#4 Tiempos
Derecho a leer: otros formatos | Columna de Germán Bautista
HABLEMOS DE DERECHOS
Durante la entrega pasada hablamos muy someramente de otras alternativas para acceder a la lectura, necesarias para que ninguna persona con discapacidad se quede al margen del amplio menú de opciones literarias especializadas y convencionales.
Desde la perspectiva de los derechos humanos, y en el marco del derecho a leer que protege el Tratado de Marrakech, todas las personas deben tener la misma oportunidad de acceder al texto impreso convencional, adecuando los textos cuando así se requiera.
A estas adecuaciones les vamos a denominar “formatos accesibles”, porque su propósito es fungir como un puente entre la persona y el contenido de una obra literaria, que puede oponer barreras lectoras a las personas por la manera en que ha sido impresa o estructurada. Su definición se encuentra desarrollada en el artículo 2 inciso b del Tratado y a simple apreciación, puede sonar un tanto rebuscada:
“b) Por “ejemplar en formato accesible” se entenderá la reproducción de una obra, de una manera o forma alternativa que dé a los beneficiarios acceso a ella, siendo dicho acceso tan viable y cómodo como el de las personas sin discapacidad visual o sin otras dificultades para acceder al texto impreso.”
Un acercamiento que ofrece mayor claridad sobre los tipos de formatos, lo encontramos en el artículo 2 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, correspondiente a las definiciones e incluidos en lo concerniente a la comunicación, tal como se cita enseguida:
“La “comunicación” incluirá los lenguajes, la visualización de textos, el Braille, la comunicación táctil, los macrotipos, los dispositivos multimedia de fácil acceso, así como el lenguaje escrito, los sistemas auditivos, el lenguaje sencillo, los medios de voz digitalizada y otros modos, medios y formatos aumentativos o alternativos de comunicación, incluida la tecnología de la información y las comunicaciones de fácil acceso.”
Esta definición ofrece una idea amplia sobre las diferentes alternativas para eliminar barreras lectoras a las personas con discapacidad, y de manera conjunta con el Tratado de Marrakech, indica a las personas responsables de asegurar el acceso a la lectura, las distintas formas en que debe hacerse accesible un contenido, incluso artístico.
Comenzaremos con la digitalización de textos, que puede ser una de las opciones más sencillas para brindar cobertura a un amplio número de personas con discapacidad, desde aquellas con baja visión o ceguera, hasta las que tienen dificultades para manipular las hojas de una obra física, y les resulta menos complicado leer mediante la pantalla de algún dispositivo tecnológico.
Los textos pueden ser escaneados con los instrumentos disponibles en una biblioteca, o incluso con el apoyo de dispositivos móviles y las aplicaciones creadas para ese propósito. Deben cuidarse dos cosas prioritariamente: limpiar de impurezas el texto, y no guardarlo como imagen; de lo contrario el contenido se vuelve inaccesible para lectores de pantalla y se limitan las opciones de manipulación del mismo para adaptarlo a otras formas de acceso.
A partir de un documento digitalizado apropiadamente, existen actualmente si se requiere, opciones tecnológicas para convertirlo a voz y guardarlo como archivo de audio, incluso con motores de voz con una nitidez cada vez más humana.
Con ciertas adecuaciones, si se cuenta con una impresora braille y el requerimiento de la persona usuaria es leer en ese formato, el texto digitalizado sigue siendo útil para garantizarle la oportunidad de leer en papel de manera táctil. Ese mismo texto se puede adecuar para amplificarlo y con las consabidas implicaciones para las personas expertas, generar una propuesta en macrotipo, para quienes son personas con baja visión.
El contenido de una obra también puede adaptarse a fácil lectura o lenguaje claro, para las personas con discapacidad intelectual, aunque hacerlo, actualmente es un poquito más complicado que simplemente digitalizar, porque debe evitarse usar palabras elevadas o rebuscadas a fin de facilitar su comprensión, además de ordenar el texto de cierta manera, no justificarlo, y cerrar las ideas en el menor número de líneas posible.
