noviembre 22, 2024

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#Si Sostenido

Ríos Piter: “No soy la llave del PRI para frenar a López Obrador”

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“El problema de Andrés Manuel es que el país ha cambiado y él sigue siendo el mismo”

Por: Luis Moreno Flores

La victoria de Alfredo del Mazo (PRI) en el Estado de México parecía impensada al inicio de su compaña, pues el primo del presidente Enrique Peña Nieto tuvo que cargar con años de administraciones impresentables. Su triunfo ha sido objeto de análisis de periodistas, politólogos, opinadores y políticos. Mucho identifican la llave en la presencia del candidato del PRD, Juan Manuel Zepeda, cuyo crecimiento en aceptación entre la población, intención de voto y finalmente votos, se disparó en las semanas previas a los comicios. Una de las versión de lo ocurrido dice que todo estuvo orquestado desde las élites económicas: inyectar recursos al candidato más parecido a Delfina Gómez (Morena); colocar a un candidato condenado a la derrota por parte del PAN (Josefina Vázquez Mota), para que al momento de entrar en la casilla un pequeño porcentaje de personas se inclinara por el PRI; abrir la posibilidad para que Del Mazo ganara. En resumen: pulverizar la elección.

El modelo parece redituable, por lo que hay quien apuesta a que se replicará a escala nacional con Rafael Moreno Valle o Ricardo Anaya en el papel de Josefina; cualquiera de la media docena de apuntados por el PRI como Alfredo del Mazo; Andrés Manuel López Obrador por Delfina Gómez y finalmente como centro de gravedad de la operación: Armando Ríos Piter, en el lugar de Juan Manuel Zepeda.

Armando Ríos Piter y yo nos refugiamos en un pequeño auditorio que en ese instante servía como el camerino de un salón aún más pequeño en el que dio una conferencia de prensa para medios locales, los espacios más tarde invirtieron sus funciones: el camerino se convirtió en foro y viceversa, para un encuentro con empresarios.

Nos instalamos en unas sillas demasiado incómodas para la posición que adoptamos, pero era muy tarde para arrepentirnos, en mi caso me revolví varias veces para reacomodarme. Ríos Piter se mantuvo estoico durante los veinte minutos que conversamos, supongo que cuando uno está a las puertas de ser el primer candidato independiente a la presidencia de México, el porte está antes que la ergonomía.

Después de un par de cuestionamientos menos trascendentes y ante la amenaza de que el tiempo terminara, escupí la pregunta relacionada con la teoría de operación contra López Obrador, la que deseaba hacer desde el principio y postergué por una cortesía innecesaria, pues el senador Ríos Piter está curtido: «soy de Guerrero, estoy acostumbrado a los chingazos».

 

La Orquesta: ¿Armando Ríos Piter es la apuesta del PRI para frenar a López Obrador?

ARP: Por supuesto que no. Si alguien ha enfrentado al PRI como legislador he sido yo, especialmente en el tema de la Casa Blanca. De ninguna manera soy eso. Lo que tengo identificado, como actor público, es que ni el PRI, ni el PAN, ni el PRD, ni Morena representan una alternativa real para México: apoyé en el 2006 y 2012 a Andrés Manuel y ahora habiendo tenido la oportunidad de arrinconarme en Morena, después de renunciar al PRD, decidí que no lo haría por una sencilla razón: no es un proyecto que signifique una visión de futuro para México, como tampoco lo son el resto de los partidos.

 

LO: ¿Qué diferencias hay entre las versiones 2006 y 2012 de Andrés Manuel que apoyó con relación al modelo 2017 del candidato de Morena?

ARP: La versión diferente es la del país. Estamos en una condición radicalmente distinta, el país ha cambiado de manera enorme y está en un momento crítico, pero Andrés Manuel es exactamente el mismo, no ha cambiado y ese es precisamente el problema: no ha tenido la capacidad de actualizarse en un país que de manera vertiginosa se ha modificado por su espiral de violencia y también por la forma positiva en que la sociedad está articulada de manera horizontal y local, que es una de la únicas rutas de solución que tiene la política. Mientras que Andrés Manuel tiene una visión más vertical para entender las soluciones de México, que se quedó en el pasado y hoy lo que necesitamos es apostarle al futuro, a una visión localista, independiente y horizontal.

