#4 Tiempos
Guasón, para no reir (Esta columna contiene spoilers) | Columna de Óscar Esquivel
Desafinando
El mundo encerrado en su ego, provoca en muchos casos el sufrimiento de personas con alguna enfermedad mental, no precisamente un demente desquiciado incontrolable, si no aquel que por su conducta manifiesta cánones fuera del comportamiento general establecidos en la sociedad, por mínimos síntomas que manifieste.
El Síndrome de Tourette es un trastorno del sistema nervioso, la persona que la sufre tiende a generar movimientos repetitivos, gesticulaciones, risas y en algunas ocasiones el uso de palabras ofensivas. Aquí la base del personaje del Guasón/Joker, película Hollywoodense, que raramente, como nunca, apartó de sus fijaciones comerciales para dar paso a una obra cinematográfica realmente magnifica. Un trabajo interpretativo de Joaquín Phoenix, quien le da vida al personaje central Arthur Fleck, quien surgirá como villano, después de ser sometido a duras y variadas pruebas rudas de la vida cotidiana, en una ciudad sumida en la pobreza, entre otras cosas por culpa del corporativismo empresarial, que todo consume y paga poco: una urbe llena de ratas grandes como un perro, así será el tamaño que alimente la miseria humana. Arthur, el payaso empleado de una agencia, fue brutalmente golpeado por menores de edad, seguramente futuros delincuentes, excluido de los programas sociales para su rehabilitación, gracias a recortes presupuestales para tratar su padecimiento psicológico, amigos que les dan la espalda e inducen a la violencia, ofreciéndole armas, sabiendo de su prohibición.
En su imaginario mantiene relación con su vecina que lo ignora, y posteriormente la asesina, Arthur Fleck, no es un personaje tomado al azar, un niño adoptado entregado a su madre con el consentimiento del Estado. Era una mujer con profundos problemas mentales: Arthur se convirtió en un niño torturado, quemado, vejado. Su madre le hizo creer en un mundo de fantasía, donde su misión era sonreír y ser feliz, así creció y así nació el villano favorito del comic Batman: El Guasón
El Guasón se desenvuelve en una ciudad plagada de diferencias sociales, sucias, obscuras e inseguras, agobiada por sus propios infiernos.
Un Estado inequitativo, un gobierno inexistente, obtuso y complaciente con la clase pudiente, al grado de no solicitar apoyo de la Guardia Nacional para poner orden o limpiar las calles sumergidas en la basura, abandona a los más desfavorecidos para continuar con su displicencia, manteniendo sus privilegios de élite, mientras la ciudad tiende al caos, el odio y resentimiento social crece, la ley del más fuerte impera.
Un filme coincidente con la realidad, la pobreza y marginación: genera toda clase de perversiones sociales, entre ellas el engendro de la violencia. “Tengo derecho a existir, ahora sé que existo”, “durante toda mi vida no sabía si realmente existía. Pero yo sí, y la gente comienza a darse cuenta”, después que Arthur, disfrazado de payaso, mató a tres jóvenes ricos por molestar a una chica en el nauseabundo metro, a él lo golpearon y en su defensa hizo lo que hizo, matar. Ahí nace la leyenda villana, la gente aplaude su hazañas, hartos de la desigualdad.
Su madre, mentirosa, castiga, lo esclaviza mentalmente y a su vez convence a su hijo a cuidarla en su vejez, después de mentirle toda su vida a Arthur sobre quien sería su padre, el poderoso candidato a alcalde y millonario de la ciudad: ella termina con una almohada en su rostro, ahogándose. Fueron las manos de quien fuera su torturado favorito.
¿De qué se ríe entonces Joker? Carcajadas enfermas, sonrisas de misterio entre angustia y satisfacción, risas que dan escalofríos y también de aquellas que confortan, ahogos por reír, sofocos de la voz cuando llega el pensamiento del mal recuerdo.
La risa de Guasón sería entonces, sin anteponer el síndrome Tourette, una gesticulación de todas las formas de sentimiento contradictorio: odio, locura, venganza y hasta de la misma felicidad, había logrado la atención del público, igualmente, de los dueños del micrófono, como el conductor de televisión quien se burló de su participación como Standopero en bar, sin conocer siquiera su condición mental. “¿Qué obtienes cuando cruzas un solitario enfermo mental, con una sociedad que lo abandona y trata como basura? ¡Te diré que es lo que obtienes! ¡Obtienes lo que mereces!” y el conductor es acribillado en pleno programa de televisión.
“La peor parte de una enfermedad mental, es que la gente espera que te comportes como si no la tuvieras”.
¿Que mereceríamos como sociedad? Somos y estamos inmersos en una contradicción existencial, criminalizamos la pobreza, al desvalido, al mentalmente enfermo, se aplasta el reclamo social.
