julio 9, 2025

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#4 Tiempos

Brote palaciego de covid | Apuntes de Jorge Saldaña

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covid

Le dio Covid al Caco y él mismo lo confirmó. De ahí en adelante el brote es potencial. Del Caco al gobernador Carreras por lo seguro que hablaron el fin de semana luego de la protesta violenta en contra del recinto legislativo, el Caco ese mismo día habló con reporteros (muchos) y con tres diputados por lo seguro: Martín Juárez, Rolando Hervert y Edgardo Hernández que estaban en el lugar.

Lo mismo tuvo contacto cara a cara con funcionarios del congreso, con el jefe de la policía municipal, con el Secretario de Seguridad, Jaime Pineda, y seguramente con el Fiscal, Federico Garza e incontables mandos y colaboradores. Lo peor: sí traía cubre bocas, pero en el cuello.

Del resto de los funcionarios y reporteros -la verdad- la mayoría no traía sus medidas de protección sanitaria básicas.

Difícil pensar que el gobernador entre el viernes y el martes, no habló con su gente de Comunicación, con la gente de su oficina, con su esposa Lorena presidenta del DIF, doña Lorena Valle y ella con Ceci González, la directora, Ceci a su vez con quizás docenas de sus colaboradores.

De la oficina de Comunicación Social, existe personal que cubre presencialmente las ruedas de prensa de la Secretaría de Salud, que supone otra red exponencial de contagios.

Por parte de los periodistas que estuvimos (sí, así es) tan cerca en ese momento de los funcionarios, no nos detuvimos en entrevistar (mismos micrófonos) solamente al secretario confirmado con Covid, sino que se entrevistó a casi todos los involucrados en la protesta del viernes y de ahí a la fecha a quién sabe a cuánta gente más.

Fernando Chávez, titular de la SCT, también dio positivo. Por su encargo él cuenta con un número importante de colaboradores y tiene contacto lo mismo con otros funcionarios, que con concesionarios del transporte público y éstos con sus choferes que transportan a miles de potosinos.

Su esposa, Martha Rangel, también es funcionaria en el Palacio de Gobierno en el área de comunicación, otra red potencial.

En resumen ¿cuántos contagios se pudieron haber producido por el secretario general, el gobernador, su esposa, el DIF, comunicación social, colaboradores, diputados, choferes, reporteros, subsecretarios, funcionarios municipales, secretarias, y el aparato burocrático gubernamental en sus tres niveles del viernes 5 al martes 7 de junio que se detectó el positivo del brote palaciego?

Un dato extra para ponerse a redactar el testamento y escoger lápida:

La Secretaria de Salud, Monilili Rangel, celebró el fin de semana (viernes y sábado) su cumpleaños por todo lo alto. Por lo menos una docena de mesas fueron montadas en su casa del club de golf La Loma en la que ofreció una cena el viernes y tremenda comida el sábado. ¿Cree usted que el gobernador, el secretario general y el titular de SCT no hubieran estado invitados? ¿Cree que no hubo en el festejo de la Secretaria al menos un centenar de personas?

Parece inverosímil que en semáforo rojo, con los datos que maneja a la perfección la doctora y el panorama que estudia todos los días, tuviera el temerario arrojo de realizar un convivio así, exponiendo no solamente a sus invitados y familiares, sino a toda una red de potosinos que directa o indirectamente están (estamos) muy cerca, por necesidad de estar informados, con los servicios de salud de los que la festejada Monilili aún está al frente.

No, Culto Público, no es grilla ni es ataque. Son hechos comprobados origen de un brote palaciego de muy largos alcances. Felicidades doctora, no por su cumpleaños, sino por poner en riesgo a todo un gobierno y por lo tanto a un estado.

Al respecto ¿Qué medidas han tomado para, por lo menos, hacer pruebas rápidas, de las llamadas moleculares? ¿Solamente se harán a los funcionarios y allegados? ¿No será momento de comprar miles de pruebas para todos los potosinos? Digo, por lo menos por el cargo de conciencia.

