septiembre 5, 2025

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#4 Tiempos

Las plazas en el olvido | Columna de Carlos López Medrano

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Créditos a quien corresponda

MEJOR DORMIR

 

Return me to my Native Element:
Least from this flying Steed unrein’d, (as once
Bellerophon, though from a lower Clime)
Dismounted, on th’ Aleian Field I fall
Erroneous there to wander and forlorne.
—John Milton, “Paradise Lost”.

Me gustan los centros comerciales que se quedaron perdidos en el tiempo. Son construcciones de otras décadas que siguen en pie, aunque ya pocos las visiten. Las plazas desplazadas.

La modestia de su oferta no puede competir contra las grandes infraestructuras. Esos continentes modernos cargados de plétora, servicios automatizados e islas. Lo típico que deparan proyectos de grupos empresariales aliados con arquitectos gafapasta que hicieron una especialidad en Europa. Es fácil entrar y salir de ellos sin sentirse diferente a los demás.

En las plazas viejas estás en cambio un poco en tu hogar. En confianza. No tienen el ruidero de las mil voces (el revés monstruoso del sonido del mar que suena en las conchas) y carecen de engreimientos. Estos sitios semiabandonados tienen la atmósfera de un museo fuera de horas pico. Si acaso algún paso suena a lo lejos. Un oasis contra el ajetreo y la ráfaga de la multitud.

Hay, sobre todo, cortinas bajadas, descuentos desesperados e infructuosos, botes de basura al 10% de capacidad, cartulinas fluorescentes de se traspasa que tienen años ahí. Un policía con reumas que solo podría vigilar un lugar semejante, donde hay poco incentivo para el robo. El cuadro de una entidad que se desmorona a paso de calendario y que por lo mismo ve transcurrir las horas a ritmo de vals.

La supervivencia de estas construcciones antiguas es auspiciada por unos pocos negocios. Son la resistencia. La flama débil es flama al fin. Los dueños de las tiendas hacen casi un servicio social hasta que la esperanza claudica, los fondos quiebran y toman la triste decisión de cerrar.

 

¿Qué puedes encontrar en los mercados de ayer?

 

  • Agencias de viaje en la que ya no se planta nadie, salvo gente apacible que cada año requiere que alguien planifique sus sueños. Muros cubiertos de anuncios de aerolíneas que ya no operan. Viaje a Los Ángeles con Taesa. Mexicana de Aviación: el placer de volar sin límites. Aviacsa, la línea aérea de México. Contrate usted un paquete Iusacell para ser atendido por una de nuestras operadoras.
  • Del otro lado una librería donde no hay novedad, pero si buscas con esmero encontrarás a autores proscritos del mercado: la risa de Álvaro de Laiglesia, alguna edición carcomida de Caldwell. También libros didácticos, mapas de cartón y figuras de fomi que las profesoras de primaria dejaron de usar hace unos cuantos cursos.
  • Boutiques de ropa a las que las cadenas departamentales comieron el mandado hace veinticinco años (su cruz llegará en bolsas de Zara). Aun así, es posible curiosear y hallar marcas que no habrá en ningún otro rincón del mundo. Emprendimientos de lugareños que estudiaron en un centro de diseño y montaron un par de pasarelas en el bar de un amigo. Sombreros Martina Quesada Style. Camisas Raffaelo Cartucci. Cinturones Mambofino. Algún rastro de talento se percibe en un remache, en un borde, en un agujero.
  • El estudio fotográfico de la comarca que exhibe retratos de muestra. Gente que pasó a mejor vida o cuya piel, actualmente invadida de arrugas, dista de tener la lozanía congelada en la foto infantil que le requirieron para la credencial de la escuela. Un cartel de Jack Nicholson en tiempos de mejor… imposible dotó al establecimiento de vigencia allá por 1997.
  • Perfumerías que tienen lotes de fragancias descatalogadas. Bóvedas de aromas irrecuperables gracias a las cuales puedes comprar la vieja formulación del Grey Flannel y así saber cómo olía Carlos Berlanga (y los pantanos de Centla). Vitrinas que son un viaje al pasado donde el Lapidus Pour Homme de Martin Gras era tendencia y cuando había ebullición por el Magnetic de Gabriela Sabatini. Señorita, deme un Jacques Bogart para revivir al abuelo.
  • Del área de comida poco queda. Habrá una cafetería donde no pondrán tu nombre en un vaso; en cambio, la empleada te recordará durante toda la semana. Un pollo frito con papas a la francesa con el tono del aceite reciclado. Y permanece una heladería, siempre una heladería, el Atlas que sostiene a la plaza vete tú a saber cómo.

