abril 20, 2024

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#4 Tiempos

Un paseo y un cuento muy lejos de México | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

 

Todavía “Yolanda” por ese “Breve espacio en que no estás”, pero ni modo: Ni la muerte, ni los impuestos…ni los partidos de la selección perdonan.

Fundadores a media capacidad pero la esperanza en cada asistente con cupo lleno. Pantallas, balones, una carnita (carnitita) asada que no prendía, pero que agarró fuego en las redes. México ganó con un “menos uno”.

Hay tiempo para caminar por el centro. En la mente las fachadas recién pintadas, el retiro de ambulantes, la limpieza y el esperado ordenamiento, el sacudir las cobijas aunque descobijen.

Paseo frente a Del Sol, frente a Leos Peña, frente al Grillito Cantor, paso por la Antigua Exposición y de largo por el Baratero de León, Dumbo, 3 hermanos, la Surtidora, La Zapatilla Roja y todo el mestizaje de negocios históricos junto a las nuevas tiendas.

En mi paseo se confirma la evidencia: por fin le entraron políticamente al rechazo del chantaje permanente de los Antorchos, Pueblos Libres y demás organizaciones, cualquiera que sea su tamaño, que tuvieron por décadas sometidas a las administraciones municipales. Se ve diferente el panorama en un tramo del pasaje Hidalgo y se ve que avanzan.

No será de un día para otro, piensa quien esto escribe, mientras decide el sabor de las nieves que a “gritovenden” casi frente al Palacio de Gobierno, mango, limón, chocolate o picafresa son las opciones.

Aprovechando el edificio de Madero 100, y mi nieve de picafresa (que todos saben aclara la mente) reparo en los más de 7 mil millones de pesos extra que tendrá el gobierno estatal para el próximo año y que, anunció, los convertirá en 15 mil millones de pesos para infraestructura y obra pública.

Ni Marcelo de los Santos como gobernador tuvo un aumento presupuestal de ese tamaño aún con su amigo Fox en la presidencia, ni cuando fue alcalde le entró de lleno al ordenamiento de ambulantaje en el centro…

Entre mi divagar y la inundación gustativa del sabor de mi nieve refrescante, alcanzo a escuchar la voz de un hombre, ni tan joven ni tan viejo, ni tan desaliñado, ni tan elegante. Está contando un cuento y aunque poca gente se le acerca, desde donde estoy lo escucho.

Como el cuento no me pareció que fuera ni sobre el ejército ni sobre la Virgen de Guadalupe, y dudo mucho se tengan derechos de autor, me atrevo a parafrasearlo para mi Culto Público, porque se me hizo locuaz, desordenado, juguetón y entretenido.

Si algo tiene que ver con alguna realidad, lo desconozco (para que conste).

Es la historia de un planeta muy lejano que se llama País. En ese planeta todos sus habitantes se dedican a hacer un pastel, uno solo, interminable e inacabado a pesar de sus siglos de historia, la preparación en sí misma, es la base y fin de su historia económica, política y social. Medio y fin, camino y destino.

La organización del planeta País, tiene todo tipo de extraños personajes: abejas que trabajan como burros, burros como borregos, lobos, lobos-ovejas, zorros, zorros-mapaches, buitres, pericos, panteras, gatos (ayudantes de las panteras) gnomos, búhos, búhos-gnomos, guacamayas, leñadores, panaderos, lecheros, harineros, legionarios, focas, focas-legionarias y unos pocos que tienen huevos (hay que recordar que se dedican entre todos a hacer pastel).

No es que cada especie se dedique a algo en específico o único, todos hacen de todo. Unos a las materias primas, otros a transformarlas, otros a transportarlas, otros a transformarlas, otros a venderla y otros a administrarla.

Si a caso, se pueden contar por separado a los legionarios y a las focas-legionarios, que tenían por primer encargo cuidar las fronteras del planeta, salvaguardar el territorio donde se producen las materias primas, ayudar en desastres gastronómicos, como derrames y sacudidas y mantener a raya a otros astros.

Son ellos los únicos que pueden portar tenedores y cuchillos, que últimamente además usan para contener el negocio sucio de las panteras y sus gatos, que refinando harina y otras hierbas, transportándola y vendiéndola, han encontrado la forma de generar una economía alterna, pero sangrienta, porque, como buenos felinos, son territoriales y salvajes.

