diciembre 9, 2025

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#4 Tiempos

“Anime Supremacy” o “Me esperaba algo mucho mejor con ese póster” | Columna de Guille Carregha

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CRITICACIONES

 

Como cada año desde 2019, estas son las fechas en las que me llegaba a través de mi correo el recordatorio de que ya estaba disponible el Japanese Film Festival Online de este año. Se trata de una página web en donde se pueden streamear sin costo entre 17 y 24 películas japonesas escogidas de alguna forma en particular por alguna persona que no desea explicar el cómo funcionan sus decisiones. Quizá son las películas más taquilleras de los últimos 3 años, quizás son el watchlist de los organizadores que están buscando una excusa para ver estas películas, o quizá los estudios le dan una cuantiosa suma a la organización para que alguien vea los filmes que pasaron sin pena ni gloria en los cines japoneses para que, de alguna forma u otra, alguien, quién sea, las vea.

                  Al igual que los últimos 4 años de mi vida, pensaba decir “¡Oh, por Dios! ¡Eso se oye súper chévere! ¡Películas gratis!”, para después acordarme a mediados de septiembre que se me olvidó siquiera ver el catálogo de este año. Sin embargo, dado que la vida laboral no me ha sonreído tanto, me encontré con una cantidad interesante de tiempo libre que podría utilizar en generar dinero, pero tampoco me quise ver tan neocapitalista y mantener un poquito de humanidad aún. Así que, llegó la época de ver cine japonés.

                  Afortunadamente para las personas mamadoras como yo, solo una de las 24 opciones es una animación. Todas las demás son películas live action que, a veces, no son adaptaciones de un manga o una novela. Muy a veces. Y, aún así, una de las que más llamó mi atención desde el inicio, fue Anime Supremacy!, una que desde el póster prometía que estaría enfocada en la industria del anime. Por supuesto que la vi tan pronto como tuve oportunidad.

Lo único que sabía antes de presionar play, era que iba sobre la creación de anime, así que esperaba que fuera algo parecido a Bakugan, un popular manga acerca de cómo dos amigos de la secundaria hace un manga. Curiosamente, no es tan meta como promete. También asumí que, al ser una producción de Toei (la empresa encargada de animar obras como Dragon Ball o One Piece) no abordaría los problemas reales de las compañías de producción de anime que han inundado Twitter en los últimos años – léase, esclavitud moderna, días laborales de 36 horas, sueldos menores al salario mínimo mexicano, abusos en todas sus variables –, principalmente porque era una producción de Toei, así que nunca esperé que se dispararan en el pie por una película.

Y, sí, ambas predicciones fueron correctas.

En el universo alterno de esta película, en donde el único problema con los trabajadores de la animación es que es un trabajo complicado que, A VECES, no te deja con mucho tiempo libre, pero en donde todos sus participantes viven bien y son reconocidos por su trabajo, nos enfocamos en una mujer llamada Saito quien está a dirigiendo su primera serie prime time de anime. Al mismo tiempo, en el mismo slot, pero en otro canal y otro estudio, uno de los directores de anime más legendarios de los últimos años, también estrenará su nueva serie. La idea es ver su rivalidad de ratings, ver cómo se esfuerzan en lograr sus objetivos y enamorarnos de todos los personajes locochones que nos presentan.

Sin embargo, es una película extraña. Por alguna razón, decidieron contar la historia usando una estructura de anime shonen g enérico, lo cual no funciona tan bien en un entorno de acción real… y también hace que todo sea extremadamente predecible. Esto también significa que los primeros 20-30 minutos son excesivamente lentos para preparar el escenario para esa estructura de historia en particular, y simplemente lanza un montón de personajes aleatorios sin ninguna información visual adicional aparte de un texto en pantalla que dice “este es su nombre y esta es su posición en la empresa”. Es bastante desorientador y me hizo malinterpretar un montón de acciones debido a esto. Afortunadamente, no tuve la suerte de poder subir de nivel mamador cinematográfico e irla a ver a la Cineteca Nacional ahora que la proyectaron, así que podía adelantarme y atrasarme tanto como necesitara para asegurarme de tener todo claro.

