#4 Tiempos
Los misterios tras el caso Scanda vs. Maru Castro | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
A los de Rioverde nos gustan las Chancaquillas, las enchiladas, el revoltillo picoso, refrescarnos en los canalitos, Media Luna o los Antiojitos, echar “bironga” en el boulevard, las elotizas y vacilar con los amigos. Pero que quede muy claro que lo que no nos gusta nada, nadita, es que nos señalen injusta y nada más porque se puede, de mentirosos y embusteros.
Mucho menos nos gusta que se haya exhibido, juzgado públicamente y enviado a picota social a una mujer nacida en la tierra de Dios y María Santísima (los de Rioverde nacemos donde se nos pega la gana, parafraseando a mi tía Chavela Vargas…) comprando un montaje perverso que violentó honor, reputación, derechos políticos, y a su género.
Estoy hablando del penosamente sonado y circulado asunto de la denuncia que interpuso la señorita Scanda Guadalupe Aranda Escalante, en contra de su congénere (mujer contra mujer pero eso es una canción) María Eugenia Castro Anguiano.
Antes de continuar hay que tomar nota de los siguientes nombres : Yolanda Pedroza Reyes, Rigoberto Garza de Lira y Dennise Adriana Porras Guerrero. ¿Ellos qué tienen que ver? Ah, pues siga leyendo mi querido y Culto Público para saber sobre los intereses de este triduo de magistrados electorales, los vaivenes oscuros (por no decir enjuagues) que tienen veladamente con el Congreso del Estado y hasta el juego de “a ver quién parpadea primero” entre tres personajes del panismo local. ¿Todo eso tiene que ver con Maru y Scanda? Pues sí, y si me permite le platico.
Si en mis días de claustro con voto de silencio y castidad este planeta tuvo un salto espacio-temporal a la edad media pues ¡Avisen! , de otra forma no me explico cómo algunos medios de comunicación compramos un montaje complejo, fraguado en los más tupidos berenjenales de la “grilla” (porque no es política) local.
Qué vergüenza, nadie se dio a la tarea de buscar la otra versión, el otro lado de la moneda, la otra historia, o por lo menos escuchar a la contraparte.
Pero pongamos las cosas en orden y expliquemos con naranjas (de la mera Zona Media) el asunto:
El tribunal electoral hace unos días arrebató mediante sentencia a María Eugenia Castro su posición como segunda regidora de representación proporcional en la del próximo cabildo capitalino.
El motivo y fundamento para tal sentencia fue que, María Eugenia Castro supuestamente habría intentado inscribirse al mismo tiempo como integrante de la planilla pero en el municipio de Rioverde. Asunto absolutamente prohibido, incongruente y previsto por la Ley.
¡Qué bárbara! ¡Cómo se le ocurre! ¡Cuanta desvergüenza! ¡Se quiso pasar de lista! Que “dramática y tétrica historia”- dijo alguien- pero… ¿Fue cierto? ¿María Eugenia solicitó en ambos municipios constancia de residencia? ¿Les consta? ¿Se la dieron? ¿Cumplió con los requisitos en los dos municipios? ¿Se inscribió en la convocatoria panista de la capital y la tierra de Dios y María Santísima? ¿Es María Eugenia Castro Anguiano, profesionista, panista de estirpe, empresaria y políticamente informada por oficio lo suficientemente tonta para haberlo hecho?
A responder todas estas preguntas me aboque, Culto Público, en mis prolongados tiempos de sinquehacer y encontré respuestas.
Descubrí el otro lado de la historia y desmenucé la otra versión. Hablé personalmente con el secretario general de Rioverde, Rubén González Juárez, tengo a la vista la sentencia del tribunal, los testimonios y alegatos de los involucrados, los oficios al CEEPAC, la convocatoria panista para participar en las planillas municipales, la copia de los registros, las declaraciones de procedencia, y hasta comprobantes de servicios domiciliados en San Luis Potosí a nombre de María Eugenia, testimonios de compañeros de universidad que la conocen, su registro de su empleo ininterrumpido por 2 años 6 meses y 19 días en el Ayuntamiento capitalino confirmado por la Auditoría Superior del Estado y nada más me faltó hablar con un vecino de ella en la colonia Virreyes que no quiso abrirme la puerta (supongo que por mi descuidado y sucio aspecto).