En esta era (cada era dura como 600 años) País, el planeta, está gobernado por “Blanquicéfalo”, que ha prometido construir un cuarto piso en el histórico e innacabado pastel.

Unos lo apoyan, otros lo detestan.

Los panaderos por ejemplo (que se sienten por su oficio los únicos aptos para tener la receta del pastel) se han llegado a aliar con los zorros y los zorros-mapaches, que construyeron el tercer piso del mismo en una era anterior, para intentar frenar a “Blanquicéfalo”.

No han podido, pero lo mismo sacuden avisperos, atormentan a las abejas, manipulan a los burros y los siguen los borregos. Como muchos de ellos tienen bodegas de recursos, rebanadas depositadas en cajas fuertes y mucho betún en sus cuentas, las usan para convencer a búhos grandes y a búhos-gnomos, que se encargan,a través de los pericos, de divulgar lo que últimamente revelan las Guacamayas.

Entre tanto, “Blanquicéfalo” ha optado por confiar cada vez más en los legionarios, les ha encargado la seguridad del planeta, perseguir panteras (aunque a algunas han soltado) pero sobre todo, les ha encargado la administración y control tanto de las charolas que viajan vía aérea, como la construcción de vías férreas para el transporte de los habitantes del polo sur, el cuidado de las materias primas, la administración de las entradas y salidas de los materiales al planeta y así, cada vez más responsabilidades en las que se maneja mucho, pero mucho betún.

El mismo dulce betún que por mayoría, País quitó de de las manos a panaderos y zorros. Mismo dulce betún que a cualquiera embarra y nunca empalaga, y sí… legionarios y focas se están embarrando. Ya probaron la dulzura y abundancia del betún. Ya no les preocupa tanto la harina refinada ni la persecución de panteras y gatos. Las rebanadas y rebanadas que hoy tienen bajo su torpe manoteo parece ser ya su motivación principal, aunque no de todos –hay que decirlo-.

A los leñadores, amigos de todos los que estén contra el cuarto piso del pastel, les urge ejercer su oficio.

En general el planeta está en calma, para bien o para mal, “Blanquicéfalo” ha cumplido con su cambio de era, reparte el pastel, no deja (casi) que nadie más que los de su confianza metan mano y a todos los extraños personajes de su planeta les ha dado algo a probar.

Faltan 200 años al país de extraños personajes para decidir si continúan con el cuarto piso del pastel, o regresan a la receta de antes, pero mientras tanto el riesgo es mayúsculo y es justamente el engolosinamiento peligroso de los legionarios y focas junto a la traición de las panteras.

Con cuchillo y tenedor en mano, no es tan fácil se les pueda arrebatar su adictivo néctar que han paladeado, y que con o sin cuarto piso, defenderán a capa y espada.

¿Quién tendrá los huevos? A ver si no se nos quema todo el pastel… y es el único que tenemos.

Se acaba la extraña historia y se acaba también mi nieve. No hay moraleja ni final, fue una historia más de algún alma encerrada en las mazmorras de sus tormentos escuchadas en un paseo en el centro.

Locuaz e inverosímil relato, piensa quien esto escribe mientras que el hombre ni tan joven ni tan viejo, ni tan elegante ni tan desaliñado que contó el cuento, se retira con él.

Ojalá le vaya bien a México…y en el partido de mañana también.

Hasta la próxima, hijos de mis ficciones. Excelente fin de semana.

Atentamente,

Jorge Saldaña.

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#4 Tiempos

Lo único que nos falta | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Ya no sé que pensar de este San Luis, hemos perdido una temporada que parecía de consolidación, hemos olvidado jugar al futbol, algunos futbolistas simplemente no aparecieron en toda la temporada, ya hemos pasado de todo.

Cuidado, el rival en puerta es un gigante dormido, un Toluca que sin ser brillante como otros, están en la pelea por el liderato general, el equipo histórico que nadie considera grande, visita hoy el Alfonso Lastras.

Toluca solo ha perdido dos partidos en el torneo, por cierto uno, el último, por goleada frente al América, hoy Toluca parece que no busca quien se la hizo, sino quien se la pague, hoy Toluca buscará revancha personal. El cuadro del Edomex es un equipo bien armado, con buena dirección y a pesar de no tener grandes nombres, juega bien, práctico, simple y sabe ganar de local o visitante.

