#4 Tiempos
De los informes y cosas peores | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
Como en la cuerda con que siempre saltas tú, llegó la “Uuuuuuu” alargada de la concurrencia con tremendo abucheo que arremetió contra el ex gobernador Marcelo de los Santos, cuando se anunció su presencia en el primer informe de gobierno de Ricardo Gallardo el pasado lunes.
El momento fue penoso, no menos que ver al otrora “indio de piedra” –como le llamaba Leonel Serrato aquellos jueves afuera de palacio de gobierno arriba de su icónico banquito- convertido en un hombre ya muy anciano y acabado, en extremo delgado y débil. El otoño a todos llega y no a todos como segunda primavera, parafraseando a Camus…
Pocos se acercaron al ex gobernante para la foto o para la entrevista, más con pena que otra cosa, tuvo que retirarse en absoluta discreción del evento.
El resto de los asistentes sí se dieron vuelo con los saludos, abrazos y el registro puntual de cada gesto convertido en selfie en esta, la temporada en que la narración del mundo digitalizado es liturgia y en el que parece privilegiarse el “si estás (en las redes), existes”.
No tomarse fotos en el evento con uno u otro grupo, con uno u otro personaje, es como no haber ido, como tener falta, como ir al gimnasio, pero no presumirlo en Insta.
Así entonces, todos los diputados se tomaron la respectiva foto, todos los verdes juntos, todos los priistas, los de Morena, los abogados con el secretario de gobierno y con el Fiscal, los compañeros ex diputados ahora en distintos puestos de los tres órdenes, todos de preferencia con el mandatario, pero si no fuera posible, con el resto de los asistentes. Las redes se inundaron pues de los “yo sí estuve”, para que conste.
No obstante, a la lupa digital se le escapan detalles, momentos más allá de los que pueden ser capturados por las lentes portátiles.
Uno de ellos, por ejemplo, fue el de la llegada de la nueva líder estatal de Morena, Rita Ozalia Rodríguez, que pasó desapercibida en la especie de “alfombra roja” en el que se convirtió el camino del estacionamiento del Centro de Convenciones a su entrada principal.
Por ser paso obligado, todas y cada una de las personalidades convidadas al evento pasaron por la vitrina de medios de comunicación que se desplegó estratégicamente en ese sitio.
Mientras algunos entrevistaban a Leonel Serrato y otros seguían con Sonia Mendoza, alguien advirtió de la llegada de Gabino Mendoza, delegado de la federación; entre tanto, Rita Ozalia, prácticamente en solitario mostraba sonriente su código QR a una de las encargadas de la puerta de los invitados especiales, así, Rita no fue siquiera entrevistada ni abordada y Gabino, tras capotear con sus mismas y gastadas respuestas los cuestionamientos de los reporteros (ya que le hagan nuevo guión), pudo alcanzarla en las escaleras en las que se reunió toda la comitiva de Morena San Luis y todos juntos entraron al recinto, en el que los esperaba el coordinador de su bancada en el congreso, Antonio Lorca (una marca más en su costoso traje y se vería ridículo).
Los de Morena se sentaron todos juntos, no se si a propósito cerca de reconocidos priistas, con quienes se saludaron sonrientes, igual que con la bancada federal de los verdes. Las corbatas verde con guinda deben estar a la alza para el que quiera comprar. “Con quien ayude a la transformación es bienvenido”, dice Gabino.
Otro momento ajeno a la lupa digital fue el muy vergonzoso que pasó el ex titular del Inpode, Edmundo Rios, que no entendió que ya está fuera del cuerpo gubernamental y por lo tanto su código QR para entrar estaba desactivado… Tuvo que rescatarlo de la vergüenza un alma noble que prácticamente “coló” al portero en retiro y funcionario también en retiro. ¿Será que está esperando que caiga la última quincena para salir de la cancha?.
Respecto a más cambios en el gabinete, en los círculos más apretados de palacio de gobierno se mantiene bajo la más estricta secrecía un último movimiento de primer nivel, específicamente de un probable enroque de un perfil del ejecutivo a la Fiscalía y viceversa, aunque el tema se encuentra todavía en estudio.