Si desean saber más sobre la fácil lectura, les invito a visitar la página de “Plena Inclusión España”:
https://www.plenainclusion.org/
Otro formato o forma de garantizar el acceso a la lectura un tanto más complicada, es generar opciones para las personas sordas, pues aunque la mayoría imaginemos que al poder ver una persona sorda no tendría complicaciones para leer, lo cierto es que la forma de ordenar un texto conforme a lo que se ha denominado la “gramática del Sordo” implica cierta complejidad, además que en palabras de las propias personas sordas, les resulta mucho más sencillo comprender un texto en lengua de señas, lo que obliga a tener a disposición opciones en videolibros.
Al respecto, el Instituto Pedagógico para Problemas del Lenguaje I. A. P. (IPPLIAP), ha generado propuestas de acceso a la lectura para personas Sordas, en el marco del Tratado de Marrakech. Si desean saber más, visiten:
https://www.youtube.com/playlist?list=PLNpBvPBkh4JR3Yif1XIK8UtRVOGTLlL7P
Finalmente, aunque sin agotar la amplia gama de formas y formatos para eliminar barreras lectoras, los pictogramas también son una opción para algunas personas con autismo y personas con discapacidad intelectual, entre algunas otras. Éstos son representaciones iconográficas que comunican ideas y facilitan la comprensión de un texto, y que demanda también preparación para ofrecer esta alternativa de lectura. Al ser persona ciega, desconozco qué tan eficientes sean, pero últimamente he encontrado por ahí aplicaciones que convierten el texto convencional en pictogramas.
Para darse una idea sobre estas opciones, les invito a visitar:
Garantizar el acceso a la lectura en formatos accesibles es desafiante, pero como ya se mencionó en la pasada entrega, es una obligación ineludible a partir de la entrada en vigor de los dos tratados internacionales citados en la presente columna.
Puedes leer la versión alternativa de esta columna en leguaje sencillo a continuación:
En la última entrega, mencionamos brevemente sobre diferentes formas de acceder a la lectura, especialmente para personas con discapacidad.
Según el Tratado de Marrakech, es un derecho humano que todos tengan la misma oportunidad de leer textos impresos. A veces, es necesario adaptar estos textos para que sean accesibles.
Los “formatos accesibles” son versiones de textos que se han modificado para que las personas con discapacidad puedan leerlos. Esto puede incluir cambiar el tamaño de la letra, usar un lenguaje más sencillo, o convertir el texto en audio.
Es importante que estos formatos sean tan fáciles de usar para las personas con discapacidad como lo son para las personas sin discapacidad.
Hay muchas formas de hacer que un texto sea accesible. Algunos ejemplos incluyen:
1. Digitalización de textos: Esto implica escanear un texto y convertirlo en un formato digital. Esto es útil para personas con baja visión o dificultades para manejar libros físicos. Es importante asegurarse de que el texto esté limpio y no se guarde como imagen, para que pueda ser leído por lectores de pantalla.
2. Conversión de texto a voz: Una vez digitalizado, el texto se puede convertir en audio. Esto es útil para personas con discapacidades visuales.
3. Impresión en Braille: Para aquellos que leen en Braille, el texto digitalizado se puede imprimir en este formato.
4. Uso de lenguaje sencillo: Esto implica cambiar el texto para que sea más fácil de entender, evitando palabras complicadas. Esto es útil para personas con discapacidad intelectual.
5. Videolibros en lengua de señas: Para personas sordas, los textos se pueden convertir en videos en lengua de señas.
6. Pictogramas: Son imágenes que representan palabras e ideas. Esto puede ser útil para personas con autismo o discapacidades intelectuales.
Es importante garantizar que todos tengan acceso a la lectura en un formato que puedan usar y entender.
Hay varias organizaciones y recursos en línea que pueden ayudar a acceder a estos formatos, como “Plena Inclusión España” y “Pictocuentos”.