Por su parte, San Luis es una caricatura, es el rival que ya no le gana a nadie, ni siquiera a los que están por debajo de su lugar en la tabla, un equipo que ha perdido mística y que muy apenas sabe a lo que juega. San Luis no solo perdió un torneo, sino que también perdió credibilidad, esta noche solo nos falta perder por goleada.

Repasemos brevemente las peores goleadas de esta franquicia. En el Clausura 2020, el 28 de febrero, Juárez metió 0-3 en la jornada 8 en la cancha del Lastras, afortunadamente ese torneo se suspende en la jornada 10.

En el Apertura 2020, Mazatlán vino y jugando de visitante, barrió 0-5 en la jornada 16 a un San Luis que ya solo peleaba por levantar un poco el orgullo, al menos la gente no lo vivió en el estadio, ya que jugábamos aún a puerta cerrada.

En el Clausura 2021 la cosa fue aún peor, pues Puebla se lleva del Lastras 3 puntos con un 1-4 en favor de la franja en la jornada 15, para rematar en la jornada 17, Pachuca visita y golea 1-5 a una de las peores caras de San Luis con esta franquicia.

En el Apertura 2021, Atlas goleó en su casa a los potosinos con un 2-6 que pudo terminar en peor catástrofe.

Y como olvidar la última y tal vez más dolorosa derrota, 0-5 a manos del América en las semifinales del torneo pasado, justo ahí es cuando se comenzaron a ver las carencias de San Luis, eso que hoy nos tiene preocupados.

Lo único que nos falta es despedir un torneo en el Lastras, pasando vergüenzas, ojalá que Toluca no juegue tan bien como acostumbra. A pesar de que se pronostica una derrota del equipo de casa, que esta no sea compleja, que no se de abultada, ojalá no pase más allá de perder a lo mucho, 3 puntos.

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#4 Tiempos

¡Las cosas buenas que tengo! | Columna de Luis Miguel Dorador

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Un fin de semana sin celular

 

El viernes inició el fin de semana con una exquisita comida en Marengo, por el rumbo de Chapultepec. Cuando se da el encuentro de tres almas que han recorrido existencias juntos y vuelven a la mesa redonda en la que todos somos iguales, la comunicación entre el caballero, el consejero y el escudero, convierten una sesión ordinaria en una cumbre de altos vuelos en la que toooodo se puede lograr.

La sopa de lentejas tiene un sabor especial, pues la tradición nos habla de que alguien fue capaz de hacer a un lado su herencia por un plato de lentejas… ¿Te imaginas cuando además del plato de lentejas recibes el legado que está escrito y destinado para ti? Eso es extraordinario y permite que se comparta la sal y el vino de la mejor uva en un ambiente en el que las señales nos hablan claramente sobre la importancia de mantener activo el lado femenino de las cosas para poder caminar con los pies firmes sobre un piso que no dejará de tambalear en ese sendero que continuarás avanzando con facilidad porque estás consciente de tu esencia.
¡¡¡Gracias Toño y Gracias Mau!!!

Luego de un silencio casi sepulcral de varios días, la noche del viernes recibí una llamada que me alegró el corazón. Cuando pasa mucho tiempo sin saber de alguien que amas de verdad y de repente aparece nuevamente, todo parece tomar sentido y como se dice, te vuelve el alma al cuerpo.
Gracias, Gracias, Gracias….

Con el alma bien puesta en el cuerpo desperté el sábado muy temprano para ir a realizar la selección de cada uno de los ingredientes para cocinar paella y si bien, los pedidos eran suficientes para resolverlo todo de manera sencilla….. me quedé sin gas. Pero cuando sabes cocinar, el combustible es solamente un factor que no debe alterar el orden de los conocimientos para poder obtener el resultado que buscas y lo logramos. En cuestión de unos minutos ya teníamos un fogón improvisado de carbón y la flama dio lugar a la brasa blanca con la que, una temperatura sostenida nos dio el resultado para poder entregar a los clientes sus pedidos a tiempo y en su punto.

Tantos años de convivir con el carbón en la Sultana del Norte y el aprendizaje de su uso y sus formas, adquirido por la generosidad de mis mejores amigos regiomontanos hizo posible el reto y tooooodo salió bien.
¡¡¡Gracias Monterrey!!!
#soypaella

Por la tarde, tuve la oportunidad de encontrarme con un amigo muy querido en el Hermoso Cariñito, por el rumbo de Juan de Oñate, antes de llegar a Carranza. El lugar es súper agradable porque tiene una terraza que permite en estos días de calor intenso, disfrutar de una atmósfera en la que el aroma del café y el puro envuelven la conversación sobre proyectos que pronto se convertirán en realidad. En la música estuvimos acompañados por “El Ipod” que es el seudónimo de un trovador excepcional y de pronto, ya era de noche y buena hora para ir a descansar.
¡¡¡Gracias Luchito!!!