Al que de plano ya no se le ve ni en la secretaría de cultura, ni cerca de la todavía titular, Liz Torres (a la que por cierto se le vio sola y desencanchada durante el post-informe), es a Rabinal Gamboa, al grado que ya ni en las producciones del Canal 7 se ha hecho presente. Sus pifias lo condenaron.
*BEMOLES*
CANCERÍGENOS TAPADOS CON LONA
Una historia de terror está a punto de escribirse en San Luis Potosí, si es que se comprueba que desde la termoeléctrica de Villa de Reyes se está transportando vanadio a Mina en Nuevo León sin ningún cuidado, sin ningún protocolo de seguridad y sin conocimiento de las autoridades federales. El vanadio es un metal pesado, sus residuos son altamente tóxicos y cancerígenos, al grado de poner en riesgo a la población hasta por el rastro de sus polvos. Si alguien conoce a Héctor Octavio Parra Alvarado, superintendente de la CFE, responsable de la obra y traslados del peligroso material, mejor avísele para que pronto dé la cara, antes de convertirse en el protagonista de las más terribles historias de irresponsabilidad en el país. #MuyCalladitos
VISITANTES
Hoy al medio día, en el marco del primer informe de gobierno de Enrique Galindo Ceballos, alcalde capitalino, podrían coincidir el senador Miguel Angel Osorio Chong y Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”. Ambas figuras están confirmadas, lo mismo que Enrique de la Madrid, posible aspirante del PRI a la candidatura presidencial. El encuentro entre los personajes podría hacer corto circuito, sobre todo por sus posturas encontradas respecto a la ampliación de la injerencia de las fuerzas armadas en labores de seguridad y que llevó a la ruptura a la Alianza PRI-PAN-PRD.
Hasta aquí mi primer informe de los informes. Mañana crónica sobre el de la capital, no se lo pierda.
Atentamente,
Jorge Saldaña.
También lee: Un informe de símbolos | Crónica de Jorge Saldaña
#4 Tiempos
Fuego cruzado y señalamientos precoces | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
Entre los integrantes de la Comisión de Vigilancia, el Instituto de Fiscalización y el Ayuntamiento capitalino, hay fuego cruzado y no se avisora tregua.
Al respecto y si me lo permite, vamos poniendo las diéresis en las “us”, los puntos sobre las íes y las cartas sobre la mesa.
Quien encendió la hoguera, que hoy ya no saben controlar, fue el titular del Instituto de Fiscalización, Rodrigo Joaquín Lecortois, que desde diciembre pasado soltó una declaración precoz y maliciosa (en política lo que parece, es) respecto al monto y origen de supuestas y millonarias observaciones detectadas en las cuentas de algunos entes obligados pero al mismo tiempo haciendo un énfasis “velado” en el caso de la capital potosina.
Técnicamente y siendo muy “puristas” el titular del IFSE, no rompió ninguna norma y reglamento al hablar del tema, pero no le faltó nada para hacerlo y eso huele a imprudencia programada, a golpe sin que parezca golpe, y a la rienda suelta para la politización del asunto. Y así fue.
La postura del gobierno de Enrique Galindo por su parte, es la más simple: Primero ser notificados, segundo cumplir con el primer plazo para desahogo de observaciones (que terminó hoy) y usar los 60 días que restan y que marca la ley para que se sigan solventando las dudas y observaciones de cualquier índole y de cualquier tamaño.
Llamar, de cualquiera de las partes involucradas en este fuego cruzado, a la “no politización” del asunto no les queda. A ninguno. Ya están grandecitos.
El asunto es político por donde se le vea, y estando las cosas en el grado de tensión entre palacios, la intervención del IFSE en ese grado no puede creerse que sea obra ni de la casualidad ni de la “inocencia”. (¿O será que yo soy el único mal pensado?)
Están jugando a la bolsa de valores del descrédito, o al menos ese es el mensaje que están enviando. ¿De qué les sirve? Yo tengo mis teorías, pero la mejor opinión es la de Usted, mi Culto Público.
