julio 26, 2024

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El Cronopio

El cantante de origen potosino que inspiró movimientos sociales, como el Apartheid | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

América gana otra libra,
Solo el tiempo mantendrá a algunos a su
alrededor,
Los ídolos y las banderas se derriten lentamente,
otra descarga de arroz.
Igualarlo es para muchos suficiente,
la migaja invita a una segunda ración.

“Ya no habrá revolución, el sistema colapsará bajo el peso de su propia avaricia, corrupción e intolerancia”, afirmaba Sixto Rodríguez, músico poeta, cuyas canciones de folk rock sobre temas sociales, que alcanzara una fama insospechada y desconocida por él mismo; fama mucho mayor que otros músicos estadounidenses de la década de los sesenta y setenta, como Elvis Presley.  

Su ingreso al mundo de la industria musical se dio a fines de los sesenta, grabando un par de discos que, en primera instancia no tuvieron el éxito esperado por lo que fuera despedido por el sello grabador que lo había contratado. Este aparente fracaso lo alejó de la música y continuó realizando su trabajo en la industria de la construcción en su natal Detroit, Estados Unidos, donde nació en 1946.

Las letras de sus canciones hablaban de cuestiones sociales y de cierta forma reflejaban ese escenario que vivieron sus antepasados y del que se embebió en el seno de una familia mexicana en una urbe estadounidense. Sus padres que emigraron a los Estados Unidos hace cien años son originarios de La Labor de Brages en Santa María del Río, San Luis Potosí.

Su origen potosino, que lleva en sus venas, se refleja en su música y las letras de sus canciones, rodeadas de poesía, que recuerda a los poetas campesinos de su comunidad y que caracterizan al campo potosino.

Por más de veinte años, trabajando como albañil, y alejado de la carrera musical, sin renunciar a seguir escribiendo y haciendo música, ignorado por el mundo musical estadounidense e inmerso en el anonimato, no imaginaba que su trabajo musical era apreciado en otras partes del mundo y, no solo eso, se había convertido en un músico de culto del que se creía muerto, pues no lo podían ubicar sus seguidores en países como Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia, entre otros.

Las letras de sus canciones inspiraron movimientos sociales, de tal forma que influyó en el movimiento del Apartheid en Sudáfrica.

En estos días en que se llevará a cabo otra ceremonia más de los Premio Oscar a lo mejor de la cinematografía, y  en la cual como ha sucedido en los últimos años loe mexicanos son protagonistas, es oportuno recordar que el potosino-estadounidense Sixto Rodríguez se hizo merecedor al Oscar en el año 2013 debido a que la película Searching for Sugar Man

, ganó en la categoría de mejor documental. Documental donde se relata parte de la vida de Sixto Rodríguez y la odisea seguida por algunos de sus fanáticos que decidieron buscar a Sixto Rodrígue
z, hasta dar con él en Detroit, y, llevarlo a aquellos países donde era considerado un líder y contaba con innumerables admiradores de sus letras y música.

El documental fue dirigido por el suizo Malik Bendjelloul, siendo su único trabajo pues dos años después del estreno del documental se suicido producto de una depresión. Stephen Segerman y Craig Strydom comenzaron a investigar acerca de la identidad de Rodríguez y la razón por la cual el cantante nunca supo acerca de su éxito en Sudáfrica. El documental cuenta así una historia extraordinaria del olvido de un personaje y la trascendencia de una obra. Vale la pena ver el referido documental y apreciar la voluntad artística basada en el trabajo que caracteriza a Rodríguez, como se le conoce artísticamente.

Ahora resurge su figura y recorre los escenarios mundiales exponiendo su obra y disfrutando de la popularidad que le fue negada por mucho tiempo. Con todo, no pierde su espíritu modesto y la fama no lo ha cambiado, continúa laborando en la industria de la construcción en Detroit, otra característica es que el dinero que ahora gana con su música lo comparte con sus familiares y amigos.

