agosto 22, 2025

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#4 Tiempos

El nuevo PAN de Xavier Azuara | Columna de Jacobo Pineda

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Hace unas semanas nos desayunamos con la noticia de que el PAN ya no es el PAN, es el nuevo PAN. Encabeza la asombrosa transformación ese individuo festivo y jovial que solo lleva sesenta años en el partido: Santiago Creel. Amanecía apenas ese lunes, sentado al borde de la cama revuelta y arrebujado en añoso batín Oxford color vino, tras acomodarse la piyama blanca a rayas moradas con calados y calzarse deslucidas pantuflas de diseño escocés, acicalándose todavía la nívea cabellera ante un vetusto espejo de mano que enmarcaba el viejo rostro adornado con barba cana, decidió que no era ya Creel sino Creel 2.0. La providente revelación se propagó como fuego en el instituto. Inmediatamente esa parodia que es Marko Cortés adoptó al neonato. Estadista de raza, extirpaba lustros de corrupción, moches y enigmáticos-no enigmáticos maletines. Xavier Azuara leal servidor de Cortés envió un frío tuit: “felicito a Marko Cortés, mente preclara, por el nuevo PAN”.

El nuevo PAN potosino inicia entonces una estrategia de altura e incalculable rédito político: comer gorditas. Viajan por todo el Estado Xavier Azuara y Verónica Rodríguez. Efervescentes, se detienen en Matehuala, Río Verde, Valles. En cada parada comentan que el dueño del changarro es pueblo y que sus gorditas son las mejores. Se apegan a sencillo axioma: si las gorditas son pueblo, mejor comer gorditas. Esta afición a la masa revela inconfesable afición proletaria. Sonríen felices y se toman selfies y graban videos en TikTok que nadie ve. Se suben al auto que enfila el serpenteante asfalto hacia la siguiente estación mecidos por la brisa que alborota sus cabellos y agita sus pañuelos azul deslavado anudados al cuello. No son pueblo, pero se han atascado de pueblo. Jóvenes e intrépidos, les abruma ya el peso de la responsabilidad. Ignoran que les deparará lo que se antoja halagüeño porvenir. Voltean hacia atrás, hacia la ruta recién recorrida, con la nostalgia de quien ha quemado de una vez las naves, pero dueños de soleadas expectativas que invitan a repartirse cargos, puestos y candidaturas entre desenfadadas risas y vibrantes carcajadas. Mientras, el Partido Verde visita comunidades desfavorecidas a las que entrega cobijas y despensas. Xavier Azuara reacciona a velocidad ante lo que considera naco-campaña. Ordena a su hermano, tesorero del partido, que le pase el número de cuenta de cualquiera de las tarjetas cuyos titulares son asistentes de diputados y ediles, a quienes retienen el 90% del sueldo como donativo para el partido o para Azuara, y se dirige a Liverpool, Sears y el Globo. Compra bolsas Gucci, trajes Armani y repostería francesa. Los reparte entre hermanos, primos y sobrino

s. Azuara está exhausto, pero gozoso de haber servido a su comunidad. La estratagema da frutos, sitúa al nuevo PAN como fuerza visible en San Luis. En estos momentos se le antojan gorditas, pero mejor esperará a que llegue esa lumbrera privilegiada, Marko Cortés, a recaudar moches, para que juntos se atiborren ahora en Morales con Cristina Govea que desde su nombramiento como coordinadora del PAN de la Ciudad de San Luis no ha pisado la sede del partido, aunque acaba de visitar a Micky Mouse en Orlando en abreviado periplo de tres semanas.

            El PAN apuntala estrategia y agrega prestigio a la novedad con inapelable imaginación: tocar puertas. Como presidente del PAN potosino, Azuara desterró a viejos panistas. Nadie dijo nada. Ahora que el PAN es nuevo no hay nada que decir nunca. Los nuevos panistas son los que son en que no caben los viejos panistas que son los que son. En reciente visita, Marko Cortés, temperamento fúlgido, declaró con su proverbial elegancia frente a repleto auditorio dirigiéndose a Verónica Rodríguez: “No te olvides que tus amigos te pusieron donde estás”. A lo que Xavier Azuara reaccionó con apático tuit: “felicito a Marko, nuestro amado líder, por su comentario a Vero quien hará lo que yo diga”. Moches, cartel inmobiliario, tráfico de influencias, enriquecimiento indebido, nada preocupa ya al nuevo PAN. No existe el pasado, solo futuro copioso y promisorio. Duda Azuara si enviar este templado tuit, “felicito a Marko Cortés porque su luminoso liderazgo me permite ser nuevo Xavier Azuara”; o este otro más mesurado, “felicito a ese ser superior, Marko Cortés, a cuya sombra crece lo mejor de mi nuevo yo. Me gustaría ser presidente nacional del PAN si a este prohombre inmarcesible, Marko Cortés, se le antoja oportuno porque a mí me lo parece sin el menor ánimo de incomodar, pero siempre a tu servicio mi admirado líder puesto que si soy nuevo te lo debo a ti”; o quizás este de indiscutible sobriedad en que se adivina la voz adusta del político hecho a sí mismo, “eso mi chingón, el chingón eres tú, mi Marko, que quede claro”.