La mayoría de los personajes son algo divertidos de ver, especialmente el productor a cargo de llevar a Saito por buen camino, pero hay tantos que van y vienen y tienen tan poco tiempo en pantalla, que es realmente difícil preocuparse mucho por ellos. Especialmente nuestra protagonista, que es excepcionalmente sosa y aburrida al principio. Entiendo que es precisamente para tener el consabido “lograremos todo al final en la última batalla gracias al poder de la amistad” de cualquier protagonista shonen, pero podría haber sido cualquier cosa menos aburrida. Ser meh no es parte del tropo.

La película realmente intenta contar un montón de cosas en solo unas 2 horas de duración, y parece que salta de un lado a otro para acomodar las escenas muy importantes, lo que hace que se sienta apresurada y sin peso muchas veces. Casi como si, no sé, esto hubiera funcionado mucho mejor como un programa de televisión…

Las mejores partes son definitivamente los segmentos animados. Aunque parecen demasiado caros para programas de televisión, incluso para las tardes de shonen en horario estelar.

Y, aun así, es bastante divertida con lo que hay para ver. Definitivamente me gustó que se enfocaran más en el aspecto de “el arte importa cuando viene del corazón” en lugar de centrarse demasiado en el lado económico de hacer dibujos animados cuando se trataba del tema principal, pero suena un poco vacío si realmente sabes cuán terribles son las condiciones de trabajo en Japón para los animadores.

Aunque en calidad de inadaptado social, me pasé casi toda la película ubicando la gigantesca cantidad de referencias y homenajes al anime a lo largo de toda la historia. Jamás especificaré en voz alta cuántas referencias entendí a la primera (más de 12), peo no pude evitar convertir en la imagen de Leonardo DiCaprio señalando algo desde su sillón cuando entendía los chistes.

En resumidas cuentas, está bonita. Aunque no me llenó las expectativas que su póster o título me prometieron, pero si alguien tiene algún leve interés en el anime es una experiencia entretenida.

Lo malo es que terminando el festival posiblemente se vuelva imposible de acceder…

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#4 Tiempos

El administrador astuto | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

 

«Un hombre rico tenía un administrador y le fueron con el cuento de que éste derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: “¿Qué es eso que oigo decir de ti? Dame cuenta de tu gestión porque quedas despedido”» (Lucas 16, 1-15).

Cuando Jesús contó esta parábola nada dijo de cómo recibió el administrador tan mala noticia. ¿Retrocedió espantado?, ¿sintió que el piso se movía bajo sus pies como un tapete?, ¿intentó defenderse o ya por lo menos justificarse? Nada de esto sabemos; lo que sí sabemos, en cambio, es que más bien se puso a hacer cálculos en su interior, diciendo:

«-¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza. ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, haya quien me reciba en su casa!».

El foco, como se dice, se le había prendido. Pero, ¿qué era eso? Quiero decir, ¿qué fue se le ocurrió para que ahora que estaba desempleado no le faltara por lo menos un mendrugo de pan y un vaso de agua fresca? En realidad, algo muy ingenioso y sutil: como aún no había rendido el informe que le exigía su amo, todavía era tiempo de alterar ciertos papeles… Y esto es lo que hizo:

«Fue llamando uno por uno a los deudores de su amo y preguntó al primero:

»-¿Cuánto debes a mi patrón?».

La pregunta, por supuesto, era retórica, pues los documentos los tenía él en su mano y a la vista, y bien escrito estaba en ellos el monto de la deuda; lo que quería, más bien, era causar en su interlocutor un cierto impacto difícil de olvidar.

«-Cien barriles de aceite –respondió el deudor, que aún no sabía muy bien de qué iba la cosa.