Entre tanto, los episodios declarativos y esgrimas verbales entre los diputados integrantes de la Comisión de Vigilancia, específicamente entre el diputado presidente de dicha comisión, Fernando Gámez Macías y el legislador Marco Gama, vinieron a echar gasolina a la hoguera que inició en diciembre.
Por un lado, el legislador naranja puso de manifiesto que no se había tenido acceso al dictamen y se quejó del uso político de los “adelantos” a la opinión pública, lo que interpretó (igual que muchos) como un acto de ataque dirigido.
En contra parte, la narrativa del diputado Fernando Gámez se centró dos líneas: demostrar que desde diciembre pasado todos los integrantes pudieron revisar los dictámenes y querer quejarse en último de enero era demasiado tarde.
Le dijeron a Gama algo así como “tu no hiciste la tarea y yo no te presto la mía”.
Por otro lado, tanto Gámez como el Instituto de Fiscalización acuden al argumento de los nuevos tiempos y de la transparencia encima de la prudencia que corresponde al manejo de las observaciones, que apenas entran a una segunda etapa de desahogo por 60 días más, es decir, no es tiempo de acusaciones completas. Ni hay nadie con un pié fuera de su esfera.
El argumento fue reforzado por declaraciones de éste mismo sábado en la mañana por el diputado José Luis Fernández y el senador Gilberto Hernández Villafuerte, ambos del Partido Verde, que respaldan al diputado Fernando Gámez y a Rodrigo Joaquín Lecortois y tienen razón, nadie en su sano juicio está en contra de que se explique y transparente el uso de los recursos, sin embargo el modo en que lo están haciendo, estando las circunstancias como están, se presta por lo menos a interpretaciones.
Sin embargo, hay que ser muy claros: adelantado o no, precoz o no, politizado o no, prudente o no, filtrado o no, si el ayuntamiento capitalino y otros entes obligados tienen encima millonarias observaciones pues deben ponerse a trabajar, evitar la esgrima mediática de asuntos técnicos, cumplir en tiempo y forma, dar la cara, ser responsables y cumplir no solamente con los personajes al frente de las instituciones, sino asumir responsabilidad ética y moral que tienen con nosotros los ciudadanos.
Jorge Saldaña.
También lee: ¿Todos contra todos? | Apuntes de Jorge Saldaña
#4 Tiempos
Estimado señor Domènec Torrent | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Estimado señor Domènec Torrent:
Me presento, soy Arturo Mena, columnista del periódico La Orquesta desde hace casi 10 años, profesor universitario y seguidor de toda la vida del fútbol potosino en sus distintas facetas.
Soy un tipo crítico con su equipo y consciente de los grandes esfuerzos que históricamente ha tenido que hacer el fútbol de San Luis Potosí para estar en las primeras planas a nivel nacional. Me queda muy claro que estamos lejos de los reflectores y de los grandes titulares de la Liga; sé muy bien que distamos demasiado de ser un equipo grande.
Señor Torrent, estoy completamente seguro de que usted tiene toda la experiencia en el manejo de vestidores de clase mundial. Usted ha estado en el banquillo y vestidor de los mejores equipos del planeta; sé muy bien que le ha aportado a los cuadros que más han ganado en la historia de este deporte. Eso es indiscutible: la experiencia y la altura las tiene a los más altos niveles del fútbol.
Pero, señor, no lo veo claro. ¿Decir que lo “anormal fue hacer 30 puntos el torneo pasado” en una conferencia de prensa ante el equipo más mediático del fútbol mexicano? Caray, no veo en qué ayuda eso al equipo, a la afición. Declarar que San Luis es un equipo que cada año está para pelear el descenso, en la sala de prensa más vista del fútbol nacional, es pasarse de sincero.
Lo sé, usted sabe más que yo de este mundo. Usted es el maestro detrás de lo bueno o malo que le pase a este equipo. Desconozco si hay un enojo con la directiva, un fastidio con la afición o si simplemente es parte de la estrategia para quitarle presión a los jugadores, o qué sé yo. Pero, señor Torrent, a los seguidores del equipo no nos gusta escuchar eso, no nos gusta saber que el técnico piensa y declara que somos un equipo “normalmente perdedor”.
