El Cronopio
El astrofísico potosino con renombre mundial | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Miembro de las primeras generaciones de estudiantes de la Escuela de Física de la UASLP y siguiendo el camino de varios de sus compañeros, inició las actividades docentes en la preparatoria universitaria siendo aún estudiante de física. Joel Uriel Cisneros Parra se destacaría como un magnifico estudiante que tomara en sus manos su propia formación en tiempos donde los profesores en física escaseaban.
Muy pronto estaría participando en la Universidad Autónoma de Puebla, aprovechando cursos de verano y trabajando en física experimental con un espectrómetro de centelleo que los colegas poblanos estrenaban. En ese momento Candelario Pérez ponía en marcha un aparato similar en la UASLP construido por él y, Cisneros trabajaría con dicho aparato titulándose como físico en 1966 con la presentación de su tesis: “resolución y aplicaciones de un espectrómetro de centelleo” bajo la dirección del maestro Candelario, siendo así el quinto graduado en física en San Luis.
Al titularse consiguió por medio la maestra Mariane Jung profesora de idiomas en la entonces Escuela de Física una beca del gobierno alemán para realizar estudios de posgrado en alguna universidad alemana. Seleccionó a la Universidad de Göttingen para estudiar astrofísica. En 1967 parte a aquella universidad donde estudió los primeros tres meses el idioma alemán.
A principios de 1968 comenzó su trabajo de diplomado en astrofísica con el Dr. A. Weigert, en la Universidad Sternwarte, donde se graduó en julio de 1969, su tema trató sobre movimiento rotatorio de estrellas dobles. El trabajo de diplomado fue publicado en la revista Astronomy and Astrophysics, lo cual no era muy común y habla de la calidad del trabajo académico que comenzaba a realizar Joel Cisneros en Alemania, así como el prestigio que comenzó a ganar en el mundo de la astronomía. Mientras realizaba su trabajo percibió un error en un libro de un gran profesor polaco y se lo hizo notar, causando una gran controversia y una discusión académica. Al final el error fue reconocido y se ganó un gran prestigio pues fue un caso muy sonado en el mundo de la astrofísica.
Con su diplomado en la mano, en octubre de 1969, iniciaba su trabajo de doctorado en la Universidad de Göttingen. En el Observatorio de Gotinga bajo la dirección del Prof. Dr. R. Kippenhahn terminando en 1972. Joel Cisneros se convertiría en el primer egresado de la Escuela de Física de la UASLP en obtener un doctorado, al graduarse en la Universidad de Göttingen en Alemania, con su trabajo “Rote Riesen mit rasch rotierenden, dreiachsigen Kernen” (estrellas gigantes rojas triaxiales con núcleos de rápida rotación).
Por su trabajo académico en Alemania tuvo un reconocimiento mundial, al ser considerado de los mejores astrofísicos a nivel mundial y su fama creció de manera importante en el mundo académico de México. En 1972 regresó a la UASLP a hacerse cargo de la dirección de la Escuela de Física, logrando su consolidación y el despegue que tuvo posteriormente la física en la UASLP.
Cisneros regresó envuelto en un prestigio que los astrónomos alemanes y europeos la signaron, tras el buen papel que realizó en Alemania, su fama como extraordinario astrofísico corrió como pólvora en el medio, los profesores alemanes se comunicaban con personal académico del Instituto de Astronomía de la UNAM pidiendo no se desaprovechara el potencial del entonces joven Cisneros. Varios de ellos llegaban a San Luis a conocerlo.
En la UASLP cumplirá en un par de años sesenta años de actividad académica, lo cual debe de resaltarse, sobre todo que sigue realizando una actividad de calidad. En todo ese tiempo se ha destacado como un magnifico docente, incursionando en otras áreas como la electrónica, y un excelente investigador. En 1970 que fuera publicado su trabajo de diplomado en la revista especializada Astronomy and Astrophysics, con la cual entraba al mundo de la astrofísica, hasta la fecha donde en la propia revista ha publicado, fechado en septiembre de 2021, su más reciente trabajo de investigación junto a sus colaboradores Daniel Montalvo y Francisco Martínez Herrera: Jupiter and Saturn Multi-layer Models Rotating Differentially.