Sus raíces están en el campo potosino, donde sigue siendo desconocido para los potosinos, como un estigma que le tocó vivir en su familia de emigrantes de Santa María del Río, que formara una familia de origen potosino en Estados Unidos, cuya mezcla cultural inspirara a Rodríguez en sus poesías y su música.

La lluvia nocturna golpea en mi ventana,
las brisas de mis pensamientos andan con ella.
Ella se rio cuando le intenté decir,
que todo hola termina en un adiós.

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#4 Tiempos

La mujer que descubrió el Templo Mayor de Tlatelolco | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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El Templo Mayor de Tlatelolco fue descubierto el 12 de mayo de 1944 por la maestra en Antropología María Antonieta Espejo Vázquez del Mercado, quien estaría a cargo de los trabajos de campo realizados en dicha zona arqueológica. La presencia de una mujer en trabajos de campo era algo insólito en esa época y no dejaba de haber cierto rechazo, incluso después de los trabajos realizados por la maestra Espejo en Tlatelolco. En eventos relativos a recordar ese importante descubrimiento arqueológico, los encargados del proyecto referían a los participantes varones anteponiendo su grado académico, ya sea ingeniero, arqueólogo, etc. Sin embargo, en el caso de la maestra Antonieta Espejo se referían sólo como “señora”, minimizando así su extraordinaria labor.

Parte de los logros de la maestra Espejo, en esa época, se encuentran, además, la creación del primer museo de sitio de la zona arqueológica, la excavación de la Etapa II del Templo Mayor de Tlatelolco y el primer plano de los vestigios, contribuyendo además para que la iglesia de Santiago, la cual fue utilizada como almacén de explosivos, regresara a manos del culto franciscano; primer paso para que, en julio de 1946, bajo la presidencia de Manuel Ávila Camacho, se decretara que el patio y anexos del antiguo convento, para entonces prisión militar, fueran cedidos al INAH, por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Afortunadamente en tiempos modernos ha tratado de reivindicarse la figura y aportaciones de la maestra Antonieta Espejo por parte de los especialistas y las instituciones relacionadas con nuestra historia como lo es el Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Academia Mexicana de Historia (AMH), como fue la difusión de los trabajos de la maestra Espejo en el ciclo: mujeres: aportes a la historia, el arte y otras ciencias sociales, organizados por la AMH.

En la actualidad la Zona Arqueológica de Tlatelolco está a cargo de otra mujer: arqueóloga Edwina Villegas Gómez, por lo que dicha zona ha estado en manos de mujeres.

Salvador Guilliem Arroyo, quien en algún momento también estuvo a cargo de la zona arqueológica, en el ciclo citado comenta sobre la Antonieta Espejo: “Cuando Antonieta Espejo empezó a abrir los pisos para hacer el primer pozo, el cual quedaba encima del Templo Mayor, se localizaron miles de entierros, según menciona en su diario de campo. Ella calculaba 10 mil. Para ese momento, aún desconocía que se trataba del edificio principal del recinto sagrado. En ese pozo, en la parte sur del Templo Mayor, es decir, Tlatelolco (900-1200 d.C.). Los pozos 1 y 2 llevarían al registro de la Etapa II, las excavaciones se extenderían al poniente y fueron liberando, escalinata tras escalinata, las sobreposiciones del Templo Mayor. Algo fundamental de los trabajos encabezados por la arqueóloga Espejo –

continuó–, es que los pozos derivaron en calas, no es realmente una búsqueda de cerámica con capas estratigráficas, como fue la propuesta original, sino que el equipo sabía que iban a descubrir el gran Templo Mayor.

La maestra en Antropología María Antonieta Espejo Vázquez del Mercado fue profesora de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, en la desaparecida Facultad de Humanidades que tuvo vida académica de 1955 a 1962. Participó como profesora de Arqueología en cursos intensivos, modalidad que configuró la Facultad de Humanidades para contar con profesor de calidad que estaban incorporados a otras instituciones. Los cursos de la maestra Espejo en la UASLP se impartían del mes de marzo al mes de octubre. Antonieta Espejo donó parte de su biblioteca a las colecciones que se formaban en aquella época en las bibliotecas potosinas enriqueciendo la biblioteca donada por el profesor Alcorta, uno de los fundadores y primer director de la Facultad de Humanidades de la UASLP, con el fin de contar con un centro de estudios e investigación potosina.