»-Aquí está tu recibo; date prisa, siéntate y escribe: cincuenta».

Ya podemos imaginar el gozo con el que éste hizo lo que el administrador le pedía. ¡Le estaba perdonando nada menos que la mitad de la deuda! Es como si yo debiera al banco 100.000 pesos y de pronto el gerente me mandara llamar para decirme, guiñándome el ojo, que a partir de ahora no debo más que 50.000. ¿No era esto como para ponerse a gritar de alegría e invitarle un café en el restaurante más elegante de la ciudad?

El administrador mandó llamar al segundo deudor y le hizo la misma pregunta que al primero:

«-¿Cuánto debes a mi patrón?

»-Cien costales de trigo –dijo éste a su vez.

»-Aquí está tu recibo: escribe ochenta».

Y así hizo con todos los otros. Si de cualquier manera lo iban a despedir; mejor dicho, si ya estaba despedido, ¿qué perdía haciendo lo que hizo? ¡No perdía nada! Todo lo contrario: se jugó la última carta y había ganado, porque estos deudores iban a quedar eternamente agradecidos con él. ¡Su vejez estaba asegurada, pues un día lo invitaría uno a su casa a comer, y otro día otro! Ya no tendría que mendigar ni que andar por las calles del pueblo extendiendo la mano en busca de un pedazo de pan… Se retiraba, por decir así, con la cabeza levantada y pisando fuerte.

¡Qué hombre más inteligente!

Jesús mismo no pudo menos de alabar su ingenio. ¡Cómo, antes de ser despedido, supo hacerse amigos que después ya no lo dejarían solo! «Por eso les digo yo –concluyó el Maestro-: con el dinero, tan lleno de injusticia, gánense amigos para que, cando esto se acabe, los reciban en las moradas eternas».

Con esta sencilla historia, Jesús ha querido responder a estas dos preguntas que, si no fueran eternas, creeríamos que son banales «¿Para qué sirve el dinero?, ¿para qué sirve el poder?». Y su respuesta es: para que te hagas todos los amigos que puedas: sólo para eso. ¿Eres rico? Hazte amigos. ¿Eres poderoso, ocupas un cargo de cierta importancia? Hazte amigos igualmente.

Hay quienes, al tomar posesión de un cargo, empiezan a ver a los demás mortales como a hormigas (¡tan encumbrados se sienten ocupando su flamante escritorio de caoba!). Bien, que se anden con cuidado, porque no siempre estarán ahí, porque la rueda de la fortuna gira y gira y no es nada seguro que los que están arriba permanezcan en la cumbre eternamente. Sí, la fortuna es una rueda que no deja de girar: los que hace poco estaban abajo, resulta que ahora están arriba, y si no los trataste bien cuando tenías la sartén por el mango, como se dice, ellos lo recordarán una y otra vez, y ahora será la suya.

Hay quienes piensan que el poder es necesario para enriquecerse, y que el enriquecimiento es ya en sí mismo una forma de poder; en una palabra, que la riqueza y el poder se bastan a sí mismos. Si así es como piensas tú, déjame decirte, lector, que te equivocas. ¡Rompe el círculo! Hoy que la vida te ha favorecido, favorece a los que puedas, porque nada sabes del futuro. Haz como el hombre de la parábola: gánatelos a todos, porque no siempre serás administrador y quizá un día el patrón de turno te mande llamar para decirte:

-Dame cuenta de tu gestión porque estás despedido.

Si esto te dijeran sin que te hubieras hecho amigo de nadie, entonces sí que estarás perdido.

Toda la sabiduría de la vida está en esta sencilla parábola. Hazte amigos ahora que puedes; porque, si no lo haces ahora, quién sabe si lo podrás hacer mañana. «Conoce la ocasión o la oportunidad»: según Pítaco, el filosofo griego, no había conocimiento en el mundo más útil que éste.

Sí, aprovecha la oportunidad, porque mañana, sin que te des cuenta, quizá sea ya demasiado tarde.

