diciembre 13, 2025

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Noviembre sangriento en SLP: más de 1 ejecutado, embolsado o destazado diario

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ejecutados en SLP

En noviembre se han registrado 30 ejecutados en apenas 24 días; la mayoría en la capital, Soledad, Salidas y Villa de Reyes

Por: El Saxofón 

La ola de ejecuciones que se ha registrado durante el mes de noviembre ha dejado al menos 30 víctimas, en tan solo veinticuatro días. Tan solo el sábado 8 personas fueron asesinadas. Ocho cuerpos sin vida, la mayoría de ellos sin identificar fueron encontrados en 4 municipios: San Luis Potosí, Soledad, Salinas de Hidalgo y Villa de Reyes, donde se escenificó el más cruel de estos actos violentos, pues los cuerpos mutilados de tres personas fueron dejados en la vía pública.

La cuenta inició el pasado 3 de noviembre, cuando se encontró el cuerpo sin vida de un hombre en el cerro de La Virgen del Chorrito, cerca del camino Los Arroyos. El cadáver presentaba huellas de violencia. De acuerdo con las primeras indagatorias, habría sido asesinado en otro sitio, y arrojado en el lugar del hallazgo por sus victimarios.

El 5 de noviembre se reportó el hallazgo de tres personas ejecutadas en una vivienda en la calle Eucalipto, en la colonia San José, en Soledad de Graciano Sánchez.  Se trataba de dos hombres y una mujer que fueron ultimados por disparos de arma de fuego. En el sitio fueron encontrados varios casquillos percutidos.

El 6 de noviembre se localizó el cuerpo de un hombre envuelto en plásticos en un canalón que cruza la carretera Rioverde a la altura del colegio Valladolid.

Ese mismo día se encontró el cuerpo sin vida de un joven, a un costado de la Carretera Rioverde, a la altura de Los Gómez. El cadáver presentaba un disparo de arma de fuego, tenía la cara “enteipada”, y una soga atada al cuello. El cuerpo estaba bocabajo entre la maleza, vestía camisa roja, pants negro, una chamarra azul y tenis negros. En el momento no fue identificado.

Al día siguiente, 7 de noviembre, se halló el cuerpo decapitado de un hombre en el Fraccionamiento Los Vargas, perteneciente a la capital potosina. El cadáver se encontraba encobijado y a simple vista se notaba que le había sido cortada la extremidad cefálica, la cual fue encontrada unos metros más adelante.   

Ese mismo día, fue encontrado el cadáver de una mujer en una maleta. Este hallazgo ocurrió en un predio cerca del camino a Santa Rita, en la delegación de Villa de Pozos, San Luis Potosí.

El 11 de noviembre, se encontró el cadáver de un hombre en un camino de terracería que conduce a la comunidad de Charco Blanco, perteneciente al municipio de Guadalcázar. La víctima tenía aproximadamente 72 horas de haber fallecido; vestía un suéter en color verde, playera color negra, pantalón de mezclilla en color azul, tenis en color negro marca Everland, calcetas blancas. En el cuello tenía una cuerda de nylon negra sin nudos, a simple vista presentaba tres lesiones; una en la barbilla, otro en el lado derecho del abdomen y uno en la espalda. En el lugar se apreciaba una rodada de vehículo.

El 15 de noviembre, vecinos de la colonia Joyas del Aguaje, descubrieron el cuerpo de un hombre flotando en una poza. Se dio a conocer que el hombre tenía ocho días que había sido reportado como desaparecido.

Ese mismo día, se reportó el hallazgo de un vehículo calcinado en cuyo interior se encontraron restos óseos. Esto ocurrió en la comunidad de Rincón de Leijas, en el municipio de Villa de Arriaga.  

El automóvil es un Volkswagen, de la línea Vento, placas AEJ-977-B, modelo 2015, en el interior se descubrieron restos óseos de un cuerpo calcinado, en la parte donde estuvieron los asientos posteriores.  Hasta el momento la Fiscalía General del Estado (FGE) no ha confirmado si se trataba o no de restos humanos.

