#4 Tiempos
La mezquindad de algunos mexicanos con Venezuela | Columna de Carlos López Medrano

Luces de variedad
La crisis presidencial que asola a Venezuela ha revelado la miseria humana de un sector importante de la población que lejos de involucrarse ha preferido pasar de largo ante una tragedia que afecta a uno de los países que tienen mayores lazos históricos con México.
No son tiempos para la tibieza, y ante el rompimiento del orden democrático en un país tan cercano, el sentido común indica que hay que pronunciarse desde nuestras respectivas trincheras para condenar lo que, sin lugar a dudas, es un régimen demencial comandado por un Nicolás Maduro cada vez más errado y lejano a la realidad.
El mandatario venezolano no solo ha mostrado su incapacidad como estadista al aplicar fórmulas probadamente fracasadas como el control de precios y el ahogo del sector privado que desde hace años tienen hundida a su nación en una hecatombe sin precedentes, también ha cerrado de tajo la vía democrática que se necesita para hacer cambios de raíz que implican, desde luego, barrer al chavismo del poder.
El establecimiento de la Constituyente en 2017 quebró definitivamente lo que era una administración torpe y vil, pero con cierto anclaje institucional, para convertir de lleno al chavismo en una dictadura con todas las letras. Con tal decisión arbitraria, Maduro decidió tirar por la borda la voluntad del pueblo venezolano que había dado una abrumadora mayoría a la oposición en el legislativo e impuso a un monstruo legado por su antecesor: la Constituyente, conformada por el oficialismo que ahora tiene facultades por encima de los otros poderes públicos del Estado sin haber sido elegida por la ciudadanía.
La situación en Venezuela muestra lo que sucede cuando un gobierno monopoliza el poder en un país. El comunismo depreda cualquier contrapeso que se le cruce en el camino. Asfixian al sector empresarial, y por medio de subterfugios van amilanando a los medios de comunicación y al individuo en general. Si no vas con su proyecto, en automático te transformas en un “traidor”, en un “gusano”, en un “enemigo de la patria”.
Una de las estrategias más socorridas por los comunistas es erigirse como la voluntad del pueblo. Engañan a la gente y pretenden mostrarse como la encarnación de un país y no como lo que son, administradores temporales. Se convierten así en sátrapas que pretenden sostener a toda costa su delirante superstición internacionalista. Solo ellos pueden, nadie más.
Ante ello, muchos mexicanos han preferido callar o tomar la desgracia como objeto de burla. Peores aún son los que solapan la barbarie o los que hasta la celebran. Un sector retrógrado de la izquierda se ha quitado la máscara al guardar silencio ante violaciones de derechos humanos y la deriva del sistema de justicia del país sudamericano. Eso que tanto les hace bramar contra sus enemigos locales, les parece permisible en el exterior cuando se trata de encubrir a sus aliados ideológicos.
Lo anterior solo es explicable porque lo suyo tiene tintes de religión. De ahí que no les importen los hechos ni la evidencia que contradiga a sus intereses. Permanecerán siempre encerrados en sus ideas y nunca asumirán culpas, pese a que todo se caiga a pedazos.
Por eso los herederos de la doctrina bolchevique son peligrosos y por eso hay que evitar en la medida de lo posible que estén a cargo de una nación. Una vez que llegan, es muy difícil quitártelos de encima. No importa la miseria que acumulen ni las tragedias que provoquen. Seguirán defendiendo su fantasía revolucionaria sin considerar ninguna otra perspectiva. Maduro entiende su lugar como un papel mesiánico, como si él representara el “bien” que debe imponerse en la partida, aunque los actos lo confirmen como un tirano.
La cerrazón de los simpatizantes del chavismo es preocupante, pero no es nueva. Es la ceguera clásica de un ala de socialistas tirada hacia el negacionismo. Una especie que todavía defiende de Lenin, Stalin, Mao y Fidel Castro, pese a que llevaron a la muerte y represión a millones de personas. En comparación Maduro es un juego de niños. De ahí que no conviene tener esperanzas de que enmienden el camino.