Cuando renuncié al PRD, por haber sido militante de la izquierda, tal vez muchos hubieran pensando que me iba a Morena. La verdad es que renuncié porque es un sistema que está intoxicado de dinero, los partidos se han vuelto adictos a él y como adictos que son hay que mandarlos a rehabilitación.

 

LO: ¿Se puede estar fuera del partidismo dentro en un sistema electoral, de nación, de vida, que igual está corrompido?

ARP: Hoy tenemos una ruta que la Constitución nos da. Las candidaturas independientes son una oportunidad de competencia electoral. La reforma del 2014 las consolidó y esa es la ruta por la cual aspiro a contender por la presidencia de la República. Entiendo que el sistema es algo mucho mayor y complejo, que a la vez está carcomido por la forma en que los partidos están haciendo política. Hoy la ruta independiente lo que nos ofrece es una alternativa para cambiar el sistema.

LO: El tema de la corrupción es tan importante que todas las campañas parece que se van a centrar en él, pero ¿cuál es tu postura en asuntos como matrimonio igualitario y legalización de drogas?

ARP: En cuanto a matrimonios igualitarios estoy a favor, he apoyado esas propuestas, así las he votado cuando me ha tocado.

Sobre legalización de drogas estoy convencido que es la única ruta que tenemos para salirnos de esta espiral de violencia que ha corroído con muchos recursos la vida institucional del país, tengo iniciativas presentadas de legalización para uso medicinal de la amapola o en la parte de uso lúdico de la marihuana, tengo incluso una solicitud de amparo en la Suprema Corte de Justicia para poder tener acceso al uso recreativo de la misma en mi carácter de ciudadano, aunque nunca he fumado un cigarro ni siquiera de tabaco. Hay senadores que no quieren entrar a ese debate, pero estoy obligado y convencido de que esa discusión hay que darla. La política de drogas no funciona, tenemos que cambiarla si queremos acabar con la violencia.

-o-

La Ola Independiente u Ola 365 es el movimiento que encabeza Armando Ríos. Este pretende presentar a 300 candidatos a diputados federales, 64 a senadores y uno a presidente.

LO: ¿Cuál es la diferencia entre tener 365 candidatos independientes a tener un  partido político?

ARP: Primero, que todos son independientes. Un partido político lo que tiene es una condición de homogeneizar a cada uno de sus candidatos.

LO: ¿Juntar a los independientes en un solo movimiento no los vuelve homogéneos?

ARP: No, porque lo que estamos buscando es articular fenómenos y procesos que están instalados. Ayer en mi visita a Tijuana encontramos que lo que hay es un movimiento independiente que ya ha competido, que ya buscó la candidatura en Tijuana, también de Ensenada, son personas que quieren volver a competir y esa articulación les da una lógica de mucho mayor potencia respecto a cómo deben presentarse antes los ciudadanos y ciudadanas que ven una alternativa para competir contra los partidos políticos.

No será lo mismo la propuesta que tengan en Tijuana a la que encontremos en Quintana Roo, pero por lo menos el establecer en la imagen visual que los independientes no son algo fragmentado, sino un gran movimiento social y ciudadano, le da potencia y creo que eso lo hace loable.

 

LO: Ser independiente no te vuelve la mejor persona, ¿cómo planea protegerse para no vincularse con candidatos que incluso podrían estar coludidos en hechos ilícitos?

ARP: Ese es uno de los principales riesgos que se tiene; estamos claros de que primero hay que ubicar a los candidatos y candidatas independientes. Segundo, utilizaremos las herramientas que la tecnología nos da para preguntarle a la sociedad qué opina de cada personaje; la sociedad sabe quiénes son las personas. Nos vamos a apoyar mucho en esto para identificar quién puede ser un candidato independiente con quien nos podamos sentar y con quién, aunque sea un independiente, no habremos de sentarnos.

Precisamente por esto no es como un partido político: el registro no se lo da la Ola, lo tienen que conseguir el candidato independiente por sí mismo, tiene que conseguir las firmas, organizar a la gente.

 

LO: Si a punto de llegar al día de la votación se ve en una desventaja insalvable contra el resto de los candidatos, ¿va a declinar a favor de alguno?

