Noticias en FA
Carreras adelanta que SLP pasaría mañana a semáforo naranja
El número de contagios y hospitalizaciones harían necesario elevar las medidas de contención contra el covid
Por: Karina González
Juan Manuel Carreras López, gobernador de San Luis Potosí, informó que el estado podría regresar a semáforo naranja debido al alto número de contagios de covid-19 que se han registrado en los últimos días en diferentes zonas del estado, por lo que está tarde sostendrá una reunión con las autoridades del Comité de Seguridad en Salud para definir las medidas que se adoptarán.
El gobernador sostuvo que la contención de la pandemia es la prioridad actualmente, por lo que en la reunión de este jueves se abordará la posibilidad de reactivar las unidades centine la en todo el estad o, para hacer frente a las necesidades del sector salud que está semana afrontó una de las peores guardias desde que inició la pandemia, según informó el secretario de salud, Miguel Ángel Lutzow Steiner.
Respecto a la ocupación hospitalaria, Juan Manuel Carreras indicó que también será un tema para revisar con las autoridades de salud, agregó que aunque hay un pico alto de contagios, no necesariamente significa una presión en estos sitios.
“Hay que revisar con la Secretaría de Salud el tema de la ocupación hospitalaria, es otro tema, lo que traemos es un pico alto de contagios, no necesariamente eso se traduce en una presión hospitalaria; hoy lo vamos a revisar y se hará lo que se tenga que hacer”, concluyó.
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#4 Tiempos
Monólogo del profesor | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
Seamos sinceros, estimada señora: a nuestros jóvenes cada vez les importa menos lo que en la escuela podamos decirles. Un día la invitaré para que venga y vea. Entonces se sorprenderá al ver la cara que ponen cuando un servidor de usted les esté explicando, por ejemplo, la segunda ley de la termodinámica. ¿Puedo adelantarle algo de lo que verá? Un muchacho de cabellera abundante y estropajosa, con las piernas cruzadas, estará observando el estado general de las suelas de sus zapatos como en una especie de contemplación o arrobo místico; otro, sentado a dos bancos de aquél, hojeará distraídamente la revista que metió de contrabando en el salón y que ha ocultado –ni siquiera discretamente- bajo su libro de texto; aquel, pensando que nadie lo mira (o no pensando nada, pues lo mismo le da), estará ocupado enviando mensajes desde su teléfono celular y contestando los que a su vez le lleguen; en fin, todo esto los encontrará usted haciendo cuando vea y vea, estimada señora.
Mientras tanto, yo seguiré hablando en voz alta, haciendo como que creo que me escuchan. «Tú juegas a quererme, yo juego a que te creas que te creo». ¿Recuerda usted quién cantaba esta canción hace veinte años o incluso veinticinco? ¿Luz Casal? En todo caso, se trata del mismo pasatiempo: mis alumnos juegan a que me ponen atención, y yo juego a hacerles creer que me trago su mentira. De este modo ellos están en paz y yo también.
¡Oh, no me crea usted un resignado! La verdad es que en otro tiempo abrigué ciertas ambiciones pedagógicas y hasta llegué a creer que bastaba con que yo abriera la boca para que mis alumnos se apasionaran por la materia que me disponía a explicarles. Hoy ya no soy tan ingenuo, estimada señora, y hasta me he dado esos baños de realidad que si bien al principio no son nada agradables (el agua de la realidad es fría, bastante fría), al final lo sacan a uno de ese ensueño metafísico del que hablaba en uno de sus libros un famoso filósofo francés.
Al principio, debo confesárselo, casi lloraba al ver que mis alumnos me hacían menos caso que al perro del vecino; pero luego la fuente de las lágrimas se secó, y aquí me tiene usted, haciendo como que enseño y cobrando puntualmente mi sueldo, pues es bien sabido que de aire los hombres no pueden vivir.
A los muchachos ya no les digo nada, y ni siquiera los riño. ¿Qué les puedo decir, por ejemplo, cuando no hacen sus tareas? Podría, sí, hacer como que me indigno, pero esto sería llevar el juego demasiado lejos. Supongamos, por ejemplo, que me quejo con sus padres diciéndoles que sus hijos son unos holgazanes. ¿Qué voy a recibir como respuesta? ¡Ya se lo imaginará usted! Una vez, al principio de mi carrera –es decir, cuando me sentía con derecho a ser exigente- mandé llamar a uno de esos caballeros que se llaman a sí mismos padres de familia para suplicarle que pusiera más atención en los asuntos del que creo era su primogénito. Pero no me dejó ni siquiera terminar. «¿Y usted quién es para meterse en nuestra vida?», me preguntó lleno de rabia, ajustándose con brusquedad el nudo de su corbata. «A usted le pagamos para que dé su clase, pero lo demás ya no le toca».
De acuerdo, de acuerdo, me dije entonces. Quiero decir con esto que aprendí la lección. Desde entonces ya no encargo a mis alumnos ninguna tarea. ¿Para qué? Hoy mi lema es, humildemente, éste: laissez faire, laissez passer: ¡Que cada uno haga lo que le venga en gana!
La vida de mis alumnos, estimada señora, está en otra parte. ¿En qué parte? Vaya usted a saberlo, aunque todo parece indicar que ésta comienza para ellos justo en el instante en que, llegando a su casa, dejan la mochila en el suelo y encienden la computadora. ¡Entonces sí que se sienten vivir! «Ah –se preguntan-, ¿quién habrá inventado la escuela, ese mal que ni siquiera parece necesario?».
