noviembre 10, 2025

Conecta con nosotros

#4 Tiempos

Si no puedes con AMLO, ataca a López-Gatell | Columna de Jorge Ramírez Pardo

Publicado hace

el

Hugo López-Gatell

Enred@rte

 

Agua que no haz de beber… ensúciala

Lema –indistintamente- de chairo, o

fifí en guerra estúpida

Ayer domingo, entre 7.50 y 7.56 pm, mientras el Dr. Hugo López-Gatell, en su cotidiana rueda de prensa desde que inició la contingencia Covid, respondía a un cuestionamiento, sus preferencias en sondeo de opinión realizado por Youtube, aumentaron 615 puntos, durante esos 6 minutos, y sus descalificaciones 6 puntos. 100 votos a favor en promedio, por minuto.

Luego de la visita del presidente a Estados Unidos y de su notable éxito relativo, la desinformación, fake news y ataques antigubernamentales entre viernes y ayer domingó fueron, de manera subrayada, contra el subsecretario de salud, Dr. Hugo López-Gatell.

Esto fue el cuestionamiento y sus respuestas al final de su conferencia de prensa de ayer domingo.

Cabe señalar que además de preparación, el Dr. López-Gatell proyecta una capacidad de memorizar, responder y emplear una fina ironía contra sus detractores. Sabe el nombre de la mayoría de los reporteros que asisten a su rueda de prensa y medio al que pertenecen. Los llama por su nombre, pero no a los emisarios de los medios que distorcionan o descontextualizan su información.

El cuestionamiento

Dr. Hugo López-Gatell.- Vamos a empezar por usted (no dice el nombre), luego Fernanda, luego Juan Hernández, luego Arturo (sí se sabe y pronuncia nombres de periodistas que representan a medios veraces).

Paola Betancourt, de Multimedios Televisión (consorcio regiomontano).- El día de hoy, en su mensaje, el presidente López Obrador, dijo que además del Covid está la pandemia del alarmismo por parte de lo que él llama la prensa conservadora; también, que se ha emprendido una campaña en su contra (de López-Gatell)… le pregunto si el periodismo crítico es considerado como un opositor de esta administración; y también, cuando se habla de orquestar, a quién señalaría y si, en efecto, usted se ha sentido atacado.

Dr. Hugo López-Gatell.- Gracias por la pregunta. La crítica es bienvenida. El presidente lo ha dicho casi a diario, que es importante la pluralidad…, obviamente la libertad de prensa y de expresión en México, garantizada desde hace años por la constitución, pero, posiblemente como nunca, convertida en una realidad durante esta administración; es algo que, nos gusta dejar en claro, es muy positivo… Sus colaboradores nos sentimos muy orgullosos de esa visión de libertad y pluralidad…

HL-G.- En la esfera de la salud, nos sentimos muy orgullosos de poner toda la información y los datos públicos abiertos, nunca, nunca…, esto se puede documentar, nunca en la salud pública en México se habían puesto a disposición las bases de datos completas… para que las explote quien quiera.

HL-G.- Ha ocurrido en relación a la pandemia, que alguien hace un análisis, o no lo hace, y critica. Bienvenida la crítica. Lo cierto es que… consideramos desafortunado que personas involucradas en los medios de comunicación, cualquiera que este sea, en lugar de optar, ante un fenómeno que representa una amenaza mundial, en lugar de optar por la unidad, en lugar de optar por facilitarle a la población, no al gobierno, a la población, al pueblo, a usted, a usted, a usted, facilitarle elementos de información que le ayuden a tomar decisiones en favor de su salud y la de su familia, de la de su comunidad, y la de todo México…, es muy claro que hay medios que mantienen una agenda política, una agenda de confrontación, y hacen llamado o expresiones que, si uno confronta con la realidad, se da cuenta que es una distorsión; este fenómeno que en salud pública se le llama “infodemia” que la Organización Mundial de la Salud también identificó como epidemia de desinformación, de distorsión, de distracción.

Las evidencias que no requieren nombre

HL-G.- Pongo un ejemplo muy cercano. Llevo 72 horas hablando de corresponsabilidad. Quienes están aquí lo saben, quienes están allá lo saben. Y me habrán oído decir corresponsabilidad. El viernes (10 de julio) lo dije con mucho énfasis porque interesa que no perdamos la atención a la necesidad de actuar; porque el riesgo no es para mí, ni para el presidente ni para el gobierno; el riesgo de que repunte la epidemia es para todas y todos, y la solución depende de la cooperación corresponsable…, destaqué de manera sistemática la corresponsabilidad de los municipios, de los estados, del gobierno federal, de la población, del sector público social y privado. Lo destaqué así.

