#4 Tiempos
¡50´s Party Vallarta, Lucas y a Volar! | Columna de Luis Miguel Dorador
Un fin de semana sin celular
Como lo habíamos comentado en la columna anterior, este último fin de semana sería distinto porque me tocó salir de mi hermosísima ciudad para poder dar un servicio de alimentos en Puerto Vallarta a un grupo de amigos de la preparatoria que se reunieron con motivo de festejar su llegada al tostón.
En un grupo de 7 cincuentones, había de todo, pues cada uno de los invitados comentó en algunas ocasiones sobre su trabajo o actividad económica y la verdad es que fue muy interesante, porque había desde empleados hasta empleadores, empresarios y emprendedores, comerciantes y prestadores de servicios profesionales y mientras los comentarios de unos hacen “match” con los de alguien más y en otros temas definitivamente cada quien tiene su óptica, toda esta reunión se dio en un ambiente muy fraterno, solidario y desinteresado.
El jueves inició el fin de semana con una comida/cena de burritos de mariscos en los que preparé camarón a la diabla, pulpo encebollado a la crema y camarón y pulpo al ajillo, guisos con los que cada uno de los comensales tuvo oportunidad de disfrutar con bebidas que iban desde la cerveza y mezcal hasta el vodka y el brandy… una vez levantada la mesa todos los del grupo se fueron a arreglar para salir a dar una vuelta por la vida nocturna de ese puerto de Jalisco tan atractivo. La primer parada fue en La Bodeguita del Medio, donde la música caribeña estaba siendo interpretada en vivo y se hicieron presentes los temas más representativos de la música cubana y todo esto fue acompañado de mojitos deliciosos. Más tarde, se acercaba la hora de la reservación y la cita era en un club del que en otras columnas me ha tocado comentar, que se llama “Strana” y como tradicionalmente sucede el show de luces y sonido para apertura de pista con saxofonista y toda esa parafernalia que hacen de este lugar una diversión bien lograda con producción hicieron de esa noche una verdadera experiencia disco.
El viernes me tocó estar preparado para que este grupo que atendí, pudiera disfrutar de la levantada con un caldo de camarón “levantamuertos” que acompañado de cerveza bien fría dio espacio para que este grupo pudiera continuar con su agenda y mientras que unos fueron al gimnasio, otros al spa y el resto a las actividades acuáticas, por la tarde/noche tenía ya preparada una mesa de botanas de mar donde había camarones para pelar con una variedad de aderezos para aumentar la experiencia de sabor… Algunos de ajo, otros de cilantro, mayonesas, chimichurris y salsas para hacer camita y poder pasar a los ceviches peruanos con leche de tigre y sabores más dulces, mientras que por el otro lado, tenían las opciones de ceviches mexicanos pero en las versiones sinaloenses y tampi queña que lograron que ese grupo disfrutara su festejo antes de salir a la vida
nocturna de ese destino… Acercandose la media noche todos llegaron puntuales a la reserva de un miniantro llamado “Lucas” que es como una mezcla de primera fila para miniconciertos en vivo de grupos de covers y cantabar con músicos en vivo en un ambiente de disco ochentosa por su decoración y la totalidad de la clientela de este lugar si pertenece a la generación del festejo, por lo que el ambiente fue mucho más encendido que el de la noche anterior. Entre el set del grupo en vivo, los festejos de varias mesas por cumpleaños, reuniones y hasta una celebración de divorcio dieron pie para que esa fuera la salida más divertida de este viaje de trabajo.Al día siguiente, ya sábado, todo ese grupo, o mejor dicho, la mayoría desde temprano estuvieron haciendo llamadas para asegurar que sus negocios pagaran puntuales a su personal y el último día de esa reunión de amigos estaba por cerrar con una cena en la que me tocó servirles aguachiles de camarón con ceniza de habanero, curry de pulpo, tostadas de atún fresco soya y jengibre (tipo oriental), sashimi de pulpo, pescado blanco enchilado para pescadillas y de postre pie de limón de “Pie in the Sky”…
El domingo, con las maletas ya preparadas para el regreso, poco a poco cada uno de los invitados de este selecto grupo fue tomando su camino por los distintos horarios, vuelos y destinos a los que debían regresar…
A mi me tocó la ya muy tradicional puesta en espera que provoca la sobreventa de boletos que muchas aerolíneas mexicanas realizan y tuve que esperar por más de ocho horas mi salida en el siguiente vuelo que tuvo una ligera demora en su llegada pero nada que provocara mayores inconvenientes…
En resumen, este fin de semana fue de mucha satisfacción pues mis clientes disfrutaron de muy buenos platillos con producto fresquísimo y yo alcancé a disfrutar de una salida a la playa que no tenía programada en mi agenda.
¡¡A eso yo le llamo alineación astral!!