Por si lo hacen, de preferencia que el proceso sea lo mismo rápido que transparente, no vayan a salir que le comprarán las pruebas a Gabo. Ni que fueran enchiladas.

RETO UASLP 2020

Hablando de brotes y riesgos exponenciales, tremendo es el reto que tiene el rector de la Universidad Autónoma, Alejandro Zermeño para, en menos de un mes, instrumentar los exámenes de admisión de más de 15 mil aspirantes a las diferentes escuelas y facultades en condiciones verdaderamente espaciales

(sí, dice espaciales, no especiales)

Parece un acertijo para la NASA no generar la movilidad desordenada que implica el traslado de los candidatos a alumnos en camiones, y otros medios de transporte, la contingencia que implica la reunión en puntos de embarque, la división de los espacios, la imposibilidad de realizar exámenes en línea por la especialización de las pruebas para cada escuela y facultad, la separación física, los horarios, la reducción de los tiempos de las pruebas, los días que llevará, el personal que implica, las medidas de sanidad en cada hora, en cada salón habilitado, y en cada instalación, los tiempos, la reducción de la convivencia aún con sana distancia, la logística de evaluación y todos los etcéteras que no se me ocurren.

De ese tamaño es el desafío con el que la UASLP recibe a su nuevo rector, un hombre –hay que decirlo- empacado con la mejor experiencia universitaria tanto en su trato, valores, conocimientos y formas.

En el mar de lo visible, la capacidad del aparato universitario estará a prueba en los próximo días y mucho depende de su nuevo capitán. Esperemos llegue a buen puerto.

En lo profundo, las aguas de la UASLP no están en calma, viene el cambio de directores, el jaloneo por los “feudos” creados en la inercia de las conveniencias turbias del pasado, y un sin fin de malas costumbres añejas que deben de romperse.

Tampoco pueden dejar de lado o restar importancia a algo que es veneno puro: en algunos círculos se comenta la relación/intromisión del gobierno de Xavier Nava en los terrenos universitarios, e incluso existe una denuncia de la FUP en este sentido.

No se me ocurre una peor forma de hundir el barco y fomentar una rebelión inmediata y violenta de la comunidad en contra de sus autoridades si no se deja en claro que no existe ni una pizca de interés político del navista o de cualquier otro, incrustado en la Máxima Casa de Estudios de los potosinos.

NUESTROS PREMIOS

El éxito es mal consejero y lo sabemos. La vara ya la pusimos alta y solo nos compromete a generar mejores contenidos. Gracias desde mi corazón favorito a todos y todas las que han felicitado a nuestro medio por haber obtenido 6 premios de periodismo y ser por segundo año consecutivo el medio de comunicación más laureado, esto es solo el resultado de mucho sudor, mucha sangre, estómago y hasta lágrimas.

La Orquesta se abre camino nutrida de sus comentarios, saciada de sus críticas y alimentada de sus lecturas. Aprovecho para felicitar a todos, TODOS los que forman parte de el proyecto que inició hace casi 8 años y del que muchos pensaron (algunos todavía lo hacen) era solo una locura. Ante lo logrado, habrá que repensar el concepto de la cordura.

Me conmueven sus comentarios y no tengo palabras para devolver tanta generosidad.

Equipo, amigos y colegas a todos felicidades. Las redes influyen. La comunicación evoluciona. Ser parte de ello es un privilegio de la vida y la vida en sí misma, compartida con ustedes es un honor. Bendiciones a todos. Que se multipliquen sus deseos. Dios los bendiga.

Hasta mañana y recuerde que un Do Bemol no es lo mismo que un Sí, sostenido.