El Dr. Joel Cisneros nació en Salinas, San Luis Potosí el 18 de diciembre de 1943, y desde 1957 está ligado a la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, cuando ingresó como estudiante de secundaria. Actualmente tiene su oficina en el Instituto de Física de la UASLP al negarse a cambiar a las nuevas instalaciones de la Facultad de Ciencias en zona Pedregal alegando la inseguridad que presentaban esas instalaciones, lo que ahora los hechos le dan la razón.
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#4 Tiempos
Educación en ciencias a través de las letras, el papel de Ana María Romo | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En la Escuela Normal de Profesoras se incluyeron materias relacionadas con temas científicos, y alejándose de los temas cercanos a la actividad del hogar al que habían ceñido a las mujeres que se formaban en el magisterio, interesaron a las maestras en temas relacionados con la ciencia. El curso de física se instauraba a principios de los ochenta. En esta vertiente Gregorio Barroeta se convertía en el profesor de física en la Escuela Normal de profesoras.
De esta manera algunas profesoras se adentraron en la enseñanza de las ciencias a nivel básico y uniendo su interés en la literatura se adentraron en esa encrucijada entre las ciencias y las letras realizaron su actividad educativa con la difusión de literatura orientada a la población en general.
No es de extrañar que profesoras que se interesaban en estas vertientes entre ciencia y letras, usaran su conjunción para aportar en la formación de sus alumnos de educación básica y de la población en general a través de actividades culturales donde las letras jugaron un papel central. Una de las profesoras que se destacaron en esta línea fue la profesora Ana María Romo a quien se le reconoce como una mujer que aportó el mundo de las letras potosinas. Sin embargo, su interés en los temas científicos, siempre estuvieron presentes en sus trabajos de difusión. Aportando de esta manera en la educación formal, de su tiempo y lo que podemos denominar educación informal, dirigida a la población en general la que realizaba a través de poesías, narraciones y conferencias.
Para 1883 ingresaba en la Escuela Normal de Profesoras y formaría parte de la Academia Dominical Literaria para Señoritas, de la que ya hemos tratado en esta columna, y de la cual se encargaría de la redacción de su órgano de difusión La Esperanza donde publicaría alrededor de cuarenta y dos trabajos. Entre ellos abordaría el trayecto seguido por las mujeres en esa empresa editorial y en la propia Academia en la agonía, articulo publicado en La Esperanza. Entre las mujeres que participaron en la Academia Literaria dominical para Señoritas, el trabajo de Ana María Romo fue el más significativo.
Sus tesis sobre la educación en el seno de la Academia tienen siempre un tinte humanista, donde citaba a Platón para proponer que el verdadero amor es el amor a la sabiduría, al conocimiento, por lo tanto, el amor platónico no es el amor ideal de una persona sino el amor a conocerla y saber de ella. Aluden a la educación como el modelo de formación inalcanzable que por diversas circunstancias no se podía, en ese momento, materializar
Entre los trabajos que publicó en La Esperanza, donde mezcla la educación científica con la vena literarias se encuentran poemas como: En una clase de física, en la clase de matemáticas, en la clase de astronomía, a la botánica, entre 43 trabajos más.
No era de extrañar que, en los festejos de los cuatrocientos años del descubrimiento de américa, Ana María Romo participara como conferencista de las conferencias colombinas organizadas para tal ocasión, al lado de los más importantes pensadores, literatos y artistas potosinos que participarían esa conmemoración
El Teatro Alarcón sería la sede de esa conmemoración y del programa organizado para recordar en ese encuentro entre culturas. Por entonces el Teatro Alarcón era el centro cultural de la ciudad. Personajes que destacaban en el ambiente cultural como Julián Carrillo, entre otros jóvenes se dieron cita en la configuración del programa. Las profesoras y miembros de la Academia Dominical Literaria para Señoritas tendrían su participación y, en especial destacaría Ana María Romo con su línea de difusión de conocimiento científico, sea a través de la poesía o de conferencias como la que impartiría en esas conferencias colombinas.