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#4 Tiempos

Una carrera interesante | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Hablar de Javier Hernández es repasar una de las trayectorias más influyentes en la historia del fútbol mexicano. Durante más de una década, su nombre fue sinónimo de gol, entrega y ambición. Desde aquel salto meteórico con Chivas y su inesperada irrupción en el Manchester United, su carrera parecía escrita con tinta dorada, la sonrisa eterna, los goles decisivos, la capacidad de transformar oportunidades mínimas en celebraciones memorables.

Fue un delantero que supo abrir puertas donde antes había muros, ese killer del área de los goles inverosímiles, ese que se autoasistía y remataba de forma poco ortodoxa. Marcó en Champions, conquistó Inglaterra, dejó huella en Alemania, se reinventó en Estados Unidos y llevó la camiseta de la selección mexicana con una voracidad que lo convirtió en el máximo goleador nacional. Por años, “Chicharito” representó la imagen internacional del fútbol mexicano, un jugador valiente, de carácter humilde pero competitivo, respetado en los mejores estadios del mundo.

Sin embargo, el final de su recorrido no ha tenido el brillo que merecía. Lo que alguna vez fue una historia ascendente hoy se siente atravesada por decisiones discutibles, lesiones inoportunas y un desgaste emocional evidente. Su último tramo estuvo marcado por conflictos internos, mensajes crípticos, ausencias prolongadas y un regreso al fútbol mexicano que lejos de ser un homenaje terminó convirtiéndose en un episodio incómodo.

El fútbol (caprichoso como es) rara vez permite despedidas perfectas. Pero en el caso de Hernández, la caída se volvió más abrupta porque contrastó con la grandeza de su pasado. El delantero que antes definía clásicos europeos comenzó a perder protagonismo, a caer en dinámicas polémicas y a mostrarse d esconectado del nivel competitivo que lo acompañó tantos años.

El problema no es que el tiempo pase, eso es inevitable, sino que su final se alejó del tono que él mismo construyó, profesional, disciplinado, alegre y comprometido.

En lugar de un cierre elegante, lo que quedó fue un recorrido lleno de dudas, con más conversaciones sobre su comportamiento que sobre su fútbol. Y eso, para una figura de su magnitud, duele más que cualquier descenso de rendimiento.

Aun así, su legado permanece intacto. Javier Hernández abrió puertas para generaciones completas. Demostró que un jugador mexicano puede competir, destacar y ser determinante en las ligas más exigentes del planeta. Su historia inspira no por su final, sino por su cima; no por su último capítulo, sino por todos los que escribió antes con una pasión que marcó época.

El cierre no fue el ideal, es cierto. Pero incluso en medio de su declive, hay una verdad que nadie puede borrar: México no ha tenido (ni tendrá pronto) un delantero con su impacto internacional. Su carrera merece leerse como lo que fue, un ejemplo de cómo la disciplina puede convertir sueños improbables en realidades extraordinarias, aunque el final no haya estado a la altura de su legado.

A veces, las grandes historias no terminan como quisiéramos… pero siguen siendo grandes, y por lo menos, interesantes.

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#4 Tiempos

El Piano eléctrico: desarrollo potosino | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Los diseños de pianos electromecánicos tuvieron su auge en 1929 y en la década de los cincuenta del siglo XX comenzaron a usarse en audiciones públicas. La historia de su desarrollo menciona los nombres de Lloyd Loar, Benjamin Meissner, Rudolph Wurlizer, Harold Rodhes y el piano Neo-Bechstein, entre los principales.