Jorge Saldaña

@jfsh007

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#4 Tiempos

Un encuentro con la tabla periódica: la participación potosina | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

En la sesión del mes de junio de La Ciencia en el Bar se llevó a cabo la presentación del libro Un encuentro con la tabla periódica, ensayos, cuentos y anécdotas, publicado en 2024 por el Fondo de Cultura Económica, dentro de la serie La Ciencia para Todos, en la cual corresponde al número 262. El libro fue coordinado por el Dr. Juan Carlos Ruiz Suárez, investigador del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV) unidad Monterrey y en el cual participaron alrededor de ochenta investigadores del país de varias instituciones educativas y de investigación de los diversos estados de la República Mexicana.

El libro nació de una iniciativa en la conmemoración del Año Internacional de la Tabla Periódica que fuera proclamada por la Unesco en el año 2019; el libro es un recorrido por todos y cada uno de los elementos que conforman la tabla periódica, elementos que son la base para el desarrollo científico y tecnológico de la humanidad. A través de los siglos se han ido identificando estos elementos que al conjuntarse con otros conforman las moléculas y estructuras diversas de la materia y de nuestro universo.

El libro se enfoca en cada uno de estos elementos y es presentado por un investigador de la comunidad científica nacional, sea como un ensayo que acerca al lector al entendimiento del elemento en cuestión y su importancia para nuestra sociedad. Estos acercamientos también se dan, en algunos casos, a manera de cuentos y de anécdotas, tal como se subraya en el subtítulo del libro.

Hasta el momento se conocen ciento diez y ocho elementos, entre naturales y los sintetizados en los laboratorios modernos; la tabla no está cerrada y en años próximos se piensa pueda seguir creciendo con la síntesis de nuevos elementos, si bien, los naturales que son del orden de noventa y dos prácticamente está agotada.

La comunidad científica de San Luis Potosí, también participó en la elaboración de los artículos que conforman este libro encargándose de algunos de los elementos de la tabla periódica. Trece fueron los investigadores de San Luis Potosí que participaron en el libro; figuran así:

La Dra. Mildred Quintana, con el tema, Boro: un elemento primordial en el origen de la vida. La dra. Mildred Quintana es investigadora de la Facultad de Ciencias y del Centro de Investigación de Ciencias de la Salud de la UASLP.

Con el tema: Sodio: la velocidad de aliento, participa el Dr. Braulio Gutiérrez Medina, del Instituto Potosino de investigación Científica y Tecnológica, IPICyT, quien trabaja en sistemas biológicos.

La Dra. Viridiana García Meza, investigadora del Instituto de Metalurgia de la UASLP, que trabaja con microorganismos quimioautótrofos y fotoautótrofos, escribe sobre el Azufre: el elemento oloroso y amistoso del vecindario.

Sobre el Níquel: un duende travieso, escribe la Dra. Vanesa Olivares Illana, quien es investigadora del Instituto de Física de la UASLP y quien se centra en el estudio de interacciones biomoleculares involucrados en el cáncer.

El Dr. Daniel Ignacio Salgado Blanco, investigador del IPICyT, colabora con el tema, Kriptón: el elemento oculto. El Dr. Salgado es especialista en simulaciones moleculares de la materia a escala microscópica y nanoscópica.

El Dr. Pedro Miramontes que es investigador de la Facultad de Ciencias de la UNAM y colaborador como profesor visitante de la Facultad de Ciencias de la UASLP, especialista en evolución biológica en una perspectiva física y matemática, escribe sobre el Rubidio: rojo carmesí.

Por su parte la Dra. Marissa Robles Martínez, especialista en efectos antimicótico de nanopartículas de plata y investigadora del Instituto de Física de la UASLP, trata el tema, Antimonio: contra monjes.

El Dr. Eduardo Gómez García, investigador del Instituto de Física, especialista en enfriamiento por láser de gases a temperaturas cercanas al cero absoluto, escribe sobre el Cesio: el átomo del tiempo.

Sobre el Lantano: el titular de la familia rara, escribe el Dr. Luis Felipe Cházaro Ruiz, investigador de la División de Ciencias Ambientales del IPICyT, que entre otras líneas de investigación trabaja en sistemas bioelectroquímicos y sistemas electroquímicos de conversión de energía.

