julio 25, 2025

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Opinión

Educación sexual para decidir y aborto legal para no morir | Colaboración especial

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Por: Kathya Lozano, Viridiana Álvarez y Ariadna Jiménez

La despenalización del aborto de los cuerpos gestantes es una situación que debe ser abordada desde una perspectiva de salud pública, que requiere de ser legislado en los que aún no se ha hecho. En San Luis Potosí, el Congreso del Estado no ha legislado a favor de los derechos humanos de las mujeres como lo marca la Organización de las Naciones Unidas, sin embargo, hacerlo conlleva una serie de reformas transversales, complejas por la operatividad que requiere en las distintas áreas de aplicación, como el sector salud (al tratarse de un procedimiento clínico), educativo y la accesibilidad a todas las mujeres desde sus diferentes vivencias como jóvenes, obreras, trabajadoras sexuales, adolescentes y otras determinaciones que requieran programas específicos, en donde se faculte a la administración pública para la prevención, acción y obligación del seguimiento de la política pública con perspectiva de género, para que se puedan llevar a cabo las acciones gubernamentales propias dotando de los recursos materiales y humanos, pero, sobre todo, de la voluntad política para que el aborto legal, seguro y gratuito para las mujeres mexicanas sea un derecho y una realidad.

Esperemos que cuando se legisle a favor en San Luis, por medio de la Comisión de Igualdad de Género que preside la diputada Emma Saldaña, se aborde desde la educación e incluso social, que se garanticen los recursos humanos y materiales para realizar el procedimiento clínico. Además, en conjunto con la Comisión de Educación, se debe integrar un programa operativo eficaz sobre la prevención del embarazo adolescente, que informe sobre las alternativas de los métodos anticonceptivos, en el que los tres niveles del gobierno coadyuven.

Por ultimo, consideramos que las posturas pro vida y pro aborto no son erróneas en sí mismas, lo erróneo es la polarización y división que genera: se trata de la libre decisión de las mujeres por el motivo que sea.

Desde un enfoque público, el no reconocer la problemática como gobierno, abona a que sigan los abortos clandestinos y por consecuencia el fallecimiento de mujeres y personas gestantes, porque la realidad es que quien ha tomado la decisión de abortar, no espera: aborta, más allá de ideologías, religiones y leyes que se lo prohiban.

Desde la perspectiva de una mujer oaxaqueña y activista feminista, Ariadna Jiménez, nos narra que después de una lucha ardua contra la sociedad, contra su machismo y la misoginia, de quienes decidían sobre nuestros cuerpos, Oaxaca fue pionero en la despenalización de la interrupción del embarazo, convirtiéndose en septiembre de 2019 en el segundo estado de la república donde las mujeres pueden recurrir a una interrupción. Pero, ¿realmente contamos con un acceso al aborto seguro, legal y gratuito? No, no existe.

Viridiana Álvarez, jalisciense, abogada y activista, opina que despenalización del embarazo para el estado de Jalisco está en la congeladora. Las iniciativas de reformas para incluir en las leyes locales la interrupción del embarazo y que los servicios de salud estatales ofrezcan esta alternativa, están pendientes de votarse y en comisiones legislativas desde hace casi un año. Esto es violatorio de derechos, ya que la Suprema Corte de Justicia decidido a favor, pero la mayoría de los estados se niegan a armonizar su legislación, en un grave incumplimiento de la ley. Pero desde las organizaciones que impulsan la lucha de los derechos de las mujeres, estamos firmes en que esto debe ser una realidad latente, la legislación se debe reformar y a su vez garantizar los servicios de salud para aquella persona en capacidad de gestar que decida hacerlo.

A pesar de que la marea verde no se ha detenido y sigue en aumento en defensa de nuestros derechos reproductivos, hoy en día no podemos garantizar una interrupción segura, pues nuestro servicio médico es ineficiente, esta es una realidad que no pueden ocultar porque aun cuando te dicen que puedes solicitarlo en cualquier centro de salud de los estados donde es legal, no todos cuentan con el material, equipo o personal necesario y calificado.

Una interrupción deja de ser gratuita cuando mujeres de comunidades tienen que transportarse kilómetros, ya que su centro de salud más cercano le niega por cualquier motivo su derecho. Cuando una mujer lleva el gasto al día y no tiene el privilegio de poder faltar un día a su trabajo, porque eso significa no comer. Cuando solo te dan un medicamento con instrucciones poco claras y el cuidado corre por tu cuenta, entonces se diluye la gratuidad y la certeza.

En cuanto a la legalidad, poco nos sirve si en el hogar manda una figura patriarcal, si las autoridades son cómplices y los médicos misóginos. La lucha por nuestros derechos no acabará aunque el país se pinte de verde: ¡Mi cuerpo es mío, yo decido!

