septiembre 18, 2025

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#4 Tiempos

Leonel y Juan Ramiro vs. Octavio y Galindo, el juego de dobles

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Historias para perros callejeros

Por : Luis Moreno

A estas alturas de la elección de candidatos para gobernador o gobernadora de San Luis Potosí, en Morena las únicas opciones verdaderas (a no ser que una cosa “rara” pase) son Juan Ramiro Robledo y Leonel Serrato, el resto de los interesados son poco más que un chiste, algunos uno muy malo.

Más allá de las poses políticas que puedan tener, ambos lucen convencidos de que tienen el respaldo de la Federación y de las bases morenistas locales y nacionales para ser el proyecto 2021. A su manera, han comenzado una campaña de posicionamiento ante la ciudadanía, que será la que defina, mediante la encuesta abierta que hará Morena, cuál competirá para ser gobernador:

Leonel optó, como lo ha hecho toda su vida, por meterse al comentario de la vida pública de San Luis Potosí. Aparece en un medio y otro, igual cuestiona el trabajo de Xavier Nava como alcalde, que celebra la determinación de su partido para romper la alianza con el Verde. Es un caballito de batalla.

Al otro lado, Juan Ramiro tiene apenas una semana de haber reaparecido, pues antes de anunciar que pediría licencia a su cargo como magistrado, se había perdido del ojo mediático en los laberintos del Tribunal Estatal de Justicia Administrativa. Ha empezado a visitar mercados, plazas y a dar entrevistas, curiosamente todas ellas muy generales, sobre su persona y su candidatura, pero no acerca de temas específicos como sus rivales en Morena y otros partidos, los problemas del estado, las alianzas y no alianzas. Puede que se deba a que fue una semana introductoria.

Una peculiaridad ha resultado que Juan Ramiro comenzó a tener una presencia importante en redes sociales, a pesar de que no les da mucho crédito, mientras que Leonel se ha quedado un poco rezagado en ese rubro.

Se nota el esfuerzo del equipo de Robledo, no obstante, deben revisar la estrategia, ya que publicar demasiado no es publicar bien, y Facebook, Twitter, Instagram y Tik-Tok deben servir para dar a conocer el personaje y narrativa de Juan Ramiro, no para construir una personalidad a partir de ellas: daba algo de risa el video del jueves pasado en el que visitó a paso cauto y sereno la facultad de derecho y en contraste sonaba Happy de Pharrell Williams, una canción demasiado vieja para ser mame (2013), como cuando José Ramón Fernández (y todo el mundo) la bailaron previo a la Copa del Mundo de Brasil y demasiado movida para ponérsela a un hombre de 71 años que quiere ser gobernador. Estos detalles pueden parecer triviales, pero si consideramos que debido a la pandemia no habrá eventos masivos y los protocolos obligarán a los candidatos a quedarse “quietos”, las redes serán definitivas. Es buen momento para que Leonel y Juan Ramiro construyan sus avatares virtuales, que serán quienes ganen o pierdan la elección.

Hay un detalle que hemos perdido del radar con el brillo que siempre tiene una elección de gobernador: ¿quién será el candidato de Morena a la alcaldía? Y la respuesta, por ahora, parece obvia: Leonel o Juan Ramiro. Sí, el que no resulte favorecido por el resultado de la encuesta seguramente pasará a ser la apuesta de la alcaldía, por lo que es casi un hecho que pase lo que pase harán mancuerna el próximo año. Lo que le deja al partido del presidente un bloque potosino con astucia política, querido por las élites, pero con la posibilidad de contar una historia de rebeldía social; de una claridad discursiva sin parangón (solo recordemos la arrastrada que les puso Leonel a todos en los debates de las elección 2018); y que da la sensación de que entiende de qué se trata gobernar, que hoy se traduce en una frase que el propio Serrato me dijo hace poco: “implementar la Cuarta Transformación con la delicadeza potosina”. En fin, todo lo que le gusta a la potosineidad.

Esta situación apura al esquizofrénico bloque PRI-PAN a resolver de una buena vez quién será su candidato a la alcaldía. Pues si Morena pone dos perfiles tan sólidos, está claro que esto se va a convertir en un juego de dobles. Más si consideramos que en la última elecciones en la que se votó por gobernador y alcalde (2015), 1 de cada 4 votos se emitió en la capital, el resto en los otros 57 municipios.

