mayo 6, 2024

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#4 Tiempos

Opinión pública | Columna de Juan Jesús Priego

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Supongamos, aunque sólo sea por un momento, que en la calle donde usted vive tuvo lugar, ayer por la noche, un sangriento homicidio (cosa que, por lo demás, tal y como están las cosas en México no sería nada extraño).

Ahora bien, resulta que el único que vio al asesino sacar el arma de entre sus ropas, oprimir el gatillo tres veces consecutivas y echar a correr por un callejón oscuro, fue un joven llamado P. Nadie fuera de él vio ni oyó nada.

En el momento de hacer las declaraciones correspondientes ante la policía, el muchacho aseguró que el asesino era un ropavejero que pasaba todos los días por ahí solicitando cacharros inservibles y que en esto no podía equivocarse, ya que su rostro era inconfundible. Ahora bien, si cien mil personas aseguraran, contra el testimonio del joven, que el asesino no fue el ropavejero, sino una persona que responde al nombre de M, ¿a quién daría usted la razón en caso de ser el juez?

He aquí un ejemplo de cómo la verdad no es nunca democrática ni tampoco la suma de unas vagas opiniones desinformadas. Así sean cien mil o un millón los que vociferen, si nada saben, no podrán nunca tener razón contra este muchacho solitario que lo único que deseaba era llegar a su casa para tomarse un café y quitarse los zapatos.

Uno de los más graves errores de nuestra época no es solamente haber sustituido la verdad por las opiniones y la metafísica por los sondeos, sino en hacer que estas opiniones (que a menudo no son más que vaporosos impulsos de la emoción) gobiernen el mundo y sus vastas inmediaciones.

En los talk show, esos programas de los que ningún canal de televisión parece poder prescindir hoy, todos se sienten en el deber de opinar, de decir, de inducir. «¿Qué opina usted?» es la versión moderna de aquella otra pregunta que tanto angustió a un procurador romano el Viernes de Pasión: «Quid est veritas?»: «¿Qué es la verdad?».

Le preguntaron una vez a un ciudadano de a pie en uno de esos programas de bromas y cámaras escondidas que tanto abundan en la actualidad:

-«Perdone, ¿ya se hizo usted el papanicolau?».

El señor se quedó pensativo como tratando de recordar algo; por último, respondió:

-«No, todavía no me lo hago, ciertamente, pero si no me lo hago esta semana, me lo haré la que viene».

No sabía el pobre ni lo que se le estaban preguntando; así y todo, consideró que era un deber casi cívico no quedarse callado.

En cierta ocasión, John Steinbeck (1902-1968), el famoso escritor, premiado con el Nobel de literatura en 1962, decidió recorrer Norteamérica en compañía de su perro por el puro gusto de conocer su país. Pues bien, en un punto del trayecto un granjero le hizo esta pregunta embarazosa: «¿De qué vale una opinión si uno no sabe?». Este hombre, con toda su simplicidad, había hecho la pregunta de los sesenta y cuatro mil.

Una tarde, buscando algo que ver, caí en un canal televisivo que transmitía un debate acerca del sida y sus prevenciones. Cuando llegaron al momento de referirse a la transmisión sexual, el conductor del programa hizo a los invitados la siguiente pregunta:

-«En resumen, ¿qué es lo que hay que hacer, señores y señoras, para no contagiarse?».

Uno de los invitados, que era médico, se atrevió a responder diciendo que el método más eficaz seguía siendo hasta ahora la abstención de relaciones sexuales fuera del matrimonio, pues hasta el uso del condón, con mucha frecuencia, resultaba peligroso. No lo hubiera dicho. Abucheo general por parte de los espectadores. Unos lo tacharon de inhumano, otros de retrógrado, otros le preguntaron si no sería por casualidad el sacristán de su parroquia. Una señora del público se levantó indignada para decir que a ese tipo de personas no había que invitarlas a debates tan serios. Todos contra uno. Uno que, sin embargo, había respondido siguiendo los dictados de su experiencia profesional.

