 gubernaturas en juego para el 27, cada partido o coalición tendrá que postular a 9 mujeres y 8 hombres, ellos sabrán en qué estado van los unos y en que estados van las otras.
Lo mismo en SLP: los partidos o coaliciones están obligados a cuidar, además de garantizar la participación de grupos prioritarios y de representantes de pueblos originarios, que sus candidatos a cada cargo, distrito, municipio y listas respectivas, estén equilibrados en términos de género.
Hasta aquí vamos bien porque ya sabemos las reglas, pero ¿qué pasa si cambian?
Hay dos posibilidades que se pueden adelantar en este sentido respecto a la iniciativa de reforma que prepara el gobernador Ricardo Gallardo Cardona.
La primera es que en la redacción de la Ley, además de las consideraciones que ya se explicaron arriba, se adicione que los partidos o coaliciones que en la anterior elección hayan postulado candidato de un género, tengan que en el siguiente proceso, postular al género contrario. Es decir, que si en la pasada elección -por ejemplo- a gobernador postularon a un hombre, en 2027 tengan necesariamente que postular a una mujer.
En ese escenario, el PRI y el PAN (PRD pues ya no cuenta porque que ya no existe) aunque vayan separados en la próxima contienda, tendrían que postular a una candidata mujer, pues en la anterior elección compitieron con Octavio Pedroza.
Eso descartaría a Enrique Galindo como candidato del PAN a la gubernatura (del PRI como quiera lo expulsaron).
El partido Morena, que abanderó a la doctora Mónica Rangel en 2021, tendría que escoger un candidato de género masculino. (¿Xavier Nava o el Batman de Tanquián para ir en sacrificio?).
Lo mismo MC, que compitió con Marvelly Constanzo en la anterior. Los naranjas, que ya adelantaron que prefieren ir solos, pues tendrán que competir con un candidato de género masculino. Solo dos nombres me vienen a la cabeza: Marco Gama y la posibilidad de un outsider (que podría ser el perdedor de la interna de Morena dado el caso).
El Verde, ganador de la gubernatura, participó con Ricardo Gallardo, por lo tanto, la propia Ley lo obligaría a registrar una candidata mujer.
Asunto que, por si todavía hay algún despistado, ya tienen resuelto (guiño, guiño).
Pero vamos más allá: La redacción de la nueva Ley Electoral podría venir en otros términos, en los que sin importar el género de sus candidatos en la elección del 21, se tome en cuenta solamente el género de quien actualmente se desempeñe en los cargos y en consecuencia, postular por obligación legal al otro genero en la siguiente elección.
En otras palabras, si hoy tenemos gobernador, el siguiente sexenio, por Ley y equidad, tendría que ser gobernadora.
En este contexto, todos los partidos tendrían que postular un perfil femenino a la elección del poder ejecutivo y de ahí para abajo, escoger candidatos de genero opuesto a los que hoy ostentan cargos de alcaldes, diputados federales, locales, regidores, síndicos, etc.
Hasta después de saber el género de la criatura, es que se puede pensar en qué nombre ponerle.
En este panorama, ¿qué perfiles femeninos tiene a la mano el PAN, PRI, Morena, MC y el Verde tanto para la gubernatura como para la alcaldía?
El cambio de reglas es un movimiento arriesgado. Conveniente de lejos, temerario de cerca.
Esperemos a ver cómo viene la reforma para saber si sale humo rosa o azul.
Hasta la próxima.
Yo soy Jorge Saldaña.
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#4 Tiempos
Escenario sin escena | Columna de Bernardo Vera “Berni”
De veras
En 2024, el cantautor potosino Beto Fierro compuso el tema oficial de la Feria Nacional Potosina (Fenapo) como parte de un concurso organizado para representar lo más emblemático de la fiesta potosina mediante el impulso a músicos de nuestro estado.
¿Se acuerda de la canción? Algunos la recordarán; tristemente, la mayoría no.
Es más, ¿usted sabe quién es Beto Fierro? ¿Podría mencionar algún aporte de su trayectoria musical, además del dato mencionado anteriormente?
Es más… si yo le pregunto cuántas canciones creadas por artistas 100% potosinos se han interpretado durante la edición 2025 en el Foro Teatro del Pueblo de la Fenapo, ¿lo sabría responder? Tal vez.
Eeeeees más… hay quienes dirían que está obligado a saberlo, ya que hubo una presentación de tres grupos norteños —sí, los tres de San Luis Potosí— que reunió a 200 mil personas… 200 MIL PERSONAS.