Con todo lo anterior a la mano, es que puedo sostener que no hay evidencia, no existe, de que María Eugenia Castro Anguiano hubiera solicitado la constancia de residencia en Rioverde, ni solicitud de registro a los órganos panistas como integrante de alguna planilla para participar allá.
Si alguien, en su nombre lo solicitó con mala o buena fe, es irrelevante, el secretario general del Ayuntamiento rioverdense no expidió el documento, el original está en su escritorio bajo llave porque nadie fue a recogerlo y además se encuentra cancelado porque el o la solicitante no aportó ninguna documentación que hiciera posible comprobar su residencia de 2 años en aquel municipio.
Lo anterior consta en la declaración de González Juárez al Tribunal y en entrevista personal con éste aprendiz de reportero. ¿Cómo obtuvo Scanda Guadalupe y suplente en la planilla, dicho documento? ¿Tuvo acceso a la oficina del Secretario? ¿Un documento NO entregado y cancelado tiene validez? ¿Ya acepta el tribunal copias simples como pruebas contundentes? ¿Por qué se ignoró a la autoridad competente un asunto tan neurálgico como la cancelación y no expedición oficial del documento?
Es por demás extraño y misterioso, que la suplente de Maru Castro enterada de la situación desde el principio, no hubiera interpuesto recurso alguno en las fechas previstas por la autoridad para impugnar el registro de la planilla potosina y lo hiciera vencidos los tiempos, pasada la elección y arrancado primero el linchamiento mediático que el proceos jurídico.¿Se le pasó? ¿No sabía en donde radicaba su compañera de fórmula? ¿Se enojaron?
Si lo expuesto es extraño, prepárese para el siguiente: Existen dos documentos distintos de solicitud de registro a la comisión panista para integrar una planilla edilicia en Rioverde, uno original SIN firma de ella, y otro, que recibió el Tribunal en “copia simple” en el que aparece una rúbrica que, a todas luces falsificada o editada (ya decidirán los peritos) basta ver la diferencia entre la rúbrica “aparecida” y la firma de la credencial de elector de la hoy expuesta al escarnio.
Habría que preguntarse si de haber querido hacer “chapuza” y la maliciosa intención de registrarse en dos planillas ¿No lo hubiera firmado? Digo, si el original NO tiene firma, ¿Por qué acepta el tribunal una copia simple que pudo ser fácilmente editada como prueba incontrovertible?
Todavía hay mas: La convocatoria Panista señala puntualmente que los interesados en participar en las elecciones municipales lo debieron hacer en grupo, es decir, registrar a toda la planilla completa (11 titulares y 11 suplentes) en cada municipio.
Si María Eugenia quiso (suponiendo sin conceder) inscribirse en el sexto lugar de la planilla Rioverdense ¿En dónde están los otros 21 integrantes de la planilla? No existen.
En el caso de la tierra de las dulces naranjas, hubo una sola planilla registrada (anexo el documento de la comisión panista) y en esa planilla única NO aparece por ningún lado la multicitada y hoy sentenciada Maru Castro, como sí lo hace desde el 12 de febrero el la lista de la capital potosina.
Queda claro que la expuesta al escarnio y tachada de mentirosa, no estaba interesada en participar en ese municipio, simplemente por eso no se registró, no firmó, no solicitó constancia de residencia, no la recogió y no aparece en la planilla que inscribió su partido en el CEEPAC. ¿Entonces?¡
Al más ruin y sangriento narcotraficante, o la más boba fardera, se les respeta su identidad y su presunción de inocencia. A María Eugenia Castro, simplemente se le expuso al escarnio, con foto y toda la cosa, se fraguó un texto en un solo sentido cocinado con malicia y dicen que hasta una Cruz volteada. Se consumó el montaje. En serio que el caso está para ponernos a llorar “como la Verónica” (así decían las abuelitas). Le cayó la turba iracunda a la Rioverdense y el Tribunal le encajó la espada.