Cuenta Pitigrilli (1893-1975) en su Dizionario antiballistico cómo llegó a la conclusión de que no había que dar demasiado crédito a esas opiniones que los demás sueltan casi siempre al desgaire:

«Para liberarme de las opiniones ajenas –escribió- hice una vez el siguiente experimento: salí a la calle y pedí a gentes de distinta clase social que me indicaran dónde quedaba la Vía Ortelius. Un hombre me dijo: “Es la segunda a la derecha”. Otro más: “Es la tercera a la izquierda”. Un estudiante: “Es la cuarta perpendicular a ésta”. Un cargador: “Siga adelante y se topará con ella”. Un señor me dijo que se encontraba en la parte opuesta de la ciudad y hasta se ofreció a ir conmigo a buscarla. Me dijo otro, consultando la guía de la ciudad: “Esa calle no existe”. De los diez que me contestaron en tono de absoluta seguridad, nueve se equivocaron y el décimo debió ser un forastero. Entonces me dije: “Si sobre un dato de hecho en el que no cabe relatividad de juicio las opiniones son tan equívocas, ¿qué valor debo conceder a sus juicios, a sus pareceres, a sus apreciaciones? Cuando estoy a punto de dejarme influir por las opiniones de alguien, me digo a mí mismo: “¡Cuidado, acuérdate de la Vía Ortelius!”».

Desde que leí esta anécdota, cada vez que veo a hombres que vociferan y echan espumarajos por la boca diciendo esto y lo otro, también yo hago todo lo posible por no olvidarme de la Vía Ortelius. (Vía que, en mi estancia en Roma, nunca jamás recorrí porque no pude dar con ella. ¡Nadie sabía dónde estaba!).

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#4 Tiempos

El peor torneo de la historia | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Los torneos cortos en el futbol mexicano han traído cambios interesantes en la estadística, desde un sin fin de campeones, tres bicampeonatos (Pumas, León y Atlas) así como muchos títulos de goleo.

Pero la cosa no termina ahí, vale la pena voltear al fondo de la tabla para revisar los peores equipos en los torneos cortos.

El peor equipo de cada torneo, lo tendremos que buscar en la parte baja de la tabla, y aún así, nos tenemos que ir con equipos que sumaron cuando mucho 10 puntos al finalizar el certamen. Por ejemplo Tijuana que en el Clausura 2020, terminó con 9 puntos, pero recordemos que en ese torneo, no se completaron las fechas por la pandemia.

El primer equipo en tener esa marca fue Veracruz, que en el Invierno 96 termina el campeonato con solo 9 puntos. Posteriormente, en el Invierno 98, dos equipos compartieron el último lugar, Toros Neza y Puebla, cerraron la competencia con tan solo 8 unidades.

Del lado de los de casa, San Luis firmó su peor torneo corto en el Apertura 2022, cuando solo pudo hacer 9 puntos después de cumplirse las fechas.

Querétaro ha finalizado dos veces como el peor equipo del torneo, el Apertura 2003 y el Apertura 2012, logró solo 7 puntos.

El ya mencionado Puebla ostenta dos récords en este rubro, el primero es el de haber terminado también dos torneos como último, el Invierno 98 con 8 puntos y el presente Clausura 2024 con solo 5, mismos que le dan el galardón del peor equipo de la historia de los torneos cortos.

Por su parte, el Veracruz, es el equipo que más veces ha quedado en último lugar, con tres ocasiones, en el Invierno 96 cerró con 10 unidades, el Apertura 2019 sumó solo 8 puntos y el Clausura 2019 el equipo del puerto había logrado 6 puntos en la cancha, pero le fueron retirados en la mesa sancionados por FIFA, con lo que a pesar de tener 6 unidades, cerraron el torneo con 0 y desafiliación.

