diciembre 1, 2025

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#4 Tiempos

SLP con gobierno estatal pasmado y munícipe capitalino en campaña | Columna de Jorge Ramírez Pardo

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San Luis Potosí

Enred@rte

 

Uno quisiera, además de respetar, querer y admirar a los gobernantes locales, pero no dan motivo para ello. Nada tiene qué ver con el hecho de ser de provincia, sino el conducir el terruño como provincia de la provincia, según se comportan y la escasa consideración mostrada por ellos a la ciudadanía más allá de su entorno de privilegios.

El sector denominado cultura sin espasmo. En este espacio, cada tanto, se da la siguiente radiografía, nuca desmentida: la Secretaría de Cultura potosina es un cacicazgo grupal con 25 años de existencia, iniciado por un sobrino del exgobernador Fonseca (Eudoro hoy de reingreso, procedente de su natal Aguascalientes, e impuesto, mediante alteración de estatutos, para dirigir el privilegiado lugar, siempre sin rumbo, el Centro de las artes); cacicazgo afianzado por su discípulo y ex primer colaborador, otro sobrino de ex gobernador (Armando H. Silva).

El gobernador, como la mayoría de los que le han antecedido, poco sabe del tema denominado cultural; sin pandemia, permitió un ejercicio de derroche y planta directiva excedida y sobre asalariada. ¿Habrá cambios pandémicos o post pandemia? La respuesta lógica es no, pero la comunidad artística afectada puede marcar diferencia.

Los ¿gobernantes? del piso de arriba

A pesar de la relación diplomática mutua pre/pandémica entre Manueles, el presidente Andrés Manuel y el gobernador Juan Manuel, durante el momento de contingencia, la localidad luce desde los poderes, un ejercicio de contrapunto a la denominada 4T. Estos son algunos signos visibles:

  • San Luis Potosí es una de las entidades más desatentas a las recomendaciones sanitarias preventivas, y un territorio de eco generoso a la corriente de falsas noticias antigubernamentales que incluyen golpes al carismático médico Hugo López-Gatell.
  • En la localidad, la misma secretaría de salud Mónica Liliana Rangel Martínez, está atrapada en un conflicto de intereses encontrados; primero salió a negar y luego reconoció que los Servicios de Salud estatales a su cargo, realizaron contratos con empresas vinculadas al presidente del grupo Infinite, Gabriel Alan Salazar Soto, quien ha sido acusado por fraude de millones de pesos a través de la empresa Invercorp Capital financial.
  • La doctora Rangel, reconoció que hay 17 contratos celebrados con empresas donde interviene el empresario como proveedor o apoderado legal; pero esto no los hace responsable o los involucra en las denuncias que hay en contra del empresario, por lo que lamentó que haya personas que la están involucrando de manera dolosa con este señor.
  • “Los Servicios de Salud de San Luis Potosí, así como su titular, no tienen injerencia en asuntos entre particulares. Y los hechos a los que pretenden vincularme de forma dolosa, son infundados y totalmente reprobables”, declaró.
  • Como quien dice…, aquí no ha pasado nada. La doctora Mónica, consigue, con tan solo saliva, condición de intocada. Mientras, Gabriel Alan circula en la localidad como antihéroe villano astuto.
  • Manuel gobernador, calla; su secretario general patina.
  • Se hace tradición que los excesos gubernamentales en la localidad no se tocan (pernada para imponer al sucesor hasta ahora es ley). Es la federación quien, eventualmente, pone orden. Va un ejemplo. Marcelo de los Santos sigue intocado/exonerado por el auto-préstamo injustificado de 1500 millones de pesos para añohidalguear con exceso al final de su mandato; en cambio, fue reconvenido, despedido como director de la Casa de Moneda e inhabilitado como servidor público por la federación durante 20 años, luego de un largo litigio y amparos “la justicia federal falló en su contra en todas sus impugnaciones”.
  • Y… ¿la justicia local cuándo?, rendición de cuentas incluida.
  • Manuel gobernador ¿Por qué no busca rendición de cuentas de su antecesor en lugar de querer endeudar al estado? Vamos, hasta Walmart rectifica…
  • ¿A Manuel gobernador no le importa su futuro político ni un legado honorable?