ARP: No, estoy convencido que llegar hasta el final de la etapa en la boleta es un primer ejercicio de músculo ciudadano, cuyo resultado será un gran legado de articulación: un millón de votos, tres millones de votos, diez millones de votos, quince millones de votos, como estoy convencido que vamos a ganar pues van a ser muchos más que esos, es una primera oportunidad de que esa articulación local, horizontal y con una visión independiente pueda ocurrir como un fenómeno a nivel nacional. Este será un primer objetivo, garantizar que tengamos un gran articulación de sociedad, si eso nos permite ganar, pues habrá que dejarla instalada para cogobernar con ella, para coordinar acciones, para estar informando, para estar diagnosticando.

Si no se logra el triunfo electoral, por sí misma esta articulación será un triunfo y será un legado, porque tener planteamientos como acceso a la justicia, garantizar un estado de derecho, garantizar el acceso a la riqueza, es decir que haya educación, salud con presupuesto suficiente, que haya armonía, poder ponernos en los zapatos de los otros que esa es la visión de la política pública, esos tres elementos que son justicia, riqueza y armonía que son los que nosotros estamos planteando, dejarlos organizados en la sociedad será un primer momento histórico en el cual aprovechemos el pretexto de la elección para dejar a la gente organizada e instalada en un ejercicio ciudadano que jamás hemos tenido en la historia del país.

 

LO: ¿De dónde viene el financiamiento de la campaña?

ARP: Ahora se está financiando con un crédito que me dio mi suegra, un préstamo personal. No hay como tal una campaña, lo que hoy gasto son tres vuelos de avión que es el mío y el de mis dos asistentes, no viajo con una gran parafernalia.

Cuando empecemos de manera formal como marca la ley, cada peso con el que nos apoye un ciudadano, un empresario, una organización de la sociedad, estará claramente registrado en nuestra asociación civil y tendremos que identificar este peso es el que entra y este es el que sale. Hay que hacer campaña no solo con pocos recursos frente a los miles de millones que están gastando los partidos, sino también transparentes. A los partidos les vamos a ganar en dos cosas: una, les vamos a ganar porque nuestras campañas van a inspirar de mejor manera y además vamos a ser transparentes.

 

LO: El jaguar es un depredador en la selva, ¿dónde lo es Armando Ríos Piter?

ARP: El jaguar es un animal bello, astuto y además icónico de cultura mexicana. A mí lo que me gusta en la política es conciliar, ser astuto, tal vez de los únicos que sería depredador sería de esta bola de pillos corruptos que están instalados en todos los partidos y están quitándole el dinero a la gente.

 

LO: Tendría que conciliar con ellos.

ARP: No con todos, no puedes conciliar con los pillos. Hay que conciliar y hacer política, pero ahí donde hay alguien que le está robando a la gente me parece que hay que pintar una raya muy clara y entender que seguir haciendo política con esos actores es involucrarte y convertirte en más de lo mismo, eso le pasó a los partidos políticos, eso es lo que rechacé cuando no quise ser candidato al estado de Guerrero y esa es mi apuesta.

#4 Tiempos

Votar entre la razón y la emoción | Columna de León García Lam

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Eso me dijo mi papá:

-Mira Leontino, que lo que guardas en la cabeza no sea lo mismo que guardas en el corazón.

Como muchas cosas que me dijo, no le puse suficiente atención, pero ahora ese mensaje ha logrado escarbar entre todos los recuerdos y salir a flote otra vez.

Interesante: la frase de mi papá tiene razón, pero también tiene emoción. Hace uso de dos recursos -muy humanos- a la vez y los junta y los enreda torciéndolos, pero nunca dejan de ser razón por un lado y emoción por el otro. La frase significa además que la razón tiene su lugar en el cuerpo, sus formas, sus métodos y la emoción los suyos propios. Esto viene muy a cuento con la época de elecciones en la que nos encontramos.