¿Sabe los nombres de esos tres grupos? ¿Lo sabe?
Detrás de todas esas interrogantes existe una realidad que, no por menos visible, deja de ser incómoda para el que esto firma: el talento de los artistas locales se eclipsa ante la cartelera de artistas internacionales y las cifras históricas de asistentes a conciertos como los de Marilyn Manson o Don Omar.
Hace unos días, el saxofonista potosino Moska Hernandez publicó en su Facebook las condiciones que supuestamente habría atestiguado al presentarse como músico invitado en el Teatro del Pueblo. La publicación fue aplaudida por unos e increpada por otros; pero no pasó desapercibida.
El trasfondo seguía siendo el mismo: las condiciones que vive cualquier artista emergente al llegar a un escenario de ese tamaño. Y si no está familiarizado, le cuento que son parecidas –o las mismas– a las que viven los artistas emergentes en cualquier bar o evento organizado en su ciudad de origen.
“Va a ser con sus propios equipos”; “híjole, no hay camerino, es para el estelar”; “identifícate para que estés en el escenario, ten una pulsera”; “deja veo si me autorizan darles unas aguas”...
Y el clásico…
“Te pagamos con proyección”.
¡¿Proyección?!
Añada el siguiente factor: a figuras internacionales como Don Omar, Tiësto o Marilyn Manson les ofrecen recursos, logística, seguridad y promoción masiva. Hasta una foto con el mismísimo gobernador, quien hizo todo lo posible para traer espectáculos de talla nacional e internacional. Primerísimo nivel…
¿Y a los artistas locales? Poco falta para que les digan que les van a pagar con un cubetazo de chelas tibias.
Condiciones que son una constante, pero no solo de la Fenapo, sino de la propia escena artística: hombres y mujeres que en busca de labrarse una trayectoria, caen de bruces ante la realidad del respectivo empresario u organizador que ofrece lo mínimo porque en su lógica, ellos te prestan el escenario. Es decir, ellos son los que te hacen el favor, deberías estar agradecido. Y rapidito con el sound check, que nomas eres el telonero, no te las vayas a dar de rockstar.
La invisibilización del artista local se agudiza cuando su público inmediato —para este efecto, el público potosino— no reconoce el aporte de sus exponentes. Porque qué orgullo de Los Acosta, Eulalio Cervantes “el Sax”, Gera MX y Ana Barbara…
¡Claro! Porque es más fácil admirarlos como estrellas cuando ya alcanzaron el cenit, aunque pocos hayan presenciado su ascenso al estrellato.
El talento potosino no necesita caridad ni palmaditas en la espalda. Necesita algo más que concursos efímeros. Condiciones dignas, trato justo y verdadera voluntad. ¿Institucional? Si, pero también de su gente; ese que al final de todo el proceso creativo irá a a bailar y corear sus canciones. A disfrutar su trabajo. Su arte.
Para ellas y ellos, la música no es solo un hobby, un estilo de vida o cualquier cliché usado para romantizar su chamba. Es una labor que requiere esfuerzo creativo, dedicación, adquisición de equipo, traslado. Merece ser tratado como tal.
Ninguna trayectoria musical se ha sostenido con un cubetazo de chelas tibias o con “proyección”. Se construye con respeto, con inversión y con coherencia. La Fenapo tiene el escenario más grande de México —literal, y retóricamente— para construirse como el referente nacional e internacional. Pero también le toca a las y los potosinos apoyar al artista local.
Recuerdo una frase de Memo Pacheco, comediante potosino, para describir la situación del stand up local, pero bien valdría recuperar en cualquier disciplina deportiva o artística.
Palabras más, palabras menos, decía algo como: “Antes de pisar los grandes escenarios, tuvimos que ser exponente local”.
Seguramente Marilyn Manson y Don Omar también lo fueron.
También lee: Igual y esto nunca se trató de ciclovías | Columna de Bernardo Vera “Berni”
#4 Tiempos
Humanistas fundadores del Colegio Guadalupano Josefino | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En el Colegio Guadalupano Josefino, fundado en 1826, germinarían esas semillas del valor cultural del siglo XIX, de la nueva nación de claro sello humanista. Su gestor, el filósofo potosino José María Gorriño y Arduengo, que había realizado su novedosa obra centrada en el hombre y había participado en el ideario independentista, así como en el proceso educativo de la población potosina, abría ese nuevo espacio para instaurar la educación secundaria o superior en San Luis Potosí.
