junio 2, 2025

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#4 Tiempos

La historia detrás de El Mijis | Columna de Jorge Saldaña

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Tercera Llamada

Para desnudar más allá de la capa de sus tatuajes a Pedro César Carrizales Becerra, ahora conocido como “El Mijis”, y antes de 2011 como “Pedro Piedras”, me parece indispensable, Culto Público, citar la espléndida columna de Carlos López Medrano publicada en octubre del año pasado, en este mismo medio, sobre el personaje en cuestión.

 

Un hombre ya ni tan “chavo banda” que a sus 40 años, con hijos y hasta un par de nietas, sigue desempeñando su papel de niño víctima, primero de las circunstancias de su vida, pasando por adicciones, cárcel y “falsas acusaciones”,  hasta las que le ha puesto enfrente la vida pública, en el que ahora es víctima –dice- de la discriminación, el clasismo y hasta la inseguridad que atentó contra su vida el lunes pasado.

 

Son al menos media docena de ocasiones, en los 5 meses que lleva de diputado y 3 de candidato, en que El Mijis ha denunciado violencia, levantones, ataques, secuestros, amenazas, extorsiones y por último, el más reciente y deleznable ataque armado que sufrió en un camino al oriente de la capital potosina.

 

Inicio pues con la cita a la columna Luces de Variedad, para conocer más sobre Pedro.

 

“El diputado potosino Pedro Carrizales —alias “El Mijis”— ha sido entrevistado por los periodistas más famosos del país. Cadenas internacionales han realizado reportajes laudatorios sobre su figura. Tiene el respaldo del presidente electo (a quien se refiere como “el mero machín”). Gana más de 80 mil pesos mensuales, lo cual lo ubica en el décil más afortunado de la población. La editorial Dharma Books está preparando un libro sobre su vida. Recibió un doctorado honoris causa. Grabó un videoclip rap. Da giras por todo México. Ha sido contactado por la ONU. Sus proyectos obtuvieron financiamiento de la empresa trasnacional Cummins. E incluso ha sido llamado “líder espiritual”.

Pero el Mijis dice ser víctima de discriminación.

Tal es la carta que El Mijis ha sacado cada que necesita defender su postura o cuando una crítica llega a sus pies. Ante la adversidad o la oposición, el diputado local de San Luis Potosí no argumenta ni acepta deslices, sino que es el primero en recurrir a su carácter de foráneo para repartir culpas e instalar la idea de que hay algo personal en su contra.

Pedro Carrizales es protagonista del documental “Dicen de mí”, otro trabajo que lo ensalza como personaje. El armado del documental contribuye a la configuración del mito. En el metraje no se ahonda en el pasado obscuro del ser humano, y se pasa casi de inmediato a lo mucho que ha sufrido. Sus días como cabecilla pandilleril son mostrados como algo lejano, abstracto, inocuo.El propio diputado se nota evasivo con aquellos días. No entra en detalles y simplifica. Se limita a decir que son “errores que cometí como chavo banda”.

El Mijis llora ante la cámara. La mayor parte de los testimonios que aparecen en el documental añaden elementos para erigir la leyenda. Son amigos, académicos e intelectuales que justifican cualquier vacío y que dan acrobacias retóricas para sostener la posición que Carrizales tiene en la arena política pese a su falta de preparación.

Aquello no es novedad. El patrón se repite en cada uno de los espacios mediáticos en los que El Mijis aparece. Minimiza los asuntos que resultan cuestionables sobre su persona y a continuación lanza acusaciones y señalamientos contra quienes considera los opresores, todos esos que han conspirado en su contra. Una marabunta, hay que decirlo, tan torpe que no ha logrado detener su ascenso meteórico en la escena.

