#4 Tiempos
La sepultura | Columna de Juan Jesús Priego
LETRAS minúsculas
Cuenta Julien Green en uno de los volúmenes de su diario (anotación del 22 de octubre de 1959) que, cierto día, él, una amiga y un sobrino de su amiga –un niño de escasos diez años de edad- fueron juntos al cementerio de París a dejar flores ante la tumba de un conocido común, y que mientras él y la mujer recitaban largas plegarias y se inclinaban para depositar la ofrenda, el niño observaba con atención las inscripciones de las lápidas vecinas y leía a media voz: «Al amado hijo», «Al entrañable hermano», «Al nieto querido», etcétera. Por último, se quedó pensativo durante unos momentos, se rascó la barbilla con ansiedad y preguntó a la hermana de su madre:
-Tía, si a los seres queridos los ponen aquí, ¿dónde ponen a los que nadie quiere?
El novelista no comenta la anécdota, pero es fácil adivinar que debió de echarse a reír. «¡Tan solos, tan olvidados!», pensaría el pequeño en su inocente lógica. «¡Y eso que fueron queridos! ¿Dónde estarían ahora si no lo hubieran sido nunca? ¿A qué mar los habrían arrojado los demás, a qué basurero?». Su conciencia había ido a dar, sin quererlo, a uno de los callejones más oscuros y estrechos de la condición humana: ese que se expresa con las palabras muerte, separación y olvido. Porque, en definitiva, sepultar ¿no es separar, o, mejor dicho, no es esconder? «Te pongo aquí porque estás muerto, porque ya no formas parte de los vivos, porque tu destino ahora es habitar en otra parte, allí donde no hay manos que te acaricien ni dedos que te toquen: en el país –según dice el libro santo- donde se olvidan los nombres».
¿Sepultar no es de alguna manera abandonar? ¿Entonces morir es olvidar y ser olvidados? Comprendemos la perplejidad del niño porque, en el fondo, es nuestra propia perplejidad. «¡Oh vida –clamaba nostálgico el poeta-, no habíais de comenzar, pero ya que comenzaste, no habíais de acabar!».
Uno de los personajes de Pabellón de reposo, la bellísima novela de don Camilo José Cela (1916-2002) monologa así pensando en su propio fin, que ya siente próximo: «A los muertos no se les debiera enterrar: es cruel. Se les debiera dejar en los verdes y húmedos prados, a la orilla de los alegres riachuelos, recubiertos con un tul o una gasa para que las mariposas no les molesten. Sería, sin duda, más humano».
Y más adelante, en otro capítulo, este mismo moribundo vuelve a gemir, angustiado: «¿Por qué, Dios mío, por qué se enterrará cruelmente a los muertos?».
La pregunta es legítima: ¿por qué? Y, sin embargo, el problema no son las molestias de las mariposas, sino los dientes afilados de las fieras que andan siempre por allí y que no se detendrán, eso es seguro, ni ante la fina gasa ni ante el tenue tul.
Del hombre prehistórico casi nada sabemos, salvo que le gustaba pintar búfalos en las paredes de sus cuevas y que ya desde entonces enterraba a sus muertos. «Lo que hay de verdaderamente distintivo en el hombre respecto a los otros seres que la naturaleza ha producido –escribió nada menos que Hans Georg Gadamer (1900-2002), el gran filósofo alemán- es que construye sepulturas y a ellas consagra sus sentimientos, sus ideas y su capacidad creadora».
Sí, lo que distingue al hombre de la bestia –lo que lo distinguió durante milenios, hasta que aquél inventó el lenguaje- es ese afán de guardar a sus muertos bajo tierra como se esconde un tesoro.
Según los antropólogos, ya el hombre de Neandertal sepultaba a los suyos: «Comprendía muy bien –explica Boris Cyrulnik en El encantamiento del mundo– que el cuerpo de su amigo ya no estaba habitado por el hálito del alma. Percibía al muerto y se representaba la muerte, lo cual lo impulsaba a inventar una sepultura para no verse obligado a arrojar el cuerpo de su amigo, a quien todavía quería».
Y, por lo demás, todas las desgracias de Antígona, la heroína griega, ¿no se desencadenaron a partir del momento en que decidió dar sepultura a su hermano Polinices, muerto como un héroe en el campo de batalla?