Para sostener la farsa, los embajadores no oficiales del chavismo que pululan en México recurren a trucos propios del mago Chen Kai (aunque sin la misma gracia). Esta gente clama que detrás de las presiones internacionales contra Maduro se encuentran los intereses de Estados Unidos por el petróleo venezolano. Y no cabe duda que Estados Unidos tiene deseos y estrategias geopolíticas cuestionables (como muchos otros países), pero la idea no se sostiene si se toma en cuenta que el nacionalismo chavista nunca ha sido impedimento para que los estadounidenses compren a placer hidrocarburos venezolanos, representando actualmente el 20 por ciento de sus exportaciones. La economía de Venezuela, de hecho, es dependiente en exceso de Estados Unidos, su mayor socio comercial, por lo que tampoco se sostiene lo del “bloqueo” que ya aducen como una caricatura argumental que tanto han usado, ahí sí con cierta lógica, respecto a Cuba. Estados Unidos, además, es desde hace unos meses el máximo productor de petróleo en todo el mundo.
El gobierno mexicano tomó una postura de neutralidad activa respecto a la disputa entre Nicolás Maduro y Juan Guaidó, el líder de la oposición, el cual no se “autoproclamó” presidente en un acto de delirio, como vociferan los simpatizantes del chavismo, sino que como figura democrática actúo en consonancia a una interpretación de los artículos 233, 333 y 350 de la Constitución de Venezuela. Guste o no su maniobra tiene mayor legitimidad que una presidencia impuesta a la fuerza, con elecciones fraudulentas en las que hubo una participación reducida, en la que no participó la oposición y en la que no hubo una junta electoral independiente que diera certeza a los resultados. El adelanto del proceso electoral que el oficialismo aplicó a modo de madruguete, rompió de tajo con las gestiones diplomáticas internacionales que había en aquellos días. El chavismo con la anuencia de la cúpula militar simplemente quiso imponerse.
En México, la línea tomada por la administración de Andrés Manuel López Obrador puede ser criticable, pero corresponde a una ideario político que, en teoría, busca algún fin estratégico. De ahí que que la decisiones estén condicionadas por las posibles consecuencias, como la escalada del conflicto. Lo verdaderamente inmoral es que la población, que puede emitir su solidaridad con la víctima de un gobierno tiránico en Venezuela, no lo haga, ni siquiera porque gozan de una oportunidad histórica para expresarse total libertad y sin cortapisas frente a lo que agobia a nuestros similares a tan solo unos kilómetros de distancia. Tal mezquindad es indigna de nuestra historia y del liderazgo ciudadano que los mexicanos deberína representar en una región tan golpeada como en la que estamos. La solidaridad nunca sobra, en especial cuando se trata de nuestros hermanos. Si toleramos esto, podríamos ser los siguientes. Venezuela, más que nunca, no debe quedarse sola.
Contacto: [email protected]
También lea: La pesadilla laberíntica del huachicol | Columna de Carlos López Medrano
#4 Tiempos
Las dos mujeres de Truman. Palabras con cicuta
Apuntes
Hay autores que escriben un solo amor con distintos nombres. Truman Capote lo hizo con los de Nancy Clutter y Holly Golightly: la muchacha asesinada y la mujer que huye. Dos rostros de la misma herida.
Nancy era todo lo que el mundo aprueba: pureza, promesa, familia. Una adolescente que hacía listas, organizaba fiestas y creía que el bien era una costumbre diaria. Holly, en cambio, era todo lo que el mundo juzga: libre, contradictoria, caprichosa, superviviente. Todo sinónimo de “libre y espontánea”.
Ambas están solas frente a una sociedad que las define, una desde la muerte y otra desde el deseo.
Yo creo que Capote estuvo enamorado de una mujer que fue las dos. Una que lo deslumbró por su bondad y lo desarmó por su caos. En Nancy encontró la integridad que él nunca tuvo; en Holly, la libertad que siempre le fue negada. Una mujer que cocinaba con delantal los domingos, pero que podía desaparecer una semana sin explicar por qué. La amaba por lo que lo salvaba y por lo que lo destruía.
En A sangre fría, Capote mira a Nancy como si aún pudiera rescatarla. La describe con ternura casi maternal, pero también con una envidia melancólica: ella no sabía lo que era la vergüenza ni el exceso. En Desayuno en Tiffany’s, en cambio, elige no salvar a Holly. La deja ir. Le permite el privilegio que Nancy nunca tuvo: seguir viva aunque nadie la entienda.