En la desventaja social no hay justicia, sin embargo, se enaltece la banalidad y la vanidad de sociedad, enferma de consumo, donde el resultado final será la protección de los bienes obtenidos, sin razonar que muchos de ellos fueron fabricados bajo condiciones inhumanas, esclavizadoras, como los teléfonos celulares o en una fábrica transnacional donde ejercen en países pobres o en desarrollo como el nuestro, la explotación laboral de bajos salarios, generadora de pobreza laboral.
Gobernantes con visiones cada vez más cortas, de poca sensibilidad, arrogancia inaudita, escuchan solo su voz, las demás son solo “populacho”. Parcos, indolentes e intolerantes a la crítica, violadores constantes de las leyes, permisibles con los delincuentes y sometedor de colaboradores.
El cansancio social ha tenido como resultado generar delincuentes comunes y de cuello blanco, se comienza con robar para alimentarse, después de tanto picar piedra en la delincuencia, llegan a empoderarse en su entorno, que ya nadie los para.
Los de traje, el delincuente burócrata o empresario corrupto: nada les satisface, roban y roban, los bolsillos no les alcanzan. Enormes fortunas traen a cuestas, cientos de funcionarios. Si realmente se conociera su fortuna, seguramente aparecerían en la revista Forbes, pero como no es lícito el dinero, se lo comen, viajan, beben de lo mejor, mientras en las calles se continua engendrando los futuros “payasos de la delincuencia”.
Para el hombre con voluntad nada es imposible ¿podríamos mejorar como sociedad? Creo la respuesta sería sí, siempre que se forme una condición de sobrevivir al fracaso.
El pasado tortuoso inmediato mexicano nos dejó en condiciones desesperanzadoras, saqueos CFE, Pemex, Ferrocarriles, corrupción oficial permitida desde la cabeza del Ejecutivo, cabeza del expresidente que junto con su incondicionales quisiéramos verlo en la cárcel, entonces podríamos creer en la justicia, no por venganza social lo observaríamos con su pijama de rayas a él sometido, sino porque se haría justicia a todos aquellos que han muerto en esta guerra, que no parece tener fin, justicia por los desaparecidos, justicia por los pobres a quienes nunca les llegaron los apoyos prometidos, porque el dinero fue desviado para alguna campaña política, comprando conciencias a cambio de mendrugos. Por culpa de ellos se incrementó la pobreza, no solo material, también de conciencia, de educación, de salud. Por estos infelices, un Guasón nació y continúan naciendo todos los días para desgracia de la gente buena, en cada ciudad del país y nuestro querido San Luis no está exento.
Nos saludamos pronto.
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#4 Tiempos
Gente que se rindió | Columna de Carlos López Medrano
Mejor dormir
Sobran maneras de identificar a quienes han sido derrotados por la vida. Basta con observar al que no responde a los buenos días soltados por un desconocido, rocas impermeables ante un bello gesto. O al que, en el elevador, presiona con ansia el botón de cerrar la puerta, apenas por ganar un par de segundos, como si el destino que lo espera —ay, el trabajo— fuese algo más que una condena.
Se rinden también quienes ya no se detienen a disfrutar las curiosidades ofrecidas por las calles: la estampa de un borrego pegada en un poste, una hoja seca con forma de corazón, un perro rascándose el lomo con la ayuda de una banca. Poco queda de espíritu en quienes llevan semanas, quizá meses, sin alzar la vista al cielo para contemplar las estrellas por la noche o descubrir, como niños, las formas caprichosas de las nubes.
Hemos perdido a los que olvidan vacacionar al menos una vez al año. No se trata del dinero, que al final siempre encuentra su acomodo; basta con cruzar la esquina para pasarlo en grande si uno sabe cómo acomodar las piernas. También se pierden los que llevan demasiado tiempo sin brindar, como si faltaran motivos, cuando cualquier pretexto sirve para alzar la copa y desbordarse en espuma, aunque sea por el estreno de un tapete en la cocina. Y sabemos que estamos ante un alma en coma cuando alguien deja de celebrar la Navidad. Porque, cariño, aunque la ilusión se haya marchado, hay que forzarse a poner el árbol con luces y esferas. Así es como comienza el ascenso.
Sobre todo, alguien está derrotado cuando deja de arreglarse. Cuando sale al supermercado en pijama o se olvida de la ducha. El pudor es síntoma de amor propio y de cortesía hacia los demás. Soy muy importante como para ser visto en fachas por el vecino, debería pensar uno. Pero mal vamos si ni siquiera eso te detiene. Un hombre conserva su dignidad mientras se afeita o da forma a su bigote; sé que sigo en pie de lucha cuando me miro al espejo y trato componer lo que ya no tiene compostura.