Al cierre de la Facultad de Humanidades Antonieta Espejo se trasladó a Reynosa, Tamaulipas, trabajando en la catalogación y rescate del archivo histórico de esa ciudad. También fue directora de la biblioteca de esa ciudad, Amalia Castillo Ledón.

La maestra en Antropología María Antonieta Espejo Vázquez del Mercado pionera de la participación de las mujeres en el campo de la arqueología convirtiéndose en un referente en esa área al descubrir el Templo Mayor de Tlatelolco, contribuyó con sus saberes al desarrollo de la investigación en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí siendo profesora de la desaparecida Facultad de Humanidades.

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#4 Tiempos

Josefa Negrete, primera profesora potosina | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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Uno de los primeros espacios para la formación profesional de las mujeres en San Luis Potosí sería la Escuela Normal de Profesoras que fuera abierta en 1868 en el auge educativo despertado por la reestructuración de la República; si bien, su programa académico se enfocaba en materias orientadas a la atención del hogar como una extensión hacia el plano social, este se vio ampliado al correr la primera década de actividad incluyendo materias de corte científico, con las cuales se formarían las primeras mujeres que atenderían posteriormente materias como la física. Su apertura propició que un buen número de mujeres tomaran el camino del magisterio y jugaran un importante rol en el proceso educativo de San Luis Potosí.

Previo a su apertura existía la Escuela Normal de Profesores creada el 4 de marzo de 1849 y que funcionaba en el edificio de la Escuela Principal Lancasteriana dirigida por el profesor Pedro Vallejo, edificio que actualmente alberga al poder judicial que se encuentra en la calle de Vallejo. Si bien esta escuela daba oportunidad a las mujeres de ingresar a estudiar, prácticamente sus estudiantes eran varones. La primera mujer que se aventuró a estudiar en este esquema sería la profesora Josefa Negrete que en el año de 1862 se recibiría de maestra titulándose como profesora de primer orden, con mención honorífica especial, no obstante que el reglamento todavía no se promulgaba, pero la Junta fundó su acuerdo en los artículos que ya tenía aprobados.

De esta manera Josefa Negrete se convertía en la primera maestra potosina y la primera mujer directora de una escuela de educación básica, al fungir como tal en 1861 en la Escuela Número cuatro, teniendo como ayudantes a Francisca Ramírez y Jesús López.

Al fundarse la Escuela Normal de Señoritas seis años después de haberse titulado la profesora Josefa Negrete, fue nombrada directora de la nueva escuela normal fungiendo en ese cargo hasta 1885. Bajo su dirección se ampliaron los ramos que estudiaban las alumnas creyéndose conveniente para el adelanto intelectual de la mujer, agregar a los ramos reglamentados el estudio de la lógica, primer curso de matemáticas y física,

dotando las clases de los elementos necesarios, de acreditados profesores en esas ciencias y de un gabinete para la última.

De esta forma, los primeros actos públicos relacionados con la física en la Escuela Normal para Profesoras se realizaron en 1880 donde se presentaron las alumnas Refugio Flores, Refugio Marmolejo, Dolores Vargas y Josefa Flores, como hemos mencionado en anteriores entregas. Acto apadrinado el 1 de diciembre de 1880 por las señoritas Benita Bustamante, Guadalupe Rodríguez y Concepción López Hermosa.

La trayectoria de la profesora Josefa Negrete es un ejemplo de solidaridad de género, donde las maestras potosinas que se fueron formando en esa escuela fundacional de profesoras dirigida por la maestra Negrete desplegaban los deseos y posibilidades de las maestras y sus luchas por conquistar equidad laboral así como entrar a territorios tradicionalmente masculinos y el asociacionismo profesional; no es de extrañar que la sociedad gremial formada solo por profesoras, denominada Sociedad Protectora “Josefa Negrete”, uno de los primeros espacios de organización del profesorado potosino, ostentara su nombre, como una referencia al papel pionero de la Profesora Negrete como símbolo emblemático de las generaciones de profesoras formadas en San Luis Potosí.