 

Ante tal panorama, hay una constante tensión para el visitante: salir sin comprar despierta el sentimiento de culpa. El local está desierto y en el semblante del dependiente notas que cifra en ti la ilusión de conseguir la venta del día. La presión es máxima, conque lo mejor es durar un máximo de dos minutos ahí si no piensas adquirir nada. De este modo evitarás las expectativas incómodas. Es tan fácil romper un corazón.

Para remediar la falta de movimiento, los administradores de las plazas recurren a remodelaciones que resultan insuficientes para ganar la contienda. La mayoría de los cambios son meramente cosméticos (recubrimiento de pintura, cambios de piso, si acaso la apertura de otra sección). El público termina indiferente tras una bulla inicial más amparada en la curiosidad que otra cosa. Están alienados por transnacionales que dan uniformidad al estilo.

Las manitas de gato son un esfuerzo enternecedor que en última instancia delata, con bombo y platillo, la decadencia. Una nueva entrada o un nuevo domo en el techo son signos de que la ruina es irremediable. No hay dinero para intentarlo todo de nuevo. Toca crear una agenda de espectáculos que atraiga a clientela que de otro modo no asistiría a las instalaciones. Un espectáculo infantil se entremezcla con un concurso de repostería musicalizado por un violinista que suelta versiones del maestro Manzanero. El coctel produce empacho.

Aun así, las plazas viejas tienen alma. Son testigos de una época y ahí está su arma secreta. La razón por la que guardan magnetismo. Son el diseño de un futuro que nunca llegó. Te acercan, como Miniso es incapaz, a una soriée con Barbara Hutton. Las historias se desbordan en sus pasillos irradiando una calidez que los vuelve el polo opuesto de los espacios liminales. La fuente sin agua cautiva junto a las plantas artificiales donde pasea un grupo de hormigas.

Piensa entonces en el centro comercial que te produce estas vibraciones. Cada persona tiene uno que asocia a su más tierna juventud. Quizá sea Plaza Fiesta o Plaza Inn. Escudriña las fichas hemerográficas que guardas en la cabeza y entrégate al ensueño. Paraíso es tu memoria, decía Rafael Tovar y de Teresa, deudor de aquella sentencia proustiana: los verdaderos paraísos son los que hemos perdido.

Así que asigna la distinción al sitio que corresponda. Yo tengo unos cuantos. Plaza Tangamanga en San Luis Potosí. Villasunción en Aguascalientes. Plaza del Valle en Oaxaca. Centro Comercial Interlomas en Huixquilucan. Tramos de Plaza Fiesta San Agustín en Monterrey. Plaza Crystal en algún rincón de Puebla. En especial, Pabellón Polanco en Ciudad de México, cuyo auge y caída coincidieron con mi tempo vital.

Todos esos lugares tienen una parte de ti. Están poblados de tus fantasmas.

Los cafés y palomitas que tomaste con un viejo amor. Las revistas que leíste en el Sanborns mientras tus padres pagaban la cuenta (no tenías ningún asunto del cual preocuparte). Los discos que comprabas en una tienda en la que ahora se venden juguetes y tecnología. Los rincones donde dejaste la mocedad y que fueron refugio de seres queridos que ya fallecieron, pero cuya presencia te acompaña cada que entras de nuevo a esa plaza derruida que está dejada a su suerte. La que carece de estrenos en pos de ofrecer una recompensa mayor: una parte de lo que fuiste.

