agosto 26, 2025

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#Entrevista | Agustín Zaragoza, el medallista olímpico potosino del 68

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“No iban a venir a pegarme en mi propia casa”

Por: Ana G Silva

Agustín Zaragoza, es uno de los cuatro potosinos que ha logrado conseguir una medalla en Juegos Olímpicos, además también uno de los pocos medallistas mexicanos que logró esa hazaña en su propio país, pues en México 68 se quedó con el bronce de boxeo en la categoría peso gallo. El ex pugilista potosino contó para La Orquesta cuál fue el camino hasta el pódium olímpico y cómo una sentencia, casi convertida en mantra, lo ayudó a conseguir el objetivo: “No iban a venir a pegarme en mi propia casa”.

Zaragoza contó que para llegar a Juegos Olímpicos tuvo que ganar todos los campeonatos nacionales y selectivos en la República Mexicana, además de subir 6.5 kilogramos (de 66 a 72.5 kg) para poder participar en la división media y conseguir su boleto olímpico: “tuve la honrosa oportunidad de representar a México en los Juegos Olímpicos y me tocó estar en un peso superior, pero me faltaban de 5 a 6 kilos”.

El ex boxeador describió que fue en un torneo selectivo cuando ganó una última pelea antes de ser electo donde comprendió que “tenía una responsabilidad por México”.

Sobre su medalla, Agustín comenta que solo le quedó un pendiente: “No se me hizo tocar el himno, pero sí izar mi bandera, con los más grandes, es lo más enorme que puedo recordar. Ese momento quedará para la historia”.

En aquellos juegos el potosino debutó con una victoria unánime contra el jamaicano Dinsdale Wrigtt, posteriormente se enfrentaría al checoslovaco Jan Hejduk en una pelea que terminaría 4-1 a favor del de casa, logrando asegurar medalla para México.

Zaragoza indicó que una de sus motivaciones fue que en su mente estaba la idea: “no van a venir a pegarme en mi propia casa”, reiteró que ese pensamiento lo tuvo presente desde los Juegos Olímpicos anteriores:

“Yo dije ‘México contra todo el mundo”, porque así iba a hacer, afortunadamente se me hizo ganar una medalla, aunque no sentía tan tercer lugar no me sentía tan satisfecho con el tercer lugar, pero todo mundo me lo dijo ‘cualquiera quisieran una medalla como esa’, porque se luchó, yo digo ‘bueno es una medalla olímpica y me tocó tener el bronce con orgullo, con satisfacción y con esfuerzo, un gran esfuerzo porque competía en donde no era mi peso y conseguirla’.

Agustín comentó que él buscaba obtener un mejor puesto dentro del medallero olímpico; sin embargo, en la semifinal perdió por un knockout en su primer round contra el ruso Alexei Kiselev, cuando sus entrenadores, los polacos Enrique Nowara y Casimiro Masek, tiraron la toalla y pararon la pelea.

El púgil narró cómo fue la pelea desde dentro del ring y todo lo que sintió mientras representaba al país en la Arena México:

“Era una pelea bastante eufórica, porque había un lleno total, pero un lleno a reventar y cuando se me dijo ‘vas por una medalla’, dije ‘aquí me muero’ y fue en esa mentalidad de subir al ring, no fue otra cosa más que pensar en vencer y terminé con la idea de ‘que pude haber hecho más’, pero al menos el público rotundamente gritaba ‘México’, no ‘Agustín Zaragoza”, sino simplemente ‘México, México, México’ y yo me sentía honrado por estarlos oyendo, fue una emoción tremenda decir ‘que divino se siente cuando uno está luchando por un triunfo y por un lugar mundial´ voltee a ver a Dios porque por lo menos pude llegar a tener una medalla”.

“Cuando subí a la premiación las banderas se veían hermosas, porque representaban a los cuatro mejores boxeadores en esta categoría a nivel mundial”.

Desde 1970 Zaragoza se dedicó a ser instructor de boxeo en el ISSSTE, se retiraría en 1975 de las peleas. En 1981, recibió el carnet internacional de juez de la Asociación Internacional de Boxeo Amateur y actualmente enseña boxeo en una escuela en la Ciudad de México.