Es un fantasma quien ha perdido el pulso amoroso. Quien ha dejado de coquetear y no intenta ya ninguna aventura. El que no suelta un piropo a su pareja, quien no imagina una nueva vida con la mesera o la cajera en el supermercado, muy lejos de aquí, donde nadie nos juzgue, donde nadie nos diga que hacemos mal; alejados del mundo, donde no haya leyes ni nada.
Está muerto en vida quien no se cree merecedor del amor y el deseo, quien descuidado su cuerpo como si no tuviera nada bello que preservar.
He topado tantas veces con estos derrotados. Se les percibe en la mirada, en el vacío que se abre paso hacia la negrura. Gente que se rindió. Banderas blancas —lavadas con llanto— tras tantas decepciones y reveses. Los ves derrumbados en el transporte público, indiferentes incluso a las injusticias más obvias, conformes con lo que hay, sin hervidura de sangre (otro síntoma de la debacle: dejar de ceder el asiento a mujeres y ancianos; desprovisto de galantería, un ideal perdido). Son piltrafas resignadas, oxidadas allí donde un día hubo fuentes y jardines.
Y, con todo, me consuela saber que hay remedio para un buen número de estos casos. Los suficiente como para creer que merece la pena luchar por la resurrección. Porque, al final, se trata de un arte: el arte de remontar. Y de entender que nadie lo hará por ti. Nadie ayudará con la parte que más cuenta, la más difícil. Y no desanimarse por ello, al contrario, encontrar ahí un estímulo para imponerse ante la adversidad.
Como Richard Dadier le decía a su esposa en Blackboard Jungle: Sí, me han golpeado, pero no estoy derrotado. Hay una gran diferencia. No estoy derrotado, y no voy a rendirme. Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado, frase de Hemingway.
El truco está en la determinación. Seguir el consejo de San Agustín: ser mejores que los tiempos malos. Una fe que baja el humo a los demonios. Levantarse un round más tras notar que el lloriqueo te dejó seco. Eres ya tu propia tierra firme.
Contacto:
Twitter: @Bigmaud
Correo: [email protected]
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#4 Tiempos
Del semi desierto potosino a misiones espaciales | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
A principios del siglo XX y durante su primera mitad, hubo una emigración importante de familias del altiplano potosino a los Estados Unidos. Varios matrimonios comenzaron a formar sus familias en los Estados Unidos mientras trabajan para subsistir e incluso apoyar a familiares que quedaban en México, en especial en esa región del semi desierto potosino. Uno de esos matrimonios fueron los padres de Dorothy Ruiz Martínez que de Matehuala emigraron a Texas, donde Dorothy nacería.
En su niñez sus padres la trajeron a Matehuala a casa de sus abuelos donde vivió toda su niñez y parte de su adolescencia, porque la situación de sus padres no era muy estable. Estudió secundaria en la escuela Francisco Zarco, entre otras cuestiones se caracteriza por dar buena enseñanza en matemáticas, es una de las características que tiene esta región comparada con el resto del estado y del país. De esa escuela ha salido mucha gente destacada en matemáticas para posteriormente trasladarse a Texas a continuar sus estudios en busca de mejores opciones de preparación en los temas que ya le habían llamado la atención desde su vida en Matehuala. El área aeroespacial le había llamado la atención cuando, en 1986, le tocó ver en la televisión el accidente del transbordador Challenger, lo que la hizo interesarse por su actual profesión.
Su formación básica en Matehuala le permitió desarrollarse en un lugar donde se suele ser muy competitivo como es en Estados Unidos, donde después de estudiar la preparatoria, Dorothy Ruiz ingresara a la Universidad de Oklahoma y posteriormente a la Universidad de Texas, conocida como A&M a estudiar ingeniería espacial. Al titularse hizo, en 1998, una pasantía académica por medio del programa de Langley Aerospace Research Summer Scholars del centro de investigaciones de NASA Langley lo que le permitió tener su primer acercamiento a lo que sería su carrera profesional.
Tuvo la oportunidad de entrar a varios de los proyectos de la NASA cuando empezaba su formación y eso le ha permitido ingresar a varias áreas relacionadas todas con ingeniería espacial que fue donde se interesó en formarse, pero además dentro de esos proyectos ha estado en contacto con otras agencias aeroespaciales como la Rusa, donde trabajó un tiempo.
Dotothy Ruíz Martínez es una ingeniera aeroespacial que actualmente trabaja para National Aeronautics and Space Administration (NASA), la agencia del gobierno estadounidense más importante del programa espacial, donde realiza actividades como control de misiones de vuelo . El trabajo de Dorothy Ruíz consiste en enlazar comunicaciones entre la tierra y los astronautas que se encuentran en un satélite espacial.
