enero 20, 2025

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Lágrimas de Conejo | Columna de El Mojado

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Conejo Pérez

Rudeza necesaria 

 

¿Cuántas personas habrán llorado, al mismo tiempo que el Conejo Pérez, el sábado pasado? El número no lo sé, pero puedo decir que yo sí.

Ver al Conejo enfundado otra vez con el uniforme de Cruz Azul, once años después y que tuviera nuevamente el gafete de capitán, fue una escena que anhelé tantas veces, tanto que fue increíble ver que se realizara. Lo que no estaba en mi plan es que cuando ocurriera, no se pudiera repetir jamás.

El Conejo es uno de mis ídolos desde muy pequeño, a los ocho años de edad, cuando fui por primera vez a un estadio de futbol. Era momento de primeras veces para el portero también, pues aunque su carrera en primera división había comenzado algunos años antes, el torneo Invierno 1997 era su primer campeonato como titular.

No era poca cosa que el Conejo tuviera la titularidad en ese Cruz Azul, porque en la banca de La Máquina había otros dos enormes guardametas: el experimentado Nicolás Navarro y “el inmortal” Jorge Campos.

La fecha de mi primer partido en un estadio fue muy importante en la historia de Cruz Azul: el 7 de diciembre de 1997. Ese día, en León, me tocó estar en la misma cabecera en la que el Conejo hizo los calentamientos previos al partido, lo que provocó que su agilidad llamara mi atención todo el tiempo. 

Óscar Pérez tenía apenas 24 años, lo que provocó que, en un arranque de ira durante el calentamiento levantara el dedo medio a la afición leonesa que le gritaba de todo. Ahora suena increíble que no haya pruebas de eso, pero entonces, hace 22 años, no había cámaras en todos lados como actualmente.

Ese 7 de diciembre de 1997 el Conejo fue clave, como todo el torneo, para que Cruz Azul terminara levantando el título de campeón que desde entonces no se ha vuelto a presentar.

Mi idolatría fue creciendo, aunque no volví a verlo en un estadio hasta febrero de 2003, pero en ese lapso Óscar Pérez ya había viajado a una Copa del Mundo como arquero suplente y a otra como titular, además de que había formado parte del histórico Cruz Azul de la Copa Libertadores de 2001.

El Conejo creció con buenas actuaciones y se mantuvo en Cruz Azul  tanto en buenos y malos momentos. Soportó incluso una ocasión en la que fue despedido, injustamente, por la directiva que echó a todo el equipo por los malos resultados y luego volvió a negociar sus contratos.

Pero en 2008, Óscar El Conejo Pérez dejó Cruz Azul para no volver jamás. Algunas fallas en el arco hicieron que dejara la titularidad ante Yosgart Gutiérrez y después fuera prestado a otros clubes por muchísimos años más: Tigres, Chiapas, Necaxa, San Luis y Pachuca.

Ya no era más el arquero de Cruz Azul, pero era ya un guardameta experimentado y respetado en todas las canchas del futbol mexicano. En 2008, a su salida de La Máquina, con 35 años de edad, muchos creerían que su carrera estaba por terminar y nadie adivinaría que duraría once años más.

En Sudáfrica 2010 fue convocado a la Copa del Mundo por Javier Aguirre, en un gesto que muchos consideraron como un homenaje a su bril lante trayectoria, pero que terminó dándole al Conejo su segundo mundial en la cancha.

Ser titular le ganó a Óscar Pérez algunos odios momentáneos, pues no era el mejor portero mexicano del momento. Ese mundial, Guillermo Ochoa, tuvo que ver desde la banca los cuatro partidos en esa Copa del Mundo.

En 2011, el Conejo llegó a San Luis. Con 38 años de edad, parecía que podría ser el último club de su carrera. Nunca aproveché la oportunidad de irlo a buscar y en mayo de 2013, cuando la franquicia potosina fue vendida a Tuxtla Gutiérrez, el Conejo también se fue, pero a Pachuca.

Entonces publiqué en mis redes un lamento por mi desidia que evitó siquiera que tuviera una fotografía con Óscar Pérez, mi ídolo. Unos días después, por obra de la casualidad, en medio de un evento laboral me encontré al Conejo afuera del bar de un hotel. Se preparaba para ver la final de ida de la final del Clausura 2013 entre América y Cruz Azul, aquella fatídica en la que perdimos el noveno campeonato en los últimos minutos.

Otra vez, el cambio a Pachuca parecería que le entregaría sólo un retiro tranquilo al Conejo, pero aún así, con más de 40 años de edad, Óscar Pérez siguió siendo factor en la cancha hasta los últimos momentos de su carrera.

En 2016, ya con 43 años, el Conejo tuvo una actuación soberbia en la final del torneo que le dio a él el segundo campeonato de su carrera, contra Rayados. Las atajadas que tuvo durante todo el partido fueron clave para el título de los Tuzos.