Posteriormente a ello me dedique a ser un ejemplo, un recuerdo para la gente, para los jóvenes, para que ellos mismos tengan un ejemplo. A mí no me gusta el vino, no me gusta tomar, no me gusta desvelarme, no me gusta ser mal ejemplo para la juventud, he llevado una mentalidad sana y me han seguido muchos jóvenes con el sueño de estar en los Juegos Olímpicos”.

Finalmente, Agustín Zaragoza considera que los boxeadores potosinos pueden ser capaces de llegar al nivel que él tuvo hace años:

“He visto a jóvenes que han estado al frente, potosinos que han tenido el orgullo de estar izando la bandera en Centroamericanos y Panamericanos, han estado presentes y por fortuna han ganado medallas”.

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#4 Tiempos

Clásico de la 57: pasión al filo del cuchillo | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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Hoy se juega en Querétaro el Clásico de la 57, un duelo que siempre viene cargado de tensión, orgullo y, por desgracia, un trasfondo que no se puede ignorar: la sombra de la violencia. Este enfrentamiento no es un simple partido de fútbol, es un espejo incómodo de lo que todavía está pendiente en nuestro balompié.

El recuerdo de la batalla campal entre Querétaro y Atlas sigue vivo. Esa tarde oscura, con imágenes que dieron la vuelta al mundo, dejó claro que la pasión puede convertirse en caos en cuestión de segundos. Y no fue un hecho aislado: en otras ocasiones también hemos visto enfrentamientos en las gradas del Alfonso Lastras, peleas que interrumpieron partidos, además de aquel episodio en Torreón en el que el sonido de las detonaciones generó un pánico colectivo que terminó por vaciar un estadio entero. Lo que debería ser fiesta, demasiadas veces se ha convertido en pesadilla.

El problema no es exclusivo de México. Apenas esta misma semana, en Argentina, un partido internacional quedó marcado por escenas dantescas: aficionados golpeados, perseguidos y obligados a escapar del propio lugar que debería haber sido su refugio. El encuentro tuvo que ser suspendido y la violencia dejó un saldo de heridos, detenidos y un continente entero preguntándose cómo es posible que sigamos repitiendo las mismas historias de siempre.

Con ese telón de fondo se juega hoy este Clásico de la 57. En la cancha, Gallos Blancos y Atlético de San Luis se disputan algo más que tres puntos: se juegan la credibilidad de una rivalidad que merece ser recordada por goles y no por golpes

. La exigencia es doble: para los equipos, que deben entregar un partido digno; y para las tribunas, que están obligadas a demostrar que se puede alentar sin cruzar la línea del salvajismo.

Porque la verdad es dura: si después de lo vivido en Querétaro hace unos años todavía no entendemos, si después de tantas escenas vergonzosas en México seguimos tolerando barras que se comportan como pandillas, entonces lo que pasó en Argentina podría repetirse aquí en cualquier momento.

El Clásico de la 57 debe ser una advertencia. Que la intensidad se quede en la cancha, que la rivalidad se mida en goles, que la pasión no vuelva a confundirse con barbarie. Si hoy la historia vuelve a torcerse hacia el lado equivocado, no habrá espacio para el asombro: sería simplemente la consecuencia de haber aprendido nada.

Este clásico es una puerta: o se abre para dejar pasar el fútbol en su forma más pura, o se entreabre para que se cuele de nuevo la violencia. Y lo que ocurra esta noche dirá mucho más de nosotros como país que de los once contra once que se atrevan a pisar la cancha.

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#4 Tiempos

San Luis frente a Puebla: partido para valientes, no para excusas | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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Si San Luis no puede ganarle a este Puebla, que viene tambaleando como boxeador en el último asalto, mejor que empiece a buscar excusas desde hoy. No es crueldad, es sentido común: el rival llega golpeado, con la moral baja y con una defensa que con cualquier ráfaga se desmorona. El que no sepa aprovechar eso, que se dedique a otra cosa.

El antecedente del cuadro camotero es el bochornoso 7-0 contra Tigres, un resultado que no sólo evidenció las carencias defensivas, sino que dejó claro que, cuando se desconectan, el desastre es inmediato. Y aun así, Puebla sigue vivo en la Leagues Cup; un respiro que, aunque breve, les da algo de motivación extra para no hundirse del todo en la Liga MX. Ojo, un equipo que todavía compite en dos frentes no se tira al piso tan fácil, y esa doble agenda puede darle un giro inesperado a un partido que, en el papel, muchos ya ven como trámite para San Luis.