De la Facultad de Ciencias Químicas de la UASLP y tratando el tema Praseodimio: imita al periodoto, participa el Dr. Miguel Ángel Waldo Mendoza en colaboración con Nancy Araceli Rivera García investigadora de la empresa Greennova.

Vianney Rangel, investigadora de la UASLP y especialista en biofísica, trata el tema Naodimio: en imanes poderosos.

Junto a su colega de la Universidad Autónoma de Zacatecas, Sonia Saucedo Anaya, el Dr. Said Aranda Espinoza, investigador del Instituto de Física, trabajan el tema Gadolinio: excelente en refrigeración, que también desarrolla el tema de Iridio: en honor a la diosa Iris.

Los invitamos que lean el libro en cuestión sobre la tabla periódica que fuera presentado en La Ciencia en el Bar en el cierre de su ciclo número treinta y nueve y previo al vigésimo aniversario de este peculiar programa de difusión.

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Apología del silencio | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

Los antiguos, estimado señor –y créame usted que he tardado lo mío en reconocerlo- no eran precisamente unos idiotas. Ellos sabían cosas que nosotros hemos olvidado o que acaso ni siquiera nos interesa ya saber. Pienso, por ejemplo, en lo que enseñaban acerca del silencio.

Recuerdo haber leído en alguna parte que los miembros de cierta tribu africana decían esto a sus hijos para inculcarles desde su más tierna infancia el precioso arte de saber callarse: “Dios os ha dado dos orejas y una boca para que escuchéis lo doble y habléis la mitad”. ¿No es una enseñanza realmente admirable, estimado señor, lo que se dice una enseñanza de vanguardia? Hoy todos se sienten con derecho a hablar o, como dirían los italianos, a dire la sua. ¿Con qué resultado? Con el de que no se cree más en el poder de la palabra. ¿Ha visto usted cómo se desgañitan los panelistas de los talk shows en la televisión? Todos hablan, pero ninguno escucha; todos alegan, pero nadie hace caso al otro. ¡Una vergonzosa orgía de voces de la que no es posible sacar nunca nada en claro!

En cambio, como le digo a usted, los antiguos sabían que existe eso que podría llamarse una retórica del silencio. De los monjes medievales, que eran maestros en el difícil arte de hablar sin palabras, dijo Fray Antonio Pastor en una obra suya de 1661 que “son almas limpias que tienen la lengua hacia dentro, pues saben lo que calla el decir y lo que dice el callar”. ¡Qué frase más elocuente! ¿O no le parece a usted que lo es, estimado señor?

Permítame decirle que durante mucho tiempo mantuve la costumbre de decir siempre lo que pensaba. ¡Y cuánta pena me vino de este malhadado hábito, de este vicio nefando para la paz de los espíritus! Ora se enojaba este conmigo, ora se disgustaba aquel, ora dejaba de dirigirme la palabra el de más allá. ¡Cuántos enemigos me gané a causa de mi imprudente sinceridad! ¡Y cuántos amigos perdí por atreverme a decir lo que debía mantener en secreto! Para decirlo de una vez, tiraba mis verdades al primero que pasaba como arrojan monedas los padrinos al final de un bautizo. Hoy he comprendido que con el silencio podemos decir exactamente las mismas cosas que el hablador -y más cosas todavía-, pero sin la desventaja de parecer demasiado crueles. ¿Qué necesidad tenemos de correr la suerte de los peces? Estas criaturas acuáticas, estimado señor, como usted lo sabe bien, mueren siempre por su propia boca…

¡Qué majestuoso y qué solemne me parece ahora el hombre que sabe callar! Uno lo respeta como a la esfinge, conocedora de todos los secretos. ¡Ah, señor, este que así procede dice más con la boca cerrada que los vocingleros con todos sus discursos!
Seamos sinceros: nos quejamos demasiado, hablamos demasiado. ¿Y a quién conmovemos con nuestros gemidos? A nadie, señor, y acaso entre más nos quejemos menos nos compadecerán. Sí, tal vez nos escuchen, pero reprimiendo el bostezo y acaso preguntándose para sus adentros: “Y éste, ¿a qué hora va a cerrar el pico?”.