La relación entre Manueles mandantes parece estar en riesgo. Mientras, el más visible candidato del Manuel local anda desatado.

Nervioso y en cristalería

Xavier (Nava), de genética política gallardista; no olvidar que incursionó como diputado de la mano de Gallardo Juárez y recargado en él que entonces tenía notable popularidad; Xavier dice haberle fincado once denuncias penales, pero, no solamente no lo toca, sino le toma como modelo para emular el desvío de recursos públicos para autopromoción; no importan los medios para un fin unipersonal inocultable.

  • Xavier ha espaciado sus apariciones en público con acercamientos superficiales populachero/caritativos, con lemas de campaña “sonar fuerte”, cuando obsequia despensas como si fuera un dádiva personal a costa del erario público.
  • Xavier ha incrementado las reuniones cupulares. Allá donde los votos valen más.
  • Es el mismo munícipe con sobre-representación propagandística en prensa afín. Sin embargo, qué ironía, en los propios editoriales de uno los periódicos que lo sobre-dimensiona, así opinan algunos editorialistas:
  • Esté sábado, comentó en Pulso Óscar G. Chávez “¿No vieron al gallardo polluelo y al arrogante currito (Xavier, desde luego) luchando por alcanzar los mayores índices de popularidad repartiendo despensas?
  • En el mismo diario, el ex diputado Alfredo Lujambio, de aquel viejo PAN honorable, pregunta: “¿Podrá el presidente municipal Xavier Nava Palacios moderar el gasto en comunicación social así como su frecuencia, para emplear esos recursos en mejorar algunos servicios municipales que tanta falta hacen?”
  • ¿Podrá quitar el sueño –cachavotos- al ciudadano de a pie o subempleado, o bolero o vendedor de las vías, ver anuncios durante semanas a costosísima plana completa en periódico de formato grande, acerca de la cuantiosa inversión en el Puente vehicular Rocha Cordero, o la Ampliación del Puente de Pemex?
  • ¿Será productivo/electorero festinar/derrochar, también a plena página multicolor, la instalación de 4,363 luminarias con lema de campaña política “en son de paz”, cuando la compra misma de las luminarias está cuestionada y no esclarecida; o autoaplaudir la Sanitización Covid-19, cuando la ciudad y el estado, figuran en estadísticas nacionales a causa de desobediencia a la recomendación de sana distancia?
  • Si la derrama en diarios filopripanistas es en pago cash o por intercambio en favor de terratenientes, constructores o mineros en privilegio –según lo pueden dictar sus asesores maquiavélicos-, en cualquiera de las dos opciones se compromete el futuro municipal.
  • Vamos, hasta el área denominada Cultura que, en cualquier administración municipal, lucía su bien rendido presupuesto en contraste con el siempre excesivo y gris de la secretaría estatal del sector, hoy palidece. De pronto espejea con eventos liados a agencias externas, pero sólo espejea. No hay sustancia, sí poses para foto en busca de finanzas.

La marcha de ayer

Como en varias ciudades de México, el sábado hubo marcha local para presionar al presidente López Obrador a renunciar. Las consignas y actitudes iban –como en Internet- de la ignorancia a la rabia: “No al comunismo”, “Los afores no se tocan”, “Renuncia AMLO” y “Vete AMLO”.

A una persona próxima, le escuche decir con vehemencia, pero sin idea: es para que se vaya “por todo lo que hace”. ¿Qué es “todo lo que hace”?

Esa es una tónica pregnante del momento. Pegar desde la ignorancia y el neo pontificado de la falsedad.

Al respecto, el siempre equilibrado y certero Jorge Zepeda Patterson, en su columna de ayer titulada “Adversarios: ¿quiénes son los enemigos de AMLO?”, inicia así:

“Quizá no son mayoría, pero cómo se notan. Según las encuestas alrededor de 60% de los mexicanos apoyan la gestión de Andrés Manuel López Obrador, lo cual dejaría en minoría a los que no lo quieren. Pero parecen legión. Los adversarios del presidente se las arreglan para llenar los espacios mediáticos, las charlas de sobremesa, las redes sociales, la conversación pública. A donde vayamos encontramos memes desdeñosos, criticas despiadadas, quejas desesperadas.

