octubre 9, 2025

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#4 Tiempos

Conchita Urquiza, piedra angular del movimiento poético femenino | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Este imperioso afán que te reclama
no en el centro del alma fue nutrido:
me ha turbado sin mí, como el sonido,
es ajeno a mi ser, como la llama.

María Concepción Urquiza del Valle, mejor conocida como Conchita Urquiza, después de Sor Juana Inés de la Cruz, es considerada una de las máximas poetisas mexicanas, con quien comparte un manejo excepcional de la lírica, una amplia cultura, mente crítica privilegiada y un prodigio por la construcción poética que desde corta edad pudo elaborar y publicar sus poemas. Mujer de letras, tuvo una participación muy activa en la vida cultural incursionando en el cine, enriqueciendo las reuniones bohemias, formando nuevos escritores y dictando cátedra en la formación de mujeres y de jóvenes mexicanos.

A pesar de su corta vida y, lo poco conocida de su obra, dejo una huella indeleble que a últimas fechas cobra importancia, principalmente en el papel de la mujer en la vida social, intelectual y productiva del país.

De los treinta cinco años de su vida, cinco de ellos los vivió en San Luis Potosí, de 1939 a 1944, que al decir de su gran amiga potosina Rosario Oyarzun fueron los más felices y en los que enfocó su trayectoria formal al cursar estudios profesionales en época donde los espacios de participación educativa de la mujer eran muy reducidos. Frecuentaba los espacios donde se daban cita artistas potosinos, como era el café Tupinamba; sus poesías fluían en todo momento y acostumbraba a escribir en cualquier papel a su alcance, como las servilletas de las cafeterías, donde desplegaba su inspiración, para luego regalarlas a quien estuviera próximo. Por lo anterior, parte de su obra queda desconocida, aunque se ha podido recopilar parte de su obra de poesía.

De acuerdo con el padre Joaquín Antonio Peñalosa, uno de los grandes beneficios para San Luis de Conchita Urquiza, fue su cátedra de literatura en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, donde se había titulado de Bachiller en Ciencias Sociales en 1943 y en donde había ingresado a estudiar en Derecho, en 1944. En San Luis, además de literatura, impartió cursos de lógica, historia e historia de las doctrinas filosóficas en la propia universidad potosina. También impartió clases de historia, literatura y civismo, en secundaria en el Colegio María Luisa Olanier y en el Colegio Hispano Mexicano.

Al terminar el primer año de la carrera de Leyes en San Luis parte a la Ciudad de México donde es aceptada por el filósofo del exilio español José Gaos en su Seminario de Investigaciones Histórico Filosóficas y le promete una beca del Colegio de México. Meses después muere ahogada en la playa El Estero, de Ensenada, Baja California, el 20 de junio de 1945.

Concha Urquiza nació el 24 de diciembre de 1910 en Morelia, su familia se traslada a la ciudad de México, donde estudia inicia sus estudios primarios, desde sus primeras letras muestra inclinación por la literatura clásica y a sus once años ya escribe poemas de admirable confección. Participó de forma activa en movimientos comunistas y partió a los dieciocho años a Nueva York, donde trabajó en el Departamento de Publicidad de la Metro Goldwyn Mayer; Concha frecuenta la vida bohemia de los barrios de Nueva York, donde traba relaciones con los anarquistas, así transita de la militancia en el comunismo al anarquismo crítico, terminando en una insatisfacción existencial que creyó sólo podría resolver en la vida religiosa.

A su regreso a México escribe el guion de la película Corazón Diario de un Niño, dirigida por Alejandro Galindo, y continúa escribiendo poemas y dirigiendo obras de teatro con niños y adolescentes en torno a la vida religiosa.

Viene a vivir a San Luis Potosí, donde tiene una activa participación en la vida cultural de la ciudad, dejando una importante influencia en los jóvenes escritores que despuntaban en la ciudad; muchos de sus poemas quedaron plasmados en las servilletas que se hicieron comunes en las mesas de los cafés potosinos donde era frecuente encontrarlas. Desde su llegada a San Luis en 1939 aparecieron publicados algunos de sus poemas en revistas potosinas, como la revista Labor, donde publica su poema Ruth, que presentamos como colofón a esta entrega. Los editores de Labor, escribirían: ¿Quién es la otra mujer que, en México, nos pueda dar hoy poesía de esta calidad?

 

Ruth

La quieta soledad, el lecho oscuro
De inmortales tinieblas coronado,
El silencio en la noche derramado,
Y el cerco de la paz, ardiente y puro.

Ruth detiene el aliento mal seguro,
Descubre el rostro de dolor turbado,
Y por largos anhelos agitado
Con dura mano oprime el seno duro.

Duerme Booz en tanto; su sentido,
En misterioso sueño sumergido,
La presencia tenaz de Ruth ignora.