«Sí –dice Antígona, decidida a desobedecer las órdenes del insensible rey Creonte-, enterraré a mi hermano. Nadie podrá reprocharme que lo haya dejado librado a las fieras. ¿Me ayudas?».
Ismena, la hermana de Antígona –hermana, por lo tanto, también del difunto Polinices- escucha con atención la pregunta que acaba de serle dirigidas, pero al cabo de un largo silencio responde que no:
«-Somos mujeres, Antigona, mujeres incapaces de vencer a los hombres. Los que mandan son más fuertes que nosotras. Que Polinices me perdone, pero no lo haré. Obedeceré al que manda.
«-Haz lo que te parezca –responde Antígona-, pero yo lo enterraré. Porque el tiempo en que estaré con los muertos, Ismena, es mucho más largo del que estaré con los vivos».
¡Así, así se habla, mujer! A veces, obedecer al que manda no siempre es lo que Dios quiere. ¿Y si el que manda se equivoca, o manda de mala fe? ¡Ay, Antígona, en México también existen Creontes que dicen: «Es preciso obedecer las leyes de los hombres antes que las de Dios»! Pero tú, como quiera que sea, vas a enterrar a tu hermano, pues sabes a quién es preciso obedecer antes que a los amos de este mundo.
Bien, terminemos de una vez. El niño del cementerio tiene razón; la enferma de la novela de Cela tiene razón; todos los que temen la muerte tienen razón: semejante práctica –sepultar a los muertos- tiene mucho de inhumana; y, sin embargo, hay quien daría la vida porque los cuerpos de sus muertos queridos no se descompongan al aire libre y a la vista de todos.
No, sepultar no es separar, ni alejar, ni olvidar: es ocultar un tesoro, y, para los cristianos, sembrar una semilla que dará fruto a su tiempo, que explotará llena de vida a la salida del Sol, con la irrupción de la Primavera.
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#4 Tiempos
Los torcidos caminos por andar (segunda parte) | Apuntes de Jorge Saldaña
Culto Público, hijos de Sabines y su amor-odio por el poder:
Desde el martes nos quedamos pendientes con el análisis de los caminos torcidos, de todos aquellos eventos y circunstancias que aún faltan por caminar y sortearse. Rumbos de los que dependen los escenarios a formarse.
Apenas estábamos con el escenario uno y repasamos rápido:
De acuerdo al cálculo que se puede mirar desde lejos, el Verde construye todos los días una ruta para llegar a las negociaciones, más que con Morena, con la presidenta Sheinbaum (en el escritorio de madera fina que imaginamos la entrega anterior) con una candidata muy sólida, con ventajas comprobables en las encuestas, con las miras de generar una elección de tercios y en pocas palabras, una carta de negociación que le dice “podemos ganar contigo o sin tí”.
Ponerse así, de tú a tú con la presidenta, y en esos términos de aparente ventaja, no es tan simple, es un paso temerario y audaz que podría dar solo alguien que tenga (spoiler de lugar común) “todos los pelos de la burra en la mano”, o toda la baraja bajo la manga.
Antes de avanzar le comparto el enlace de mi columna anterior por si se lo perdió y para que estemos todos en la misma sintonía.
Bueno ahora sí, continuemos.
Aún si todo se le alinea (como Mercurio, Venus, Marte, Jupiter y Saturno en este momento) al gobernador Ricardo Gallardo, de aquí al 2027 como lo tiene planeado y en primera fase de ejecución, el sabe perfecto que tiene que considerar que la del otro lado de la mesa, la presidenta, no va a llegar con las manos vacías a la charla San Luis.
El argumento de que San Luis “poco importa a la federación” tiene sus goteras, porque todo suma, y lo más importante: La presidenta tiene tatuado a su corazón a Morena y eso no hay que perderlo de vista.
Pero, ¿tiene la presidenta algo en contra de Gallardo?
Fuera de que el Verde junto a Adán Augusto y Monreal le jugaron las contras a Claudia y pospusieron su propuesta anti-nepotismo y anti-reelección para el 2030, de manera particular no es una cuenta que necesariamente la presidenta se la apunte en lo personal a Ricardo Gallardo.