Del debate ni hablamos porque me lo perdía por el cambio de horario del vuelo y la verdad es que ya escuché unos comentarios y parece que no fue ni interesante, caray. ¡Ni hablar!
¡¡¡Ánimo que ya casi es viernes!!!
También lee: Agua, luz, seguridad… ¿qué más falta? | Columna de Luis Miguel Dorador
#4 Tiempos
Las dos mujeres de Truman. Palabras con cicuta
Apuntes
Hay autores que escriben un solo amor con distintos nombres. Truman Capote lo hizo con los de Nancy Clutter y Holly Golightly: la muchacha asesinada y la mujer que huye. Dos rostros de la misma herida.
Nancy era todo lo que el mundo aprueba: pureza, promesa, familia. Una adolescente que hacía listas, organizaba fiestas y creía que el bien era una costumbre diaria. Holly, en cambio, era todo lo que el mundo juzga: libre, contradictoria, caprichosa, superviviente. Todo sinónimo de “libre y espontánea”.
Ambas están solas frente a una sociedad que las define, una desde la muerte y otra desde el deseo.
Yo creo que Capote estuvo enamorado de una mujer que fue las dos. Una que lo deslumbró por su bondad y lo desarmó por su caos. En Nancy encontró la integridad que él nunca tuvo; en Holly, la libertad que siempre le fue negada. Una mujer que cocinaba con delantal los domingos, pero que podía desaparecer una semana sin explicar por qué. La amaba por lo que lo salvaba y por lo que lo destruía.
En A sangre fría, Capote mira a Nancy como si aún pudiera rescatarla. La describe con ternura casi maternal, pero también con una envidia melancólica: ella no sabía lo que era la vergüenza ni el exceso. En Desayuno en Tiffany’s, en cambio, elige no salvar a Holly. La deja ir. Le permite el privilegio que Nancy nunca tuvo: seguir viva aunque nadie la entienda.
Quizá esa fue la forma en que Truman se reconcilió con su propia culpa. Escribir a la que murió como víctima y a la que se fue como promesa. Una purificada por la muerte, la otra condenada a vivir
. Entre ambas, Capote puso su propia alma: la de un niño que soñaba con el orden de Nancy y despertaba con el desorden de Holly.No se puede amar a dos mujeres tan distintas sin romperse un poco. Pero Capote lo hizo. Amó la pureza que se deja matar y la libertad que se mata sola.
Y quizá, como tantos de nosotros, entendió demasiado tarde que una y otra eran la misma. Que la vida te puede matar por ser buena o por querer ser libre. Y que entre esas dos muertes —la literal y la simbólica— se esconde el precio de vivir como uno quiere.
Punto.
Y aquí estoy yo, leyendo a Truman y sintiendo que me contó la historia antes de que ocurriera. Porque yo también quise que Holly fuera Nancy: que se quedara, que colgara su vestido brillante y se sentara a esperar el desayuno. Pero ella eligió la noche, otro hombre, otra ciudad.
Yo sigo aquí, recogiendo los platos, preguntándome si alguna vez alguien puede amar a una mujer así sin terminar escribiendo sobre su ausencia.
Quizá eso somos los que escribimos: los que convertimos el abandono en literatura.
Los que seguimos hablando con las Holly que quisimos que fueran Nancy, aun sabiendo que la vida —como en Capote— siempre acaba a sangre fría.
Yo soy Jorge Saldaña.
También lee: Siempre Autónoma… ¿o hasta la victoria siempre?
#4 Tiempos
Antonio Castro Leal, su papel por la autonomía universitaria | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En los movimientos y propuestas por la autonomía universitaria en el país, son varios los potosinos que figuran como pioneros, algunos no muy mencionados en este proceso. Entre estas figuras encontramos a Valentín Gama y Cruz, Rafael Nieto Compeán, Manuel Nava Martínez y Antonio Castro Leal quien estaría involucrado en los dos más importantes movimientos por la autonomía universitaria, el caso potosino y el de la universidad nacional.
Antonio Castro leal, abogado de formación y literato por vocación nació en San Luis Potosí en la última década del siglo XIX, el 2 de abril de 1896 y como varios potosinos iría a la Ciudad de México a continuar sus estudios a principios del siglo XX, donde fincaría su formación intelectual en la Escuela Nacional Preparatoria adquiriendo una formación humanística que guiaría su vida profesional. Fue uno de los fundadores del proyecto conocido como Ateneo de la Juventud y la fundación de la Preparatoria Libre.
Ingresa a la Escuela Nacional de Jurisprudencia y cofundaría la Sociedad de Conferencias y Conciertos en 1916, a cuyos siete fundadores se les llamaría “los siete sabios”, junto a Vicente Lombardo Toledano, Manuel Gómez Morín, Teófilo Olea y Leyva, Jesús Moreno Baca, Alfonso Caso y Alberto Vázquez del Mercado. “Los siete sabios”, nombre que nació mas en tono de burla que de reconocimiento, se caracterizaban por ser un grupo lleno de inquietudes culturales y políticas, aficionados a la música, la literatura y cultura en general; jóvenes precoces de 19 y 20 años de edad que ya eran profesores universitarios.