Luego pasa Zepeda a hacer una clasificación, no exenta de humor, de quienes descalifican al presidente. Estas son algunas de esas categorías.

Los Vergonzantes. Todos aquellos que sienten pena ajena por tener un presidente tan poco presentable en sociedad (es decir, en su sociedad). No habla inglés, se come las eses, se viste en Milano no en Milán, es provinciano y, peor aún, lo parece. No son los más politizados, ni necesitan serlo. Diez minutos de escuchar al mandatario es todo lo que requieren para odiarlo.

Los de closet. Una versión de la anterior, pero en el bando contrario. Trabajan en el gobierno o se benefician de alguna manera de la 4T pero en su fuero interno AMLO les provoca urticaria… se la aguantan: la panza es primero.

¿En dónde he visto un pinta gansos en nómina a quien “en su fuero interno AMLO le provoca urticaria…”? Ah pandémica desmemoria.

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#4 Tiempos

Consideraciones sobre la amabilidad | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

 

Tenía Víctor Hugo, el gran escritor francés, veintisiete años de edad cuando publicó, en 1829, El último día de un condenado, novela o largo relato en el que se pone a describir los pensamientos íntimos, las agitaciones interiores y los estados de ánimo que se apoderan de un hombre que pronto -muy pronto- va a tener que morir. La justicia ha señalado ya el día y la hora en que deberá tener lugar la ejecución; todo, pues, está listo…

Pero, no: ¡no todo está listo! Puede que lo esté el cadalso, puede que lo esté el verdugo, pero este hombre todavía no está listo. ¡Aún no sabe por qué debe morir! «Soy joven, estoy sano y fuerte –gime en el calabozo-. La sangre circula libremente por mis venas; todos mis miembros obedecen a todos mis caprichos; estoy robusto de cuerpo y de mente, preparado para una larga vida. Sí, todo esto es verdad; y, sin embargo, padezco una enfermedad, una enfermedad mortal, provocada por la mano del hombre».

Afuera, en la calle, todos ríen y se gozan: el calor del sol es bueno, la vida es bella. ¡Ah, tienen razón al mostrarse tan alegres! Para ellos hay futuro. ¿Cómo no sonreír cuando a la noche sigue el día, cuando se espera vivir muchas noches y muchos días? En cambio él… ¡Quizá no haya para él ni otra noche ni otro día!

Llama la atención, sin embargo, cómo es que este hombre se da cuenta de que no le queda mucho tiempo: ¡por la amabilidad del personal penitenciario! ¿De cuándo acá se mostraban tan amables estos monstruos de indiferencia? ¿De cuando acá? «El camarero de guardia acaba de entrar en mi calabozo, se quita el gorro, me saluda, pide perdón por molestarme y me pregunta, suavizando en lo posible su voz ruda, lo que deseo para el desayuno. Me entran escalofríos. ¿Será hoy?».

Es decir, ¿será hoy cuando tenga que ser ejecutado? Tanto refinamiento, tanta delicadeza le parecen francamente sospechosos. Hasta hace poco todos le hablaban a gritos, brutalmente, pero hoy se descubren la cabeza para saludarlo y hasta ejecutan ante él respetuosas reverencias. Sí, es posible que sea hoy. El condenado, entonces, se pone a temblar. Es que no era normal, no era normal en absoluto que…

Pero las cosas se complican todavía más cuando, de pronto, la reja del calabozo se abre y aparece en el marco de la puerta una figura pequeña, de largos bigotes negros, y amable hasta la falsedad. «Sí, es hoy –piensa el condenado al ver a este individuo ejecutando todas las ceremonias de la cortesía-. El mismo director de la prisión ha venido a visitarme. Me pregunta lo que me gustaría o podría serme de utilidad; incluso hasta expresó el deseo de que no tuviera quejas de él o de sus subordinados; se interesó por mi salud y por cómo había pasado la noche. ¡Al salir me llamó señor! ¡Sí, es hoy!».