Según dio a conocer El Estandarte el 16 de septiembre de 1892. La señorita profesora Ana María Romo, inició la velada con un “pequeño pero bonito estudio, nos dio a conocer el origen de la astronomía, vicisitudes, avances y el estado floreciente en que se encontraba en ese tiempo”. Es pertinente mencionar que el tema de la profesora Romo, correspondió al conocimiento científico, la formación recibida en la Escuela Normal en el ramo de las ciencias la facultó para comprender y explicar desde un punto de vista científico la astronomía. Aunado al dominio del tema sobresale la crítica que se le hace respecto al ser una “ardiente oradora de las bellas artes, y por lo mismo su discusión está trabajada con esmero y corrección, lo que le valió grandes aplausos”. Por lo anterior, se identifican algunos rasgos como dominio del tema y de la palabra a través de la oratoria.
Su formación en la Escuela Normal de Profesoras signaría su actividad literaria y de educación científica en San Luis. “La referida señorita, durante el tiempo que ha concurrido a este plantel, su conducta ha sido irreprensible y su dedicación y constancia un modelo”.
Ana María de la Luz Romo Ortiz, nació en San Luis Potosí el 3 de junio de 1859
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#4 Tiempos
Zita Basich Leija, la polifacética artista potosina | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En 1967 se terminaba la construcción de la iglesia de la Santa Cruz en el Fraccionamiento Industrial Aviación, de estructura arquitectónica novedosa del arquitecto Enrique de la Mora, que para entonces había construido iglesias como la Basílica de Guadalupe de Madrid, España en 1965 y la Iglesia de la Divina Providencia en México en 1966. Característica de estas construcciones serían sus remates arquitectónicos que cerraban sus alas en magníficos vitrales, como el que se puede observar por los potosinos en la Iglesia de la Santa Cruz que es considerada una joya de la arquitectura moderna en la ciudad. Estos vitrales serían realizados por la artista plástica potosina Zita Basich Leija.
Formada en uno de los momentos importantes de ambiente cultural en San Luis Potosí, estudiaría la preparatoria en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí donde se formara el primer grupo de teatro universitario en provincia en el cual participaría Zita Basich, atraída por el mundo de las artes que de niña inculcaría su madre Mariana Leija quien fue pintora y dibujante y quien impartiera clases en esas materias; de esta manera Zita se iniciaría en el arte del dibujo desde muy niña, actividad que estaría presente a la largo de su polifacética vida en torno a las artes. Su padre, de origen eslavo, fue Nicolás Basich Ivanovich, trabajaba una planta de beneficio de minerales, tenía nacionalidad austriaca, por la anexión de las provincias de Servia, Croacia y Eslovenia al imperio austrohúngaro.
En el año de 1939, Zita partía a la Ciudad de México a estudiar a la Academia de San Carlos y haría amistad con la comunidad de arquitectos en México al estudiar en la Escuela de Arquitectura, entre ellos Pedro Ramírez Vázquez y Enrique de la Mora que se casaría con una íntima amiga de Zita, Tatiana Askinasy, hija del filósofo y socialista ruso Dr. Siegfried Askinasy. Se casaría con el pintor Julio Catellanos que despuntaba como la mas brillante figura de segunda generación de pintores mexicanos y cuya prematura muerte privó al país de tan extraordinario talento, quedando viuda a los 29 años. Caso en segundas nupcias con el escultor Federico Canessi que llevó a la escultura mexicana moderna a su etapa más brillante y original. Con sus matrimonios conviviría con dos grandes artistas que enriquecerían su personalidad y sensibilidad artística. Zita Basich tendría dos hijos Julio y Antonio Castellanos.