En resumen, es esencial que se ofrezcan diferentes formatos accesibles para garantizar que todas las personas, independientemente de sus habilidades, tengan la oportunidad de disfrutar de la lectura. Esto no solo es un derecho, sino también una forma de inclusión y respeto hacia la diversidad.
Para más información, puedes visitar:
– Plena Inclusión España: https://www.plenainclusion.org/
– Pictocuentos: https://www.pictocuentos.com/
– IPPLIAP (para videolibros en lengua de señas): https://www.youtube.com/playlist?list=PLNpBvPBkh4JR3Yif1XIK8UtRVOGTLlL7P
Estos recursos son valiosos para aquellos que buscan opciones de lectura accesibles.
También lee: Derecho a leer | Columna de Germán Bautista
#4 Tiempos
Genoma de las plantas, el tema en La Ciencia en el Bar | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Continúa el ciclo número treinta y nueve de La Ciencia en el Bar, con la charla de este miércoles 30 de abril en punto de las ocho de la tarde noche en La Cervecería San Luis ubicada en Calzada de Guadalupe número 326, con una charla sobre el genoma de las plantas. El acceso es libre.
La charla estará a cargo del Dr. Luis Gabriel Brieba, que es investigador de la Unidad de Genómica Avanzada del Centro de Investigación y de Estudio Avanzados en Irapuato, Guanajuato. La charla tiene como título: ¿Por qué los genomas de plantas son tan resistentes?, y lo complementa el subtítulo de: ¿te atreves a pasar doce horas bajo el Sol todos los días de tu vida?
En la charla el Dr. Gabriel Brieba nos explicará el sistema fisiológico de las plantas y la forma en que contribuyen al medio en que vivimos, así como su papel energético, entre otros aspectos que nos ayudaran a comprender el papel de las plantas. Sus líneas de investigación comprenden la Estructura-función y evolución de proteínas; Metabolismo de ácidos nucleicos (transcripción, replicación y reparación) en organelos de plantas y levadura; y, Ingeniería y cristalografía de proteínas.
El Dr. Luis Brieba es Ingeniero Bioquímico por el Tecnológico de Monterrey Campus Guaymas. Realizó estudios de posgrado en el Departamento de Bioquímica de la Universidad de Texas con el financiamiento de una beca Fulbright-Garcia Robles-CONACHYT teniendo como mentor al Dr. Rui Sousa y trabajando en estudios sobre la estructura-función de la T7 RNA polimerasa. Realizó sus estudios postdoctorales del 2002 al 2005 en la Escuela de Medicina de Harvard con el financiamiento de la beca Pew, investigando los determinantes de la fidelidad de replicación del ADN. A partir del 2005 es investigador del Cinvestav y desde el 2007 se encuentra adscrito como investigador de la Unidad de Genómica Avanzada del Cinvestav. El Dr. Brieba pertenece al Sistema Nacional de Investigadores como Nivel III y es investigador Cinvestav 3D. El Dr. Brieba cuenta con cerca de 100 publicaciones, y su trabajo ha recibido más de 1700 citas. Ha recibido numerosas distinciones como la beca Howard Hughes, o ser alumno distinguido de la Universidad de Texas.
Las investigaciones que realizan los miembros de su grupo de investigación se centran en entender cómo se replican y reparan los genomas organelares de plantas , en temas relacionados con la biología estructural e ingeniería de proteínas y en la aplicación biotecnológica de procesos enzimáticos. El Dr. Brieba ha contribuido a la formación de recursos humanos con cerca de 20 alumnos graduados de doctorado, de los cuales la mitad de ellos son ahora profesores-investigadores en destacados centros como el CIBNOR, el Centro de Envejecimiento del Cinvestav, la Universidad de Guanajuato o el Instituto Politécnico Nacional. Las contribuciones de su grupo de investigación han servido para entender cómo el DNA polimerasas replican lesiones, cómo se mantiene un genoma libre de mutaciones y como co-evolucionan los organelos de plantas. Su grupo de investigación está interesado en entender cómo se ensamblan y regulan los replisomas organelares y los procesos de la reparación del DNA en organelos de plantas. Recientemente su grupo se ha interesado en entender cómo se repara el material genético nuclear de plantas.