El 16 de noviembre fue hallado el cuerpo sin vida de otra mujer en un terreno baldío ubicado en la colonia Las Flores, de San Luis Potosí capital. El cadáver tenía huellas de violencia, y estaba envuelto en plástico azul y negro. Para su posible identificación se informó que contaba con al menos tres tatuajes: uno de ellos en la muñeca con la palabra “Libertad” y otro más con las iniciales “MR”. Es de aproximadamente 35 a 40 años de edad.

Ese mismo día fue localizado el cuerpo sin vida de un hombre  a un lado de la carretera 490, San Luis-Torreón, tramo San Luis-Zacatecas, presentaba orificios de proyectiles de arma de fuego en la cabeza.

Llama la atención que ambas víctimas estaban “embolsadas” en plástico negro y azul, sin embargo, la Fiscalía no aclaró si ambos homicidios están relacionados.

La mañana del 19 de noviembre fue localizado el cadáver de un hombre de entre 40 y 45 años de edad en el boulevard Río Santiago. El cuerpo de complexión robusta, se hallaba boca abajo y maniatado. A simple vista presentaba lesiones por arma de fuego.

Ese mismo día se informó sobre el hallazgo de los cuerpos sin vida de 4 personas originarias de Villa de Arriaga. Los cadáveres fueron encontrados en los límites de San Luis Potosí y Zacatecas, no obstante fue la fiscalía de aquel estado la que atrajo la investigación.

La tarde del lunes 18 fue encontrada una camioneta volcada sobre un arroyo en la comunidad Cerrito de Dolores

perteneciente al municipio de Pinos, Zacatecas, colindante al municipio de Villa de Arriaga, San Luis Potosí, junto al vehículo se encontraron los cuerpos de cuatro hombres, que presentaban heridas de proyectil de arma de fuego; todos fueron identificados como habitantes de Villa de Arriaga.

Al llegar al lugar, las autoridades hallaron una camioneta Hilux Toyota color gris, volcada sobre un riachuelo y a su alrededor, los cuerpos de cuatro hombres, que presentaban heridas por disparos de grueso calibre en la cabeza, lo que se conoce como el “tiro de gracia”.

La mañana del 20 de noviembre se reportó el hallazgo de un cuerpo masculino sin vida, en un predio del Camino Antiguo a Chicosein, en la colonia La Virgen en Soledad de Graciano Sánchez. A simple vista presentaba diferentes lesiones provocadas por proyectiles de arma de fuego, además, en aún lado se localizó una cartulina con un mensaje, una mochila con herramientas, una gorra y otros indicios.

Ese mismo día se halló el cuerpo de otra persona, también del sexo masculino, en un camino de terracería a un costado del Río Santiago, cerca del Periférico Oriente. Presentaba al menos dos balazos y estaba recostado bocabajo, con las manos atadas a la espalda.

El 22 de noviembre fueron asesinados a tiros dos jóvenes en la comunidad de El Mirador, en Villa de Reyes. Los hechos ocurrieron por la tarde. El primer reporte fue de dos personas lesionadas, pero cuando llegaron los paramédicos, se dieron cuenta ambas habían fallecido.

Los asesinos se dieron a la fuga en el mismo vehículo en el cual llegaron, una camioneta gris.

La violencia parecer haberse apoderado del municipio de Villa de Reyes, pues luego de estas dos ejecuciones perpetradas el viernes, el sábado 23 de noviembre fueron localizados los cuerpos desmembrados de 3 personas en distintos puntos de la ciudad.

La Fiscalía General del Estado (FGESLP) informó que antes de las seis de la mañana se dio el reporte de un primer cuerpo sin vida en la vía pública, sobre la carretera Villa de Reyes – Bledos, cerca de las vías del ferrocarril.

Posteriormente se dio aviso sobre otros dos cuerpos, uno en Carretera 37 y Prolongación Hidalgo, y otro en Ponciano Pérez y Libramiento Carretera 37, salida a Guanajuato.

Las tres personas del sexo masculino se encontraban desmembradas, los restos fueron puestos en bolsas de color negro, con cartulinas con mensajes delictivos.