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De Ozzy a Marilyn, hay un mundo que no cambia | Columna de León García Lam

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VOLUTA

Fue una tarde de sábado en 1989. Seis de la tarde, recién salido de la reunión scout con el grupo 11 en La Concha de La Aviación, tomé el Perimetral y me bajé en el Centro, a la altura de Reforma. Iba campante, con mi uniforme y mis bolsas de mandado. Había planeado comprar salchichas en la tienda Chalita para asarlas en algún páramo cercano. Todo normal, hasta que:

De pronto, ocurrió algo parecido a una escena de apocalipsis zombie: la gente corría como si el diablo—nunca mejor dicho—los persiguiera, mientras las cortinas de los comercios caían estruendosas, una tras otra, azotadas por el pánico. Los potosinos, habituados a una vida somnolienta, corrían por la calle Hidalgo en estampida, dejando un paisaje urbano repentinamente desierto. Y ahí iba yo, caminando despacio, como un turista en medio de un motín, como un anti-Flash en un mundo movido a otra velocidad, sin saber cuál era la amenaza.

Al llegar a la Plaza de Armas, se montaba una escena apocalíptica tipo Mad Max: una turba enardecida se había atrincherado con esos camiones urbanos trompudos y en el techo de uno de ellos había un chofer amordazado. ¿Qué motivó tanto drama? La clausura repentina del concierto de Black Sabbath en San Luis Potosí.

Días antes, la ciudad había sido invadida por tribus urbanas no antes vistas: punks y rockeros duros, con chamarras de piel (o de vinil barato), pelos erectos gracias al superpunk (el hairspray de los valientes), playeras negras y colguijes que gritaban anarquía y satanismo del tianguis del Chopo. El concierto, originalmente autorizado por la administración panista de Mario Leal, fue cancelado horas antes porque la Santa Inquisición local—junto a Jabba the Hutt (así le digo yo a cierto personaje)—descubrió, horrorizada, que le habían dado permiso al mismísimo demonio para actuar en el Estadio Plan de San Luis.

El conflicto, como todos los grandes dramas, tenía dos bandos.

Por un lado, los agentes del mal, esos seres perversos empeñados en socavar las buenas costumbres: el padre Córdoba y su séquito de politiquillos corruptos, devotos de los demonios verdaderos (la pedofilia, el encubrimiento y la simulación). Del otro lado, simplemente había gente que quería escuchar rock y ya.

Este suceso ochentero es un déjà vu cansino. Hace unas semanas, cuando se anunció el concierto del Sr. Marilyn Manson, las “buenas conciencias” volvieron a rasgarse las vestiduras, ignorando eso llamado Constitución porque, según el arzobispo, el espectáculo “no contribuye al bienestar social”. Como era de esperar, ya hay ayunos y rosarios en marcha para contener la maldad. Por suerte, el mundo ha avanzado—aunque San Luis a veces parezca empeñado en no darse cuenta.

Ayer murió Ozzy Osbourne a los 76 años. En 1989, cuando Black Sabbath vino a no tocar aquí, también cayó el Muro de Berlín. Desde entonces, casi todo ha cambiado: ya no existe la tienda Chalita, los camiones trompudos son pieza de museo, los rockeros de entonces hoy suben el volumen de los audífonos por medio de su celular y la juventud ahora baila reguetón. Marilyn Manson no será el monstruo del rock que es y será Ozzy, porque los tiempos son otros. Lo único que no cambia es esa voz medieval que, entre rosario y rosario, sigue encubriendo pederastas.

Le deseo un gran fin de semana, estimada y culta lectora de La Orquesta.

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#4 Tiempos

LamBot del Tec de Monterrey-SLP bicampeones mundiales de robótica | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

Hace quince años la comunidad de la Preparatoria del Instituto Tecnológico de Monterrey campus San Luis Potosí comenzó un proyecto educativo basado en la ingeniería robótica que incluye aspectos de seguridad y mercado, entre otros, dentro de la corriente de tecnología educativa que suele ser conocida como STEM, iniciales en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

El programa del Tec de Monterrey campus San Luis lleva el nombre de LamBot 3478 y su gran esfuerzo lo ha llevado a ganar la competencia mundial más importante en el campo de la robótica, el Campeonato Mundial de Robótica FIRST en dos ocasiones convirtiéndose en el equipo que lo ha realizado en dos ocasiones. La más reciente hace algunas semanas en el campeonato Mundial celebrado en Nagoya Japón convirtiendo así en el referente mundial en tecnología educativa.