En la definición de candidato a gobernador, el tema parece saldado y es que en el PRI no hay uno solo que esté mejor posicionado que los cuatro de la interna panista que tiene a Xavier Nava, Sonia Mendoza, Marco Gama y Octavio Pedroza. ¿Qué hay con la alcaldía? La semana pasada Marko Cortés aseguró que el segundo lugar de la elección del PAN iba a ser el candidato alcalde, información que de inmediato fue desmentida por el dirigente local Juan Francisco Aguilar y es que deben ser cautos para no herir el ego de los priistas, para el que tener que votar a dos panistas tal vez resulte demasiado.

Borbotean señales que apuntan a que Octavio Pedroza será el candidato prianista, pues es el mejor depositario de los anhelos y frustraciones de ambos partidos. Y, personalmente, apostaría a que Xavier Nava será desplazado incluso hasta un vergonzoso tercer lugar, ya que cada día se ve carente del fuelle empresaria que supuestamente lo investía, lo que parece lógico considerando que, por ejemplo, no les cumplió con la aprobación del Plan del Centro de Población, que suponía negocio de décadas para los desarrolladores inmobiliarios. De hecho, los capitales parecen tener un plan b en el independiente Arturo Segoviano (que, por cierto, guarda cierto parecido físico con Octavio), que primero debe cumplir la aduana de juntar firmas, pero solo hace falta ver al coordinador de campaña y a los dos estrategas políticos detrás de él para entender el nivel económico que hay.

Algo debe dejarle el PAN al PRI y en una de esas, si no es avorazado, hasta se encuentra con un dúo de primera: ¿Enrique Galindo y Octavio Pedroza? Es una dupla que tiene casi todos los méritos de la de Juan Ramiro y Leonel, tal vez con menos nivel para la retórica, pero con la ventaja de uno ya haber gobernado y el otro haber manejado un presupuesto que supera por mucho al de nuestro estado.

El partido de dobles parece estar puesto, ojalá se dé, pero también habrá que estar atentos al resto de los jugadores en la cancha y en las gradas: ¿alguien conseguirá convencer a Ricardo Gallardo de voltear su base social (la más importante del estado) a su favor? ¿Quién se quedará con el respaldo económico de Adrian Esper? ¿A quién apoyará el gobernador?

¡A jugar!

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#4 Tiempos

Centenario del concierto de Sonido 13 en el Teatro de la Paz | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

Para el mes de febrero de 1925, Julián Carrillo y sus alumnos tenían todo listo para interpretar por primera vez a nivel mundial música en fracciones de tono en un concierto programado en el Teatro Principal de la Ciudad de México, que promocionaba como el concierto en el cual: “por primera vez en el mundo se oirán en un concierto composiciones musicales con dieciseisavos, octavos y cuartos de tono, elementos conquistados por México en el año de 1895”.

En ese concierto se estrenaría la obra de Carrillo: “Preludio a Colón” que inauguraba la entrada a un nuevo universo musical; participarían también sus alumnos con composiciones en fracciones de tono basado en la teoría de Sonido 13 con obras de Soledad Padilla, Elvira Larios y Rafael Adame.

El domingo 15 de febrero de 1925 se tocaba por primera vez en el mundo música basada en la teoría musical de Sonido 13 desarrollada por el potosino Julián Carrillo. Después de este histórico concierto se programaba una gira nacional para dar a conocer el nuevo sistema musical, la cual iniciaría en la tierra natal de Julián Carrillo, San Luis Potosí, anunciándose la llegada del maestro al estado potosino y siendo recibido en Ahualulco, su lugar de nacimiento, en el mes de septiembre de 1925.

El gran concierto de Sonido 13 se efectuaría en el Teatro de la Paz el 13 de septiembre de 1925 para después recorrer la mayor parte del país. El concierto, al igual que aquel concierto inaugural en el Teatro Principal, tenía el carácter de demostración de las nuevas teorías y despedida al mismo tiempo, pues Julián Carrillo iría a radicar por un tiempo a Nueva York.