Más allá de lo señalado arriba, no se sabe de algún agravio o animadversión personal o pendiente por cobrar a Ricardo desde la presidencia, sin embargo, aunque no tenga nada en su contra, es difícil creer que Sheinbaum conceda, sin condiciones, que el estado potosino siga gobernado solo por el Verde.
En ese contexto (repito, al que le faltan muchas puntadas por tejer) se abren muchas rutas.
El “vamos solos y no te necesitamos” puede activar detonadores en el orgullo presidencial y se actúe en consecuencia, produciendo una coyuntura del estilo:
¿Ah, vas solo? Ok, pues “a ver de qué cuero salen más correas…”
También está la otra cara de la moneda, a la que le apuesta el proyecto Gallardista, (otra alineación astral) y es que, la presidenta asuma que San Luis siga siendo Verde a cambio de continuar su alianza en las cámaras e intercambiando el apoyo del partido del Tucán en alguna de las otras 16 gubernaturas en juego (que, seamos francos, en otros estados el Verde no pesa) o concedan el cambio de género en alguno de los estados que estarán en contienda.
Será muy fácil reconocer cual será el resultado de las negociaciones y cual de los dos escenarios expuestos arriba (de muchos otros posibles) es el que se convierta en realidad.
Si la presidenta se siente retada por el Verde y se engancha en ganar San Luis para Morena, entonces elegirán a un candidato, o candidata, muy incómodo para Gallardo, alguien que represente todo lo contrario al proyecto Verde y al que le pondrían a disposición no la estructura de Morena estatal, sino toda la maquinaria del estado.
¿Nombres? Enrique Galindo o Rosa Icela Rodríguez.
En sentido opuesto, en el que la presidenta ceda a la continuidad del proyecto Verde, a cambio de diputaciones federales, la reafirmación de la alianza en cámaras y el apoyo de color limón en otros estados, entonces se mandaría por parte a competir por Morena a algún candidato de sacrificio, un candidato flojito y fácil de vencer para el Verde.
¿Nombres? Gerardo Sánchez o Xavier Nava Palacios.
Se preguntará, y con razón, mi Culto Público, por qué en la entrega anterior escribí que ninguno de ellos podría ser candidato.
Le explico y lo sostengo: El “Batman de Tanquián” Gerardo Sánchez, se enriqueció de súbito, pasó de cero a mansión en tres adjudicaciones directas, se convirtió en rico express, como sopa Maruchan pero con yate, gracias a los contratos que le consiguió Adán Augusto López, enemigo hoy, y rival antes, de la presidenta.
Las puertas a esas pistas, se las abrió Andy (ya no le digan Andy, no le gusta) López Beltrán, hoy enfrentado con Luisa María Alcalde, presidenta de Morena y pieza del tablero de Sheinbaum.
¿Qué mejor manera de exhibir las tranzas de tus enemigos que haciendo candidato a uno de sus cómplices? En la campaña todo sale a flote. La venganza es dulce y en dos por uno: lo mandas a perder y derrumbas a tus antagonistas sin meter las manos.
Sobre Xavier Nava hay poco qué explicar, está en la lona en la percepción pública, no trae nada y en perder por Morena ya tiene experiencia.
Lo sostengo, no pueden ser candidatos, pero me faltó decir… con posibilidades, lo podrán ser para el sacrificio.
Claro, en el camino serán utilizados para ser incómodos y para que no llegue Gallardo al 27 con una carta de negociación irrebatible ni la presidenta con las manos vacías. Es política.
En resumen, diría Jaime Sabines con esa intensidad y complejidad que exploraba el amor y el conflicto con el poder:
“No me digan ustedes en dónde están mis ojos, pregunten hacia dónde va mi corazón.” (Dedicado a Claudia y a Ricardo)
¿Factor Galindo y Factor Rosa Icela? En la siguiente entrega.
Yo soy Jorge Saldaña
Hasta mañana.
También lee: Gallardo y sus mensajeros de algodón | Apuntes de Jorge Saldaña
#4 Tiempos
Gallardo y sus mensajeros de algodón | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
Culto público, hijos del dato que mata relato: ¿Quién es un amigo más leal? ¿El que habla con la verdad y advierte del peligro aunque incomode? ¿O el que, por evitar el conflicto, deja que su amigo se caiga al barranco? Las preguntas son retóricas.