Sin embargo, el nombre de Francisco Javier Estrada no aparece en estos recuentos, a pesar de haber sido el primer reporte de un diseño de piano eléctrico a nivel mundial, como resultado de sus investigaciones en reproducción del sonido por medios eléctricos. El reporte público de Estrada se realizó el 19 de diciembre de 1878 en el periódico El Siglo XIX, donde Estrada daba cuenta de sus experimentos con una cuerda vibratoria y su transducción a señal eléctrica, mediante una membrana de tambor que amplificaba el sonido. Estrada, solo presentó su idea y diseño y la puso al servicio de los interesados a finde que pudieran materializarla y mejorarla, al no poder solventar los gastos necesarios para su construcción y la falta de servicios artesanales especializados. Estrada decidía publicar los principios y la descripción del instrumento citado, temeroso de que algún día, no muy lejano, se presentara del extranjero algún instrumento de música idéntico o semejante, o lo que era peor, alguna petición exótica de privilegio con perjuicio de los artesanos mexicanos.

Ochenta años mediaron entre la publicación del diseño de Estrada y la materialización en el extranjero de un piano eléctrico con funcionamiento electro-mecánico.

Para mayores detalles y más información pueden consultar mi artículo alojado en la dirección:

(PDF) Francisco Javier Estrada el inventor del piano eléctrico. Available from: https://www.researchgate.net/publication/396325293_Francisco_Javier_Estrada_el_inventor_del_piano_electrico.

Francisco Javier Estrada insigne científico potosino que destacó a nivel mundial en el ámbito de la física en el siglo XIX convirtiéndose en el físico más importante de México, tiene una numerosa contribución de aportes, de primicias mundiales, las cuales en su mayoría son desconocidas o adjudicadas a otros personajes.

Hemos estado realizando investigación y difusión sobre la vida y obra de este genial potosino, Francisco Javier Estrada y en esta columna del Cronopio en la Orquesta, hemos tratado algunas de esas trascendentales aportaciones.

Una de las aportaciones técnicas de Francisco Javier Estrada que no aparecen en los registros científicos históricos es la propuesta de reproducción del sonido por medios eléctricos. Su tema central de trabajo que implementó en la década de los setenta decimonónicos fue la reproducción del sonido, colocándose en la frontera del conocimiento en ese tema.

Como hemos apuntado en trabajos anteriores, muchas de sus aportaciones y primicias mundiales han quedado en el olvido y poco a poco se están rescatando para colocar en la palestra mundial el gran genio de Estrada, como el físico mexicano más importante del siglo XIX y uno de los principales a nivel mundial,

cuyas glorias no se proyectaron por la idiosincrasia social del país, aunque su genio de cierta forma era reconocido en el país, aunque no lo suficiente.

Sistemas como el motor eléctrico, nuevos sistemas de telefonía y la comunicación inalámbrica son parte de sus aportaciones trascendentes que cambiaron a nuestras sociedades y cuyas aportaciones aprovechadas por otros científicos dejan de lado la aportación primaria de Estrada en la historia de la ciencia y la tecnología. Como una aplicación de sus investigaciones en electromagnetismo y reproducción del sonido, se encuentra su propuesta de un piano eléctrico, cuyos experimentos base realizó en San Luis Potosí y con los que propuso un diseño para la construcción de un piano eléctrico que transformaba las vibraciones acústicas en eléctricas con el fin de amplificar el sonido.

El piano como tal no pudo construirlo por carecer de recursos suficientes, así como problemas para abastecerse de los materiales necesarios y el apoyo de los constructores artesanos; sin embargo, publicó en medios de comunicación masiva sus propuestas con el fin de registrar su idea, sus experimentos y su diseño para la construcción del piano eléctrico y su extensión a otros instrumentos de cuerda.

Su propuesta era resultado de experimentos anteriores de Estrada con sistemas telefónicos, donde había realizado mejoras a los ya existentes, logrando construir teléfonos cuya reproducción del sonido era más clara y de mayor intensidad. Parte de esas mejoras las utilizaría en su propuesta del piano eléctrico, entre ellas los fundamentos de micrófonos de carbón y de la comunicación inalámbrica.

Los potosinos debemos estar orgullosos de Francisco Estrada y colocar su nombre como debe de ser, en la historia de la civilización.

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Opinión

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