Carrillo fue declarado Huésped de Honor de la ciudad de San Luis Potosí y fue entusiastamente homenajeado por los artistas, estudiantes, y en general el pueblo potosino, como demostración de su sincero aprecio, como rezaba la nota periodística de Acción, el periódico de esa época en San Luis.

Producto de su visita a San Luis a ofrecer el concierto de Sonido 13 por primera vez en San Luis, el 24 de julio de 1925 se formó el Comité de los 13 pro Julián Carrillo con el objetivo de hacer promoción y organizar los festejos, el cual quedó formado por las siguientes personalidades potosinas: presidente, Juan H. Sánchez; vicepresidente, Lic. Manuel Rodríguez Martínez; tesorero, Juan Silos; secretario, Francisco Salazar; y vocales, señorita profesora Guadalupe Moreno, Rodrigo de G. Arriaga, señorita profesora Esther de Santiago, profesor Lino Gómez, José T. Nevares y Manuel R. Flores.

De los arreglos efectuados por este Comité se logró que el concierto en San Luis Potosí se realizara como prólogo a las fiestas patrias con el fin de que ese año tuvieran un esplendor inusitado

. La fiesta se pretendía que fuera doblemente memorable: evocadora de nuestras viejas tradiciones y demostrativa de las actuales glorias.

Carrillo dictaría una serie de conferencias sobre el Sonido 13 como preámbulo al gran concierto; su llegada a San Luis fue apoteótica, después de un cuarto de siglo regresaba a tierras potosinas para iniciar su gira nacional. La recepción que se dispuso en los andenes de la estación de ferrocarril fue grandiosa, a pesar de las inclemencias del tiempo. Distinguidas damas y honorables caballeros lo acompañaron desde la estación al Palacio del Ayuntamiento donde fue declarado huésped de honor.

El Teatro de la Paz sería el escenario del magno concierto de Sonido 13, el 13 de septiembre de 1925, donde se colocaría, en la entrada del recinto, una placa al Sonido 13 que sería retirada años después. Como instrumentistas microtonales participaron: Luis González y González, Manuel C. Ascencio, Luis G. Galindo, Rafael G. Adame, José M. Torres, Gerónimo Baqueiro Foster, Santos Carlos y José López Alavez (compositor de la popular Canción Mixteca).

En los coros participaron: María Sebastiana Ahedo, María García Ganda, Elvira Larios, Cecilia Larios, Soledad Padilla, María del Refugio Lomely, Guadalupe Solís, Anita Valderrama, Josefina Carlos, Marcelina Carlos, Amalia Tamayo, María de los Ángeles Ortiz, Josefina Buendía, Celia Jiménez, y los señores: Luis G. Galindo, Rafael G. Adame, Manuel C. Ascencio, Santos Carlos, Gerónimo Baqueiro Foster, Enrique Rodríguez, Tomás Ponce Reyes, José María Flores, Manuel León Mariscal, Antonio Hernández Montoya, José López Flores, Vicente T. Mendoza (famoso investigador de música popular mexicana) y José López Alavés autor de la célebre canción mixteca.

Seis años después, el 13 de septiembre de 1931 se volvió a celebrar un concierto de Sonido 13 dirigido por Carrillo y con obras clásicas de Mozart y Schubert, en el Teatro de la Paz donde se presentaba por primera vez la Orquesta Sinfónica de la Unión Filarmónica Potosina.

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Elogio de la literatura | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

¡Qué tristes son los personajes de Iván Bunin (1870-1953), qué tristes casi todos sus cuentos! Hay en ellos un no sé qué, una nostalgia que embelesa al lector desde el momento en que toma el libro y que no lo abandona sino muchos días después de que lo deja.

Acabo de leer, precisamente hoy, la pequeña antología de sus relatos breves que publicó en 1924 la vieja editorial Calpe y cierro el libro con un suspiro que no sé si será de pena o de dolor. El escritor ruso lo sabe; por lo menos él no se engaña: la vida del hombre está llena de desamparo, de abandono, de tristeza.