Como una especie de vicio raro, leo con pulsión desmedida todas las columnas de opinión que mi escaso tiempo me permite. Leí, por ejemplo, la columna de mi amigo Octavio Mendoza (Astrolabio) que trata acerca de las complejas motivaciones del votante: a la mera hora, ahí escondido detrás de una cortina de plástico, el elector tacha la opción que durante meses dijo que no iba a elegir. Si un votante hace eso, no pasa nada, es como una gota de agua rebelde que lucha contra las olas del mar. La cosa se pone buena, cuando esto mismo no lo hace uno sino 5 millones de votantes. Entonces, las alarmas se encienden, los encuestadores se arrancan los pelos y se desatan los programas de opinión, que a mí me encantan, tratando de explicar lo que antes parecía imposible.

Sí, efectivamente, las masas actúan caprichosamente. No razonan. Solo actúan motivadas por sentimientos básicos como el odio, el miedo, el rencor, la venganza o el gusto. Eso motivó a millones de personas a votar hace seis años y sentimientos similares moverán a millones de personas a votar este domingo.

Por otro lado, si lo pensamos bien (lo razonamos) ¿de qué sirve ir a votar? Alguien va a ganar de todos modos y quien gane no hará que el mundo, el país, el Estado, el municipio cambien. Todos sabemos que las campañas se hacen de puras promesas que ni siquiera se piensan cumplir. Como un signo más del apocalipsis, la calidad de los candidatos de todos los partidos empeora cada elección y se nos presentan cada vez más incultos, cínicos y simplones y si seguimos pensando así, no solo se nos quitarán las ganas de votar sino de vivir.

Ambas situaciones que he presentado aquí: votar motivado por el rencor y no salir a votar porque “no sirve para nada”, significan hacer de tripas corazón, o sea poner la pasión en la cabeza y la razón en el corazón y así todo se descompone.

Para que la democracia funcione se requiere que la motivación de votar sea algo que está por encima de nuestros intereses personales: nuestros hijos, nuestra comunidad, nuestro entorno. Salir a votar no puede ser un asunto de la razón, menos aún de las razones personales, sino de la pasión ciudadana, del amor por la patria, por la matria, por la familia. El resultado aquí no es lo que importa, sino nuestra obligación a participar.

¿Por quién votamos? Aquí debe entrar la razón desapasionada. Votar por rencor o votar por conveniencia personal no sirve para elegir al mejor gobernante. Lo que se requiere, en ese momento justo de estar a solas con nuestra boleta y el crayón en la mano es razonar fría y calculadoramente el sentido de nuestro voto.

Es el corazón quien levanta del sillón al elector, lo saca de la comodidad de su casa y lo lleva a la casilla. Ya estando en la mampara, la razón toma la mano del votante y lo hace elegir si no la mejor, la menos mala de las opciones que tenemos. Después de que le marcan el dedo con la famosísima tinta indeleble (por cierto, invento mexicano) queda en el votante, una extraña satisfacción de haber cumplido de la mejor manera posible.

Yo creo que vamos bien, si tomamos en cuenta que la democracia se tarda unos 400 años en dar resultados.

Querida culta lectora de La Orquesta, que tenga felices votaciones este domingo

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#4 Tiempos

¿Existe la ciencia neoliberal? | Columna de León García Lam

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VOLUTA

 

Una polarización creciente se ha cernido sobre el mundo y ha generado una guerra de trincheras por todas partes, que si la derecha, que si los conservadores, que si los musulmanes, que si metemos a la cárcel a los que le caen gordos a la tía Tatis, etcétera. Las multitudes se abalanzan a opinar. Usted no, por supuesto, estimada y culta lectora de La Orquesta. Usted y yo no caemos en esa trampa de la opinión sin ton ni son que nos polariza. Sin embargo, quisiera ofrecerle el humilde punto de vista de un antropólogo acerca de la polémica sobre ciencia e ideología. El nuevo CONACYT con H (CONAHCYT) ha acusado a sus antecesores de practicar una ciencia neoliberal y muchos científicos afirman que tal cosa no puede existir, pues la ciencia no tiene ideología.

Una de las grandes fortalezas de la ciencia —virtud que nunca se le ha visto a un diputado— es que es capaz de reconocer sus errores. La ciencia constantemente se inmola a sí misma sobre sus antecedentes. Es capaz de decirse y desdecirse. Esta virtud se basa en un principio de objetividad. La ciencia es capaz de desapasionarse. Es decir, puede reconocer un resultado, aunque este no sea el esperado o resulte adverso a las emociones, afectos o creencias de sus investigadores. Aquí se puede recordar al gran Lineo, quien empeñado en demostrar que en la naturaleza había un orden establecido por Dios, diseñó una clasificación de plantas que terminó por sentar las bases de la teoría evolutiva.