Mal y de malas con el inicio de torneo para San Luis: un triunfo en cuatro partidos y, lo más preocupante, 15 goles en contra en los últimos cinco juegos (si sumamos el de vuelta contra Monterrey en la semifinal del torneo pasado). San Luis tiene una cara diferente y un inicio de torneo muy parecido al anterior en puntos, pero no en rendimiento.
El torneo pasado, para la jornada 4 —que, por cierto, fue la última antes del parón por la Leagues Cup—, San Luis tenía 5 puntos, producto de un triunfo de local contra América, un empate de visita contra Mazatlán, otro empate de local contra Tijuana (el único equipo que sacó un punto en el Lastras en ese torneo) y una derrota en Pachuca por 2-0. En ese torneo, San Luis jugaba, se veía congruencia en la cancha e idea en la táctica. El equipo mostraba referencia, determinación y, sobre todo, identidad.
Este torneo las cosas pintan parecido en puntos (3 en cuatro juegos), pero en la cancha no hay elementos para estar tranquilos. Un equipo que no se aparece, donde se han intentado cubrir ausencias de forma desesperada, jugadores que juegan hacia atrás y que no encuentran conexión en el medio campo, delanteros que simplemente no existen… Nos han llevado a perder por goleada.
Señor Torrent, lo sabemos, y podemos incluso estar todos de acuerdo: somos un equipo modesto. Me gusta llamarle humilde, un equipo donde cada victoria sabe más porque sabemos lo que cuesta; un equipo de grandes esfuerzos, donde todos tienen que poner el 110% (o más) para pelear contra los grandes, donde se lucha hasta el final, donde se levanta la cara con cada derrota y se disfruta en demasía cada victoria. El equipo de casa representa el alma potosina, esa que vive en el desierto y se esfuerza por sobresalir, esa donde “lo normal” es competir y, sí, muchas veces perder, pero muchas más, ganar.
Señor Torrent, con todo el respeto y admiración que me merece, mientras esté sentado en ese banquillo, no vuelva a menospreciar a nuestro equipo, no vuelva a hacer menos a sus jugadores ante la prensa nacional, no vuelva a insinuar que lo normal es que perdamos. La razón la tiene usted, pero no hace falta cantarla, y menos siendo la cabeza de este equipo.
Ya otros se han sentado en su lugar y se han sentido orgullosos; otros han pataleado en conferencias de prensa, y muchos más han sido hipócritas y han hablado de más. La realidad es contundente: somos un equipo humilde. No hace falta que nuestro entrenador nos lo vuelva a recordar.
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#4 Tiempos
¿Podemos dejar de hablar de “esa” película? ¿Plis? | Columna de Guille Carregha
Criticaciones
Antes de empezar de lleno con esto, quiero aclarar un par de cosas. En primera instancia, me rehuso a escribir el nombre de la película en la que se centra este texto, no solo porque el hecho de escribir su título anularía el propósito entero de la columna, sino que es enteramente innecesario teclear las dos palabras que componen su título. Ustedes ya saben de qué película hablo. El mundo entero sabe de qué película se trata. Al menos al día de hoy, entre los curseados círculos del internet en español por los que me muevo, es la única película de la que se ha hablado en las últimas ocho semanas. El cine de este año se reduce única y exclusivamente a hablar de esta película (además del ocasional random preguntando “¿ya vieron Flow? ¿a poco no está bien bonita?” que intenta tener una conversación positiva para variar).
Incluso personas de mis círculos sociales que rara vez mencionan algo sobre cine en sus perfiles parecen desvivirse compartiendo memes y think pieces acerca de los peligros que conlleva ver el bodrio de moda.