Horas más tarde se dio a conocer el hallazgo de otras dos personas ejecutadas, una en el municipio de Salinas de Hidalgo, y otra en Soledad de Graciano Sánchez, con lo cual la cifra de víctimas de la violencia desatada por el crimen organizado llegó a 27.

El cuerpo sin vida de un hombre fue localizado en un camino de terracería con dirección hacia la comunidad de San Tadeo, en el municipio de Salinas de Hidalgo.

El occiso tenía aproximadamente entre 20 y 25 años de edad. En el sitio se localizaron tres casquillos calibre . 223 mm. y uno al parecer de 9mm.

En un camino de terracería a quinientos metros de la carretera Matehuala la altura del km. 10+200, cerca de la comunidad de Enrique Estrada en Soledad de Graciano Sánchez, fue hallada otra víctima. El cuerpo estaba maniatado, en posición fetal.

Mientras se escribían estas líneas, nuevas víctimas seguían sumándose a la lista de ejecuciones del crimen organizado.

A las 9 de la noche del sábado, se reportó el hallazgo del cuerpo sin vida de un joven en las vías México-Laredo, en la colonia Matamoritos, de esta capital. La víctima presentaba impactos de bala, y los asesinos le dejaron un mensaje escrito en una cartulina.

Todavía a las once de la noche, este redactor no podía cerrar el reportaje, pues dos personas más fueron asesinadas y sus cuerpos quedaron abandonados en el Río Paisanos. Eran dos hombres con visibles huellas de violencia y orificios por disparos de arma de fuego.

Con estos tres asesinatos suman 30 las víctimas de la violencia que sigue asolando la entidad, más las que se sumen en las horas previas a la publicación de este artículo.

El crimen organizado ha convertido los de noviembre en días de muertos para San Luis Potosí.

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Una carta con crayolas para el alma | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

Hace poco menos de veinte años, cuando la vida todavía tenía forma de casa compartida y de futuro en plural, aprendí una de esas lecciones que no se anuncian, no se presumen y casi nunca se cuentan. Me la dejó quien fue mi compañera excepcional —la persona que me acompañaba en la vida— junto con una década de recuerdos, una despedida sin rencores y una enseñanza que hoy, por primera vez, me atrevo a escribir.

Nunca he hablado de esto. No por falsa modestia, sino por una creencia muy firme: ayudar en silencio es la única forma honesta de ayudar. No quiero que esto suene a presunción ni a chantaje emocional. Es una crónica pero también un cuento verdadero, una anécdota que se quedó años esperando turno y que hoy les comparto a Ustedes mi Culto Público.

En los primeros años de nuestro matrimonio, una Navidad, el DIF Estatal la llamó —o ella llamó, no lo recuerdo bien— para preguntarle si quería hacerse cargo de una “cartita navideña” de un niño o niña de alguno de los albergues de San Luis Potosí. Dijo que sí. Me involucró de inmediato. Yo también dije que sí (Así funcionan las cosas cuando uno comparte la vida con alguien que tiene brújula moral)

La dinámica era sencilla: los niños escriben su carta; tú compras los regalos; alguien más se encarga de entregarlos.

Durante años fuimos el Santa Claus de infancias invisibles. Nadie lo sabía, nadie lo contaba. Los regalos solicitados eran modestos: muñecas, colores, carritos, tenis, peluches. A veces —con otra letra, más adulta— aparecían tallas de ropa o números de calzado. Las maestras metían mano, porque los niños no piden sudaderas o zapatos… pero las necesitan.

Y entonces llegó esa carta: Una hoja doblada a la mitad con un dibujo torcido que pretendía ser un arbolito de Navidad, y una frase que aún hoy me hace un nudo en la garganta:

“Me llamo Ana (no es su nombre)… tengo cinco años y en esta navidad quiero una bolsa de papitas…para mí sola.”

(Lo juro: cada vez que lo escribo, algo se me rompe un poco por dentro).

Aquí no hay sorpresa solamente.Hay culpa.Hay coraje.Hay rabia contra todos pero sobre todo contra uno mismo.Hay tristeza. Hay un espejo que desnuda.