La entrevista que le realizó Buzzfeed hace unos meses deja en claro, de nuevo, su estrategia discursiva. A El Mijis le cuesta asumir culpas, así que, entredientes, admite algunas minucias para luego desviar la atención hacia a) lo mucho que ha sufrido o b) los males arraigados a la sociedad, a los que atribuye todo lo infame que pudo haber hecho. Son los demás, no él, los que se comportan de forma nociva…”

Y continúa más adelante el autor de la pieza que tituló “El chantaje emocional de El Mijis”

.

“Él es, encima, el primero en alimentar y sostener su segregación respecto al resto. Viste de forma diferente para no ser vinculado con los demás. Usa la falacia de asociación: como los políticos que han saqueado al país usaban traje, vestir formal es un mal síntoma. Se empuja la idea de que ir en mezclilla y en tenis al Congreso es una especie de muestra de honradez.

Preocupa además el extravío intelectual de la que El Mijis es presa. Lo mismo cita al Che Guevara que a Winston Churchill. Por un lado pugna por la legalización del aborto y los matrimonios igualitarios al tiempo que recurre a la iglesia, máxima opositora de tales medidas, para que bendigan su lugar de trabajo…

Fin de la cita.               

 

Así va por la vida nuestro querido Mijis, faltando a las sesiones, pero acudiendo a Harvard. En público acusando de extorsión, pero en privado apurándose a pagar las deudas contraídas por la fallida gestión de escrituras de la Colonia Juvenil, tal como quedó evidenciado en una llamada telefónica entre uno de sus antiguos representados de apodo “El Azul” y el propio diputado.

Celebra y agradece El Mijis el apoyo que le ha dado de forma sostenida la federación, sobre todo la que proviene del escritorio de Yeidckol Polevnsky, poderosa secretaria nacional de Morena, pero olvida agradecer el apoyo que obtuvo al mismo tiempo de Tekmol, y del PRD, a quienes sirvió como contratista en el pintado de bardas durante las campañas, amarillas o blancas según el cliente.

Por separado, tanto el desaparecido José Luis Romero Calzada, como el PRD, aseguran  que durante la campaña El Mijis cobró a uno y a otro cantidades entre los 40 y 80 mil pesos para que sus cuadrillas pintaran casas y edificios en Soledad de Graciano Sánchez. Luego se fue con el recurso y a ambos les quedó a deber.  Los tiempos coinciden con la denuncia de su secuestro y pago de 400 mil pesos que, dice el Mijis, su familia tuvo que pagar por recuperararlo, la misma razón dio a sus dos contratistas para no reintegrar el dinero que no fue utilizado.

En aquel entonces a Tekmol le aseguró que los Gallardo lo perseguían y a los Gallardo les dijo lo contrario, incluso se recuerda aquella fotografía en la que estuvo dispuesto a cambiar su candidatura alineándose a las filas amarillas. Lo mismo que existen videos del Mijis en casa de Tekmol.

Eso no está denunciado ni anunciado. Esas historias no las cuenta en los noticieros nacionales o internacionales, tampoco en Cambridge. Es tatuaje de los que no se ven, pero se sabe que se llevan.

Total que mucho trabajo tiene la Fiscalía General del Estado en investigar y castigar las amenazas, el levantón, el secuestro y ahora el terrible atentado a balazos que ha sufrido El Mijis en los últimos meses y días.

Ya de pasada, y si no es mucha molestia, también se agradecería que la Fiscalía presentara avances en la investigación del misterioso robo de las firmas (y la botella de whisky) del que fueron víctimas unos días antes de registrarse como candidatos independientes los hoy asesores justamente de Pedro Carrizales.

-Yo ya las tenía todas, todas…pero me las robaron, dijeron en aquella ocasión.

Ojalá que Pedro no espante al lobo, que todo se esclarezca y no sea, como algunos infieren, asuntos derivados de otra mala decisión tomada bajo el influjo de una nueva adicción…a los reflectores.

