septiembre 28, 2025

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#4 Tiempos

La visita | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

Sucede en una novela de Chaim Potok (1929-2002), el novelista judío, titulada La promesa. Un adolescente, hijo de un famoso rabino norteamericano, es ingresado en un hospital psiquiátrico. Nadie sabe en realidad qué es lo que sucede con él, pero a veces se muestra demasiado violento y a menudo demasiado abstraído. Está todo el tiempo como encerrado en sí mismo, y arrancarle una palabra puede llegar a convertirse en la mayor de las hazañas. El mundo exterior le interesa poco y sus respuestas son casi siempre groseras y agrias. El muchacho se llama Michael. Michael Gordon.

¿Por qué se porta así? Eso es lo que sus padres quisieran saber. Sin embargo, poco antes de ser ingresado en el centro, Michael había hecho amistad con Reuven, el novio de una prima suya, de modo que es con él, y sólo con él, con quien puede abrirse libremente… De hecho, una vez habían ido juntos a la feria de un pueblo cercano a Nueva York, y poco después hasta salieron a navegar en un lago a la hora del crepúsculo y la brisa. Sí, eran amigos, de eso no cabía duda; por lo tanto, él era el único ser al que Michael podía confiarse en esta hora de crisis y tinieblas.

Mientras Michael está internado nadie debe verlo, salvo su familia: las visitas le están terminantemente prohibidas, y él se siente solo, profundamente solo. Pero, ¿y su amigo, su único amigo, donde está? ¿Qué hace mientras él se vuelve loco de pesar? Y, así, una noche suena el teléfono en la casa de Reuven; por supuesto, es Michael quien se halla al otro lado del hilo.

«-¿Reuven? Hola, Reuven -¿cómo había hecho Michael para acceder a un teléfono y llamarle? Se produce entonces un largo silencio-. Reuven, ¿me escuchas?».

Sí, Reuven lo escuchaba. ¿Qué había sucedido con este muchacho? ¿Qué nueva desgracia le había caído encima? De momento, una cosa era segura: que Michael no debía estar al teléfono, pues los reglamentos del centro psiquiátrico eran bastante claros a este respecto. ¿Estaba hablando, pues, a escondidas?

«-Reuven, ¿estás bien? –la voz de Michael era como la de un huérfano; las ondulaciones de su voz delataban una infinita tristeza.

»-Sí, estoy muy bien.

»-¿Por qué no vienes a visitarme? Ni una sola vez lo has hecho.

»Apreté con fuerza el teléfono y no dije nada –confesará más tarde Reuven, lleno de vergüenza.

»-Reuven –dijo Michael.

»-Aquí estoy, Michael.

»-¿No quieres venir a visitarme, Reuven?».

Éste no sabe qué decir, qué responder. Sí, una vez preguntó a alguien de la familia si podía visitar a Michael, pero como le aconsejaron que no lo hiciera, él ya no insistió más. Le dijo, y no mentía:

«-Pregunté si podía visitarte. Dicen que sólo tu familia tiene permiso para hacerlo».

Otro largo silencio.

«No supe qué hacer –confesará igualmente Reuven después-. No sabía si el hecho de seguir conversando con él y responder a sus preguntas podría resultarle perjudicial, o si era mejor aconsejarle que colgara, puesto que no tenía permiso para llamarme. No sabía qué decirle, ni si debía mantener algún tipo de reserva».

«-Oye, Reuven, ¿quieres visitarme?

»-Sí”.

“-Pensé que no querías. Ahora les diré que quiero verte. Te dejarán venir. ¿Vendrás, Reuven?

“-Seguro.

»-Me alegrará verte. Odio este lugar. ¿Recuerdas las veces que salimos a navegar, Reuven? Me acuerdo mucho de eso… De verdad, quiero verte, Reuven. Voy a gritar hasta arrancarme la cabeza. Te dejarán venir. Por favor, visítame, Reuven. Adiós».

Tan pronto como terminé de leer este diálogo, reproducido aquí a retazos por falta de espacio, cerré el libro y me puse a escribir este artículo. Si Reuven acudió a la cita de su amigo o no, eso todavía no lo sé. Por lo pronto, me basta con la ternura que oculta esa llamada. Y pienso en las personas que esperan nuestra visita y que nunca la tendrán; si ellos pudieran –quiero decir, si se atrevieran-, también tomarían el teléfono reclamando nuestra presencia. Pero no lo hacen por pudor, por vergüenza, por dignidad.