Por eso, la ciencia es capaz de observar objetivamente toda clase de fenómenos y por eso se dice con toda razón que los intereses científicos son ajenos a cualquier ideología.

Sin embargo, la ciencia no solo observa objetivamente átomos, moléculas, células, planetas o microbios. También observa seres humanos, lo cual significa dejar de lado el microscopio y usar el espejo para vernos a nosotros mismos. Las ciencias sociales observan no solo a otros seres humanos, sino a seres humanos que observan a otros seres humanos y esto genera una reflexión muy compleja.

Los colegas físicos, químicos o astrónomos están acostumbrados a una observación directa de los fenómenos que estudian. Los científicos sociales estamos habituados a considerarnos a nosotros mismos en la observación. Esto produce dos visiones científicas de la misma ciencia. Una que supone a la ciencia como una tarea objetiva, neutra y desinteresada y otra que cobra conciencia de cómo los intereses humanos guían a la investigación científica. Entonces para responder a la pregunta ¿existe la ciencia neoliberal? La respuesta llana es sí, sí existe. Hay intereses neoliberales fortaleciendo intencionalmente a ciertos temas científicos. Aun más: hay científicos con intenciones neoliberales practicando ciencia objetiva. Disculpe culta lectora de La Orquesta que dejé abandonado el tema de qué significa ser neoliberal para otra Voluta.

A pesar de la eficacia del método científico y su asombrosa capacidad para dar nos conocimientos objetivos, hay suficiente evidencia de que las ideologías de los estados nacionales, las religiones y los intereses económicos juegan un papel fundamental en la llamada ciencia de frontera

. La película de Oppenheimer visualiza cómo es que los políticos (y las situaciones históricas por las que atraviesan) manipulan y controlan los avances científicos. Se puede afirmar que el interés científico por la física cuántica no proviene de un interés neutral, sino absolutamente político. No puede existir tal interés inocente o neutro por la ciencia, pues los intereses científicos son dirigidos por intenciones económicas y militares. Una vez reconocida la injerencia de otros aspectos no científicos en la ciencia, habrá que decir que no sólo se trata de acusar al capitalismo o al neoliberalismo como manipuladores del interés científico, sino que también el comunismo, el BRICS y el alter mundo dirige a sus científicos con los mismos intereses económicos y militares.

Las universidades, los centros de investigación, los laboratorios y hasta las bibliotecas responden a los intereses ideológicos de los estados. Abundan los ejemplos: la relación entre las agencias espaciales y los consejos de seguridad, los avances biomédicos, la inteligencia artificial, etcétera.

En otras palabras, la trinchera de discusión que en México se ha abierto intenta responder la pregunta, la ciencia mexicana ¿a quién debe responder? ¿A la sociedad? ¿Al Estado? ¿A sí misma? Si es el Estado quién financia las becas y las estancias de investigación ¿no debe ser entonces quien regule y quien determine los intereses a investigar? Si la ciencia es útil, ¿no debiera dirigirse sus investigaciones al servicio de la sociedad? Pero ¿en verdad la ciencia debe ser útil o debe promoverse la libertad de investigación con independencia de su utilidad? No lo sé.

Por un lado, está la ingenuidad, creer o querer creer que es posible una ciencia desinteresada y desvinculada de los intereses nacionales o globales; por otro, está el terrible pragmatismo que pone a la ciencia como una sirviente del Estado y peor, la constricción a todo espíritu creativo que desee investigar algo y que no responda a los parámetros de la caprichosa sociedad que la mantiene.

En mi opinión, de antropólogo, pero que no necesariamente coincide con mis colegas de profesión y formando parte del fenómeno del que me quejaba al principio, montando el caballo loco de la opinomanía, pienso que la solución es que nuestro sistema mexicano de investigación científica debiera ser lo suficientemente abierto para que coexistamos tanto aquellos investigadores que colaboran entusiastamente en los intereses que atañen al estado mexicano (y que logren por fin la vacuna Patria y los respiradores Écahtl), pero también aquellos que trabajan para intereses corporativos o empresariales y quienes hacemos ciencia artesanal (la cual explicaré en otra ocasión).