El papel pionero de Valentín Gama, por la autonomía universitaria cuando asumió el rectorado de la entonces Universidad Nacional de México, ya lo hemos tratado en esta columna, pero por aquella época revolucionaria Antonio Castro Leal, figuraría entre los primeros mexicanos que impulsarían los proyectos de autonomía universitaria.
Su interés político se manifestaría en 1917, cuando con sus compañeros universitarios que integraban “los siete sabios” extendieron al Congreso de la Unión la primera solicitud de autonomía universitaria, como protesta ante la Constitución de ese año, que suprimía a la Secretaría de Educación Pública creando a cambio un Departamento Universitario que el Senado integró a la Secretaría de Gobernación; determinación que molestó a estudiantes y profesores y como parte de la protesta, Castro Leal y sus amigos de los siete sabios enviaban la solicitud de autonomía universitaria al Congreso de la Unión, de la cual nunca hubo respuesta.
Años después, Antonio Castro Leal, sería rector de la Universidad Nacional de México, siendo el segundo potosino en ocupar ese puesto y durante su rectorado se conseguiría como un gran triunfo histórico la autonomía universitaria transformándose la Universidad Nacional en Universidad Nacional Autónoma de México. Por ese entonces la autonomía de la universidad potosina, que se considera la primera a nivel nacional en haber obtenido ese carácter con la iniciativa de Rafael Nieto, le había sido retirada y la recuperaría en parcialmente en 1935 siendo gobernador Idelfonso Turrubiartes. La completa autonomía y formación estructural académica de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la lograría el Dr. Manuel Nava con el apoyo del gobernador Ismael Salas en la década de los cincuenta del siglo XX, como apuntamos en la entrega anterior de esta columna. En este movimiento académico en San Luis, estaría participando de manera indirecta también Antonio Castro Leal como miembro de la Academia Potosina de Ciencias y Artes que impulsó el movimiento renovador de alta cultura que incidió en la moderna formación de la UASLP.
Antonio Castro Leal obtuvo los grados de licenciado y doctor en derecho por la UNAM y doctor en filosofía por la Universidad Georgetown en Washington, Estados Unidos. Durante algún tiempo se dedicó a la docencia como actividad principal dictando cátedra de literatura en la Escuela de Altos Estudios, en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, también impartió la cátedra de derecho internacional en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.
Su papel en las instituciones educativas y culturales mexicanas fue muy importante teniendo un destacado papel protagónico, entre ellas la dirección del Instituto Nacional de Bellas Artes, entre muchas otras.
Su actividad literaria, otra de sus pasiones, la inicia en 1914 distinguiéndose como escritor, ensayista y crítico de las letras mexicanas. Escribió poesía usando el pseudónimo de “Miguel Potosí”. Castro Leal es uno de los muchos potosinos que escribieron su historia en el mundo de las letras y que figura como un protagonista por la autonomía universitaria en el país.
Antonio Castro Leal murió en la Ciudad de México el 7 de enero de 1981.
También lee: Manuel Nava, médico, humanista impulsor de la autonomía universitaria | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Siempre Autónoma… ¿o hasta la victoria siempre?
APUNTES
Así “sin querer queriendo” me encontré una película que para mí es fabulosa: “13 días”. John Efe, era encantador… Fidel, un hombre que jamás se hincó ante el “imperio” mmmm… ¿De qué lado están ustedes? ¿“Team Fidel, que no se rinde pero tampoco se alinea”, o “Team John”?
La UASLP es como la Cuba de Fidel: No, ¿cómo cree presidente? Nosotros no tenemos nada en su contra, pero pues la hermana República de Rusia nos regaló unos misiles… ¿Qué haría usted?
Presidente… nuestra patria es autónoma, libre, independiente… no se meta, pero queremos el mismo derecho que usted a meternos en lo que nos dé la gana y golpearlo a contentillo… métase cuando a nosotros nos convenga… es nuestro derecho y hasta deber.
Presidente: vamos a lanzar nuestros misiles, pero no queremos hacerles daño… solo que usted nos hace daño y nos comportamos IGUAL que usted.
¿Autonomía? Claro. Que hermosa palabra. Caperucita pudo ser la más puta con el lobo, pero… fue decisión de ella (muy autónoma) señalar a quien ella consideró culpable… y mataron al lobo.
Deme una salida, presidente…
— Ok.
Eres a partir de hoy, autónomo. Pero bloqueado. Aceptas lo que te diga, pero dirás que no aceptaste. Hablo yo. No tú
… y te tienes que agachar, aunque tú tengas los misiles.
—Ganamos.
Hasta la próxima.
Yo soy Jorge Saldaña
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