Porque ante una niña que no ha podido tener en toda su vida una bolsa de frituras para ella sola, cualquier cosa es despilfarro.

Pensar en cualquier cuenta de restaurante, todos los excesos a los que luego uno se da el gusto. cualquier viaje innecesario o cualquier fanfarronería, pensar en todo lo que se tiene y andar ocupado como si eso fuera símbolo de éxito, mientras hay alguien que deposita su esperanza navideña en algo tan sencillo…

Ninguno de esos años conocimos a los niños. La institución se encargaba de entregar los regalos. Nos explicaron por qué: evitar vínculos. Muchos de esos niños cargan una herida de abandono. (Creo que esa herida es el requisito número uno para estar en un albergue…) Por lo tanto, conocer a alguien externo, generoso, tierno, y luego volver a perderlo, puede ser delicado, es decir el que llega… también se va.

Han pasado los años.Los agostos después de los julios. Los diciembres antes de los eneros.

No tuve crisis de cuarentón sin hijos (guiño, guiño), pero sí una crisis conmigo mismo: preguntas, silencios largos, rompecabezas sin imagen en la tapa. Los caminos de aquella mujer excepcional y los míos se separaron sin estruendo, sin terceros, sin odio. Un adiós que luego trajo muchas bienvenidas, unas largas, otras no tanto.

Pero la tradición siguió. Estoy seguro de que también del otro lado.

Solo, entre comillas, invité a otras familias: la de sangre y la otra, la del trabajo que con el tiempo se vuelve casa. Desde entonces nunca ha sobrado una cartita. Siempre hay más manos que papel.

Recuerdo que hubo una excepción triste: La de un amigo, de esos del chat de toda la vida, que estalló cuando le llevé la carta:
—Jorge, no tengo tiempo ni para mis hijos. No voy a ir a comprar una sudadera de “Lady Bug” para una niña que ni conozco. Diles que vengan a una de mis tiendas y que agarren lo que quieran.

Pensé, con tristeza: qué pobre es mi amigo.

Con todo lo que tiene, no le alcanza para regalar treinta minutos a una niña que no tiene nada… salvo un deseo dibujado con crayola. El que verdaderamente no tiene nada es él y de verdad me conduelo hasta la fecha.

Pero este año algo cambió: Por primera vez nos avisaron que nosotros (los “cartahabientes”) llevaríamos los regalos en persona . Pregunté por el tema de los vínculos. Me explicaron que las nuevas terapias permiten visitas cuidadas. Los niños no se apegan por un regalo.
—A diferencia de muchos adultos —pensé— que sí se venden por uno.

Llegamos y había 19 niñas y niños sentados en hilera sobre un escalón, esperando turno para romper la piñata.Tan pequeños.Tan vivos. Tuvimos todos que desempolvar de la garganta el “dale, dale, dale, no pierdas el tino”.

Antes, casi al entrar y verlos lo entendí de golpe: Mientras escuchaba el jalón de mocos o la voz entre cortada de alguno de mis compañeros, me di cuenta que los de la hilera en el escalón no estaban tristes…simplemente porque no saben que deberían estarlo.

Ellos no cargan su historia.La historia la cargamos nosotros, los de enfrente. Los extranjeros llenos de culpas.

Los que esperan turno por romper un jarrón que promete dulces, son las 19 almas más puras y energéticas de toda la colonia, quizá de toda la ciudad.

Y entonces nos incorporamos. Vi a Toño arrullar a un bebé dormido. A Charlie jugar a darle de comer a una muñeca. A Fermín repartir paletas y prender un pingüino bailarín.A Ana abrir un celular de juguete. A Adriana contar cuentos.

A mí me tocó jugar a las princesas… con una princesa. Una niña de cara luminosa que tenía la boca pintada de azul por una paleta enorme de esas mucho más grandes que sus pequeños dientes. Le pregunté su nombre varias veces. Nunca le entendí.

Entre otras cosas, me tocó llevar un cuento. Llevé tres de Oliver Jeffers: Cómo encontrar una estrella, Perdido y encontrado y De vuelta a casa. Historias simples que dicen lo que a los adultos nos cuesta décadas entender: que a veces nada está perdido; que volver a casa no siempre es regresar y que las estrellas no se esconden, solo que uno deja de mirar.