De sus primeros trabajos en el área aeroespacial fungió como instructora de astronautas y de operadores de vuelo en el sistema de control y propulsión para el Transbordador Espacial, de ahí pasó al área de Operaciones de Misiones Espaciales como Ingeniera de Planificación de Actividades Espaciales en Tiempo Real (RPE). Ha participado en la planificación total de actividades espaciales de 12 misiones espaciales del transbordador, contribuyendo desde la tierra con otros ingenieros y científicos, en el ensamblaje final de la Estación Espacial Internacional.
Dorothy Ruiz dice con orgullo:
“Los nopales, representan la región del desierto del altiplano donde crecí, pero también son parte de mi historia de vida y de mis tradiciones en familia. Mi bisabuela removía las espinas y cortaba las pencas de los nopales en trocitos con una destreza y rapidez incomparables y luego los cocinaba muy al estilo ranchero (de la región donde ella creció en los ejidos de La Puerta de Aguilar y San Miguel, en el municipio de Doctor Arroyo). Esa manera de cocinar los nopales fue traspasado a mi abuela y después a mí.
En el 2011 propuse un proyecto de investigación en la NASA junto con otro colega para estudiar el nopal opuntia y sus posibles usos en la Estación Espacial Internacional. En este proyecto también invitamos a un colaborador científico de México. El proyecto fue aprobado e hicimos la investigación, pero nunca fue mandado al espacio. Aun así, espero un día retomar este proyecto y, que fregón sería, mandar nopales a la luna y a Marte”.
Dorothy Ruiz es un ejemplo de inspiración para jóvenes mujeres que quieren desarrollarse en áreas que en principio no consideran socialmente para mujeres. Su desempeño y formación es digno de alabarse.
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#4 Tiempos
Tiempo de mejora | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Hoy, San Luis enfrenta a Puebla, un equipo que viene con sed de revancha, justo después de dar un muy buen partido en Monterrey, donde salieron vivos con un punto. San Luis, por su parte, tuvo su primer tropiezo en casa en la era Torrent, una dolorosa derrota frente a Tigres que jugó bien y, a pesar de sus errores, pudo controlar el partido y salir con los 3 puntos del Lastras.
En el trámite, parece un partido no tan complicado, tomando en cuenta los últimos torneos de cada equipo, pero las realidades cambian y cada encuentro es una nueva oportunidad. Hay que poner atención a Puebla, equipo al que es más peligroso enfrentar en la jornada 2 que en la 15. Pero hablemos de lo visto en el Lastras.
San Luis perdió en los primeros 90 minutos del torneo su principal fortaleza del campeonato anterior, su invicto en casa. Pero además cometió el único error que no había hecho antes: una expulsión, la de Yan Phillipe fue la primera tarjeta roja de un equipo de Torrent en Liga MX. Lo del brasileño fue un partido para el olvido.
En la zona baja, la ausencia de Cata y de Chávez fue bien cubierta, pero falta coordinación. Tanto Piccini como Águila y Cruz son defensas que pueden sacar el partido, siempre y cuando atiendan en todo momento y se coordinen. Dos goles a balón parado en el mismo partido es imperdonable en jornadas avanzadas.
Por la lateral derecha, Galdames bien, a secas, un jugador que normalmente no veíamos defender, ahora tuvo que cargar con el recuerdo de Chávez y correr toda la banda. Lo hizo bien, pero se nota que necesita acostumbrarse a esa posición.
El verdadero problema de San Luis, al menos en ese partido, fue la zona ofensiva: un equipo perdido, de poca creatividad en la última zona. En pocas palabras, no hubo delanteros. Vitinho volvió a ser ese jugador que conduce mucho y define poco. Murillo tan solo flotó en la cancha y no tuvo oportunidades. Villal solo estuvo dentro unos minutos, y de Yan Phillipe, mejor no hablamos.
Es preocupante el panorama ofensivo del equipo, teniendo la salida de Boli, la ausencia (espero temporal) de Bonatini y la confianza en un Yan que no ha demostrado ser solución en los partidos que tiene con la camiseta de San Luis. Es criticable que no se haya reforzado aún en esa zona, que se haya dicho que se jugará con jóvenes y sigan los mismos. Algo tendrán que resolver para no tener ese problema.
Confío en que el cuerpo técnico tiene propuestas, confío en que saben bien lo que están enviando a la cancha. Espero que no estén solo intentando, y más bien estén proponiendo. Creo que Torrent y su cuerpo técnico tienen la capacidad y la experiencia para saber si algo hace falta en este cuadro, si es necesario reforzar de forma inteligente lo que pueden tener en el terreno de juego.
El partido de hoy es complicado por la presión del torneo anterior, por haber perdido en el arranque y porque, en el papel, Puebla parece un equipo a modo. Si esta noche San Luis no saca puntos de su visita al Cuauhtémoc, la presión comenzará a subir en un equipo que hasta el momento poco la ha sentido. Sí o sí, es tiempo de mejora.
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