El tema que tratará en la sesión de La Ciencia en el Bar es uno de los temas que investiga en el Laboratorio de Bioquímica Estructural del Cinvestav en Irapuato y se relaciona con los Genomas organelares de Arabidopsis.
El genoma organelar de Arabidopsis se refiere al ADN presente en las mitocondrias y los cloroplastos. Estos orgánelos son esenciales para la vida de la planta, ya que las mitocondrias producen energía y los cloroplastos realizan la fotosíntesis.
El laboratorio de Bioquímica Estructural se enfoca en el estudio de los sistemas de replicación y reparación de los genomas organeleras de plantas. El grupo explora de forma sistemática los procesos enzimáticos de la replicación y reparación del DNA y buscan entender su singularidad.
Los esperamos este miércoles 30 de abril en la sesión de La Ciencia en el Bar que contará con la visita de este prestigiado investigador nacional Luis Gabriel Brieba de Castro.
También lee: 2025, Año Internacional de la Ciencia y las Tecnología Cuánticas | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Vida silenciosa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
El anciano hizo finta de proseguir, pero calló una vez más. Parecía más aburrido que fatigado, aunque no podría asegurarlo: tal vez estuviese más fatigado que aburrido. Luego, tras una pausa larga, continuó así:
–Es paradójico que para hablar del silencio haya que maltratar el silencio, ¿no le parece? ¡El silencio no admite explicaciones y menos aún definiciones! Y, sin embargo…
Sin embargo, pese a lo que acababa de decir, tras otra pausa ahora más breve, el anciano siguió maltratando el silencio que tanto decía amar:
-Es preciso acostumbrarse al silencio. El silencio es bueno; es reparador. El ruido, en cambio, mata. Al sonido de los cláxones, los pajarillos caen de las ramas exhaustos, muertos de cansancio.
-¿De cansancio? –pregunté.
-De cansancio, sí. Porque nacieron para volar y cantar, y desean hacer siempre que pueden una cosa y la otra, pero al tratar de hacerse oír por los transeúntes, inmersos en el rumor del ambiente, mueren de fatiga.
-No lo sabía –dije.
-Y, además, estaremos en silencio mucho tiempo, de manera que sería bueno ya desde ahora aprender a estarnos con la boca cerrada. ¡Los cementerios son silenciosos!
Una risita extraña iluminó su semblante.
-¡Así es, amigo mío! Los muertos no hablan porque tienen la boca llena de tierra. Morir significa partir sin maletas, sin nada, al país del silencio.
Como no sabía yo qué decir, dije:
-En una novela de Flannery O’Connor, la escritora norteamericana, aparece un anciano, Mason Tarwater –vea, recuerdo su nombre de memoria-, que dice un día a su sobrino nieto, a quien tiene secuestrado para hacer de él, en el futuro, un profeta: “El mundo ha sido creado para los muertos. Piensa en cuántos muerto hay. ¡Hay un millón de veces más de muertos que de vivos! Y los muertos permanecen muertos millones de años más de cuanto permanecen vivos los vivos”.
-Je, je –hizo el anciano. No reía en a, sino en e: no con franqueza, sino con algo de malicia-. ¡Es verdad! ¡Es verdad! Pero considere que, de alguna manera, esto lo había dicho ya, mucho antes que Mason Tarwater, la más grande mujer que ha dado la antigüedad: me refiero a Antígona, por supuesto. La valiente, la aguerrida. ¿Recuerda el argumento de la tragedia que nos cuenta su historia?