«¿Recuerdas cuando salíamos a navegar? Yo me acuerdo mucho de eso». Pero no: Reuven ya no se acordaba. ¡Qué pena! Pero no se trata ahora de Reuven, sino de nosotros: también nosotros quizá ya hayamos olvidado las hermosas horas que pasamos con algunas personas, pero éstas todavía las recuerdan y suplican a Dios que la experiencia pueda repetirse algún día, alguna vez. ¡Están tan solos! Y odian este lugar en el que nadie piensa en ellos.
Michael no se olvidaba de Reuven: él lo quería… Y me pregunto: ¿por qué las relaciones –todas, sin exceptuar ninguna- son siempre desiguales? Aun cuando una amistad parezca perfecta, siempre hay un amigo que quiere más y otro que quiere menos… ¡La vida es así!

Reuven se atormenta pensando si no le hará mal a su amigo seguir hablando con él. ¡Pero, Reuven, esto es lo único que podría curarlo: tus palabras! Sólo tú tienes la llave para abrir esa puerta, ¿y renuncias así como así a utilizarla? Venga, Reuven, utilízala, no tengas miedo. La palabra es curativa, y la tuya lo es para quien anhela oírla. Venga, habla con él.

¡Extraña manera de practicar la psicoterapia: encerrar a los enfermos, aislarlos todavía más, cuando lo que ellos necesitan es amistad y compañía!

Recuperar el hábito de la visita, hacernos visibles y tangibles para aquellos que nos esperan: ¡ah, si esto fuera posible, si nos diéramos tiempo para ello, no todo estaría perdido!

 También lee: El misterio de los libros | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

#4 Tiempos

Redefinir lo perdido y pelear lo que resta | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

Este sábado San Luis se mide ante Pachuca en casa, con la presión de reponerse del puñetazo emocional que fue la derrota frente al América, no por los puntos que también pesan, sino por lo que se dejó ir en el Alfonso Lastras, un equipo que jugó bien, dominó metros, buscó, insistió y que no merecía irse con las manos vacías, hasta que un error al 89′ lo condenó. Esa herida aún palpita.

San Luis mostró un nivel prometedor frente a las Águilas, recuperación en posesión, agresividad por las bandas, un mediocampo que intentó abrir la cerradura americanista. No fue perfecto, hubo imprecisiones, como siempre, pero se vio un conjunto que entiende qué quiere ser. El gol de Zendejas al minuto 89, un recorte dentro del área aprovechando el momento de desconcierto tras un mal despeje de Andrés Sánchez en la salida del equipo, fue doloroso porque llegó cuando parecía que al menos arrancarían un empate justo.

Ahora Pachuca aparece tres días después, un rival de exigencia alta, curtido en estas luchas, que rara vez regala espacios. Para San Luis, este partido será una prueba de si aquella derrota frente al América fue un tropiezo fortuito o el síntoma de algo más profundo, de debilidad mental en últimos minutos, de nervios, de detalles que terminan costando caro.

Son varios los frentes que deben revisarse. La concentración hasta el último segundo, no basta jugar bien 80 minutos si al final te cae un gol evitable. San Luis tiene que aprender a sostener la estructura bajo presión, aun cuando el adversario suba la intensidad.


Valorar el balón en campo contrario, en el duelo contra América hubo fases en las que la posesión fue potosina, pero faltó aprovechar, decidir, definir. Ante Pachuca no habrá tanto margen de error en esos momentos, la puntería debe acompañar.

Mentalidad de empate como punto de partida, si bien ganar en casa es la exigencia, rescatar algo ante un grande puede funcionar como trampolín. Salir con la convicción de que al menos no pueden golearte, que debes imponerte en tu cancha.

Pachuca llega con el cartel de equipo serio, con ambición de salir del problema en el que está metido, un equipo que no está acostumbrado a pelear la zona baja. Mientras que San Luis no puede seguir mostrando dudas cada partido, desde aquí ya todos los juegos se transforman en una final si es que aspira a Liguilla o al menos a dejar una imagen respetable. Este sábado no será la excepción.

San Luis tiene ante Pachuca una oportunidad de redención, de demostrar que lo visto ante América y Santos no fue flor de un día, sino el indicio de algo mejor. Si comete el mismo error del minuto 89, si deja que se escape la recompensa cuando parecía merecerla, entonces no servirá de nada haber jugado bien. Porque en el fútbol, como en la vida, lo que se deja escapar al filo es lo que termina definiendo la historia que cuentan al final.