Un año después, en febrero de 2017, vi por última vez al Conejo en un estadio de futbol. En aquella ocasión, Atlético de San Luis venció con gol de último minuto a los Tuzos, con una falla en el arco del Conejo. Como fue tradición cuando jugó para San Luis y enfrentaba a Cruz Azul, la parcialidad de sus rivales se le rendía en aplausos.

Par de meses después, anotó un gol doloroso para la parcialidad cruzazulina, pues dejó fuera a La Máquina de la liguilla, con una anotación de cabeza, la tercera de su carrera, pese a ser un portero. Antes había anotado con selecciones menores contra Corea del Sur y contra Tecos, jugando con Cruz Azul.

Parecía que el Conejo solo necesitaba volver a Cruz Azul, para su retiro y lo logró el sábado pasado. Por desgracia, no lo hizo como jugador, sino solo como un homenaje otorgado por el equipo de sus amores.

Por eso, ver al Conejo enfundado otra vez con el uniforme de Cruz Azul, once años después y que tuviera nuevamente el gafete de capitán, fue una escena que anhelé tantas veces, que fue increíble ver que se realizara. Lo que no estaba en mi plan es que cuando ocurriera, no se pudiera repetir jamás.

¿Cuántas personas habrán llorado, al mismo tiempo que el Conejo Pérez, el sábado pasado? El número no lo sé, pero puedo decir que yo sí.

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Tiempo de sumar | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Estamos a unas horas del arranque del nuevo torneo de la Liga MX, como bien sabemos, el campeonato se divide en dos: la temporada regular y la liguilla. Hoy, como cada inicio de liga, me voy a atrever a pronosticar cuántos puntos hará el San Luis al final de 17 fechas, y con ello, saber si hay alguna posibilidad de clasificar, según mi criterio, al torneo importante: la liguilla. Así que comencemos:

J1. Tigres (Empate) 1 punto
J2. Puebla (Victoria) 4 puntos
J3. Necaxa (Victoria) 7 puntos
J4. América (Derrota) 7 puntos
J5. Pumas (Derrota) 7 puntos
J6. Querétaro (Empate) 8 puntos
J7. León (Victoria) 11 puntos
J8. Monterrey (Derrota) 11 puntos
J9. Chivas (Empate) 12 puntos
J10. Atlas (Derrota) 12 puntos
J11. Bravos (Victoria) 15 puntos
J12. Cruz Azul (Derrota) 15 puntos
J13. Santos (Victoria) 18 puntos
J14. Mazatlán (Victoria) 21 puntos
J15. Xolos (Derrota) 21 puntos
J16. Toluca (Empate) 22 puntos
J17. Pachuca (Empate) 23 puntos

23 puntos es lo que creo que podrá tener San Luis en este torneo, un número que, dado el sistema actual de competencia, podría dar acceso a jugar el Play-in. Tomando en cuenta que en el torneo recién finalizado, el equipo con menos puntos que clasificó a esa instancia fue Atlas con 22. Pero recordemos que en el Clausura 24, el equipo con menos puntos clasificado al Play-in fue Querétaro con 24, mientras que en el Apertura 23 fue Mazatlán con 22.

Pues bien, en caso de que San Luis pudiera conseguir, por lo menos, 23 puntos, estaríamos hablando de una temporada con chance de jugar el Play-in, lo cual podría ser la antesala de una nueva liguilla. San Luis es un equipo que tuvo la fortuna de terminar el torneo invicto en casa,

algo que en algún momento terminará, como es lógico, pero hizo del Lastras su mayor fortaleza. De mantenerse la tendencia, el handicap a favor es que en este torneo tiene 9 juegos de local, a diferencia del anterior, donde solo fueron 8, cuestión que nos puede dar algo de optimismo frente a mi (tal vez) negativo pronóstico.

A favor del equipo, la base del cuadro se mantiene, fuera de la salida de Guémez, Boli y Chávez (hasta el momento en que escribo) y la llegada de Pérez Bouquet, el regreso de Murillo y la incorporación de Abitia y otros sub al primer equipo. San Luis parece intentar jugar muy parecido al torneo anterior, cosa que es muy prometedora.

Pase lo que pase, este es el torneo de consolidación para el proyecto actual. Jugadores, staff y cuerpo técnico tienen que cumplir con las altas expectativas de la gente que los observa. Dejaron el listón muy alto, y prensa, afición y espectadores de otros equipos querrán volver a ver a ese San Luis que, aparte de ganar (casi) siempre en casa, jugaba bonito.

A sumar, que esas matemáticas no se van a hacer solas.

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Ramón Juárez, el potosino que se colgó el tricampeonato

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A sus 23 años, el oriundo de Rioverde se ha convertido en uno de los futbolistas más prometedores del Club América y la Liga MX

Por: Redacción

El pasado domingo se llevó a cabo la final del Torneo Apertura 2024 de la Liga MX, entre el Club América y Rayados de Monterrey. En este juego y durante la temporada, destacó la presencia de Ramón Juárez, defensa central del equipo azulcrema y partícipe del tricampeonato del equipo de Coapa.

Ramón Juárez del Castillo es originario de Rioverde, San Luis Potosí. Cuenta con 23 años y una trayectoria notable en el fútbol mexicano.