HL-G.- ¿Qué vimos en las primeras planas del día siguiente?: “¡Culpa a los estados!” Quien vea los videos que están almacenados, puede si le interesa, contrastar las primeras planas de algunos medios de circulación nacional donde dice “López-Gatell culpa a los estados…, se lava las manos, les echa la culpa”. Vean la conferencia, vean qué dije…

HL-G.- Al día siguiente, sábado, Traje un mensaje de la alerta de que respondamos ya…, reconocí el desempeño de los 32 estados y comenté la importancia de mantener la unidad… que es lo que se necesita; la confrontación es un distractor que estorba, que perjudica, le perjudica a usted que haya alguien que está instigando y que está metiendo confusión…

HL-G.- ¿Qué vimos en las primeras planas de hoy, que relatan lo que ocurrió ayer sábado? “Recula López-Gatell”. No reculo ni culpo, digo corresponsabilidad. Hoy hubo un diario de circulación nacional que me gustó mucho, porque dice exactamente lo que aquí ocurrió. Si usted tiene tiempo, agarre las primeras planas y vera lo que aquí se dijo y ve “culpa” y luego “se arrepiente”, y vea lo que se dijo aquí.

Paola Betancourt (lo interrumpe).- ¿Ha sido atacado, como dijo el presidente?

Dr. Hugo López-Gatell.- Yo soy irrelevante, cumplo una función mandatada por la ley correspondiente al sector salud; desde el derecho a la protección de la salud que es una garantía constitucional…, si se trata de este fenómeno de la “infodemia”, del ataque, de generar confusión, generar intriga, generar confrontación, no es hacia mí, es hacia todos ustedes. Muchas gracias.

Acá en “Puebloquieto” potosino

Un gobernador Carreras pasmado, un Armando/desarmado/borrado secretario de Cultura peor, un presidente municipal capitalino Xavier con síndrome de voracidad/descenso por ascender, y una Mónica Rangel secretaría de salud, hierática, acusada con sobradas pruebas por cuantiosa malversación de fondos.

Ah pandemia gubernamental.

***                                                

* El término” infodemia” se emplea para referirse a la sobreabundancia de información (ya sea rigurosa o falsa) sobre un tema concreto, como por ejemplo en el caso del coronavirus. El término se deriva de la unión entre la palabra información y la palabra epidemia. Se relaciona con conceptos similares como “fake news” o “infoxicación”, en la medida que la cantidad y exposición de éstos se intensifican.

Generalmente, los datos que se difunden en una “infodemia” tienden a ser falsos, lo que desvirtúa las fuentes confiables de información que buscan ofrecer insumos relevantes acerca de un tema en específico (Wikipedia).

También lee: AMLO en la cresta de dos olas | Columna de Jorge Ramírez Pardo

#4 Tiempos

Buscad el alfiler | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

Publicado hace

el

LETRAS minúsculas

 

-¡Qué hombre tan amargado! –exclamó una vez una dama de cierta edad señalando con el dedo, desde la distancia, a un compañero al que yo estimaba mucho-. ¿Qué traumas habrá sufrido en su infancia para haber perdido de tal manera el gusto por vivir?

¡Los traumas de la infancia! Sí, he oído hablar de ellos, pero no me convencen ni mucho ni poco. ¿Por qué debemos ir hasta la infancia de un hombre para explicarnos su mal humor de hoy? ¿Y si la infancia, por lo menos en el caso de este conocido mío, no tuviera nada que ver? ¡Ir tan lejos cuando la causa podría estar tan cerca!

Pero yo conocía la razón de ese permanente mal humor, de esa amargura: este amigo sufría a causa de su jefe, un déspota que trataba a sus subordinados como le daba la gana. ¡Ya sólo faltaba que les exigiera a todos bolearle los zapatos! Además, el ambiente de trabajo era, en aquella oficina, atroz y deprimente: allí todos envidiaban a todos y se ponían zancadillas los unos a los otros por el puro placer de ver cómo caían de la gracia de su superior, para observar cómo se despeñaban y se rompían la cabeza. Cada día de trabajo transcurría casi siempre entre gritos, susurros y rumores, y, por lo que he podido saber, nadie estaba seguro –ni lo está todavía hoy- de que mañana seguiría conservando el puesto que ocupaba apenas el mes pasado. Ahora bien, ¿quién no va a amargarse en un ambiente rancio como éste?