Además del dibujo sobresalió en la reproducción de dibujos y pinturas realizando extraordinarias copias como la del cuadro “la Primavera” de Botichelli o los mapas prehispánicos el Quinantzin y el Coatlinchan. Sobresale igualmente su labor como ilustradora, por ejemplo, en los libros de Samuel Martí y en el de Raúl Cardiel Reyes, uno de sus viejos amigos universitarios potosinos, sobre historia del arte dedicado a los ventanales coloniales del siglo XVI. Utilizó sus conocimientos de encuadernación para la edición de libros como la recopilación de dibujos de manos y “testimonios sobre medicinas de los antiguos mexicanos” tomados de los códices que ella misma restauró y rescató en el Instituto de Antropología e Historia.
Incursionó en estudios históricos y en la literatura, estuvo al frente de la División de Códices de la Biblioteca del Museo Nacional de Antropología, museo, que al parecer, Zita Basich impulsara a construir las nuevas instalaciones al entonces presidente de la República Lic. Adolfo López Mateos, inauguradas en 1964. En 1952, el potosino Lic. Miguel Álvarez Acosta la nombró jefa del Departamento de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes. También trabajó en orfebrería y cerámica, usando además de la plata el cobre y el latón y pedrería semipreciosa; con el maestro Salce realizaría diseños para joyería esmaltada.
Zita Basich Leija nacía en la ciudad de San Luis Potosí el 8 de enero de 1918 y falleció el 3 de mayo de 1988. Como un homenaje a su memoria se realizó una exposición con sus obras y se recordó su vida, obra y contribución al desarrollo cultural de San Luis Potosí al que siempre estuvo ligada. En el homenaje Miguel Álvarez Acosta compuso unos sonetos, entre ellos el de clausura:
El San Luis invisible, nuestra casa,
alma de la ciudad embellecida,
hoy a querido recordar tu vida
que en este aniversario se trasvasa.
De la arbolada calle y la terraza,
a esta casa lustral de la avenida,
al declararte hermana distinguida
el dolor de tu ausencia se adelgaza.
En este hogar de historia y de cultura
te veremos partir sin amargura;
tu habitación está en la misma estrella.
Yo diré como epílogo sagrado:
los sonetos de Zita han terminado,
podéis iros en paz, pensando en ella.
En la actualidad, su obra pública plasmada en los vitrales de la iglesia de la Santa Cruz, es la que puede admirarse y vivir su sensibilidad plástica reflejada y transmitida por la luz que se filtra por los vitrales y el colorido que le brinda a ese espacio.
El busto en bronce vaciado que aparece en la imagen al inicio de esta columna, es obra de su hijo Antonio Castellanos Basich
También lee: Primeras médicas potosinas en asociaciones sociales y científicas | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Primeras médicas potosinas en asociaciones sociales y científicas | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
De las primeras médicas mexicanas tituladas en las primeras décadas del siglo XX, un buen número son potosinas, algunas de ellas han sido tratadas en esta sección. El camino seguido para su preparación no fue nada fácil y algunos debieron cursar otras carreras, orientadas a las mujeres, para poder aspirar a seguir estudios profesionales de su elección, como para su caso fue la medicina.
Este escenario propició que las pioneras médicas mexicanas emprendieran acciones para que fueran consideradas en un medio hostil para su práctica profesional y a manera de autoprotección, crearon y se unieron en agrupaciones académicas y sociales. Unas de las primeras asociaciones de mujeres médicas fue la Asociación de Médicas Mexicanas y la Sociedad Mexicana de Eugenesia, fundamentalmente de contexto académico. En estas asociaciones participarían las médicas potosinas y figurarían como fundadoras en estas asociaciones mencionadas.