Mucho calla el decir; mucho dice el cal lar.

¿Aprenderemos alguna vez, estimado señor, el arte de guardar silencio? Cada día me resultan más claras estas palabras que Jesucristo dijo una vez a sus contemporáneos: “Nada hay oculto que no llegue a saberse, ni nada secreto que no llegue a descubrirse”. Así hable uno con la pared, los demás siempre se enterarán de lo que dijimos. ¿Cómo le hacen?, ¿qué viento misterioso les lleva nuestros susurros? Mire usted lo que decía ese sabio desengañado que escribió el libro del Eclesiastés
(que, no hay que olvidarlo, es incluso Palabra de Dios): “Ni en tu pensamiento hables mal del rey, ni en tu alcoba hables mal del poderoso, pues un pajarillo del cielo le lleva la voz y un volátil le da a conocer tu palabra” (10, 20).

Sí, así hable uno con la pared, los demás siempre se enterarán de lo que murmuramos. ¿No es esto misterioso? Sí que lo es, señor, pero de que se enterará no hay la menor duda. ¡Y cuántas aflicciones nos vienen de estos diálogos que nosotros creíamos confidenciales, cuántos disgustos! Un refrán judío dice así: “Tu amigo tiene amigos; por lo tanto, sé discreto”.

Llevo aquí –déjeme mostrárselo-, oculto en mi cartera, un billete en el que he escrito algunas máximas del abate Dinouart acerca del arte de callar que pienso leerle ahora; escuche usted: “Sólo se debe dejar de callar cuando se tiene algo que decir más valioso que el silencio”. “El hombre nunca es más dueño de sí que en el silencio: cuando habla parece, por así decir, derramarse y disiparse por el discurso, de forma que pertenece menos a sí mismo que a los demás”.

También quisiera leerle –si me lo permite usted- esto que transcribí hace poco en otro billete que aquí traigo: es sólo un pensamiento tomado de un libro famoso escrito por un cierto teólogo jesuita llamado Ladislaus Boros:

Los hombres más fecundos y arrebatadores son siempre los más callados, aquellos que han aprendido a escuchar a Dios. A lo más íntimo de la existencia cristiana no se llega cuando se habla, sino cuando se calla”. ¿Se asombra usted, amigo? Pero permítame continuar: “Sin embargo, este estar callado hay que aprenderlo. Debemos alzarlo contra el interminable parloteo del mundo. Pero el ruido exterior es sólo una cara del problema, y quizá ni siquiera el peor. La otra cara es la agitación interior, el revuelo de los pensamientos, los temores y los deseos. Una vida bien ordenada ha de incluir el ejercicio de aprender a callar. Hay que empezar por cerrar la boca siempre que lo requiera el deber profesional. Pero esto es sólo el comienzo: deberíamos superar las ganas de abrir la boca. ¡Cuántas cosas superficiales decimos a lo largo del día, y cuántas tonterías!”.

¡Sí, sobre todo cuántas tonterías! ¡Y cuántas injusticias! Señor, recuérdelo: así hable usted con la pared, los demás siempre se enterarán. Medite en ello y saque todas las consecuencias pertinentes al caso. Es una verdad probada. Y si no me cree, mírese usted, por favor, en este espejo.

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El sabor uruguayo del futbol potosino | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

El futbol potosino ha tenido muchos rostros, muchas etapas y muchas nacionalidades que han dejado su huella. Pero si hay una que ha sabido ganarse el respeto en la cancha y el cariño en la tribuna, es la uruguaya. No hablo solo de entrega, hablo de carácter, de identidad, de jugadores que supieron ponerse el equipo al hombro cuando San Luis más lo necesitaba.