Y admírese usted: los pensamientos del condenado resultaron ser ciertos; su intuición no lo engañó. Era hoy, precisamente cuando debía morir. No se equivocaba.

¿Por qué los humanos dejamos la amabilidad y la cortesía para el último momento? Al parecer, sólo los muertos –o los que están a punto de serlo- logran conmovernos. «¡Cómo admiramos a los maestros que ya no hablan y que tienen la boca llena de tierra! –exclama el personaje único de La caída

, el famoso monólogo de Albert Camus (1913-1960)-. El homenaje se les ofrece entonces con toda naturalidad, ese homenaje que, tal vez, ellos habían estado esperando que les rindiésemos durante toda su vida… Observe usted a mis vecinos, si por casualidad sobreviene un deceso en el edificio en el que usted vive. Los inquilinos dormían su vida insignificante y, de pronto, por ejemplo, muere el portero. Inmediatamente se despiertan, se agitan, se informan, se apiadan».

¡Los hombres sólo somos corteses con los muertos! He aquí lo que el Nóbel francés quiso decir. Pero no sólo lo dice él. He aquí, por ejemplo, lo que Máximo Gorki (1868-1936), el escritor ruso, escribió en su autobiografía: «¡Las misas de difuntos son las más bellas de toda la liturgia! ¡Hay en ellas ternura y piedad para los hombres! ¡Nuestros semejantes no compadecen sino a los muertos!».

Está bien, está bien, así es. Y, sin embargo –me digo-, he aquí un método para cultivar la cortesía: ver en el otro, ese que ahora está junto a mí, un condenado a muerte -¡que lo es, sólo que él no lo sabe, o lo ignora, o no quiere pensar en ello!- y tratarlo como si mañana ya no fuera a estar aquí; tratarlo, en una palabra, con las mismas atenciones que el carcelero dispensó al condenado a muerte en el relato de Víctor Hugo. ¡Ah, si nos viéramos como somos, es decir, como mortales, qué dulces seríamos en nuestras relaciones, y qué corteses!

Dice Aliosha a Lisa en Los hermanos Karamazov, la novela de Fiodor Dostoyevski (1821-1881): «Hay que tratar muy a menudo a las personas como si fueran niños, y a veces como si fueran enfermos». No está mal, no está del todo mal. ¿Con qué delicadeza no trataríamos a una persona si supiéramos que quizá hoy mismo va a morirse? ¿Y cómo estar seguros que no será hoy el día en que morirá? Por eso, más vale ser amables con él.

Otra cita más; ahora la he tomado de Sobre héroes y tumbas, la novela de Ernesto Sábato (1911-2011), el escritor argentino: «¿Sería uno tan duro con los seres humanos si se supiese la verdad que algún día se han de morir y que nada de lo que se les dijo se podrá ya rectificar?».

Todos los hombres son mortales, Juan es hombre, luego Juan es mortal. El silogismo nos sale bien; en el fondo, los hombres no somos tan ilógicos como parecemos a primera vista. Sólo que no siempre sacamos de nuestros razonamientos todas las consecuencias pertinentes al caso.

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#4 Tiempos

“México, esta niebla que arde” | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

Culto Público, si no han leído la novela “Niebla Ardiente” de la muy joven escritora, Laura Baeza, les recomiendo hacerlo como desde ayer

Tuve la oportunidad de conocer a Laura personalmente hará unos cuatro años, ¿Qué les digo? Una de esas circunstancias alineadas que convergieron en el segundo piso de la librería Gandhi del centro, la de los Arcos Ipiña.

Fue en un taller breve de escritura creativa previo a la presentación formal de su libro, el que les recomiendo. Si conocerla fue una circunstancia, convivir con ella e intercambiar casualidades fue de plano como regalo de estrella fugaz.

Fui de los selectos y afortunados que en grupo terminamos sentados con ella en “La Oruga y la Cebada” en el Callejón San Francisco, conversando sobre lo que duele y lo que salva, entre un par de cervezas y una cena sencilla.