Mas su despierto corazón medita…
Y la noche fugaz se precipita
Hacia los claros lechos de la aurora.

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#4 Tiempos

Las dos mujeres de Truman. Palabras con cicuta

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Apuntes

Hay autores que escriben un solo amor con distintos nombres. Truman Capote lo hizo con los de Nancy Clutter y Holly Golightly: la muchacha asesinada y la mujer que huye. Dos rostros de la misma herida.

Nancy era todo lo que el mundo aprueba: pureza, promesa, familia. Una adolescente que hacía listas, organizaba fiestas y creía que el bien era una costumbre diaria. Holly, en cambio, era todo lo que el mundo juzga: libre, contradictoria, caprichosa, superviviente. Todo sinónimo de “libre y espontánea”.

Ambas están solas frente a una sociedad que las define, una desde la muerte y otra desde el deseo.

Yo creo que Capote estuvo enamorado de una mujer que fue las dos. Una que lo deslumbró por su bondad y lo desarmó por su caos. En Nancy encontró la integridad que él nunca tuvo; en Holly, la libertad que siempre le fue negada. Una mujer que cocinaba con delantal los domingos, pero que podía desaparecer una semana sin explicar por qué. La amaba por lo que lo salvaba y por lo que lo destruía.

En A sangre fría, Capote mira a Nancy como si aún pudiera rescatarla. La describe con ternura casi maternal, pero también con una envidia melancólica: ella no sabía lo que era la vergüenza ni el exceso. En Desayuno en Tiffany’s, en cambio, elige no salvar a Holly. La deja ir. Le permite el privilegio que Nancy nunca tuvo: seguir viva aunque nadie la entienda.

Quizá esa fue la forma en que Truman se reconcilió con su propia culpa. Escribir a la que murió como víctima y a la que se fue como promesa. Una purificada por la muerte, la otra condenada a vivir

. Entre ambas, Capote puso su propia alma: la de un niño que soñaba con el orden de Nancy y despertaba con el desorden de Holly.

No se puede amar a dos mujeres tan distintas sin romperse un poco. Pero Capote lo hizo. Amó la pureza que se deja matar y la libertad que se mata sola.

Y quizá, como tantos de nosotros, entendió demasiado tarde que una y otra eran la misma. Que la vida te puede matar por ser buena o por querer ser libre. Y que entre esas dos muertes —la literal y la simbólica— se esconde el precio de vivir como uno quiere.

Punto.

Y aquí estoy yo, leyendo a Truman y sintiendo que me contó la historia antes de que ocurriera. Porque yo también quise que Holly fuera Nancy: que se quedara, que colgara su vestido brillante y se sentara a esperar el desayuno. Pero ella eligió la noche, otro hombre, otra ciudad.

Yo sigo aquí, recogiendo los platos, preguntándome si alguna vez alguien puede amar a una mujer así sin terminar escribiendo sobre su ausencia.

Quizá eso somos los que escribimos: los que convertimos el abandono en literatura.
Los que seguimos hablando con las Holly que quisimos que fueran Nancy, aun sabiendo que la vida —como en Capote— siempre acaba a sangre fría.

Yo soy Jorge Saldaña.

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#4 Tiempos

Antonio Castro Leal, su papel por la autonomía universitaria | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

En los movimientos y propuestas por la autonomía universitaria en el país, son varios los potosinos que figuran como pioneros, algunos no muy mencionados en este proceso. Entre estas figuras encontramos a Valentín Gama y Cruz, Rafael Nieto Compeán, Manuel Nava Martínez y Antonio Castro Leal quien estaría involucrado en los dos más importantes movimientos por la autonomía universitaria, el caso potosino y el de la universidad nacional.

Antonio Castro leal, abogado de formación y literato por vocación nació en San Luis Potosí en la última década del siglo XIX, el 2 de abril de 1896 y como varios potosinos iría a la Ciudad de México a continuar sus estudios a principios del siglo XX, donde fincaría su formación intelectual en la Escuela Nacional Preparatoria adquiriendo una formación humanística que guiaría su vida profesional. Fue uno de los fundadores del proyecto conocido como Ateneo de la Juventud y la fundación de la Preparatoria Libre.

Ingresa a la Escuela Nacional de Jurisprudencia y cofundaría la Sociedad de Conferencias y Conciertos en 1916, a cuyos siete fundadores se les llamaría “los siete sabios”, junto a Vicente Lombardo Toledano, Manuel Gómez Morín, Teófilo Olea y Leyva, Jesús Moreno Baca, Alfonso Caso y Alberto Vázquez del Mercado. “Los siete sabios”, nombre que nació mas en tono de burla que de reconocimiento, se caracterizaban por ser un grupo lleno de inquietudes culturales y políticas, aficionados a la música, la literatura y cultura en general; jóvenes precoces de 19 y 20 años de edad que ya eran profesores universitarios.