En fin, mucho podemos hablar de la calidad del torneo mexicano, podríamos llamarlo competitividad o torneo mediocre, pero lo que no nos debe quedar duda es que en este Clausura 2024, Puebla firmó el peor torneo corto de la historia del futbol mexicano.

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#4 Tiempos

Calzone, hamburguesas y taquito… ¡Ufff! | Columna de Luis Miguel Dorador

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Un fin de semana sin celular

Este fin de semana pasaron muchas cosas… 

Lo primerito fue que luego de muchas dudas sobre el continuar los estudios de preparatoria o dirigirse completamente a la educación basada en el arte de la danza, logramos un acuerdo mi Ratita bailaora y yo. Continuar la prepa y continuar con la danza pero ahora en una oportunidad de participar en la revista musical de su escuela y eso, aunque parece sencillo es algo que me alegra mucho el corazón porque las generaciones que nos siguen deben tomar sus decisiones y nosotros como padres apoyarlos en todo lo que nos sea posible, a sabiendas de que el propósito más grande de cualquier papá o mamá es formar a los hij@s para que alcancen su libertad cuando sean mayores de edad, dándoles las herramientas necesarias para lograr sus objetivos sin hacer a un lado el fin más importante que es encontrar la felicidad.

Lo logramos Ratita, ¡felicidades!

Todo este tema lo platicamos en una agradable terraza que tiene la Bella Italia en la segunda planta de este delicioso lugar donde compartimos un carpaccio de res para cerrar la noche con un calzone al horno de leña que disfrutamos de momento a momento sin perder el hilo de la conversación.

El viernes, aprovechando que no hubo clases por ser el último del mes de abril, mi soldadito de oro y yo nos organizamos para ver una saga muy interesante y entretenida que es “Maze Runner” y logramos completar la trilogía además de disfrutar entre una y otra de unas hamburguesas de Carl´s Junior que sin duda son de las mejores en el mundo de las hamburguesas de franquicia de comida rápida.

¡Gracias Chompir!

El sábado ya tenía agendada una reunión con amig@s por el cumpleaños de uno de los más destacados creadores de contenidos de redes digitales del grupo y nos juntamos para cantar, comer (el guacamole quedó espectacular) y disfrutar de un sábado con un clima excepcionalmente agradable al grado que nos dimos la oportunidad de darnos un chapuzón a la luz de la luna que especialmente ese día estaba hermosísima.

¡Gracias TB Group!

¿Dos arriba, dos abajo o de plano, una arriba y una abajo?

Los domingos son fabulosamente atractivos para mi porque el hecho de cocinar paella siempre me provoca felicidad, no solo por el hecho de poder llevar a la boca de alguien algo preparado por mis manos, sino porque conforme pasa el tiempo son más y más personas que están conociendo mi receta y sus comentarios de satisfacción son una de las mejores recompensas que un cocinero puede recibir, además del gusto de entregar pedidos a amigos de toda la vida que en auto propio, por su propio pie o hasta en uber llegan a recoger sus órdenes para disfrutar en casa con familia.

¡Gracias a Tod@s porque tod@s lo hacemos posible #SoyPaella!

Un domingo se hace más agradable cuando en lugar de “debate” dedicas tu tiempo a disfrutar de la caída del sol… ese momento en que las horas bajan y se oculta el sol para dar paso a la luna en estas noches cálidas. Entonces te ataca el hambre y que mejor lugar para echar taquito que La Fragua en donde no importa de qué pidas tus tacos; pastor, costilla o bistec español, siempre que lo acompañes de una michelada tendrás oportunidad de platicar sobre tantos temas y disfrutar de la compañía que hace de un domingo normal un día extraordinario.

Al llegar a casa no podía quedarme con la curiosidad y empecé a ver el dichoso segundo debate de l@s candidat@s presidenciales y no hubo mejor arrullo para conciliar el sueño que un programa tan aburrido y sin propuesta que eso.