Su supervivencia es inviable en el largo plazo. Así provecha mientras puedas. Visítalas de vez en cuando y dales un soplo vida. Acompáñalas como se hace con un anciano. No las dejes morir solas. Ellas siempre han estado ahí para ti. Y te necesitan… no muchos te necesitan. El último grito de la moda es una nimiedad en comparación al susurro de un recuerdo que luego se te derrama por los ojos.

 

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#4 Tiempos

El eterno | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

Guillermo Ochoa es un portero que se convirtió en bandera. Desde que debutó con el América en 2004, sus guantes parecían hechos para noches grandes: títulos de liga, protagonismo inmediato y el aura del “nuevo guardián” del arco mexicano. Tardó en dar el salto a Europa, y aún así, demostró sus ganas de crecer a pesar de los sacrificios, con una carrera que, aunque irregular en lo colectivo, lo mantuvo vigente en la élite del futbol internacional durante más de una década.

En Francia defendió al Ajaccio, donde se convirtió en ídolo de un club pequeño que sobrevivía gracias a sus atajadas imposibles. Después vinieron pasos por Málaga y Granada en España, donde la lucha contra el descenso lo expuso constantemente, pero también lo catapultó con actuaciones memorables frente a equipos como el Barcelona o el Real Madrid. Más tarde, Bélgica, con el Standard de Lieja, donde recuperó la estabilidad, disputó competencias europeas y volvió a tener el brillo de arquero confiable.

De ahí regresó a México, otra vez al América, como referente y capitán. Sin embargo, su ambición lo llevó a un último desafío en Italia con la Salernitana, donde las críticas fueron severas y el equipo terminó hundido en la tabla. Ese episodio marcó un antes y un después: Ochoa ya no era visto como el mismo arquero que tapaba lo imposible en los mundiales, sino como un veterano que comenzaba a pagar factura ante la exigencia de un futbol mayor.

Con la Selección Mexicana, su legado es indiscutible

. Fue cinco veces mundialista y protagonista en Brasil 2014 y Rusia 2018, con actuaciones que dieron la vuelta al mundo. Se le aplaudió como salvador, pero también se le cuestionó su influencia en el vestidor y el hecho de que, durante años, cerrara el camino a nuevas generaciones de arqueros.

Hoy el futuro de Ochoa es una incógnita. Con 39 años cumplidos, se habla de un posible regreso a la Liga MX, donde tendría el respaldo de la afición y un lugar asegurado en el escaparate. También existe la posibilidad de un destino exótico, en ligas de menor exigencia pero con cheques generosos. El problema es que cada paso que dé será juzgado no como una nueva aventura, sino como el epílogo de una carrera que marcó época.

El verdadero reto de Guillermo Ochoa ya no está bajo los tres palos, sino frente al espejo. Su historia se escribió entre América, Ajaccio, Málaga, Granada, Standard de Lieja y Salernitana; su leyenda se forjó con la Selección. Pero ahora, cuando el tiempo le recuerda que no hay reflejo eterno, deberá decidir si se despide como un gigante que supo irse en lo alto o como un ídolo que se aferró demasiado al recuerdo de sus mejores atajadas.

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#4 Tiempos

En nombre de la Iglesia, del IFSE y el espíritu santo | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

Culto Público, hijos de la paja en el ojo ajeno:

“Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”

¿Qué hace el vocero de la iglesia, Tomás Cruz Perales, dando sermones de transparencia, cuando su iglesia y el Vaticano es una de las instituciones, primero más ricas, menos transparentes y menos democráticas del planeta?

El Vaticano como Estado, en realidad es pobre, sería la última economía del mundo si se mide por su nivel de ingresos, que de acuerdo al propio Estado Vaticano solo provienen de la venta de medallas, artículos para turistas y entradas a museos.