Los potosinos, sin embargo, no llegan con la mesa servida. Apenas el fin de semana pasado, contra Cruz Azul, volvieron a mostrar que las buenas intenciones no alcanzan si el fútbol no es constante. Un partido en el que por momentos parecían competir de igual a igual, pero se diluyeron cuando había que apretar. Si quieren que el discurso post-Leagues Cup no quede como humo, este viernes es el momento para respaldarlo.

En la previa, una noticia que, al menos, les quita una piedra del zapato: la anulación de la expulsión a João Pedro. El delantero podrá estar disponible tras la revisión que borró la roja injusta del juego pasado. Su presencia es vital no sólo por lo que aporta al ataque, sino por la sensación de que, con él en el campo, San Luis tiene una referencia que obliga a los rivales a estar atentos.

Pero la realidad es que este encuentro en el Cuauhtémoc se juega en varios niveles: para Puebla, la oportunidad de lavarse un poco la cara después de ser humillado y de responder ante su gente. Para San Luis, el examen perfecto para demostrar que sabe ganar cuando las condiciones están a su favor. Porque si no pueden sacar tres puntos ante un equipo que viene arrastrando la cobija, entonces el resto del torneo pinta para seguir en esa tierra de nadie que ya conocen demasiado bien, no lo suficientemente malos para dar pena, pero tampoco lo suficientemente buenos para ilusionar a nadie.

Ganar este partido no sería una hazaña; sería apenas cumplir con lo que se espera de un club que dice aspirar a más. Y si no lo logran, entonces el discurso optimista de las últimas semanas quedará reducido a lo que tantas veces hemos escuchado en San Luis: palabras bonitas para adornar otra temporada gris.

En el fútbol, hay partidos que definen un campeonato, y otros que definen una actitud. Este viernes, en Puebla, San Luis no está jugando por la cima, pero sí por algo igual de importante: la credibilidad. Y si la pierden aquí, ya no habrá árbitro, VAR ni anulación de roja que los salve.

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#4 Tiempos

Victoria tardía y la misma deuda pendiente | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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San Luis salió de la Leagues Cup con una sonrisa que, si se mira de cerca, es más una mueca de alivio que un gesto de orgullo. Sí, le ganaron 2-0 a Minnesota United y firmaron su primera victoria en tiempo regular en este torneo. Pero, ¿de qué sirve cerrar bien cuando todo el torneo fuiste invisible? La historia no se escribe con epílogos bonitos, sino con capítulos consistentes, y San Luis no tuvo ni trama ni constancia.

El triunfo, adornado por el cabezazo de João Pedro y el buen gol de Sebastián Pérez Bouquet, se siente más como el premio de consolación que te dan en la feria por no haberle atinado a nada en el juego de tiro al blanco. Andrés Sánchez, eso sí, atajó lo que tenía que atajar y firmó su primer cero en el torneo, pero hasta en eso queda la sensación de que llegó tarde la reacción.

Pero no hay que olvidar: este equipo viene de un Clausura 2025 para el olvido, con un horrible lugar 15 que exhibió todas sus carencias. La llegada de Guillermo Abascal inyectó algo de orden y discurso, pero el fútbol sigue siendo tan intermitente como una lámpara con falso.

Ahora, regresan a la Liga MX con un reto mayúsculo: demostrar que este chispazo en Leagues Cup no fue otro espejismo. El calendario no espera y Cruz Azul será su primer examen serio. Si repiten los vicios de siempre defensa frágil, mediocampo sin ideas y delanteros desconectados, la liga los volverá a poner en su lugar.

En resumen: ganaron, sí. Recuperaron confianza, tal vez. Pero mientras San Luis siga viviendo de partidos aislados y no de un proyecto sólido, cada victoria será apenas un paréntesis entre largos párrafos de mediocridad. Y la afición potosina, que no se traga cuentos, seguirá esperando el día en que su equipo no sólo cierre bien, sino que empiece, siga y termine igual de fuerte.

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