Hoy que el nombre de Juan Manuel Sanabria suena con fuerza por razones fuera del césped, vale la pena recordar a los uruguayos que eligieron a San Luis, que se partieron el alma con esta camiseta, y que con su futbol dejaron una marca imborrable.

Sanabria, quien hasta hace poco fue capitán, referente, y para muchos el nuevo símbolo del Atlético de San Luis, rechazó irse al América. ¿Por qué? Eso solo lo sabe él. Pero mientras unos dudan, otros lo hubieran dado todo por una oportunidad así. Y sin embargo, eligió a San Luis. Eso dice mucho.

Marcelo Guerrero, aquel mediocampista ofensivo que llegó en los años dorados del primer San Luis en Primera. El “Colo” no era un crack mediático, pero tenía talento en los pies y visión en la cabeza. Fue clave en el subcampeonato del Clausura 2006. Ese torneo, donde estuvimos a nada de ser campeones, tuvo mucho del futbol uruguayo. Mucho de Marcelo.

Sebastián Abreu, el “Loco”, pasó brevemente por San Luis pero dejó su sello. Llegó con la fama de goleador nato y aunque no tuvo su mejor etapa, su presencia bastó para sacudir vestidores. Un delantero con personalidad, de esos que no se esconden. Un verdadero referente del futbol uruguayo que, aunque por corto tiempo, defendió los colores potosinos.

Más recientemente, Facundo Waller, otro charrúa que entendió lo que significa este equipo. Su paso por San Luis no solo fue destacable, fue vital. Contundente, técnico, siempre con una actitud ejemplar. Fue de los pocos que en temporadas grises mantuvo el nivel. Un volante moderno, de ida y vuelta, que mostró garra y calidad.

Pero no todos los nombres quedaron grabados en los reflectores. Algunos fueron más discretos, pero no menos importantes. José Enrique García, volante de contención, fue uno de esos gladiadores silenciosos a inicios de los 2000. Siempre cumplidor, sin lujos pero con un orden táctico que todo técnico valora.

Andrés Silva, central uruguayo que también pasó por San Luis en esa época, destacaba por su fortaleza física y su agresividad defensiva. No era un defensa sutil, pero sí un tipo al que no le temblaban las piernas en los partidos complicados. Le tocó vivir años de transición en el club, pero siempre rindió.

Uno que sí fue diferente fue Lorenzo Unanue, que llegó en los años 80, cuando San Luis todavía tenía una identidad más modesta pero una gran ambición. Unanue era fino, creativo, y marcó diferencia en una liga que no siempre apreciaba el talento extranjero. Fue de los grandes uruguayos que se puso esta camiseta, y su huella permanece en quienes lo vieron jugar.

A lo largo de las décadas, han sido los jugadores charrúas quienes más han entendido el código del fútbol en esta tierra: sacrificio, dignidad, talento sin soberbia. Y entre todos ellos, hay un nombre que no se discute: Nery Castillo, el más grande jugador uruguayo que ha pisado una cancha en San Luis.

Nery jugó en el Atlético Potosino durante los años más vibrantes del fútbol en la capital. Era extremo, rápido, elegante. Pero más que sus cualidades técnicas, lo que hacía diferente a Castillo era su entrega. El estadio Plan de San Luis rugía cuando tomaba la pelota. Marcaba diferencias, no solo con goles, sino con personalidad. Fue ídolo, fue referente y fue parte fundamental de una etapa que marcó a toda una generación. Su legado va más allá de la cancha: sembró en San Luis una identidad, una conexión con Uruguay que permanece hasta hoy.

El fútbol potosino no tiene la vitrina de otros equipos, pero sí tiene historia. Y en esa historia, los uruguayos han sido piezas importantes. Jugaron, ganaron, perdieron, sudaron esta camiseta como si fuera suya de nacimiento. Por eso, cuando uno ve a un jugador uruguayo en San Luis, ya sabe que algo bueno puede pasar. Porque si algo saben hacer los charrúas, es dejarlo todo en la cancha. Y a veces, eso es más importante que cualquier fichaje.

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