La hoy defenestrada (y exhibida de mentirosa que es lo que cala) se desempeña desde hace 2 años 6 meses y 19 días en la oficina de Comunicación Social del Ayuntamiento Capitalino, pero viviendo allá (como asume el tribunal) ¿Cómo le hizo para ir y venir de Rioverde a SLP y checar todos los días a las 8 de la mañana?
Consta en la UASLP que Castro Anguiano cursó la carrera de Ciencias de la Comunicación de 2013 al 2017, realizó su servicio social en 2018 y enseguida se integró al campo laboral en el gobierno municipal. ¿También iba y venía todos los días a pernoctar en Rioverde y estudiar en San Luis? ¿Para qué vivir entonces un domicilio con servicios a su nombre desde el 2013 en la colonia Virreyes?
Si cualquier hijo de vecino (sin nombre ni rostro) va y solicita una constancia de residencia de su servidor en Ciudad Juárez, y la elaboran, ¿quiere decir, sin lugar a dudas, que yo tengo intenciones de participar políticamente en la tierra del desaparecido Noa Noa?
Por el otro lado, Scanda Guadalupe, trabaja en el Partido Acción Nacional desde hace algunos años, primero como auxiliar administrativa y actualmente con un cargo ratificado como “secretaria de promoción política de la mujer” (vaya ironías) ¿No pudo tener acceso a documentos enviados al archivo muerto por la comisión auxiliar de elecciones de planillas no registradas o documentación de primera mano de miles de afiliados panistas? ¿Quién se beneficia con un puesto de regidora al tribunal inhabilitar a Castro Anguiano?
A los panistas les gusta eso de pertenecer a “manadas”, María Eugenia Castro está identificada por ejemplo con Xavier Azuara, Scanda Guadalupe Aranda por su parte, se le reconoce de pertenecer al grupo de Juan Francisco Aguilar. ¿De verdad se van a pelear estos dos personajes por una regiduría más? ¿Vale la pena semejante escándalo por una posición más?. Creo que no va por ahí.
¿Recuerda los nombres de los magistrados que le mencioné en el cuarto párrafo de éste texto? Bueno, pues esos tres magistrados podrán repetir en su cargo o retirarse del mismo en los próximos meses, y eso se define a través de una votación en el Congreso del Estado.
Tener votos en el legislativo, significa permanencia y buen destino en el poder judicial y para los diputados, tener un favor que cobrar a los encargados de impartir justicia resulta una ficha muy valiosa.
¿Ya me entendió? Esto no es asunto de una regiduría, ni de un pleito mezquino panista, sino en de una recolección de activos para intercambiar en el futuro. Es comprar barato para vender caro. Unos le dicen tráfico de influencias, yo no, porque no soy abogado.
Lo que son las casualidades bien chistosas: el abogado de Scanda Guadalupe de nombre, Manuel Velázquez, es el mismo abogado del actual diputado local, diputado electo y próximo diputado local, Rubén Guajardo.
Entre hoy miércoles o mañana jueves, el CEEPAC tendrá que tomar un acuerdo para determinar si se le asigna la regiduría en cuestión a la suplente de María Eugenia, o determina que sea el partido quien designe el nombre de quien ocupe dicho escaño.
Mientras tanto, ayer por la noche se ingresó una impugnación para la protección de los derechos político electorales de María Eugenia Castro ante el Tribunal electoral de San Luis Potosí.
El asunto no está concluido por lo que no se puede uno fiar de cuanta mentira se circula por ahí.
Recuerde, Culto Público, que hasta la Biblia advierte sobre los falsos profetas, esos que hablan en nombre de Dios pero… bueno. Adiós porque ya casi se me cae la ceniza de mi cigarro.