El personaje de uno de estos relatos, al ver llegar a su casa a un amigo al que no veía desde hacía mucho tiempo –desde el tiempo en que combatieron juntos en la guerra de Crimea- lo saluda con los brazos extendidos, avanza hacia él y le dice lleno de júbilo: «¡Kovalev! ¿Estás vivo?». ¡Dios mío, qué pregunta! Así nos deberíamos saludar todos, pues la verdad es que nadie sabe si mañana aún estará aquí. A nuestro saludo habitual habría que agregarle una coma para que suene más sincero; no preguntar: «¿Cómo estás?», sino: «¿Cómo, estás?».

Entonces los amigos se abrazan, se besan según la usanza rusa y encienden el samovar mientras afuera, en la estepa, los elementos se enfurecen y la nieve cae sepultándolo todo. «Yakov Petrovich estaba de muy buen humor; pero en el fondo de su alma había nostalgia. Al día siguiente era Navidad…, y él estaba solo. ¡Gracias a Dios que Kovalev no lo había olvidado!». En realidad, Kovalev era el único que no había olvidado a este pobre viejo, pues todos a su alrededor o habían muerto o simplemente habían desaparecido de su vida sin dejar rastro.

¡De cuántas desapariciones puede ser testigo un hombre en el curso de una vida! Sí: envejecer es haber asistido a muchas muertes. «Todo ha pasado y ha desaparecido –dice Yakov Petrovich al amigo recién llegado, al único amigo que le queda-. ¡Cuántos parientes y compañeros tuve! ¡Todos están ahora bajo tierra!».

Sin que él se diera cuenta, el tiempo había pasado. ¿A qué hora crecieron los demás, en qué momento fueron haciéndose mayores y tomando cada uno su propio camino? ¡Huyeron como de puntillas, sin decir adiós! Y ahora, si no fuera por este viejo amigo que aún se acordaba él, Yakov Petrovich tendría que pasar las fiestas de Navidad como había pasado casi todas las horas de su ya larga existencia: solo.

En otro relato del mismo volumen un caballero se encontró por el camino a un anciano que comía en silencio y sin más compañía que los árboles y las piedras. Le preguntó:

«-¿Y tu mujer?

»-Hace seis años que murió –dijo el anciano.

»-¿Y tus hijos?

»-Tuve seis.

»-¿Viven?

»-No; todo han muerto.

»Y de nuevo calló –cuenta el hombre del caballo-, masticando con cuidado la patata. Mientras él estaba sentado y con los ojos bajos, yo examinaba su cara y pensaba: “¡Nunca conseguiré penetrar el misterio de su taciturna tristeza!”».

(Apenas termino de leer esta frase, me pongo de pie y busco entre mis libros la Antología del cuento triste que publicaron hace ya muchos años Augusto Monterroso y Bárbara Jacobs; sólo quería comprobar una cosa: que hubiera en el libro por lo menos un cuento de Iván Bunin. Me digo a mí mismo mientras reviso el volumen: «Si no hay aquí, entre estas 600 páginas, un solo relato de este autor, pensaré que la selección ha sido hecha a la ligera

». Pero no. Ahí estaba, en efecto, el nombre de Iván Bunin; los recopiladores habían elegido uno de sus cuentos más famosos: El caballero de San Francisco. ¡Menos mal!).

En otro de sus relatos aparece un tal Basilio Chkut, y de él dice nuestro autor lo que sigue: «Era alto, ancho de hombros y encorvado. Toda su figura muestra aún el vigor de la estepa. ¡Pero qué triste está su cara! Ya está cerca de la tumba, pero jamás escuchará una palabra cariñosa».

¡Dios mío –pensé al cerrar el libro-, cuánta gente se va de este mundo sin haber escuchado jamás una palabra de afecto! Nunca hubo para ellos una sonrisa, una palmada en el hombro, una declaración de amor. Nada. ¿Qué hacen los que se mueven a su alrededor que parecen estar mudos? ¡Apenas si reparan en ellos! Y me pregunto: «¿He dicho a los que me son queridos cuánto importan para mí? ¿Se lo he dicho, o me he limitado a dejarles la tarea de que ellos por sí mismos lo adivinen?».

