octubre 11, 2025

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#4 Tiempos

¿Es ilegal porque es mala…? | Columna de Víctor Meade C.

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Sigamos derecho

 

En la jornada electoral del martes pasado en Estados Unidos, en la que Joe Biden logró sacar de la Casa Blanca a Donald Trump, los estadounidenses votaron también por sus nuevos representantes en la Cámara y en el Senado. Además, en algunos estados se sometieron a votación proyectos que proponían la despenalización y regulación del consumo lúdico, posesión, venta, producción y uso medicinal de la marihuana y de otras drogas. En estos siete estados donde votaron sobre la materia, los proyectos de despenalización y regulación ganaron. Estados Unidos ha dado un importante paso en su camino de sobrepasar la época de la prohibición, que, como ha sido demostrado ampliamente, no ha dado los resultados favorables que han esperado.

Con la excusa de la votación americana, vale la pena analizar lo que sucede aquí. En México, el tema de la penalización de las drogas inició con argumentos que al día de hoy podríamos calificar de penosos, incluso rayando en lo ridículo. A principios del siglo pasado, el consumo de drogas, alcohol, pulque y tabaco era común en la vida de los mexicanos. Las drogas alucinógenas tuvieron un alza importante en su popularidad al ser consumidas por distintos gremios, generalmente cercanos a las artes y la literatura. Sin embargo, con el inicio de la Revolución Mexicana, los prohibicionistas argumentaron que todos estos vicios, junto con las corridas de toros y la jugada de gallos promovían la degeneración de la raza. Para 1920, los prohibicionistas lograron que se incluyera a la marihuana dentro de la lista de sustancias peligrosas del Consejo de Salud; finalmente, en 1925, Plutarco Elías Calles reformó el Código Penal y prohibió completamente el uso de drogas, a excepción de los alucinógenos prehispánicos. En esta época, el argumento era que los adictos recurrían a los enervantes para encontrar la felicidad, ocultándose detrás de la miseria y la ignorancia.

Desde entonces, el tema con el uso, tanto medicinal como lúdico, de ciertas drogas ha estado envuelto en un vaivén de presiones observadas desde la óptica política y no desde un análisis objetivo del asunto. Sin embargo, los mismos políticos —y precisamente los que aparentaban estar más comprometidos con su lucha contra el narcotráfico— demostraron que fue pura simulación: ahí están los recientes casos de García Luna y de Cienfuegos.

Ahora, el impulso de una nueva política de drogas, basada en la razón y no en la doble moral, ha venido desde la sociedad civil. Ciudadanos y ciudadanas comprometidas con la causa han logrado obtener amparos ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para el uso lúdico de la marihuana. Se ha alcanzado el número suficiente de decisiones judiciales en una misma dirección para sentar jurisprudencia, o sea, un criterio que deben de seguir todos los jueces del país. En ese sentido, la Corte señala que los artículos de la Ley General de Salud que refieren al tema son inconstitucionales, ya que restringen de manera excesiv a los derechos al libre desarrollo de la personalidad, a la dignidad y a la libertad corporal. El asunto aquí es que la Corte dio al Congreso de la Unión un plazo de 90 días para legislar sobre la materia

, sin embargo, ese plazo venció hace un año. Desde entonces, la Cámara de Senadores ha estado solicitando prórrogas a la Corte. Por el tema de la pandemia, los Senadores tienen hasta el 15 de diciembre próximo para resolver la inconstitucionalidad; de no hacerse, la Corte deberá de emitir una Declaratoria General de Inconstitucionalidad, en donde los mismos ministros restrinjan la vigencia de los artículos señalados de la ley de Salud.  

Según dicen los senadores, les ha tomado tanto tiempo porque es un tema muy complejo y de amplio debate. Sin embargo, es muy probable que los legisladores estén encontrando resistencia desde el Ejecutivo, ya que López Obrador ha declarado abiertamente que solo está a favor de su uso medicinal, aunque eso ya es legal —de manera restringida— desde el 2017. En el mismo tenor, algunos legisladores de Acción Nacional indican que están completamente en contra de la legalización de cualquier droga; dicen que sería un retroceso para la sociedad. Esta postura asumida por el presidente y, paradójicamente, por algunas facciones de la oposición empata sin mayor reparo con la herencia formalista de la prohibición de 1925. Plutarco Elías Calles categorizó a la marihuana como mala y la prohibió. Desde entonces, la gente ha asumido que es mala porque así lo dice la ley y, con base en eso, generado argumentos moralistas y sesgados sobre el tema. Vale la pena que nos preguntemos: ¿Es ilegal porque es mala, o es mala porque es ilegal?