El papel pionero de Valentín Gama, por la autonomía universitaria cuando asumió el rectorado de la entonces Universidad Nacional de México, ya lo hemos tratado en esta columna, pero por aquella época revolucionaria Antonio Castro Leal, figuraría entre los primeros mexicanos que impulsarían los proyectos de autonomía universitaria.

Su interés político se manifestaría en 1917, cuando con sus compañeros universitarios que integraban “los siete sabios” extendieron al Congreso de la Unión la primera solicitud de autonomía universitaria, como protesta ante la Constitución de ese año, que suprimía a la Secretaría de Educación Pública creando a cambio un Departamento Universitario que el Senado integró a la Secretaría de Gobernación; determinación que molestó a estudiantes y profesores y como parte de la protesta, Castro Leal y sus amigos de los siete sabios enviaban la solicitud de autonomía universitaria al Congreso de la Unión, de la cual nunca hubo respuesta.

Años después, Antonio Castro Leal, sería rector de la Universidad Nacional de México, siendo el segundo potosino en ocupar ese puesto y durante su rectorado se conseguiría como un gran triunfo histórico la autonomía universitaria transformándose la Universidad Nacional en Universidad Nacional Autónoma de México.

Por ese entonces la autonomía de la universidad potosina, que se considera la primera a nivel nacional en haber obtenido ese carácter con la iniciativa de Rafael Nieto, le había sido retirada y la recuperaría en parcialmente en 1935 siendo gobernador Idelfonso Turrubiartes. La completa autonomía y formación estructural académica de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la lograría el Dr. Manuel Nava con el apoyo del gobernador Ismael Salas en la década de los cincuenta del siglo XX, como apuntamos en la entrega anterior de esta columna. En este movimiento académico en San Luis, estaría participando de manera indirecta también Antonio Castro Leal como miembro de la Academia Potosina de Ciencias y Artes que impulsó el movimiento renovador de alta cultura que incidió en la moderna formación de la UASLP.

Antonio Castro Leal obtuvo los grados de licenciado y doctor en derecho por la UNAM y doctor en filosofía por la Universidad Georgetown en Washington, Estados Unidos. Durante algún tiempo se dedicó a la docencia como actividad principal dictando cátedra de literatura en la Escuela de Altos Estudios, en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, también impartió la cátedra de derecho internacional en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.

Su papel en las instituciones educativas y culturales mexicanas fue muy importante teniendo un destacado papel protagónico, entre ellas la dirección del Instituto Nacional de Bellas Artes, entre muchas otras.

Su actividad literaria, otra de sus pasiones, la inicia en 1914 distinguiéndose como escritor, ensayista y crítico de las letras mexicanas. Escribió poesía usando el pseudónimo de “Miguel Potosí”. Castro Leal es uno de los muchos potosinos que escribieron su historia en el mundo de las letras y que figura como un protagonista por la autonomía universitaria en el país.

Antonio Castro Leal murió en la Ciudad de México el 7 de enero de 1981.

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#4 Tiempos

Siempre Autónoma… ¿o hasta la victoria siempre?

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APUNTES

 

Así “sin querer queriendo” me encontré una película que para mí es fabulosa: “13 días”. John Efe, era encantador… Fidel, un hombre que jamás se hincó ante el “imperio” mmmm… ¿De qué lado están ustedes? ¿“Team Fidel, que no se rinde pero tampoco se alinea”, o “Team John”?

La UASLP es como la Cuba de Fidel: No, ¿cómo cree presidente? Nosotros no tenemos nada en su contra, pero pues la hermana República de Rusia nos regaló unos misiles… ¿Qué haría usted?

Presidente… nuestra patria es autónoma, libre, independiente… no se meta, pero queremos el mismo derecho que usted a meternos en lo que nos dé la gana y golpearlo a contentillo… métase cuando a nosotros nos convenga… es nuestro derecho y hasta deber.

Presidente: vamos a lanzar nuestros misiles, pero no queremos hacerles daño… solo que usted nos hace daño y nos comportamos IGUAL que usted.

¿Autonomía? Claro. Que hermosa palabra. Caperucita pudo ser la más puta con el lobo, pero… fue decisión de ella (muy autónoma) señalar a quien ella consideró culpable… y mataron al lobo.

Deme una salida, presidente…

— Ok.

Eres a partir de hoy, autónomo. Pero bloqueado. Aceptas lo que te diga, pero dirás que no aceptaste. Hablo yo. No tú

… y te tienes que agachar, aunque tú tengas los misiles.

—Ganamos.

Hasta la próxima.

Yo soy Jorge Saldaña

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