Quizá esa fue la forma en que Truman se reconcilió con su propia culpa. Escribir a la que murió como víctima y a la que se fue como promesa. Una purificada por la muerte, la otra condenada a vivir
. Entre ambas, Capote puso su propia alma: la de un niño que soñaba con el orden de Nancy y despertaba con el desorden de Holly.No se puede amar a dos mujeres tan distintas sin romperse un poco. Pero Capote lo hizo. Amó la pureza que se deja matar y la libertad que se mata sola.
Y quizá, como tantos de nosotros, entendió demasiado tarde que una y otra eran la misma. Que la vida te puede matar por ser buena o por querer ser libre. Y que entre esas dos muertes —la literal y la simbólica— se esconde el precio de vivir como uno quiere.
Punto.
Y aquí estoy yo, leyendo a Truman y sintiendo que me contó la historia antes de que ocurriera. Porque yo también quise que Holly fuera Nancy: que se quedara, que colgara su vestido brillante y se sentara a esperar el desayuno. Pero ella eligió la noche, otro hombre, otra ciudad.
Yo sigo aquí, recogiendo los platos, preguntándome si alguna vez alguien puede amar a una mujer así sin terminar escribiendo sobre su ausencia.
Quizá eso somos los que escribimos: los que convertimos el abandono en literatura.
Los que seguimos hablando con las Holly que quisimos que fueran Nancy, aun sabiendo que la vida —como en Capote— siempre acaba a sangre fría.
Yo soy Jorge Saldaña.
También lee: Siempre Autónoma… ¿o hasta la victoria siempre?
#4 Tiempos
Antonio Castro Leal, su papel por la autonomía universitaria | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En los movimientos y propuestas por la autonomía universitaria en el país, son varios los potosinos que figuran como pioneros, algunos no muy mencionados en este proceso. Entre estas figuras encontramos a Valentín Gama y Cruz, Rafael Nieto Compeán, Manuel Nava Martínez y Antonio Castro Leal quien estaría involucrado en los dos más importantes movimientos por la autonomía universitaria, el caso potosino y el de la universidad nacional.
Antonio Castro leal, abogado de formación y literato por vocación nació en San Luis Potosí en la última década del siglo XIX, el 2 de abril de 1896 y como varios potosinos iría a la Ciudad de México a continuar sus estudios a principios del siglo XX, donde fincaría su formación intelectual en la Escuela Nacional Preparatoria adquiriendo una formación humanística que guiaría su vida profesional. Fue uno de los fundadores del proyecto conocido como Ateneo de la Juventud y la fundación de la Preparatoria Libre.
Ingresa a la Escuela Nacional de Jurisprudencia y cofundaría la Sociedad de Conferencias y Conciertos en 1916, a cuyos siete fundadores se les llamaría “los siete sabios”, junto a Vicente Lombardo Toledano, Manuel Gómez Morín, Teófilo Olea y Leyva, Jesús Moreno Baca, Alfonso Caso y Alberto Vázquez del Mercado. “Los siete sabios”, nombre que nació mas en tono de burla que de reconocimiento, se caracterizaban por ser un grupo lleno de inquietudes culturales y políticas, aficionados a la música, la literatura y cultura en general; jóvenes precoces de 19 y 20 años de edad que ya eran profesores universitarios.
El papel pionero de Valentín Gama, por la autonomía universitaria cuando asumió el rectorado de la entonces Universidad Nacional de México, ya lo hemos tratado en esta columna, pero por aquella época revolucionaria Antonio Castro Leal, figuraría entre los primeros mexicanos que impulsarían los proyectos de autonomía universitaria.
Su interés político se manifestaría en 1917, cuando con sus compañeros universitarios que integraban “los siete sabios” extendieron al Congreso de la Unión la primera solicitud de autonomía universitaria, como protesta ante la Constitución de ese año, que suprimía a la Secretaría de Educación Pública creando a cambio un Departamento Universitario que el Senado integró a la Secretaría de Gobernación; determinación que molestó a estudiantes y profesores y como parte de la protesta, Castro Leal y sus amigos de los siete sabios enviaban la solicitud de autonomía universitaria al Congreso de la Unión, de la cual nunca hubo respuesta.