En su proceso educativo, se unirían algunos de los humanistas de fines del siglo XVIII y los albores del XIX, que tuvieron aportaciones importantes en la cultura superior de San Luis.
Manuel María Gorriño y Arduengo nació en San Luis Potosí el 23 de noviembre de 1767. Gorriño realizó sus estudios de primeras letras en alguno de los colegios de primera clase que existían en la ciudad. Ante la falta de Colegios superiores se enviaba a los jóvenes, de acuerdo a las normas y reglas establecidas, a la edad de trece años a continuar sus estudios en algún seminario o colegio, en los cuales se estudiaba gramática, un año de retórica y dos de filosofía, con lo que podía obtenerse el grado equivalente al de artes que habilitaba a los estudiantes a ingresar a estudios superiores de facultad.
Con el propósito de obtener el grado de bachiller en artes, Gorriño ingresó en el Colegio de San Francisco de Sales, a cargo de la Congregación del Oratorio de San Felipe, en San Miguel El Grande dirigido por Benito Díaz de Gamarra, que heredarían el esfuerzo educador e innovador de los jesuitas, siendo un colegio donde se enseñaba la ciencia moderna, contrastando con las escuelas escolásticas.
El interés que manifestaría Gorriño por la reforma de los estudios superiores data desde sus tiempos de estudiante en el Colegio de Gamarra. Desde su libro Del Hombre anunciaba ya la necesidad de programas de estudio más racionales, descargados de la “basura” escolástica.
Gorriño tendría contacto con las instituciones docentes más reputadas de la Nueva España: el Colegio de San Francisco de Sales. En este proceso formativo Gorriño escribiría algunas obras de carácter filosófico, Del Hombre, parte segunda, terminada en 1791, El hombre tranquilo o reflexiones para conservar la paz del espíritu, sermón de la cátedra de San Pedro de Antioquía y Oración eucarística.
Su manuscrito Del Hombre, escrito como parte de su formación filosófica en el Colegio de San Francisco de Sales, refleja su pensamiento filosófico, correspondiente al primer periodo de la formación intelectual de Gorriño.
Nacido en Nueva Vizcaya en la Villa de San Joseph del Parral el 5 de mayo de 1773, Joseph Manuel Ruiz de Aguirre, sería intendente sustituto de San Luis Potosí nombrado el 20 de julio de 1804. Se identificó con la vida potosina. Escribiría su Relación en 1809 que es una muestra de su estilo literario . Relación de los tiempos experimentados en esta provincia de San Luis Potosí, y precios a que han valido las semillas y de más efectos que se expresarán en el primer semestre corrido desde primero de enero del presente año hasta fin de junio del mismo. En España se prepararía en Latinidad, Retórica, Poesía, Paleografía Española, Esfera Armillar y Geografía, Lógica y Filosofía Moral.
En 1821 era Juez de Letras de la ciudad de San Luis Potosí y ostentando esa representación concurrió a las sesiones solemnes en que se juró en San Luis Potosí la Independencia de México. Al abrirse el Colegio Guadalupano Josefino fue nombrado catedrático en 1826 siendo uno de los cinco primeros catedráticos y contribuyó con el sueldo de magistrado para el sostenimiento del colegio. Murió en San Luis Potosí el 14 de marzo de 1838, único intendente criollo que tuvo San Luis Potosí.
En 1815 el bachiller José María Guillén en el pulpito de la Iglesia Parroquial dictó un sermón de la cátedra de San Pedro de Antioquía en la festividad que le dedica esa congregación, sería presbítero y destacado político, fue presidente del Congreso del Estado y Rector del Colegio Guadalupano Josefino.
Entró a la orden de el Carmen en 1818. Nacía al despuntar el siglo XIX en la ciudad de México, el 19 de mayo de 1803 Fray Manuel de San Juan Crisostomo Najera. Sería nombrado prior del convento del Carmen y en San Luis se dedicó a estudiar idiomas clásicos antiguos, los modernos y las lenguas nativas de México, contribuyó a la fundación del Colegio Guadalupano Josefino tradujo a autores latinos y en el Colegio de Niñas de San Luis sostenía a varias niñas. Tuvo una gran influencia en San Luis. Fue expulsado del estado por motivos políticos con Vicente Romero que sería gobernador de San Luis. Fue Diputado a las Cortes de Cádiz en 1814. En 1822 estudió filosofía en el Colegio de San Joaquín y en 1824 Teología en el Colegio de San Ángel.
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