#4 Tiempos
¿Un virus puede causar asma? | Columna de Andreu Comas García
La Ciencia de la Salud
En 1954, un virólogo y pediatra llamado Robert M. Chanock mientras estaba en la Universidad de Cincinnati descubrió su primer virus. Este era un virus que afectaba a los niños y por la enfermedad que causaba lo llamó “croup-associated virus”, en español sería virus asociado a la laringotraqueitis, posteriormente este fue nombrado como el virus de parainfluenza 2.
Robert se mudó a la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hokpkins en Baltimore y en 1955 descubriría a uno de los virus más relevantes en pediatría, el “respiratory syncytial virus” es decir, el virus sincicial respiratorio o VSR. Por cierto, Robert trabajó en el laboratorio del Dr. Sabin, quien fuera uno de los más grandes virólogos de todos los tiempos y desarrolló la vacuna oral contra la poliomielitis.
Para 1958, Robert se mudó a los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos para trabajar bajo el mando del Dr. Rob Huebner, jefe de la sección de virus respiratorios. En ese laboratorio, Robert y sus colaboradores descubrieron nuevas cepas de rinovirus, coronavirus, norovirus, virus de la hepatitis A y una bacteria muy complicada de estudiar el Mycoplasma pneumoniae.
Su equipo fue el primero en patentar una vacuna contra el virus de la hepatitis A y contra el rotavirus. También crearon un anticuerpo para prevenir la infección por el VRS, el Palivizumab (medicamento que hasta la fecha se utiliza en niños prematuros de alto riesgo). También participó en desarrollar la vacuna intranasal de virus atenuado de influenza (actualmente en desuso por su baja efectividad).
En la columna de esta semana me voy a referir al virus por el cual me dedico a la investigación y a quien llevo estudiándolo desde el 2005, es decir el virus sincicial respiratorio.
Robert Chanock dectectó en 1955 que 14 chimpancés que se encontraban en cuarentena tenían gripa. Al estudiarlos encontraron que eran portadores de un virus, al cual se le llamo el “agente de la coriza de los chimpancés”. Pero no fue hasta casi dos años después que se supo qué en realidad este era un virus de humano y que que era el principal agente infeccioso en niños menores de cinco años. Por el efecto que causa en las células que infecta en el laboratorio, se le llamó virus sincicial respiratorio.
¿Qué tan importante es el VSR?, se estima que para los tres años de vida ya todos nos hemos infectado por este virus, sin embargo, la mayor cantidad de infecciones ocurren durante los primeros seis meses de vida. Casi el 50% de los niños que se infectaron el primer año de vida se van a infectar durante el segundo, y el 50% de los niños que se reinfectaron en el segundo año de vida se van a reinfectar en el tercer año de vida.
A nivel mundial, cada año este virus causa más de 33 millones de infecciones del tracto respiratorio inferior. De estos, aproximadamente 3 millones de niños van a requerir hospitalización y entre 200 mil-600 mil van a fallecer. Además, este virus hospitaliza y mata a más personas mayores de 65 años que los virus de influenza.
Desde 1972 y hasta la fecha hay cientos de estudios (epidemiológicos, clínicos y experimentales) que reportan de manera consistente y congruente que la infección severa por el VSR impacta en el funcionamiento y desarrollo tanto de los pulmones como del sistema inmune.
Las consecuencias de la infección son de a largo plazo y afectan negativamente pulmones y el sistema inmune, sobre todo en aquellos niños que fueron hospitalizados antes de los dos años de vida por este virus. Como consecuencia de la infección, ellos tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades alérgicas cutáneas, gastrointestinales, pero sobre todo mayor riesgo de desarrollar rinitis alérgica y asma.
¿Qué tan frecuente es el asma en los niños que tuvieron VSR? Se ha publicado que entre el 6%-71% de los niños que se hospitalizan por infección severa por VSR antes de los daños de vida desarrollarán asma . Visto de otra manera, sí yo tengo un niño que tiene asma, la probabilidad de que se haya hospitalizado por este virus es entre 1.8 y 13 veces mayor que en aquel niño que no tiene asma.
Como se puede observa, la variabilidad en la frecuencia del asma asociado a este virus es amplia, esto se debe a que esta no es una relación de un solo factor. Sabemos que sí este niño tiene papas o hermanos alérgicos, sí se fuma dentro en la casa, sí fue prematuro y durante internamiento requirió oxígeno, sí nació por vía cesárea, sí lo alimentaron con leche de fórmula o sí es varón, el riesgo de desarrollar alergias se potencia.
El asma asociado el VSR se caracteriza porque no suele responder adecuadamente al tratamiento habitual. Además, cuando estos niños sufren de una infección respiratoria viral, suelen presentar crisis asmáticas de difícil control. Afortunadamente -y por motivos desconocidos- las crisis de asma asociadas al VSR, empiezan a disminuir a partir de los 10 años de vida y prácticamente desaparecen para los 18 años.