Estoy convencido de que, en la tolerancia a la diversidad de posturas y en que, en nuestro país TODAS tengan una posible expresión y posibilidad pública, está la clave ¿y usted qué opina?

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#4 Tiempos

Xantolo 2023, viejos dilemas a nuevas tradiciones | Columna de León García Lam

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VOLUTA

 

Hace un año me llamaron para una entrevista por MG Radio. Jesús Aguilar me preguntó acerca de la importancia cultural del Xantolo, sin embargo sus preguntas poco me permitieron responder lo que con sinceridad pienso. Por ello, un año más tarde, escribo esta columna, para preguntarme y responderme lo que considero que debe ser preguntado y respondido acerca del famoso Xantolo.

 

Pregunta número 1: ¿Qué es el Xantolo y por qué se le considera tradición de San Luis Potosí?

No existe una tradición de día de muertos que se llame Xantolo, al parecer el término proviene del latín sanctorum (Sancta Sanctorum) y el término refiere a los objetos más sagrados de los templos judíos, vaya a usted a saber qué enredos ocurrieron para que se confundiera al sanctorum con xantolo. Lo que sí, es que en las cabeceras municipales (que no son indígenas) se impuso este nombre para llamarle al festival que organiza el municipio cada año: concurso de altar de muertos, concurso de comparsas, etcétera. Puedo asegurar, estimada y culta lectora de La Orquesta, que la fiesta de las cabeceras municipales, poco tiene de semejanza con lo que ocurre en las comunidades indígenas.

 

Pregunta número 2 ¿Entonces el Xantolo es una falsa tradición? ¿Cómo podemos conocer la verdadera tradición del día de muertos?

Tampoco existen las tradiciones falsas, sino más bien existen las tradiciones inventadas. Es muy común que todo aquello que se presenta como “tradicional” sirve como discurso para legitimar al poder en turno. Los gobiernos parten de crear mitos fundacionales tales como “respetar las raíces” o “preservar las tradiciones” y de ahí a la creación de rituales públicos, como desfiles, procesiones, actos solemnes, etcétera. Todos esas festividades son rituales sin religión, generalmente huecas y vacías, pero efectivas. ¿No le parece raro que esos mismos jóvenes que rechazan todo legado cultural estén encantados en celebrar -según ellos- la tradición del xantolo?

 

Pregunta número 3: ¿Cómo se vive el día de muertos en las comunidades indígenas?

Primero, se vive en comunidad. Segundo, la idea principal es compartir con los difuntos tamales, dulces, chocolate o atole. Las comparsas representan a los ancestros que vienen del otro mundo y llegan a la comunidad.

 

Ahora, le comparto la carta de una ciudadana que me escribió lo siguiente:

Estimado antrop. León García Lam

Quiero contarle lo que ocurre en mi colonia y saber qué opina usted: Mi vecina de junto pone un altar a la Santa Muerte y el día 2 de noviembre saca al esqueleto para organizarle mitote y jolgorio; lo mismo hace con San Juditas, baile con caguamas, mujeres borrachas y pleito. Yo pienso que todo esto está muy mal, porque esta señora confunde la devoción católica con algo parecido a la brujería o el satanismo. 

Yo pongo altar de muertos, tradicional, como se ponía en el rancho de mi abuelita. En una mesa pongo los retratos de los que ya se fueron, con velas, agua y ofrendas para que los difuntos coman y beban, pues tienen sed. Esa es mi creencia católica y pienso que es la que está bien porque es la más tradicional.

El problema es que frente a los domicilios de nosotras, vive una señora, muy seria y recatada que es hermana protestante y dice de nosotras dos, que adoramos al diablo y a la muerte. Yo por más que le explico que lo que yo hago es muy diferente de lo que mi vecina de al lado hace, ella dice que somos igualmente adoradoras de satanás.

¿Usted qué opina Antrop. Lam? ¿Cuál es la verdadera tradición?

 

Mi respuesta es que, de ahora en adelante, hay que llamarle a todo esto “Xantolo”.

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