Ella me firmó su libro con una frase que ahora, en este 25 de noviembre, regresó a mi atormentada cabeza: “A Jorge, que siempre nos una el deseo por hallar algo más en esta realidad tan rara…con todo cariño, Laura Baeza”. El momento de por sí, ya era una realidad rara.

A la distancia, empiezo a creer que su frase fue más que optimismo, y es más un deber moral, y es que su ficción (vuelta a releer en estos días) se parece demasiado a México.

No es “spoiler” (o como se diga) pero “Niebla Ardiente” detalla el regreso de su protagonista Esther a México pensando en encontrar a su hermana Irene, quien había desaparecido hace años, y a quien creía muerta, cuando de la nada, un primero de enero en un reportaje que vio en la televisión, Esther la reconoce en una marcha y se lanza en su búsqueda.

Pero la novela, la primera de Laura (y creo que premiada) realmente no comienza allí. Comienza donde casi todas las historias de violencia en este país empiezan: en los pasillos de la burocracia, en los que los papeles cuentan más que las personas.

Esther aparece en un México reconocible para cualquiera: expedientes mutilados, archivos “perdidos”, oficinas donde la verdad siempre llega después de que las secretarias coman sus gorditas grasosas y funcionarios que usan el futuro para encubrir lo que nunca harán.

Es en esa atmósfera donde la desaparición deja de ser un crimen y se convierte en un proceso. Como alguien escribió: los países se definen por cómo recuerdan; México, al parecer, se define en cómo olvida.

En medio de esa maquinaria oxidada, Esther descubre a un policía. No es un héroe: es un hombre cansado que simplemente no rompe las reglas pero las dobla para que la realidad duela un poco menos. Ese personaje era como algo que escribió una pensadora feminista de la que en este momento no recuerdo su nombre “la dignidad aparece cuando alguien no mira hacia otro lado”.

En fin, siguiendo con la novela y nuestra realidad, este policía mira. Acompaña. Abre una grieta. Y sin embargo, ni siquiera es lo suficientemente poderoso para luchar contra un país donde las fosas clandestinas actúan como el archivo nacional.

La comparativa y reflexión con la novela va porque hoy es 25 de noviembre y México sigue siendo esa tierra donde la violencia parece que no importa, sino que se repite. Casi 2 feminicidios cada día. 3,284 mujeres asesinadas en 2024. 89% de impunidad. Una agresión física cada siete minutos. Más de 10 millones de mujeres violentadas digitalmente. En San Luis Potosí, 24,000 víctimas por cada 100,000 mujeres.

Uno quisiera creer que estos números son de un país lejano, pero no. Están aquí, sobre las mismas banquetas que caminamos todos los días. Ese es el verdadero crimen de México: haber entrenado a la gente para no sorprenderse.

Sí, no se debe negar que mucho se ha hecho pero poco alivia (hoy casi todos los gobiernos e instituciones hablan de esto, pero mañana la rutina sigue).

Sí, con la llegada de Claudia Sheinbaum como la primera presidenta de México, llegaron todas…excepto las que no alcanzaron a llegar porque les truncaron la vida.

El nuestro, es un país donde buscar es amor—y protesta.

Igual que como ocurre en la novela de Laura, que no describe un país imaginado sino nuestro México. Uno donde las hermanas encuentran hermanas, donde las madres encuentran hijas, donde las mujeres salvan mujeres. Un país donde todavía hay justicia, pero casi siempre fuera de los edificios públicos.

Y así como Esther enfrenta la niebla, miles enfrentan la opacidad del Estado día tras día: ventanas cerradas, sistemas incompatibles, versiones contradictorias, funcionarios que deletrean la palabra “protocolo” como si lanzaran un hechizo contra la verdad.

México es hogar de una burocracia tan grande que hasta la violencia tiene formularios que completar.

Tras varios años de no recordar la anécdota con la escritora, hoy vuelvo a esa dedicatoria: “encontrar algo más en esta extraña realidad…”

Ese “algo más” no es una esperanza ingenua. Es algo que se parece más a la obligación de nunca acostumbrarse, “la memoria es la única defensa contra la repetición del horror”.