En segunda instancia, aclarar que no solo no la he visto, sino que ni siquiera planeo verla en el futuro próximo. A pesar de haber demostrado fehacientemente a lo largo de todos mis escritos (y mi existencia misma) mi propensión a, por alguna razón, odiarme tanto que me obligo a ver los bodrios más espantosos y porquerías más gigantescas jamás filmadas por la humanidad, la película de moda simplemente no se ve atractiva de ninguna manera. La historia que Wikipedia me dice que propone no me llama la atención para nada, el tráiler no la vende como algo en lo que debería invertir mi tiempo, y todos los clips que rondan las redes sociales no lucen lo suficientemente horribles como para que quiera realmente ser testigo de cuán terrible es la película en realidad. O sea, por donde se le vea, no es un producto atractivo o intrigante. Lo único que quedaría es verla por morbo pero… a estas alturas siento que es una razón bastante limitada como para obligarme a perder dos horas de mi vida en ello.
Y, recalco, esto lo dice una persona que utilizó su libre albedrío para ver el especial de “comedia” de Karime Pindter. A propósito.
Ahora, tampoco me voy a sentar aquí a defender a la película. No somos Álvaro Cueva para ser tan lamebotas. Como bien desglose en el párrafo anterior, la única forma de que pinte intrigante la película es si eres un ser humano de un país con el que México tiene tan poco contacto o intercambio cultural como para creer que puede ser una ventanita a cómo se vive en ese país tan extraño del que poco se escucha. A saber qué países reúnen esas calificaciones, pero debe haber por lo menos uno o dos, alguna micro nación en algún lugar recóndito del mundo. Mucho menos estoy en un plan similar a la deleznable actriz protagónica de la película de moda que se encuentra en una cruzada a través de sus redes sociales para pedir que dejemos de burlarnos de esta cosa porque “herimos sus sentimientos”. Nada que ver.
Aunque, debo decir, que pareciese que la persona en cuestión no se ve como un ser humano con quien prometa ser divertido convivir o entablar una conversación, le daré el beneficio de la duda y asumiré que su campaña anti-hate toda estúpida y mal implementada emana de su contrato como spokesperson del churro este que no sale de la boca del mundo entero. Pensemos que también entiende, aunque sea un poquito, cuál es el problema de la historia que ayudó a contar y nada más sus múltiples NDAs le prohíben decir a viva voz un “la neta si actué en una película toda culera”.
¿Pero podemos dejar de hablar de esta película (pregunta irónicamente un ser humano que acaba de escribir 1000+ palabras sobre el tema que dice que la gente debería dejar de tocar)? Sé que es pedir mucho, sobre todo en una época en la que cierto colectivo de señores ancianos predominantemente blancos que creen que saben sobre el valor cinematográfico de lo que crean sus compas le acaba de dar 13 nominaciones al mugrero este, pero quisiera intentarlo.
Yo sé que, por alguna razón, miles de personas en este país aún creen que los Óscares representan algo o que en cualquier punto de la historia de la humanidad han premiado “calidad” por sobre “esto lo hizo mi amigazo del alma, y me cae súper bien, quiero darle esta estatua para que el mundo entero sepa que lo quiero mucho”. Yo sé que hay miles de cinéfilos mamadores que aún encuentran una manera de confirmar sus bias a través de lo que dice “La Academia” sobre las películas aclamadas en esta premiación que, misteriosamente, solo se fija en lo más mainstream y *GUIÑO GUIÑO* CON MÁS MENCIONES EN REDES que el cine tiene que ofrecerle al mundo, pero también recordemos que es el mismo grupo de individuos rancios que le otorgaron el nombre de “Mejor Película Del Año”™ a Crash y a Green Book en sus respectivos años, o que solamente toman en cuenta las películas de Ghibli solamente porque otrora las distribuyeran sus amigos Harvey Weinstein y Disney.
También me imagino que se ha de sentir bien bonito que te den una de esas estatuillas. En el improbable caso que hubiese la oportunidad de que pudiese recibir una, sé también que sería lo suficientemente hipócrita como para aceptarlo, llorar de felicidad, y agradecer a este colectivo deleznable del que me he quejado por años ya.
Pero ahorita no está pasando, por lo que, al día de hoy, reitero mi CHSM a los Óscares.