Años después, Antonio Castro Leal, sería rector de la Universidad Nacional de México, siendo el segundo potosino en ocupar ese puesto y durante su rectorado se conseguiría como un gran triunfo histórico la autonomía universitaria transformándose la Universidad Nacional en Universidad Nacional Autónoma de México. Por ese entonces la autonomía de la universidad potosina, que se considera la primera a nivel nacional en haber obtenido ese carácter con la iniciativa de Rafael Nieto, le había sido retirada y la recuperaría en parcialmente en 1935 siendo gobernador Idelfonso Turrubiartes. La completa autonomía y formación estructural académica de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la lograría el Dr. Manuel Nava con el apoyo del gobernador Ismael Salas en la década de los cincuenta del siglo XX, como apuntamos en la entrega anterior de esta columna. En este movimiento académico en San Luis, estaría participando de manera indirecta también Antonio Castro Leal como miembro de la Academia Potosina de Ciencias y Artes que impulsó el movimiento renovador de alta cultura que incidió en la moderna formación de la UASLP.
Antonio Castro Leal obtuvo los grados de licenciado y doctor en derecho por la UNAM y doctor en filosofía por la Universidad Georgetown en Washington, Estados Unidos. Durante algún tiempo se dedicó a la docencia como actividad principal dictando cátedra de literatura en la Escuela de Altos Estudios, en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, también impartió la cátedra de derecho internacional en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.
Su papel en las instituciones educativas y culturales mexicanas fue muy importante teniendo un destacado papel protagónico, entre ellas la dirección del Instituto Nacional de Bellas Artes, entre muchas otras.
Su actividad literaria, otra de sus pasiones, la inicia en 1914 distinguiéndose como escritor, ensayista y crítico de las letras mexicanas. Escribió poesía usando el pseudónimo de “Miguel Potosí”. Castro Leal es uno de los muchos potosinos que escribieron su historia en el mundo de las letras y que figura como un protagonista por la autonomía universitaria en el país.
Antonio Castro Leal murió en la Ciudad de México el 7 de enero de 1981.
También lee: Manuel Nava, médico, humanista impulsor de la autonomía universitaria | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Siempre Autónoma… ¿o hasta la victoria siempre?
APUNTES
Así “sin querer queriendo” me encontré una película que para mí es fabulosa: “13 días”. John Efe, era encantador… Fidel, un hombre que jamás se hincó ante el “imperio” mmmm… ¿De qué lado están ustedes? ¿“Team Fidel, que no se rinde pero tampoco se alinea”, o “Team John”?
La UASLP es como la Cuba de Fidel: No, ¿cómo cree presidente? Nosotros no tenemos nada en su contra, pero pues la hermana República de Rusia nos regaló unos misiles… ¿Qué haría usted?
Presidente… nuestra patria es autónoma, libre, independiente… no se meta, pero queremos el mismo derecho que usted a meternos en lo que nos dé la gana y golpearlo a contentillo… métase cuando a nosotros nos convenga… es nuestro derecho y hasta deber.
Presidente: vamos a lanzar nuestros misiles, pero no queremos hacerles daño… solo que usted nos hace daño y nos comportamos IGUAL que usted.
¿Autonomía? Claro. Que hermosa palabra. Caperucita pudo ser la más puta con el lobo, pero… fue decisión de ella (muy autónoma) señalar a quien ella consideró culpable… y mataron al lobo.
Deme una salida, presidente…
— Ok.
Eres a partir de hoy, autónomo. Pero bloqueado. Aceptas lo que te diga, pero dirás que no aceptaste. Hablo yo. No tú
… y te tienes que agachar, aunque tú tengas los misiles.
—Ganamos.
Hasta la próxima.
Yo soy Jorge Saldaña
También lee: Gobierno y UASLP: sus enemigos se saborean los bigotes | Apuntes de Jorge Saldaña
-
Destacadas1 año
Con 4 meses trabajando, jefa de control de abasto del IMSS se va de vacaciones a Jerusalén, echando mentiras
-
Ciudad3 años
¿Cuándo abrirá The Park en SLP y qué tiendas tendrá?
-
Ciudad4 años
Tornillo Vázquez, la joven estrella del rap potosino
-
Destacadas4 años
“SLP pasaría a semáforo rojo este viernes”: Andreu Comas
-
Estado2 años
A partir de enero de 2024 ya no se cobrarán estacionamientos de centros comerciales
-
Ciudad3 años
Crudo, el club secreto oculto en el Centro Histórico de SLP
-
#4 Tiempos3 años
La disputa por el triángulo dorado de SLP | Columna de Luis Moreno
-
Destacadas3 años
SLP podría volver en enero a clases online