En la luna: allí veo a mis alumnos cuando les hablo de cosas que a mí me habría gustado comprender cuando tenía su edad. En la luna, sí, y parecen muy poco dispuestos a bajar a esta tierra que desde hace mucho ha dejado de interesarles.
¿De dónde acá esta indiferencia por todo lo que sea escolar o huela a ello? He encontrado aquí y allá diversas teorías, aunque la que hasta ahora me convence más es ésta del pedagogo francés Guy Avanzini. Escuche usted: «A pesar de todo, los padres, sin quererlo y sin saberlo, al menos en parte, son los responsables de este fracaso». Está hablando el pedagogo del fracaso escolar, que incluye no sólo las malas notas obtenidas en los exámenes, sino sobre todo el disgusto con que los jóvenes se presentan en la escuela. ¡Pero cómo! ¿Son culpables los padres de esta situación? Sí –responde Avanzini-, y ellos los primeros. Ante todo, porque desvalorizan el trabajo escolar, diciendo y pensando que ir a la escuela equivale a perder el tiempo, y luego exaltando el ejemplo de los que triunfan en la vida «sin haber trabajado en la escuela; haciendo la apología del mal estudiante que, sin haber llegado a la edad adulta, alcanza la notoriedad a pesar de la escasez de su cultura y de la regularidad de sus malas notas». Esto, en síntesis, es lo que dice Avanzini. Y el panorama parece tanto más desolador cuanto que nuestros muchachos oyen a cada instante noticias de verdaderos ignorantes que ganan lo que quieren sólo por saber patear un balón, aporrear una guitarra o cantar una canción. Además, ¿no escuchábamos hace poco la noticia de que muy pocos de nuestros legisladores acabaron realmente de estudiar? ¡Y mire usted lo que gana en estos contornos del mundo un legislador! Los hombres que viven mejor son los que han estudiado menos: he aquí el mensaje que les llega a los jóvenes desde todos los flancos. ¿Cómo queremos entonces, estimada señora, que la escuela les interese aunque se un poco? ¡Respóndame usted! ¡respóndame, por el amor de Dios!
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El Mundo
Escuela en Texas utiliza IA en lugar de maestros
Alpha School es una escuela que busca brindar educación personalizada a sus alumnos a través de la IA y clases de solo dos horas al día
Por: Christian Barrientos
La escuela privada Alpha School, con sede en Austin Texas, a través de la Inteligencia Artificial (IA), la autonomía de los alumnos y el cambio de rol de los profesores, utiliza un modelo educativo que se manifiesta como un cambio radical respecto a la enseñanza tradicional.
La institución presenta una alternativa a la educación escolarizada, ya que propone que los alumnos pueden aprender los contenidos de todo un día de clase en tan solo dos horas, por lo que el resto del tiempo en la escuela se dedica a sus proyectos personales y actividades comunitarias.
Este modelo ataca a dos problemas comunes en la educación escolarizada, siendo el primero la ineficiencia de la enseñanza de los profesores al tener que impartir una clase generalizada para grupos grandes de estudiante, y el segundo la soledad y falta de orientación de los alumnos al estudiar por su propia cuenta. De esta forma, la escuela busca crear una oferta educativa que satisfaga las necesidades individuales y colectivas de los alumnos.
Uno de los principios dentro del programa educativo es brindarles a los estudiantes un ritmo hecho a la medida , en el que no tengan que repetir los contenidos que ya entienden, pero tampoco tengan que saltar a temas para los que no están preparados.
Esto se logra gracias a que la IA cubre un rol de tutor en el que cada estudiante recibe retroalimentación inmediata y puede aprender los temas de matemáticas, ciencias y ciencias sociales, así como habilidades orientadas a la vida diaria y el desarrollo de la creatividad.
En este sistema, los profesores humanos, llamados “guías”, no dan clases a los alumnos, sino que buscan mantenerlos motivados y en un rumbo adecuado, siendo mentores además de educadores.
Si bien, el modelo de la Alpha School solo está presente en los campus de la institución, y aún no ha demostrado ser escalable dentro del sistema educativo , la inteligencia artificial se ha vuelto lo suficientemente accesible como para llegar a un gran número de alumnos y su impacto tendrá que ser considerado para la creación de programas educativos en el futuro.
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Estado
Impuesto a remesas orilla a alternativas riesgosas
Autoridades de SLP reprobaron la intención del gobierno de Estados Unidos para gravar un 5% a las remesas enviadas al extranjero
Por: Redacción
Ante el anuncio de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, para aplicar un impuesto de 5 por ciento a las remesas enviadas a otros países, autoridades del gobierno del estado de San Luis Potosí manifestaron su preocupación de que esta medida representa una disminución en el traslado de la moneda estadounidense, así como de oril lar a los connacionales a tomar medidas más arriesgadas para este fin.
Ricardo Gallardo Cardona, gobernador de San Luis Potosí, consideró que la medida podría reducir el envío de remesas, ya que muchos connacionales buscarían mecanismos alternativos para transferir dinero sin pagar impuestos. Esto, señaló, podría derivar en prácticas de corrupción, extorsiones en la frontera y un aumento en los riesgos para quienes cruzan con dinero en efectivo.
Luis Enrique Hernández Segura, director del Instituto de Migración y Enlace Internacional (IMEI), consideró preocupante este gravamen, puesto que muchas familias dependen de los ingresos que reciben de connacionales.
Mencionó que la capital potosina concentra el 20% del total de remesas, seguida por Soledad de Graciano Sánchez y Ciudad Valles. Por lo que de recurrir a vías informales –como a través de terceros, transferencias o el ingreso directo por los mismos connacionales–, implicaría riesgos en aduanas o en el paso a México.
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