Mientras leía, entendí algo brutalmente sencillo: las respuestas que mis noches oscuras no me dieron durante años, estaban ahí, sentadas en un albergue.

El sentido de la vida no era una señal divina. Era un niño que vuelve a casa. Era levantar la vista. Era salir de casa, o de la cárcel interna, para dar un vistazo a los demás. En eso estábamos cuando una adulta nos interrumpió:

—¿Ya te dijo cómo se llama? —preguntó una maestra.
—Sí, pero no le entendí.
Se inclinó y me susurró:
—Se llama Flor… pero ella dice que se llama Flor del Campo.

Flor del Campo. Claro.

No era un nombre. Era una respuesta.

Los perdidos no están ahí. Estamos afuera. Las estrellas no están escondidas.
Y los que tenemos que volver a casa… somos nosotros. Entonces caí en cuenta que este año tuve la mejor cosecha: una Flor del Campo que me sanó el alma.

Gracias, Bárbara.
Gracias, Ximena.
Gracias a todos.

Jorge Saldaña.

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#Crónica | Tres cobertores y una promesa: relato de un camino guadalupano

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Francisco avanzó de rodillas con ayuda de cobertores rumbo al Santuario, mientras cientos de historias pasaban a su lado

Por: Ana G Silva

A las 9:17 de la noche, la Calzada de Guadalupe respira una solemnidad que solo se siente en diciembre. El día 12 todavía no llega, pero desde horas antes la fe ya comienza a mover cuerpos, a sostener promesas, a encender velas que iluminan el camino como pequeñas estrellas terrenales.

Frente al reloj junto al Mercado Tangamanga, Francisco se coloca sobre sus rodillas. No hay ceremonia, no hay discursos; solo el silencio íntimo de dos hombres —él y su primo, Alex— que saben que el camino será duro, pero necesario. A unos pasos, su familia organiza los tres cobertores envueltos con cinta, improvisación que la experiencia ha enseñado para que el pavimento, frío y áspero, no hiera más de lo inevitable.

Inician.

Las luces del reloj en este emblemático corredor peatonal quedan atrás; la Caja del Agua se acerca. Los cobertores se colocan, se levantan, vuelven a colocarse. Dos familiares avanzan unos pasos, extienden el siguiente tramo de tela para que Francisco y Alex puedan seguir. Se turnan sin decir palabra.

La Calzada esta noche no es un tránsito: es una procesión viva. Y aunque hay momentos en que otras personas rebasan a Francisco, también hay instantes en que él y su primo pasan frente a peregrinos que han pausado a recobrar fuerzas. Pero nadie compite. Aquí, cada quien camina —o avanza de rodillas— al paso de su promesa.

A los lados, un río de historias avanza en silencio y oración.

Hay quienes caminan sosteniendo un rosario, murmurando avemarías que se pierden entre las luces navideñas. Muchos peregrinan de rodillas: algunos con rodilleras; otros sin nada que amortigüe el dolor; algunos acompañados solo por una persona que les ofrece agua o un hombro; y otros rodeados por familias enteras que avanzan como escudos humanos para protegerlos del tumulto.

Entre los miles de cuerpos alineados hacia el Santuario, aparece un hombre que llama la atención: camina de rodillas con la espalda descubierta, y en ella luce un gran tatuaje de la Virgen que brilla con el sudor y el reflejo de las luces. A su lado, un amigo lo acompaña de cerca, moviendo un cobertor, ayudándolo a incorporarse cada ciertos metros, dándole palabras de aliento mientras ambos escuchan, desde un aparato portátil, canciones dedicadas a la Virgen de Guadalupe. Sus rostros muestran cansancio y devoción en partes iguales.

En distintos puntos se encuentran elementos de Protección Civil, la Cruz Roja, voluntariado de la iglesia, Policía Municipal y Guardia Civil Estatal. Se detienen junto a quienes necesitan descansar; cargan botellas de agua; preguntan por mareos y dolores; algunos alumbran el camino con linternas mientras otros ofrecen palabras de calma. Son pr esencia discreta pero esencial, un recordatorio de que la fe es un acto personal, pero el camino siempre es acompañado.