Su currículum futbolístico se remonta a la era de André Jardine cuando dirigía el Atlético de San Luis; ahí sumó un año de experiencia en primera división.

Posterior a ello entró a la sub-20 del Club América, durante el Clausura 2023. Ahí disputó 16 partidos como titular en fase regular, y luego de ello, recibió ofertas para unirse a Xolos de Tijuana y a Gallos Blancos del Querétaro. No obstante, su decisión ya estaba tomada:

Ramón Juárez quería un puesto en el América.

Tras su ingreso en el equipo titular, llegó bajo el mando de André Jardine, director técnico brasileño que también tuvo su etapa en el Atlético de San Luis. Transcurrió la Leagues Cup sin tener minutos, y no fue hasta la jornada 2 que entró de titular ante Querétaro

, y luego hasta la jornada 6 frente a León.

En ese torneo, Ramón Juárez enfrentó 11 partidos; de esos, ocho fueron como titular, equivalentes a 741 minutos de juego y la confianza del técnico brasileño.

Durante el siguiente torneo, sumó mil 252 minutos, donde las Águilas se coronaron como bicampeones.

Para este Apertura 2024, se volvió el indiscutido por parte de Jardine, y gracias a Ramón Juárez, el equipo logró meterse a la reclasificación.

Actualmente la prensa deportiva especializada lo ubica entre los casos extraordinarios como Mario Alberto Trejo y Alfredo Tena, ambos canteranos de arraigo americanista y destacadas figuras en su época.

Éste último, –conocido como el Capitán Furia– también logró un tricampeonato que le permitió consagrarse como futbolista de élite, por lo que para muchos no se descarta la posibilidad de que Ramón Juárez se vuelva una leyenda del fútbol mexicano.

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#4 Tiempos

La Noche de la Vergüenza: Los peores 45 minutos del Atlético de San Luis | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

La noche del pasado sábado fue una de esas que al menos yo querré olvidar. En un partido que parecía prometedor, el equipo potosino se desplomó de manera estrepitosa en el segundo tiempo, dejando a todos con la boca abierta y el corazón partido.

A pesar de la derrota, debo decir que estoy orgulloso del torneo que se ha hecho. El equipo ha demostrado una gran capacidad para competir contra los mejores equipos de la liga, y se logró alcanzar nuevamente la semifinal, lo que es un gran resultado para un equipo como San Luis.

Sin embargo, esperaba más en ese partido. Esperaba que el equipo saliera con más intensidad, con más pasión y con más determinación. Pero lamentablemente, eso no sucedió.

Los primeros 45 minutos del partido fueron un verdadero desastre para el San Luis. El equipo parecía desconectado, sin ritmo ni coordinación, a pesar de eso, la suerte estuvo de nuestro lado, Monterrey no encontró el gol y creo, se hubiera podido replantear algo para los segundos 45. Donde por cierto, todo se derrumbó, los errores defensivos se sucedieron uno tras otro, y el portero no pudo hacer gran cosa para evitar la goleada.

Pero lo que más duele es que el equipo parecía haber abandonado la lucha. La falta de intensidad y la ausencia de liderazgo en el campo fueron patentes. Los jugadores parecían perdidos, sin saber qué hacer ni cómo reaccionar ante la presión del rival.

La derrota final fue un reflejo de la pobre actuación del equipo en el primer tiempo, y el debacle del segundo. Aunque San Luis intentó reaccionar en la segunda mitad, con el p enal, el daño ya estaba hecho.

La noche había sido un desastre.

San Luis fue un equipo distinto este torneo, la forma en que jugó de local y sobre todo en liguilla, enamoró a más de uno,

el equipo considerado el caballo negro, nos hizo soñar y parecía que podrían pelear en Monterrey, pero lo que más sorprendió a todos fue la cantidad de goles que recibió el equipo allá. Nunca en la temporada de San Luis, un rival les había metido más de 3 goles en un partido. La defensa, que había sido una de las fortalezas del equipo, se desplomó de manera estrepitosa, permitiendo que Monterrey se llevara una victoria aplastante.

Pero demos vuelta a la página, un buen torneo puede ser el inicio de algo mejor, San Luis demostró que puede competir, solo espero que la directiva no tome decisiones precipitadas y no desarme al equipo. Es importante mantener la base y sumar jugadores que puedan aportar calidad y experiencia.

También espero que la directiva del equipo aproveche la oportunidad para sumar jugadores de la cantera. El equipo tiene una gran cantidad de talento joven que puede ser aprovechado para fortalecer al cuadro.

El San Luis debe levantarse de esta derrota y mirar hacia adelante. El equipo tiene el potencial para hacer grandes cosas, pero debe trabajar duro para mejorar y alcanzar sus objetivos. La afición espera con ansias ver a su equipo volver a jugar alegre, mantener los triunfos en casa, pero sobre todo, regresar a jugar sin miedo, pintándole la cara a cualquier rival. Lección aprendida San Luis, ojalá que no te vuelvan a meter 5, en tu siguiente partido de semifinales, ojalá a la acción.

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