Ciertamente, el recuerdo de la fallida y trágica estrategia seguida por Calderón induce a algunos sectores de la población a oponer cierta resistencia a un cambio de este tipo; aún más cuando el cambio no se generó de manera orgánica, sino que la orden viene forzada por la Suprema Corte. El Senado tiene en sus manos la posibilidad de hacer una regulación vanguardista y respetuosa de los derechos humanos. Con un tema de esta naturaleza, es absolutamente necesario que la discusión esté fincada en criterios científicos, médicos y jurídicos; sin sesgos moralistas, fobias y vituperios. Ojalá que de esto resulte un programa integral de regulación seria, acompañado de campañas que brinden la información necesaria y objetiva para nuevos usuarios y los ya existentes de la sustancia en cuestión.

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#4 Tiempos

Las dos mujeres de Truman. Palabras con cicuta

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Apuntes

Hay autores que escriben un solo amor con distintos nombres. Truman Capote lo hizo con los de Nancy Clutter y Holly Golightly: la muchacha asesinada y la mujer que huye. Dos rostros de la misma herida.

Nancy era todo lo que el mundo aprueba: pureza, promesa, familia. Una adolescente que hacía listas, organizaba fiestas y creía que el bien era una costumbre diaria. Holly, en cambio, era todo lo que el mundo juzga: libre, contradictoria, caprichosa, superviviente. Todo sinónimo de “libre y espontánea”.

Ambas están solas frente a una sociedad que las define, una desde la muerte y otra desde el deseo.

Yo creo que Capote estuvo enamorado de una mujer que fue las dos. Una que lo deslumbró por su bondad y lo desarmó por su caos. En Nancy encontró la integridad que él nunca tuvo; en Holly, la libertad que siempre le fue negada. Una mujer que cocinaba con delantal los domingos, pero que podía desaparecer una semana sin explicar por qué. La amaba por lo que lo salvaba y por lo que lo destruía.

En A sangre fría, Capote mira a Nancy como si aún pudiera rescatarla. La describe con ternura casi maternal, pero también con una envidia melancólica: ella no sabía lo que era la vergüenza ni el exceso. En Desayuno en Tiffany’s, en cambio, elige no salvar a Holly. La deja ir. Le permite el privilegio que Nancy nunca tuvo: seguir viva aunque nadie la entienda.

Quizá esa fue la forma en que Truman se reconcilió con su propia culpa. Escribir a la que murió como víctima y a la que se fue como promesa. Una purificada por la muerte, la otra condenada a vivir

. Entre ambas, Capote puso su propia alma: la de un niño que soñaba con el orden de Nancy y despertaba con el desorden de Holly.

No se puede amar a dos mujeres tan distintas sin romperse un poco. Pero Capote lo hizo. Amó la pureza que se deja matar y la libertad que se mata sola.

Y quizá, como tantos de nosotros, entendió demasiado tarde que una y otra eran la misma. Que la vida te puede matar por ser buena o por querer ser libre. Y que entre esas dos muertes —la literal y la simbólica— se esconde el precio de vivir como uno quiere.

Punto.

Y aquí estoy yo, leyendo a Truman y sintiendo que me contó la historia antes de que ocurriera. Porque yo también quise que Holly fuera Nancy: que se quedara, que colgara su vestido brillante y se sentara a esperar el desayuno. Pero ella eligió la noche, otro hombre, otra ciudad.

Yo sigo aquí, recogiendo los platos, preguntándome si alguna vez alguien puede amar a una mujer así sin terminar escribiendo sobre su ausencia.

Quizá eso somos los que escribimos: los que convertimos el abandono en literatura.
Los que seguimos hablando con las Holly que quisimos que fueran Nancy, aun sabiendo que la vida —como en Capote— siempre acaba a sangre fría.

Yo soy Jorge Saldaña.

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#4 Tiempos

Antonio Castro Leal, su papel por la autonomía universitaria | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

En los movimientos y propuestas por la autonomía universitaria en el país, son varios los potosinos que figuran como pioneros, algunos no muy mencionados en este proceso. Entre estas figuras encontramos a Valentín Gama y Cruz, Rafael Nieto Compeán, Manuel Nava Martínez y Antonio Castro Leal quien estaría involucrado en los dos más importantes movimientos por la autonomía universitaria, el caso potosino y el de la universidad nacional.

Antonio Castro leal, abogado de formación y literato por vocación nació en San Luis Potosí en la última década del siglo XIX, el 2 de abril de 1896 y como varios potosinos iría a la Ciudad de México a continuar sus estudios a principios del siglo XX, donde fincaría su formación intelectual en la Escuela Nacional Preparatoria adquiriendo una formación humanística que guiaría su vida profesional. Fue uno de los fundadores del proyecto conocido como Ateneo de la Juventud y la fundación de la Preparatoria Libre.

Ingresa a la Escuela Nacional de Jurisprudencia y cofundaría la Sociedad de Conferencias y Conciertos en 1916, a cuyos siete fundadores se les llamaría “los siete sabios”, junto a Vicente Lombardo Toledano, Manuel Gómez Morín, Teófilo Olea y Leyva, Jesús Moreno Baca, Alfonso Caso y Alberto Vázquez del Mercado. “Los siete sabios”, nombre que nació mas en tono de burla que de reconocimiento, se caracterizaban por ser un grupo lleno de inquietudes culturales y políticas, aficionados a la música, la literatura y cultura en general; jóvenes precoces de 19 y 20 años de edad que ya eran profesores universitarios.