Por esa razón, espero, que por cada mujer desaparecida o mujer luchando por no desaparecer, o lidiando contra cualquier tipo de violencia, recordemos que la niebla espesa arde. Y que si arde, es porque la herida está abierta.

Hasta la próxima. Jorge Saldaña.

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#4 Tiempos

Diego José Abad ilustre formador de potosinos | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

El majestuoso edificio central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí que fuera construido en el siglo XVII y alojara a la Compañía de Jesús se convertiría en un edificio característico de la educación en San Luis Potosí. En ese edificio funcionaría el Colegio de San Ignacio de la Compañía de Jesús orientado principalmente a la educación de primeras letras; posteriormente se establecería en dicho edificio el Colegio Guadalupano Josefino instaurado por Gorriño y Arduengo siendo el primer establecimiento de educación secundaria o superior en San Luis, dando paso posteriormente, al reinstaurarse la República al Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí que se convertiría en el primer establecimiento en obtener la autonomía universitaria dando paso así, en el mismo edificio, a la actual Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

De los profesores ilustres que tendría el Colegio de San Ignacio de San Luis Potosí, se encuentra Diego José Abad, uno de los impulsores del pensamiento moderno en México y que tuviera influencia del jesuita Rafael Campoy, también profesor en San Luis Potosí y de quien tratamos en anterior entrega de El Cronopio en La Orquesta.

La física, o filosofía natural, formaba parte del cuerpo de temas de la filosofía en los cursos que de ella se realizaban en Nueva España y se dedicaba una parte a la lectura de temas de física, principalmente la aristotélica. De esta forma existirían manuscritos sobre la física como parte de cursos de filosofía, situación que se haría común, al ser redactados apuntes para los diversos cursos que se ofrecerían en Nueva España. La mayoría de esos textos se encuentran perdidos, pero existen las referencias que aseguran su presencia, los cuales fueron escritos, en su mayoría, por sacerdotes y frailes que pertenecían a diferentes órdenes religiosas.

Diego José Abad, puede considerarse el más profundo de los jesuitas innovadores; su Curso fue muy influyente, es bastante completo y se ven por todas partes las influencias modernas. Este curso, que ya no lleva el nombre de Cursus Philosophicus

, sino simplemente el de Philosophia, aparece en un manuscrito del Colegio de San Pedro y San Pablo de México, cuyo contenido se enseñó desde 1754 hasta 1756.

Comprende la lógica, la física y la metafísica. Es el primer intento de asimilar (y no simplemente de atacar, como hasta entonces se hacía las más de las veces) las ideas modernas

. En particular, se refiere a Gassendi y los atomistas, y trata de conciliar el atomismo con el hilemorfismo aristotélico. Intenta hacer lo mismo con Descartes, opuesto al gassendismo.

Habla de la necesidad de construir la física con ayuda de la experimentación y la matemática. Acepta el atomismo en el campo físico, mas no en el metafísico. Dice que muchas ideas aristotélicas sobre el cielo han sido abandonadas por los escolásticos después del descubrimiento del telescopio, mediante el cual se han podido ver las manchas del Sol. Lo mismo en cuanto a la noción del vacío, después de los experimentos de Torricelli, Otón de Gericke y Roberto Boyle. Cita a Maignan, y mucho a Descartes en cuestiones de filosofía del hombre. Aunque las más de las veces defiende la tradición, ya se muestra abierto a integrar ideas de la filosofía moderna.

Fue profesor del Colegio de jesuitas de San Luis Potosí donde enseñó gramática a los potosinos y donde fincó su formación filosófica sin rechazar las ideas del pensamiento moderno, pero con una posición crítica.

Diego José Abad nació en Jiquilpan en 1727 y tras la expulsión de los jesuitas moriría en Bolonia en 1779.

Si se interesan en ubicar su obra en el ambiente cultural y científico de la Nueva España pueden consultar nuestro artículo: Manuscritos y libros Novohispanos y Mexicanos de Física y Filosofía Natural, en la dirección:

https://www.researchgate.net/publication/391327380_Manuscritos_y_libros_Novohispanos_y_Mexicanos_de_Fisica_y_Filosofia_Natural

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Opinión

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