Cámara Mijis… Hasta la próxima

@jfsh007

 

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#4 Tiempos

Se acabó el Clausura 2025 | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Llegó a su fin el torneo de la Liga MX con un nuevo campeón, el Toluca destronó al América y se sienta en la cima. Ahora es momento de hacer cuentas, de esas que sirven para alimentar la estadística.

En total, en el Clausura 2025, se jugaron 170 partidos: 153 de temporada regular y 17 de liguilla.

En la jornada 9 se dio el resultado más abultado del campeonato, un 5-0 que le propinó Toluca a Querétaro en la bombonera. En contraparte, 12 partidos terminaron con un empate a 0, incluyendo el partido de ida de la final entre América y Toluca.

El equipo más goleador fue Toluca, con 51 tantos entre torneo regular y liguilla, a diferencia de Querétaro que fue el que menos anotó con tan solo 10 en toda la fase regular.

Algunos de los récords que se rompieron en este Clausura 2025 destacan al Toluca anotando 5 goles en dos partidos, primero ante Querétaro en la jornada 9 y después frente a Necaxa en la jornada 11.

Jhon Kennedy de Pachuca logró anotar en cuatro partidos consecutivos en casa, alcanzando a Edwin Cardona en 2019.

Atlas logró una remontada 4-3 después de ir perdiendo 0-3 ante Tijuana, algo que igualó a América en 2016 ante Cruz Azul, por cierto, este partido entre Atlas y Tijuana fue uno de los dos con más anotaciones del torneo.

Para cerrar con los números, el promedio de asistencia a los partidos fue de 23,783, mientras que la mejor asistencia fue el partido entre Monterrey y San Luis, en la jornada 8, con 50,023 aficionados, esto gracias a la expectativa del debut de Sergio Ramos. Del otro lado, el partido con menos asistentes fue el Pumas vs Mazatlán con tan solo 8,845 espectadores, esto provocado por jugar al mismo tiempo que se llevaba a cabo el Super Bowl 59.

Por último, en temas financieros, se presume que el campeón del futbol mexicano recibe aproximadamente 78 millones de pesos más la clasificación a la Copa de campeones de Concacaf y un considerable aumento en los bonos de patrocinadores tanto propios como de la liga.

Se fue un torneo, y aunque todavía quedan por lo menos dos partidos más que interesan a los aficionados locales (Cruz Azul vs Vancouver y América vs LAFC), la liga llegó a su fin y por ahora vivimos la emoción del futbol de estufa, hagan sus apuestas y esperemos que el próximo torneo vuelva a emocionar.

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#4 Tiempos

Micrometría y la paz del espíritu en la Ciencia en el Bar | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

Braulio Gutiérrez Medina es un investigador del Instituto Potosino de Ciencia y Tecnología, IPICyT, que realiza trabajo de investigación en biofísica, biomateriales bionanotecnología, siendo especialista en técnicas de Microscopia óptica, que incluyen herramientas de pinzas ópticas y fluorescencia.

Sobre estos temas estará participando con una plática en La Ciencia en el Bar que ha titulado, La Micrometría y la Paz del Espíritu; sugerente título que nos remite a asuntos de medición en sistemas biológicos los cuales tienen tamaños micrométricos y nanométricos y en los que se requiere para su estudio de mediciones de microscopía con luz para muy pequeños tamaños.

La charla se llevará a cabo el jueves 29 de mayo a las ocho de la tarde noche en La Cervecería San Luis, ubicada en la Calzada de Guadalupe número 326, con entrada libre. La charla forma parte del ciclo treinta y nueve de esta serie que corresponde a diecinueve años de actividades. La Ciencia en el Bar es un programa pionero en el país y ha sido replicado en varias partes del país, generando escenarios de interacción entre la comunidad científica nacional y el gran público.