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#4 Tiempos

El canino úrsido de Luis Ortuño y acompañantes | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

 

Culto Público, hijos del histrionismo:

Se solicita a todos Ustedes un reflector por el amor de Dios, un foquito aunque sea, o de plano: ¿no traen un like que les sobre y que no afecte a su economía social?

La petición es para Luis Gerardo Ortuño Díaz Infante, presidente de Coparmex y Coordinador de la Alianza Empresarial Potosina, que al parecer padece un caso severo de THP (Trastorno Histriónico de la Personalidad) una triste afección que se caracteriza por tener una necesidad generalizada de atención.

Guiado por esta tendencia constante de querer ser el bautizado en los bautizos, la novia en las bodas, y el muerto en los funerales, el líder coparmexano, mandó hace unos días un discreto WhatsApp (de esos que luego de un ratito se borran) a varios representantes de cámaras empresariales para invitarlos a una visita a la Cámara de Diputados en San Lázaro.

El objetivo, la agenda, el orden del día o los temas a tratar, y con quién tratarlos, se omitieron.

Más que una invitación formal para que una representación empresarial de un estado acudiera a cuestionar, tender puentes o tomar acuerdos con los legisladores federales, pareció una invitación más del estilo “vamos a ver a quien vemos… va a estar padre”, y ya.

Hubiera sido lo mismo (o incluso más divertido y rentable) que Wicho Ortuño, los hubiera invitado a Six Flags porque lo que es a la cámara, no fueron a nada.

¿De qué sirvió a Imelda Elizalde de Canacintra, Leopoldo Stevens de CMIC, Rodrigo Sánchez de IPAC, y a otros menos importantes, acudir, sin una agenda clara a San Lázaro?

¿En qué pueden ayudar a San Luis los diputados Gerardo Villarreal de Durango, Ernesto Núñez Aguilar de Michoacán, Héctor Téllez de la CDMX?

Por lo que se sabe, los legisladores arriba mencionados ni conocían a los invitados de Ortuño Díaz Infante, y menos sabían a qué iban (además de la foto). Por pura cortesía les dieron un “Hola cómo están, mucho gusto, sean felices”.

Que canino úrsido (por no decir que perro oso).

El grupo de empresarios, pastoreados por Ortuño, saludaron también a Gabino Morales de Morena y a David Azuara del PAN y eso porque se los encontraron de puritita casualidad.

También presumieron reunión con el ex alcalde de Oaxaca, Carol Antonio Altamirano, hoy presidente de la Comisión de Hacienda (¿algún favorcito especial?).

De la fracción Verde se reunieron solo con el diputado de Querétaro, Ricardo Astudillo

, de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública.

¿Y a los diputados federales potosinos? Ni invitación, ni convocatoria y ni el saludo (ni en el avión).

¿De qué sirve que el diputado federal, Juan Carlos Valladares haya presentado iniciativas enfocadas en el fortalecimiento empresarial como la de los retenes, el abasto económico, el nearshoring, fomento de Pymes y otras?

Pues al parecer, para el pastorcillo y los pastoreados empresariales, para nada, muchas gracias. (Dicen que hay un lugar especial en “cazo mocho” para los malagradecidos).

¿De qué sirve que en los eventos locales, informes de gobierno, inauguraciones de infraestructura y sus aburridísimos eventos camerales inviten a los diputados potosinos y declaren en idioma tapete a favor del gobernador y los legisladores, si en los hechos los ningunean, los grillan y hasta los traicionan?

En fin. Así son los representantes camerales potosinos (que no todos), una vez más usando la Amex para ir a pedir ayuditas o rebajas a Hacienda, tomándose la foto, saludando a desconocidos, ignorando a los de casa (aplicaron el “potosinazo”) y en pocas palabras haciendo el ridículo.

Liosos en casa, figurosos en San Lázaro.

Me imaginé a Wicho Ortuño tarareando aquella canción de Gloria Trevi:

Y todos me miran, me miran, me miran
Porque hago lo que pocos se atreverán
Y todos me miran, me miran, me miran
Algunos con envidia pero al final, pero al final
Pero al final, todos me amarán…

Ojalá las heridas de apego no sean contagiosas en el amplio empresariado potosino, ese que sí produce, esos que no piden favores, esos que no les gusta andar de tapetes y ese que no necesita de representantes con poco quehacer.