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#4 Tiempos

Clásico de la 57: pasión al filo del cuchillo | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

Hoy se juega en Querétaro el Clásico de la 57, un duelo que siempre viene cargado de tensión, orgullo y, por desgracia, un trasfondo que no se puede ignorar: la sombra de la violencia. Este enfrentamiento no es un simple partido de fútbol, es un espejo incómodo de lo que todavía está pendiente en nuestro balompié.

El recuerdo de la batalla campal entre Querétaro y Atlas sigue vivo. Esa tarde oscura, con imágenes que dieron la vuelta al mundo, dejó claro que la pasión puede convertirse en caos en cuestión de segundos. Y no fue un hecho aislado: en otras ocasiones también hemos visto enfrentamientos en las gradas del Alfonso Lastras, peleas que interrumpieron partidos, además de aquel episodio en Torreón en el que el sonido de las detonaciones generó un pánico colectivo que terminó por vaciar un estadio entero. Lo que debería ser fiesta, demasiadas veces se ha convertido en pesadilla.

El problema no es exclusivo de México. Apenas esta misma semana, en Argentina, un partido internacional quedó marcado por escenas dantescas: aficionados golpeados, perseguidos y obligados a escapar del propio lugar que debería haber sido su refugio. El encuentro tuvo que ser suspendido y la violencia dejó un saldo de heridos, detenidos y un continente entero preguntándose cómo es posible que sigamos repitiendo las mismas historias de siempre.

Con ese telón de fondo se juega hoy este Clásico de la 57. En la cancha, Gallos Blancos y Atlético de San Luis se disputan algo más que tres puntos: se juegan la credibilidad de una rivalidad que merece ser recordada por goles y no por golpes

. La exigencia es doble: para los equipos, que deben entregar un partido digno; y para las tribunas, que están obligadas a demostrar que se puede alentar sin cruzar la línea del salvajismo.

Porque la verdad es dura: si después de lo vivido en Querétaro hace unos años todavía no entendemos, si después de tantas escenas vergonzosas en México seguimos tolerando barras que se comportan como pandillas, entonces lo que pasó en Argentina podría repetirse aquí en cualquier momento.

El Clásico de la 57 debe ser una advertencia. Que la intensidad se quede en la cancha, que la rivalidad se mida en goles, que la pasión no vuelva a confundirse con barbarie. Si hoy la historia vuelve a torcerse hacia el lado equivocado, no habrá espacio para el asombro: sería simplemente la consecuencia de haber aprendido nada.

Este clásico es una puerta: o se abre para dejar pasar el fútbol en su forma más pura, o se entreabre para que se cuele de nuevo la violencia. Y lo que ocurra esta noche dirá mucho más de nosotros como país que de los once contra once que se atrevan a pisar la cancha.

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#4 Tiempos

La abogada y el diablo | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

De no ser porque al empresario Miguel Maya Romero le fueron a ofrecer poner una de sus cafeterías al interior de lo que iba a convertirse en el centro comercial Santa Fe, en los terrenos que rentó la Universidad Autónoma de San Luis Potosí a la empresa VEM, e hizo público en sus medios el proyecto, a la UASLP le hubiera pasado de noche que le estaban por dar gato por liebre.

Se desató el infierno. Por algo a Miguel Maya Romero le dicen, los que lo quieren, “El diablo” (su WhatsApp es 666 y ya…bien raro).

Desde la muy humilde opinión de este aprendiz de reportero fueron dos errores fatales los que cometieron los promotores de Santa Fe: invitar a Maya solo a rentar un local, y no a invertir en el negocio completo.

El segundo error es haber entregado, al dueño de dos medios, el dossier, renders, planos, números y el “kit” completo del proyecto.