Por otro lado, su territorio y población es muy pequeña, por lo tanto para el nivel de ingresos, divididos entre tan pocas personas, tienen un Ingreso per cápita, de los más altos del mundo (hay poco más de 600 habitantes)

Los puristas me dirán que el Vaticano y la iglesia no tienen por qué dar cuentas a nadie (solo a Dios) porque no recibe ”recursos públicos” (aunque sí recibe donaciones millonarias principalmente de EEUU, Francia e Italia y que a ciencia cierta no se sabe el destino que se les da a cantidades multimillonarias).

Es cierto que construye hospitales, albergues, y universidades por todo el mundo, pero los números, el balance de sus ingresos jamás ha sido conocido.

Datos duros, plasmados en la Biblia son muy pocos: si acaso las 30 monedas de plata que recibió judas, y el denario que pagaba el propietario de una viña a sus trabajadores en la parábola conocida así, la de “los obreros de la viña”.

(Seguramente hay otras referencias económicas en las escrituras, pero de ahí en fuera, la institución humana, y por lo tanto imperfecta, llamada iglesia, jamás en su historia ha dado cuentas a nadie de sus números, no obstante que es de todos conocido que tiene una cantidad de recursos tan alta que ya quisieran muchas naciones)

Pero a ver, preguntemos:… ¿No son recursos públicos los que recibe la iglesia católica?

Todas las dádivas y donaciones vienen de sus feligreses, que de manera voluntaria -eso sí- aportan. Sin olvidar todo lo que cobran de manera “no tan voluntaria”, como actas bautismales, bodas, misas, amonestaciones, licencias y muchos “etcéteras”.

En todo caso no son recursos públicos técnicamente hablando, pero sí “del público”.

Lo más importante: ya sea con alcancías a los pies de un santo, en la canasta de las limosnas, o en los sobres del diezmo, todos esos recursos son “ingresos propios” o auto generados por la institución creada

, a solicitud expresa, por San Pedro.

Si la iglesia es así de opaca en el manejo de los recursos de sus “seguidores públicos”, ¿por qué entonces no propone el vocero potosino, en un acto de humildad, de transparencia y de dar al César lo que le corresponde, que el IFSE audite cada alcancía, diezmo y limosnas?

¿Qué se tiene que estar metiendo Cruz Perales con las demás instituciones cuando la propia tiene mucho que explicar, y no solo en temas económicos?

Ya nada más falta que la iglesia potosina también ayude al SAT y promueva auditorías a sus fieles seguidores…

Total, “el que nada debe, nada teme” y bajo esa lógica deberían de poner el ejemplo, y dejar de ver la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio.

De otra forma se comportan como fariseos, tomando posturas de tumbas blanqueadas.

Mire, Culto Público, que el que esto escribe reconoce que “peco de persignado” y soy temeroso del poder de Dios, no obstante y aunque me excomulgue la iglesia no puedo dejar de decir la verdad. No mentirás es mi octavo mandamiento.

La UASLP y el IFSE tienen su liturgia y mandamientos mundanos, cívicos y sin ninguna relación celestial, por lo tanto no se meta, señor vocero, en temas que no le incumben. Amén.

En otros temas, con la misma curiosidad, tenacidad, geometría analítica espacial, ciencia, cálculo y matemática con que se midió la asistencia a la Fenapo, se debería poner en tela de juicio los números de los costos de las obras que anuncian los gobiernos.

Es el caso del municipio bebé de Villa de Pozos, que presumió gastar 4 millones de pesos en 3 aulas de 6×8 metros cuadrados…

Precios por metro que solo en las zonas más lujosas de SLP se tienen.

Las aulas “inclusivas” que presume Pozos, que se sepa o se vea, no tienen tecnología acústica de primer nivel, ni sistemas en braille, ni grúas para la movilidad de personas con discapacidad. Tiene tres rampas y dos ventiladores.