Antes de apagar la luz de mi cuarto –ya es noche cerrada, como siempre: no tengo otra hora para leer- pongo sobre el buró el libro de Iván Bunin y le acaricio las tapas en señal de gratitud. No fue, la de esta madrugada, una lectura infructuosa. Me recordó que cerca, muy cerca de mí, hay gente que aunque no me diga nunca nada, espera que abra la boca y les diga una palabra que les alegre el corazón. ¿Por qué nunca le he dicho a esta gente cuánto la quiero? ¡Sería demasiado injusto que se marcharan de este mundo sin que lo supieran de mi propia boca!

Y, finalmente, mientras apago la luz, sonrío satisfecho. Hoy la literatura me ha enseñado algo: que las gentes sufren porque están solas y que el tiempo pasa. Pero, ¿es que no lo sabía? Sí, lo sabía, pero aún no se me había ocurrido tomar las medidas pertinentes al caso.

¿Que no sirve de nada la literatura? ¿Que no sirve de nada? Vuelvo a sonreír, pensado en lo equivocados que están lo que esto dicen, cierro los ojos y me quedo dormido. ¡Ah, si no fuera por la literatura, qué poco sabríamos de nosotros mismos!

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#4 Tiempos

Fantasmas y oportunidad | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Este domingo San Luis abre el Alfonso Lastras frente a Tijuana, y no es un choque cualquiera, para los potosinos es una prueba de carácter, de identidad, de si realmente están vivos en este torneo o sólo repitiendo errores bajo otro sol. Para Tijuana, la visita es de las incómodas, estos partidos lejos de casa suelen desnudar sus fisuras, y enfrente estará un equipo que ya aprendió a morder cuando tiene que hacerlo.

San Luis llega golpeado por la irregularidad. Ha ganado partidos fuera de casa, pero también ha perdido otros en los que se dejó intimidar por rivales que no parecían tener mucho; juegos en los que el pulso se va, la concentración se diluye y los goles encajados parecen inevitables. Esa vulnerabilidad ha sido la constante, una defensa que tiembla, un mediocampo que se pierde cuando faltan ideas y delanteros que dependen demasiado de la inspiración aislada o del error ajeno.

Tijuana, por su parte, no es un paseo. Ha mostrado destellos de buen fútbol, ha sumado resultados decentes, pero también ha dejado ver que le cuesta imponerse fuera de casa cuando el rival presiona alto o lo obliga a construir desde atrás. Su equilibrio se tambalea si el marcador no le favorece pronto, y su carácter depende mucho de momentos puntuales de inspiración.

El historial entre ambos juega en favor de los fronterizos: más victorias, más empates, pocas derrotas. San Luis ha ganado escasas veces contra Tijuana, tanto de local como visitante, y eso pesa no sólo en la estadística, sino en la mente. Saber que enfrente hay un rival que te ha dominado más veces de las que quisieras recordar añade presión extra, obliga a estar mejor preparado, más concentrado y sin margen para regalar minutos.

La noticia que sacude el ambiente es el regreso de Vitinho al Alfonso Lastras. El brasileño, que dejó huella en San Luis por su desparpajo y verticalidad, vuelve ahora vestido de visitante. Su sola presencia añade una dosis de morbo, la afición potosina lo recuerda como una chispa capaz de encender partidos en segundos, y este domingo podría ser precisamente la amenaza que complique al equipo que alguna vez lo arropó. Su regreso no es un detalle menor, es un recordatorio de lo que San Luis tuvo y dejó ir.

Y la urgencia se siente en la grada, los aficionados ya no apuestan por promesas, quieren resultados. Si San Luis no se aferra a la localía, no sale con intensidad y no demuestra identidad desde el primer minuto, este partido puede volverse otro de esos en los que la ilusión apareció en la previa, pero el gol nunca llegó, o llegó demasiado tarde.

Este domingo no sólo se juega un partido, también se reencuentran viejos fantasmas. Si San Luis logra que la vuelta de Vitinho sea anécdota y no sentencia, tendrá mucho ganado. Pero si se deja arrastrar por la nostalgia y la fragilidad que lo persigue, Tijuana podría salir de nuevo airoso del Lastras. La diferencia entre fiesta y tormenta se definirá en noventa minutos.

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