El papel pionero de Valentín Gama, por la autonomía universitaria cuando asumió el rectorado de la entonces Universidad Nacional de México, ya lo hemos tratado en esta columna, pero por aquella época revolucionaria Antonio Castro Leal, figuraría entre los primeros mexicanos que impulsarían los proyectos de autonomía universitaria.

Su interés político se manifestaría en 1917, cuando con sus compañeros universitarios que integraban “los siete sabios” extendieron al Congreso de la Unión la primera solicitud de autonomía universitaria, como protesta ante la Constitución de ese año, que suprimía a la Secretaría de Educación Pública creando a cambio un Departamento Universitario que el Senado integró a la Secretaría de Gobernación; determinación que molestó a estudiantes y profesores y como parte de la protesta, Castro Leal y sus amigos de los siete sabios enviaban la solicitud de autonomía universitaria al Congreso de la Unión, de la cual nunca hubo respuesta.

Años después, Antonio Castro Leal, sería rector de la Universidad Nacional de México, siendo el segundo potosino en ocupar ese puesto y durante su rectorado se conseguiría como un gran triunfo histórico la autonomía universitaria transformándose la Universidad Nacional en Universidad Nacional Autónoma de México.

Por ese entonces la autonomía de la universidad potosina, que se considera la primera a nivel nacional en haber obtenido ese carácter con la iniciativa de Rafael Nieto, le había sido retirada y la recuperaría en parcialmente en 1935 siendo gobernador Idelfonso Turrubiartes. La completa autonomía y formación estructural académica de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la lograría el Dr. Manuel Nava con el apoyo del gobernador Ismael Salas en la década de los cincuenta del siglo XX, como apuntamos en la entrega anterior de esta columna. En este movimiento académico en San Luis, estaría participando de manera indirecta también Antonio Castro Leal como miembro de la Academia Potosina de Ciencias y Artes que impulsó el movimiento renovador de alta cultura que incidió en la moderna formación de la UASLP.

Antonio Castro Leal obtuvo los grados de licenciado y doctor en derecho por la UNAM y doctor en filosofía por la Universidad Georgetown en Washington, Estados Unidos. Durante algún tiempo se dedicó a la docencia como actividad principal dictando cátedra de literatura en la Escuela de Altos Estudios, en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, también impartió la cátedra de derecho internacional en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.

Su papel en las instituciones educativas y culturales mexicanas fue muy importante teniendo un destacado papel protagónico, entre ellas la dirección del Instituto Nacional de Bellas Artes, entre muchas otras.

Su actividad literaria, otra de sus pasiones, la inicia en 1914 distinguiéndose como escritor, ensayista y crítico de las letras mexicanas. Escribió poesía usando el pseudónimo de “Miguel Potosí”. Castro Leal es uno de los muchos potosinos que escribieron su historia en el mundo de las letras y que figura como un protagonista por la autonomía universitaria en el país.

Antonio Castro Leal murió en la Ciudad de México el 7 de enero de 1981.

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#4 Tiempos

Siempre Autónoma… ¿o hasta la victoria siempre?

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APUNTES

 

Así “sin querer queriendo” me encontré una película que para mí es fabulosa: “13 días”. John Efe, era encantador… Fidel, un hombre que jamás se hincó ante el “imperio” mmmm… ¿De qué lado están ustedes? ¿“Team Fidel, que no se rinde pero tampoco se alinea”, o “Team John”?

La UASLP es como la Cuba de Fidel: No, ¿cómo cree presidente? Nosotros no tenemos nada en su contra, pero pues la hermana República de Rusia nos regaló unos misiles… ¿Qué haría usted?

Presidente… nuestra patria es autónoma, libre, independiente… no se meta, pero queremos el mismo derecho que usted a meternos en lo que nos dé la gana y golpearlo a contentillo… métase cuando a nosotros nos convenga… es nuestro derecho y hasta deber.

Presidente: vamos a lanzar nuestros misiles, pero no queremos hacerles daño… solo que usted nos hace daño y nos comportamos IGUAL que usted.

¿Autonomía? Claro. Que hermosa palabra. Caperucita pudo ser la más puta con el lobo, pero… fue decisión de ella (muy autónoma) señalar a quien ella consideró culpable… y mataron al lobo.

Deme una salida, presidente…

— Ok.

Eres a partir de hoy, autónomo. Pero bloqueado. Aceptas lo que te diga, pero dirás que no aceptaste. Hablo yo. No tú

… y te tienes que agachar, aunque tú tengas los misiles.

—Ganamos.

Hasta la próxima.

Yo soy Jorge Saldaña

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Opinión

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