Los flamantes campeones mundiales pertenecen a la Preparatoria del Instituto Tecnológico de Monterrey campus San Luis Potosí, y han puesto en alto el nombre de México de San Luis Potosí y de su institución educativa.

De esta forma el equipo LambBot 3478 son, nada más y nada menos que, Bicampeones Mundiales de Robótica FIRST, encabezando una alianza estratégica que les permitió obtener el título en una de las competencias estudiantiles más exigentes y reconocidas del mundo.

La Preparatoria del Tec de Monterrey en San Luis tradicionalmente ha impulsado la participación de sus alumnos en las competencias educativas que se realizan en San Luis y que son cauces para eventos nacionales y mundiales, entre ellas las olimpiadas de física, matemáticas, química, entre otras, así como la participación en el Concurso potosino conocido como Fis-Mat de alta tradición en el país. Estos programas de apertura de espacios de educación extraescolar han permitido a instituciones como el Tec de Monterrey campus San Luis incorporar a sus propios programas educativos y el ejemplo de éxito más notorio es el programa LamBot que su continuidad ha colocado a los alumnos y profesores de esa institución en el escenario mundial de proyectos colaborativos que redunda en la propia preparación de sus estudiantes.

Con esta victoria, LamBot se convierte en el primer equipo mexicano en obtener dos campeonatos internacionales de FIRST Robotics Competition. Su primer triunfo fue en 2019, durante el mundial celebrado en China. Ahora, seis años después, México vuelve a levantar el trofeo, reafirmando su compromiso con el desarrollo tecnológico juvenil. Lo cual se convierte en un hito sin precedentes para la robótica mexicana.

La competencia de FIRST (For Inspiration and Recognition of Science and Technology) reúne cada año a los mejores equipos del planeta, quienes deben diseñar, construir y programar robots capaces de ejecutar misiones complejas en escenarios de alta presión. Lo que distingue a este certamen no es solo la precisión técnica, sino la colaboración, el ingenio y el impacto social de cada proyecto.

Durante la edición 2025 del certamen, el equipo mexicano unió fuerzas con los equipos 987 y 6962, formando una alianza altamente eficiente que superó con éxito las rondas eliminatorias. Juntos desarrollaron una estrategia basada en la coordinación táctica, adaptabilidad y una ejecución impecable de los desafíos.

Este desempeño excepcional fue determinante para obtener el campeonato ante una audiencia global y más de 160 equipos provenientes de países como Estados Unidos, China, India, Turquía y Brasil.

La Federación Mexicana de Robótica realizará en los meses de marzo y abril de 2026 el Torneo Mexicano de Robótica (TMR) 2026 que tendrá como sede la ciudad de Puebla y el cual estará organizado localmente por el potosino Dr. Alejandro Pedroza creador del célebre robot pianista mexicano Don Cuco el Guapo. Este Torneo Mexicano de Robótica es el torneo selectivo para conformar la representación mexicana para el campeonato mundial de robótica, donde esperamos figure algún grupo potosino y donde con seguridad estará presente el equipo LamBot 3478 a quienes felicitamos por sus logros.

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#4 Tiempos

El misterio de los libros | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS Minúsculas

Ciudad de México. Tres y media de la tarde. Salgo corriendo, empujado por los demás, de una estación del metro. Subo corriendo las escaleras, busco la luz, descubro la calle, me echo a andar por ella. De pronto, me detengo. Los libros siempre me detienen, y allí, en ese tenderete colocado en la salida de la estación, hay muchos, muchos libros. Unos están metidos en fundas de plástico, pero la mayoría no; otros ni siquiera conservan la cubierta original. Descubro al instante uno que me interesa: Piloto de guerra, de Antoine de Saint-Exúpery. Me digo a mí mismo que es una lástima, porque ya lo tengo. Sigo. Ahora toca el turno a los Papeles del oficio universitario, de Álvaro D’Ors. ¿Cuánto por éste?

El vendedor lo ve detenidamente, lo acaricia, dice que es un buen libro, que él pensaba leerlo en días pasados pero que de cualquier manera está dispuesto a vendérmelo. «Veinte pesos –dice por fin–. Pero si escoge tres puede llevárselos por cincuenta».

No discuto el precio. Tomo el libro. Y me llevo también el Piloto de guerra para regalarlo a algún amigo necesitado de buenas lecturas.

–Así son cuarenta pesos. Ande, tome usted el tercero para que sean cincuenta.

Vuelvo a planear sobre los libros y encuentro en un rincón del tenderete El rabino de Bacharach de Heinrich Heine. No sabía que hubiera una edición mexicana de esta obra, y el hallazgo, aunque no me hace precisamente feliz, me hace por lo menos sonreír.