Y aunque a esa hora el flujo de peregrinos es constante, conforme la noche avanza hacia las 12:00 de la madrugada, la Calzada comienza a llenarse aún más. Cada vez llegan más personas —familias completas, parejas, jóvenes, adultos mayores— todos atraídos por la misma intención: ir al encuentro de la Virgen.

En el trayecto, Francisco sigue avanzando, lento pero firme. Sus familiares continúan el ritual de los cobertores: uno se coloca bajo sus rodillas, otro se prepara metros adelante, un tercero queda listo para el siguiente turno. El tiempo se convierte en una mezcla extraña: a ratos parece detenerse en el peso del dolor y la concentración; a ratos parece correr, empujado por la multitud que pasa, que susurra, que reza.

En ese mar de historias, ocurre una escena que queda grabada:

Una mujer, también de rodillas, comienza a llorar del dolor. Faltan apenas unos 250 metros para llegar al Santuario. Sus familiares intentan darle ánimo, pero sus piernas ya no responden. Paramédicos de la Cruz Roja se acercan de inmediato; revisan su respiración, valoran si puede continuar. Desde la distancia, Francisco alcanza a ver el movimiento, los gestos de preocupación. Por respeto, no se sabe si la mujer pudo seguir o no. Pero la imagen queda como un recordatorio del límite humano… y de la inmensidad de la fe que empuja incluso cuando el cuerpo falla.

Finalmente, después de una hora y cuarenta minutos, Francisco y su primo llegan al Santuario.

Ahí, la imagen cambia por completo: frente al templo no hay silencio, sino un océano de personas que ya aguardan su turno para entrar, para agradecer, para ofrecer un ramo, una veladora, una intención. Algunos llegan caminando, otros llorando, otros con las rodillas marcadas por el trayecto. Pero todos llegan.

Porque aunque cada uno trae su propia historia —un milagro pedido, una promesa, un agradecimiento, un duelo, un deseo de consuelo—, lo que los une es ese movimiento colectivo, esa peregrinación que no se mide en kilómetros, sino en fe.

Y así, en la víspera del 12 de diciembre, la Calzada de Guadalupe vuelve a demostrar que el camino a la Virgen nunca se recorre solo. Se avanza con la familia, con desconocidos que ayudan, con cuerpos cansados que dan ejemplo, con autoridades y voluntarios que cuidan, con música que consuela… y con la certeza de que al final, la fe siempre encuentra su destino.

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Reforma educativa abre paso para que 30 docentes regresen a aula en SLP

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La medida deriva de una reciente reforma legislativa que busca proteger a quienes enfrentan acusaciones sin fundamento

Por: Redacción

La Secretaría de Educación del Gobierno del Estado (SEGE) estima la reincorporación de 30 docentes que habían sido separados temporalmente de sus funciones tras enfrentar diversas denuncias. Según varios medios de comunicación, esta medida deriva de la reciente aprobación de una reforma legislativa diseñada para salvaguardar al personal docente.

El titular de la SEGE, Juan Carlos Torres Cedillo, explicó que el objetivo de esta nueva legislación es defender a las y los catedráticos que son señalados sin fundamento por parte de padres de familia o tutores. Si bien los 30 docentes aún no han sido exonerados de manera definitiva, su reincorporación es un paso que se prevé gracias al nuevo marco legal.

El funcionario estatal detalló que cuando existe una acusación contra un maestro, ya sea ante la SEGE o la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), se procede a su separación parcial de la impartición de clases. Torres Cedillo reconoció que este proceso administrativo provoca una carencia de maestros

frente a grupo, lo que a su vez genera afectaciones directas a los escolares, quienes pierden continuidad en sus clases.

La reforma legislativa, de acuerdo con las declaraciones del titular de la SEGE, busca mitigar estas afectaciones al proporcionar un mecanismo legal que defiende a los docentes de acusaciones infundadas, permitiendo que la mayoría regrese a sus aulas para continuar con su labor educativa.

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Opinión

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