Hasta la próxima
Jorge Saldaña
@laorquesta.mx
Lee también: Ese día cualquiera que Wozniak visitó San Luis | Crónica de Jorge Saldaña
#4 Tiempos
El Piano eléctrico: desarrollo potosino | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Los diseños de pianos electromecánicos tuvieron su auge en 1929 y en la década de los cincuenta del siglo XX comenzaron a usarse en audiciones públicas. La historia de su desarrollo menciona los nombres de Lloyd Loar, Benjamin Meissner, Rudolph Wurlizer, Harold Rodhes y el piano Neo-Bechstein, entre los principales.
Sin embargo, el nombre de Francisco Javier Estrada no aparece en estos recuentos, a pesar de haber sido el primer reporte de un diseño de piano eléctrico a nivel mundial, como resultado de sus investigaciones en reproducción del sonido por medios eléctricos. El reporte público de Estrada se realizó el 19 de diciembre de 1878 en el periódico El Siglo XIX, donde Estrada daba cuenta de sus experimentos con una cuerda vibratoria y su transducción a señal eléctrica, mediante una membrana de tambor que amplificaba el sonido. Estrada, solo presentó su idea y diseño y la puso al servicio de los interesados a finde que pudieran materializarla y mejorarla, al no poder solventar los gastos necesarios para su construcción y la falta de servicios artesanales especializados. Estrada decidía publicar los principios y la descripción del instrumento citado, temeroso de que algún día, no muy lejano, se presentara del extranjero algún instrumento de música idéntico o semejante, o lo que era peor, alguna petición exótica de privilegio con perjuicio de los artesanos mexicanos.
Ochenta años mediaron entre la publicación del diseño de Estrada y la materialización en el extranjero de un piano eléctrico con funcionamiento electro-mecánico.
Para mayores detalles y más información pueden consultar mi artículo alojado en la dirección:
(PDF) Francisco Javier Estrada el inventor del piano eléctrico. Available from: https://www.researchgate.net/publication/396325293_Francisco_Javier_Estrada_el_inventor_del_piano_electrico.
Francisco Javier Estrada insigne científico potosino que destacó a nivel mundial en el ámbito de la física en el siglo XIX convirtiéndose en el físico más importante de México, tiene una numerosa contribución de aportes, de primicias mundiales, las cuales en su mayoría son desconocidas o adjudicadas a otros personajes.
Hemos estado realizando investigación y difusión sobre la vida y obra de este genial potosino, Francisco Javier Estrada y en esta columna del Cronopio en la Orquesta, hemos tratado algunas de esas trascendentales aportaciones.
Una de las aportaciones técnicas de Francisco Javier Estrada que no aparecen en los registros científicos históricos es la propuesta de reproducción del sonido por medios eléctricos. Su tema central de trabajo que implementó en la década de los setenta decimonónicos fue la reproducción del sonido, colocándose en la frontera del conocimiento en ese tema.
Como hemos apuntado en trabajos anteriores, muchas de sus aportaciones y primicias mundiales han quedado en el olvido y poco a poco se están rescatando para colocar en la palestra mundial el gran genio de Estrada, como el físico mexicano más importante del siglo XIX y uno de los principales a nivel mundial, cuyas glorias no se proyectaron por la idiosincrasia social del país, aunque su genio de cierta forma era reconocido en el país, aunque no lo suficiente.
Sistemas como el motor eléctrico, nuevos sistemas de telefonía y la comunicación inalámbrica son parte de sus aportaciones trascendentes que cambiaron a nuestras sociedades y cuyas aportaciones aprovechadas por otros científicos dejan de lado la aportación primaria de Estrada en la historia de la ciencia y la tecnología. Como una aplicación de sus investigaciones en electromagnetismo y reproducción del sonido, se encuentra su propuesta de un piano eléctrico, cuyos experimentos base realizó en San Luis Potosí y con los que propuso un diseño para la construcción de un piano eléctrico que transformaba las vibraciones acústicas en eléctricas con el fin de amplificar el sonido.
El piano como tal no pudo construirlo por carecer de recursos suficientes, así como problemas para abastecerse de los materiales necesarios y el apoyo de los constructores artesanos; sin embargo, publicó en medios de comunicación masiva sus propuestas con el fin de registrar su idea, sus experimentos y su diseño para la construcción del piano eléctrico y su extensión a otros instrumentos de cuerda.