La profesora Josefa Negrete es uno de los íconos femeninos de San Luis Potosí y pionera en ocupar espacios destinados a los varones en la sociedad potosina del siglo XIX, convirtiéndose en la primera mujer formada en el magisterio potosino.

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Barbro Dahlgren, precursora de la etnología mexicana | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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La primera carrera de arqueología en provincia fue la que existió en la hoy extinta Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, en aquel ambicioso programa académico que impulsaría la investigación científica en la UASLP tanto en humanidades como en ciencias, creándose las Facultades de Humanidades y de Ciencias que llevaría posteriormente el nombre de Escuela e Instituto de Física. Lamentablemente el ambiente político derivó en el cierre de la Facultad de Humanidades y con ello el importante trabajo que se había realizado a lo largo de siete años.

La apertura de la Facultad de Humanidades y su interesante programa académico permitió diseñar cursos extensivos e intensivos que propició la visita de quienes serían importantes investigadores en el país que acababan de formarse y, de quienes ya contaban con una sólida carrera científica. Entre estos personajes varias mujeres figurarían como catedráticas de la Facultad de Humanidades de la UASLP en el formato de cursos intensivos, algunas de las cuales ya hemos tratado en esta columna, entre ellas se encuentra también quien sería la precursora de la etnología en México: Barbro Dahlgren Lindgren, quien impartiría cursos de arqueología en la Facultad de Humanidades.

Barbro (Bárbara) Dahlgren formaría parte del grupo de catedráticos de Historia Universal e Historia de México de la Facultad de Humanidades de la UASLP en el rublo de cursos intensivos.

Por aquella época la profesora Dahlgren acababa de titularse como Etnóloga por la Escuela Nacional de Antropología e Historia y la Maestría en Ciencias Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, con la tesis La Mixteca, su etnografía e historia prehispánica, que presentó en 1950. Convirtiéndose en la precursora de la etnología en México.

En sus visitas a San Luis Potosí a dictar sus cátedras en la UASLP, aprovechó para trabajar en uno de sus trabajos teóricos relacionados con el concepto de área cultural, que es una de sus aportaciones, en especial la influencia que pudo haber obtenido la Huasteca con el Caribe, comparando para ello las áreas del circuncaribe con la huasteca.

Barbro Dahlgren realizaría sus estudios científicos en México, después de haber estudiado en Europa para docente en Lengua Alemana obteniendo el certificado en Hamburgo, Alemania y el certificado en Lengua y Literatura Francesas por la Universidad de la Sorbona en 1936

lugares a donde se trasladó en la década de los treinta desde Filippstad, Suecia, donde naciera el 26 de noviembre de 1912. En 1939 llega a México interesada en las culturas mexicanas e ingresa a la Escuela Nacional de Antropología e Historia, ese mismo año estuvo en Inglaterra, país en el que obtuvo el Certificate of Proficency in English.

Su actividad docente lo realizaría en varias instituciones educativas, además de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en la Universidad de las Américas y la Universidad Iberoamericana y como docente de cursos intensivos en la Facultad de Humanidades de la UASLP. En 1977 fue cofundadora del Departamento de Etnohistoria del Instituto Nacional de Antropología e Historia (ENAH), así como la especialidad de Etnohistoria en la ENAH. Fue parte del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Ocupó la dirección del Departamento de Etnohistoria del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la jefatura de Etnografía en el Museo Nacional de Antropología de México. Entre otros cargos, fue subdirectora en el área de etnografía, del Museo Nacional de Antropología, y curadora del Museo Nacional de Culturas Populares.

Barbro Dahlgren Lindgren, destacada etnóloga de gran prestigio nacional e internacional que dedicaría su vida a los estudios etnohistóricos, etnográficos y de antropología y que figuraría como catedrática de la UASLP, lo cual debería ser orgullo para esta institución, moriría en la Ciudad de Cuernavaca el 28 de marzo del 2002 a la edad de 89 años.

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