Yo conocía pormenorizadamente esta triste historia. Por eso me reí en silencio de las suposiciones de aquella señora que, por haber tomado un curso relámpago de psicología, ahora me hablaba de traumas infantiles y actos fallidos.

Sí, los humanos somos muy propensos a generalizar y elaborar hondas teorías que se vienen abajo justo en el momento en que comprendemos que las cosas no eran como pensábamos. De esta manía elucubradora se burló Alain (1868-1951), el filósofo francés, al escribir así en uno de sus Propos sur le bonheur: «Cuando un bebé llora sin consuelo, la nodriza suele hacer las más ingeniosas suposiciones respecto a este joven carácter y a lo que le gusta o le disgusta; invocando incluso a la herencia, ya reconoce al padre en el hijo. Estos ensayos de psicología se prolongan hasta el momento en que la nodriza descubre el alfiler, causa efectiva y real del llanto».

¡Ah, era eso! ¡Había un alfiler entre los pañales! Y pensar que la nodriza ya empezaba a sospechar ciertas cosas…

El hombre, según se ha dicho aquí y allá, es un filósofo que se ignora a sí mismo. Yo de esto nada sé. Lo que sí sé, en cambio, es que muchas veces, en lugar de buscar el alfiler, se pone a concebir graves y hondas teorías cuyo fundamento, para decirlo ya, es más que dudoso.

Una vez se quejaba conmigo un dentista diciéndome:

-¿Por qué la gente ya casi no me busca para arreglarse los dientes? Las nuevas generaciones son muy descuidadas. ¡En qué tiempos tan tristes nos han tocado vivir!, etcétera.

Pero no; por lo menos aquí no se trataba de los tiempos: era que este dentista tenía fama de trabajar sin anestesia –para ahorrarse un dinerito-, y la verdad es que sus pacientes lo que menos querían en su consultorio era ponerse a practicar el estoicismo.

El 4 de julio de 1765, Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799)

estaba quitadísimo de la pena leyendo un libro al pie de una ventana cuando de pronto… Pero dejemos que sea él mismo quien nos cuente lo que le pasó aquella vez: «Leía, cuando, de pronto, la mano que sostenía el libro se movió imperceptiblemente y esto hizo que recibiera menos luz. Entonces pensé que una nube espesa debía estar pasando de frente al sol y todo me pareció más oscuro, por más que no había perdido nada de luz». Y concluye el pensador alemán: «Con frecuencia sacamos nuestras conclusiones de esta forma: buscamos en la lejanía causas que muchas veces están junto a nosotros». «¡Oh! –hubiese exclamado otro que no fuera él-. El cielo se está nublando. Acaso llueva toda la tarde. ¡Y maldita la gana que tengo de que llueva esta tarde!». Pero no, el cielo no se nublaba: era el ángulo de su cabeza lo que había variado, produciendo en la página del libro una sombra que en el cielo no existía.

Yo me entretenía recordando estas palabras mientras aquella señora se quejaba de mi amigo. ¿Y por qué había que ir tan lejos -¡nada menos que hasta los traumas infantiles!- para buscar las causas de su amargura, puesto que éstas estaban casi al alcance de la mano? ¡Era el ambiente en el que se movía el que lo sacaba de sus casillas y lo ponía de mal humor! De modo que, una vez aireado ese ambiente, ¡adiós traumas infantiles!

Además, convendría no olvidar la lección que las semillas nos imparten todos los días. ¿Qué lección? Ésta: que no es posible crecer y desarrollarse en cualquier terreno. Una semilla de arroz, por ejemplo, jamás crecerá en el desierto, ni una semilla de mostaza en el frío de la tundra. Cada semilla, para crecer, necesita estar, por decirlo así, en su ambiente.

«Hay que florecer donde Dios nos ha plantado», dice una frase que aceptamos sólo por el hecho de que Dios es un buen sembrador que no se equivoca nunca, aunque por lo demás bien podría ser cursi y hasta falsa. ¡Un grano de trigo, por más que quiera hacerlo, jamás dará nada de sí si es sembrada en los hielos polares!