Su propuesta era resultado de experimentos anteriores de Estrada con sistemas telefónicos, donde había realizado mejoras a los ya existentes, logrando construir teléfonos cuya reproducción del sonido era más clara y de mayor intensidad. Parte de esas mejoras las utilizaría en su propuesta del piano eléctrico, entre ellas los fundamentos de micrófonos de carbón y de la comunicación inalámbrica.
Los potosinos debemos estar orgullosos de Francisco Estrada y colocar su nombre como debe de ser, en la historia de la civilización.
También lee: Diego José Abad ilustre formador de potosinos | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Consideraciones sobre la amabilidad | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
Tenía Víctor Hugo, el gran escritor francés, veintisiete años de edad cuando publicó, en 1829, El último día de un condenado, novela o largo relato en el que se pone a describir los pensamientos íntimos, las agitaciones interiores y los estados de ánimo que se apoderan de un hombre que pronto -muy pronto- va a tener que morir. La justicia ha señalado ya el día y la hora en que deberá tener lugar la ejecución; todo, pues, está listo…
Pero, no: ¡no todo está listo! Puede que lo esté el cadalso, puede que lo esté el verdugo, pero este hombre todavía no está listo. ¡Aún no sabe por qué debe morir! «Soy joven, estoy sano y fuerte –gime en el calabozo-. La sangre circula libremente por mis venas; todos mis miembros obedecen a todos mis caprichos; estoy robusto de cuerpo y de mente, preparado para una larga vida. Sí, todo esto es verdad; y, sin embargo, padezco una enfermedad, una enfermedad mortal, provocada por la mano del hombre».
Afuera, en la calle, todos ríen y se gozan: el calor del sol es bueno, la vida es bella. ¡Ah, tienen razón al mostrarse tan alegres! Para ellos hay futuro. ¿Cómo no sonreír cuando a la noche sigue el día, cuando se espera vivir muchas noches y muchos días? En cambio él… ¡Quizá no haya para él ni otra noche ni otro día!
Llama la atención, sin embargo, cómo es que este hombre se da cuenta de que no le queda mucho tiempo: ¡por la amabilidad del personal penitenciario! ¿De cuándo acá se mostraban tan amables estos monstruos de indiferencia? ¿De cuando acá? «El camarero de guardia acaba de entrar en mi calabozo, se quita el gorro, me saluda, pide perdón por molestarme y me pregunta, suavizando en lo posible su voz ruda, lo que deseo para el desayuno. Me entran escalofríos. ¿Será hoy?».
Es decir, ¿será hoy cuando tenga que ser ejecutado? Tanto refinamiento, tanta delicadeza le parecen francamente sospechosos. Hasta hace poco todos le hablaban a gritos, brutalmente, pero hoy se descubren la cabeza para saludarlo y hasta ejecutan ante él respetuosas reverencias. Sí, es posible que sea hoy. El condenado, entonces, se pone a temblar. Es que no era normal, no era normal en absoluto que…
Pero las cosas se complican todavía más cuando, de pronto, la reja del calabozo se abre y aparece en el marco de la puerta una figura pequeña, de largos bigotes negros, y amable hasta la falsedad. «Sí, es hoy –piensa el condenado al ver a este individuo ejecutando todas las ceremonias de la cortesía-. El mismo director de la prisión ha venido a visitarme. Me pregunta lo que me gustaría o podría serme de utilidad; incluso hasta expresó el deseo de que no tuviera quejas de él o de sus subordinados; se interesó por mi salud y por cómo había pasado la noche. ¡Al salir me llamó señor! ¡Sí, es hoy!».
Y admírese usted: los pensamientos del condenado resultaron ser ciertos; su intuición no lo engañó. Era hoy, precisamente cuando debía morir. No se equivocaba.