Las entrevistas al gobernador, de esas diarias “banqueteras” o del “chacaleo” como se conocen en la jerga reporteril, tienen poco margen de control. El caos siempre se hace presente y casi todo depende de cómo el mandatario capoté los cuestionamientos.
El ejercicio se repite casi a diario, pero ayer específicamente, transitando en uno de esos episodios, el gobernador no solo sostuvo información que es errónea, sino incluso se abalanzó contra quienes la hicieron pública.
A los presidentes de CMIC, y de pasada al de Coparmex, les dijo, de muchas maneras lo que en pocas palabras se puede traducir como tontos y mal intencionados en su contra.
En el mismo tono, y con toda la seguridad de quien sabe que está en lo cierto, aseguró hasta con cierta soberbia, que la CEA no se prestaba al “negocio” de las pipas y que por eso ellos no rentaban los vehículos sino que los adquirieron. Dato que también es erróneo.
El gobernador fue desmentido y ni modo, -hay que decirlo- exhibido.
El INEGI confirmó que hay una contracción en la obra pública, y con información de la plataforma de transparencia se encontraron contratos por más de 10 mdp de parte de la CEA que efectivamente, rentó pipas, este y el año pasado. (También compró otras, que quede claro).
Tan fácil que hubiera sido, con una lectura rápida de la agenda periodística, advertir al mandatario que muy seguramente le preguntarían del tema y ofrecerle salidas.
Se me ocurren a la rápida al menos cinco respuestas inocuas con las que Gallardo pudo haber salido al paso.
Aunque según su percepción la obra pública se está impulsando como nunca, y tenga razón en que existen obras multimillonarias como la autopista que se construye a Matehuala por más de 22 mil millones de pesos, no necesariamente quiere decir que esas obras se reflejen en los indicadores que maneja el Instituto Nacional de Geografía e Informática.
“Vamos a analizar los datos del INEGI, pero quiero comentarles que en San Luis se está invirtiendo como nunca en ….”
Hubiera sido una respuesta más ejecutiva, que la de lanzar ofensas a las cámaras empresariales.
(Aunque insisto y esta opinión es personalísima de quien esto escribe, que las cámaras se comportan igual que los antorchistas, y otros grupos que con chantajes quieren beneficiarse del gobierno , con la diferencia de que los líderes empresariales usan American Express en el extranjero y se bañan más seguidos que los seguidores de Aquiles Córdova).
Respecto a la CEA y las pipas… ¿Por qué el gobernador está seguro de que las compraron pero no está enterado de que en algún momento las rentaron? ¿Por qué le escondieron esa información?
Un tercer ejemplo de las contradicciones del aparato gubernamental es el de las declaraciones de la secretaria de Finanzas, Ariana García Vidal, que estos días así y a la muy ligera, declaró que van al corriente con los pagos, en líquido y en especie con la UASLP, que se lleva de maravilla con el rector y que, según ella, seguro los reporteros agarran en mal momento al titular de la Universidad cuando declara sobre los adeudos.
En contraste, solo hace falta ir a la página de la SEP para conocer, con datos duros que los adeudos tienen monto, número de folio, fecha, nombre y apellido, y que las aportaciones en especie nada más no avanzan y eso es visible.
En resumen, ¿qué está pasando? ¿Quién le esconde información al gobernador? (que es lo mismo que mentirle) y… ¿Por qué? ¿Le tienen miedo a su jefe para hablarle con la verdad?
Lo único que se consigue con esas actitudes de “contención” para no llevarse un regaño maquillándole la realidad al mandatario, es que se desgaste la credibilidad del gobernador, se aumente el número de personas que se sienten agraviadas y engañadas por su gobierno, y que en adelante se ponga en tela de juicio todo lo que declare.
El episodio de ayer deja ver eso, y algo más: que cuando no se coincide con la “verdad” gubernamental, se acude a la fabricación de culpables y justificaciones perversas:
“Quieren demeritar el trabajo”, “Es una operación de los de enfrente”, “Nos quieren desgastar” o, lo peor: “son traidores”.
Ricardo: quien esto escribe te puede decir que no son ganas de “chingar”, ni de demeritar nada ni a nadie, pero que te escondan los datos o no te digan la verdad, no te ayuda.