La Asociación de Médicas Mexicanas sería creada el 5 de mayo de 1926, ante la necesidad de hacer un frente común y apoyarse para no ser maltratadas por querer titularse como médicas. En la fundación de esta pionera asociación de médicas participaría la potosina María Castro de Amerena, primera médica potosina y, de quien hemos tratado en esta columna. Con el tiempo esta asociación se convertiría en la Asociación Nacional de Médicas Mexicanas y se haría filial de la Medical Women’s International Association; y sus fines no distaban de los iniciales, a los que se sumaron: defender los intereses profesionales, colectivos e individuales de las médicas; pugnar por el acceso de las médicas a puestos directivos y de responsabilidad, y buscar la creación de seguros de vida colectivos en favor de las asociadas.
En esta asociación se unieran pocos años después de su creación las médicas potosinas: Mathilde Rodríguez Cabo, también tratada en esta columna, Sara Cárdenas Orozco, también tratada en la columna y Emilia Leija Paz.
La Sociedad Mexicana de Eugenesia, fue creada en 1931, en su fundación participarían las médicas potosinas Emilia Leija Paz y Mathilde Rodríguez Cabo. En esa época la elevada mortalidad infantil era un problema agudo de salud pública, razón por la que existía una seria preocupación por proteger a la infancia. Sus actividades se orientaron a la salud matrimonial. Entre sus actividades de difusión se dictaban conferencias como la impartida por la potosina Emilia Leija Paz acerca de enfermedades venéreas y su efecto en la descendencia.
Estas médicas potosinas jugaron un importante papel en el desarrollo de la mujer en el ámbito médico abriendo brechas para la incursión de otras mujeres en el ámbito profesional, su actividad en asociaciones sociales y científicas estaban orientadas a este objetivo.
De esta manera Mathilde Rodríguez Cabo pertenecería a cuatro agrupaciones. Frente Único Pro Derechos de la Mujer, Sociedad Mexicana de Eugenesia, Sociedad Alexander Von Humbolt y la Asociación de Médicas Mexicanas.
Emilia Leija Paz pertenecería a tres agrupaciones: Sociedad Mexicana de Eugenesia, Sociedad Mexicana de Higiene y Asociación de Médicas Mexicanas. Por no haberla tratado en esta columna apuntamos algunos de sus datos: Nació en Soledad Díaz Gutiérrez, San Luis Potosí. En el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí cursó la preparatoria y el primer año de la carrera de Medicina, misma que continuó en la Escuela Nacional de Medicina para titularse en 1925 con la tesis Contribuciones al estudio de la neurovacuna. Estudió enfermería sanitaria en Nueva York. Su ejercicio profesional estuvo muy vinculado a la enfermería. Fue jefa de la División de Enfermería y Obstetricia en la Escuela de Graduados, primera directora de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia de 1948 a 1957,35 donde también fue maestra. Médica auxiliar y luego jefa de la Oficina Central de Enfermeras del Departamento de Salubridad Pública, dirigió el Dispensario Antivenéreo número 7, encargada de Enfermería Sanitaria y médica en la Casa Amiga de la Obrera.
Sara Cárdenas Orozco y María Castro de Amerena pertenecerían solo a la Asociación de Médicas Mexicanas.
María Dolores Villalobos Epiro, pertenecería a la Pan American Medical Women’s Alliance. Por no haberla tratado en esta columna, también apuntamos algunos de sus datos: Nació en la Ciudad de San Luis Potosí. Estudió en la Escuela Núm. 20 y en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí. En la misma institución cursó algunas materias correspondientes al 1° y 2° años de la carrera de medicina, misma que continuó en la Escuela Nacional, donde concluyó sus estudios entre 1921 y 1924. De septiembre de este último año a mayo de 1925 fue practicante adjunta y numeraria en el Hospital Morelos. Presentó los exámenes profesionales en julio de 1925 y defendió la tesis Citoscopia en los niños, obteniendo el grado de médico cirujano.
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