Hasta que estos materiales “cautiva inversionistas” fueron públicos en los medios miguelescos, la comunidad universitaria, sus más altos funcionarios y el Consejo Directivo, cayeron en cuenta que VEM les había vendido un unicornio que resultó ser un burro con brillantina.

Las especificaciones del Santa Fe publicadas estaban enfocadas al lucro, objetivo muy distante a lo que aprobó el Consejo Directivo Universitario por la confianza que le tienen al rector, Alejandro Zermeño Guerra.

Y es que con esa buena fe a la rectoría, nadie imaginó que el equipo jurídico de la Universidad resultara tan laxo, distraído e incompetente como para que en más de un año de haber firmado el contrato de arrendamiento (a precios muy inferiores a los del mercado, pero bueno…) no se hubiera dado cuenta que el unicornio rebuznaba.

En lugar de centro deportivo, canchas de pádel, gimnasio, pista para correr, estacionamientos para estudiantes y otras instalaciones dirigidas a la comunidad, se estaba gestando y vendiendo un centro comercial con tienda ancla, agencia de autos, restaurantes y cadenas comerciales.

Ante la presión social y mediática que provocó la discrepancia entre el proyecto original y el exhibido, el que tuvo que sacar el pecho y llevarse el desgaste fue el propio doctor Zermeño, que tuvo que pedir cuentas a su equipo jurídico encabezado por la abogada general de la universidad, Urenda Navarro Sánchez (a la que tengo el enorme gusto de no conocer).

En la revisión, el convenio resultó más poroso que un estropajo de Ixtle.

(Por cierto que el documento, al que solo Navarro Sánchez y muy pocos colaboradores de su oficina tenían acceso, casualmente se filtró a los mismos medios propiedad del villano de las pastorelas).

La filtración tuvo consecuencias. Por un lado, las enormes goteras jurídicas de la redacción del instrumento, urgieron a la Universidad cancelar el trato justificadamente acudiendo a las únicas condiciones que podrían protegerlos, que fueron el nulo avance de la obra y el agotamiento de los plazos.

En otras palabras, la falta de liquidez de los empresarios los salvaron; que si no, ya hubiera centro comercial, agencia de autos y café Chaires.

Por el otro lado, y ya circulando el convenio, se pudo saber que a la empresa VEM no le pidieron ni los requisitos más indispensables; no verificaron su experiencia (que no tiene) ni sus capacidades financieras (que tampoco tiene).

Con las cartas destapadas, el rector admitió que se sintió engañado (así lo declaró a éste medio y a otros). Pero… ¿engañado por quién?

¿Por la empresa? ¿O por su abogada general, que no cuidó a la institución, le escondió los detalles del poroso contrato y les generó un feroz enjambre jurídico en contra del que aún no salen?

Derivado de todos los yerros encontrados, se hizo inminente para la UASLP la cancelación del trato, provocando que Fabián Espinoza, el representante de la empresa al que se le cayó el negocio, denunciara penalmente al propio rector, a Miguel Maya y hasta a los periodistas de sus medios, asunto que hasta donde se sabe, sigue su curso.

Vamos dos a cero: Un contrato jurídicamente descuidado puso en el filo de la navaja a la institución, y provocó en reacción que denunciaran al líder de la comunidad universitaria, que sin necesidad, deberá defenderse por la vía penal (ojalá el rector contrate a un abogado o abogada externos… digo).

Tres a cero: En respuesta, la UASLP (léase la licenciada Navarro Sánchez) interpuso una tibia demanda mercantil (que no es lo mismo que una denuncia) en contra de la empresa. Sin embargo, la demanda la presentó la abogada hasta junio pasado. Es decir, meses después de la tormenta. Mientras tanto ni se ha recuperado el terreno, ni pueden hacer nada con él.

¿Estaría muy ocupada la abogada?

Quizás sí, promoviendo una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia, en contra del Instituto de Fiscalización Superior del Estado, contra el que debate la competencia de éste para auditar recursos propios de la UASLP.

Hace unos días, la controversia fue desechada por la SCJN por ser “notoriamente (no-to-ria-men-te) improcedente”. Cuatro-cero.

Por si se lo preguntaba, Culto Público, quien dió a conocer la promoción de la controversia, así como su penoso resultado, también fueron los medios propiedad de MMR, príncipe de las tinieblas.

(Yo creo que nadie les pasó el número de expediente en cuestión y le atinaron sus reporteros de pura suerte…)

Se le conoce al rector de la universidad, Alejandro Zermeño -y coincido- como un hombre íntegro, decente, bien intencionado, prudente, y capaz.