El domingo por la mañana me fui a desayunar a un cafecito que está por Arista, antes de llegar al Jardín de Tequis. Luego de unos chilaquiles con aldilla era prácticamente obligado pasear por ese Jardín que es un verdadero tesoro.

En este fin de semana también sucedieron muchas cosas en otras partes del mundo y el ataque masivo, por la cantidad de armas empleadas por Irán sobre el cielo de Israel fue neutralizado por una respuesta que evitó de manera muy eficaz el derramamiento de sangre, aunque la tensión en medio oriente sube a niveles en los que los ejes del Mundo manifiestan sus intenciones de encontrar la fórmula pacífica de evitar el crecimiento de un conflicto de siglos… esperamos con verdadera intensión que se encuentre una buena solución.

Con el gran entusiasmo de que esta semana que inicia sea una derrama de bendiciones para tod@s, solo me queda decirles:

¡¡¡Ánimo que ya casi es viernes!!!

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#4 Tiempos

El cine todavía | Columna de Carlos López Medrano

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Mejor dormir

 

Debería haber una palabra para describir esa sensación que se tiene al salir del cine después de ver una buena película. Es un ánimo inigualable. Tocas tierra con un nuevo brío. La gente del centro comercial no lo vislumbra, pero eres alguien distinto al que compró su entrada dos horas antes.

Emerges de la penumbra con una membrana renovada. Con ella replanteas tus esquemas (aunque quizá lo olvides al día siguiente tras contaminarte de la rutina). Reconectas con lo que en verdad importa. Es como si una aspiradora le diera un servicio a tu mundo interior con calefacción incluida.

La manida (y estéril) controversia sobre si las series han superado al cine, queda desacreditada por momento así. Por más buenas que las series sean, no ofrecen eso que el cine sí. La intimidad acompañada en la sala. Los rituales previos. El camino de regreso en el que rememoras diálogos, en el que te acuerdas de una persona a la que le hubiera gustado esa cinta, aunque ya no se lo dirás nunca. Un gran plan cuando no tienes planes.

Solo esmérate un toque. La gran pantalla impone sus reglas, exige un mínimo de compromiso de tu parte. No te quedes derrotado en casa, envuelto en una triste pijama mientras comes una quesadilla. No: tienes que ponerte de pie, venir, sentarte con propiedad y luego levantar la cara. Alza la oreja también. Déjate llevar por el celuloide.

Ir al cine es como mirar el mar por un rato. Es una terraza particular, lo audiovisual en su tinta. La máxima expresión a la sombra. Así que haz el favor de no hablar en la butaca, si eres tan amable. Que la proyección se encargue de remover lo que hay que remover en ti. Métete en la burbuja sin pesar demasiado. Estás ante un acontecimiento. No es como esos episodios que te echas de un tirón tirado en la cama con la tableta, ese maratón que alimenta tus vicios.

La fortuna aumenta cuando alguna película añosa se cuela en cartelera y se multiplica el efecto de viaje en el tiempo. Como aquella noche en que presenciamos a Olivia Newton-John resucitar en un cine cualquiera. Los movimientos imperfectos de la cámara mientras ella entonaba «Hopelessly Devoted To You» nos transportaban. Estábamos con ella, en un jardín de pasto recién cortado en Los Ángeles. Eso parecía.

Más de una aflicción se cura yendo al cine. Olvida lo horrendo que es todo allá afuera, en donde no encuentras a Sophia Loren ni a Marlon Brando. Maldice la vida que te aleja de las películas. Y vuelve a ellas. Pese a lo infumable de otra épica de superhéroes y secuelas con carteles chillantes (una producción de más de cien millones ya me da desconfianza), recuerda que ante el embate de las desgracias tienes un refugio en ellas. Un escape de las responsabilidades y un respiro incluso respecto a tu propio hogar. Hay que ir al cine todavía.

 

Contacto:

Twitter: @Bigmaud

Correo: [email protected]

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Opinión