Y bien, tal es lo que había sucedido con mi amigo: que sencillamente no estaba en su elemento. ¿Y cómo, entonces, iba a crecer y a desarrollarse? «La impaciencia de un hombre –vuelve a decir Alain- tiene a veces por causa el haber estado mucho tiempo de pie; en vez de razonar contra su mal humor, ofrecedle un asiento… No, no digáis nunca que los hombres son malos; no digáis jamás que tienen tal carácter. Buscad el alfiler».

También lee: La seriedad y la risa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

Continuar leyendo

#4 Tiempos

¿Y si un día dicen que ya no hay abortos… porque los escondieron todos? | Columna de Ana G Silva

Publicado hace

el

CORREDOR HUMANITARIO

 

Imaginemos que dentro de unos años, alguien desde el poder diga: “En San Luis Potosí ya ni se practican abortos, ¿para qué mantenerlo legal?” Esa frase, tan simplona como peligrosa, podría ser suficiente para justificar que se dé marcha atrás a un derecho conquistado a pulso. Y lo más grave es que, si revisamos los datos oficiales, el argumento ya estaría servido.

Porque según los Servicios de Salud del Estado, desde que se despenalizó el aborto hasta las 12 semanas de gestación, 132 mujeres han interrumpido su embarazo en San Luis Potosí. Pero —y aquí está la trampa— ninguna lo hizo por decisión propia. De acuerdo con las cifras, las 132 interrupciones fueron por motivos médicos. Cero voluntarias. Cero por libre elección.

Entonces, ¿qué nos están diciendo? ¿Que en todo un estado, con más de dos millones de mujeres, ni una sola decidió interrumpir su embarazo de forma voluntaria? ¿O que los hospitales y las instituciones están borrando esos datos, diluyéndolos entre diagnósticos clínicos para esconder una realidad incómoda?

Hace un año, San Luis Potosí celebraba lo que parecía un triunfo de la razón sobre el prejuicio: la despenalización del aborto. Hoy, ese avance empieza a parecerse a una mentira institucional. Porque si las cifras se maquillan, si la objeción de conciencia se convierte en excusa y si las mujeres siguen siendo rechazadas en hospitales, entonces el derecho a decidir se está convirtiendo en una simulación.

De los 107 puestos médicos en hospitales habilitados para practicar la ILE, uno de cada tres profesionales es objetor de conciencia. En Ciudad Valles, por ejemplo, 10 de 17 médicos y enfermeros se niegan a realizar el procedimiento. ¿Y qué pasa con las mujeres que viven en la Huasteca o en el Altiplano, donde no hay alternativas cercanas? ¿Qué pasa si una mujer llega al hospital de Valles, con doce semanas cumplidas, y le dicen que nadie puede atenderla porque todos son objetores

? Lo que pasa es que su derecho desaparece.

La colectiva ILE San Luis Potosí ha documentado estos casos, las negativas, la opacidad y la simulación. Han sido ellas —y muchas otras colectivas— quienes han tenido que acompañar a mujeres que, en teoría, ya no deberían estar suplicando por un derecho reconocido por la ley.

Y entonces hay que decirlo con claridad: un derecho que no se garantiza, es un derecho abolido en silencio. La resistencia institucional existe, y es tan sutil como efectiva: se disfraza de papeleo, de moral médica, de estadísticas convenientes. Pero su consecuencia es brutal: mujeres obligadas a continuar embarazos que no desean, porque el Estado decide mirar hacia otro lado.

San Luis Potosí tiene una ley que reconoce el derecho a decidir, pero no una estructura que lo haga realidad. Y si las autoridades siguen escondiendo las decisiones de las mujeres tras diagnósticos médicos, no solo están borrando datos: están borrando voces.

A un año de la despenalización, el aborto en San Luis Potosí sigue siendo un privilegio y no una garantía. Y si no se exige transparencia y acceso real, pronto podrían decirnos —con una sonrisa burocrática— que aquí ya nadie aborta. Y entonces, el silencio sería la excusa perfecta para volver atrás.