Actualmente tenemos cuatro hipótesis -que no son excluyentes entre sí- que buscan explicar la asociación entre el VSR y el asma. La primera propone que la infección por el VSR hace que el sistema inmune tienda a ser más alérgico. La segunda nos dice que la infección severa afecta el desarrollo estructural y funcional de la vía aérea -particularmente durante las reinfecciones-. La tercera hipótesis sugiere que la infección severa se da por que estos niños tienen una respuesta inmune inefectiva que predispone a reinfecciones y al desarrollo de alergias. La última hipótesis nos dice que los niños que son alérgicos son más vulnerables a la infección severa -y que de todas maneras iban a desarrollar asma pero ahora va a ser peor el asma o se manifestará antes-.
Como colofón a esta columna cabe mencionar que nuestro país ha tenido dos grandes investigadores que han dedicado su vida al estudio del VSR. La primera fue la Dra. Beatriz Gómez investigadora mexicana entrenada en Alemania y que trabajó por más de 4 décadas en la UNAM. Ella, al dedicarle su vida VSR se convirtió en una de las primeras virólogas de América Latina.
El otro gran investigador de VSR que tenemos es el Dr. Daniel E. Noyola Cherpitel, potosino que al igual que el Dr. Robert M. Chanock es pediatra y virólogo. El Dr. Noyola ha trabajado desde hace más de dos décadas con diferentes virus. Actualmente es uno de los referentes mundiales en el estudio del VSR y del citomegalovirus, y por lo tanto, tenemos que estar muy orgullos de sus contribuciones. Con todo respeto y cariño que tengo, menciono que el ha sido mi mentor por más de 16 años, y por lo tanto, el tiene la culpa que el día de hoy yo me dedique a la investigación de los virus respiratorios.
También lee: La hipótesis de la higiene | Columna de Andreu Comas García
#4 Tiempos
Fantasmas y oportunidad | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Este domingo San Luis abre el Alfonso Lastras frente a Tijuana, y no es un choque cualquiera, para los potosinos es una prueba de carácter, de identidad, de si realmente están vivos en este torneo o sólo repitiendo errores bajo otro sol. Para Tijuana, la visita es de las incómodas, estos partidos lejos de casa suelen desnudar sus fisuras, y enfrente estará un equipo que ya aprendió a morder cuando tiene que hacerlo.
San Luis llega golpeado por la irregularidad. Ha ganado partidos fuera de casa, pero también ha perdido otros en los que se dejó intimidar por rivales que no parecían tener mucho; juegos en los que el pulso se va, la concentración se diluye y los goles encajados parecen inevitables. Esa vulnerabilidad ha sido la constante, una defensa que tiembla, un mediocampo que se pierde cuando faltan ideas y delanteros que dependen demasiado de la inspiración aislada o del error ajeno.
Tijuana, por su parte, no es un paseo. Ha mostrado destellos de buen fútbol, ha sumado resultados decentes, pero también ha dejado ver que le cuesta imponerse fuera de casa cuando el rival presiona alto o lo obliga a construir desde atrás. Su equilibrio se tambalea si el marcador no le favorece pronto, y su carácter depende mucho de momentos puntuales de inspiración.
El historial entre ambos juega en favor de los fronterizos: más victorias, más empates, pocas derrotas. San Luis ha ganado escasas veces contra Tijuana, tanto de local como visitante, y eso pesa no sólo en la estadística, sino en la mente. Saber que enfrente hay un rival que te ha dominado más veces de las que quisieras recordar añade presión extra, obliga a estar mejor preparado, más concentrado y sin margen para regalar minutos.
La noticia que sacude el ambiente es el regreso de Vitinho al Alfonso Lastras. El brasileño, que dejó huella en San Luis por su desparpajo y verticalidad, vuelve ahora vestido de visitante. Su sola presencia añade una dosis de morbo, la afición potosina lo recuerda como una chispa capaz de encender partidos en segundos, y este domingo podría ser precisamente la amenaza que complique al equipo que alguna vez lo arropó. Su regreso no es un detalle menor, es un recordatorio de lo que San Luis tuvo y dejó ir.
Y la urgencia se siente en la grada, los aficionados ya no apuestan por promesas, quieren resultados. Si San Luis no se aferra a la localía, no sale con intensidad y no demuestra identidad desde el primer minuto, este partido puede volverse otro de esos en los que la ilusión apareció en la previa, pero el gol nunca llegó, o llegó demasiado tarde.
Este domingo no sólo se juega un partido, también se reencuentran viejos fantasmas. Si San Luis logra que la vuelta de Vitinho sea anécdota y no sentencia, tendrá mucho ganado. Pero si se deja arrastrar por la nostalgia y la fragilidad que lo persigue, Tijuana podría salir de nuevo airoso del Lastras. La diferencia entre fiesta y tormenta se definirá en noventa minutos.