¿Por qué los humanos dejamos la amabilidad y la cortesía para el último momento? Al parecer, sólo los muertos –o los que están a punto de serlo- logran conmovernos. «¡Cómo admiramos a los maestros que ya no hablan y que tienen la boca llena de tierra! –exclama el personaje único de La caída , el famoso monólogo de Albert Camus (1913-1960)-. El homenaje se les ofrece entonces con toda naturalidad, ese homenaje que, tal vez, ellos habían estado esperando que les rindiésemos durante toda su vida… Observe usted a mis vecinos, si por casualidad sobreviene un deceso en el edificio en el que usted vive. Los inquilinos dormían su vida insignificante y, de pronto, por ejemplo, muere el portero. Inmediatamente se despiertan, se agitan, se informan, se apiadan».
¡Los hombres sólo somos corteses con los muertos! He aquí lo que el Nóbel francés quiso decir. Pero no sólo lo dice él. He aquí, por ejemplo, lo que Máximo Gorki (1868-1936), el escritor ruso, escribió en su autobiografía: «¡Las misas de difuntos son las más bellas de toda la liturgia! ¡Hay en ellas ternura y piedad para los hombres! ¡Nuestros semejantes no compadecen sino a los muertos!».
Está bien, está bien, así es. Y, sin embargo –me digo-, he aquí un método para cultivar la cortesía: ver en el otro, ese que ahora está junto a mí, un condenado a muerte -¡que lo es, sólo que él no lo sabe, o lo ignora, o no quiere pensar en ello!- y tratarlo como si mañana ya no fuera a estar aquí; tratarlo, en una palabra, con las mismas atenciones que el carcelero dispensó al condenado a muerte en el relato de Víctor Hugo. ¡Ah, si nos viéramos como somos, es decir, como mortales, qué dulces seríamos en nuestras relaciones, y qué corteses!
Dice Aliosha a Lisa en Los hermanos Karamazov, la novela de Fiodor Dostoyevski (1821-1881): «Hay que tratar muy a menudo a las personas como si fueran niños, y a veces como si fueran enfermos». No está mal, no está del todo mal. ¿Con qué delicadeza no trataríamos a una persona si supiéramos que quizá hoy mismo va a morirse? ¿Y cómo estar seguros que no será hoy el día en que morirá? Por eso, más vale ser amables con él.
Otra cita más; ahora la he tomado de Sobre héroes y tumbas, la novela de Ernesto Sábato (1911-2011), el escritor argentino: «¿Sería uno tan duro con los seres humanos si se supiese la verdad que algún día se han de morir y que nada de lo que se les dijo se podrá ya rectificar?».
Todos los hombres son mortales, Juan es hombre, luego Juan es mortal. El silogismo nos sale bien; en el fondo, los hombres no somos tan ilógicos como parecemos a primera vista. Sólo que no siempre sacamos de nuestros razonamientos todas las consecuencias pertinentes al caso.
También lee: Jesús duerme en la popa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
#4 Tiempos
“México, esta niebla que arde” | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
Culto Público, si no han leído la novela “Niebla Ardiente” de la muy joven escritora, Laura Baeza, les recomiendo hacerlo como desde ayer
Tuve la oportunidad de conocer a Laura personalmente hará unos cuatro años, ¿Qué les digo? Una de esas circunstancias alineadas que convergieron en el segundo piso de la librería Gandhi del centro, la de los Arcos Ipiña.
Fue en un taller breve de escritura creativa previo a la presentación formal de su libro, el que les recomiendo. Si conocerla fue una circunstancia, convivir con ella e intercambiar casualidades fue de plano como regalo de estrella fugaz.
Fui de los selectos y afortunados que en grupo terminamos sentados con ella en “La Oruga y la Cebada” en el Callejón San Francisco, conversando sobre lo que duele y lo que salva, entre un par de cervezas y una cena sencilla.
Ella me firmó su libro con una frase que ahora, en este 25 de noviembre, regresó a mi atormentada cabeza: “A Jorge, que siempre nos una el deseo por hallar algo más en esta realidad tan rara…con todo cariño, Laura Baeza”. El momento de por sí, ya era una realidad rara.