-¡Sí! Creonte, el tirano, su tío, ha prohibido dar sepultura a unos rebeldes, y entre esos rebeldes está Polinices, el hermano de Antígona, y entonces…
-Entonces ella trató de convencer a su hermana Ismene que debían hacerlo, pese a todas las prohibiciones del tirano, pues antes que las leyes de los hombres estaban las de los dioses. ¡Enterrar a los muertos era un deber sagrado, y tanto más cuanto que, entre esos muertos, estaba nada menos que uno de su sangre! Para convencerla, pues, de que tenía que ser audaz, le habló en los siguientes términos: “Es mejor estar de parte de los muertos que de los vivos, ya que de éstos seremos compañeros durante un tiempo muy breve, mientras que de los muertos lo seremos durante siglos y siglos…”. ¿Y no es éste un razonamiento irrefutable? Por eso, es preciso amar la vida silenciosa: para acostumbrarnos a ella. Parafraseando a Antígona se podría decir también: “Con los vivos hablaremos durante un tiempo muy breve, en tanto que estaremos en silencio con los muertos durante siglos y siglos ”. Se trata, para decirlo ya, de irse entrenando. No sé si me entiende usted.
-Sí, pero… -dije.
-Piense en los monjes. ¡Cómo guardan el silencio! ¿Y sabe por qué? Porque ellos ya están muertos: muertos, al menos, para el mundo. Y ya que hablamos de literatura, hay una novela traducida al castellano en la que uno de mi edad habla a una niña, que lo escucha arrobada, y lo que le dice es esto:
“-¿Que si es muy malo ser sordo? Nada de eso. No sabes tú lo que me alegro de no tener que oír tanto jaleo. ¡La tranquilidad y la paz son cosas tan buenas…! Además, yo sólo oigo cuando quiero; cuando no quiero oír, me basta con cerrar los ojos… ¡Ah, tú no sabes todavía lo que es el silencio! ¿Quieres que te lo explique?
“-¡Explícamelo! –le rogó la niña.
“-El silencio es eterno. Lo fue siempre y siempre lo será. Es invariable e infinito. Tú vienes de él y a él vuelves de nuevo. Él ama únicamente a los que no lo temen, y llegará un momento en que seremos presa suya todos y todos los que estás viendo alrededor de ti… Los hombres luchan contra el silencio, pero llega un momento en que él los hunde en su interior, les ahoga la palabra en la boca y los mata… Llegará el momento en que todos habremos muerto”.
-¡Interesante! –exclamé-. ¿Y qué novela es?
-¿Qué te importa? Por otra parte, no recuerdo el título. Apunté la cita en una libreta, pero me olvidé de anotar la referencia. ¡Qué más da! Por eso, amigo, intente ejercitarse en el silencio desde ahora. Intente descubrir su dulzura. ¡Es más hermoso callar que hablar! Y los gestos de cariño que marcan más hondamente el alma son casi siempre silenciosos. Amar el silencio es, en cierto modo, amarnos a nosotros mismos. Porque, de aquí un tiempo, usted se habrá convertido en un gran silencio, y yo también. Quizá los azares de la vida nos hagan estar juntos en el cementerio, pero, esto sí que puedo asegurárselo, por más cerca que estemos, no nos hablaremos. ¡Ni una palabra saldrá entonces de nuestros labios! Estar muerto es haber sido devorados por el silencio…
También lee: Celeste y sus hermanos | Columna de Juan Jesús Priego
#4 Tiempos
El socio 88,235 | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
“2 de diciembre de 1979, avenida La Plata al 1700. Lugar y fecha del último partido de San Lorenzo en el barrio de Boedo, ese barrio que lo vio nacer y donde tantas batallas luchó. Ese día quedó marcado con lágrimas de tristeza en la afición del ciclón, un último partido en el Viejo Gasómetro con un empate a cero ante Boca Juniors, los últimos minutos del inicio de un peregrinar tan largo que dolería hasta el alma. En 1979, el gobierno militar solicitó a San Lorenzo vender su antiguo estadio, el plan de la dictadura era que Huracán, San Lorenzo y Vélez compartieran escenario; los de Boedo tuvieron que vender sus terrenos a la ciudad de Buenos Aires por las presiones económicas y deportivas que incluso los llevarían al descenso poco tiempo después; ahí comenzó el suplicio de los Cuervos”. Así, con estas palabras, escritas en el corazón de Buenos Aires, comenzaba mi columna del 2 de julio de 2019.