También lee: El eterno | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
#4 Tiempos
De conformidad con Armani | Columna de Carlos López Medrano
Mejor dormir
Le debo mucho a personas de las que ni siquiera recuerdo el nombre. Hace quince, quizá veinte años, leí un artículo sobre Giorgio Armani en una revista de la que no retengo ni el título ni el autor. Lo único que llevo clavado en el pecho es el párrafo inicial que aún conservo como recorte y que cada tanto acude a mi memoria por dejarme una lección sencilla e invaluable: la de resistir.
El texto decía:
Cuarenta y tantos años y te va… «bien». Ese sentimiento es tan común para muchos hombres. Es una sensación que les da escalofríos en el alma cuando se ven al espejo, porque es el momento en que se dan cuenta de que deben guardar en un cajón sus antiguas ambiciones juveniles. Es la hora de conformarse con lo que se tiene.
Pero Armani decidió que no se conformaría. En julio de 1975…
Es lo único que tengo de aquel artículo, y ha sido suficiente. Ahí estaba lo esencial: no renunciar a los ideales. El autor evocaba el carácter de Armani, esa estrella tardía que rozaba los cuarenta mientras seguía a la sombra; trazando para Cerruti, elogiado a medias, con algunos cumplidos y atenciones, aunque bajo el nombre de otro. Condenado al taller ajeno y volver vacío a casa.
Muchos habrían sido felices con lo que Armani tenía por entonces. No estaba nada mal. Una profesión estable, buena paga, un lugar en la industria, sin riesgos, cierta tranquilidad. Sé feliz con tu trabajo. Si se lo proponía, podría llevar una vida manejable, moderadamente satisfactoria.
Pero para los espíritus de primera línea la conformidad es intolerable. Armani sabía que dentro de sí había algo más, y se decidió a buscarlo. Tuvo la fortuna de un fino soporte: su querido Sergio Galeotti. Los primeros pasos de un visionario precisan de alguna confirmación, un guiño que eche para adelante en tiempos de flaqueza. Galeotti representó eso para él.
Al cabo de un tiempo, ese hombre que parecía llegar tarde acabó por adelantarse a todos. Armani se convirtió en el diseñador italiano más famoso de su época, un emblema del estilo europeo. También un magnate y un símbolo. Su apellido se volvió sinónimo de calidad y seducción.
Mucho aprendí de aquel ejemplo. Un volantazo siempre es posible, incluso cuando el calendario insiste en dictar lo contrario, por mucho que las circunstancias se empeñen a adjudicar espacio en un rincón. He vuelto a esas líneas en mis horas de duda para recordarme que no hay límite de edad para dar la batalla, y que nadie la dará por nosotros. Después he encontrado historias semejantes, de hombres y mujeres que, en sus cuarenta, cincuenta, setenta o más allá decidieron no resignarse y se levantaron de la mesa para reclamar lo que aún podían ser, imponiéndose ante un pa norama sin emoción.
De Armani supe más tarde otras cosas. Cada que me adentraba venía mayor fascinación. Trazó para mí un ideal: ir arreglado y rodeado de bellas mujeres. Morir entonces con lentitud, con la gracia de una hoja que cae en una danza admirable. Su apego a la limpieza, heredado de su madre (desde niño tuvo un paño entre las manos para borrar lo que está mal con el mundo); su capacidad de desprenderse de lo que sobra, de lo chillón, de lo que hace ruido. «Hay que descartar todo lo demasiado llamativo», repetía, «y buscar algo más sutil, más silencioso». Así eran sus trajes, bondadosos en su ligereza, como una segunda piel que no aplastaba a quien la vestía. Supo que la comodidad era una expresión de la libertad. Las tres camisas que llevaba en la maleta.
El tono de su piel recordaba a la pulpa de una naranja madura recién abierta, un resplandor cítrico rodeado siempre de gente guapa, como si la belleza tuviera que escoltarlo. Acqua di Giò fue el primer perfume que convirtió en universal lo exclusivo. Alberto Morillas atrapó en un frasco la luz de un mediodía frente al mar, y Armani supo reducirlo en una frase: lo más importante es ser normal.
Él y sus modelos eran un brillo en medio de la decadencia de la civilización, un lujo popular que los pasajeros de un autobús vislumbraban al pasar frente a un anuncio o al mirar una película de Richard Gere. Supo ser el verano en una piscina, un yate cargado de aceitunas y también un rascacielos con pisos de mármol. Como revés a un verso de aquel poema español del siglo XV «Edechas a la muerte de Guillén Peraza», con Armani no se veían pesares, sino placeres.