Pago y me voy. Y esa misma noche, antes de irme a dormir, empiezo a leer los Papeles

de Álvaro D’Ors. En el frontispicio hay una firma, un nombre y una fecha. «Gastón Pardo P. Marzo de 1969. Guipúzcoa». Cierro el libro. Ya no quiero leer. ¿Quién fue Gastón Pardo P.? Y, sobre todo, ¿cómo hizo este ejemplar para llegar desde Guipúzcoa, en el País Vasco, hasta esta estación del metro, es decir, hasta mí?

Guipúzcoa. El nombre de esta ciudad me hace pensar en San Ignacio de Loyola. ¿Qué manos trajeron hasta acá este libro que hoy he comprado al precio de una cajetilla de cigarros de mediana calidad? Papeles del oficio universitario. No es que lo buscara, no, pero me salió al paso, y ahora está aquí, conmigo. De buscarlo, jamás lo habría encontrado; de buscarlo, acaso habría ido con el vendedor y le hubiera dicho: «Ando buscando los Papeles del oficio universitario de Álvaro D’Ors. ¿Lo tiene usted?». Y él se habría rascado la cabeza, fingiendo preocuparse por mi triste suerte:

–¡Uy, no! Esos libros son muy raros. A veces llegan, pero con frecuencia no. Hay libros que uno no verá nunca en su vida. Pero, ¿por qué no se da usted una vuelta el mes que entra? De cualquier manera, no se pierde nada…

Pienso bajo la luz de mi lámpara de noche que para encontrar un libro lo mejor es no desearlo, sino limitarse a dejar que llegue a nuestras manos cuando quiera, si es que llega alguna vez.

Así me sucedió en una ocasión con los Diarios de Ionesco. Sabía que la editorial Guadarrama de Madrid (hoy desaparecida como un barco en la noche) los había publicado en dos volúmenes, allá por la década de los años sesenta o setenta, con los títulos de Diario I y Diario II, pero me guardé mucho de buscarlos. «Son demasiado raros», me dije cuando los vi incluidos en el catálogo de dicha editorial: «por lo tanto, debes resignarte a no tenerlos». Me resigné todo lo que pude.

Pero un día, aquí mismo, en San Luis, debajo de una montaña de libros en una tienda de objetos usados, vi un tomito de lomo blanco en el que leí: Ionesco. Diario II. Lo tomé con calma, lo pagué y salí del establecimiento evitando dar saltos de alegría para no contrariar ni dar celos a la veleidosa Fortuna.

–Señora –dije a la dueña del establecimiento–, éste, como puede ver usted, es el segundo volumen de una obra que andaba yo buscando. ¿No le habrá llegado también el primero?

La señora movió negativamente la cabeza y me dijo que lo que yo veía era lo único que había llegado.

«Bien, Juan Jesús –me dije a mí mismo–. Ya tienes el tomo dos del diario de Ionesco. Confórmate, pues, con esta probadita que el cielo te ha ofrecido hoy».

Y varios meses después, en el mismo establecimiento, ¿qué cree usted? Que me encontré el dichoso tomo uno.

Se lo enseñé a la señora, y ella me explicó que lo que pasaba es que la persona que le había vendido el libro que yo le compré meses atrás apenas hasta ahora había regresado a venderle los demás que le quedaban en su casa. ¿Debo decir que sólo entonces permití a mi corazón brincar de alegría?

Pero continuemos con los Papeles de Álvaro D’Ors. ¿Quién los hizo cruzar el mar? ¿Era un exiliado español el que los trajo en su valija? ¿Y por qué de entre los muchos libros que pudo haberse traído cargó precisamente con éste?

¿O fue más bien un turista vasco que, trayéndolo consigo para leerlo en el avión, lo dejó en México para regresar a su tierra ligero de equipaje?

¡Ah, el misterio de los libros! Nunca sabremos por qué unos nos fueron ofrecidos por la vida y otros, en cambio, negados. Libros que ahora mismo se hallan recluidos a una cuadra de mi casa, jamás serán tocados por mí; en cambio, no me fue negado por la suerte uno que alguien compró en Guipúzcoa en 1969. ¿No es esto realmente misterioso?

Con los libros sucede lo mismo que con las personas: que, entre más se los busca, menos se los encuentra. Los libros, como las personas, sólo llegan a nosotros al precio de no buscarlos.

Me pregunto antes de apagar la luz: ¿Y con la felicidad no sucede lo mismo? Sí, sólo el que ha renunciado a ella la conocerá; sólo el que ha dejado de perseguirla la alcanzará.

Me quedo a oscuras. Y pienso en Dios, que nos da únicamente aquello a lo que ya hemos renunciado. Mi amado, mi querido, mi bendito Dios…

 

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