Hoy, algunos años después, vuelvo a hablar de San Lorenzo de Almagro.
En 1946, San Lorenzo de Almagro levantó el título nacional, un campeonato que costó mucho para los cuervos. Sin embargo, la historia es caprichosa y teje caminos increíbles en muchas vidas. En aquel San Lorenzo de 46 puntos, 3 más que Boca para levantar el título, ese llamado Trío de Oro, donde jugaban Farro, Pontoni y Martino, ese San Lorenzo de los 90 goles en 30 partidos, ese que hizo historia de la mano de Diego García, ese San Lorenzo que pasó a la memoria, no solo por sus jugadores, sino también un hincha que los acompañó en cada partido de local e incluso uno de visitante.
Ahí, justo en las gradas de la popular, del extinto estadio de Boedo, se encontraba un pequeño que se convertiría unos años más adelante en el socio 88,235.
La historia de los cuervos comienza en 1908, cuando el padre salesiano Lorenzo Bartolomé Massa decide abrir el Oratorio San Antonio en el corazón de Almagro, para que los jóvenes de las cercanías se alejaran de los malos pasos y cambiaran con el deporte, siendo el más popular, el fútbol.
Así, y después de varios intentos con nombres fallidos, deciden fundar el Club Atlético San Lorenzo de Almagro, en honor al padre salesiano. La historia del club comienza en la llamada era profesional en 1931, cuando disputa la primera temporada de primera división junto a otros equipos emblemáticos de la ciudad. El resto es una vida llena de logros: 15 campeonatos de primera, 1 de Segunda, 1 de Tercera, 1 supercopa argentina, 1 copa Sudamericana y el más notable, 1 copa Libertadores.
Con esa historia y palmarés, en 1946, año en el que por cierto consiguen el campeonato número 6 en primera, su notable hincha los acompañaba desde la grada.
Cada club tiene hinchas memorables, cada equipo es acompañado por personajes emblemáticos, pero cuando el hincha supera la grandeza del club, es normal que este se olvide de su equipo. Pensemos en Hamilton y su confeso amor por Arsenal, los Gallagher y el Man City, Verstappen y el PSV, Charly García y el River Plate, Cerati y el Racing; a veces el hincha es más grande que el club.
Pero este hincha fue diferente; por más grande, famoso, importante o brillante que fuera, nunca olvidaba al equipo de sus amores. Por más jerseys regalados que pasaban por sus manos (por cierto, incluyan también una camiseta del Atlético de San Luis), nunca desviaba su pasión por San Lorenzo. Un hincha humilde, generoso, que buscaba predicar el amor al fútbol como lección de vida, la lealtad como bendición y la alegría como regla irrompible.
El hincha más importante de los Cuervos, ese que gritó y abrazó a los suyos en el campeonato de la Libertadores en 2014, ese que gritaba a los cuatro vientos la alineación del 46, y la gran satisfacción de alentar a un club que con esfuerzos luchaba por hacer historia en una tierra de históricos en el fútbol, uno más que alentaba para el ciclón.
El lunes 21 de abril de 2025, a las 07:35, el socio 88,235 dejó el plano terrenal. Jorge, ese que cuando niño los acompañó por la temporada del 46, ese que los recibió y celebró a su lado el campeonato del 2014, Jorge se fue a descansar.
No cualquier club es fundado por padres salesianos, no cualquier club nace en un oratorio para jóvenes vulnerables; la grandeza se gana. Y solo hay un club, en todo el continente, solo un equipo en la tierra del buen fútbol, que puede decir con todo el orgullo del mundo: “Somos el equipo de Francisco, somos el San Lorenzo del Papa”.
Descanse en paz, Jorge Mario Bergoglio, el socio 88.235 del club de sus amores, siempre Cuervo Francisco.
P.D. El Papa Francisco falleció a los 88 años, siendo las 7:35 de la mañana en Roma, las 2:35 de la madrugada en Buenos Aires… Adiós por siempre al socio 88,235 del Club Atlético San Lorenzo de Almagro.
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