Los maniquíes sueñan con portar piezas de Armani y ser acomodados por él en un escaparate, con la calma de un pintor impresionista. Diseños que juegan con los ojos, el anhelado capricho de llevar sus telas, que al final él resumía en su atuendo ligero, camiseta, pantalón, chaqueta, el peinado echado para atrás y esa sonrisa simétrica, flecha del estilo que entra por las fosas nasales. Gracias sus propuestas más de uno se animó a ser un yuppie es vez de caer en las sucias garras del jipismo.
En el delirio de mis comparaciones, pensaba en cierto diseñador estadounidense de cara atomizada como una extensión de Burger King, ahí donde Armani era una vuelta al Mediterráneo. Como Giorgio, desprecio a la gente que se aprovecha de la ingenuidad de la gente para alcanzar el éxito o, en última instancia, llegar al poder.
El mundo bien pueda dividirse en conformistas e inconformes. Los primeros se abandonan al asiento torcido de la rutina en cuanto les parece tolerable (y no les va tan mal); los segundos viven con el aguijón de no estar nunca en su sitio, y por eso se levantan y vuelven a intentarlo en su despecho. No siempre logran lo que persiguen, pero su combate en sí mismo ya es una inspiración. Giorgio Armani contaba que el mayor legado de sus padres fue un «sentido de dignidad», junto con la tenacidad y fortaleza mental suficiente para resistir en los momentos difíciles. Ropajes aparte, la historia de aquel hombre que, cumplidos los cuarenta, se lanzó a por todas, constituye un regalo de buen moño para quienes aún creemos que nunca es tarde para empezar de nuevo.
Contacto
Correo: yomiss@gmail.com
Twitter: @Bigmaud
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#4 Tiempos
Gustavo López, presentación de su libro He aquí al hombre | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Una introspección reconstruyendo su propia génesis a través de la palabra Gustavo López Hernández escribe He aquí al hombre, su libro de poemas que recorre sus sentimientos forjados a lo largo de su vida artística y cotidiana. Si el designio del cometa es el regreso el designio de Gustavo López es transcurrir. Transcurrir que describe en su libro, si bien personal, de gozo universal, pues su palabra se disfruta y nos hace reflexionar sobre nuestro propio transcurrir.
Su libro He aquí el hombre, será presentado en la librería Gandhi que se encuentra en el edificio Ipiña en Plaza de Fundadores, el día 12 de septiembre en punto de las seis de la tarde, contando con la participación de la poetiza Fabiola Amaro y un servidor.
Gustavo López es un referente en la música popular mexicana y en especial la denominada folclórica, que tuvo su momento de brillantez en los setenta y ochenta en ese México que se apuraba en formar músicos y cantantes que rescataran nuestras raíces musicales y dieran frescura con nuevas obras a ese arte lirico que mezcla la música y la palabra.
López Hernández participó en la formación de ese tipo de grupos musicales, como el caso del grupo “CADE” que difundía el folklor mexicano y a experimentar con composiciones que mezclan ese folklor con otros elementos musicales. Funda, en compañía de otros jóvenes el Centro para el Estudio del Folklor Latinoamericano (CEFOL). Este Centro fue el crisol en la formación de compositores interpretes y músicos que refrescaron el ambiente musical mexicano. Figuras como Eugenia León, Marcial Alejandro, Guadalupe Pineda, Roberto Morales, entre muchos otros, emergieron de ese Centro.
Gustavo López lleva en la sangre la vena musical de su tierra juchiteca donde nació y de donde fue a la ciudad de México a fincar su formación. Estudiando la preparatoria y posteriormente Letras Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México, estudios que combinaba con los de música, haciendo algunos estudios en la Escuela Superior de Música.
El célebre grupo de música folclórica latinoamericana, Los Folkloristas, lo tuvo como uno de sus miembros desde 1978 y hasta 1982. Desde entonces se le conoce como un compositor cuyas obras han sido estrenadas en los mejores escenarios mexicanos y sus canciones se han convertido en refrentes de la nueva música mexicana.
Como artista, también ha incursionado con éxito en la pintura, donde su obra se ha presentado en exposiciones individuales y colectivas en Oaxaca y Ciudad de México, así como fuera del país como fue su exposición en Puerto Rico.
Su impronta en la cultura de su estado ha quedado, además de su trabajo musical y pictórico, en la ilustración y creación de obra en el libro Oaxaca Recóndita de Wilfrido C. Cruz que editara el Instituto de Educación Pública de Oaxaca.
En agosto de 2024 publica su primer poemario He Aquí al Hombre, bajo el sello de Laberinto Ediciones, el cual ha estado promocionando en diversas sedes del país, y que ahora llega a San Luis Potosí, con la presentación del libro el viernes 12 de septiembre a las 18:00 horas en la librería Gandhi de Plaza de las Fundadores.
También lee: José Rafael Campoy padre del pensamiento moderno mexicano | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
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