Lo que asombra es su paciencia y tolerancia con funcionarios como Urenda Navarro Sánchez, que si nos damos cuenta, es quien ha estado detrás de casi todos los conflictos que ha enfrentado la actual rectoría.

¿Cuándo terminará la goliza jurídica contra la institución? ¿No hay cambios? ¿Alguien tiene pacto con el diablo?

Hasta la próxima.

Yo soy Jorge Saldaña.

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#4 Tiempos

Salvador Gallardo Dávalos: médico, humanista y promotor cultural | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Con la proyección del potosino Manuel José Othón como uno de los máximos poetas mexicanos, el movimiento literario en San Luis Potosí a principios del siglo XX fue intenso y de suma importancia; las escuelas literarias seguían siendo las reuniones entre los jóvenes interesados en la literatura y su formación profesional se complementaba con estudios profesionales en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí, principalmente en la carrera de leyes donde confluirían un número importantes de hombres de letras que figuraron en el escenario nacional, con grande aplauso, por mencionar un par de esos personajes: Ramón López Velarde, Artemio de Valle Arizpe, entre muchos otros, como hemos tratado ya en anteriores entregas de esta columna de El Cronopio.

No solo en leyes se formaron esos literatos, en la preparatoria del Instituto donde coincidían todos ellos o la mayoría de ellos, serían las raíces que en otras carreras como la de medicina continuarían su gusto por la literatura, en especial la poesía, combinándola con su formación médica, como el fue el caso del rioverdense Salvador Gallardo Dávalos.

Salvador Gallardo Dávalos nació el 9 de julio de 1893 en Rioverde, San Luis Potosí, donde estudiaría sus primeras letras para luego ingresar a la preparatoria del Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí, allí, en ese ambiente bohemio e intelectual que exponían un buen número de jóvenes interesados en la literatura despertó la vena poética de Salvador Gallardo que a la larga se convertiría en un prestigioso médico y excelente poeta que dejaría huella por su labor humanística y cultural en la región del bajío, principalmente en Aguascalientes donde contribuiría al desarrollo cultural de esa ciudad con su labor en la corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana de aquella ciudad.

Al salir de la preparatoria del Instituto Científico de San Luis, ingresó a estudiar medicina en el mismo Instituto potosino para posteriormente continuar sus estudios médicos en la Escuela Médico Militar de la Ciudad de México, siguiendo la huella de sus compañeros de estudio en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí que también habían emigrado a estudiar en la capital, como Jesús Silva Herzog, compañero de estudios de preparatoria de Salvador Gallardo y además su primo.

El padre de Salvador Gallardo era médico y para entonces había desarrollado una importante labor en Rioverde, distinguiéndose como director del hospit al del pueblo que ahora lleva su nombre al igual que una de las calles de Rioverde. Salvador seguiría así la huella formativa de su padre.

Dejaría el ejército y seguiría su labor como médico y su labor dentro de la corriente estridentista de las letras como fueron sus comienzos literarios.

Con el apoyo de Silva Herzog que fuera subsecretario de Cultura en 1933, Salvador Gallardo ingresa como médico a la Secretaría de Educación en la Ciudad de México, antes de irse a radicar a Aguascalientes y realizar una intensa labor educativa y cultural como promotor cultural y catedrático de la Universidad Autónoma de Aguascalientes y de la Escuela Normal.

Su labor pública incluyó su participación en la Liga de Escritores y Artista Revolucionarios, miembro titular de la corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana en Aguascalientes, y fundador de la Asociación Cultural Aguascalentense, además de senador de la República por el estado de Aguascalientes.

Dentro de sus obras dedicadas a su tierra natal, se encuentra Cantos a San Luis Potosí publicada en 1942, con la que ganaría uno de los Juegos Florales de San Luis Potosí. 

Salvador Gallardo Dávalos moriría el 30 de octubre de 1981, dejando una importante huella en pro de la cultura de la provincia mexicana. Tras su muerte se estableció en 1982 el Premio Literario Salvador Gallardo Dávalos de la Casa de la Cultura de Aguascalientes, dejando un legado que continúa su descendencia, su hijo Salvador Gallardo Topete y su nieto poeta y filósofo Salvador Gallardo Cabrera.

De Salvador Gallardo un fragmento de “Canciones bajo la lluvia”

En las tardes invernales
la lluvia la luz tamiza
y cada rayo de irisa
como en danzas espectrales;
la brisa con sus puñales
nos espera en cada esquina,
y la lluvia es bailarina,
que en las tardes invernales,
-con sus velos de neblina-
danza “danza de puñetas”.

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