Este jueves, es una buena oportunidad para escuchar al Dr. Braulio Gutiérrez y conocer parte de su trabajo de investigación que realiza en el IPICyT. El Dr. Braulio Gutiérrez es un físico egresado de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México en 1997 y realizó sus estudios de doctorado en Física en la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos en 2004 y un Posdoctorado en Biofísica en la Universidad de Stanford en 2009. Ha recibido los premios Jorge Lomnitz Adler 2018 del Instituto de Física-UNAM y Academia Mexicana de Ciencias en el 2018, y el premio George E. Brown, Jr. UC MEXUS en 2010. Cuenta con un par de patentes, entre ellas método para obtener imágenes tridimensionales usando un microscopio de campo brillante otorgado en 2021.

Con la técnica de pinzas ópticas que ha desarrollado el Dr. Braulio Gutiérrez, ha logrado entender un poco más el funcionamiento de pequeñas proteínas de las células, llamadas motores moleculares, que funcionan como mensajeros al interior de la célula.

En una entrevista que concedió el Dr. Gutiérrez detalló el desarrollo de sus pinzas ópticas: “Construimos un instrumento de pinzas ópticas, que se basa en un microscopio óptico con el cual podemos observar muestras biológicas y micropartículas. Un microscopio óptico utiliza lentes para formar una imagen amplificada de la muestra de interés. La lente más importante del microscopio es el objetivo que se encuentra inmediato a la muestra. Al microscopio le acoplamos un haz láser que hacemos pasar a través del lente objetivo, con lo cual logramos tener el láser enfocado sobre la muestra. Este láser es el que captura y manipula nano-objetos como las proteínas llamadas cinesinas”.

Por lo regular las charlas de La Ciencia en el Bar se realizan en día miércoles, en esta ocasión se realizará el jueves que es día 29 de mayo. Los esperamos este jueves a las ocho de la noche en La Cervecería San Luis y disfrutar la charla del Dr. Braulio Gutiérrez sobre Micrometría y la Paz del Espíritu.

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Buscad el alfiler | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

¡Qué hombre tan amargado! –exclamó una vez una dama de cierta edad señalando con el dedo, desde la distancia, a un compañero al que yo estimaba mucho-. ¿Qué traumas habrá sufrido en su infancia para haber perdido de tal manera el gusto por vivir?

¡Los traumas de la infancia! Sí, he oído hablar de ellos, pero no me convencen ni mucho ni poco. ¿Por qué debemos ir hasta la infancia de un hombre para explicarnos su mal humor de hoy? ¿Y si la infancia, por lo menos en el caso de este conocido mío, no tuviera nada que ver? ¡Ir tan lejos cuando la causa podría estar tan cerca!

Pero yo conocía la razón de ese permanente mal humor, de esa amargura: este amigo sufría a causa de su jefe, un déspota que trataba a sus subordinados como le daba la gana. ¡Ya sólo faltaba que les exigiera a todos bolearle los zapatos! Además, el ambiente de trabajo era, en aquella oficina, atroz y deprimente: allí todos envidiaban a todos y se ponían zancadillas los unos a los otros por el puro placer de ver cómo caían de la gracia de su superior, para observar cómo se despeñaban y se rompían la cabeza. Cada día de trabajo transcurría casi siempre entre gritos, susurros y rumores, y, por lo que he podido saber, nadie estaba seguro –ni lo está todavía hoy- de que mañana seguiría conservando el puesto que ocupaba apenas el mes pasado. Ahora bien, ¿quién no va a amargarse en un ambiente rancio como éste?

Yo conocía pormenorizadamente esta triste historia. Por eso me reí en silencio de las suposiciones de aquella señora que, por haber tomado un curso relámpago de psicología, ahora me hablaba de traumas infantiles y actos fallidos.

Sí, los humanos somos muy propensos a generalizar y elaborar hondas teorías que se vienen abajo justo en el momento en que comprendemos que las cosas no eran como pensábamos. De esta manía elucubradora se burló Alain (1868-1951), el filósofo francés, al escribir así en uno de sus Propos sur le bonheur: «Cuando un bebé llora sin consuelo, la nodriza suele hacer las más ingeniosas suposiciones respecto a este joven carácter y a lo que le gusta o le disgusta; invocando incluso a la herencia, ya reconoce al padre en el hijo. Estos ensayos de psicología se prolongan hasta el momento en que la nodriza descubre el alfiler, causa efectiva y real del llanto».