A la distancia, empiezo a creer que su frase fue más que optimismo, y es más un deber moral, y es que su ficción (vuelta a releer en estos días) se parece demasiado a México.
No es “spoiler” (o como se diga) pero “Niebla Ardiente” detalla el regreso de su protagonista Esther a México pensando en encontrar a su hermana Irene, quien había desaparecido hace años, y a quien creía muerta, cuando de la nada, un primero de enero en un reportaje que vio en la televisión, Esther la reconoce en una marcha y se lanza en su búsqueda.
Pero la novela, la primera de Laura (y creo que premiada) realmente no comienza allí. Comienza donde casi todas las historias de violencia en este país empiezan: en los pasillos de la burocracia, en los que los papeles cuentan más que las personas.
Esther aparece en un México reconocible para cualquiera: expedientes mutilados, archivos “perdidos”, oficinas donde la verdad siempre llega después de que las secretarias coman sus gorditas grasosas y funcionarios que usan el futuro para encubrir lo que nunca harán.
Es en esa atmósfera donde la desaparición deja de ser un crimen y se convierte en un proceso. Como alguien escribió: los países se definen por cómo recuerdan; México, al parecer, se define en cómo olvida.
En medio de esa maquinaria oxidada, Esther descubre a un policía. No es un héroe: es un hombre cansado que simplemente no rompe las reglas pero las dobla para que la realidad duela un poco menos. Ese personaje era como algo que escribió una pensadora feminista de la que en este momento no recuerdo su nombre “la dignidad aparece cuando alguien no mira hacia otro lado”.
En fin, siguiendo con la novela y nuestra realidad, este policía mira. Acompaña. Abre una grieta. Y sin embargo, ni siquiera es lo suficientemente poderoso para luchar contra un país donde las fosas clandestinas actúan como el archivo nacional.
La comparativa y reflexión con la novela va porque hoy es 25 de noviembre y México sigue siendo esa tierra donde la violencia parece que no importa, sino que se repite. Casi 2 feminicidios cada día. 3,284 mujeres asesinadas en 2024. 89% de impunidad. Una agresión física cada siete minutos. Más de 10 millones de mujeres violentadas digitalmente. En San Luis Potosí, 24,000 víctimas por cada 100,000 mujeres.
Uno quisiera creer que estos números son de un país lejano, pero no. Están aquí, sobre las mismas banquetas que caminamos todos los días. Ese es el verdadero crimen de México: haber entrenado a la gente para no sorprenderse.
Sí, no se debe negar que mucho se ha hecho pero poco alivia (hoy casi todos los gobiernos e instituciones hablan de esto, pero mañana la rutina sigue).
Sí, con la llegada de Claudia Sheinbaum como la primera presidenta de México, llegaron todas…excepto las que no alcanzaron a llegar porque les truncaron la vida.
El nuestro, es un país donde buscar es amor—y protesta.
Igual que como ocurre en la novela de Laura, que no describe un país imaginado sino nuestro México. Uno donde las hermanas encuentran hermanas, donde las madres encuentran hijas, donde las mujeres salvan mujeres. Un país donde todavía hay justicia, pero casi siempre fuera de los edificios públicos.
Y así como Esther enfrenta la niebla, miles enfrentan la opacidad del Estado día tras día: ventanas cerradas, sistemas incompatibles, versiones contradictorias, funcionarios que deletrean la palabra “protocolo” como si lanzaran un hechizo contra la verdad.
México es hogar de una burocracia tan grande que hasta la violencia tiene formularios que completar.
Tras varios años de no recordar la anécdota con la escritora, hoy vuelvo a esa dedicatoria: “encontrar algo más en esta extraña realidad…”
Ese “algo más” no es una esperanza ingenua. Es algo que se parece más a la obligación de nunca acostumbrarse, “la memoria es la única defensa contra la repetición del horror”.
Por esa razón, espero, que por cada mujer desaparecida o mujer luchando por no desaparecer, o lidiando contra cualquier tipo de violencia, recordemos que la niebla espesa arde. Y que si arde, es porque la herida está abierta.
Hasta la próxima. Jorge Saldaña.
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