Yo soy Jorge Saldaña

Hasta la próxima.

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#4 Tiempos

Partiendo átomos con el Dr. Eduardo Gómez en la Ciencia en el Bar | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

En el ciclo número cuarenta de la Ciencia en el Bar se presenta el Dr. Eduardo Gómez con la charla Partir átomos sin morir en el intento, que se llevará a cabo el miércoles 24 de septiembre en punto de las ocho de la noche en la Cervecería San Luis, ubicada en Calzada de Guadalupe número 326.

Este ciclo de la Ciencia en el Bar es el preámbulo del vigésimo aniversario de está serie de charlas donde conviven la ciudadanía con científicos de diversas áreas que realizan su actividad, tanto en San Luis Potosí como en otros puntos de la República Mexicana.

En esta ocasión el Dr. Eduardo Gómez, investigador del Instituto de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí aborda un tema que es eje de su trabajo de investigación y que comparte con el público detalles relacionados con la física atómica y la mecánica cuántica, en este año que la Unesco ha declarado el año 2025, como el Año Internacional de la Ciencia y las Tecnologías Cuánticas, con el objetivo de “aumentar la conciencia pública sobre la importancia de la ciencia cuántica y sus aplicaciones”.

Entre las múltiples aplicaciones de la tecnología cuántica, que tratamos en entrega anterior en esta sección de El Cronopio en La Orquesta, se tiene la medición del tiempo; con la metrología cuántica, con su medición ultraprecisa del tiempo, podemos tener mejores sistemas de posicionamiento global y una internet de mayor calidad. Sobre los desarrollos de instrumentación para la medida del tiempo a lo largo de la historia de la humanidad ya nos habló el Dr. Eduardo Gómez en una charla en la Ciencia en el Bar y ahora retoma la palabra para adentrarnos en el tema del átomo en la charla que dictará este miércoles 24 de septiembre.

El Dr. Eduardo Gómez ingresó como investigador del Instituto de Física en el año 2007, se tituló de físico en la Facultad de Ciencias de la UNAM en 1999, realizó sus estudios de maestría y doctorado en la Universidad en la Universidad Estatal de Nueva York, en Stony Brook, graduándose en el año 2001 y 2005, respectivamente. Realizó una estancia posdoctoral, del 2005 al 2007, en el National Institute of Standards and Technology, en Maryland, Estados Unidos, donde trabajo con el Premio Nobel de Física William Phillips.

El trabajo de investigación del Dr. Eduardo Gómez se centra en la óptica, física atómica, molecular y nuclear, y, en sistemas de medición de precisión; usando dispositivos experimentales, como láser, detectores de luz, sistemas de ultra alto vacío, detectores de radiación, circuitos electrónicos analógicos y óptica iónica, con técnicas experimentales, entre las que se encuentran, detección de bajo ruido, sistemas de micro ondas, enfriamiento láser y atrapamiento de átomos.

Ha desarrollado una importante infraestructura para abordar sus temas de investigación, formando el Laboratorio de Átomos Fríos en el Instituto de Física de la UASLP, donde trabaja en trampas ópticas y lidera un grupo de investigación que explota las técnicas de enfriado láser para confinar los átomos y reducir su temperatura. Esta muestra fría y confinada proporciona el ambiente ideal para diversos estudios de física atómica. Algunas de las líneas de investigación del grupo son: Interacción entre átomos y superficies, Simetrías fundamentales, Interferometría atómica y gravimetría. El grupo forma la Unidad de Sensores Cuánticos del Laboratorio Nacional de Materia Cuántica, del sistema de laboratorio nacionales del Conahcyt, donde participan los grupos de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, el Instituto de Ciencias Nucleares (UNAM), el Centro Nacional de Metrología, los laboratorios del Instituto de Ciencias Nucleares (UNAM), Instituto de Física (UNAM), el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada y el Instituto Nacional de Astrofísica Óptica y Electrónica. Todos estos grupos están interesados en la formación y consolidación de este Laboratorio Nacional.

El Dr. Eduardo Gómez García, es uno de los distinguidos investigadores de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, merecedor de varios premios nacionales e internacionales.

No desaprovechen esta oportunidad para acercarse al trabajo de Eduardo Gómez y entender más sobre el mundo atómico y las propiedades de los átomos en su charla Partir Átomos sin morir en el intento, este miércoles 24 de septiembre en La Ciencia en el Bar, en la Cervecería San Luis.

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