Así que a descansar rico y prepararse para esta semana que se verá interrumpida por la celebración del 1ro. de mayo como cada año.

¡¡¡Ánimo que ya casi es viernes!!!

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#4 Tiempos

Primera matehualense en obtener título universitario | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

En enero de 1923 el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí se convertía en Universidad Autónoma de San Luis Potosí tratando de iniciar una nueva vida académica organizando sus actividades de manera autónoma y decidiendo su destino sin intervención del estado. Si bien, esos primeros pasos de vida autónoma no fueron fáciles y además fueran obstaculizados y postergados hasta la década de los cincuenta cuando puede decirse que la universidad adquiere su absoluta autonomía. Esa fecha queda registrada como el inicio de la hoy Universidad Autónoma de San Luis Potosí que continuaba el trabajo académico del Instituto Científico. Para entonces se empezaba a hacer común observar mujeres en sus aulas de estudios profesionales, su número no era tan abundante; aunque para entonces ya se habían titulado unas cuantas mujeres en la carrera de medicina y en leyes, como hemos tratado en anteriores entregas en esta columna.

Ante esta situación, la presencia de mujeres provenientes del interior del estado era más extraña aún

, por el esfuerzo que requería el trasladarse a la capital del estado para ingresar a realizar estudios, sobre todo de corte profesional. Con todo, las mujeres potosinas de los diversos municipios del estado comenzaron a tener presencia en las aulas universitarias.

De las primeras mujeres en ingresar a la recién “creada” Universidad Autónoma de San Luis Potosí sería la matehualense Sara Cárdenas Orozco que en 1923 ingresaba a la preparatoria de la Universidad potosina a cursar el bachillerato en ciencias biológicas con la intención de poder ingresar en su oportunidad a estudiar medicina en la misma universidad. De esta manera Sara Cárdenas se convertiría en la primera matehualense en ingresar a la universidad.

Sara Cárdenas, se convertía además en la primera matehualense en cursar cursos superiores de física, matemáticas y biología y la primera en cursar materias experimentales de ciencias. De esta forma trabajaría en el histórico Gabinete de Física que tengo bajo mi resguardo y que forma parte del patrimonio cultural de la ciudad de San Luis Potosí.

Sus estudios preparatorios los realizaría de 1923 a 1926. Por entonces se cursaban en la preparatoria materias de aritmética y algebra, geometría plana, trigonometría rectilínea, física teórica, física experimental, cosmografía, nociones de mecánica, química general, química orgánica, nociones de mineralogía, geografía general, nociones de geología, botánica, histología, zoología, nociones de anatomía, fisiología humana, lógica, psicología moral, histología general, raíces griegas y latinas, dibujo, inglés , francés, literatura general y lengua castellana.

Los cuales aprobaría a satisfacción Sara Cárdenas. En 1926 ingresaba a estudiar medicina y cursaría hasta el quinto año de la carrera en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, para trasladarse a la ciudad de México y proseguir en la Escuela Nacional de Medicina la carrera de medicina en 1930. Realizó sus prácticas hospitalarias en el Hospital Civil “Dr. Miguel Otero” de San Luis Potosí y el internado en el Hospital General de la Ciudad de México, siendo ya estudiante de la Escuela Nacional de Medicina.

Sara Cárdenas Orozco nació en Matehuala, San Luis Potosí el 24 de octubre de 1903, sus padres eran comerciantes en Matehuala, y al parecer cambiarían su estancia a San Luis Potosí, con el fin de que sus hijos pudieran continuar estudios y posteriormente a la Ciudad de México.

Como muchas de sus compañeras médicas, perteneció a la Asociación de Médicas Mexicanas, asociación que fue impulsada por médicas potosinas.

Sara Cárdenas Orozco cursó y aprobó en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y en la Escuela Nacional de Medicina las materias que cubrían íntegramente la carrera de médico cirujano, convirtiéndose, con toda seguridad, en la primera médica matehualense.

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