Fue en la primaria José Mariano Jiménez, en Pozos, donde Teresa Rivera presumió la entrega de tres aulas “didácticas e inclusivas” de 6×8 metros, con una inversión de 4 millones de pesos. La cuenta no falla: 1.3 millones por aula, o casi 28 mil pesos el metro cuadrado. Ni los departamentos de Lomas cuestan tanto. La presidenta concejal presume “materiales de alta calidad” y rampas para hacerlo inclusivo, pero a ese precio uno esperaría butacas con calefacción, pizarras inteligentes o conexión satelital. La obra era necesaria, sí y va a beneficiar a medio millar de niños, pero la matemática es más clara que el discurso: el sobre precio es evidente.

Hasta la próxima.

Yo soy Jorge Saldaña.

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#4 Tiempos

José Rafael Campoy padre del pensamiento moderno mexicano | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

El desarrollo de la cultura superior en San Luis Potosí, en los primeros doscientos años de existencia de la ciudad, se daría en el ámbito de las letras, por lo mismo, aunque con desarrollos escasos, se enfocaría en las humanidades.

El escenario donde pudieron desarrollarse las artes, fue en el religioso, así, los primeros pasos en la educación de la población, procedió de este ámbito, siendo frailes los que desarrollarían esa actividad humanista.

Con la implementación de la Ratio Studiorum jesuita como plan general educativo contrarreformista, no es de extrañar que los primeros humanistas potosinos realizaran, además de su misión evangelizadora, principalmente actividades educativas. Figura entre los primeros frailes Diego de la Magdalena, que fue uno de los fundadores de la ciudad de San Luis Potosí, y sobresalen la instauración de la escuela agustina estando al frente Diego de Basalenque, la llegada a San Luis de los jesuitas y la instalación de su colegio. La actividad humanista de creación artística en letras se comienza a dar hasta finales del siglo XVII, aunque hubo manifestaciones más tempranas cuando hace su presencia un personaje nacido ya en estas tierras potosinas.

Los padres de la compañía de Jesús llegaron en 1626 a San Luis y solicitaron encargarse de la enseñanza, que anteriormente estaba a cargo de los agustinos que durante doce años impartieron en el convento de San Agustín.

Uno de los jesuitas que radicaron en San Luis Potosí y que sería la figura más sobresaliente en la introducción del pensamiento moderno en la Nueva España y que liderara la formación de los jesuitas en este terreno, sería José Rafael Campoy.

José Rafael Campoy, jesuita que además de pronunciar oraciones fúnebres destacó principalmente en la introducción de pensamiento moderno y contribución a la filosofía mexicana con un movimiento reformista, teniendo influencia en pensadores jesuitas como Clavijero, Castro, Abad, Parreño, Landivar, Cavo, Maneiro, entre otros.

Fue catedrático del Colegio de los Jesuitas en San Luis Potosí donde también participó Abad, siendo uno de los jesuitas expulsos que llegaron a Italia donde murió en Bolonia en 1777

. Nació en Álamos, Sonora en 1723, ingresó a la Compañía de Jesús en 1741, donde fue maestro de humanidades y filosofía en varios de sus colegios. En las honras solemnes a la memoria del rey Felipe V de España pronunció en la Iglesia Parroquial de San Luis una oración fúnebre.

Una de las cátedras que fueron importantes en el colegio jesuita de San Luis Potosí sería la gramática latina, este curso se cubría en cinco años y una buena cantidad de jóvenes potosinos pasaron por este curso.

Rafael Campoy, atendió este curso de gramática durante los años de 1746 a 1748; los temas de teología y filosofía si bien no se impartieron regularmente en San Luis Potosí, sus discusiones entre los profesores jesuitas e interesados en estos temas, serían influenciados por Campoy, como sería el caso de José Abad que se encargaría de cursos de filosofía en varios colegios jesuitas y que estuviera como profesor en San Luis Potosí.

El nombre de José Rafael Campoy como introductor del pensamiento moderno en el esquema de estudio jesuita es recurrente y las figuras de jesuitas que han destacado en la historia del pensamiento mexicano, y sus valiosas contribuciones en el exilio se fincan en la labor de José Rafael Campoy.

Campoy se convierte en una de las figuras que contribuyeron al progreso educativo de los jóvenes potosinos en el seno del Colegio jesuita en San Luis Potosí.

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Opinión

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