También lee: ¡Bienvenidos a la fiesta! Ponis cansados, gallos muertos y toros sangrando | Columna de Ana G Silva

Continuar leyendo

#4 Tiempos

No serán de mi equipo | Columna de Carlos López Medrano

Publicado hace

el

Mejor dormir

 

Me agradan las personas que inspiran a escribir, aquellas que en medio de una charla sueltan una frase, un recuerdo o una anécdota que actúa como imán hacia otra memoria, y a partir de ahí dejan abierto el camino para un texto. Personas cuya sola presencia, cierta manera de ser o de estar, levanta un entusiasmo, aviva el carbón del espíritu. Es reconfortante rodearse de ellas y dejar que los encuentros transcurran como quien acumula horas de vuelo hacia destinos dorados.

Desdeño, en cambio, a los seres que traen tizne, que parecen no encajar con la belleza ni con las bondades del mundo. Truchas de ánimo encañado, bermejo, siempre al borde del desagrado. No diré que los abomino —sería exagerado—, ni que los quisiera lejos del continente, pero es evidente que nunca serán de mi equipo. Apenas figuran como personajes circunstanciales en el libreto de mi vida: los que callan cuando el resto entona Las mañanitas en una fiesta con vela encendida, los que permanecen inmóviles cuando uno les desea salud tras un estornudo, los que se mueven al ritmo de la conveniencia. No me cuadran, sencillamente.

Está bien tenerlos ahí, como recordatorio de lo que no hay que ser, e incluso como consuelo en las horas más bajas: uno puede mirarlos y pensar que, al menos, no se ha caído a tales niveles. Hablo de ciertos compinches del declive de la civilización: los locutores de voz impostada, los que confunden el énfasis con la elocuencia y la cursilería con la virtud. Titiriteros de esferas huecas, flautistas que conducen hacia la nada. Peor aún es toparlos fuera del micrófono, cuando usan las mismas inflexiones engolosinadas para pedir un kilo de arroz o contar que les duele una muela. Habría que estudiar la salud mental de quienes se dejan seducir por semejantes fachas.

Tampoco me fío de los que cruzan la calle con demasiada frivolidad, convencidos de que todo el tránsito debe detenerse por ellos. Se habla mucho —y con razón— de los malos automovilistas, sobre todo de esos que, viendo a un peatón cohibido, aceleran en vez de ceder el paso. Pero habría que alzar la voz también contra los malos caminantes, esos que avanzan sin cortesía, inconscientes de que estorban, y que parecen no percatarse de la lentitud que imponen a los demás.

La vida en sociedad implica coexistir con lo ingrato. Nosotros mismos, sin darnos cuenta, ocupamos esa posición para otros que cargan distintos marcos ideológicos o estéticos. Y, aun así, todo tiene límites. Los padres que dejan corretear a sus hijos en un restaurante sin reparar en el estruendo, o los que abren un producto en el supermercado antes de pagarlo y entregan a la cajera unas papas fritas a medio comer o un yogur ya vacío con el que se manchan los dedos… son gente que no entiende la cortesía y, por tanto, tampoco serán de mi equipo.

La desesperación es un punto de encuentro entre todos ellos, canalizada siempre del peor modo: sin preocuparse por los demás. Una de sus formas más puras es la de quienes tocan el timbre de una casa con violencia, como si el mundo les debiera atención inmediata. La mala educación se revela en esos detalles, igual que en la exhibición impudicia de los hombres que deambulan en camiseta sin mangas, como si sus bíceps y sobacos no fueran un espectáculo por los que uno quisiera echarlos directo a un trapiche. La proliferación de sujetos que salen en pijama a las calles es otro síntoma de esta deriva: una época que ha renunciado a la decencia, y a la que no pido mucho, salvo que se acerque unos centímetros al pudor.

Contacto

Correo: [email protected]

Twitter: @Bigmaud

También lee: Lo que viene siendo el amor | Columna de Carlos López Medrano

Continuar leyendo

Opinión

Pautas y Redes de México S.A. de C.V.
Miguel de Cervantes Saavedra 140
Col. Polanco CP 78220
San Luis Potosí, S.L.P.
Teléfono 444 2440971

EL EQUIPO:

Director General
Jorge Francisco Saldaña Hernández

Director Administrativo
Luis Antonio Martínez Rivera

Directora Editorial
Ana G. Silva

Periodistas
Bernardo Vera

Sergio Aurelio Diaz Reyna

Diseño
Karlo Sayd Sauceda Ahumada

Productor
Fermin Saldaña Ocampo

 

 

 

Copyright ©, La Orquesta de Comunicaciones S.A. de C.V. Todos los Derechos Reservados