Nadie te quiere traicionar al hacerte ver las cosas, y si hay ganas de algo… es de que no te vayas por el camino del barranco.
Jorge Saldaña.
(Mañana le seguimos con el análisis de los escenarios políticos)
Hasta mañana.
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#4 Tiempos
Emma Roldan, la diva potosina del cine y la televisión | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Dentro de los cuatro artistas potosinos que participaron en los comienzos del cine mudo y posteriormente del sonoro se encuentran Lupe Vélez, Enriqueta Ramírez Verastegui, que asumió el nombre de Ligia Dy Golconda, Adolfo Girón y Emma Roldan Reyna. De los tres primeros ya hemos tratado en esta columna en anteriores entregas, colocándolos como pioneros en el cine norteamericano las dos primeras y como pionero del cine sonoro mexicano a Adolfo Girón quien además era músico y compositor de algunos éxitos a principios del siglo XX.
De los cuatro, Emma Roldan sería quien tuviera una carrera más larga destacando en el cine colombiano, norteamericano y participado en la llamada época de oro del cine mexicano, además de su participación en buen número de telenovelas, convirtiéndose en una de las mayores figuras del cine y la televisión mexicana.
Emma Roldan nació en San Luis Potosí el 3 de febrero de 1893. Sus padres eran propietarios de un hotel en las inmediaciones del Teatro de la Paz, lo que en propició que en su adolescencia tuviera la oportunidad de conocer a los artistas de las compañías que se daban cita para actuar en el Teatro de la Paz que había sido construido siendo Emma una niña. Conoció al actor Jesús Ojeda, con quien se casaría e iría a vivir por un tiempo a Monterrey, para después regresar a San Luis Potosí al separarse de Ojeda quien viajaba frecuentemente en sus giras en la compañía de teatro infantil en la que trabajaba.
La compañía de teatro Esperanza llegó a San Luis conocería a algunas de sus integrantes y ahí sería invitada como bailarina en segunda triple. Esta compañía viajó a Cuba ya con Emma Roldan como integrante y conocería a quien sería su segundo marido el actor y director Alfredo del Diestro, retirándose de la compañía y yendo a radicar a Colombia donde iniciaría su carrera de actuación en la empresa de ópera y teatro de Del Diestro. Ahí mismo iniciaría su carrera cinematográfica al actuar en la película muda, María, filmada en Colombia en 1922.
A fines de los veinte iría a Hollywood, como lo hiciera Lupe Vélez y Dy Golconda , participando en las primeras películas sonoras en idioma español, filmada en Estados Unidos, trabajando en las películas Soñadores de Gloria (1930), El Impostor (1931) y ¿Conoces a tu Mujer? (1931).
La década de los treinta fue su debut en películas mexicanas abriendo una historia actoral cinematográfica de las más importantes en el país, como actriz de reparto, participando en las exitosas películas mexicanas, Allá en el Rancho Grande (1936), Bajo el Cielo de México (1937), La Adelita y Los Millones de Chaflán (ambas realizadas en 1938), La Casa del Ogro (1939), Los Hijos de María Morales (1952), El Rey del Tomate (1962) y La Pasión según Berenice (1975), por citar algunas de ellas.
Su primera aparición en el cine nacional se dio con la película El Anónimo (1931) de Fernando Fuentes, apariciones que serían constantes hasta la década de los setenta cuando murió el 29 de agosto de 1978 mientras participaba en la filmación de la telenovela Viviana.
Participaría en 12 telenovelas, entre ellas, Amor y Orgullo (1966), Leyendas de México (1968), Los Caudillos (1968), La Gata (1970), La Constitución (1970) y Viviana (1978).
Su carrera en el mundo artístico incluyó el diseño de vestuario al estudiar en París donde residió por un tiempo, diseño de modas, encargándose de confeccionar los vestuarios de varias de sus películas como Sor Juana Inés de la Cruz (1935), Juárez y Maximiliano (1934), La Novia del Mar (1948) y Han Matado a Tongolele (1948).
Emma Roldan una artista potosina que dejó honda huella en el cine y la televisión mexicana y que colocó el talento artístico potosino en la palestra mundial cinematográfica.
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