¿Pero podemos dejar de darle poder y presencia a la película que está tan de moda, que genera tantos clicks e interacciones en YouTube y TikTok, que incluso obligó a Javier Ibarreche, un lameculos de Hollywood y todo su establishment aún más gigantesco que Álvaro Cueva, un ser humano que necesita la atención de la industria cinematográfica mundial para poder generar su contenido “buena onda” y lleno del mismo positivismo falso y mercantil de Luisito Comunica (solo que con miles de porcientos menos carisma) para sentir que vale como ser humano, a hablar mal de un producto cinematográfico casi por primera vez en su historia?
Sólo le estamos dando poder a la cinta. Solo le estamos dando más presencia. Estamos haciendo que, de una forma u otra, la gente considere consumir esto, que el nombre de su director/escritor/productor sea de uso común entre los aficionados al cine. Estamos reforzando la validación de haber sido nominada a todos esos premios internacionales (que, puede o no, hayan sido otorgados a esta cochinada como un mensaje disque contundente a las políticas de extrema derecha que el mundo se está tragando con tanto gusto como la repetición incansable de memes sobre esta película). O sea, le estamos dando publicidad gratuita.
¿O de qué otra manera podemos explicar que solo en México, en apenas una semana, esta chingadera ya recaudó 9.4 millones de pesos? ¿SERÁ ACASO QUE LA INSISTENCIA EN HABLAR DE ESTA MENTADA PELÍCULA POR CASI DOS MESES A TRAVÉS DE TODOS LOS MEDIOS, INSTIGÓ A UN MONTÓN DE PERSONAS A SENTIR CURIOSIDAD POR PAGAR CON SU DINERO PARA VERLA?
Y, sí, claro, el mame de PROFECO y Cinépolis y cómo van a devolver como 150,000 pesos en entradas, etc.
Pero, repito. 9.4 MILLONES DE PESOS. EN. UNA. SEMANA.
O sea, más personas en México decidieron meterse al cine a ver la película de moda, que el mame cinéfilo de Nosferatu. Una vez más, México recordándose a sí mismo porque Pixels de Adam Sandler duró casi medio año en cartelera.
Esto solo me recuerda a las elecciones de 2012 en donde tanto mamar y mamar (con justificadas razones, obvio, pero el punto es el mismo) con memes de Enrique Peña Nieto en donde era inescapable entrar a internet sin ver su nombre y cara plasmados en los muros y timelines de todos mis contactos en redes, funcionó TAN bien como estrategia de marketing que, incluso, me hizo cuestionarme si no debería de votar por él.
Aclarando, no lo hice, pero tampoco es como si mi anulación de aquel año hubiera hecho mucho por detener el avance presidencial del PRI que, con tanto amor, los #Soy132 y otros entes disque contracultura ayudaron a promover de manera gratuita a lo largo y ancho del país.
Pero, sobre todo, me gustaría que dejáramos de hablar de esta película por la razón más obvia de todas: a todas luces es una porquería mediocre que no debería de ocupar un espacio en la mente de nadie. Sí, es insensible con el país, trivializa temas sensibles, desestima el trabajo y presencia de mexicanos en la industria. Todo eso es cierto. Todo eso es cuestionable. Todo eso debería de denunciarse. No debería de repetirse. Estoy de acuerdo.
¿PERO PODEMOS DEJAR DE DARLE TANTA IMPORTANCIA SIEMPRE A LAS CHINGADERAS MÁS MEDIOCRES QUE PODEMOS ENCONTRAR?
Reitero, que CHSM el director y su producto basura. Nadie debería gastar tiempo, dinero, o MBs de sus VPNs y/o torrents para verla, pero claramente, como país, no hemos entendido aún que en esta época, el poder de las disciplinas artísticas no es mayor cuando consiguen más dinero o reproducciones, sino cuando las conversaciones diarias inflan su SEO en Google.
En otras palabras, es casi inevitable que veamos más productos internacionales que traten a México, su cultura y sus problemáticas de la misma manera que esta película en los años subsiguientes. Y todo porque no podíamos dejar de decir que “nos duele la pinche vulva” o creer que tradujeron “you’re welcome” como “bienvenida” porque nos dio flojera investigar un poquito y poder ser parte de la conversación.
Bien ahí, nosotros.
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