¡Ah, era eso! ¡Había un alfiler entre los pañales! Y pensar que la nodriza ya empezaba a sospechar ciertas cosas…

El hombre, según se ha dicho aquí y allá, es un filósofo que se ignora a sí mismo. Yo de esto nada sé. Lo que sí sé, en cambio, es que muchas veces, en lugar de buscar el alfiler, se pone a concebir graves y hondas teorías cuyo fundamento, para decirlo ya, es más que dudoso.

Una vez se quejaba conmigo un dentista diciéndome:
-¿Por qué la gente ya casi no me busca para arreglarse los dientes? Las nuevas generaciones son muy descuidadas. ¡En qué tiempos tan tristes nos han tocado vivir!, etcétera.

Pero no; por lo menos aquí no se trataba de los tiempos: era que este dentista tenía fama de trabajar sin anestesia –para ahorrarse un dinerito-, y la verdad es que sus pacientes lo que menos querían en su consultorio era ponerse a practicar el estoicismo.

El 4 de julio de 1765, Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799) estaba quitadísimo de la pena leyendo un libro al pie de una ventana cuando de pronto… Pero dejemos que sea él mismo quien nos cuente lo que le pasó aquella vez: «Leía, cuando, de pronto, la mano que sostenía el libro se movió imperceptiblemente y esto hizo que recibiera menos luz. Entonces pensé que una nube espesa debía estar pasando de frente al sol y todo me pareció más oscuro, por más que no había perdido nada de luz». Y concluye el pensador alemán: «Con frecuencia sacamos nuestras conclusiones de esta forma: buscamos en la lejanía causas que muchas veces están junto a nosotros». «¡Oh! –hubiese exclamado otro que no fuera él-. El cielo se está nublando. Acaso llueva toda la tarde. ¡Y maldita la gana que tengo de que llueva esta tarde!». Pero no, el cielo no se nublaba: era el ángulo de su cabeza lo que había variado, produciendo en la página del libro una sombra que en el cielo no existía.

Yo me entretenía recordando estas palabras mientras aquella señora se quejaba de mi amigo. ¿Y por qué había que ir tan lejos -¡nada menos que hasta los traumas infantiles!- para buscar las causas de su amargura, puesto que éstas estaban casi al alcance de la mano? ¡Era el ambiente en el que se movía el que lo sacaba de sus casillas y lo ponía de mal humor! De modo que, una vez aireado ese ambiente, ¡adiós traumas infantiles!

Además, convendría no olvidar la lección que las semillas nos imparten todos los días. ¿Qué lección? Ésta: que no es posible crecer y desarrollarse en cualquier terreno. Una semilla de arroz, por ejemplo, jamás crecerá en el desierto, ni una semilla de mostaza en el frío de la tundra. Cada semilla, para crecer, necesita estar, por decirlo así, en su ambiente.

«Hay que florecer donde Dios nos ha plantado», dice una frase que aceptamos sólo por el hecho de que Dios es un buen sembrador que no se equivoca nunca, aunque por lo demás bien podría ser cursi y hasta falsa. ¡Un grano de trigo, por más que quiera hacerlo, jamás dará nada de sí si es sembrada en los hielos polares!

Y bien, tal es lo que había sucedido con mi amigo: que sencillamente no estaba en su elemento. ¿Y cómo, entonces, iba a crecer y a desarrollarse? «La impaciencia de un hombre –vuelve a decir Alain- tiene a veces por causa el haber estado mucho tiempo de pie; en vez de razonar contra su mal humor, ofrecedle un asiento… No, no digáis nunca que los hombres son malos; no digáis jamás que tienen tal carácter. Buscad el alfiler».

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